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Dogmi di fede sulla famiglia?

CastilloFuera de casa, en Madrid, muy ocupado en una importante reunión de Iglesia Viva, no he podido seguir como me gustaría, los últimos acontecimientos de España, del mundo y del Sínodo. Pero me ha alegrado ver cómo en el blog de la revista Il Regno, cuya dirección puse el otro día, he encontrado cómo han resaltado con el título en italiano y el texto en castellano este articulito de nuestro amigo José María. Tiene más importancia de lo que parece. Por cierto, si alguien de Madrid quiere conectar conmigo estaré hoy domingo, entre 16,30 y 19,30 en una terraza bar del jardín invernadero de la antigua estación de Atocha. Antonio.

(José M. Castillo*) Existen dogmas de fe sobre la familia? Por tanto, ¿se puede afirmar, con toda seguridad, que en la fe de la Iglesia existen verdades dogmáticas, que son indiscutibles y que, en consecuencia, no es lícito poner en duda en ningún caso ni se pueden modificar sea cual sea la finalidad por la que se pretendan cambiar?

Para responder a esta pregunta, lo primero ha de ser – como es lógico – precisar qué es lo que entendemos los católicos cuando hablamos de “dogmas de fe”. Tomo la respuesta a esta cuestión de la última edición del gran volumen de Teología dogmática de Gerhard Ludwig Müller(Barcelona, Herder, 2009, 78-79), actualmente cardenal prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe. Según afirma acertadamente este cardenal, para saber lo que es un “dogma de fe”, tenemos que recurrir a la definición que formuló el concilio Vaticano I (1870) en la constitución dogmática sobre la Fe Católica (cap. 3º):”Deben creerse con fe divina y católica todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios escrita o tradicional (“in verbo Dei scripto vel tradito”), y son propuestas por la Iglesia para ser creías como divinamente reveladas, ora por solemne juicio, ora por su ordinario y universal magisterio” (Denzinger-Hünermann, 3011).
Por tanto, para que una afirmación religiosa sea “dogma de fe”, no basta que esa afirmación se encuentre en la Biblia o sea presentada en la tradición más seria y auténtica de la Iglesia. Además de eso, es indispensable que tal afirmación sea propuesta para ser creída por el “juicio solemne” de la Iglesia. Tal juicio solemne sería una “definición dogmática” de un Concilio ecuménico o de un papa. En cuanto al “magisterio ordinario”, tendría que ser una verdad, aceptada como verdad revelada por Dios por la Iglesia universal, cosa que en este caso no sucede, dadas las muchas dudas y teorías opuestas que existen entre los católicos, precisamente en los numerosos y discutidos asuntos relativos a la famila.
Por tanto, los problemas relativos a los modelos de familia no son, ni pueden ser, dogmas de fe. En consecuencia, el Sínodo tiene – desde el punto de vista dogmático – entera libertad para deliberar y decidir lo que crea más conveniente para el bien de los seres humanos, de la sociedad y de la Iglesia.
En consecuencia, quienes echan mano de los dogmas de la Iglesia, para limitar la libertad de los participantes en el Sínodo a la hora de tomar sus decisiones, hacen lo mismo que haría quien echase mano de una solemne mentira para imponer sus propias ideas o sus propias conveniencias. El Sínodo, por tanto, puede perfectamente decidir lo que considere más conveniente para resolver los problemas relativos a los divorciados, a los homosexuales, al celibato de los sacerdotes o a la ordenación sacerdotal de las mujeres. En todo caso, quien tenga sus propias convicciones sobre los asuntos mencionados, que las presente como propias, pero que nunca tenga el atrevimiento de afirmar que eso pertenece a la fe de la Iglesia o que en ningún caso se puede hacer.

28 comentarios

  • Santiago

    Rodrigo,   gracias por tus observaciones y opiniones….Coincido en que Jose María Castillo ha querido, en su artículo de arriba, separar la verdad definida  de lo meramente disciplinar y pastoral…PERO como tu bien dices la Iglesia ya ha hablado sobre estas cuestiones, a través de los siglos…Ya existía el divorcio y la homosexualidad en la antigüedad…Ya Jesus proclamó la indisolubilidad del matrimonio claramente mientras vivía y que el adulterio, en cualquier forma, incluyendo  “el adulterio del corazón”( que implicaba un sentido moral mucho mas íntimo y amplio que el mero pecado “externo”), no era lícito….por eso Luis Alberto habla de que las palabras de Jesús a la adúltera por parte de Jesús, no solamente fueron ” …..”yo no te condeno”…sino… “anda, y desde ahora, no peques mas” (Io 8,10-11)

    ES POR ESO, que la Iglesia, cuando enseña, no puede inventar nada….La historia del magisterio de la Iglesia  no sugiere que sea una una sarta de mentiras bien entrelazadas….Existe una coherencia y concatenación de verdades que no se anulan entre ellas…sino al contrario se explican mejor en el conjunto y.con el paso del tiempo..
    No es extraño que el Vat. II diga que cuando “el Papa, o con el, el colegio espiscopal definen una doctrina, lo hacen siempre de acuerdo con la Revelación, a la que deben sujetarse y conformarse TODOS” (VAT.II, Lumen Gentium)
    Por eso, la Iglesia no puede definir nada que esté fuera de lo contenido, implícita o explícitamente,en la tradición oral y escrita…Simplemente no  tiene esa capacidad….
    Sin embargo, toda verdad que se formula con palabras humanas, posee grados y desarrollo…No podríamos tener el “grado” de conocimiento que tenemos en el siglo XXI si no hubiera ha habido un desarrollo histórico de la verdad….La verdad completa y absoluta esta exclusivamente en el mismo Dios…Nuestra capacidad humana de acceder a esta verdad está limitada por nuestra propia naturaleza, y su adquisición por nosotros es lenta y gradual….Por eso existen las meras hipótesis, las teorías y las tesis….de acuerdo al grado de certeza que podamos adquirir…No es que la verdad cambie sino que nosotros no podemos abarcarla de una sola vez

                 La  Revelación cristiana, pues, solamente fue hecha por  el mismo  Dios que asumió nuestra propia naturaleza
     humana para comunicarla a nosotros…Ha sido a los discípulos cercanos a Jesus, los que los que convivieron con El en este mundo, a los que Jesus primariamente se reveló en su verdadera identidad y en su misión salvífica…La certeza de sus discípulos fue total…Ellos lo vieron antes y despues de resucitado….Ellos son los mejores intérpretes y transmisores de la verdad de Cristo…
    PERO a “ellos” no fue solamente encomendada la proclamación del “kerygma” primitivo.sino de “enseñar a TODAS las gentes”….Por lo tanto, la misión de la Iglesia es primordialmente enseñar….”atando y desatando”…interpretando los signos de los tiempos de acuerdo con la verdad “recibida” de Cristo…y “sujetándose” a esta verdad…Por eso, existen verdades que siempre existieron en la Iglesia con un grado de certeza total y que han sido proclamadas asi por el Pueblo de Dios, en ese “sensus fidelium” que pertenece a toda la Iglesia…que “consiente” en esta verdad de FE..
    Otras enseñanzas serán “ciertas y comunes” a las que tambien hay que sujetarse…sin que lleguemos a esta certeza completa…Y otras que serán simples opiniones…meras hipótesis….o formas de pensar….

    En cuanto al Sínodo de los Obispos que acaba de terminar,  los Obispos  han  expresado a la doctrina de Jesus que es la de la Iglesia, la que no puede cambiar…Sin embargo, en sentido pastoral ha hecho un llamamiendo para que los alejados de Ella, puedan acercarse otra vez….Este alejamiento puede deberse a multiples y complejos factores no solamente teológicos y morales, sino sociales, económicos, politicos y psicológicos….ES POR ESO, que Francisco es un Papa pastor…..trata de ir y profundizar  en las razones de la “herida” y  trata  de curar primero la herida de la “ruptura”  con la Iglesia….y entonces poder  discernir “gradualmente” la manera de lograr ,despues de la curación ,la salud total

    He tenido mucho gusto en volver a verte por aquí…un abrazo fraterno   de Santiago Hernández

  • pepe blanco

    Si finalmente el documento del sínodo recoge la aceptación de los homosexuales y de las relaciones estables entre ellos, pues será un pasito adelante. Pero las relaciones de pareja entre católicos homosexuales no constituirán un matrimonio catolico, si se mantiene la actual redacción del borrador. Serán relaciones afectiva de segunda clase. Bueno, reconozco que algo es algo, vale. Pero en un mundo que avanza a mil kilómetros por hora, eso ya parece insatisfactorio.
     
    Al echarle un vistazo al documento del sínodo, me he acordado de las estadísticas que ya he citado varias veces: a finales de los noventa, hace quince años, los matrimonios católicos que se celebraban en España, eran más del 90% del total de mstrimonios celebrados. El año pasado, apenas eran un 30%.
     
    Uno tiene la sensación de que por fin, alguien en la jerarquía católica se ha echado las manos a la cabeza, al darse cuenta de que se están quedando sin clientes, de que el colapso de la iglesia catolica que hemos conocido es una realidad que ya está ahí. Y, al leer el documento, uno tiene la vaga impresión de que, de repente, en quince días, han pasado del no vale casi nada al, bueno, podría valer casi todo…
     
    No sé, yo los veo un poco perdidiños…

  • Rodrigo Olvera

    Tan mal están las cosas en el catolicismo, que una verdad de perogruyo (“Los homosexuales tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana”) es un titular noticioso!!

  • ELOY

    Acabo de leer en EL PAÍS digital los siguientes titulares:
     
    << Francisco logra que el Sínodo acoja a gais y nuevas familias
    “Los homosexuales tienen dones y cualidades que ofrecer a la comunidad cristiana”>>
     
    Enlace con el artículo completo:
     
    http://politica.elpais.com/politica/2014/10/13/actualidad/1413213817_924058.html

     

     

     

  • ana rodrigo

    Siento no disponer de tiempo suficiente para participar más en este post, pero me temo que la mayor parte de las respuestas a la rara encuesta que proporcionó el Vaticano, han sido de los abundantes y activos luisesalbertos que abundan en la Institución iglesia.

    Y Y, hombres mayores, dicen célibes, ¿cómo pueden moralizar sobre la familia en la sociedad actual?

  • Román Díaz Ayala

    El más alto clero habla y discute sobre temas pastorales, es decir de cosas y asuntos que implican a la generalidad de los fieles  para conducirse de la manera más recta posible en la manifestación del misterio de Cristo,
    y tropezamos con el grave problema siempre recurrente de matiz católico-romano  en cuanto al Magisterio Oficial de la Iglesia y los asuntos de la dogmática ( lo que debemos creer a pies juntillas y acatar como la irrenunciable voluntad de Dios para nuestras vidas particulares)
    Andamos un poco confuso entre “el depósito de la fe dada una vez a los santos” y el sentir universal de la comunidad de fieles y así se dice que en el dogma intervienen como ingredientes necesarios: que una verdad o aserto se encuentren en la Biblia, que se vea presentada en la tradición más seria y auténtica de la Iglesia y que se hace indispensable ser propuesta y creída por el “juicio solemne” de la Iglesia.
    Pero yo me sigo preguntando: ¿Qué Iglesia?
    el laicado seguimos prisionero no solamente de una clase, la sacerdotal o clerical, sino que construimos nuestro pensamiento desde sus mismas premisas y planteamientos, asociando el oficio o función de enseñanza con el Magisterio ofrecido por la clerecía.
    ¿Y para cuando la Iglesia como Pueblo de Dios?
    Existía una comunidad cristiana etnico-gentil en la ciudad de Corintos, culturalmente diferente a la comunidad judeo-cristiana sirio-palestina y Jesús, que había muerto veinte años atrás ( murió en el año 30 y estábamos entre los años 50 y 52) había hablado sobre el divorcio. Luego tal enseñanza que se impartía oralmente fueron recogidas en las redacciones finales de los Evangelios tal y como luego llegaron hasta nuestros días.
    Pablo se sentía responsable de esta comunidad, le trasmitió fielmente las instrucciones que él mismo reconocía venían del Señor Jesús en cuanto al matrimonio y las causas de divorcio ( lo recogen los evangelios)
    y resuelve de forma “pastoral” el asunto: “digo yo, no el Señor….”
    ¡Ay, si valorásemos algo mejor a nuestro Saulo de Tarso…! ( que no fue papa)

  • mª pilar

    Me he preguntado muchas veces:
    ¿Ciertamente dijo Jesús, lo que nos dicen que dijo?

    En la hermosa parábola de la mujer que iba a ser apedreada… ¿por qué pecadora? ¿ella sola?

    No habría adulterio, si no hubiese varones que pagan, violentan,  fuerzan a las mujeres a realizar ese acto.

    Cierto, hay mujeres que se prestan a ello ¿nos preguntamos  por qué aceptan tamaña humillación, y soportan tratos indignos  por una vil paga,  pues la mayoría de las ganancias se las llevan los “chulos” que las explotan?

    ¿Y si Jesús, lo que hizo, es hacerle ver que su valor como persona (cosa totalmente denostada en aquella época y en aquellos lares) valía más que todo el oro del mundo, que buscara otra manera de llevar el pan a su mesa, que Él la comprendía, y la invitaba  a seguir otro camino, y no le dijo nada de pecado?

    A quienes increpó, fueron precisamente a quienes eran los responsables de tamaña humillación y bien clarito se lo dijo: quien esté libre de la causa de esta mujer, tire la primera piedra… y se fueron marchando.

    No sé qué responsable de la doctrina de la iglesia, ha puesto nombre a esta hermosa parábola, porque con ese nombre, olvida por completo a los auténticos causantes de esa lacra de la humanidad, y se quedan tan anchos… empezando por ellos mismos…

    Hay célibes dentro de las iglesias, que han dejado su camino regado de dolor, hijos no reconocidos, pederastias y otras mil maneras de dañar a sus semejantes, pero siguen rasgándose las vestiduras y señalando a la parte más vulnerable y menos culpable.
    mª pilar

  • mª pilar

    Personalmente, lo que más me asusta es, la inmadurez  “casi”  total en los creyentes de las religiones.

    La incapacidad de pensar, de rumiar los mensajes de cada una de ellas, de “escuchar” lo que les dicta su corazón-mente-ser, ante las normas que les imponen; estudiarlos para comprenderlos.

    La obediencia “casi” ciega a lo que sus representantes ordenan (no en todas las cuestiones… cada cual, suele acercar la brasa a su sardina personal)

    No se razona el porqué de esos mandatos, leyes, órdenes… que como muy bien dijo el Maestro Jesús, los “jefes” no mueven ni con la punta de sus dedos.

    ¡Ah! La familia… como nos dice Rodrigo O. cuanta hipocresía hay en este “montaje” respecto a la mujer; cuanta basura se esconde detrás de las llamadas familias “ejemplares” cuánto dolor y humillación, mientras el varón, siempre lleva las de ganar.

    No digamos las enseñanzas del Opus Dei, es para llorar: “Cuantos más hijos tengas, mayor será la “corona” que recibirás en la gloría ¿?…

    Una vez le pregunté a un clérigo del O.D. por qué, una pareja que no podían tener hijos (diagnosticado médicamente) podían realizar el acto sexual, si la función primordial (según ellos)  era la descendencia.
    Su respuesta fue de lo más… no sé cómo llamarla;  y fue la siguiente:

    “Bastante sufren, al saber que no pueden tener descendencia”

    Como otorgándoles una compensación sexual a su dolor. Le respondí, y… ¿los esposos o parejas que se aman, pero que piensan como yo misma pienso, que tener un hijo cada año es una aberración, no pueden amarse porque para ellos el gozo sexual se convierte en condenación…?

    Con enseñanzas de esta catadura ¿A dónde se puede llegar?

    Quizá los matrimonios que toman parte en el Sínodo, ya las habrán buscados files a la doctrina de la iglesia.

    Como nos dice Ana: Solo hay un camino fiable, que cada cual, se haga responsable de su caminar sea creyente o no de alguna religión o movimiento.

    Está todo tan alterado, divinizado, sacado de contexto, que un cambio verdadero necesitaría una auténtica revolución; y en el caso de la iglesia católica y romana sus ¡príncipes… ¡ faltaría más,  no están por la labor porque todo el tinglado se es caería por los suelos.
    mª pilar

  • pepe blanco

    Imagino que uno de los problemas que tiene la iglesia para teorizar sobre la familia, es que la que debería ser la familia prototípica, la sagrada familia, es una familia por completo atípica. Una madre excelsamente perfecta, milagrosamente fecundada, un padre que no es tal y un hijo único rarísimo. De ahí no van a extraer muchas enseñanzas para la vida cotidiana de la gente. Además, como ya he comentado, desde hace mil años se ha impuesto la soltería en las personas del establishment religioso, por lo que no hay apenas modelos tradicionales y beatíficos de familia.
     
     

  • Pepe Blanco y CIA, los que vamos a quedar en el museo seremos nosotros, que somos los “odres viejos”, porque la Iglesia seguirá existiendo hasta el final de los tiempos.
    Prefiero creer las palabras del Maestro: “YO ESTARE con ustedes hasta el fin del mundo”, a inclinar mis odios a palabras humanas. Esta PERMANENCIA del Esposo a su esposa, es indisoluble, como es indisoluble lo humano y lo divino en Jesucristo.
    Ana, Jesús mismo condenó el adulterio cuando  dijo: “Vete y no peques más”. Y la voluntad de Dios es no pecar, así de simple. Éticamente los comportamientos homosexuales son actos desordenados que atenta la imagen de Dios y por consiguiente afecta al hombre y a la mujer.
    Hay que ser muy ingenuo pensar que dos hombres quieran vivir juntos sin tener acto sexual, eso solo existe en la mente “puritana” de algunas personas. Y cuando se juntan por “ética natural” uno hace el papel de “activo” y el otro, el “pasivo”.

  • pepe blanco

    Corrección de error. La redacción correcta del ultimo párrafo es la siguiente:
     
    Sobre lo que comentabas al principio, también pienso que uno de los mayores problemas de la iglesia católica -creo que ya lo he dicho alguna vez-, es que está emboscada ya no por este o por aquel dogma, sino por el concepto mismo de dogma. Me temo que si abandona ese concepto, se autodestruirá, perderá su identidad. Y si no lo abandona, por mucho que lo reelabore, el mundo seguirá adelante sin ella, será cada vez más pequeñita, hasta que, al final, quede reducida a una simpática reliquia etnográfica, que quizás la UNESCO acabe por declarar  patrimonio inmaterial de humanidad. Y, entonces, quedará para siempre “encerrada” como en un museo…

  • pepe blanco

    Gracias por la información, Rodrigo. Desconozco las circunstancias personales de luisalberto, pero está claro que los matrimonios católicos que participen en el sínodo, si piensan como él, no van a exponer una visión iluminadora de las familias homosexuales…
     
    Hace años, conocí a un chaval, homosexual, que era muy majo y muy guapo. Su madre, supernumeraria del Opus Del, le rezaba todos los días a Dios para que su hijo tuviera un accidente que le desfigurara la cara, de manera que no le resultara fácil ligar y, así, no pecaría y no sería condenado al infierno… Espero que esa señora, si aún vive, no participe en el sínodo.
     
    En fin, el mundo se mueve, a pesar de la iglesias católica que, incluso en países como España, está colapsando. Si no quieren verlo, es su problema.
     
    Sobre lo que comentabas al principio, también pienso que uno de los mayores problemas de la iglesia católica -creo que ya lo he dicho alguna vez-, es que está emboscada ya no por este o por aquel dogma, sino por el concepto mismo de dogma. Por mucho que reelabore el concepto mismo de dogma, me temo que si abandona ese concepto, se autodestruirá, perderá su identidad. Y si no lo abandona, el mundo seguirá adelante sin ella, será cada vez más pequeñita, hasta que, al final, quede reducida a una simpática reliquia etnográfica, que quizás la UNESCO acabe por declarar  patrimonio inmaterial de humanidad. Y, entonces, quedará para siempre “encerrada” como en un museo…

  • Asun Poudereux

    Gracias, por el enlace, Rodrigo. Ya es mucho lo que dice, pero tanto tú como yo sabemos que las cosas de palacio van muy, pero que muy despacio.  Hay muchos que se resisten y hasta puede que se escandalicen de esto que apunta  Adolfo Nicolás.
     
    Ha hecho mucho mal la traducción y concepción  literal  a “ser perfectos como vuestro Padre del cielo es Perfecto”. Nos ha situado en ir siempre buscando la estrella más lejana, muy lejos de la realidad cotidiana, imponiéndose la visión del hombre no experimentado en lo que es la aceptación del sí mismo en y para la convivencia familiar, llegar a comprenderse y comprender al otro en la práctica diaria de la inteligencia emocional, en la que todo se ve y siente interrelacionado.
     
    Que pases un buen día.

  • Rodrigo Olvera

    Bueno, hay que ver todos los ángulos.
     
    Me ha gustado esta entrevista a Adolfo Nicolás. Especialmente dos puntos: a) la crítica que hace a proyectar las “perfecciones de Dios” sobre el matrimonio, llegando de decir “qué sabemos de la trinidad?”; y b) su reconocimiento de la desigualdad dentro de los matrimonios en perjuicio de las mujeres.

     
    A ver que opinan ustedes.
     

  • luisalberto

    Parece que Ana, está muy impregnada con esta nueva cultura. En la homosexualidad el hombre, o la mujer, no se dirige exclusivamente hacia sí mismo, como en la masturbación; se abre a un tú, pero no al tú del otro sexo, sino al tú del propio sexo, desviando la orientación normal de la sexualidad. Digo “desviando” porque ya sabemos el fin de los genitales.
    El fenómeno de la homosexualidad ha asumido en nuestro tiempo una importancia particular. La homosexualidad se halla muy difundida en todas las culturas decadentes y, en particular, en la actual sociedad permisiva y tolerante. Aparte de las personas con tendencias más o menos irreversibles, existe un número mayor de personas que, en ciertos momentos de su vida, descubren estas tendencias o tienen experiencias de tipo homosexual.
    Desde la óptica moral hay que distinguir entre tendencias homosexuales y comportamientos de tipo homosexual. Creo que no le gustaría a Ana que dos hombres tengan sexo al costado de la puerta de su casa.
    Las tendencias homosexuales, sobre todo si son de carácter irreversible, no están sujetas en cuanto tendencias a un juicio de tipo moral. Al hablar de homosexualidad irreversible no pretendemos afirmar que lo seguirá siendo en el futuro y que sea completamente incurable, sino simplemente afirmar que la homosexualidad está arraigada en la estructura hormonal o genética de la persona.
    Frente a tantos extremistas que hoy glorifican la homosexualidad, hay que decir que la homosexualidad, y cualquier otra aberración sexual que impida a la persona conseguir su plenitud en el amor matrimonial o en una vida célibe equilibrada (que no pudieron equilibrar los curas secularizados),  constituye una grave rémora y un obstáculo para el desarrollo y alegrías normales. El solo hecho de que algún homosexual quiera seguir siéndolo no prueba que, en su caso, no se pueda hablar de enfermedad, pues, son numerosos los enfermos que no piden que se les cure. Y esto hace que todo comportamiento homosexual vaya contra el plan de Dios y contra el mismo hombre.
    Aún en la hipótesis de que semejante situación de homosexualidad fuese irreversible por alguna causa, no conviene olvidar que la licitud de una conducta no se justifica por lo que se es, sino por la voluntad de Dios, es decir, por lo que se debe ser. Tener una inclinación no es suficiente para hacer humano ni cristiano ese instinto. Si la mera instintividad fuese criterio suficiente para hacer normal una conducta, la moral quedaría reducida a un biologismo brutal y anárquico. Sentir una necesidad seria signo de una exigencia ética.
     
    Es bueno recordar lo que dice Marciano Vidal sobre la moral: “Ha de reconocerse a la doctrina oficial católica coherencia metodológica y temática con los presupuestos de que parte, es decir, DE LA COMPRENSION HUMANO-CRISTIANA DE LA SEXUALIDAD.”

  • luisalberto

    Todos los Papas hablan como Pastores de la Iglesia universal, en el ejercicio de su misión apostólica. Hablan como maestros de la fe y de la moral cristiana en unión con todos los obispos del mundo. Son maestros dotados de la autoridad de Cristo. Si esto es negada, lo demás fluye.
    El Papa habla con clara conciencia de una situación eclesial grave causada por el rechazo de algunos curas secularizados, algunos casados que se presentan como modelos de un celibato opcional. Alguien por ahí dijo que todos estos curas abandonaron su ministerio por culpa de la “bragueta”.
    La misión del Papa es dar indicaciones sobre los errores y peligros de algunas teorías éticas. Jamás el Magisterio llamará bien al mal y mal al bien, es decir, seguir el ejemplo de Cristo que fue intransigente con el mal (“vete y no peques más”, es decir, el adulterio es un pecado).
     
    Además el Papa hace un discernimiento critico de los conceptos básicos de la moral y la relación entre ellos, que muy frecuentemente es interpretada erróneamente por la cultura moderna y, en parte, por ciertas corrientes intraeclesiales de pensamiento.

  • Rodrigo Olvera

    Hola Pepe
     
    De entre lo que se ha venido filtrando de las discusiones, algunas de las afirmaciones más graves y homófobas las he leido de alguno de los matrimonios que participan en el Sínodo. O sea que ser casados tampoco garantiza nada en términos de revisión de la cultura católica conservadora.
     
    Veremos que sale al final, pero hasta ahora no pinta nada bien

  • pepe blanco

    A mí lo que más me preocupa es que vayan a discutir sobre la familia unos señores que tienen absolutamente prohibido formar una.
     
    Está claro que no van a hablar desde su propia experiencia, salvo desde el recuerdo de su vivencia familiar de cúando eran niños y aún no habían ingresado en el seminario. Pero, obviamente, carecen absolutamente de una experiencia familiar desde la madurez de los adultos. En fin, que supongo que todas sus deliberaciones serán muy teóricas y con muchas referencias bibliográficas.

  • ana rodrigo

    Rodrigo, más claro el agua. Gracias por tu exposición tan clara y yo lo veo casi imposible, aunque sí se pueda hacer en pequeñas comunidades como se hace ahora, pero la Institución pesa mucho.

  • Rodrigo Olvera

    (… continuación)
    Me parece que entre quienes participan en ATRIO leen mucha teología católica, y a veces un poco de teología protestante; pero es casi nulo el conocimiento de otras expresiones de teologías cristianas.  Aquí algunas ideas que quizá resulten exóticas incluso a personas muy leídas de teología (católica).
     
    a) En los inicios eclesiales, cualquier enseñanza era contrastada contra La Revelación y la Tradición Apostólica.  La revelación habría terminado al terminarse de escribir el apocalípsis (esta idea sigue siendo creída en las iglesias orientales); la tradición apostólica habría terminado al morir el último apóstol, Juan (esta idea sigue siendo creída en las iglesias orientales). Nótese: Revelación y no cualquier tradición, sino Tradición Apostólica.
     
    b) En Occidente, justo en Trento, se hace una variación que traiciona la tradición eclesial. Trento dice que la Revelación está contenida en La Palabra de Dios, la tradición y el magisterio. Nótese: primero, se agrega el magisterio; segundo,  se amplía a tradición en vez de la limitada tradición apostólica… así, tradiciones culturales y disciplinarias de Roma se imponen como reveladas; y tercero pero más importante, se otorga a la tradición y el magisterio a Revelación, poniéndo estos tres elementos al mismo nivel “orgánico”. Cuando antes de ésto, incluso la tradición apostólica no era considerada como parte de la Revelación.  Peor, le otorga al magisterio papal el caracter de revelado.
     
    c) El Vaticano I profundiza esta tendencia a adornar al magisterio papal con la naturaleza de revelación, al decretar la infabilidad respecto de enseñanzas papales que cumplan ciertos requisitos, pero considerando revelado incluso el magisterio ordinario. Como apunta Castillo, el Vaticano I habla ahora de primero, una palabra de Dios escrita o tradicional (es decir, se le da categoría de palabra de Dios a las tradiciones), y segundo de juicios solemnes y de magisterio ordinario
     
    d) El Vaticano II inventa la noción de desarrollo dogmático para poder introducir ideas nuevas sin romper con los dogmas. No se atreve a declarar erróneas afirmaciones dogmáticas, sino a reinterpretarlas como si fuera una profundización de las mismas.
     
    Todo este desarrollo ha permitido que se consideren “verdades reveladas”  lo que nunca se habría aceptado en el resto de iglesias pre-católicas. La única revelación -para estas iglesias- es la escrita, todo lo demás son tradiciones, opiniones, pero nunca verdades reveladas.
     
    El cristianismo occidental ha pecado por centurias de la arrogancia de atribuir caracter divino a meras opiniones. Mientras no se reconozca y sane este “pecado”, será imposible construir un catolicismo libre de dogmatismo.
     
    ***Soy muy conciente que las iglesias pre-católicas son igualmente dogmáticas… pero al menos meten menos cachivaches bajo el manto de “dogma”.
     
    Un abrazo, Celso.

  • Rodrigo Olvera

    Estmado Celso
     
    Gracias por tu comentario. Según yo, sí invocaba explícitamente un cambio de paradigma  jajaja – aunque dudaba (y dudo) de que vaya a ocurrir en este Sínodo. Tendré que ir afinando mis redacciones 😉
     
    Quizá no lo viste, pero al inicio del papado de Bergoglio (cuando Castillo dabal el título de revoucionario al papa y Boff afirmaba que la iglesia ya había cambiado a ser democrática y libre), hice un comentario que causó algunas molestias y rifirafas. Mencioné que la reforma de la iglesia católica que muchas personas esperaban de Bergoglio no podría ocurrir sin que primero se negaran parte del Concilio Vaticano II, la totalidad del Concilio Vaticano I, la enorme mayoría de Trento y la totalidad de la Dictatus Papae
     
    La Dictatus Papae, Trento y el Vaticano I forman el esqueleto de la identidad católica que tanto se cuestiona en los llamados a reforma. El Concilio Vaticano II incurrió en la misma estrategia de los teólogos que cita Dracir que es la estrategia que sigue Castillo en este artículo: no animándose a declarar abiertamente que el magisterio papal y hasta conciliar es erróneo, tratan de “acomodar” las ideas renovadoras en el “esqueleto” de siempre. Tratan de argumentar, quizá por intentar que las reformas sean aceptables por los tradicionalistas, como si las ideas renovadoras fueran compatibles con lo anterior aún siendo distintas de lo anterior.
     
    El resultado ha sido evidente. El Concilio Vaticano II fracasó por esa ambigüedad (no sólo por ella, pero sin duda por ella). Este Sínodo de la familia está condenado a fracasar por lo mismo (en mi opinión).
    (… continúa)

  • Dracir Abad

    Mi propósito era ese, mantenerme en el terreno de las ideas pero no discrepo de lo que comenta Inmaculada.

    Por otra parte, Celso, hace muchos años, muchos, que la Congregación para la Doctrina de la Fe ha encubierto ella misma y condonado el encubrimiento por parte de demasiados obispos, no solo del desamor heterodoxo al interior de la propia jerarquía en la forma de abuso de mujeres y menores por parte del clero, sino que ha utilizado la inmovilidad de la supuesta ortodoxia para hipócritamente divulgar una percepción del matrimonio, la familia, la vida conyugal, y la sexualidad que es deshumanizante y ha infligido demasiado sufrimiento.

    Una Buena parte de ello es resultado de la idea de que lo dogmático no sea orgánico. Al menos (que yo recuerde) desde la época de Rahner la pregunta ha sido argumentada sin que el cuestionamiento haya encontrado eco y lo que me proponía era recordar el coraje de toda esa gente que contribuyó cuestionando la inmovilidad de las afirmaciones de fe y no menciono la propia infalibilidad pontificia que afortunadamente ha caido en bastante desuso excepto por los cientos de canonizaciones de Juan Pablo II.

  • Celso Alcaina

    Gracias, Inmaculada. Tu comentario es un soplo de aire fresco. Estoy de acuerdo con lo apuntado y razonado por Dracir. Pero Dracir no supera el terreno de las ideas. En el Vaticano, concretamente en la Congregación para la Doctrina de la Fe faltan (al menos así era cuando yo bregaba allí) los dos aspectos: amor y progreso. Sólo se atiende a la defensa del “depositum fidei” (¿qué depósito?) y se repele o castiga el amor heterodoxo.

  • Dracir Abad

    El Prof. Castillo recurre a la definición de dogma que Gerhard Ludwig Müller ofrece y sus razones tendrá para recurrir a un ultraconservador poderoso en el Vaticano, ello las siguientes dos referencias sugieren con autoridad de la organicidad de lo dogmático.
     
    Una de ellas es del Decreto Sobre la Unidad de los Cristianos (C.V. II)  (N. 11): Al confrontar las doctrinas no olviden que hay un orden o “jerarquía” de las verdades en la doctrina católica, por ser diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana. De esta forma se preparará el camino por donde todos se estimulen a proseguir con esta fraterna emulación hacia un conocimiento más profundo y una exposición más clara de las incalculables riquezas de Cristo (Énfasis añadido).
     
    La otra es de la Exhortación Apostólica de Pablo VI sobre anunciar el Evangelio en el Mundo contemporáneo “Evangelii Nuntiandi”, (N. 7): Durante el Sínodo, los obispos han recordado con frecuencia esta verdad: Jesús mismo, Evangelio de Dios ha sido el primero y el más grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfección, hasta el sacrificio de su existencia terrena.
     
    Evangelizar: ¿Qué significado ha tenido esta palabra para Cristo? Ciertamente no es fácil expresar en una síntesis completa el sentido, el contenido, las formas de evangelización tal como Jesús lo concibió y lo puso en práctica. Por otra parte, esta síntesis nunca podrá ser concluida. Bástenos, aquí recordar algunos aspectos esenciales.” (Énfasis añadido).
     
    Parece que lo dogmático sea de naturaleza orgánica y, por tanto, abierto a los tiempos. Esta no es una pregunta nueva y el Prof. Castillo la replantea. El Concilio Vaticano II la puso sobre el tapete de nuevo. Hay varias lecturas a este respecto que pudieran interesar a quien se preocupe por la comprensión de lo dogmático. El artículo “Dogma, Evolución de los Dogmas” del mismo Walter Kasper en el “Diccionario de Conceptos Teológicos I” (Barcelona, Herder, 1989); el estudio del propio Kasper: “Dogma y Palabra” (Bilbao, 1968); los clásicos Karl Rahner, “Principios teológicos de la hermenéutica de las declaraciones escatológicas”, en Escritos de Teología, IV, Madrid, Cristiandad, 1962, 411-439); y H. U. Von Balthasar, “La Verdad es Sinfónica”, Madrid, Encuentro, 1979, 33-43.

  • Inmaculada Sans Tache

    Creo que J.M. Castillo no ha estado muy acertado en sus consideraciones, aunque sean, desde luego, más aceptables que las de la ” sagrada congregación para la doctrina de la fe”. Esto sería volver a épocas en que se renunciaba a la propia conciencia y se depositaba la misma en manos de los “doctores de la Iglesia”. ¿ No se han dado cuenta de lo extraño que resulta que exista esa congregación y no exista una ” sagrada congregación para la doctrina del amor”, de acuerdo con lo que dijo Jesús para discernir quiénes son sus discípulos?. Así pues cualquier actitud en contra de los dogmatismos instaurados por la jerarquía eclesiástica a lo largo de los siglos parece ser la más alta preocupación de los dirigentes eclesiásticos a la hora de “excomulgar” a alguien.¿ Recuerdan que hayan excomulgado a alguien que se considera católico pero que transgrede a menudo la ley del amor bien sea por la injusticia patente de sus mandatos o acciones: abandono de los más débiles, protección de los explotadores, enriquecimiento con la sangre y lágrimas de los niños, de las mujeres prostituídas, del tráfico de armas, del robo de las riquezas  naturales de muchos países que subsisten casi en la miseria, del inmenso daño y dolor que producen los narcotraficantes…?

  • ana rodrigo

    Lo que le pasa a las religiones en general y a la Iglesia católica en particular, es que se creen que los odres viejos deben ser eternos, y no se dan cuenta que los temas morales no son universales en el tiempo (sólo hay que recordar la Inquisición entre otras cosas). Las sociedades evolucionan y lo que en mi niñez entrar en un templo en manga corta era pecado y cosas más absurdas todavía, hoy da vergüenza recordarlas.
     
    Si considerásemos palabra revelada de Dios las atrocidades del AT contra la mujeres, habría que darse de baja, no sólo de le religión y de ese Dios, sino de la especie humana. Ahí tenemos el tema de las niñas y las mujeres mutiladas genitalmente por millones y millones sólo porque su tradición religiosa, ¡o lo que sea!, así lo ordena….Ufff, qué fuerte.
     
    Pue en la Iglesia católica es muy fuerte que sigan condenando éticamente la homosexualidad y la práctica de la misma como anti natura. ¿Por qué? Porque se quedaron convertidos en estatuas de piedra en siglos pasados y no quieren abrir los ojos para ver que ni Dios ha dicho la última palabra, ni la Tradición, ni el pueblo creyente de una época determinada, ni mucho menos ese conjunto geriátrico de hombres que, aunque hayan leído algo de lo que ha escrito la gente, van a quedarse con la suya, porque, según ellos, es la única verdad verdadera.
     
    Y lo mismo diríamos de todo lo relativo a la moral sexual. No se han dado cuenta, o quieren hacerlo, de que vivimos en otro mundo, en otra sociedad, con otra información, etc. etc. Lo de este sínodo es una pantomima para decir algo diferente y que la gente se crea que se está dando pasos hacia adelante. Las cuestiones de la familia quedarán como estaban, sólo que con algún sermón más de los ya conocidos. Soy muy escéptica.

  • Celso Alcaina

    Me asomo para aplaudir y compartir el comentario de Rodrigo Olvera quien, sin explicitarlo,  aboga por un nuevo paradigma religioso.

  • Rodrigo Olvera

    Creo que se equivoca Castillo
     
    La condena ética de la homsexualidad cumple con los criterios del Vaticano I: se encuentra en la “Palabra de Dios escrita” (biblia), y ha sido propuesta por la tradición y por el magisterio ordinario universal como verdad revelada. Es sólo recientemente, con la evolución de la conciencia social FUERA de la cultura católica, que en vez de condenarse la homoxesualidad lo que se condena es la discriminación por preferencia sexual.
     
    Mientras se mantenga la estructura de pensamiento anterior expresado en el Vaticano I (la biblia es palabra de dios, dios revela verdades, el magisterio propone cuales verdades son revelaciones divinas, etc), es imposible cambiar la condena ética a la homsexualidad en el catolicismo, quedando a lo mucho la distinción (que ya adoptó Wojtila en su catecismo) de que la homosexualidad es éticamente condenable, pero no la persona homosexual en la medida en que no cometa actos homosexuales.
     
    Mientras no se desechen los odres viejos de la teología del Vaticano I y de Trento, por mejores buenas intenciones como la de Castillo, el vino de la no discriminación seguirá siendo imbebible.
     

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