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La exaltación del Misterio

RománLo particular de las iglesias cristianas entendidas en su dimensión de Pueblo de Dios consiste en que se nos ha ofrecido vivir de una dimensión sobrenatural de nuestras servidumbres de forma que se nos distinga de cualquiera de los demás grupos religiosos que apelan a lo divino. Ésta, su naturaleza, está condicionada pero no determinada por la evolución de la cultura ni por los hechos históricos, y no se agota por el mal moral en el mundo, la sociedad a la que pertenece, y en su propio seno de creyentes, a causa del contagio y la convivencia con el mal que siempre estará presente en esta fase del Reino de Dios.

La vida sobrenatural se ha producido por una actuación directa de Jesús en nosotros teniendo como agente al Espíritu Santo bajo la iniciativa del Padre. Hablamos en términos de Salvación, porque somos la Comunidad de los salvados de Dios.

Solemos reducir el mensaje a la promesa de una vida futura para después de la muerte, y a la religión entendida como el conjunto de prácticas y doctrinas conducentes a “un buen morir”, debido a una contaminación cultural producto del aliento religioso que es común a todo ser humano históricamente.

Las geniales intuiciones de las generaciones de postguerra (1945-1990) hacían señalamiento de la apertura de una nueva época que los estudiosos se apresuraron a calificar como un nuevo paradigma. El Concilio Vaticano II (1963-1965) trajo una nueva luz al Catolicismo apelando a una revisión exhaustiva de todo el aparataje institucional e ideológico para identificar y purificarnos de todas las adherencias históricas sobre los cimientos de la Iglesia. Labor compleja y harto difícil que su actual jefe espiritual, el papa Francisco, está reanudando, aparentemente casi en solitario.

Se puede llegar a los cimientos del Catolicismo Romano, cosa que posiblemente con algún éxito consiguen muchos expertos en demoliciones. Pero podríamos estar ante una nueva encrucijada no prevista hace cincuenta años. ¿Son los cimientos vaticanos precisamente los cimientos del “colegio apostólico”, el grupo de los doce?

Estas dudas han nacido dentro del propio Catolicismo, en el mal llamado progresismo por un uso erróneo del término, y cómo la cultura ha sido el conformante de la mentalidad católica, donde se está haciendo distinción entre la doctrina, el mensaje y la persona de Jesús y la creación de la Iglesia, invento posterior de su grupo de seguidores, descabezados y llenos de incertidumbre por la muerte de su maestro. No se habla de fraude histórico, sino de inconsecuencia doctrinal (teológica) al nivel de cómo ha sucedido en la historia con muchos grupos y movimientos religiosos. Se habla y se escribe en términos de reforma o de refundación para mantener viva la llama del maestro. Se conjetura sobre contextos históricos, rivalidades sectarias, fechas, grupos religiosos y étnicos e influencias culturales.

Que nuestro catolicismo esté siendo revisado actualmente tanto por estudios fuera del cristianismo siguiendo las pautas científicas, como dentro en sus concepciones teológicas nos está permitiendo una mejor aproximación y valoración del Misterio.

El método histórico-crítico al servicio de nuestros textos sagrados y de la teología ha resultado un instrumento muy eficaz para aliviar a la institución en la quita de los polvos que con los siglos se habían acumulado restándole su esplendor y asimismo ha concitado el interés de la historiografía profana en torno a Jesús y el nacimiento del Cristianismo, pone al desnudo muchas de las teologías en confrontación que han dado lugar a la diversificación en grupos sectarios o denominaciones no católicas, así como los hallazgos o debilidades de corrientes teológicas cultivadas dentro del Catolicismo. El balance, en general, es positivo.

Creo que el mayor logro del avance científico en el ámbito de nuestro pensamiento ha consistido en su ayuda para poder distinguir con mejor precisión lo que obedece a la herencia cultural sobre la labor pneumática en la dinámica de nuestra fe, y a que sepamos valorar mejor y sin dualismos el impulso creador y redentor de Dios.

La ciencia, ni siquiera la filosofía más imaginativa, pudo prever la iniciativa de un Dios Creador que se hace presente en la historia como aconteció con la formación del pueblo de Israel. El Misterio no se hace comprensible sin una lectura teológica. Dios no se convierte en aprehensible mediante la elaboración de un pensamiento sino a través de una experiencia que ha constituido en salvadora para el ser humano. El Dios de Israel, es “un Dios de vivos”, quien se hace presente cada vez que es invocado y que camina con Su Pueblo.

Olvidamos por razones de escuelas que Saulo de Tarso es coetáneo de los apóstoles y de aquella primera generación de discípulos y discípulas de Jesús quienes habían caminado con Él desde Galilea a Jerusalén y dieron testimonio fehaciente de haberle visto y estado con Él después de resucitar. Se omite también que algunos de los escritos de Saulo (ahora Pablo) se recibieron antes que los evangelios canónicos. Hacer diferenciación entre las enseñanzas y hechos de Jesús y la doctrina de los apóstoles resulta esquemáticamente artificiosa por razones de teología, además falto de rigor histórico. Se puede obviar el milagro, desestimar lo maravilloso. Pero los datos son fiables y no se pueden desestimar sin la contradicción de una mentira y quiénes hayan podido ser sus agentes.

Por muy elevados hasta lo sublime que encontremos los textos de Pablo carece de valor histórico que le situemos como el gran refundidor del Cristianismo primitivo, salvo que hagamos separación temporal y doctrinal entre él y el conjunto del colegio apostólico. Sería como si tras la muerte de Jesús nacieran dos colectivos separados de discípulos defendiendo la herencia del Maestro, cada uno por su lado.

Los documentos muestran una situación completamente distinta de adaptación a los nuevos problemas surgidos con el cumplimiento de la misión y la aceptación a veces dramática del universalismo predicado por Jesús en sus últimas instrucciones, con la asistencia del Espíritu Santo.

Prevalece el contenido de la predicación apostólica, lo que teólogos posteriores han dado en llamar “el kerigma apostólico”, tan estudiado y recomendado durante los años conciliares de nuestra juventud. El kerigma estaba presente en los discursos de Pedro y de Pablo (Hechos 2,14-39; 3,12-26; 4,9-12; 5,29-32; 10,34-43; 13,16-41).

Incluso podemos señalar que los textos definitivos de los cuatros evangelios canónicos están articulados sobre el esquema de la enseñanza apostólica que aquí llamamos kerigma, en una profundización de la comunidad cristiana del mensaje de Jesús. Los evangelios desarrollaron ampliamente la predicación primitiva.

Pedro se ofrece de testigo material de la muerte y resurrección de Jesús y señala a una multitud que puede acreditar haber estado con él otra vez vivo después de muerto. Pablo hace lo propio: “Él se apareció durante muchos días a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén y que ahora son testigos suyos ante el pueblo”.

La Iglesia, porque ha nacido del costado abierto de Jesús en la Cruz y porque se vio bañada por la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés, vive perennemente del testimonio de Jesús en su dimensión sobrenatural sorteando las mentalidades y los siglos. Iglesia y Reino de Dios son dos realidades distintas y complementarias como Creación y Redención. Muchas de las distinciones que hacemos nosotros en nuestro discurrir teológico son más artificios de escuela que reflexiones iluminadoras del Misterio, estamos hecho prisioneros de nuestro propio lenguaje religioso.

Nos quedamos muchas veces en la contemplación de lo que Dios ha hecho por medio de Jesús en su secuencia histórica hasta la efusión del Espíritu cincuenta días después, pero aquella primera predicación apostólica nos introducía a otras realidades divinas ocurridas en los cielos: “Así, pues, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y lo ha derramado”.

Jesús fue el primer redimido de Dios, el Padre, quien le ensalzó colocándole a su diestra, constituyéndole en “Señor y Cristo” (Hechos 2,36) La imagen simbólica de la Ascensión, propia del Jesús que leemos en vida, nos instruye muy a las claras que es entronizado en los cielos junto al Padre por derecho propio. La exaltación del Misterio.

59 comentarios

  • George R Porta

    Pues, Santiago, me alegra poder leerte en primera personal del singular. Sigo en desacuerdo contigo pero ojalá que continuaras escribiendo en primera persona. No comenaré al respecto de lo que escribas porque tenemos dos ángulos diferentes, casi opuestos, pero leo todos los comentarios y los tuyos los leo También. Saludos.

  • Santiago

    PERO mira “para eso” George, con respecto a tu comentario del 25 de Julio , y sin ninguna intención irónica, yo creía lo contrario…que a ti te gustaba el debate personal….Yo creo que te quejaste en varias ocasiones de cierta “impersonalidad” que se notaba en muchos de los comentarios que se escriben por aquí…;Pero es que entonces me equivoqué en la apreciación, en este   sentido… por lo que ahora
    vas diciendo…..y ya veo que te vas mas por la ideología, que es más profesional…..aunque, por supuesto, no se puede separar del ente.
    .

    Sin embargo, al citarme y colocarme en la palestra de nuevo no fue necesario que mencionaras mi nombre ,puesto que fue muy  fácil
     comprender que te referías a mi comentario del mismo día…Por eso fue que tambien yo quise comentar explicando lo que yo creí estaba fuera del contexto de mi opinion…
    Por eso, estamos de acuerdo…en la cuestión de las “opiniones”….pues a mi me pasa “casi” lo mismo que a ti amigo George….los conceptos y las opiniones con las que no estoy de acuerdo tambien me incitan a contestarlas…..no porque sienta un “deber” que me obliga “en conciencia”…..-al fin y al cabo mi opinion, como la tuya, ES una entre “legioness”- sino por un intercambio humano y social que me concede la libertad de expression que afortunadamente todavía existe en “ciertos países”…ya que como tu y yo sabemos en otros no existe este derecho…
    Por otro lado, es de agradecer que todos queramos “comentar para intentar equilibrar los contenidos y ofrecer el punto de vista  opuesto” (no te puedes quejar, George, tambien yo cito lo que corresponda)…..Y asi pues, como tu tambien lo expresas, tambien yo respeto estos comentarios de mis compañeros en el valor constructivo que poseen….ya que la VERDAD, de hecho, hay que irla asimilando y aceptando gradualmente….
    Yo tambien, como tu, he repetido “hasta el cansancio” que lo que yo escribo es lo que yo creo….Nadie está obligado a creer lo que yo creo. Cualquiera, si quiera, puede leerme o no…y pasar la vista hacia otro tema…¿Dónde está la controversia y la cuestión?…La verdad incuestionable “per se” la presenta mi FE…..y la fe de muchos….la FE en el sentido como la explica Román… de confianza….de asentir….Cada cual tiene la libertad de asentir a la FE…o no   ¿No es esto una verdad “incuestionable?

    ¿Quien soy yo para hablar con autoridad?….Cuando hablo en “primera persona del plural” (que parece molestarte “tanto”), no intento rodearme de autoridad, como tu pareces afirmar….no se trata del mayestático   NOS …..sino que pienso que en vez de usar el YO……el nosotros me hace identificarme con la comunidad de creyentes a la que pertenezco…a ese sentido de comunion que existe en la Iglesia Católica…la Iglesia Universal….En ningún momento implico con esto que deseo IMPONER lo que creo a nadie, por  las mismas razones que ya he citado…..Esa es una de tus erróneas interpretaciones que no vienen al caso….pues es difícil incluirse en una FE en la que “no nos sentimos” confortables….(Este “no nos sentimos” no tiene porque offender a nadie, es por lo demas, una “forma” del lenguaje”…..

    George, amigo, tiendes a generalizar y ademas tiendes  a una radicalización absoluta de lo que se cree y se juzga…Pero esto no es posible en esta vida…..Solamente podemos aproximarnos un poco a este “absoluto” a lo cual tendemos… Hay grados de fe, esperanza y de amor…..Hay que dirigirse hacia lo absoluto……pero tenemos que hacerlo “flexiblemente”….El cristianismo que nos aproxima mas a Jesus es el que sigue su camino de mansedumbre donde lo radical es puro amor….

    En cuanto al Misterio, no solamente me refiero a Dios como misterio…sino a toda la Creación….Como no somos nosotros los humanos el centro de la Creación…..ni poseemos la vida “en si misma”…entonces el primer Misterio es el trascendente….me trasciende a mi, mera criatura….por eso, mi comprensión personal del Misterio ha de ser limitada…puede conocer…de hecho conozco el Misterio y los misterios..pero de manera parcial…..querer “absolutamente” conocer el Misterio y todos los misterios….no parece pertenecer a nuestra capacidad humana  mientras vivimos en esta tierra….Esto esta reservado para la “otra vida” donde “veremos cara a cara”…y esa vida  si es trascendente…¿Me aclaro?
     
    Yo tambien agradezco tu comentario…Tampoco me sentí ni halagado, ni ofendido…sino que me pareció interesante “tu interés”…Gracias por cederme el espacio….que tampoco es necesario…ya que esto es una tribuna libre…..Mientras exista libertad, entonces podemos opinar lo que mejor nos parezca…aunque nos parezca que es el “otro” el equivocado…

    Un abrazo    de Santiago Hernández        

  • George R Porta

    Román, esta es la conclusion de mi entrada anterior. Perdona la longitude pero te copio citas textuales porque las deficiencias que me atribuyes a mi parecer no se justifican como te explico.

    Leo además en tu comentario: “El segundo tiene que ver con el misterio. Encuentro que insistes más en el vocablo que en el concepto”.
     
    En afecto así es. El vocablo y su historia etimológica preceden e interactúa con el concepto. Mientras más popular es más equívoco es también.
     
    Por lo demás, las correcciones que me haces figuran en la referencia bibliográfica que di. Yo no la copié porque di la referencia, incluyendo los paralelos evangélicos. Si miras mi comentario en la línea 30 hay unos corchetes unidos a la palabra “par” que se refiere a ello, a las citas en otros evangelios. Por lo tanto no puedo adjudicarme error al respecto.
     
    La referencia a la traducción de la Watch Tower, los Testigos de Jehová no la tomo en cuenta ya (cuando estudiaba la incluía en mis comparaciones pero ya no lo hago ni como ejercicio académico. Un secreto conocido es un oxímoron.
     
    La palabra “misteria” (plural) de Mateo 13, 11, te reproduzco lo que dice el Diccionario que cité en mi entrada anterior:
     
    “Los lugares paralelos de Mateo 13, 11 y de Lucas 8, 10 (γνϖναι τα μυστήϱιa en vez de τα en singular) no se centran tanto en el hecho de la llegada (μυστήϱιον en singular) sino más bien de la esencia del Reino de Dios en sentido amplio, cuya proclamación entiende la comunidad (incluyendo a los discípulos)
     
    Mencionas que “la palabra (vocablo) “misterio”, aparece en otros varios pasajes de los cuatro evangelios.” (Sic) Te agradeceré que las que conozcas que no estén mencionadas en las que yo ya menciono Mateo 13, 11; Lucas 8, 10 y Marcos 4,11, por favor me indique cuales son las otras citas de la palabra misterio en singular o plural.
     
    Te añado la introducción al §3 dedicado en el diccionario específicamente al NT: “En los 28 pasajes del NT en los que aparece μυστήϱιον, este no se emplea ni en sentido cultual ni en sentido puramente profano. Para entender debidamente el término, hay que tener en cuenta toda la gama de significados desarrollada hasta ahora (se refiere a los §§ 1 y 2 inmediatamente precedentes). Del concepto griego de μυστήϱιον procede un sentido estrictamente esotérico de una “vivencia” que es inaccesible a la razón humana, así como el tema del “vivir desde el aspecto de la muerte”. De la tradición judía procede un esoterismo menos rígido y el misterio de Dios, un misterio trascendente y humanamente inaccesible, que es puesto históricamente en acción por Dios mismo en sus actos de salvación y juicio en el pasado, en el presente y en el futuro, y que se ha hecho presente ya desde ahora al que ha sido llamado y que se hará patente a todos al fin de los tiempos. Por su contenido el μυστήϱιον  se refiere primordialmente a la acción salvífica de Dios en Cristo.”
     
     Y la conclusión a todas las referencias hechas a esta palabra misterio: “La base del uso  de μυστήϱιον en el NT reside en significado fundamental  del término griego inexpresable, es decir, lo que no es accesible al pensamiento natural (pero sí es accesible a la fe). Esto impide que el concepto tenga un contorno preciso. El sentido de cada enunciado se deduce en cada caso del correspondiente contexto. Aquí el papel más importante lo desempeña la tradición de las concepciones apocalípticas judías (el misterio oculto y luego revelado). Pero también hay que tener en cuenta los elementos griegos que, como tales, vienen dados con el vocablo, y que se conservan incluso al servirse de ellos para traducir conceptos hebreos.” (Énfasis añadido).
     
    Te he subrayado el final en negrita para hacer más clara mi opción de dar prioridad al vocablo o término sobre la tradición o el concepto que no es gratuita, sino que busca la mayor transparencia reduciendo la equivocidad de las interpretaciones de carga cultural.

  • George R Porta

    Román. Gracias por tu aclaración. Te respondo en dos partes.
     
    Si te leo correctamente me atribuyes insistir en que se trate de creencia. Así es. Me gustaría referirte a las distinciones agustinianas que Tomás más tarde abrazó: “credere Deum, “credere Deo”,  y “credere in Deum”, que me parece que respectivamente se refieren a creer intelectivamente que Dios exista; creer por (causa) de Dios o la fe como don o gracia; por último creer hacia Dios como destino, escatológicamente.
     
    Pero en cualquier caso si para el sujeto creyente cualquiera de ellas refiere a la fe que sostiene y a la que se confía, no por ello pierden su carácter subjetivo de creencia que no puede ser compartida sin el consentimiento de la otra persona.
     
    En ese sentido que mi creencia sea suficientemente persuasiva para uno no tiene que serlo necesaria e igualmente para todo el mundo. En esto radica lo que me parece erróneo en tus planteamientos filosófico-teológicos. Yo solo puedo hablar (limitación que pareces no tener) de mi creencia cuyo exacto alcance ni siquiera yo mismo puedo medir porque es dinámica, va creciendo conmigo. Es un existencial.
     
    Esa diferencia en estancias filosófica o hermenéutica y teológica termina la conversación. Tú piensas o sientes que yo esté errado y te creo sincero en ello y a mí me ocurre lo mismo con respecto a ti. Esto es cierto porque precisamente lo que pudiera resolver la discrepancia irresoluble fuera llegar a un acuerdo en el significado real, etimológico material de las palabras y no depender de las interpretaciones particulares. Yo no pudiera creerle a Dios, que solo parece que haya querido o podido manifestarse a mí, quizás, en Jesús de Nazaret y yo deseo conformarme con y a ello.

  • Román Díaz Ayala

    George, yo tambien soy de la opinión de que Atrio es una tribuna abierta a todos los vientos, una conversación plural con todos o todas los interlocutores, interlocutoras.
    Yo encuentro dos matices que nos separan. El primer matiz que tu insiste en Creencia ( creer en Dios) ye identificas la fe con tal tipo de creencia, pero la fe que algunos manifestamos es la de la confianza ( que a veces citas como esperanza, o espera esperanzada) por lo que no podemos decir que creemos en Dios, sino que le creemos a Dios, quien se nos ha hecho presente en nuestras vidas.
    El segundo tiene que ver con el misterio. Encuentro que insistes más en el vocablo que en el  el concepto. La traducción castellana de ” secreto” es correcta, y de hecho la usan varias versiones, como por ejemplo la Biblia Latinoamericana, en su versión Pastoral, que consulto repetidas veces. Las traducciones modernas al Inglés, por ejemplo, la Today`s English Version usan el término “Secret”. Resulta curioso que la Biblia de los Testigos de Jehová, que suele usar paráfrasis en los pasajes más comprometidos con sus doctrinas, donde ven “Misterion, Misteria” suele decir secreto revelado, o secretos conocidos.
    Por otro lado, además de tu cita de Marcos 10,11 (misterion) también encontrarás misterios (misteria) en Mateo 13,11 de boca de Jesús y por supuesto que en los evangelios el sentido de revelación de lo oculto de Dios a sus discípulos, sin mencionar la palabra(vocablo) “misterio”, aparece en otros varios pasajes de los cuatro evangelios.
     
    Confío que esta aclaración te haya servido de algo.

  • George R Porta

    En lsa líneas 21 y 22 de la entrada que acabo de hacer a las 20:14 h, “se lee “para nivel de ignorancia” y debe leer “para mi nivel de ignorancia”. Perdón por mi error. Gracias.

  • George R Porta

    Si no me equivoco, Juanel, lo cual es muy posible que ocurra, no he dicho cuales afirmaciones considero erradas y menos que me limitara a las afirmaciones sobre Dios. Solo afirmo que desde mi punto de vista tanto Santiago como Román hagan afirmaciones teológicas o filosóficas que me parecen erradas con respecto a lo que pienso. Respeto tu derecho a referirte a solo afirmaciones referentes a Dios y todo lo demás que escribes. Esas son tus creencias y las respeto.
    Tienes derecho a tu opinión si bien me parece que no debieras, temáticamente hablando, atribuirme específicamente ninguna afirmación porque yo mismo no lo hago aunque reconozco que al no hacerlo deje el espacio vulnerable a atribuciones solo que ilusamente no las espero. Me parece que tanto Santiago como Román yerran al afirmar como verdades lo  que solo pudieran afirmar como “creencia” pero no me corresponde a mí rectificarles ni contradecirles ni lo deseo siquiera.
    De lo que se trata es que deseo cuestionar, si puedo participar en Atrio como hace el resto de los comentaristas, cuando lea algo que me parezca cuestionable pero que alguien afirma como verdad siendo solo una creencia personal me parece que pueda comentar como errónea la manera o el modo de la afirmación. Si fueran propuestas como creencias no vería causa para comentarlas. Ese no será el caso cuando las creencias sean propuestas como verdades.
    Mi discrepancia aunque tenga el derecho de poder expresarla sobre todo porque el comentario de Santiago me mencionó, siempre implicará que en materia de “creencia” para presentarla como  “verdad,” sobre todo si se trata de una afirmación implícita o tácitamente irrefutable, haya un tramo larguísimo por recorrer de parte de quien la propone para beneficio de los demás que somos ignorantes o podemos serlo.
    En este hilo lo que ha estado siendo considerado es la noción de misterio. Así pues, solo para aclarar mi posición voy a citar una fuente exegética que me parece no sea de las peores aunque no reproduzca el texto íntegro porque fuera excesivamente largo.
    Quizás existan otras fuentes o referencias mejor autorizadas, más completas o dignas de crédito pero para nivel de ignorancia esta me resulta suficiente. Se trata de la siguiente: Horst Balz, Gerhard Schneider, Diccionario Exegético del Nuevo Testamento, Vol. II, Salamanca, Sígueme, 1998, pp. 342; 346-347.
    Al ocuparse del término Misterio recorre bastante exhaustivamente el uso del mismo  según el siguiente esquema: μνστήϱιον, μυ, υό = mystērion, misterio, secreto) 1. En el griego profano (a. uso cultual y b. uso metafórico); 2. En el judaísmo (a. LXX, b., la apocalíptica y los documentos de Qumrán; c. Filón y d. Josefo); 3. En el NT (a. Evangelios, b. Pablo ─1 Corintios, Romanos 11, 25─; c. Colosenses, Efesios, Romanos 16, 25; d. 1 Timoteo; e. 2 Tesalonicenses; f. Apocalipsis; en la sección “g” añade una observación final (transcribo de la fuente en cuestión).
    Este es el párrafo inicial  de la sección 3.a referentes a los Evangelios: μνστήϱιον se encuentra únicamente en Marcos 4, 11 par[alelos] en la expresión “el misterio del reino de Dios” (que se refiere  a βασιλεία, en el sentido que se atribuye a Pablo en 1 Corintios y Romanos 11, 25). El logion emplea el término μνστήϱιον para describir la experiencia del comienzo del reino de Dios en las palabras y en las obras de Jesús. Este reino se halla todavía oculto y se revelará en toda su gloria  al fin de los tiempos, pero ya ahora se ha hecho accesible (en voz pasiva δέδταί) a los discípulos de Jesús y puede ser comprendida por ellos en la fe, mientras que por los de fuera todo resulta παϱαβολή (parábola = en el sentido de enigmático) y permanece por lo tanto oculto.” (Énfasis y añadido entre corchetes son míos).
    Solo para facilitar un poco de contexto copio de la traducción que hizo Juan Mateos de Marcos 4, 11 lo siguiente en cuanto a la parábola del sembrador y la incredulidad o las dificultades de sus oyentes para entenderla: “Marcos 4, 10-11, ‘cuando se quedó a solas, le preguntaron los de su círculo, incluidos los Doce, por el sentido de las parábolas. Entonces, él les dijo: Ustedes ya están en el secreto de lo que es el reinado de Dios; ellos, en cambio, los de fuera, todo lo reciben en parábolas’.”)

  • Román Díaz Ayala

    Es muy posible que abordando estos temas en conjunto perdamos un poco de perspectiva, pues una cosa es la evidencia bíblica, es decir, la Palabra de Dios como norma de verdad donde se enmarca el misterio, y otra la historia de las religiones comparadas con su arcano, a lo cual se le llama misterio también, y luego está la reflexión teológica, que no está siendo necesariamente bíblica, pues se asienta en la razón filosófica, y que evalúa el misterio, sobre una concepción  previa de Dios.
    En todos estos casos y supuestos, estamos apelando a algún tipo de autoridad, unas veces intelectuales  o académicas de la filosofía-teología y otras de personas que ocupando cargos en clero-jerarquía ( el obispo Spong, por ejemplo) razonan desde posturas laicizantes.
    Para ser rigurosos, las Escrituras utilizan el concepto de Misterio, o misterios, pero nunca como un secreto oculto, ni para un reducido grupo de iniciados ( una élite intelectual, o quizás un círculo de iniciados). Para la economía del Evangelio, siguiendo la tradición iniciada del A.T. ( el libro de Daniel, Job, Sab) es aquello que Dios nos ha dado a conocer de Sí mismo y de sus planes o designios. “Yahvé se confía a quienes le temen, los va instruyendo con su alianza” (Salmo 25,14)
    En el mundo católico tenemos un problema histórico, aún no resuelto, y como arranca de la tradición medieval existe también en el protestantismo a pesar que restablecieron la autoridad bíblica sobre la Tradición y el Magisterio, y es la filosofía cristiano-medieval al cultivar la filosofía heredada de los griegos haciéndola depender del sentimiento religioso y su interés  especulativo se centró en la cuestión de Dios

  • Juanel

    A mí NO me parecen erradas las afirmaciones que hacen sobre Dios Román y Santiago, como dice George en su último comentario. Para que pudiera calificarlas de erradas tendría que demostrar su error y no veo cómo podría hacerse. Necesitaríamos “saber” de Dios, con evidencia y conocimiento completo, y esto ninguno lo afirma. Lo que a mí me parece es que lo que se dice sobre Dios NO puede justificarse de un modo que sea válido para todos. Y no puede hacerse por lo que apunta George, la persistencia del MAL tanto en el mundo natural como en el humano. Y aquí no hay salida, o Dios es el responsable del mal y quiere su presencia por las razones que sean, o bien Dios es un ser débil que no tiene suficiente poder para impedir su origen y desarrollo. Yo sobre Dios-Misterio prefiero el silencio.

    Sobre el Padre de Jesús, al que está referida toda su vida, sí que puedo hablar y mucho. Es el soberano del Cielo, del Reino, de la Plenitud Humana, nada hay tan humano como el Padre pues está lleno de amor, justicia, paz, felicidad, abundancia, compasión, misericordia, conocimiento, poder, sabiduría, etc., en un grado superlativo, traspasando todo límite. Pero ¿es Dios? Confío y espero que esté en relación estrecha o íntima con Dios, con lo Eterno, y no sólo el Padre, sino también el Hijo y el Espíritu, incluso podría esperar que no sólo estén en relación sino que fuesen una sola y misma cosa.

     
    Sin embargo, la idea y contenido de Dios surge de un largo recorrido en la historia de las religiones. Parte del pensamiento mágico y animista por el todo cuanto existía y ocurría dependía de los muy diversos espíritus, presentes en cada cosa o ser y en toda la realidad visible e invisible. Los dioses surgieron como poderes superiores que controlaban los espíritus, y de aquí a un sólo Dios superpoderoso suficiente para controlarlo todo. Pero la idea de realidad aquí sigue siendo la misma, una realidad llena de espíritus o bien del poder mágico de Dios sobre ella. Esta idea hoy es insostenible por el cambio radical que ha sufrido la realidad mediante el conocimiento científico. La idea de Dios del anterior paradigma resulta innecesaria, superflua, y a la postre contradictoria con el Padre de Jesús.