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La bondad sin por qué

No, la bondad no necesita ningún por qué, ningún argumento que lo justifique.

Respeta, compadece, comparte, cuida. Hazlo por tu bien y por el bien de todos los seres. Pero no lo hagas porque esté escrito o mandado, sino porque es tu ser y sale de tus entrañas. Hazlo y serás más feliz, pero no lo hagas para ser feliz.

ArregiSi quieres ser bueno por no ir al infierno o para ir al cielo, por evitar censuras o para obtener aplausos, tal vez llegarás a vivir tranquilo, sin miedo fundado al infierno, o con esperanza razonable del cielo, pero no alcanzarás la paz verdadera, más allá del temor y la esperanza. Claro que el temor y la esperanza nos mueven a todos, y por eso mismo no somos mejores de lo que somos. Pero podemos serlo.

Si quieres ser bueno porque así te lo enseñaron, no te bastará. Hicieron muy bien los que así te enseñaron, pero tu bondad última no depende de que te lo enseñaran. Claro que no podríamos ser buenos si nadie nos educara, pero no lo seremos porque nos hayan educado. La enseñanza es una condición de la bondad, no es su razón de ser.

Oigo a menudo a hombres de Iglesia que el mundo de hoy es tan malo (con tanto matrimonio homosexual y tanto divorcio y tanta permisividad para el aborto y la eutanasia) porque ha dejado de creer en Dios. Pero ¿acaso el mundo de hoy es peor que el de ayer, cuando reyes y caudillos cristianos se hacían la guerra u organizaban cruzadas o sostenían la Inquisición o conquistaban tierras o explotaban esclavos o sostenían dictaduras en nombre de Dios y de la verdadera religión? ¿Acaso entre quienes no creen en el “dios” que imaginamos y predicamos hay menos respeto, solidaridad y ternura, o hay más injusticia, codicia, orgullo, fraude y violencia de todo género que entre quienes dicen creer en Dios? El pasado y el presente demuestran que no. Y la parábola del buen samaritano y otras enseñanzas de Jesús también enseñan que no. Jesús puso a un “pagano” como modelo de bondad. Y le dijo al creyente: “Ve y haz tú lo mismo que el pagano de Samaria”.

No hay más bondad donde hay más fe en Dios. Más bien, donde hay bondad, allí hay verdadera fe en Dios, sea religiosa o no. Pero ¿qué digo cuando digo Dios? Digo la Mirada y la Ternura, el Misterio supremo de bondad creadora y feliz, y no depende de ninguna religión, por revelada que diga ser. Palabra de Jesús. Allí donde hay bondad feliz y libre, allí está Dios, aliento y consuelo que mueve por dentro el corazón de cuanto es. Y todo gime buscando esa presencia y esa bondad más allá de toda forma. Más allá de toda creencia, de toda religión, de todo nombre de “dios”.

Mencio (s. IV a.C.), segundo gran sabio chino después de Confucio, no creía en lo que la mayoría de la gente entiende aún por “Dios”, pero creía profundamente que la bondad es la verdadera naturaleza de todo ser humano. Donde dice “naturaleza”, pon “posibilidad” o “vocación” .Y lo ilustraba con un ejemplo: cualquiera que vea a un niño caer a un pozo, corre a salvarlo, y no lo hace por vergüenza o por interés, sino por impulso interior. El gen egoísta busca su forma última en la bondad. Mira a Jesús: veía a la multitud hambrienta o al leproso despreciado, y se le conmovían las entrañas.

Ninguna razón, por religiosa que sea, ha impedido ningún crimen. Ningún argumento, por divino que sea, es el origen de la bondad. “La rosa es sin porqué. Florece porque florece”, escribió Ángelus Silesius, poeta místico cristiano. Así es la bondad. ¿Acaso necesitamos razones para que nos guste Mozart o un beso? Si buscas fuera razones para ser bueno, buscas el agua fuera de la fuente.

En tus entrañas llevas la fuente, y es la misma en todos los seres. Sí, tendrás que aprender el camino a la fuente, a tu propia fuente que es la de todos, pero cuando llegues bastará que dejes brotar, sin otra razón. Deja simplemente que brote. Deja que te inspire. Deja que te lleve a ser lo que verdaderamente eres, o puedes ser.

Para orar



La rosa sin un porqué, florece porque florece,
no presta atención a ella misma, no se pregunta si uno la ve.

Desprenderse vuelve al hombre capaz de Dios.
Pero desprenderse de Dios mismo
es un desprenderse que pocos hombres alcanzan.

El hombre que no eleva su espíritu por encima de sí mismo
no es digno de vivir su condición de hombre.

El objeto único de mi amor, ignoro lo que es:
y porque lo ignoro, he ahí por qué lo he escogido.

Sin cesar y a gritos el abismo de mi espíritu
llama al abismo de Dios:
di, ¿cuál es más profundo?

Dios debe preñarme, su espíritu debe arrojarse sobre mí,
para que Dios nazca en mi ser.

Si eres divinizado, tú bebes y comes Dios.
Esto es una verdad por siempre en cada bocado de pan.

¿Cómo desear alguna cosa, cuando tú puedes ser tú solo
el cielo y la tierra y millones de ángeles?

El espíritu de mi espíritu, la esencia de mi esencia.
He aquí lo que he escogido como mi estancia.

Un corazón para el cual es suficiente espacio y tiempo
no es digno de la desmesura de su naturaleza.

Dios es pura nada, ni espacio, ni tiempo.
Y cuanto más se trata de asirlo, más pronto desaparece.

Yo sé que sin mí, Dios no puede vivir un instante.
Si yo me aniquilo, Él debe entregar su espíritu a la indigencia.
La más noble oración se logra cuando el orante se transforma,
allá, en lo más íntimo, en aquello delante de lo cual se arrodilla.

(Ángelus Silesius, El peregrino querubínico)

10 comentarios

  • ana rodrigo

    Gracias, Asun y María Luisa. Estoy de acuerdo con vosotras en que la bondad no tiene porqué ir asociada a una religión, pero también es cierto que toda religión ha surgido para que, cual brújula, nos orienten hacia la bondad. Por eso mi frase errónea, para mí era un disparate.
     
    Cierto es que las personas, a pesar de llevar el sello de la bondad, a pesar de estar en alguna religión como instrumento, a pesar de imaginar a los dioses como la Bondad infinita, tenemos también esa otra faceta de producir maldad. Por eso es tan importante tener muy claro cual es el horizonte hacia el que camina la realización humana, y, por eso también, cuando lo tenemos claro, no debemos bajar la guardia.

  • osvaldo parma trejo

    la bondad es constitutiva al ser humano. es la primera virtud, es el amor. se da cuando el ser humano llega a ser humano y elige serlo. casi sin pensar como el samaritano.
         dice sobrino algo asi : en el samaritano vemos cómo es el corazón del hombre y cómo es el de Dios.
       estamos hechos a su imagen y semejanza.

  • M.Luisa

    Yo sí que lo leí  y aunque  me pareció una expresión mejorable no se me ocurrió darla como un disparate,  pues,  luego  respecto  a mi  comentario, si se leyó   de él se deduce   que la bondad es previa a la existencia de toda religión  y si ésta la incluye  no es sino  porque antes ha surgido    de nuestro  estar religados con las cosas. Sin embargo la religión tiende a enmascararla.

  • Asun Poudereux

    Querida Ana, sí nos dimos cuenta, era de cajón.
    Pero esto último permíteme puntualizar: “Y, respecto a la religión, toda religión que NO lleve a la bondad, no merece llamarse religión.”

    Las religiones en sí mismas no tienen por qué ser malas, lo malo es el uso que se puede hacer  de ellas. Y siempre son personas, por lo que no conviene generalizar.

    La religión, según mi punto de vista, es solo un vehículo para ayudar a despertar la dimensión profunda que somos, después cada persona, alcanzada la madurez, es responsable de ella misma y de sus circunstancias.

    O dicho de otro modo la religión es solo un mapa, uno más, por donde descubrir y transitar por el territorio. Y el territorio, caer en la cuenta y vivir lo que somos en profundidad,  viene ya, por lo dicho antes,  “conformado” de origen en el corazón y en lo profundo de cada ser humano para ser des-cubierto.  

    Las personas, pues, desde el lugar en que viven, religiosos, laicos o no creyentes, son las  que obstruyen a la bondad ser lo que es en ellas mismas, cuando se resisten a des-apropiarse, a des-centrarse de su ego.

    Un cálido abrazo.

  • ana rodrigo

    Escribí en días pasados esto: “Y, respecto a la religión, toda religión que lleve a la bondad, no merece llamarse religión.” Nadie ha dicho nada, y, una de dos, o nadie lo ha leído o los/las lectoras son tan inteligentes que se han dado cuenta que de mi teclado no puede salir este disparate.
     Así que corrijo: “Y, respecto a la religión, toda religión que NO lleve a la bondad, no merece llamarse religión.”

  • ELOY

    Ser bueno no siempre es fácil.

    Parar mí supone hacer lo que debo hacer (según mi conciencia) y eso conlleva  en ocasiones enfrentamientos, casi siempre esfuerzos, preparación, saber hacer, e incluso “profesionalidad” si hablamos de una tarea que tiene ese carácter de ejercicio de una profesión.

    Ser bueno no es decir siempre buenas palabras, ni ser siempre educado, ni callar, pero sí intentar siempre servir y ayudar de la mejor forma que una sepa y pueda hacerlo.
     

  • M.Luisa

    Concebir la bondad como aquí la concibe Arregui sin ningún por qué consiste, a mi modo de ver, precisamente  en considerarla como algo propio de la naturaleza humana, por tanto hacerla fluir es más fácil de lo que se piensa. Se ha educado para lo bueno y lo malo  con lo cual se ha hecho de la bondad algo objetivable  cuando la bondad tal como entiendo  aquí la  describe  Arregui,   es algo intrínseco a la naturaleza humana. La bondad no es consecutiva  como resultado de una educación, sino constitutiva  de la realidad humana.

  • ana rodrigo

    A primera vista el término bondad parece inducirnos a un concepto ambiguo, precisamente por la amplitud del mismo. ¿Qué queremos decir cuando decimos bondad? Si destripásemos todo lo que conlleva consigo la bondad, nos daríamos cuenta de lo concreto del mismo.
     
     Haríamos una lista inmensa de actitudes, gestos, palabras o acciones que nos darían el retrato de lo perfecto, y que en lenguaje religioso lo llamaríamos Dios, cometiendo, quizá, la injusticia, si se hace de forma excluyente, de secuestrar para la religión, como dice Arregui, algo innato al ser humano.
     
    La bondad es paz, armonía, es un gesto, una sonrisa, es generosidad y es desprendimiento, es silencio y es una palabra oportuna, es una caricia y estar al lado, es disculpar y pedir perdón, es denuncia y tolerancia con la diferencia, es acogida y donación propia, es decir, siempre es algo “tangible” e identificable como eso, como BONDAD.
     
    También sería el NO, no hacer daño al otro, NO….,, Yo prefiero verlo en positivo, como he hecho.

  • ana rodrigo

    El hecho de que haya tanta miseria humana a nivel individual y/o a nivel colectivo debe indicar que la bondad no fluye espontáneamente en la naturaleza humana, y, por tanto no debe ser fácil. Pero el que Arregui tenga “el arte” de hacer fácil lo difícil, es sabiduría, de la buena.
     
    Hay cosas saludables que hacemos de forma inconsciente, como es el respirar. Si tomamos decisiones conscientes de envenenar el aire que respiramos así como nuestros pulmones, lo que da la vida, el aire no contaminado, se convierte en enfermedad o en muerte.
     
    Supongo que con la bondad ocurriría lo mismo. Tenemos, como dice Arregi, dentro, en el fondo de nuestra humanidad ese potencial de la bondad. En el momento que obstaculizamos envenenando su naturaleza propia, aparecerá lo pernicioso,
     
    Por tanto, hay que darle la oportunidad de que la bondad no encuentre obstáculos en su fluir, y esto sólo se hace con la conciencia despierta, con el cultivo de los valores, nutriendo nuestros pensamientos y nuestras emociones de positividad para que nuestras acciones expandan eso que todo el mundo reconoce como bondad y que tanto agradece.
     
    Siempre me ha llamado la atención en los funerales cómo se resalta aquella parte buena de la persona fallecida, aunque su vida dejase mucho que desear. Eso nos indicaría que la brújula de nuestra vida busca la bondad allí donde esté, y que, en el fondo, todo aquello que tantos conflictos genera, lo aborrecemos y hasta, en un difundo/a se lo perdonamos.
     
    También es cierto que rodeándose de gente y de ambientes que emitan energía positiva, ayuda bastante a estabilizar y desarrollar tus propias energías.
    Lo que pasa es que los seres humanos somos muy complejos, y si la bondad fuese fácil, la vida en general, sería más amable. Cada persona sabemos lo que podemos hacer en nuestra propia persona y en nuestro pequeño ambiente, y eso es lo que está en nuestras manos.
     
    Quizá ésta sea la asignatura pendiente en nuestra educación: educar para la bondad. Y esto consiste en conocer los valores y los contravalores así como los mecanismos para poder optar por unos o por los otros.
     
    Y, respecto a la religión, toda religión que lleve a la bondad, no merece llamarse religión.

  • mª pilar

    ¡¡¡Gracias José Arregui!!!

    ¡Ser totalmente hombre-mujer! La labor más importante que tenemos.

    Llegar a esa plenitud… es saber entrar en el fondo mismo del ser, descubrir la hermosura que posee e intentar llevarla a cabo.

    ¡La más hermosa tarea! ella nos impulsa en cada instante a:

    ¡Seguir…  yendo todavía y cada día!

    mª pilar

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