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¡Jacques Gaillot ya descansa en la Casa del Padre! 

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Monseñor Jacques Gaillot murió este miércoles 12, a la edad de 87 años. Llevaba varios días hospitalizado en el ‘Hospital Pompidou’ de París por un cáncer de páncreas. Fue la Conferencia de Obispos de Francia la que anunció su muerte. El ex obispo de Évreux había ejercido sus funciones como tal de 1982 a 1995. Después Juan Pablo II le quitó diócesis, nombrándole Obispo de Partenia. Pero Gaillot utilizó ese título virtual para seguir animando comuniddes de base en todo el mundo. El papa Francisco mantuvo con él, desde 2013, uaa afable relación . Recogemos este primer comentario de Reflexión e Información de Chile. AD.
El obispo Gaillot nació el 11 de septiembre de 1935 en Saint-Dizier (Haute-Marne), hijo de comerciantes de vino. Licenciado en teología y diplomado por el Instituto de Liturgia, fue ordenado sacerdote en marzo de 1961, después de estar movilizado durante 28 meses en Argelia.

Después de un ascenso constante en la jerarquía eclesiástica, fue nombrado obispo de Evreux en mayo de 1982. Fue allí donde manifestó sus posiciones claramente progresistas -estaba a favor del matrimonio de los sacerdotes y los preservativos para luchar contra el SIDA y era partidario de que comulgaran los divorciados vueltos a casar- por esta posición extra ecclesia el sector conservador de la Iglesia lo etiquetó como un obispo rebelde y en conflicto con la Iglesia.El Vaticano lo castigó y le nombró obispo de Partenia, una diócesis de Mauritania que no existía desde el siglo V. Y desde esa diócesis virtual, siguió defendiendo a los trabajadores, a los excluidos y a los divorciados, así como los curas casados que año a año aumentan en Francia y toda Europa. Juan Pablo II le reprendió en varias ocasiones para terminar apartándolo de su cargo y no tuvo consideración alguna cuando realizó su visita a Francia. En cambio sí fue recibido en audiencia por el Papa Francisco en septiembre de 2015 sosteniendo ambos un respertuoso diálogo.Gaillot, siempre fue un obispo libre que criticó en buena forma la falta de democracia en el seno de la Iglesia, prefirió que el clero hablara más de justicia social que de disciplina sexual… Soñó con una Iglesia que en algo se pareciera a las primeras comunidades cristianas en que todos eran uno y recordaba que las mujeres son parte importante de la misión y que nunca abandonaron a Jesús el Nazareno…Desde Chile expresamos nuestras condolencias a la familia de Jacques Gaillot. No solo porque fue un gran amigo de las causas de derechos humanos y siempre atento a los sucesos eclesiales politicos de nuestro país, sino tambien porque fue un estudioso de la teología de la libeación Latinoamericana e incansable difusor de los textos del Concilio Ecuménico Vaticano II.

¡Amigo Jacques Gaillot ya descansas en Paz en la Casa del Padre!

Jaime Escobar M. / Director de Revista ‘Reflexión y Liberación’.

6 comentarios

  • Isidoro García

    La reseña sobre la muerte del obispo Gaillot, me hace reflexionar, sobre el fenómeno de la disidencia dentro de la Iglesia, partido político, u organización social en general.

    Y sobre si merece la pena, (y en qué circunstancias y condiciones), el seguir dentro, si no se cree bastante “ciegamente” en sus postulados.

    El ser humano moderno, se ve constantemente requerido por dos modelos de conciencia: el mítico-tribal, y el individual autoreflexivo. Es la eterna lucha entre lo comunal y lo individual.

    La tribu, es una organización perfecta para una fase histórica donde prima la supervivencia. Te otorga seguridad personal, compañía y socialización, y la satisfacción de la necesidad de arraigo y pertenencia, y además te evita el tremendo esfuerzo de pensar por tu cuenta: solo piensa el líder.

    Como dice el antropólogo, Richard Gould, “en una sociedad, cuanto mayor es el índice de riesgo, tanto más se comparte”. Y sobre todo lo que mejor se comparte, es el pensamiento único.

    Y por eso, en la tribu, lo que impera es el “autocontrol”. Como dice el psiquiatra Pablo Malo:

    “La palabra autocontrol es un eufemismo, un engaño. El autocontrol es en realidad heterocontrol, disfrazado o interiorizado.

          El autocontrol es el precio de admisión en sociedad y existe porque existe un grupo. Se podría decir que el autocontrol, es una aplicación que nos instala el grupo, (en el lóbulo prefrontal en concreto), para controlarnos”.

    Este “autocontrol”, que te instalan a la entrada, evita muchos conflictos internos, y no tener que llegar a los “mordiscos”. Así funcionan todas las tribus.

    Pero, claro, la influencia de la nueva conciencia auto reflexiva, cada día es mas fuerte, y la tendencia a pensar es poderosísima en algunas personas.

    Goethe, le decía a su amigo Eckermann:

    “Meyer suele siempre decir:”¡Si no fuese tan difícil pensar!”. Pero lo peor, es que para pensar, no sirve de nada pensar.

            Hay que acertar por naturaleza, de suerte que las ideas afortunadas se nos presentan de pronto, y nos gritan como libres criaturas de Dios: “¡Aquí estamos!”.

    Y entonces nace la figura del “hereje”, del “díscolo”, del “listillo”, del “disidente”, arquetipo que se desarrolla en muchas personas.

    Porque además, como decía Gustavo Bueno, “pensar es casi siempre pensar a la contra”. La disidencia, activa el pensamiento y la búsqueda de argumentos, para demostrar “que llevamos razón”.

    Eso activa y magnifica el pensamiento general. En una organización tribal, el desarrollo de las ideas es mucho mas lento. No es lo mismo la potencia mental de una cabeza, que la de cien a toda marcha.

    En este contexto, las organizaciones tribales, solo tienen sentido para aquellos sectores de la población que no se dediquen prioritariamente a pensar, sector que previsible y deseablemente, debería tender a reducirse y a llegar a desaparecer en un futuro más o menos lejano.

    El único argumento y piedra basal de las Iglesias, es que cuentan con la asistencia directa, detallada y exclusiva del Espíritu Santo, (y de la gran Sofía-Madre de la sabiduría, que es otro alter ego del Espíritu).

    Esa es la única escusa válida para el sectarismo: nosotros llevamos razón, y los otros, no, porque “Dios está con nosotros”. Pero eso es algo difícil de aceptar en estos tiempos.

     

    El tremendo progreso y la aceleración progresiva que se han dado, a lo largo de la historia en estos tres mil últimos años, responde al incremento sucesivo a lo largo del tiempo del número de cabezas pensantes. Hoy día cada año salen miles de libros interesantes, junto con cientos de miles de otros, mediocres o insustanciales.

    La inteligencia colectiva de la humanidad, está llegando a unos niveles tales, que solo mediante la utilización de la I.A. se conseguirá la potenciación de la capacidad de manejo de datos e ideas, a nivel mundial, haciendo operativa y absorbible por los individuos, toda esa catarata de conocimientos.

    Los cambios y evolución de los tipos de conciencia humana no suceden por casualidad, sino que se producen por determinismo tecnológico. Cada nuevo gran invento, genera cambios organizativos de la mente.

    Por eso estamos en el inicio de la extensión de la nueva conciencia humana, la “integral”, que combina y trasciende las contradicciones entre la mente individual y la mente comunal, combinando lo mejor de ambas:

    “Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado. Eso somos”.

     

    • Isidoro García

      Añadido: Si no resuelven bien esas contradicciones, caeremos en la “corrupción de la idea de grupo”, que como la define Jean Nabert, en su libro “Ensayo sobre el mal”:

       “Un “nosotros” que debería servir para liberar al yo, se convierte en un “nosotros”, que sirve para afirmar e hipertrofiar al yo”.

       

  • Javiierpelaez

    Yo le ví una vez en una conferencia.Me parece un tipo curioso  se monta un diócesis virtual,una vez q le echan,xq era el obispo de Paternia,no? A ver si el Papa me nombra obispo de Twitter…Un bien tío…Ya lo leeré + adelante…

  • ana rodrigo

    Estoy totalmente de acuerdo con el comentario de Juan Antonio. J.G. fue un seguidor de Jesús, libre de cargas morales y normativas propias de una institución con poder que, como dice Castillo, marginó el Evangelio para tranquilizar conciencias y dar seguridad, cambiándolo por normas propias y el cumpliendo de las mismas como si fuesen palabra de Dios. Seguir a Jesús es priorizar por encima de todo, el amor y la fraternidad-sororidad a todas las personas, máxime si son las despreciadas de la sociedad. Y esto es lo que hizo J.G, por eso fue castigado. A Jesús lo mataron porque no cumplía las normas de la religión de su época.

  • Juan A. Vinagre

    ¡A Jacques Gaillot, que ya está disfrutando del amor en libertad dentro de la casa del Padre!  Como en su día Jesús, ojalá que también la conducta de J. G. nos enseñe a liberarnos de doctrinas y tradiciones demasiado humanas, poco o nada evangélicas. Ojalá que su conducta nos ayude a no recaer en “latrías” de poder…, como los hijos poderosos de este mundo. El Mensaje de Jesús  -en su conducta y en su enseñanza-  fue un mensaje de acogida, de flexibilidad, de apertura, de liberación de “sábados” impuestos por la tradición “sacralizada”… que someten al hombre-mujer-niños.  El Mensaje de Jesús  fue un mensaje de amor y servicio, no de derecho canónico, de prohibiciones, de castigos o condenas… (Aunque, dentro de un grupo, las normas sean inevitables, éstas -al menos dentro de la Fraternidad de Jesús-, no deben sobre-valorarse.)

    ¿Quienes castigaron  o condenaron a J. G. se guiaban por el Evangelio del Señor o por la poderosa y rígida tradición?  ¿El ejemplo de J. G. no debería ser (y verse) como una invitación a una evaluación evangélica del propio poder clerical, que escucha y sirve poco y manda mucho, e incluso -aún hoy-,  discrimina demasiado…?       ¿La conducta de J. G.  no invita a revisar ese poder…,  y  a convertirlo en lo que debe ser: SERVICIO?  (Quien representa a Jesús debe estar y ejercer “como el que sirve”)  A mi juicio, esta es la gran lección, aún sin aprender, que en nuestros días nos recuerda  J. G., más fiel a su Maestro que a quien entiende el servicio como un poder, y por ello exige sumisión silenciosa…,  inconsciente -parece-  de que ese poder sigue pautas de este mundo.  El modelo no es quien ejercita ese poder, sino quien ejerció -y quienes ejercen- el servicio, humilde, abierto, flexible…   En mi opinión, hoy el modelo es  quien aprende a servir -y  a escuchar y a coordinar-, cada vez mejor…, más centrado en el amor fraterno que en el derecho y sus poderes. Quien sirve así, no prioriza el poder ni crea doctrinas que apuntalen ese poder excesivo, sacralizado. ¡Gracias, J. G., por recordarnos que debemos concebir una Iglesia abierta, aunque los enemigos de esa Iglesia abierta no te lo hayan perdonado!  Los que mandan e imponen son los hijos poderosos de este mundo. No los seguidores del Reino.

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