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Ser una buena noticia con los pobres

Queridos amigos de ATRIO: desde Perú, les envío un artículo que me parece muy interesante sobre el retroceso de partidos políticos progresistas en varias repúblicas latinoamericanas. Es una reflexión sobre lo más reciente en Ecuador que escribe Pedro Pierre (Pierre RIOUFFRAIT), nacido en Francia en 1942, Acompañador de las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) urbanas y campesinas en el Ecuador, a donde llegó 1976. Carlos Alejos.

        En las últimas elecciones presidenciales, Brasil logró regresar a una línea progresista, y también México, Colombia, Bolivia. Perú y Guatemala están luchando en las calles para lograrlo. Pero, en las elecciones del domingo pasado, Ecuador, no. Una mayoría de ecuatorianos apoyó con su voto la continuidad y la profundización de las desgracias organizadas por los gobiernos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso.

        En la primera vuelta gana un joven desconocido Daniel Noboa que representa la mayor fortuna del país y una de las más grandes de América Latina. Entre las diversas explicaciones, me llamó la atención que dice: “Daniel Noboa descartó la confrontación y eso le gustó a la gente”. Por novato, no sabía bien qué hacer ni qué decir: “En el mundo de los ciegos, el tuerto es rey”.  Luego definió, tal como lo había entregado al CNE (Consejo Nacional Electoral), un proyecto de gobierno más neoliberal que el de Guillermo Lasso y cuya portavoz fue la candidata a la vice presidencia, Verónica Abad. Pero a la mayoría de la gente no le interesó analizar dicho proyecto. Acabo de leer la frase de Simón Bolívar: “La ignorancia de un pueblo es la herramienta ciega de su propia destrucción”.

        Esta ignorancia está promovida por todos los demás partidos, la ausencia de partidos de izquierda, los grandes medios de comunicación, la gran mayoría de los maestros y profesores, del clero, de los evangélicos, de los indígenas, de las mujeres, de los jóvenes adictos al celular… Todo eso apoyado y programado por la embajada norteamericana. No dudaron, con la complicidad del gobierno, en asesinar a una docena de personas para lograr su propósito, entre ellas un candidato a la presidencia. Sembraron el odio y la mentira para envenenar la mente de las y los ecuatorianos que no buscan informarse, formarse, escuchar medios de comunicación alternativos, analizar la situación del país y desentrañar sus causas, reconocer en el papa Francisco un férreo denunciador del neoliberalismo, integrarse en organizaciones sociales, volver a la propuesta de sociedad del Bien Vivir y convivir, entender la geopolítica latinoamericana y mundial manejada por Estados Unidos para desplazar a Rusia y China… “No hay peor ciego que aquel que no quiere ver”.

        Entonces fue imposible para la Revolución Ciudadana vencer sólo este ‘monstruo de 12 cabezas’, a pesar de ser el partido más grande y mejor organizado del país con militantes formados, candidatos muy capaces, la figura internacional de Rafael Correa que logró durante 10 años desplazar la derecha y sus cómplices del poder político y de sus inmensos beneficios financieros. La Revolución Ciudadana buscó el poder sin apoyar a los pobres a conformar un poder ciudadano, sin organizar elecciones primarias democráticas para designar a sus representantes, sin emprender una formación política sistemática de militantes y ciudadanos afines. Eso hace que la derecha perversa golea la Revolución Ciudadana por tercera vez: Primero fue la traición de Lenin Moreno, luego la elección de Guillermo Lasso y ahora la victoria de Daniel Noboa. Ahora tienen ‘el sartén por el mango’ para ganar las elecciones de 2025.

        ¿Cómo enfrentar las desgracias que nos vienen, resistirlas y tratar de revertirlas? Personalmente miro a Jesús de Nazaret que nació en un país colonizado por el imperio romano, en manos de los terratenientes, organizado por una élite que acumulaba el poder político, económico y religioso en complicidad con los romanos. El pueblo esclavo y miserable era mucho más desprotegido que lo somos nosotros hoy. ¿Qué hizo este Jesús cuyo testimonio perdura desde más de 2 milenarios para implantar una dinámica de fraternidad, equidad y fe que dignifique al inmenso Pueblo de los pobres, que llamó el Reino, o sea la vida en plenitud?

        Primero. Jesús nació pobre, vivió y murió pobre. Sin una real sencillez de vida, nunca vamos a cambiar nada.

        Luego, Jesús pasó 30 años conociendo a su gente, su religión y el origen de la situación miserable de su pueblo. Si no conocemos la de nuestro país, su historia y las causas estructurales y religiosas de nuestras desgracias, nunca nos decidiremos a buscar alternativas a nuestras desgracias.

        Luego, Jesús asumió un proyecto de libertad, equidad y fe liberadora heredado de sus antepasados. Si no tenemos un mínimo de utopías selladas en nuestras raíces no tendremos la fuerza ni la mística para poner a luchar para cambiar las estructuras que nos oprimen.

        Después, Jesús optó por los pobres para reunirlos mediante la cercanía y el cariño, organizando comidas, sanaciones, charlas hechas principalmente de parábolas al alcance de todos. Si no optamos por los pobres y no estamos orgullosos de su sabiduría, su valentía y su fuerza, seguiremos “arando en el mar”.  Jesús encontraba a sus paisanos pobres en sus lugares de vida y de trabajo, en sus fiestas familiares, locales y nacionales para fortalecer la fraternidad, el compartir, la solidaridad, la fe en un Dios padre y madre. Si no nos acercamos a los pobres con cariño, no lograremos que nos conviertan en uno de ellos, no nos transmitirán su dinamismo ni nos dejaremos evangelizar por ellos. Jesús tenía su ‘organización’, o sea, distintos niveles de ‘comunidades’: la de los 12 apóstoles incondicionales, la del grupo de mujeres que lo acompañaban, la de las familias que lo hospedaban a lo largo y ancho del país, la de los 72 ‘militantes’ que le iban a preparar el camino, la de sus 500 discípulos según el decir de san Pablo. Si no estamos organizados en comunidades fraternas, solidarias, alegres y activas, no llegaremos a ninguna parte.

        Conclusión: Los pobres desorganizados e inconscientes y los que no optamos por sus causas, seremos castigados por el sistema vigente. ¡A despertar y unirnos!… porque “el Reino no se detiene” y seremos una ‘buena nueva’ con los pobres.

4 comentarios

  • Carlos Alejos

    Hola Juan. Gracias por lo que me escribes. Solo una aclaración, el artículo es del padre Pedro Pierre desde Ecuador. Lo envíe a Atrio porque me pareció importante.  De pasada agradezco a Antonio Duato y a Atrio por el recorrido vital desde hace tantos años. Creo que debe seguir aún más.

  • Juan A. Vinagre

    Me uno a Mila y Eloy, y manifiesto a Carlos que comparto su postura, tan evangélica y tan humana. Aprovecho para abundar en la reflexión de Carlos.

    -La ignorancia de un pueblo propicia su explotación, sin duda. Por eso los gobiernos conservadores (igual a que nada cambie) y los neoliberales (que las cosas cambien a mejor para unos pocos y los gobiernos adelgacen y les sirvan privatizando casi todo a su favor…) no se interesan por la educación-formación del pueblo, no sea que piensen y vean y se nieguen a servir… En otros términos, ¿el pueblo cuando vota al neoliberalismo tiene lo que merece o vota porque le han enseñado a “botar” así, a fin de asegurar una mínima protección -y las migajas- del amo? ¿La sombra del poder les da más seguridad, sobre todo si la mente se halla alienada? 

    -El cambio exige sacrificios…, y a quien pide más, el poder lo castiga…, “porque es un antisistema peligroso”. Por eso muchos del pueblo votan al poder que manda y troquela mentes. Y dice que no hay alternativa: o sí o sí…

    -Si encima la iglesia clerical jerárquica está más bien con el poder…   En este caso ¿quién es el ignorante o el infiel?  Si además miramos los movimientos político-sociales de los últimos años, parece que estamos entrando en “tiempos recios”: Trump, Bolsonaro, Putin, Netanyahu, y tantos otros del este y del oeste -incluidos terrorismos por ideologías o religiones mal entendidas-  ¿Cómo interpretar estos casos de Europa, de Asia, de África, de América -norte, medio y sur-?  Respecto a las sociedades antiguas y medievales -la sociedad medieval en sus estructuras sociales no fue nunca cristiana, solo barniz-; respecto a las sociedades antiguas -digo- nosotros, modernos, hemos avanzado poco, muy poco, en humanidad. Y avanzar poco en humanidad es la mayor ignorancia-indigencia del hombre-mujer.-¿Hay solución a estos tiempos recios y/o inhumanos? ¿Será el homo “sapiens” capaz de autoevaluarse y renacer? ¿Cuándo?  Cuando descubra y repiense de verdad, a fondo, el gran Mensaje del Reino, empezando por el encuentro que puede producirse en la reflexión de la parábola de la evaluación final: Venid, benditos…  Es decir, empezando por dar un sentido más humano y plural -no egoísta ni frívolo- a la vida y al hombre-mujer, que son más, mucho más que objetos a usar y tirar. Pero para que haya encuentros, es necesario un testimonio veraz, que acerque…

  • Mila Ayay

    Bien Carlos, buena reflexión.  La comparto con nuestros hermanos del MTC Perú. 

  • ELOY

    Gracias Carlos Alejos por hacernos participes de esa reflexión. 

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