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La Buena Noticia (15/21)

EL EVANGELIO. PRIMEROS PASOS (9)

91.La lección magistral de Jesús, reivindicando el señorío del Ser Humano y su supremacía respecto a la Ley Sagrada, ha dejado sin palabras a los fanáticos de la religión

        Les resulta imposible entender que la función de las leyes socio-religiosas se limite a estar al servicio de la gente. El silencio de los fariseos, como única respuesta a esa explicación, no será signo de haber reconocido su ignorancia. Ellos seguirán valiéndose de la torpeza como timón de una desorientada existencia dedicada a atormentar y amedrentara al personal. Su terror a la libertad les impulsa con empecinamiento a reprimir a la población con un arsenal de leyes tan sagradas como estériles y despiadadas. El Galileo se les opuso minando su autoridad y acabando con su palabrería. Les ha echado abajo un prestigio ganado a costa de aparentar ser cumplidores obsesos de la insoportable casuística legal. Y ellos no lo pueden resistir. Los religiosos callan porque, sin argumentos, mascullan su desquite. Se la tienen guardada al de Nazaret.

92. El siguiente relato de Marcos dará cumplida cuenta:

  • de una Ley Sagrada que degenera a las personas impidiendo su desarrollo,
  • de cómo se implica Jesús en librar al ser humano de su atrofia, posibilitándole alcanzar su plenitud, y
  • de las maquinaciones de los religiosos por acabar con la iniciativa del Galileo.

“Entró de nuevo en la sinagoga y había allí un hombre con el brazo atrofiado. Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y presentar una acusación contra él. Le dijo al hombre del brazo atrofiado:
– Levántate y ponte en medio.
Y a ellos les preguntó:
– ¿Qué está permitido en sábado, hace bien o hacer daño, salvar una vida o matar?
Ellos guardaron silencio. Echándoles en torno una mirada de ira y apenado por su obcecación, le dijo al hombre:
– Extiende el brazo.
Lo extendió y su brazo volvió a quedar normal.
Al salir, los fariseos, junto con los herodianos, se pusieron enseguida a maquinar en contra suya, para acabar con él; Jesús, junto con sus discípulos, se retiró en dirección al mar”
(Mc 3,1-7a).

 

93. Este relato es un ejemplo típico de cómo suele maltratarse el Evangelio

        La lectura superficial, filtrada por creencias previas, conduce a extraer de él que Jesús, Dios hecho hombre, contaba con poderes especiales. Y en este caso concreto, hizo el milagro de recuperar la mano de un hombre asistente a la sinagoga. De su condición divina se desprende, por tanto, la necesidad de creer en él; porque, con su resurrección, nos ha abierto a la esperanza de la vida eterna.

        Tal interpretación, desentendiéndose del esfuerzo y la tarea pedagógica del evangelista, abona una tesis teológica con falsos presupuestos nacidos de la ignorancia, cuando no de oscuros intereses. Incluso tachará de traición al Evangelio el trabajo analítico que, hurgando en las profundidades del escrito, trata de buscar el mensaje que su autor quiso transmitirnos.

        La apertura del relato fue diseñada por Marcos ensamblando tres anotaciones correspondientes a la terna de personajes que intervendrán en la escena. La conjunción de esos apuntes marca la continuidad con el tema tratado en el relato precedente. Al mismo tiempo, aporta la clave de lectura de este texto recogido también por Mateo (12, 9-14) y Lucas (6.6-11). Resulta obligado detenerse en cada uno de dichos datos:

a) “Entró de nuevo en la sinagoga…”.

        El evangelista ha omitido mencionar al sujeto de la acción, el principal protagonista del relato. Aunque no hace falta. La actividad corresponde a quién ha puesto fin a la escena anterior declarando el señorío del ser humano, el Galileo: “…luego señor es el Ser Humano también del precepto” (Mc 2,28).

        El adverbio griego πάλιν (“de nuevo”) hace referencia clara a una anterior ocasión donde Jesús entró también a una asamblea del pueblo. Se trató en ese caso de la sinagoga de la ciudad de Cafarnaún: “Y fueron a Cafarnaún. El sábado ENTRÓ en la sinagoga…” (Mc 1,21). En tal ocasión su presencia allí tuvo como objetivo la enseñanza. Una presentación pedagógica del Evangelio causó sensación. La autoridad con que lo hizo mostró su superioridad respecto a la enseñanza repetitiva y basada en citas de los teólogos oficiales de la institución: “…E inmediatamente se puso a enseñar. Estaban impresionados de su enseñanza, pues les enseñaba con autoridad, no como los letrados” (Mc 1, 21-22).

        En este nuevo relato no se da cuenta de localización geográfica alguna. La forma inconcreta “la sinagoga” tiene carácter absoluto y señala en sentido general a la institución religiosa. A diferencia de lo ocurrido en la sinagoga de Cafarnaún, en esta coyuntura la enseñanza no aparece como motivo. Tampoco hay un público manifestando su opinión. Jesús ha entrado en el centro neurálgico donde se cuece la ideología y se adoctrina al pueblo en la obediencia a los sagrados preceptos.

b) “…y había allí un hombre con el brazo atrofiado”.

        El relato prosigue el trazo marcado en la escena anterior dando máximo relieve al ser humano (ἄνθρωπος). El texto omite por entero referirse a los asistentes a la asamblea. Habla únicamente de “un hombre”. Esa persona innominada (ἄνθρωπος; ‘hombre’, ‘ser humano’) ocupa por completo el espacio. Lo llena todo. Parece estar solo, sin nadie allí más que él. Se trata de una figura representativa. Encarna al pueblo congregado en asamblea atendiendo a la enseñanza impartida por los reconocidos teólogos de la institución.

        Pero en este personaje destaca un detalle que lo minusvalora: “…con el brazo atrofiado”. La forma de exponerlo resulta extraña. Parece querer decir que solo tenía uno. Mateo y Lucas hicieron un pequeño arreglo en la redacción del texto aclarando el hecho. Lucas precisará que se trataba del brazo derecho: “Había allí un hombre que tenía el brazo derecho atrofiado” (Lc 6,6). Mateo solo simplifica indicando que era uno de los dos: “Había allí un hombre con un brazo atrofiado” (Mt 12,10). Pero no es que Marcos, por razón de las prisas, se hubiera equivocado escribiendo el término con artículo (ἡ χείρ: “el brazo”) y sin determinar a cuál de los dos brazos se refería. El evangelista llama así la atención del lector respecto a los efectos gravemente perniciosos de la ley sagrada. La sumisión a los preceptos emanados de la ideología oficial produce un estancamiento de la actividad humana.

        El verbo griego usado para señalar la atrofia del brazo, ξηραίνω (‘secar’, ‘desecar’), denota en voz pasiva, -como es el caso de este participio (ἐξηραμμένην; desecado)-, el agotamiento de un germen destacado por su fuerte actividad. Con su breve descripción, el evangelista pone sobre el tablero que la sinagoga reprime la iniciativa del pueblo, echando el freno a la dinámica capaz de llevarle a su pleno desarrollo. La malla socio-religiosa tejida para obligar a la obediencia tiene anquilosada la capacidad de movimientos de la gente.

        El vocablo griego χείρ es susceptible de ser traducido por ‘brazo’ o por ‘mano’. En nuestro caso recoge los dos sentidos con que fue usado en el AT la mano y el brazo; es decir, ‘mano’ significando ‘actividad’ y ‘brazo’, ‘potencia’. Marcos sintetiza en este término una práctica humana que transforma, avanza, ayuda, comunica, acaricia, acerca, comparte, une… En definitiva, promueve el crecimiento humano conduciéndolo a su apogeo. Frente al inacabable esfuerzo del orden injusto por reducir al ser humano a monigote, solo habilitado para el acatamiento, la humanidad reclama ser dueña de su vida y patronear su actividad. Marcos presenta aquí esa práctica subversiva de la mano. La sinagoga ha abortado esa praxis considerada peligrosa tejiendo una malla de leyes causantes de la atrofia humana.

        En el caso del paralítico (https://www.atrio.org/2023/11/la-buena-noticia-11-21/), figura representativa del ser humano universal, los cuatro portadores del inmóvil han sido quienes han tomado la iniciativa. Aquí es Jesús el que ha dado el paso. Lo hace en el espacio religioso desde donde los religiosos sostienen que Dios marca el rumbo. Pero esa orientación no conduce a la libertad y al desarrollo humano, sino a su frustración y derrumbe. El inválido no se mueve. Está allí esperando ordenes que interrumpen continuamente avanzar. Su condición es la de mutilado. Lo que se esperaría como posibilidad inigualable de desarrollo se ha convertido en maquinaria para el estancamiento. El paralítico tomó la decisión que le devolvió su dignidad y su independencia. El atrofiado de la sinagoga tiene anulada su iniciativa. Será Jesús el que la tome.

c) “Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y presentar una acusación contra él”.

        Tampoco ahora se nombra a los sujetos que vigilan los movimientos de Jesús. Tiene lógica; han sido identificados previamente, en el relato anterior. Son los mismos inspectores de la observancia legal que advirtieron al Galileo al pasar junto a los sembrados: “¡Oye! ¿Cómo hacen en sábado lo que no está permitido?” (Mc 2,24). Los fariseos no han aprendido la lección; permanecen sumidos en la ignorancia con su falsa interpretación del AT. Es lo que les interesa.

        Los religiosos no desarrollan en la escena ninguna actividad. Están aposentados, atentos a cualquier movimiento sancionable de Jesús. Tienen la vista fija en los dos únicos personajes presentes en la sinagoga, el que acaba de llegar: Jesús, y el que llena el espacio: el hombre disminuido. Esperan lo que conocen del Galileo. Este está por la dignidad y la libertad humana. Con su coherencia acostumbrada, no se detendrá al ver al ser humano incapacitado. Intentará devolverle todas sus posibilidades y abrirle camino a su independencia. Pero, en ese caso, incumplirá gravemente el precepto sabático, que prohíbe el cuidado de una mano dañada. ¡Y ya está avisado! La pena por el quebrantamiento le supondría una condena a muerte.

        Desde la butaca de supervisores del cumplimiento del sábado como precepto fundamental, los defensores de la ortodoxia tienen ese desempeño como única óptica desde la que otean la vida de la gente. Olvidan las consecuencias de una existencia obligada a la obediencia. El desquiciado plano desde donde observan, analizan y juzgan la realidad carece de la amplitud exigida para ser ecuánimes. Una perspectiva tan angosta y ensombrecida por el fanatismo demuestra estar incapacitada para comprender la grandeza humana.

 

94. Jesús intervendrá dirigiéndose al hombre mermado en su humanidad:

“Le dijo al hombre del brazo atrofiado:
– Levántate y ponte en medio”.

        El Galileo exige al hombre tomar la iniciativa para desligarse de su condición de encogido y abrazar la dignidad que le corresponde. Dejará entonces de estar tirado. El imperativo “Levántate” (Ἔγειρε) le reclama adoptar una posición que le es propia, la que realza su figura, reivindica su grandeza y muestra su señorío. El verbo griego ἐγείρω (‘levantar’, ‘alzar, ‘despertar’) es el mismo usado para hablar de la resurrección de Jesús. Ese es el estado único e irreemplazable del ser humano. Como consecuencia, habrá de ocupar el centro: “…y ponte en medio”. El lugar central ha sido destinado en exclusiva para él. Todo lo demás se extenderá en la periferia, girando alrededor, a su servicio, reconociéndole su categoría y autoridad.

        Con esa espectacular panorámica a la vista, el Galileo ha abierto a tope las cortinas al canijo horizonte de los fanáticos de la religión. Y acto seguido les plantea un interrogante comprometedor:

Y a ellos les preguntó:
– ¿Qué está permitido en sábado, hace bien o hacer daño, salvar una vida o matar?”

        El interrogante tiene más miga de la que aparenta. Se abre con una forma impersonal de tinte legal ἔξεστιν usada con anterioridad por los fariseos en el relato anterior: “¿Cómo hacen en sábado lo que NO ESTÁ PERMITIDO (οὐκ ἔξεστιν)?”. Jesús echó mano de esa expresión verbal, aunque dándole un giro inesperado para los religiosos. Él no lo usó en negativo como hicieron ellos (lo que NO está permitido), sino en positivo (lo que está permitido). Su pregunta desorienta a los obsesos del cumplimiento legal. Con ella, deja de lado toda la actividad prohibida por la Ley Sagrada pidiéndoles respuesta respecto a lo que ella aprueba.

        Destaca la presencia del disminuido. Se encuentra de pie y en el centro de la estancia donde se marcan las pautas ideológicas y legales. Él, obligado a obedecer, se mantiene en silencio. Su realidad lastimosa habla por él. Los fariseos la contemplan como señuelo para poder inculpar a Jesús de haber incurrido en un delito. El Galileo la ha presentado como objeto de análisis y como prueba de los efectos causados por la inhumana carga de la ley religiosa: “¿Qué está permitido en SÁBADO…?”.

 

95. Jesús plantea una doble disyuntiva de posibles actividades a realizar mientras el precepto está en vigor

        No están formuladas, como se esperaría, en términos de salud-enfermedad, curar o agravar. Es la necesidad humana la que incita a dos comportamientos contrapuestos: “¿…hacer bien o hacer daño, salvar una vida o matar?”.

        95.1. La primera disyuntiva (“hacer bien o hacer daño”)

        se propone bajo el criterio de prestar ayuda o poner en dificultades. El hombre lisiado es la referencia directa. El Galileo ha metido a los religiosos en un callejón sin salida. Cualquiera de las respuestas les deja en evidencia:

  •  Afirmar que el precepto permite “hacer bien” supone negar la obviedad de los hechos. Las consecuencias del entramado legal impuesto saltaban a la vista: el hombre se distinguía por su atrofia.
  • Por otra parte, asegurar que “permite hacer daño” significaba reconocer la perversión del precepto y la propia culpabilidad al cometer el enorme disparate de llevar esa maldad hasta el extremo.

        95.2. La segunda llega más lejos

        Jesús conduce el tema hasta sus últimas consecuencias. Se trata de un asunto de vida o muerte: “¿…salvar una vida o matar”. No era para menos, La Ley sagrada había malogrado toda iniciativa del pueblo representado por el hombre disminuido, anulando por completo su desarrollo. El primer elemento de la disyuntiva: “salvar una vida” (ψυχὴν σῶσαι) destaca por su hondo calado. El verbo griego σῴζω (‘salvar’, ‘rescatar’ ‘librar’) habla de liberar de un peligro mortal. Jesús propone UNA SALVACIÓN de un riesgo letal ¡AHORA! Se trata de librar al ser humano, colocado ahora en el lugar central, del fatídico estado en que se encuentra y devolverle la vida. La vida es lo que la Ley ha puesto en riesgo.

        La Vulgata de Jerónimo de Estridón tradujo el término griego ψυχή por el latino ‘anima’: “…animam salvam facere, an perdere?”, lo que produjo que algunas versiones tradicionales, a remolque del latín, emplearan en nuestra lengua el vocablo ‘alma’ en lugar de ‘vida’. Sin embargo, el concepto ‘alma’ como una realidad separada del cuerpo no tiene correspondencia ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. En la cultura subyacente a ambos, la persona no es un ser constituido por dos realidades, una, material y otra inmaterial. El ser humano es un individuo, es decir, un ser que no puede ser dividido. El término griego ψυχή traduce en el AT el hebreo נפש (leído: nefesh), que designa la vida de un individuo. Se usa significando a la persona, de ahí que se traduzca en ocasiones por el pronombre personal. Traducirlo por ‘alma’ tiene la utilidad de elevar el sentimiento dándole un bello tono espiritual, pero se aleja de su sentido genuino, de lo más vivo y personal. Eso ocurre, por ejemplo, cuando se traduce: “En Yahveh mi ALMA se gloría” o “Mi ALMA se gloría en el Señor” (Sal 34,3) en lugar de “YO estoy orgulloso del Señor”. Así pues, la expresión “salvar una vida” (ψυχὴν σῶσαι) habla de salvar al ser humano de la ruina a la que le ha conducido el sistema legal socio-religioso.

        El segundo elemento de la disyuntiva presenta la acción contraria a “salvar una vida”. Lo hace sin atenuar su maldad: “¿…o matar?”. El verbo griego utilizado (ἀποκτείνω; ‘matar’, ‘hacer ejecutar’, ‘hacer matar’, ‘condenar a muerte’) no deja margen a la duda. Expresa un movimiento activo e intencionado que acaba con lo más preciado en posesión del ser humano: su vida. Los religiosos han despreciado con su fanatismo el desarrollo humano, deteriorándolo hasta anularlo por completo.

        95.3. Las dos opciones descubren la vileza de los vigilantes de la religión. Jesús los ha arrinconado

        No pueden afirmar ni que el precepto permite salvar al hombre atrofiado ni tampoco que autoriza a condenarlo a muerte. En ambos casos, negarían el carácter sagrado del precepto y quedaría a la vista el fraude de una ortodoxia declarada de origen divino. De manera que, conscientes de su crimen, darán la callada por respuesta: “Ellos guardaron silencio”.

        El Galileo advirtió que el sistema religioso había absolutizado el precepto hasta el punto de degradar a las personas y reducir su existencia a obedecer a un engendro de dios inventado: un Ser Supremo, igualmente atrofiado, pendiente a todas horas de comprobar el cumplimiento o violación de sus leyes divinas. Jesús, en cambio, desechó esa imagen cercana a la de un juez severo y distante. Concibió a Dios con rasgos cercanos y familiares. Para representarlo, escogerá la figura de un padre. Pero no lo entenderá como el típico padre de aquella cultura, el depositario y garante de la tradición; el dueño y señor que decide sobre la vida de su familia y a quienes sus miembros le reconocen plena autoridad y, por consiguiente, le deben máximo respeto y obediencia. Para él, será el Padre exclusivo y amoroso, apasionado por la dignidad y la libertad de sus hijos. No se distinguirá por llevar cuenta de la más mínima infracción, sino porque nadie se quede atrás y que todos ocupen el lugar que les corresponde, el central. Jesús invitará con su Proyecto a la fraternidad, la forma más excelente de relación humana, donde nadie está desplazado en la periferia.

        El silencio de los religiosos (“Ellos guardaron silencio”), prueba de la crueldad de sus actuaciones, reveló su cobardía y su empecinamiento. Jesús no quedará impasible: “Echándoles en torno una mirada de ira y apenado por su obcecación”. Les dejará muestra de su indignación, aunque entristecido por la cabezonería de quienes se jactan en no reconocer la evidencia. Y se enfrentará al precepto con inteligencia, sin necesidad de quebrantar la norma. Pero no lo hará curando, sino concienciando al hombre de sus posibilidades. Por eso le invitará con energía a tomar las riendas de su vida: “Extiende el brazo”. El despliegue de la extremidad representaba la recuperación de su iniciativa, la que le proporcionaba la capacidad de desarrollo en busca de la plenitud humana. El hombre accedió a la solicitud del Galileo y retomó lo exigido por su condición humana: el gobierno de su vida: “Lo extendió y su brazo volvió a quedar normal”.

 

96. La escena transcurrida en el interior de la sinagoga termina con la determinación tomada por el hombre

        Ha optado por la independencia superando el trauma ocasionado por su sumisión incondicional al precepto. La interpretación historicista del relato se encuentra con la ilógica de un final seco carente de declaraciones, de gestos de sorpresa, estallidos de júbilo, aplausos o murmullos de admiración. El evangelista evitó hablar de alborozos. No hablaba de milagros, sino de toma de decisiones y sus consecuencias. Su interés estaba en el mensaje contenido en la escena, vertido con esfuerzo e inteligencia término a término.

        Marcos si pondrá en conocimiento del Lector que, tras lo ocurrido en el interior de la sinagoga, hubo fuera de ella maquinaciones en la sombra: “Al salir, los fariseos junto con los herodianos, se pusieron enseguida a maquinar en contra suya, para acabar con él”.

 

97. Jesús ya estaba avisado de ir contra la Ley Sagrada

        Otra más, y cometería un grave delito penado con la muerte, aunque esta estaba exclusivamente reservada al imperio dominante. Pero no ha habido acción infractora de la Ley. Eso sí, el Evangelio llevado a la práctica con su intervención en la sinagoga no ha sentado nada bien en los círculos religiosos. Sus fieles representantes han detectado en el Galileo un gran riesgo para sus intereses. El Evangelio se ha convertido en una Mala Noticia para la religión. Tanto es así que, nada más salir, los defensores de la ortodoxia han entrado en contacto con los herodianos, una camarilla de gente con la que nunca habían hecho buenas migas.

        Los herodianos eran personas influyentes, partidarios del tetrarca de Galilea, Herodes Antipas, fiel aliado del imperio dominante. Aceptaban, pues, la dominación romana y el pago del impuesto, algo aborrecido por el partido fariseo. Aún tan distanciados, fariseos y herodianos tenían en común ser adeptos de la religión judía y opuestos a la autonomía de la gente. Compartían también sus malas mañas. El Galileo puso en guardia a sus amigos respecto a sus ocultas tretas y sus viciadas ideologías: “Mirad: cuidado con la levadura de los fariseos y con la levadura de los herodianos” (Mc 8,15). Ambos colectivos se unirán de nuevo en un intento por hacer caer al Galileo en la trampa de sus preguntas sobre el impuesto exigido por el imperio dominante (Mc 12,13ss.).

 

98. Jesús decidió ir a anunciar el Evangelio al espacio donde la gente se congregaba

    La concienciación y liberación, fruto de este anuncio, generaba descosidos en la red tendida por la ideología socio-religiosa para tener al pueblo bajo control. La Buena Noticia resultaba perjudicial para los intereses de la religión y del sistema legal. Al evidenciarse ese rechazo total del Evangelio, Jesús resolverá separarse definitivamente con sus discípulos de los círculos religiosos: “Jesús, junto con sus discípulos, se retiró… (ὁ Ἰησιῦς μετὰ τῶν μαθητῶν αὐτοῦ ἀνεχώρησεν).

 

99. Al final del relato se nombra a los discípulos

        El Galileo y sus amigos se distinguen por ser un pequeño grupo unido: “Jesús, junto con sus discípulos…” (ὁ Ἰησιῦς μετὰ τῶν μαθητῶν αὐτοῦ). Los discípulos, los llamados “amigos del novio”, son quienes no se separan de su lado (Mc 2, 19). El colectivo de leales va definiéndose con el avance de sus pasos. Su apartamiento de los círculos de influencia religiosa no tiene vuelta atrás. El verbo griego ἀναχωρέω (‘retirarse’, ‘alejarse’) señala esa desunión. El Reinado de Dios anunciado por El Evangelio incomoda a la religión. Esta lo repele. Jesús se encaminará en busca de los más amplios horizontes, donde la humanidad aguarda escapar de la sumisión y salir a la vida: “…en dirección al mar”.

 

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  APORTACIONES

22 comentarios

  • M. Luisa

    En el despertar de este primero de año me ha dado por reflexionar sobre este comentario de José Miguel en el que para mejor seguridad interpretativa de los evangelios nos remite a la de los estudios académicos, es decir, supongo a los  institucionalmente establecidos.   También personalmente yo estaría de acuerdo con ello y  aconsejable de que eso fuera así por el bien de todos, pero me temo que estos estudios no están realizados con las herramientas propias de nuestro tiempo y, por tanto, si de retos hemos de hablar  habrá que dotarse de ellas.  Más no para competir, sino para  mejorar la comprensión. ¿A quién interesaría, pues, un tradicionalismo sin tradición? Ya nos lo podemos imaginar, tanto a las instituciones académicas como a las religiosas.    Contrariamente a todo ello,    sí que en mi opinión la herramienta hermenéutica en el estudio realizado por Salvador Santos sí está a la altura de los tiempos. Y ello porque al valorarlo filosóficamente, le incorporo    ese elemento físico  de la realidad (intramundanamente considerada) del cual ninguna filosofía que se precie de contemporánea puede prescindir.  Y en este sentido, será así más  fácil  obtener de todo su estudio  una comprensión   que nos abra más a la riqueza de la experiencia que a una  teórica  meramente intelectual.     Que el  Año Nuevo sea bueno  para todos!  

  • M. Luisa

     Volviendo a repensar lo que últimamente se comentó sobre si era o no descartable la comparación interpretativa  de los evangelios, aporto  unas reflexiones  que, añadidas a lo que ya manifesté, podrían clarificar más la cuestión. Todo esto me sobrevino a raíz de ahondar en el tema del perspectivismo orteguiano. Pero enseguida me pregunté ¿tiene perspectiva un Proyecto? Un paisaje sí. Un paisaje puede ser contemplado desde diferentes puntos de vista, en efecto. Pero, un proyecto al carecer de perspectiva habrá que irlo realizando siguiendo su propia trayectoria (tanteándola). De ahí que anteriormente dijera que tal vez la comparación más que por vía lógica se hallaría al final  por vía experiencial.  

  • José Miguel Lertxundi

    La mayoría de los retos interpretativos pueden ser resueltos a través de estudiar cada pasaje evangélico en su contexto más amplio. El problema suele estar con nosotros, ya sea por una objeción personal a lo que dice la Escritura, por una brecha cultural entre nosotros y el entorno original del texto, o la falta de conocimiento bíblico más amplio. No es serio hacer que la Biblia diga lo que cada uno quiere que diga, su uso para ilustrar una idea personal. Por desgracia, una gran cantidad de estudios bíblicos no académicos son una puesta en común de ignorancia, una gran cantidad de personas que  comparten lo que ellos no saben acerca de un versículo. Alguien tiene que estudiar para saber lo que el texto significa en realidad, para que puedan llevar a  otros a la comprensión.

  • Juan A. Vinagre

    Es admirable -e innovadora- esa lección magistral de Jesús, que reivindica el señorío del ser humano y su supremacía respecto a la ley, por muy sacralizada que ésta haya sido. Ante el ser humano -y más si está en dificultades o pasa por necesidades- no puede haber preferencias extrañas. En una jerarquía de valores el hombre-mujer-niños ocupan el primer puesto. “El segundo mandamiento que es semejante al primero”, en la práctica evangélica, es como si fuese el primero. Esto lo dejó muy claro en la parábola del “Venid, benditos”.  Frente a este principio se levantan los amigos del pensamiento único, los vigilantes de la ley con una sola interpretación admisible -la suya-, que tratan de imponer.  O eres “limpio” como yo o vives sucio, como un pecador contaminado del que debo apartarme…. En suma, los fanáticos adictos a la letra, su gran ídolo, devalúan al hombre. Y ante un buen razonamiento que cuestione su postura, si no condenan rápidamente, guardan silencio. Pero no un silencio para repensar el pensamiento divergente, sino un silencio para reforzar su fanatismo. El pensamiento único idolatrado frecuentemente procede así. No escucha, se refuerza. Y se refuerza porque la ley es lo primero, porque el hombre es para la ley… Nunca la ley para el hombre. En la mente del fanático -o del tradicional fundamentalista- hay muchos “sábados”… en costumbres, en doctrinas y en su ética.  Por desgracia, lo que ocurría en tiempos de Jesús, sigue ocurriendo hoy. Seguimos aún con muchos “sábados”, que someten al hombre-mujer-niños… Las guerras también se amparan en muchos “sábados”…Ahora bien, ¿por qué esos sábados, esas adiciones a la letra -de la ley-, a las tradiciones y leyendas o mitos, a las costumbres, que ciegan la mente y la hacen cautiva? ¿Será por ingenuidad, por inmadurez, por inseguridad psíquica, será por miedo a la libertad o por no querer asumir ninguna responsabilidad personal…? ¿Será por todo ello y por eso prefieren vivir al amparo de la seguridad de la ley “sacralizada” o de una autoridad protectora?  ¿En este caso, la postura fanática será consciente de que así no solo devalúa al ser humano, sino que también se devalúa a sí misma?  Los fanatismos, además de ser dirigidos por rasgos de personalidad rígida, también desarrollan y fomentan cegueras… 

  • M. Luisa

    Estos estudios aquí realizados, Cristina, en mi opinión, no aspiran a ser comparados con ninguno otro y menos con aquellos que por ser académicos son   de carácter meramente conceptivos.  Entiendo  que aquí lo nuevo de la  Buena noticia se inscribe  no cronológicamente  en el tiempo, sino en la realidad misma que proyecta, sin olvidar lo físico, porque lo bueno de ella no se contrae, sino que se hace notar. De ahí  la importante y fundamental  hermenéutica de S. Santos.

    • oscar varela

      Buen día M. Luisa!
       
      Te leo:
      “Estos estudios no aspiran a ser comparados con ninguno otro
      – y menos con aquellos que por ser académicos …”
       
      1°) De acuerdo: “NO ASPIRAN a ser comparados …”
       
      2°) Des-acuerdo: porque no tengo noticias de que SSP haya DESCARTADO o ELUDIDO “comparaciones”;
      – más aún, estimo que su ‘compromiso’ incluye la honestidad de pasar y ‘seguir pasando’ por cuantas “comparaciones” aparezcan
      – ¿sino a qué seguirle con atención?
       
      Cristina -y cualquiera: “académico” o no- tiene la posibilidad de ser ‘honesto’ o ‘auto-engañarse’ … si es que le interesara de verdad este Asunto a su vida.
       
      Gracias!

      • oscar varela

        Hola: reitero -una vez más- que
        – ‘objeto’ y ‘sujeto’ con-viven contaminándose.
         
        1- “Desde distintos puntos de vista, dos hombres miran el mismo paisaje.
        – Sin embargo, no ven lo mismo.
        – La distinta situación hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta manera.
        – Lo que para uno ocupa el primer término y acusa con vigor todos sus detalles,
        – para el otro se halla en el último y queda oscuro y borroso.
         
        2- Además,
        – como las cosas puestas unas detrás de otras se ocultan en todo o en parte,
        – cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que al otro no llegan.
        – ¿Tendría sentido que cada cual declarase falso el paisaje ajeno?
        – Evidentemente, no; tan real es el uno como el otro.
         
        3- Pero tampoco tendría sentido que, puestos de acuerdo,
        – en vista de no coincidir sus paisajes, los juzgasen ilusorios.
        – Esto supondría que hay un tercer paisaje auténtico,
        – el cual no se halla sometido a las mismas condiciones que los otros dos.
         
        4- Ahora bien, ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir.
        – La realidad cósmica es tal,
        – que sólo puede ser vista bajo una determinada perspectiva.
         
        5- La perspectiva en uno de los componentes de la realidad.
        – Lejos de ser su deformación, es su organización.
        – Una realidad que vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica
        – es un concepto absurdo.”
         
        (OCT3, 109)

      • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

        Hace tiempo que apenas intervengo en Atrio; no puedo seguir este ritmo de análisis de temas sustantivos en todas las direcciones; no me da la vida; voy despacio; también dije -lo siento porque sé que el problema es mío- que el nivel de “agresividad” intelectual en muchas intervenciones lo encuentro “extraño” desde hace un tiempo. No sé qué ha pasado. La claridad en el debate nos enriquece, entrar a saco con el anterior y como sobrados/as de conocimientos, no lo veo necesario. No sé. Me pierdo. (Digo esto sin superioridad moral alguna, por favor).

         

        Hoy quería expresar mi acuerdo en la respuesta de Óscar Varela a María Luisa. Me importa mucho decirlo. Me parece primordial definirse, tanto por parte de Salvador como por nosotros, en el tema de  “la comparación de si su exégesis y hermenéutica de la (P)palabra es “científicamente” coherente y legítima. En caso contrario, si no lo es, hablamos de “teología espiritual” o de “moral y mística laicas”, o  de “poética social”, o de algo por el estilo, y yo creo que no es esta su propuesta, o, al menos, no es la base “objetiva” que nos propone sobre la buena noticia de Jesús.

         

        (Por cierto, no necesito plantear el tema en términos de querer o no ser “honestos” intelectualmente, sino de si lo dicho por Salvador corresponde a un saber exegético puro y duro; me refiero a lo que le dice, al terminar, Óscar Varela a Cristina).

         

        Por mi parte, sigo con atención primorosa las exégesis y hermenéuticas de Salvador Santos; las asumo en lo que “pienso” mejor probado, por comparación con  voces varias y muy competentes en ciencias bíblicas, y, a la vez, elijo lo que me parece más seguro en la interpretación integral de Salvador, presumiendo que no es necesariamente única en la intención del evangelista, pero que está ahí y es coherente con la exégesis; y lo es, más si cabe, que la mayoría de las exégesis que se postulan ortodoxas en las tradiciones religiosas sobre Jesús. Si otros exégetas participan de hermenéuticas más coherentes con la dogmática de su religión, o con ninguna dogmática, por entender que no es el caso que compete a la exégesis -lo entiendo-, no creo que sea por “deshonestidad”, sino por convicción “intelectual”, unos-unas, o  convicción “intelectual y teologal”, otros-otras. Lo veo así.

         

        Como me he alargado y matizado bastante, no sé si queda claro lo que pretendo, pero era decir que no atendería especialmente a Salvador Santos si no pensara que es comparable en exégesis y hermenéutica a cualquiera de los autores “más solventes” en la lectura científico-cultural de la Escritura. Y decir que esa “comparación” la estimo necesaria. Yo sigo con cierto detalle a los exégetas confesionales y a algunos “laicos en su concepción del evangelio”, y no veo diferencias absolutas en el el punto de partida y trato exegético de los textos, sino en los significados histórico-culturales que Salvador muestra “vitales” en los textos, y muchos otros autores, la mayoría, los ven mucho más “convencionales-religiosos” -como su tiempo y lugar de origen hacen suponer- y casi sin significado de comunidad cultural y social alternativa en su plasmación personal y social para y en la historia.

         

        Gracias por poder dejar la opinión. Un saludo cordial a todos.

      • M. Luisa

        Gracias, Óscar, tienes mucha razón, cómo no va a estar al alcance de todos esa  posibilidad de comparación a la que aludes. Sin embargo,  no creo que surja esta idea  al principio  como exigencia  del propio estudio. Los llamados estudios comparativos, por ejemplo, si no más bien creo  que la comparación, en el caso que nos ocupa, vendría dada en él al final  como un desencadenante último y experiencialmente provocador.  
         
        Me alegra saludarte de nuevo, Óscar!

  • Cristina

    “El adverbio griego πάλιν (“de nuevo”) hace referencia clara a una anterior ocasión donde Jesús entró también a una asamblea del pueblo…”Καὶ εἰσῆλθεν πάλιν εἰς  συναγωγήνNinguna traducción e interpretación hace referencia a que hubiera habido una anterior ocasión, volvió a entrar … otra vez entro … de nuevo entró .. se equivoca  el tiempo. Volvió a entrar en presente.

    Son muchas de las interpretaciones del artículo que son erróneas si las comparamos con las académicas. No me puedo extender porque yo trabajo y tengo poco tiempo para hacer comentarios, y creo que este es el último de momento. 

    • oscar varela

      Buen día Cristina!

      Te leo:
      NINGUNA traducción e interpretación
      – hace referencia a que hubiera habido una anterior ocasión
       
      Pero ESTA -de Salvador Santos-: ¡Sí!
      Y hace la referencia a la ‘anterior ocasión’:
      “Y fueron a Cafarnaún. El sábado ENTRÓ en la sinagoga…” (Mc 1,21)
      ………………………
       
      ¿Dónde está tu PROBLEMA?
      Esperamos algún aporte más substancioso.
       
      Gracias!

    • Cristina

      Bien, perfecto,  pero yo no puedo aceptar “pulpo como animal de compañía”.

      Donde haya una narración, podemos agregar, hay una lectura o una “escucha” en sentido amplio teniendo en cuenta el origen de las tradiciones narrativas vinculadas a la oralidad. Incluso si convenimos que las imágenes o las artes escénicas y plásticas también soportan una trama narrativa, podemos afirmar que su expectación activa produce un movimiento de lectura-interpretación, o “traducción” de sentidos en el choque de culturas y temporalidades.

      Vale, muy bien, el análisis de la contradicción en lo social es parte de la interpretación sistematizada en los estudios literarios. De esta forma, el ideologema  y la contradicción social constituyen los puntos de partida para repensar cada texto. Pero a mi ahí no me pillan, no me interesa.

      Me quedo en mi cientifismo, no me interesa teologizar e ideologizar los texto, eso para convertidos y prosélitos. Mi respeto, pero no hay debate posible.

      • Cristina

        Y además, me parece pretencioso, como mínimo,  atribuirse interpretaciones y comentarios correctos y verdades incuestionables. Y lo digo no solo en este tema, sino en muchos otros que tienen  carácter político. Dialogo y tolerancia, respeto a todas las ideas aunque no nos gusten. No me gusten los lugares donde se encuentran adictos a tener razón. Cada opinión personal que se supone que, como es respetable, entonces es correcta, válida, verdadera, plausible … y no así en el caso que nos ocupa porque atañe la labor certifica.

        Que les vaya bien, bien para quienes coinciden en opiniones y encuentra en Atrio un club de debate a su gusto.

  • oscar varela

    Buen día!

    • Antonio Llaguno

      Que oportuno este artículo Salvador.

      Porque asistimos hoy a una situación muy parecida.

      Es lo que tienen los Evangelios que nos muestran situaciones que seguimos viviendo hoy con protagonistas distintos y con tramas diferentes; pero es la misma película.

      Dos cosas me llaman la atención del texto.

      La primera es la frase: “…luego señor es el Ser Humano también del precepto” (Mc 2,28). 

      Obviamente es la conclusión principal.

      Y la segunda, el hecho de que jesús en la sinagoga: “… inmediatamente se puso a enseñar. Estaban impresionados de su enseñanza, pues les enseñaba con autoridad, no como los letrados” (Mc 1, 21-22).

      ¿No os parece que es, salvando las distancias, muy parecido a lo que está pasando hoy con el asunto de la bendición a las uniones de personas gays o con ciertas irregularidades ca nónicas (Divorciados por ejemplo)? (Y con otros asuntos eclesiales)

      ¿No parece que en este caso, como en el del hombre con el brazo atrofiado y su curación en sábado, la parte más oficialista de la Iglesia está poniendo por delante al precepto antes que al ser humano?

      ¿No creéis que sobra mandamiento y falta caridad, fraternidad, amor?

      Yo es que lo veo tamn claro…

      Gracias Salvador.

  • oscar varela

    JESÚS y DECRETOS que MATAN (Milei y sus muchachos -Argentina HOY)

    • oscar varela

      El siguiente relato de Marcos (adaptado) da cumplida cuenta:
       
      “Entró de nuevo en la sinagoga y había allí un hombre con el brazo atrofiado. Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y presentar una acusación contra él. Le dijo al hombre del brazo atrofiado:
      Levántate y ponte en medio.
      Y a ellos les preguntó:
      ¿Qué está permitido en sábado, hace bien o hacer daño, salvar una vida o matar?
      Ellos guardaron silencio. Echándoles en torno una mirada de ira y apenado por su obcecación, le dijo al hombre:
      Extiende el brazo.
      Lo extendió y su brazo volvió a quedar normal.
      Al salir, los fariseos, junto con los herodianos, se pusieron enseguida a maquinar en contra suya, para acabar con él; Jesús, junto con sus discípulos, se retiró en dirección al mar” (Mc 3,1-7a).
      ……………………………………….
       
      1- LOS TRES PERSONAJES QUE INTERVENDRÁN EN LA ESCENA.
       
      a) Jesús, que “Entró de nuevo en la sinagoga…”.
      – que había declarado el señorío del ser humano: “señor es el Ser Humano” (Mc 2,28).
       
      b) “…y había allí un hombre con el brazo atrofiado”.
      – Se trata del ‘ser humano que representa al pueblo congregado en asamblea.
      – con una minusvalora: “…con el brazo atrofiado”.
      – Su sumisión a la ideología oficial produce un estancamiento de la actividad humana;
      – La malla socio-religiosa tejida para obligar a la obediencia
      – tiene anquilosada la capacidad de movimientos de la gente.
       
      – Frente al esfuerzo del orden injusto por reducir al ser humano a monigote,
      – la humanidad reclama ser dueña de su vida y patronear su actividad.
      – Marcos presenta aquí esa práctica subversiva de la mano.
       
      c) “Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y presentar una acusación contra él”.
       
      – Tampoco ahora se nombra a los sujetos que vigilan los movimientos de Jesús.
      ¡Y ya está avisado! La pena por el quebrantamiento le supondría una condena a muerte.
       
      2- JESÚS INTERVENDRÁ DIRIGIÉNDOSE AL HOMBRE MERMADO EN SU HUMANIDAD:
       
      “Le dijo al hombre del brazo atrofiado:
      – Levántate y ponte en medio”.
       
      – Jesús exige al hombre tomar la iniciativa “Levántate”;
      –  dejará entonces de estar tirado, habrá de ocupar el centro: “…y ponte en medio”.
      – Y plantea un interrogante comprometedor:
      Y a ellos les preguntó:
      ¿Qué está permitido en sábado, hace bien o hacer daño, salvar una vida o matar?”
       
      – Su pregunta desorienta a los obsesos y destaca la presencia del disminuido, quien
      – obligado a obedecer, se mantiene en silencio.
      – Su realidad, lastimosa, habla por él.
       
      3-JESÚS PLANTEA UNA DOBLE DISYUNTIVA.
       
      Es la necesidad humana la que incita a dos comportamientos contrapuestos:
      “¿…hacer bien o hacer daño, salvar una vida o matar?”
       
      La primera disyuntiva (“hacer bien o hacer daño”)
      – ¿Ayudar o poner en dificultades?
      – Jesús mete a los del Poder en un callejón sin salida.
      – Cualquiera de las respuestas les deja en evidencia.
       
      La segunda llega más lejos.
      – Asunto de vida o muerte: “¿…salvar una vida o matar”?
      – La vida es lo que los empoderados han puesto en riesgo.
       
      4- JESÚS LOS HA ARRINCONADO.
       
      – No pueden afirmar que el Poder permite salvar al hombre atrofiado
      – ni tampoco que autoriza a condenarlo a muerte.
      – Conscientes de su crimen, no dirán nada: “Ellos guardaron silencio”.
       
      – Pero Jesús les: “Echó en torno una mirada de ira y quedó apenado por su obcecación”.
      – Los enfrentará sin necesidad de quebrantar la norma.
      – No lo hará curando, sino concienciando al hombre de sus posibilidades.
      – Por eso le invitará con energía a tomar las riendas de su vida: “Extiende el brazo”.
      – El hombre accedió y retomó lo exigido por su condición humana: el gobierno de su vida:
      “Lo extendió y su brazo volvió a quedar normal”.
       
      5- LA ESCENA TERMINA CON LA DETERMINACIÓN TOMADA POR EL HOMBRE.
       
      – Ha optado por la independencia superando el trauma ocasionado por su sumisión incondicional.
      – Un final seco carente de declaraciones, de aplausos o murmullos de admiración.
      – No se habló de milagros, sino de toma de decisiones y sus consecuencias.
       
      – Pero hubo maquinaciones en la sombra:
      “Al salir, se pusieron enseguida a maquinar en contra suya, para acabar con él”.
      ………………………

    • Isidoro García

      No me parece a mí, que los decretos a los que se refería Jesús en este suceso, fueran los decretos políticos romanos del César y de Herodes, y por ello, sería razonable la alusión a los decretos políticos de Miley.

      Más bien parece que se refería a los decretos de la Ley religiosa, que en transposición actual serían los “decretos”, normas y guías de la Iglesia Católica, (en nuestro caso).

      Pero parece que es mejor no topar con la Iglesia, y aprovechar la ocasión para cultivar nuestra obsesión política.

      El tema que crípticamente señala el amigo Salvador, es si la normativa religiosa, ayuda o paralizan el desarrollo personal humano, y si es una fábrica de tullidos mentales, a los que Jesús, quiere liberar en vez de entumecer. (Con toda la buena voluntad muchas veces se hacen barbaridades).

      • Rodrigo Olvera

        En la época de Jesús no existía aún la distinción actual entre religión y política; de modo que resulta indefendible pretender que el texto sólo se refiera a decretos religiosos pero no políticos, y descalificar que se aplique a situaciones políticas actuales para sólo validar que se aplique a la iglesia católica.

        Pero tampoco es que sorprenda. Aunque te presentas como alguien de “yo no me mojo” (en política), la pocas intervenciones en el tema que has hecho (varias de ellas exabruptos lejanos a la imagen de “madurez” y “sabiduría”, como aquella en que sólo porque alguien comentó sus convicciones PERSONALES PROPIAS tu reaccionaste fuera de toda proporción exigiendo “déjennos en paz” como si quien comentó su camino propio te impusiera  tí algo), esas pocas intervenciones son consistentes en “putear” lo que sea de izquierda o justicia social, e -indirectamente- salvar la cara a tipos/políticas como las de Milei.

        Aquí lo interesante sería discernir si todo ese tinglado ideológico que te has montado te ha llevado a la práctica respecto de “lo político” que tienes; o si por el contrario, es tu práctica respecto de “lo político” lo que te ha llevado a construir semejante tinglado, para justificarla. Claro, ese discernimiento sólo podrías hacerlo  tú, si quisieras hacerlo.

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