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Cuando el cielo y la tierra se encuentran…

Ya en otra ocasión hemos publcado algún texto de Pedro Pierre, sacerdote francés encarnado en el pueblo latinoamericano más de 47 años. No ha enviado su reflexión navidela Carlos Alejos, desde las comunidades cristianas de Perú. Es una expresión de felicitación navideña cristiana y global. AD.

      La Navidad es el recuerdo de unos de estos momentos en que “el cielo y la tierra se encontraron” de una manera sencilla y excepcional en un tal Jesús de Nazaret. “El cielo” es una imagen para tratar de explicar lo inexplicable porque es una realidad que nos sobrepasa y nos habita. Es el Misterio la Energía vital y amorosa que lo sustenta. La que llamamos la vida y como es positiva, la identificamos como amor. Nacer a la vida y desarrollarla en el amor: Ese es nuestro destino: Si lo manejamos adecuadamente nos sentiremos felices.

      Pero parece que no lo manejamos tan bien, ya que nos encontramos bastante mal al nivel, personal, familiar, social, nacional, internacional y ambiental. No hay localmente personalidades capaces de dinamizar en un sentido positivo de la vida y del amor frentes a los poderes que nos gobiernan: las Iglesias, los medios de comunicación, el sistema educativo, el gobierno. En Ecuador, ‘el cielo y la tierra’ están bastante enfrentados para ofrecernos caminos de salida. La Navidad nos ofrece la oportunidad de darnos cuenta en la catástrofe en que nos encontramos porque nos dice que un tal Jesús ha abierto caminos que nos reconcilian con la vida, el amor, la naturaleza y el cosmos.

      Los tiempos de Jesús eran peores que los que estamos pasando en este momento. Su país estaba invadido y dominado por el imperio romano que no respetaba las personas ni los pueblos: Los quería sumisos y partes de su ejército. Las tierras de Palestina pertenecían a grandes propietarios que trataban a sus trabajadores como esclavos. Las autoridades religiosas provenían de las familias terratenientes y habían pactado con los romanos para mantener a la gente sumisas y sujetas a impuestos que la desposeían hasta de lo que necesitaban para sobrevivir.

      A Jesús, una persona del campo, le tocó vivir y sobrevivir en esta situación deshumanizante y mortífera. Era carpintero de pueblo y recorría toda su región para encontrar trabajo. A los 30 años decidió enfrentar esta situación, viendo muchos grupos que se sublevaban para que las cosas cambiaran. Comenzó yendo a ver a su primo Juan Bautista que predicaba en el río Jordán y bautizaba a quienes decidían vivir la justicia y la religión a la manera de sus antepasados. De acuerdo con esta opción Jesús se hizo bautizar. Pero quería algo más: ayudar a otros a encontrar un camino que fomentara la vida y la fraternidad.

      Primera conclusión: Si queremos que las cosas cambien y favorezcan la vida y la convivencia, tenemos que emprender nosotros mismos un camino de vida y de amor, a la manera de Jesús.

      Jesús luego dejó la apuesta de Juan Bautista… que el rey Herodes habían mandado a matar. Dicen que hizo un retiro de 40 días para discernir cual era el camino que ‘el cielo’ quería para él y como el proyecto religioso y social de sus antepasados podía ayudar a superar la actual situación. Descubrió en el libro sagrado de su pueblo, o sea, el Antiguo Testamento de nuestra Biblia, que los protagonistas de los cambios eran gentes pobres que se unían para vivir de manera mas fraterna y organizada. En los comienzos fue con las iniciativas de Abraham y Sara, y luego de Moisés y Miriam y finalmente de autoridades que llamaban ‘los Jueces’. En el pasar de los siglos surgieron Profetas y Sabios que se identificaban con el Pueblo de los pobres y lo ayudaban a no querían perder el proyecto de sus fundadores. Se percató que, en estos caminos de una nueva manera de vivir y convivir, hacían la experiencia del Misterio de la Vida y del Amor y los llamaron ‘Yahvé-Dios’. Era una presencia cercana, amigable y liberadora. Jesús decidió retomar este camino de libertad y fraternidad, de igualdad y equidad, con los pobres de su región. Eligió a un grupo de discípulos y discípulas decididos a apoyarlo en esta opción. Así iban de pueblo en pueblo acercándose a todos, curando a los enfermos, comiendo con todos, hablando de la manera de vivir, convivir y creer de los antepasados y revelando a un Dios padre y madre. Pero a los 3 años, las autoridades judías y romanas decidieron eliminarlo crucificándolo en una cruz. Pero lo sembrado por Jesús, que llamó el Reino de Dios, prosperó hasta hoy.

      Segunda conclusión: Si no somos parte de la gente pobre o si no tenemos una vida sencilla, nunca se nos ocurrirá que las cosas pueden cambiar con nosotros mismos, porque elegimos un camino de esclavitud. Nunca comprenderemos que juntos podemos empezar a vivir, convivir y creer de unas nuevas maneras, porque estamos presos del egoísmo. Nunca tampoco reconoceremos entre nosotros a un Dios cercano, amigo, liberador, padre y madre, porque nos hacemos el centro de todo. Nunca descubriremos a Jesús vivo hoy que sigue impulsando el Reino que inauguró hace 2000 años, porque estamos ocupados en otras cosas.

      Navidad nos recuerda los comienzos pobres de Jesús de Nazaret que decidió vivir y amar de verdad. Decidió continuar el camino abierto por sus antepasados. Lo logró en comunidad de gentes sencillas y decididas como él. Así empezó el Reino de la vida y del amor. En Belén ‘el cielo y la tierra se encontraron’. Este niño de Belén nos invita a repetir su misma historia. Nunca es demasiado tarde para empezar una nueva vida, una nueva sociedad, una nueva fe, para que ‘el cielo y la tierra vuelvan a encontrarse’ mediante nosotros mismos.

2 comentarios

    • oscar varela

       
      “Mi abuelo captó de inmediato que aquellas instrucciones respondían a una estrategia
      – para mantenerlo controlado y obtener referencias escritas sobre sus extrañas ideas.
      – No tardó ni dos horas en volver al despacho del Director.
      – Le entregó un listado de libros que necesitaba traer de su anterior residencia en Madrid.
      – En folio aparte le aportó un esquema con las ideas que previamente le había requerido. Decía lo siguiente:
       
      Para una acción evangelizadora en Latinoamérica:
       
      A.- Si el propósito de la actividad conlleva seguir tolerando el genocidio y el expolio del continente, no se modifique nada. Lo que se está haciendo es un procedimiento eficaz.
       
      B.- Si, por el contrario, se quiere llevar la Buena Noticia a los pobres, sugiero:
       
      1. Invalidación de los símbolos y ritos relacionados directa o indirectamente con la religión de los blancos.
       
      2. Compromiso total con los originarios, siendo uno más entre ellos y defendiendo sus culturas y sus maneras de manifestarlas.
       
      3. Exigencia a personas, instituciones y Estados de los blancos:
      – devolución de todo lo robado durante siglos.
      – reparación de todos los daños causados en el continente.
      – indemnización por los asesinados, muertos, deportados y desaparecidos a consecuencia de sus acciones.
      – indemnización justa por los daños personales, psicológicos, económicos y sociales causados a sus familias y a sus pueblos.
      – íntegra devolución de intereses de demora y penalización consistente en ayuda técnica, tecnológica, formativa y organizativa, con el fin de recuperar la justicia, la paz y el desarrollo del continente. Obligarse mediante pactos a la implantación de medidas claramente favorables a ese desarrollo y eliminación de otras que lo impidan.
       
      4. Tarea práctica centrada en la constitución y desarrollo de grupos humanos formados por individuos cohesionados y comprometidos con un modelo alternativo de sociedad caracterizada por la igualdad, la justicia y la libertad.
      …………………………..
       
      Cuando el Director leyó estas líneas se quedó callado durante unos instantes.
      – Luego, le contestó muy serio:
      – “No creo que usted esté convencido de lograr estos objetivos. ¿Sabe que si lo intentáramos nos acarrearía una muerte segura?”
       
      Él le contestó:
      – “Que sea imposible conseguir lo que propongo no justifica nuestra persistente connivencia con el crimen ni impide que exijamos justicia con firmeza y coraje.
      – Que nuestra postura nos llevaría a una muerte segura, también lo declaró convencido el hombre aquél de Galilea.
      – Pero él se decantó sin vacilaciones por la opción B.”

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