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Iglesia y Vida humana

Esta vez Fortin no vuelve sobre el problema de Nicaragua sino sobre un tema, el del aborto, en el que Francisco insiste con extrañas palabras durísimas: calificar a médicos que lo practicas legalmente con sicarios contratados para resolver un problema es lo más duro que se ha oído a un papa. ¿Es estrategia para defenderse de cambiar la doctrina católica? Me temo que sea porque acepta, sin suficiente discernimiento, el dogma no definido de que el óvulo concebido, con ADN propio, es ya una persona humana completa. ¿Cuándo se convencerá Francisco, como le ha pasado en otros temas, que esto, expresado así, es un disparate y una desacertada apropiación fundamentalista del descubrimiento científico de Watson y Crik? AD.

En estos días, se habla mucho, particularmente en Argentina, de una ley permitiendo, a las mujeres embarazadas, interrumpir su embarazo en condiciones seguras y respetuosas. Tratándose de un foetus humano, los defensores de la “vida humana” toman la palabra para denunciar toda forma de aborto.  Se trata, nada menos, que de un asesinato. Dentro de ellos, está la Iglesia católica.

El objeto de mi reflexión es el fundamento de los que se oponen al aborto. Me he fijado que muchos de ellos, incluyendo la Iglesia católica, no se molestan tanto de la suerte de la vida humana cuando se trata de guerras que matan a millones de personas, niños, adultos, padres y madres de familia. La mayoría de los ejércitos occidentales, preparados para esas guerras, tienen su capellán para motivarlos al servir, en lo mejor, la Humanidad.

Todo eso para decir que la guerra de la Iglesia en contra del aborto y de las mujeres que llegan a esa decisión no tiene su parecido con las guerras, decididas por gobiernos ambiciosos y conquistadores que siguen recibiendo las bendiciones de la Iglesia.

Es mas fácil hacer el debate sobre lo sagrado de la vida humana, tomando a la mujer embarazada que, por motivos personales, decide abortar. En la mayoría de los casos, se trata de una mujer joven, sin defensa, a menudo victimas de agresiones sexuales…

Si la Iglesia quiere hablar de la protección de la vida humana, tiene que poner en la mesa todos los elementos que ponen en peligro esa vida: las guerras, el uso de productos químicos en las culturas y en la alimentación, la falta de servicios de salud en las distintas regiones del mundo para que cada persona, en necesidad, tenga la atención necesaria.

Si hay que hacer una campaña para salvar la vida humana de cualquier persona, habría que hacerla ante todo contra las guerras que matan mas que todo a las personas humanas. Hay que interpelar a gobiernos, imperios, poderes económicos y más. Solo, después esas intervenciones podrá, la Iglesia,  hablar con credibilidad del aborto y de la manera de salvar tanto a la madre como al niño a nacer.

Para decir la verdad, no creo en el discurso de la Iglesia que se presenta como la defensora de los sin defensa. No creo en sus lagrimas tampoco en su dolor. Si fuera sincera y verdadera, lo haría con la misma energía, sino mucho más, para defender las poblaciones y pueblos agredidos por un imperio que se pone por encima de las leyes y que se permite hambrientar a pueblos enteros para mejor conquistarlos y dominarlos. En ciertos casos, mas que evidentes, la Iglesia se hace cómplice de tales acciones al no denunciarlas.

Por supuesto hay que hablar de la vida humana y defenderla por todos los medios que le permiten crecer y existir en condiciones de vida humana que no sea esclavitud, dominación, manipulación, sino respeto, libertad, amor y verdad.

Si la Iglesia católica quiere hablar de vida humana, que lo haga hablando de todas las condiciones que amenazan esa vida. No puede ser selectiva como le toca, a veces,  hacerlo en política.

Con todo mi respeto

8 comentarios

  • Carmen

    Pues creo que es un problema teológico. Dios  es el señor de la vida y por tanto si él decide que un óvulo sea fecundado  nadie puede interponerse en sus deseos, porque comete un pecado gordisimo. Lo ha dicho el Papa clarísimamente. Y en más de una ocasión. Es un asesinato.

    El mismo problema tenemos con la eutanasia

    Y con los suicidios.

    Todos al infierno. Porque matamos a una persona y únicamente dios puede decidir si nace, si vive o si muere. Porque es el dios de la vida y de la muerte.

    Y ante ese razonamiento no caben otros. Todos de estrellarån ante semejante sinrazón. Porque no se puede razonar. Da igual todo lo que se diga. Porque además, todo está cogido tan por los pelos, que si se toca algo, por pequeñito que parezca, todo se desmoronarå, porque la teología actual no resiste un razonamiento lógico.

    Y la prueba la tienen en la prohibición de la utilización de métodos anticonceptivos. Porque no somos nadie para intervenir en los deseos de dios. Si Dios desea que te quedes embarazada, él , que todo lo sabe y que dirige nuestra vida sabrá por qué. Y a ti, simple mortal, ni se te ocurra planteårtelo.  Lo tienes y punto.

    Pues imagínense el aborto. O sea. Imposible. Para ello tendrían que aceptar que dios no es el señor de la vida y de la muerte. Perdón que insista. Pero con la concepción feudal que tiene la iglesia acerca de dios y de la misa iglesia, con su monarca absoluto a la cabeza, olvídense de razonamiento. Lo dice el rey. Y oponerse a los deseos del rey es alta traición. Penada con la muerte. Y en este caso, muerte eterna.

    En cuanto a lo que diga la ciencia, mira, bastante le importa a la iglesia. Y hagan un poco de memoria. Aunque no es eso exactamente, es que saben que en la ciencia tienen a un enemigo poderosísimo, porque desmonta sus posiciones medievales. Porque los problemas con la ciencia vienen desde el medievo. Pobre Giordano. Y Galileo se escapó porque se retractó y porque tenía un prestigio enorme. Pero la tierra se movía.

    Es un problema teológico. Cómo todo.

    Y claro, la gente, pues ni caso. Porque las personas normales le llevamos cinco o seis siglos de ventaja en el razonamiento. Y la ciencia crece de manera exponencial. Tienen la batalla perdida.

    Y es que si desdicen en algo, abren una ventana y al entrar el aire derrumbará su castillo de naipes.

    Eso creo. Pero a lo mejor es que no han estudiado suficiente biología. Sería estupendo. Matriculamos a los cardenales que haga falta en primero de biología y listo. Pero no es tan sencillo. Qué va.

    Y los quicos creciendo, con su ortodoxia a cuestas y su media de seis u ocho hijos por matrimonio. Y a llenar iglesias de esta ideología. No está mal pensado. Es bastante más cómodo que irse a África a evangelizar, se los dan evangelizados.

    Seguro que he dicho muchas tonterías, pero , por favor, quédense con la idea principal. A lo mejor no es una locura. O si.

    Buen día a todos

    Óscar. Eres incansable. Te admiro profundamente.

  • Pedro Bosch

    17.000 niños mueren a diario en la peor de las guerras que asolan al mundo: el hambre.

    ¿Porqué la Santa Iglesia Católica y Apostólica no trata de hacer llegar a los países que se dejan llamar cristianos para que impidan esta carnicería?

    Me gustaría que el Obispo de Roma, Francisco y todos los obispos del mundo leyeran, de vez en cuando la primera bienaventuranza de Lucas: Dichosos los pobres.

  • oscar varela

    Hola Tocayo!
    Algunas cositas sobre este Asunto en Argentina.
    1- En la reciente visita del Episcopado argentino a Roma,
    presentaron el estado de la situación pastoral;
    entre ellas declaraban que aun en los Colegios Católicos
    el alumnado andaba con “pañuelo verde”
    (enfrentado al “pañuelo azul”).

    2- La “imaginería católica” pinta un panorama de fetos corriendo por la cloacas.
    3- El Aborto está tratado como de “Salud Pública”.
    4- El derecho al Aborto no está propuesto como “absoluto”
    5- sino “relativo” a las circunstancias.
    6- De lo que se trata es LA DES-PENALIZACIÓN del Aborto.
    7- para ello se discuten las CAUSALES (son 4)
    8- que lo hacen NO PUNIBLE.
    9 – luego siguen un montocito de carajinadas a tener en cuenta.
    ………………….
    Pero los “católicos-SUPER” (y también otras “creencias”)
    están convenzo-empecinadas en que a “ellos” les habla el Espíritu Santo.
    ¡Como pa’ponerse acuerdo ¿no?!

  • George R Porta

    A mi modo de ver no estoy seguro de que el problema de la legitimidad del derecho al aborto sea una cuestión dirimible sobre la base biológica y menos aún sobre la cuestión de la pobreza o la guerra. La primera trata del inicio de la existencia y la segunda de su sostenibilidad o extinción. Pienso que la naturaleza de la legitimidad del derecho a existir y de existir dignamente, merece consideración. En este último caso, entra el derecho de la mujer a optar por el embarazo y, secundariamente el derecho del hombre a tener descendencia y por lo tanto a embarazar. Si todo esto se mezcla para simplificarlo una cuestión mucho menos plausible, la de la definición biológica de condición humana plena o potencial en un estadio del embarazo, sea el de la fecundación o en cualquier momento sucesivo del crecimiento intrauterino, me parece que se comete una grave reducción.
    La ilegitimidad del derecho a la violencia en nombre de la seguridad nacional o individual (la trajinada cuestión de matar en defensa propia, sea de una persona, sea de un estado o nación) ya no debiera ser objeto de discusión. La violencia es ilegítima en todo caso y es ilegítima porque en primer lugar es contrario a la dignidad humana cualquier circunstancia o condición, de origen humano, que amenace la existencia: El calentamiento global planetario, la intrusión en el hogar para robar, el insulto verbal, la coacción en la intimidad sexual, la prioridad de los dividendos sobre la suficiencia decente del salario, la consideración de la prostitución como profesión, la compraventa de personas; la carencia de acceso a la educación, la carencia de servicios médicos y de cuidados de salud. No importa si la violencia es explícita y directamente causa de muerte o atentado contra la digna sostenibilidad de la existencia humana y el bien común, o si se trata de causa tácita o indirecta. De cualquier modo y en cualquier circunstancia la violencia solo engendra una violencia mayor y una disminución de la dignidad y la integridad de la víctima y del victimario.
    La terminación del embarazo entra en este conjunto de causas y no debe ser reducida a la cuestión ética o filosófico-teológica de si ésta comienza o no en el momento de la fecundación, unas horas, unas semanas, unos meses después. Eso es un grave reduccionismo.
    Me parece que la cuestión fundamental es el derecho de la mujer y, secundariamente del hombre, inalienable e inviolable, a tener descendencia.
    Que la mujer le imponga a su descendencia la ausencia del padre durante su crecimiento y desarrollo es también un atentado contra la sostenibilidad de la existencia. Lo mismo se puede decir acerca del que el hombre no asuma su rol en el crecimiento y desarrollo de su descendencia juntamente con la madre de ésta.
    La procreación, no el aborto, es el verdadero y poliédrico asunto.  

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