El terrorismo religioso, que la humanidad viene soportando desde que en el mundo hay religiones organizadas, se ha hecho más preocupante y peligroso desde que el desarrollo tecnológico ha posibilitado el manejo de medios de comunicación y de destrucción violenta que, hace menos de un siglo, no existían. Y, puesto que las tecnologías de la información y de la muerte avanzan a una velocidad que ya no controlamos, cada día que pasa nos da más miedo el “terrorismo religioso”. Sobre todo, si tenemos en cuenta que, con frecuencia, el hecho religioso se entiende mal. Y se vive al revés de cómo se tendría que vivir.
La religión no es Dios. La religión es el medio para relacionarnos con Dios. El problema está en que Dios, por definición, es “trascendente”. Es decir, Dios no está a nuestro alcance, ya que la “trascendencia” constituye un ámbito de la realidad que no es el nuestro. “A Dios nadie lo ha visto jamás”, dice el Evangelio (Jn 1, 18). El cristianismo ha resuelto este problema viendo en Jesús, el Señor, la revelación de Dios. Otras religiones encuentran distintas “representaciones” de Dios. Pero – insisto – ninguna religión puede asegurar que ve a Dios y sabe lo que Dios quiere en cada momento y en cada situación.
Todo esto supuesto, se comprende el peligro que entraña la religión. Porque las creencias religiosas nos pueden llevar al convencimiento de que lo que a mí me conviene o a mí me interesa, eso es lo que Dios quiere. Y si hago lo que Dios quiere, ese Dios (que puede ser una “representación” mía) me puede “mandar que mate” o que “robe” o que “odie” o “utilice” a otras personas, etc. Y lo que es peor, si mato o robo…, “mi Dios” me dará el premio del paraíso de la gloria y los placeres. Con lo cual, ya tenemos el montaje ideológico perfecto para odiar, robar, matar, no sólo con la conciencia tranquila, sino que la convicción del deber cumplido y el futuro ideal asegurado. Si a semejante tinglado mental le añadimos la fuerza del “deseo”, la pasión, los sentimientos y las ambiciones que son tan frecuentes en la vida, ya podemos echarnos a temblar.
Todo esto viene de lejos. Cuando san Bernardo (s. XII) organizaba las cruzadas, publicó un libro en el que decía que matar al infiel sarraceno no era un “homicidio”, sino un “malicidio”. O sea, se podía matar con buena conciencia. Cuando el papa Nicolás V (s. XV) le mando una bula al rey de Portugal en la que “le hacía donación” de toda Africa, de forma que sus habitantes fueran sus esclavos, puso la primera piedra del esperpento y los horrores del negocio de la esclavitud. Cuando Alejandro VI concedió a los Reyes Católicos la bula para invadir y apoderarse de los territorios y riquezas de América, justificó el colonialismo. La desigualdad, en dignidad y derechos, que las religiones han establecido entre hombres y mujeres, entre homosexuales y heterosexuales, han acarreado humillaciones y sufrimientos indecibles. Los horrores de los terroristas religiosos actuales, que matan matándose ellos mismos, porque así se van derechos al paraíso, convierten en un acto heroico lo que es un acto criminal.
Es evidente que, con la experiencia de estas atrocidades (y tantas otras…), necesitamos gobernantes, policías y jueces que nos protejan. Pero este fenómeno, tan arraigado en la historia y tan fundido (y confundido) en las creencias más hondas de millones de seres humanos, sólo se puede resolver mediante la educación. Y con el replanteamiento del hecho religioso, con su fuerza genial. Y con se peligrosidad aterradora.
Como creyente cristiano, termino recordando que, según el Evangelio, las tres grandes preocupaciones de Jesús fueron: 1) el problema de la salud (relatos de curaciones), 2) el hambre y sus consecuencias (relatos de comidas); 3) las relaciones humanas, centradas en la bondad con todos y siempre. ¿No es esto lo que más necesitamos para que este mundo y esta vida resulten más soportables? Y que cada cual lo viva con religión o sin ella. O en la religión que mejor le lleve a vivir así.
Hola a todos
Leí hace un tiempo un artículo de la BBC que muestra de una manera a mi juicio adecuada las relaciones entre la religión y el terrorismo. Viene a decir que “el terrorismo no tiene religión”. Ver aquí.
Juan Enrique Zegers Arrasate
La liberalidad del uso que a veces se hace del lenguaje es impresionante.
Por ejemplo una cosa puede ser definida simultáneamente como eterna (según el DRAE que no tiene ni principio ni fin) y definitiva (según el DRAE que decide, resuelve o concluye y todo por no poder admitir cuando se está errado, ni siquiera cuando se está errado por aproximación.
Esto oscurece la proclamación de la comprensión que se tenga de Jesús y de su mensaje y a menudo es simplemente el resultado de la especulación personal sin mucho más fundamento que el criterio propio ni siquiera suficientemente documentado.
Posiblemente no haya otra actitud ideológica religiosa o política más cercana al fundamentalismo (del cual el DRAE dice que sea cualquier «creencia religiosa basada en la interpretación literal de la Biblia, surgida en Norteamérica en coincidencia con la Primera Guerra Mundial; exigenca intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida».
No hay que olvidar la semejanza al ntegrismo (de lo cual el DRAE dice «que sea la actitud de ciertos sectores religiosos, ideológicos o politicos que defienden la intangibilidad de un sistema, especialmente religioso»), si no es una de ambas cosas, o ambas con todo derecho.
La Revelación De Dios se hizo por medio de Jesucristo ya que Dios “últimamente nos habla por medio del Hijo”…es por eso que las promesas de Jesús son eternas y definitivas ya que “los cielos y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán” como nos dice Marcos discípulo directo de Pedro hablando en la década de los 40 d.C. (Mc 13,13)
Las promesas que son eternas nunca se cumplirán. En cambio, las que son definitivas, sí.
Los evangelios no trasmiten una religión. Jesús nunca dejó de ser judío y la religión cristiana aún sufre divisiones aunque esté basada en los testimonios de loa aeguidores de Jesús de Nazareth a quien él mismo les reprochó la falta de comprensión y de confianza, respectivamente, con respecto a lo que él representaba y lo que él les enseñaba.
La religión es un constructo humano y como tal ha de pasar. Pablo (1 Co 13) sugiere por esa razón que la fe pasará. La esperanza ha de pasar porque las promesas no son eternas, sino que deberán cumplirse si son definitivas. En cambio el Amor, Pablo pensaba que no pasará a juzgar por las cartas que se le atribuyen y ese es el consuelo ante la miseria de las religiones.
CLARO que “da miedo” cuando entendemos mal la religión, cuando no la estudiamos con seriedad y cuando nos apartamos del Evangelio que recoge la tradición escrita…Tampoco podemos dudar que Jesús incluyó en sus preocupaciones, como cita el autor del artículo de arriba, el problema de la salud, la injusticia del hambre y el conflicto de las relaciones humanas etc. etc….Sin embargo, yo diría, que lo fundamental en el Cristo que conocemos por medio de sus discípulos mas cercanos, es de índole mayor…porque si los desvelos básicos de Jesús de Nazaret se relacionaran solamente con el hambre, la salud y las relaciones sociales, entonces El no hubiera ido mas lejos que lo que ha pasado con algunos líderes mundiales como Mahatma Gandhi etc. que expresaban poco menos que lo mismo, y probablemente su memoria no hubiera persistido tan actual como es Jesús en pleno siglo XXI..
PERO cuando repasamos a lo que afirman los testigos de la época de Jesús, vemos que Cristo recalcó e insistió mucho mas en:
1- El PRIMER mandamiento que es amar a Dios sobre todo lo demás,…. y que el SEGUNDO es semejante al primero, y que consiste en amar al prójimo, y que estos 2 mandamientos son un resumen de TODA la Ley de Dios, que Jesús no vino a destruir, sino a completar y a darle su verdadero sentido. (Mateo 22, 36-40; 5,17)
2- Que debemos atesorar para el cielo, y no en la tierra, puesto que de nada nos sirve “conquistar todo el mundo si perdemos” la vida…eterna, y por tanto nuestra alma (Lucas 12, 33-34) (Marcos 8,36)
3- Que el Reino de Cristo, aunque incoado en la tierra, realmente “no es de este mundo” sino que lo trasciende, (Juan 18,36) y que su gracia “salta hasta la vida eterna” (Juan 4,14)
4- Que el que cree en Jesús, aunque muera, vivirá ya que El mismo es “la Resurrección y la Vida” (Juan 11, 25-27)
No existe duda alguna que Jesús nos quiso mostrar la misericordia del Padre atendiendo a las cosas “temporales”, pero éstas son efímeras, desaparecen con el tiempo que se nos va de la mano rápidamente, sin retorno…PERO las promesas formales de Jesús son “eternas”, y esa trascendencia prometida es la que precisamente distingue la “religión” transmitida por el Evangelio, oral y escrito, de todas las demás religiones que son predicadas y fundadas en la boca de los “seres humanos”…Existe, pues, una gran diferencia…
Un saludo cordial Santiago Hernández
Pienso que el problema de gran parte de las religiones que sobreviven hasta hoy es que son sólo envases de lo que representaron en su momento.
Han quedado vacías de lo que les daba vida y son cadáveres sostenidos por templos, ritos y seguidores ciegos que son fanatizados o utilizados para beneficios que nada tiene que ver con lo que perseguía cada religión.
Falta mirar al hombre como tal, humanizarlo y elevarlo a niveles espirituales como lo hacía Jesús.
¡Cierto… es terrible y sin sentido alguno!
¿Cuando caeremos en la cuenta, que el Dios que proclamamos, no puede estar de acuerdo con tanto enfrentamiento, intransigencia, guerras, pensamientos y acciones justicieras en su nombre?
¿En que clase de Dios se cree… los que tanto lo vociferan?
mª pilar
Buenos días,
Hoy, más que nunca, se necesita una depuración de la finalidad de las religiones. En mi opinión, las religiones nunca pueden ser el final, sino que son medios para. En el caso del cristianismo, también se ha olvidado este proyecto de Jesús, incluso poniendo por medio la importancia de la Iglesia y subyugando a ésta la misión de Jesús de Nazaret.
Creo que, a menudo, cuando uno acude a reuniones con párrocos y en estos medios, sigue oyendo el mismo mensaje de permanencia de la Iglesia como institución, sin profundizar en la importancia de las preocupaciones de Jesús.
Dietrich Bonhoeffer pensaba que la Iglesia debía de ser para los demás o no era para nada, ni nadie. Algo así se podría decir de las religiones, éstas deberían entender que la salvación es otra manera de hablar de humanización. En sentido contrario, lo que se persigue es la ideologización y el fundamentalismo: dos aspectos que tenemos en nuestras religiones de manera constante.
Saludos,
Estoy convencido de que Jesús tenía esas tres preocupaciones apuntadas en el artículo. Es posible que tiuviera alguna más, pero de los Evangelios se deduce con claridad las tres indicadas. Son preocupaciones sobre realidades de la época de Jesús y también de la nuestra actual. Hagamos desaparecer los problemas de salud, al menos los causados por los mismos seres humanos, las hambrunas existentes y mejoremos las relaciones internacionales e interpersonales, cualquiera que sea la procedencia de las personas y su estatus social, y habremos conseguido un elevado grado de felicidad para esta sufriente humanidad.