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Del Big Mac a la hamburguesa Frankenstein

esther-VivasCuando Jammie Oliver acaba de ganar un pleito demostrando que las hamburguesas de McDonalds contienen amoniaco, va y un laboratorio nos dice que se puede fabricar carne para hamburguesas sin necesidad de vacas.

Esther Vivas explica clarito el criminal negocio de las técnicas y empresas alimentarias.

Publicado en Publico.es el 7-8-2013

Cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo en el mundo de la hamburguesa, una vez más la realidad nos sorprende. Si hace unos meses, algunos medios de comunicación se hacían eco del hallazgo de una hamburguesa de Mc Donald’s en perfecto estado de conservación catorce años después de servirse, anteayer se difundía el lanzamiento de la hamburguesa de laboratorio, a la que también podríamos llamar hamburguesa Frankenstein, diseñada, al igual que el “monstruo” de Mary Shelley, entre probetas.

Una hamburguesa que lo tiene todo: su producción no contamina, gasta poca energía, casi no utiliza suelo y, además, no contiene grasas. Su “carne” es resultado de extraer algunas células madre del tejido muscular del trasero de una vaca. ¿Qué más podemos pedir? Hamburguesa light. Perfecta para el verano.

Aunque su precio no es accesible, aún, a todos los bolsillos. Unos 248.000 euros ha sido su coste. Incluirla en el Happy Meal, parece, llevará algún tiempo. Eso sí, nos dicen que con tal avance científico se acabará con el hambre en el mundo. La gente quiere comer, y quiere comer carne, pues carne les vamos a dar, parece el razonamiento de los “padres” de dicho engendro.

Y a mí me vienen dos cuestiones a la cabeza. Primera, ¿hace falta que comamos tanta carne para alimentarnos? ¿Antes que producir más carne, independientemente de su origen, no sería mejor fomentar otro tipo de alimentación más sana, saludable, respetuosa con los derechos de los animales y sostenible? Pero, ¿quién gana con este tipo de comida adicta al vacuno y al porcino? Smithfield Foods, el mayor productor y procesador mundial de carne de cerdo, es uno de los grandes beneficiarios. En su curriculum destaca la violación de derechos laborales, la contaminación ambiental, etc. En el Estado español, Smithfield Foods opera a través de Campofrío.

Segunda cuestión, ¿para acabar con el hambre es necesaria una hamburguesa de laboratorio? Según la ONU, hoy se produce suficiente comida para alimentar a 12 mil millones de personas, en el planeta hay 7 mil millones, y a pesar de estas cifras casi una de cada siete personas pasa hambre. De comida hay, lo que falta es justicia en su distribución. No se trata de aumentar la producción, ni de engendrar hamburguesas en los laboratorios, ni de más agricultura transgénica. Se trata, simple y llanamente, de que exista democracia a la hora de producir y distribuir los alimentos.

Las soluciones “milagrosas” a la crisis alimentaria no existen. Los problemas políticos, como el hambre, nunca se solucionarán con atajos técnico-científicos. No se trata de rechazar la investigación científica. Al contrario. Hay que fomentar una ciencia al servicio de la mayoría social, no supeditada a los intereses comerciales ni económicos y comprometida con la mejora de las condiciones de vida de las personas. Pero desde la revolución verde a los Organismos Modificados Genéticamente, se nos ha prometido acabar con el hambre. La cruda realidad, pero, señala su fracaso. Aunque, a menudo, se oculta su gran éxito: beneficios millonarios para la industria agroalimentaria y biotecnológica. La hamburguesa Frankenstein no será una excepción

3 comentarios

  • oscar varela

    La economía del BigMac
    Por: Bruno Dobrusin (ACTA)
    http://www.argenpress.info/2013/08/la-economia-del-bigmac.html

  • oscar varela

    Mi querida Olguita olvido -creo yo- que el “polietireno expandido”
    en su mejor entrega en el Mercado, vine con algo que lo suaviza todo:
    viene con “aero-confort-molecular”
    ¿Qué te parece cholito?

    Oscar  “el tonto”!

  • olga larrazabal

    La solución al problema del hambre es  política,  de organización, y  de respeto por la salud  Más de la mitad de lo que se produce, se bota.  Y lo que se produce está tan lleno de venenos, ya sea carnes de cualquier tipo, verduras y granos, que más valdría producir la mitad con una agricultura limpia y organizarnos mejor para no desperdiciar tanto.
    Me pasó una cosa de risa.  Consumo leche sin lactosa en polvo.  Hoy se me ocurrió mirar la letra chica de sus componentes y tenía:  Dextrina, dextrosa, saborizante natural, Goma  de Xantano, y otros, todos derivados del almidón de maiz, y que se usan en repostería, como pegamento, para espesar y dar el efecto de que tiene grasa etc y que se importan de países donde los maíces son transgénicos.  De modo que en vez de tomar leche, estaba comiendo maiz transgénico altamente alergénico.
    No me extraña que las hamburguesas sean de poliestireno expandido…

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