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La muerte de otro viejo profesor

Maite Lesmes nos comunica la muerte, a los 95 años, de Adolfo Sánchez Vázquez, un profesor de Filofía, nacido en Algeciras y acogido por Mexico y su Universidad en 1939. Nos dice Maite que ella estudió ética con Aranguren pero que tanto como él le marcó el libro “ETICA” de Sánchez Vázquez. Nos envía una reseña del libro ETICA Y POLITICA, del que entresacamos a continuación unas reflexiones que creemos que merecen la pena y nos indica también un artículo muy bueno sobre él y su generación de españoles-mexicanos en Jornada.

  • De la presentación en la UNAM del último libro de Adolfo Sánchez Vázquez en 2007 [Antes de iniciarse la actual crisis económica y de ver tan arrodillados a todos los gobernantes ante el poder del capital]:

En su intervención, Bolivar Echeverría, profesor de nuestra facultad e investigador de la UNAM, resaltó una idea que resulta una constante a lo largo del texto: la defensa de la política. “La reivindicación de la política ante su avasallamiento por la economía; la apología de la política que mantiene su autonomía y especificidad frente al poder económico.” –citó al autor.

Por su parte agregó: La política se encuentra inmersa en un proceso en el cual ella misma ha perdido su propia definición, la política no sabe lo que ella misma es. Por lo tanto una crisis actual de la política se convierte en una crisis moral.

Esta indefinición de la política tiene que ver con la falta de poder histórico del poder estatal. Los Estados no están ahí para inventarse, para proponer y para crear, para ejercer el poder, sino que están ahí para obedecer, no tienen en verdad un poder histórico. No definen el destino de sus naciones.

También observamos la intercambiabilidad de los hombres de Estado, o la intercambiabilidad de los partidos políticos (de afiliaciones, programas, de ideologías). Para el funcionamiento de este Estado que no tiene poder sino que obedece, resulta intercambiable el que sean unos o los otros, que esté en el gobierno una ideología o una ideología contrapuesta, todo esto se ha vuelto intercambiable. Se trata de una crisis general del ejercicio racional, del ejercicio guiado por el discurso del poder o la autarquía sociales.

La autarquía guiada por la razón es la que se encuentra en crisis. El ser humano no es autárquico, no decide sobre sí mismo, el destino que le espera no es un destino que él de una manera haya preparado o haya decidido, es un destino al que tiene que someterse.

Después del ’68 lo único que viene es el desprestigio total de las ideologías, el desprestigio de la razón, el desprestigio del discurso como lugar en donde la opinión pública decide qué camino tomar. La política, justamente en el ’68, comienza a prescindir del discurso. Todo lo que serían las ideologías, los planteamientos, los programas, las teorías políticas pasan a un segundo plano. La política parece poder ejercerse por sí sola, la política parece no necesitar de las ideas. La política parece estar entonces alimentada de otras fuentes y no de la voluntad popular expresada, o de la autarquía del sujeto social expresada racionalmente.

2 comentarios

  • Gabriel Sánchez

    La querida hermana y compañera Marianita Nuñez…nos mando un material sobre este entrañable luchador Adolfo Sanchez Vazquez… que pego para compartir, hay allí un poema que le recomiendo como dice Menapache Rumiar…y algunos datos de su vida, que vale  mucho la pena leer…

    Adolfo Sánchez Vázquez
    (Algeciras, Cádiz 17 de septiembre de 1915 – México D.F. 8 de julio de 2011)
    De Antología poética. Poesía en guerra (1936 -1938)

     
     
     

    ¡Camaradas!
     
    Las antenas de todo el mundo radian vuestro heroísmo
     
    mientras los fusiles desclavan la bandera del hambre!
     
    ¡Adelante!
     
    Contra el fascismo,
     
    contra su vientre,
     
    contra su sangre,
     
    contra los que dejaron un fulgor de vidrio
     
    en la mirada de nuestros hermanos presos,
     
    contra los que abrieron un canal de fiebre en los oídos
     
    cuando el paro acuchillaba vuestras sienes,
     
    contra los que desvelaron la risa de vuestros hijos
     
    hasta convertirla en gritos.

     
    ¡Adelante hacia Córdoba y Granada!
     
    Que el fascismo cierra los ojos de nuestros camaradas
     
    y ametralla para siempre sus pupilas
     
    y en cada garganta levanta
     
    un muro de voces torturadas.

     
    ¡Adelante!
     
    Que los disparos cerquen los silencios
     
    mientras los palacios vomitan el lujo por ventanas turbias.
     
    Que se despierten los cuerpos prisioneros
     
    que la victoria acelera sus latidos.
     
    ¡Adelante, camaradas,
     
    que el hambre no dominará por vuestras venas
     
    ni el paro acuchillará vuestras sienes,
     
    ni iluminará vuestros ojos la luz dolorosa de la comisaría!

     
    ¡Adelante!
     
    Que el fascismo se esconde en su agonía
     
    tras un muro de pulsos derrotados,
     
    mientras entre nosotros crece la nueva vida.

    Adolfo Sánchez Vázquez (Algeciras, Cádiz 1915 – México D.F. 2011): Filósofo y pensador, pero también poeta, es uno de los españoles “del éxodo y del llanto” que hubieron de hacer su obra fuera de España, de donde salieron tras la victoria de las tropas franquistas. Como para tantos otros desterrados españoles, México fue la acogedora patria de adopción, en la que desarrolló una fructífera tarea de investigación y de cátedra, que ha hecho de él uno de los pensadores marxistas más relevantes del siglo XX.

     
    En los años anteriores a la Guerra Civil, Sánchez Vázquez cursó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. Ingresó en FUE y en las Juventudes Socialistas Unificadas, y colaboró en la sección literaria de Mundo Obrero, además de dirigir periódicos de compromiso marxista como Ahora, órgano central de las JSU. Su orientación y su activismo ideológicos no le impidieron iniciar una andadura creativa, en la línea estética de otros autores de la Generación del 36 -entre las propuestas de las vanguardias y la toma de conciencia social favorecida por la situación española en los años treinta-, que estéticamente estuvo marcada por el magisterio de los poetas del 27, en los inicios, y más tarde por el de Antonio Machado y Unamuno. La influencia de estos últimos, y el propio devenir de los acontecimientos políticos en España, propiciaron una poesía rehumanizada que acentuaba el compromiso del poeta ante las circunstancias históricas del momento, en línea con el realismo socialista. A este respecto, la poesía de Adolfo Sánchez Vázquez es un ejemplo magnífico de las zozobras estéticas de ese tiempo dominado por la contienda fratricida. Amigo en su primera juventud de los poetas del 27 -entre ellos Emilio Prados o Rafael Alberti-, colaboró en la revista Octubre, y, junto a Enrique Rebolledo, fundó y dirigió la malagueña revista Sur (1935-1936). Su libro El pulso ardiendo recoge poemas de los años anteriores a la guerra civil. Su publicación estaba prevista para el verano de 1936 en las prensas de Manuel Altolaguirre, pero el inicio de la guerra impidió que viera la luz hasta 1942, cuando el autor estaba ya en el exilio mexicano.

     
    En México emprendió una intensa labor cultural y docente. Reanudó los estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, de la que posteriormente sería profesor hasta su jubilación, tras la que fue nombrado emérito. Participó además en la fundación y redacción de revistas del exilio como Romance, Ultramar y Boletín de la Unión de Intelectuales en México. Sánchez Vázquez ha repensado críticamente el marxismo frente a su codificación dogmática. Su obra es dilatadísima en títulos, entre los que destacan Las ideas estéticas de Marx (1965), Filosofía de la praxis (1967), Ética (1969), Rousseau en México (1969), Estética y marxismo (1970), Ciencia y revolución (El marxismo de Althusser) (1978), Filosofía y economía en el joven Marx (1982), Ensayos sobre arte y marxismo (1984), Escritos de política y filosofía (1987), Filosofía y circunstancias (1990), Invitación a la Estética (1992), Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas (1996), Entre la realidad y la utopía (1999), De Marx al marxismo en América Latina (1999), El valor del socialismo (2000), A tiempo y destiempo (2003) y De la estética de la recepción a una estética de la participación (2005). Importante es también su labor memorialística, en libros como Del exilio en México (1991) o Recuerdos y reflexiones del exilio (1997). Su labor filosófica le ha hecho acreedor a numerosos galardones y reconocimientos, entre los cuales se cuentan el Premio Nacional de Ciencias y Artes (México) o la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio (España), y más recientemente el Premio María Zambrano de la Junta de Andalucía. A ello hay que sumar numerosos doctorados honoris causa (Puebla, Nuevo León, UNAM, Micoacana, Guadalajara, Cádiz, Complutense de Madrid, Buenos Aires o La Habana).

     
    En 2005 reunió su obra lírica, oscurecida tanto tiempo por su producción filosófica, en el volumen Poesía, que se divide en tres apartados correspondientes a otros tantos momentos de su trayectoria vital. El primero, “Poesía en vela”, recoge sus composiciones iniciales, marcadas por el vanguardismo y el compromiso político. El segundo, “Poesía en guerra”, es un compendio de la lírica de trincheras. Por fin, “Poesía en exilio”, escrita en su destierro mexicano, presenta una conciencia crítica erigida contra la injusticia y la indiferencia humanas: al cabo, una manifestación moral de la memoria en lucha contra el olvido.
     
     
     
     

    Mariana

  • Jaume PATUEL

    Agradezco este texto. Cuando el ser humano pierde la capacidad de pensar i reflexionar. La capacidad de interiorizarse. Entonces predomina la angustia, el miedo. Y viene la subordinación.  Lo primario del colectivo se impone a costa de los otros. No se tolera  la diferencia. Se cree que suprimiendo los discursos, se enriquece. El discurso nunca se podrà suspender, se debe cambiar.  El ser humano  debe hacer rendir el invento biológico de la capacidad de razonar, amar, comprender.  No es fácil. 
     De ahí, el rol importante de los intelectuales sinceros y honestos. Su función es buscar que la  Humanidad pueda ser biena atendida por encima de los egoismos e intereses de algunos pocos, que continúan perdurando.
    Y los ancianos nos recuerdan que se debe continuar en la palestra o en el àgora por difícil que sea.  El control de la libertad de pensamiento se va extendiendo, pero al mismo tiempo  tambièn se rompe.
    Así y todo, no hay que  desanimarse. La mancha de aceite, que es pequeña en su origen, se va extendiend, pero lentamente y de forma eficaz.   La Humanidad o humanización progresa. Una visión global o general hay que cultivar, pero al mismo tiempo con una accción  o realización  local.  Siempre  que la visión global se genere o emerja  del Interior o Profundo del Ser Humano . 

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