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LA SEMILLA DE LA IGUALDAD y 16

DECLARACIÓN DE PEDRO

27 Salió Jesús con sus discípulos para las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les hizo esta pregunta:
– ¿Quién dice la gente que soy yo?
28 Ellos le contestaron:
– Juan Bautista; otros, Elías; otros, en cambio, uno de los profetas.
29 Entonces él les preguntó:
– Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Intervino Pedro y le dijo:
– Tú eres el Mesías.
30 Pero él les conminó a que no lo dijeran a nadie.” (Mc 8, 27-30).

Jesús ha acudido a los resultados de su praxis para vencer la ceguera del grupo. La sobreabundancia como efecto de la igualdad les rompe los esquemas. Los efectos de esa práctica subversiva permiten observar las cosas desde otras miras. La escena del ciego ha demostrado que no fue vano el esfuerzo de nuestro protagonista por conseguir que los seguidores accedieran al menos a dirigir su mirada en dirección opuesta a la acostumbrada. Faltaba saber si el proyecto había calado en ellos. La escena que Marcos presenta a continuación da cuenta exacta de la posición real de los discípulos.

 

  • EL ESCENARIO Y LA PREGUNTA

27 Salió Jesús con sus discípulos para las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les hizo esta pregunta:
     –¿Quién dice la gente que soy yo?

El texto comienza presentando los movimientos de los personajes que ocupan el nuevo escenario: “Salió Jesús con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo”. Jesús aparece como actor principal. Marcos cita su nombre. No lo hacía desde Mc 6,30. Lo emplea ahora con intencionalidad. Su significado: Yahvé salva guarda estrecha relación con la libertad alcanzada por el ciego. También adelanta el contenido de la escena.

A diferencia de otras ocasiones, los discípulos aparecen en ésta acompañando a Jesús en su partida, lo que es indicativo del importante papel que desempeñarán en la acción. Nadie más los acompaña. Son momentos propicios para la instrucción directa y para dar rienda suelta a la confianza entre amigos.

La salida de Betsaida está asociada a un rumbo determinado: “hacia las aldeas de Cesarea de Filipo”. El dato respecto a ese paradero combina imprecisión y concreción. Alude a un área de influencia más que a un lugar específico. El escenario se sitúa, pues, en el tránsito hacia la zona vinculada a esa ciudad, que interviene, a su vez, dibujada a distancia en el decorado proporcionando mayor sentido a la acción.

La ciudad se hallaba a unos cuarenta kilómetros al norte de Betsaida. El camino hasta ella avanzaba en paralelo al Jordán por su margen oriental dejando atrás Galilea en dirección sur-suroeste. Hay, pues, un alejamiento del territorio judío, visto ahora desde nuevas coordenadas.

Herodes Filipo, hermanastro de Herodes Antipas, construyó esta ciudad y la llamó Cesarea en honor del emperador Augusto. En el siglo I fue conocida como Cesarea de Filipo para diferenciarla de la Cesarea construida por Herodes el Grande en la costa del Mediterráneo oriental.

Cesarea hacía referencia directa al César, cúspide del poder del imperio dominante. El calificativo de Filipo recuerda al poder vasallo que se somete, sirve y contribuye a consolidar ese dominio global. Aunque Jesús no entrará a la población sólo nombrada esta vez, su silueta en el trasfondo aporta el contexto histórico y político del que Marcos no quiere que se descuelgue su enseñanza.  

Antes de dar comienzo la acción, nuestro narrador introduce un último apunte sobre las circunstancias en las que tiene lugar: “y en el camino”. Este nuevo dato incluye un matiz en el movimiento de los actores. La escena cobra dinamismo. Un destino se acerca y un punto de partida se difumina. Las travesías en la barca de un lado a otro dejan paso al camino. El guión pedagógico en vaivén ha sido reemplazado por un esquema rectilíneo. El camino habla de un proceso que abre oportunidades a la confidencia, la instrucción y la confrontación de ideas. La meta adonde el camino lleva sirve de pantalla donde se perciben reflejadas la luz y las sombras de los acontecimientos ocurridos durante el trayecto.

El escenario se ha completado. Marcos no deja fisuras por donde pueda desviarse la comprensión de los lectores. La lectura de los hechos ha de hacerse desde este contexto histórico y político. Las palabras que los describen se devalúan y pierden su sentido original cuando se fuerza su interpretación leyéndolas en abstracto, fuera del entorno que tan bien ha definido nuestro narrador.

La acción comienza con una maniobra de Jesús: “preguntó a sus discípulos”. Él abre el diálogo. Marcos incide de nuevo en los personajes. A Jesús lo distingue por su acción; a sus seguidores, como receptores de su pregunta. Hay ausencia de otros personajes ajenos a ese colectivo.

Pero la pregunta afecta directamente a los ausentes del relato: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. El grupo de seguidores a los que va destinada encuentra en ella ecos del interrogante que ellos mismos se plantearon en la barca, en medio de la tempestad, respecto a aquel hombre: “¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mc 4, 41).

En principio, la pregunta no conlleva compromiso alguno para los discípulos. Jesús no busca comentarios, sino información. Tampoco quiere formulaciones que le definan; trata más bien de averiguar lo que él representa para la gente. Los momentos importantes compartidos han debido ayudar a la multitud para alinearse respecto a su proyecto. El sujeto que interroga se muestra dispuesto a someterse al análisis de la multitud. Sus hechos lo avalan.

 

  • RESPUESTA DE LOS DISCÍPULOS Y PREGUNTA COMPROMETIDA

28 Ellos le contestaron:
     –  Juan Bautista; otros, Elías; otros, en cambio, uno de los profetas.

De la contestación de los seguidores destaca a primera vista su concisión. No hay introducción. La respuesta va directa al grano y cita de inmediato personajes con los que la gente identifica a Jesús. No han percibido en su discurso ni en su praxis nada original. Su mirada recurre a modelos de tiempos pasados para definir la idea que tienen de él.

Los personajes citados se caracterizan por su fuerte compromiso con el pueblo judío en diferentes fases de su historia; todas ellas, etapas de promesas. Personifican el afán de ese pueblo por conquistar la justicia que anhela. Ahora bien, ninguno de ellos pertenece a la época definitiva, la que, según el pensamiento común, estaba todavía por llegar.

De los personajes nombrados, el más cercano, Juan Bautista, caracterizado por su entrega a favor de la justicia, se había jugado la cabeza por defenderla. Su mensaje social caló entre las multitudes abandonadas. Por la forma directa y escueta de mencionarlo: Juan Bautista, una gran parte del pueblo, los más desfavorecidos, vio en las actuaciones de Jesús una prolongación del movimiento social con el que el Bautista animaba a la gente a disponerse activamente ante la inminente llegada del decisivo momento histórico.

La tradición sostenía que Elías regresaría precediendo la llegada de la etapa histórica definitiva. Él, como abanderado de la pureza de la religión, impondría el orden necesario antes de la venida del personaje encargado directamente por Dios de establecer la justicia y conducir al pueblo a su condición de preeminencia política: el Ungido o Mesías. Un sector de la población, quizás los más desesperados, avanzó algo más su comprensión respecto a Jesús, valoró sus condiciones de liderazgo y, con más optimismo que acierto, identificó sus actuaciones con la operativa que, según la tradición, correspondía al profeta Elías.

Un tercer grupo no llegaba tan lejos en su interpretación. Los discípulos citan explícitamente sus palabras: “uno de los profetas”. Eran tal vez los escépticos, los menos deseosos de un cambio o los más acomodados a la situación. Estos observan en el discurso de Jesús su denuncia de la injusticia, y en su praxis, la confrontación directa con los líderes del pueblo exigiéndoles equidad. Por eso lo identifican como un profeta similar a los antiguos. Ahora bien, no distinguen en su mensaje nada que les haga pensar en la cercanía de un cambio radical en la situación.

Los lectores conocían esos diferentes pareceres de la gente respecto a Jesús. Antes del descabezamiento del Bautista, aquellas noticias que corrían de boca en boca habían alcanzado los oídos de Herodes (Mc 6, 14-15). Ahora bien, los acontecimientos de los que se dan cuenta en la gran secuencia de los panes tenían entidad suficiente como para que la multitud hubiera cambiado su idea respecto a nuestro protagonista y su programa. Sin embargo, por lo que cuentan los discípulos, no se produjo tal cambio en la gente. En la práctica, seguía viviendo tal y como el ciego había constatado con acierto: “Veo a la gente, percibo que se conducen como árboles” (8, 24).

Resultaba evidente esa actitud afincada en el pasado. La multitud se agolpaba alrededor de nuestro protagonista, pero pocos le daban su adhesión. Él era consciente de la indecisión de las masas y conocía de antemano los ideales que manejaban. Por eso con su pregunta no buscaba salir de dudas, sino hacer dudar a los discípulos.

29 Entonces él les preguntó:
     –  Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Esa intencionalidad supuso que una vez dada la contestación, Jesús les lanzara otro interrogante más comprometido. La acción de preguntar persigue estrechar la relación entre los personajes. Él busca la aproximación. El grupo marcará con su respuesta los límites de su compromiso.

La formulación de la pregunta conserva los términos básicos y la estructura de la anterior: “Vosotros, en cambio, ¿quién decís que soy yo?”. El estrecho paralelismo entre ambos interrogantes aporta un nuevo dato a favor de que ambos representen dos pasos de una misma estrategia.

Ahora los discípulos no deben responder por otros, sino por sí mismos. La pregunta se dirige a todos ellos. Jesús, como en el caso del ciego, orienta la mirada del grupo hacia él mismo. Su proyecto y su praxis están a la vista.

 

  • EL PIEDRA DESACIERTA

Intervino Pedro y le dijo:
     – Tú eres el Mesías.

En esta ocasión no habrá respuesta colectiva. Uno hablará por el resto. Marcos avanza el nombre de Pedro, que interviene dando voz a la idea de la que, al parecer, todos participan. El sujeto es llamado por Marcos el Piedra. Con el paso del tiempo este apodo llegó a hacerse nombre propio: Pedro. Nuestro redactor usa el mote que le impuso Jesús (3, 16) aludiendo a su cabezonería. El Piedra toma la palabra por impulso. El texto deja entender que se adelanta a los demás y ellos, con su silencio, le dejan hacer.

En su categórica afirmación: “Tú eres el Mesías” no aparece ningún atisbo de duda. Su formulación nada tiene que ver con la escasa consistencia de las respuestas atribuidas a la gente. La aseveración deslumbra por su carácter concluyente. Pedro trata de sentar cátedra con una respuesta que no admite discusión.

En oposición al pronunciamiento de la gente respecto a Jesús, la lectura de Pedro no lo asimila al pasado, sino al futuro. Al identificarlo como Mesías (término transliterado del hebreo que significa: “Ungido” y equivalente a la voz: “Cristo”, transliterada del griego) alude a la figura que, según la tradición, tenía la misión especial de instaurar el Reinado de Dios.

Pedro habla de ese esperado personaje en forma absoluta. No se refiere a cualquiera que haya sido ungido, sino al único al que puede denominarse así, y cuyo nombre y función todo el pueblo judío reconoce.

La unción con aceite era en el AT una práctica ritual utilizada bien con objetos o personas para significar elección, dedicación, consagración y, en el caso de personas, certificar su dependencia y exigencia de lealtad.

En referencia de personas, el personaje en cuestión, especialmente el rey, era ungido por un representante directo, no institucional, de Dios; es decir, un profeta. El ungido no trataba de adquirir un poder, sino aceptar una misión siempre liberadora, teniendo al pueblo como beneficiario (I Sam 9, 16).

La turbulenta historia del pueblo judío, de la que se hace eco el AT, condujo a que las voces de hombres comprometidos con la libertad y la justicia, los profetas, denunciaran los desmanes contra el pueblo y advirtieran de las calamidades, dominaciones extranjeras y exilios provocados por los reyes y corruptos. Junto a sus denuncias, alentaban al pueblo con la promesa de una futura intervención decisiva de Dios. Las expectativas atravesaron un largo tramo histórico pendulando entre el optimismo y el desaliento. Las esperanzas vertidas en los escritos proféticos desembocaron en el último siglo antes de nuestra era en constantes movimientos populares que perseguían dar fin a los padecimientos y aproximar la época de la liberación. En los escritos rabínicos de ese período cuajó la idea de un personaje, el Ungido o Mesías, que sería el encargado directamente por Dios de llevar al pueblo a su última etapa de esplendor. Según la tradición, pertenecería a la estirpe real, concretamente a la casa de David. A él correspondería conducir a la nación hasta su supremacía política sobre todos los pueblos extranjeros. El perfil de este personaje estaba marcado, pues, por fuertes trazos de índole nacionalista.

En esa idea coincidía Pedro cuando se dirigió al Jesús identificándolo como el Mesías. Lejos de aceptar las líneas maestras de su proyecto, el Piedra hizo gala de su apodo y trató de imponer la doctrina tradicional a la que nuestro protagonista debería someterse. Nada más lejos de los pensamientos de aquel hombre de Galilea que identificó al poder con el verdadero adversario del ser humano.

30 Pero él les conminó a que no lo dijeran a nadie.” (Mc 8, 27-30).

No resulta, pues, extraña la seria advertencia que, acto seguido, hizo Jesús al grupo. Marcos lo cuenta con estas palabras: “y les conminó a que no lo dijeran a nadie”. Su afirmación muestra a las claras su intención de parar en seco semejante disparate.

Pedro coincide con los espíritus inmundos en su aspiración a que Jesús asuma el liderazgo de un movimiento armado a la conquista del poder (Mc 1,24; 3,11). Comparte con tan viciada ideología sus mismas ambiciones. Y, como ellos, se equivoca de todas todas.

Sólo Pedro ha hablado, pero el resto comparte su desatinada declaración. Jesús no desafía con su orden únicamente a Pedro, sino al colectivo de los que, callados, comparten sus ambiciones de poder.

Nuestro protagonista trata de silenciar ese discurso erróneo que se sitúa en el polo opuesto al suyo. El despropósito de Pedro no debe trascender. Por eso obliga al colectivo a callar ese mensaje de forma absoluta. La orden de silencio es terminante. Se refiere al presente y al futuro. La divulgación de un mensaje engañoso supone un riesgo letal para el proyecto de sociedad alternativa. La declaración de Pedro conlleva el peligro de seducir a las masas con el poder. Su onda expansiva provoca la confusión que oculta el auténtico programa de Jesús.

La consideración de Jesús como Mesías o Cristo daba la exacta medida del escaso compromiso del colectivo de seguidores con él. Él creyó en el carácter definitivo de su programa y aceptó ser el responsable de llevarlo a cabo. Coincidió con su grupo en que su proyecto poseyera un importante contenido político. Pero se opuso con rotundidad al falseamiento del sentido político de ese proyecto. De ahí su ataque frontal al engaño a las masas con la falsa promesa del poder, haciéndoles creer que, al conseguirlo, se alcanza la justicia deseada. Para Jesús, la justicia se obtiene exclusivamente con la igualdad y el compromiso que fragua en una sociedad alternativa. Él trató de plantar la semilla de la igualdad en su grupo. Ellos se resistieron a hacerla germinar. El Piedra se significó como máximo representante de la obstrucción. Marcos lo recogió sin reparo en su pedagogía como aleccionamiento para el lector.  

Camino de Cesarea de Filipo, una ciudad que representaba fuera de Galilea el dominio global del poderoso imperio, Jesús aborta el intento de trucar el distintivo de su mensaje. El silencio que impuso al grupo de discípulos revela el rechazo a sus ambiciones y su reafirmación en la práctica de la igualdad como componente esencial de su proyecto.

23 comentarios

  • oscar varela

    Hola!
     
    … y colorín colarado … ¿se ha terminado?
     
    El “conjunto” Mc. 6-8 nos lo termina Salvador santos con el “Examen” o Evaluación a los 12 elegidos.
    Si los hubiéramos encontrado a la salida de ese deambular por las aldeas cesáreas, le habríamos preguntado:
     
    – ¿Y; cómo les fue?
     
    Marcos se adelanta a decirnos: “UN DESASTRE” =  uno  sobre diez (1/10)
     
    Entonces -luego de habernos insistido Salvador acerca de la “pacientísima pedagogía” del galileo- cabría preguntarnos sobre esa Pedagogía misma.
     
    Porque la más de las veces ocurre en n/tiempo que no se trata sólo de lo “cabezas-duras” del alumnado; sino también y sobre todo, de erróneas “currículas” pedagógicas.
     
    Pareciera que hubo que esperar aprox. 30 añitos (2 generaciones) para que el amoroso embarazo de unas cuantas mujeres em-pujadoras socializara el Proyecto de Jesús.
    ¡Qué casualidad, ¿no?, justo el tiempo en que tarda en adquirir “vigencia” social cualquier “nueva” idea-fuerza!
    ·················
    A mí no me basta con ir “inocentemente” a las Fuentes.
    La Mesa cultural es la de los COMENSALES de hoy, en la que me incluyo;
    quiero decir, de nuestras NECESIDADES y APETITOS hodiernos.
     
    ¿No se trata de esto en el actual avispero de los DERECHOS HUMANO-PLANETARIOS?
    ··············
    Y, por fin, tengo yo también que hacer una “Evaluación” del Curso que paso a paso han delineado estas NOTAS EXEGÉTICAS  de Salvador Santos; y no veo que se trate de otra cosa distinta  a la que acabo de decir:
     
    Salvador ha preparado sus mochilas con “CUESTIONES PRÁCTICAS” de HOY; ha ido a las FUENTES de AYER y nos ha invitado a la MESA de los IN-QUIETOS.
     
    ¡Muchas gracias Salvador Santos!
     
    ¿Qué hacemos con el TODAVÍA?
    ¡VAMOS AUN, entonces! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola Kraus!
    Decías:
    “Para interpretar adecuadamente las fuentes literarias es necesario situarlas en el contexto vital en que nacieron (histórica y culturalmente).“-

    Dicho de otra manera:
    – “Para saber LO QUE alguien hizo
    hay que saber
    * POR QUÉ y
    * PARA QUÉ
    ese alguien hizo lo que hizo.

    Esto es lo que encapsulan los términos de “contexto vital” (histórico y cultural).
    ··········
    Si todo esto fuera verdad:
    ¿No habríamos de verlo en nuestra propia “praxis“?
    ¿Por qué y para qué pienso y escribo en un Blog?
    ··········
    No hay Fuentes “inocentes.
    Cuando voy a ellas ya las he contaminado con mis “porqués y “paraqués”; e.d., con el “contexto vital” de mi praxis.

    Yo diría:
    – A las Fuentes: averiguando y rogando,
    siempre y cuando
    _ con la maza de mi praxis: dando.

    ¿Te parece verosímil?

    ¡Vamos todavía! – Oscar.
    ·········
    NOTA:
    En una respuesta de Salvador priorizaba la “Meta-Praxis” sobre la “Meta-Física“.

    Filosóficamente nada más actual.

    Se trata del cambio de Paradigma:

    * Antiguo: – “el Hacer es consecuente con lo que se Es” (QUIETUD infinita). [agere sequitur esse]

    * Actual: – “el estar-Siendo es consecuente con lo que se Hace” (IN-QUIETUD perdurable). [esse sequitur agere]

  • oscar varela

    Hola Kraus!
     
    Me importa tu insistencia sobre los “Géneros literarios”.
    Ya hube preguntado por ello a Salvador
    Para estas “Notas exegéticas” me fue suficiente.
    ·············
    Yo le doy mucha importancia a los “Géneros literarios”.
    Digamos que no me hago un sobretodo de nylon.
    Cada tela y corte de sastre lo elijo para la función.
    Cuestión de “elegancia”; e.d., elegir bien; e.d. ser int-elegante o int-eligente.
    ·············
    El “corte-pego” que te mandaste es interesante. Yo aprendí. Gracias.
     
    Lo que no sé es si no “chinga” ( si no tiene buena “caída”) ese “corte”.
     
    Te lo pregunto como “Género literario”.
     
    Me explico y me pregunto:
     
    ¿Qué es ATRIO.org? ¿Un Blog?
     
    Hace rato que estoy tratando de acertar el “estilo” literario del Blog.
     
    ¿Tenés alguna idea de si hay algún estudio serio
    sobre el “Género literario” (O sub-género)
    que paute las características de un Blog dialogal como este de Atrio.org?
     
    Te lo agradecería.
    ·············
    En otra entrada, me gustaría entrar más a fondo en tus planteos exegéticos.
    Sobre todo partiendo de la “praxis” de “Proclamar”
    Como punto de apoyo primero para los pasos de “averiguar” anterioridades.
     
    Creo que la cosa es sencilla como el andar de a pie.
     
    Un abrazo y ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Salvador Santos

    A las preguntas de Oscar:
     
    1ª. Hay una marcada diferencia entre el grupo de discípulos y la multitud.
     
    Los discípulos dieron el paso; los integrantes de la multitud se mantuvieron en la neutralidad.
     
    Es cierto que los discípulos pretendían tomar el poder, copar los primeros puestos y gozar de privilegios. Se negaron a aceptar el programa de Jesús y hasta renegaron de él mismo. Sin embargo, la coherencia extrema del Galileo les caló de tal manera que cambiaron por completo su posición con posterioridad a la ejecución de aquel amigo de Nazaret.
     
    Unas cuantas mujeres consiguieron que la sociedad alternativa cobrara dinamismo.

    La multitud se mantuvo en la neutralidad. 

    2ª. ¿Por qué la igualdad?
     
    Jesús plantea la igualdad como característica esencial de la sociedad alternativa. No admitió en su grupo títulos, ni privilegios, ni dominio de unos sobre otros. Cortó de raíz todo atisbo de ambición.
     
    Jesús invitó a la multitud a la igualdad: “formando corros” (Mc 6,39). La multitud prefirió la posición de subordinados: “formando cuadros”(v.40).
     
    La igualdad pasa por abandonar las posiciones de privilegio: “Pero todos, aunque sean primeros (se refiere al rico: Mc 10,17-22), han de ser últimos, y esos últimos serán primeros” (Mc 10,31).
     
    Esa misma idea aparece en Mc 9,33-37. Frente a la discusión entre los Doce respecto a quien iba a ocupar el primer puesto, Jesús les puso como modelo a un criadito, un aprendiz (la mayoría de las biblias traducen: un niño, pero se trata del último y el más pequeño de los sirvientes).
     
    Mateo usa la expresión de los primeros que se hacen últimos… con la parábola de los jornaleros: “Porque el reinado de Dios se parece…”. En la sociedad alternativa (reinado de Dios), todos, empezando por los últimos, los que habían llegado a trabajar a la hora de recoger las herramientas,  cobraron igual: un denario. (Mt 19,30 – 20,16).
     
    A mi modo de ver, la igualdad exige una sociedad por minúscula que ésta sea. La igualdad es la solidaridad llevada a sus últimas consecuencias. La coherencia del Galileo no se quedó a medio camino.
     
    Un abrazo

  • mªpilar garcía

    Parece que no terminamos de comprender, que en las iglesias ¡todas!
     
    No existe “una sola teología” o mejor expresado:
     
    Dentro de la teología, hay muchos estilos.
     
    Comprensiones de los estudios realizados; casi como grandes teólogos han pasado por la historia de las iglesias.
     
    Hay que reconocer, que las más ricas y cercanas a la Vida-actos-palabras de Jesús, son aquellas, que de alguna manera, han estado más pegadas-cercanas a la vida de las personas que de manera especial, va dirigida casi toda la enseñanza de Jesús, porque al resto, no quiso escuchar…
     
    Cómo nos manifestó, el “sentir” de esa fuerza que llamamos sin saber muy bien que queremos decir:
     
    “Divinidad- Esencia-Creador- Dios Abba-Justicia…”
     
    Como nos trascribe Marcos, el único que de verdad convivió con Jesús, y su experiencia fue desde la “frontera”… con los que sufrían el estigma de “pecadores”…
     
    Pero esa teología, muchas veces no puede coincidir ni aplaudir, las adaptaciones legales y jurídicas, que cierta parte de la teología han seguido, siguen y supongo seguirán… (llevamos XXI siglos estudiando) pensando que quiso decir o porque lo dijo;  (es curioso, a Jesús, toda persona de corazón limpio, abierto, ¡¡¡comprendió su mensaje!!!) pasando por alto, o con una especie de velo, ante lo más sangrante e importante del Mensaje de Jesús.
     
    Para tristeza de los que deseamos otra mirada en la iglesia; comprobamos que estamos volviendo casi a los tiempos de la inquisición.
     
     
    Solo, que la barca sencilla del principio de esta locura del “Reino” va caminando por la fuerza de aquel Espíritu que Jesús implantó en los corazones (aunque tardos en comprender) de cuantos fueron fieles a su seguimiento hasta hoy.
     
     
    Sería bueno, intentar convivir en paz y armonía, cada cual, en el camino que elija libremente, sin menospreciar, y “castigar” a los que sentimos  diferentes.
     
     
    Para mí, S. Santos, a utilizado el lenguaje, en el que aprendí (de esto hace muchos años) a comprender (en la medida de mis posibilidades) seguir y sobre todo ¡amar! esa experiencia novedosa y ¡Buena Noticia! que es posible vivir desde Jesús.
     
     
    ¡Gracias por ello Salvador Santos desde el corazón!
     
    mª pilar

  • Salvador Santos

    Respecto a mi anterior entrada:
    Léase: ésta (la fuente) en lugar de: éste. Disculpas.

  • Salvador Santos
















     



     

    Buenos días Kraus.
     
    He leído tu escrito y observo que has olvidado citar la fuente de la que transcribes literalmente… ¡incluso dobles entrecomillados!  (p.e.: “”relato”” o “”evangelios””)
     
    ¿Será éste?
     
    http://http://www.conocereisdeverdad.org/website/index.php?id=4847
     

  • Kraus

    Para finalizar: podemos analizar que criterios de historicidad, como instrumentos metodológicos diseñados precisamente para seleccionar las tradiciones que tienen más probabilidad de ser históricas, se le pueden aplicar a los textos.
    Criterios tradicionales:
    1  Criterio del Testimonio Múltiple
    Se considera probablemente histórico todo testimonio transmitido por varias fuentes independientes.
    La dificultad de su aplicación está en determinar cuáles son las fuentes independientes. Depende, por tanto, de los resultados de la crítica literaria.

    2  Criterio de Coherencia
    Afirma la plausibilidad histórica de un testimonio coherente con otros testimonios considerados auténticos.
    La dificultad de su aplicación es que existen tensiones o contradicciones entre distintos testimonios sobre Jesús. Esto permite seleccionar diferentes conjuntos de datos coherentes entre sí de los que se deducen diferentes reconstrucciones de la figura histórica de Jesús (Jesús mago, profeta apocalíptico, sabio cínico etc).
    Para aplicar correctamente el Criterio de Coherencia deberíamos disponer de un núcleo básico de testimonios auténticos y característicos respecto al que evaluar la coherencia de nuevos datos. La exigencia de que ese núcleo debe por lo menos incluir el dato de la condena a muerte de Jesús constituye un caso especial de este criterio, conocido como Criterio de Explicación suficiente o de Rechazo y Ejecución y, según el cual, es probablemente auténtico todo testimonio que ayude a entender las circunstancias y motivos de la crucifixión.
    El Criterio de Coherencia es una exigencia de lógica interna en el conjunto de testimonios sobre Jesús seleccionados como auténticos. Sin embargo, la escasez de datos y la falta de un conocimiento completo del contexto cultural, social e histórico de la vida de Jesús dificultan su aplicación rigurosas. ¡Cuidado con las prisas por calificar de incoherentes testimonios cuyo trasfondo conocemos sólo imperfectamente.

    3  Criterio de Discontinuidad o Desemejanza
    Los investigadores de la “Nueva búsqueda del Jesús histórico” pretendieron construir el núcleo fundamental de testimonios auténticos utilizando un tercer criterio, el llamado criterio de discontinuidad o desemejanza. Esta opción es la que ha provocado el mayor rechazo por parte de las nuevas corrientes de investigación. Se la acusa de ser ahistórica, antijudía y teológicamente sesgada.
    Es probablemente auténtico todo testimonio sobre Jesús que no sea derivable (1) a partir del Judaísmo de su tiempo ni (2) del Cristianismo posterior.
    Este criterio es válido pero demasiado restrictivo. La primera condición deja al margen todo cuanto Jesús heredó de su cultura y contexto histórico concreto, lo cual es una aberración desde el punto de vista de la investigación histórica.
    La condición (2) tomada separadamente constituye, sin embargo, un criterio auténtico muy útil para señalar aquellos aspectos más contraculturales de la personalidad de Jesús.

    4 Criterio de Discontinuidad respecto al Cristianismo primitivo
    Afirma que es probablemente histórico todo testimonio sobre Jesús que no sea derivable del Cristianismo primitivo.
    Este criterio se apoya en un argumento de tipo sociológico, valido de forma general en el estudio de los movimientos y grupos sociales: Ningún grupo o movimiento es propenso a inventar testimonios sobre la vida o enseñanza de su fundador que cuestionen o sean irrelevantes para su propio programa. Por tanto, si transmite un testimonio de este tipo debemos pensar que lo hace, bien por fidelidad a una tradición valorada como auténtica, bien porque se refiere a datos ampliamente difundidos que no puede silenciar.
    Cuando el testimonio transmitido pone a la Iglesia en una situación embarazosa frente a la sociedad o frente a la propia comunidad, estamos ante una forma radical de este criterio a la que los estudiosos suelen referirse como Criterio de Incomodidad (ej. Lc 7:34). No todos los casos de discontinuidad son incómodos (ej. Mc 1:17).
    Sin embargo, no es tampoco conveniente utilizar el Criterio de Discontinuidad respecto al cristianismo primitivo para seleccionar un único núcleo de testimonios auténticos en relación a los cuales aplicar el Criterio de Coherencia. Procediendo de esa manera podríamos relegar como dudosos aspectos esenciales de Jesús que sí fueron asumidos por el programa de la Iglesia primitiva.
    Criterios de plausibilidad:
    Desde comienzos de los años 80 se ha ido desarrollando una nueva tendencia en la investigación del Jesús histórico conocida como “Tercera búsqueda del Jesús histórico”.
    Metodológicamente se rechaza el papel central que la exégesis anterior concedió el criterio de Desemejanza. La propuesta alternativa mejor sistematizada es el Criterio de Plausibilidad Histórica de Gerd Theissen.
     
    Criterio de plausibilidad histórica
    Aquella información sobre Jesús que es plausible en el contexto judío y permite comprender la génesis del Cristianismo primitivo, es posiblemente histórica y es la más útil para reconstruir la figura histórica de Jesús.
    La idea fundamental que subyace a la formulación de este criterio es que captamos en un testimonio el carácter propio de la figura de Jesús cuando podemos descubrir en él la condición necesaria para la emergencia de algún elemento o aspecto del movimiento cristiano a partir del Judaísmo del siglo I. En otras palabras, aquellas cosas atribuidas a Jesús sin las cuales sería muy difícil explicar aspectos del cristianismo a partir de su matriz judía, son probablemente auténticas.
     
    Criterios parciales (con menor grado de plausibilidad)
    Criterio de Plausibilidad Contextual: Las tradiciones sobre Jesús poseen plausibilidad contextual histórica si encajan en su contexto judío y se pueden identificar como fenómenos individuales dentro del mismo.
    Este criterio pretende entender las confrontaciones e innovaciones de Jesús en relación con el Judaísmo de la época como tensiones históricamente comprensibles dentro de su contexto.
     
    3 Criterio de plausibilidad efectual
    Una tradición sobre Jesús posee plausibilidad histórica efectual si se puede entender como parte del impacto que su vida y su persona produjo en el movimiento cristiano.
    Este criterio engloba, claramente, el del testimonio múltiple, pues la diversidad de testimonios independientes respecto a un mismo aspecto de la vida o enseñanza de Jesús es prueba de su impacto sobre sus seguidores.
    Gracias y buenas noches.
     

  • Kraus

    Buenas noches Salvador:
    Voy a prescindir de las  fuentes históricamente fiables acerca de Jesús y que no tiene relación con las fuentes literarias en las que tratamos. Para interpretarlas adecuadamente, estas últimas, es necesario, en primer lugar, situarlas en el contexto vital en que nacieron, lo cual requiere un conocimiento de la situación histórica y de la cultura en que nacieron. Si quiere podemos entrar en este aspecto, incidiendo en estos puntos: investigación, contexto, fuentes históricas, origen, enseñanza, acciones y posteriormente las puedo ir desarrollando.
    En cuanto a las fuentes literarias, y en concreto, la que sirve de base para este comentario, que es una de las numerosas traducciones del texto griego al español, (en mi opinión de exégesis muy abierta y errónea, por el contenido de la traducción y su interpretación más propia de un texto  de finales del siglo XIX que del año I), de uno de los evangelios canónicos y sinópticos.
    Quienes escribieron las biografías antiguas buscaban, ante todo, mostrar el honor del protagonista de sus relatos, y estaban menos preocupados por la exactitud de los hechos que narraban. Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son muy parecidos y poseen muchas tradiciones en común. Se les llama sinópticos (adjetivo de la palabra sinopsis que significa “visión conjunta”), porque sus coincidencias permiten leerlos en columnas paralelas. Sus enormes coincidencias hacen pensar que debe existir alguna relación de dependencia literaria entre ellos. El problema consiste en saber cuál es el más antiguo y si hubo otras obras implicadas en su composición. A esta problemática se la conoce con el nombre de “cuestión sinóptica”.Según la mayoría de los estudiosos la mejor manera de explicar el parecido entre los evangelios de Mt, Mc y Lc es suponer que:
    El evangelio de Mc es el más antiguo y tanto Mt como Lc lo incorporaron casi entero en sus propias obras.
    Mt y Lc conocieron, además, un documento que contenía gran cantidad de enseñanzas atribuidas a Jesús, organizadas en forma de colecciones de dichos y parábolas. Partes de este documento, al que los estudiosos se refieren con la sigla “Q”, habrían servido a estos evangelistas para configurar algunos de los discursos que ponen en boca de Jesús (Ej. el sermón del monte en Mt y el sermón del llano en Lc).
    Mt y Lc incorporaron también a sus obras capítulos de la infancia de Jesús, escenas de apariciones del Resucitado y algunas otras unidades literarias propias; un material variado que cada uno habría hallado en la tradición de su comunidad o habría creado por sí mismo.
    Según esta hipótesis, Marcos debió ser el evangelio más antiguo. En la composición de su relato utilizó seguramente tradiciones y colecciones anteriores (parábolas, controversias, milagros, relato de la pasión). Su tarea no consistió simplemente en reunir todas estas tradiciones, sino que las actualizó y las organizó siguiendo un esquema que los misioneros cristianos utilizaban para contar los principales acontecimientos de la vida de Jesús (véase Hch 10 37-41).
    Mateo y Lucas no sólo siguieron el trazado básico de Marcos, sino que incluyeron en sus relatos la mayor parte de dicho evangelio, aunque con importantes modificaciones, que tratan de aplicar los diversos pasajes a las situaciones de sus respectivas comunidades. En el trazado de Marcos incluyeron las tradiciones procedentes del Documento Q y otras tradiciones propias, en un claro intento de completar la obra de Marcos, que había descuidado importantes tradiciones conservadas en las comunidades. Ambos evangelios suponen, pues, un paso más en el proceso de integración de las tradiciones cristianas iniciado por Marcos.
    Conocer el género literario de una obra es fundamental para saber qué actitud y qué criterios de interpretación debe adoptar el lector si quiere interpretarla adecuadamente. La pregunta por el género literario de los evangelios ha sido objeto de un largo e interesante debate que ha servido para situarlos en el marco de la literatura de la época.
    El único evangelista dio un nombre a su obra fue Lucas. Lo llamó “”relato””, y explicó que se había informado minuciosamente antes de escribirlo, y que había procurado hacer una exposición ordenada (véase Lc 1,1-4). La clasificación de estos relatos como “”evangelios”” es tardía, probablemente no anterior a la segunda mitad del siglo II d.C.
    Aunque existen muchas semejanzas con las biografías de los profetas, en las que sus hechos y sus palabras están incluidos en un marco narrativo (véase p.e. la biografía de Eliseo en 2 Re 2-8), las últimas investigaciones literarias clasifican a los evangelios en el género de las biografías helenísticas, donde también se incluyen  algunas biografías judías de la época intertestamentaria.
    Es evidente que los evangelios tienen una intencionalidad biográfica, pues el propósito de sus autores fue componer un relato sobre Jesús, contando fielmente lo sucedido (Lc 1,1-4). Sin embargo, no hay que pasar por alto que el criterio seguido por los evangelistas al componer sus obras fue claramente pastoral. Lucas confiesa que su propósito fue fortalecer la fe de sus lectores (Lc 1,4), y Juan escribió el suyo, “”para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, y gracias a él, tengáis vida eterna””(Jn 20,31). Esta finalidad pastoral hace de los evangelios unas biografías muy particulares. En ellos se mezcla la fidelidad a la historia y a la tradición sobre Jesús con las necesidades de las comunidades cristianas, cuya fe intentan fortalecer.
    Tres son los rasgos más importantes que caracterizan a los evangelios dentro de la biografía antigua:
    En primer lugar, un porcentaje altísimo del contenido de los evangelios es recopilación de una tradición anterior, transmitida por los discípulos de Jesús en el seno de las comunidades cristianas. Esta fidelidad a la tradición recibida revela un claro interés histórico, aunque su concepción de la historia es distinta a la que tenemos los occidentales del siglo XX.
    En segundo lugar, su contenido está organizado según un esquema común, cuyas raíces se encuentran en la predicación cristiana (Hch 10,37-40): comienzos relacionados con Juan Bautista, ministerio público, pasión y resurrección. Este trazado común sirve para situar dentro de un marco narrativo los dichos y acciones de Jesús, que habían sido transmitidos y conservados en las comunidades cristianas.
    En tercer lugar, aunque su forma externa es la de una biografía, su intención más profunda es de tipo pastoral. Los evangelios no son sólo la narración de unos acontecimientos históricos, sino la proclamación del gran acontecimiento de la salvación. Quienes los escribieron querían fortalecer la fe de sus comunidades y comunicar a otros un testimonio de fe, basado en una experiencia que había cambiado radicalmente sus vidas.
    Podemos seguir profundizando  en estos aspectos literarios si lo desea. Lo que me resulta cuanto menos asado es, partiendo de un texto literario (en base a una determinada traducción, de un determinado documento), hacer afirmaciones tajantes e indiscutibles sobre los hechos históricos, de un personaje histórico.

  • Salvador Santos

    Algunas claves para leer el texto de Mateo (Mt 16,16-19):
     
    1) La expresión Hijo de Dios no ha de entenderse en sentido
     
    META – FÍSICO (No es hijo porque participe de la esencia de Dios),
     
    sino en sentido
     
    META – PRÁCTICO (Es hijo porque actúa como su padre, Dios).
    (Me acuerdo de M. Luisa)
     
    2) La expresión hijo de Dios vivo
     
    a) Hijo de Dios (noción universal) supera a la idea: imagen de Dios y se contrapone a: hijo de David (concepción nacionalista).             
     
    b) vivo =  no sujeto a la muerte. El que tiene vida definitiva, está a favor de la vida y la regala. Opuesto a los ídolos inertes e inútiles
     
    3) “No te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo” (v.17).
     
    Aunque tarde, el más obcecado de los discípulos, admitió el auténtico encargo de Dios. Pedro demostró ser incapaz de reconocer el valor de la praxis del Galileo mientras éste permaneció con vida. Nadie (de carne y hueso) pudo convencerle de su error, ni siquiera Jesús. El cambio rotundo se produjo en él mucho más tarde. Su transformación  y renuncia a los valores del nacionalismo judío se cuenta en Hch 12,5-17. Tras el cambio, Pedro no volverá a la comunidad oficial de la que había sido líder, sino a la que se reunía en casa de María, la madre de Juan Marcos. A partir de ahí dejará de considerarse integrante del pueblo judío.  
     
    4) “Tú eres Piedra, y sobre esa roca voy a edificar mi comunidad” (v. 18)
     
    Piedra no es igual a roca.
     
    a. En el v. 18 se usan dos términos con significado diverso:
     
                                      Πέτρος = Piedra
     
                                  Πέτρα    = Roca
     
    “La piedra puede lanzarse (2 Mac 1,16; 4,41). La roca es inamovible” (Nota de J. Mateos al texto de Mt. 16,18 en p. 110 del Nuevo Testamento. Ediciones Cristiandad)
     
    b. La adhesión al proyecto del Galileo se realiza con hechos que responden a la enseñanza del Galileo: “Todo aquel que escucha estas palabras mías y las pone por obra se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre roca”  (Mt 7,24).
     
    c. La base sólida (Roca) que sostiene la construcción es la adhesión a Jesús y su propuesta. Quien se adhiere a él, entra a formar parte (piedra) de esa edificación.
     
    d. “sobre esa roca voy a edificar mi comunidad”
     
    Se edifica un tejido social: la nueva sociedad o  ἐκκλησία (comunidad o asamblea de la comunidad). El término ἐκκλησία (etimológicamente, de ἐκ y el verbo  καλέω =  [el conjunto] de los convocados) debe traducirse por comunidad. Este término se usa en el NT para designar una asamblea; nunca un templo o estructura orgánica alguna.
     
    c. Construye el Galileo. Es su oficio. Su edificación posee fortaleza suficiente  para vencer incluso a la misma muerte. La muerte no será el final.
    (Recuerdo a Mª Pilar)
     
    5) La capacidad para acoger o desaprobar la entrada de alguien en la sociedad alternativa corresponde a la asamblea. Pedro la recibe en representación de ella. Leer Mt 18,18:
     
    “Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo”.    
     
    Un abrazo

  • M. Luisa

    ¿Por qué se utiliza el símbolo de la IGUALDAD?  Pregunta Oscar y ¿Qué relación se podría establecer con el de SOLIDARIDAD?
     
    Pienso que  la igualdad en el proyecto  representa la  reconstrucción de aquello  que se partió en dos. Pongamos por ejemplo  la mente y el corazón.
     
    Tampoco la  solidaridad es ahí un abstracto sino un sistema solidario interdependiente que facilita la unidad,   y  por tanto la igualdad.
     
    Por ejemplo, dentro del sistema solidario  en cuestión no va la mente por un lado y el corazón por otro,  sino que   la mente es mente-de este corazón y el corazón  es corazón – de  esta mente. Este  “de” no es un añadido  sino que  muestra el sistema por entero. Vaya!  A grandes rasgos ésta es mi opinión.

  • oscar varela

    Hola!
     
    1º) Fotocopio las opiniones y dudas de  Cumpas atrienses (Mª Antonia Martínez, mª pilar garcía, M.Luisa y G. Sánchez); y comparto las preguntas.
     
    2º) Me detengo ahora en algo dicho por Salvador:
    – “Marcos, muy cercano a los hechos, presenta a los discípulos con sus miserias.“-

    Me pregunto: -“¿cuáles son sus virtudes?“-

    Si todo el bochinche con el Poder (civil y religioso) se debió a la “constitución” de LOS DOCE-subidos al Monte;
    ¿qué les vio Jesús a estos tipos para elegirlos?

    * ¿capacidades?
    * ¿idoneidades?
    * ¿era lo que había de mejorcito?
    * ¿y sus Cumpas robo-empobrecidos?
    * ¿y sus Cumpas de la Construcción?
    * ¿y sus “viejos” y amigos del Barrio?
    * ¿y ninguna “pebeta” idónea?
    * ¿y …?

    Los hechos fueron confirmando que se trató de un Líder sin “seguidores” ..
    … ¿”discípulos“? ¡Sí, a carradas! pero eternos universitarios sin recibirse jamás. [sin recibir-NOS jamás]

    No es de extrañar, entonces, que lo hayan tenido por “loco lindo” y peligroso para los “estables”.

    Jesús sería el Símbolo por antonomasia de la Vida humana: LA IN-QUIETUD, como el tábano sobre las ancas y narices del caballo.

    3º)
    a- ¿Por qué utilizar el símbolo de la IGUALDAD?

    b- ¿Qué relación se podría establecer con el de la SOLIDARIDAD?

    ¡Vamos todavía! – Oscar

  • M. Luisa

    Sin duda  que el itinerario pedagógico de Marcos, que Salvador Santos nos ha puesto al alcance,  ha ayudado enormemente a recomponer la visión dualista de la realidad, entendiendo por realidad el carácter constitutivo del Reino que Jesús  anuncia, iniciándolo  desde abajo  como proyecto  y lanzándolo hacia su  verdadera plenitud.
     
    Jesús, en sus acciones personifica la  exigencia de que  en ellas se hace presente el Reino. La realidad que presenta no  solamente no es la de una sociedad regida por la violencia y por la opresión  sino que es la realidad vista desde una comunidad que libremente decide seguir los pasos del Mesías como misión de vida.
     
    El Piedra no supera la ambigüedad mesiánica  con su categórica afirmación  ¡Tu eres el Mesías! No ve la distinción que,  en virtud del carácter alternativo del proyecto presenta el mismo,   porque no sólo se trata  de que este pueblo  sobre el  que Dios (como  elemento pensante del Piedra)  gobierna sea una sociedad  carente de violencia,  sino que desde el punto de vista del Galileo, esta sociedad para ser tal,  solamente se podrá alcanzar por medio de la no-violencia, del amor a los enemigos y del servicio mutuo.
     
    Gracias inmensas Salvador, un abrazo.
     
    M.Luisa

  • Gabriel Sánchez

    Pd. y me olvide del Jesuita de 90 años que con andadores fue a minifestarse contra la Escuela de las Amèricas y lo llevaron preso…Gabriel

  • Gabriel Sánchez

    Respuesta de la gente…
     
    Los profetas, Elías, Juan el Bautista…v 27-28
     
    “los limites de su compromiso”…pautada por su concepción de Dios y de su Mesías…v 29
     
    El Mesías de Pedro… (v 29 c)
     
    y el de Jesús (v 30-31)
     
    La oposición de Pedro (piedra), al plan de Dios y la dura respuesta de Jesús (v 32-38)
     
     
    Una aproximación a la generalidad de la lectura…Es que a mi entender el relato de este hecho no termino en el versículo 30, sino en el 38…
     
    Que siendo este el evangelio más antiguo escrito y presentando el relato sobre la posición de Pedro y su relación con Jesús y su plan, de manera muy diferente al que plantea Mt 16,18…dándole un sentido a la palabra Piedra (por piedra angular)…parece más posible   que los acontecimientos hayan pasado como los relata Marcos…Incluso se habla en el texto de Mateo de una transliteración…(pero este no es el tema)…El gran tema la gran diferencia, es sin lugar a dudas que entre el Mesías…y por lo tanto en la concepción de Dios…en la relación que con este se tenia y en la comprensión de su Plan para el Reino de Dios…existía una clara y notoria diferencia entre la opinión de Pedro y los “discípulos” (aquí no se dice que sean sólo los apóstoles) y la de Jesús y su Abba Padre  Y en mi modestísima opinión, allí puede estar la clave de esta lectura…y me atrevería a decir de muchos de los problemas que el Cristianismo tiene hoy…
     
    Hay una cuestión interesante, sobre la reacción de la gente…la asociación de Jesús con los profetas, Elías e incluso Juan el Bautista, lo asocia a la tradición profética del pueblo de Israel y al planteo de Juan sobre el Reino que ya viene…
     
    Sin embargo, el Mesías que todo el pueblo de Israel, con inclusión de Pedro y los discípulos, parecía ser un gran líder espiritual y militar, a la manera de David…o de los grandes personajes que gobernaron Israel y el Reino de Dios, es concebido como con una humanidad ordenada de acuerdo a las concepciones del Reino de Israel y bajo su égida…
     
    Esto implica que el Mesías debía desplegar un gran poder que derrotara a los romanos e instaurara la religión nacional y el Dios de Israel… (Obviamente con inclusión de su Ley y de su templo)…parece que no se concebía al Reino sin una estructura que hoy llamaríamos social, política y económica…y por supuesto religiosa…dictando la Ley sobre todo el mundo conocido…Para este Reino…es necesaria una fuerte institucionalidad de carácter divino…cuyas leyes y tradiciones sean fielmente obedecidas…
     
    Interesante observar, la pedagogía de Jesús…no hay institución, sino intemperie, no hay poder sino persecución…no hay Reinar en el sentido que Pedro, los discípulos y el pueblo de Israel lo conciben, sino un entregar la vida…La reacción de Pedro, no deja lugar a comentarios…ni tampoco la de Jesús…que es exigente y entiendo que dolorosa, quien se empeñe en retener (salvar) su vida la perderá pero quien la pierda por mi y por la buena noticia…se salvara – saben queridos hermanitos no puede al leer este versículo dejar de pensar en Oscar Mausa dirigente campesino, Padre y Esposo…ejecutado por paramilitares en Colombia, con la complicidad de la policía de Colombia o las campesinos del Aguan Hondureño, o los miles de mártires asesinado por el poder y la desidia  en Haití…o por el niño todavía un niño… que en el piso de una fabela de Río de Janeiro, con las manos en la nuca la policía lo acribillo a balazos…y me di cuenta de que estaba hablando Jesús…Pedro sólo pudo comprenderlo a cabalidad, cuando en Roma, junto a sus hermanos en la Fe, se decidió a Morir por el Reino…el versículo 38…yo lo incorporo a mi oración todos los días…Un abrazo y brillante Salvador, me hubiera gustado extenderme en Marcos, pero sea lo que sea que hagas, estaremos junto a ti…Un abrazo desde un Montevideo con 30 grados Gabriel

  • Salvador Santos

    La inflación económica merma la capacidad adquisitiva de los salarios y la inflación de palabras frustra las esperanzas de los pobres.
     
    Los retoques de Mateo al texto de Marcos no llegan a tanto.
        
    Marcos, muy cercano a los hechos, presenta a los discípulos con sus miserias.

    Mateo, más alejado de los acontecimientos, reivindica al grupo rehabilitando a El Piedra, el personaje que en tan mal lugar dejó al colectivo por pasarse de listo y desbarrar cada vez que intervenía.
     
    En estas semanas hemos reiterado la necesidad de leer cada texto en su contexto. Cuatro apuntes a tener en cuenta al leer Mt 16, 16-20:
     
    1. Después de que Mateo incluyera sus arreglos desde 16,16b hasta 16,19, retoma la fuente de Marcos, le aporta un ligero retoque y agrega: “Y prohibió terminantemente a los discípulos decirle a nadie que él era el Mesías”. Si la declaración de El Piedra ahora resultaba perfecta, ¿por qué omitir para finalizar el relato el añadido “el hijo de Dios vivo”?
     
    2. ¿Cómo encaja este texto de Mateo con el que se lee en el v. 23: “Jesús se volvió y dijo a Pedro: ¡Vete! ¡Quítate de en medio, Satanás! Eres un tropiezo para mí, porque tu idea no es la de Dios, sino la humana”. La clave de lectura que se emplee para explicar el primero debe servir explicar también el segundo.
     
    3. Mateo ya realizó con anterioridad otro apaño a un relato proveniente de Marcos poniendo en boca del grupo una declaración similar: “Realmente eres hijo de Dios” (Mt 14,33). ¿Por qué aquí no hubo réplica de Jesús al reconocimiento de los discípulos? Mateo intervino la fuente de Marcos de acuerdo a su propio plan pedagógico, el que habrá que tener en cuenta a la hora de interpretar cada relato.
     
    4. Si  se asegura que el texto de Mateo proviene del mismo Galileo y se ha considerado tan importante, ¿cómo se explica que no fuera recogido por Marcos, ni por Lucas, ni por Juan?
     
    Marcos escribió en una época en la que aún vivían testigos directos de los hechos. Retrató a los discípulos sin idealizarlos. Estaba obligado a ello.  
     
    Mateo escribe en otras circunstancias. Cuando redacta su evangelio han desaparecido casi todos los que conocieron al Galileo. Trata, entonces, de redimensionar la figura del grupo teniendo en consideración el cambio radical producido en ellos tiempo después de la ejecución de Jesús.
     
    Explicar el texto de Mateo no es tarea de un rato. De todas formas, intentaré ofrecer algunas claves de lectura en una próxima entrada.
     
    Un abrazo

  • Gabriel Sánchez

    No he tenido un instante para sentarme a redactar algo como lo que este magnifica serie, con entrañable, querible y profundas exégesis merece, Salvador, que a la postre se ha mostrado como un brillantisimo pedagogo además…merece que se intervenga con tiempo y reflexión…Espero a la brevedad hacerlo y releer con fruicciòn el hilo…tanto la versión griega, como esta…Un abrazoteeeeeeeeee Gabriel

  • oscar varela

    Hola!
     
    – “Pero él les conminó a que no lo dijeran a nadie“-
     
    Así terminamos de leer.
    Los que ya no somos inocentes -toda inocencia está para perderla- hemos creído que se trataba de un “secreto mesiánico“, que atravesaba todo Marcos.
     
    Salvador Santos nos des-ayuna que no hay nada de eso sino “otra cosa“. Y para con-vencernos nos hubo pedido paciencia; “que todo se iba a ir aclarando con el andar paso a paso por los textos”. Y tiene razón: ¿cómo definir (de-limitar) una vida humana sino en la “figura” que va con-figurando en su praxis?.
     
    En el andar viviendo, a la vuelta de cada esquina está la circunstancia que nos va abollando el chasis de nuestra carrocería. Somos las huellas de tantísimos bollos. Eso es lo que somos. Pero no lo que “tenemos que ser”. Y ¡seguimos yendo todavía!
    ···········
    He aquí que Marcos se dedicó a la tallerística tarea de re-componer, re-armar las ruinas de aquel vehículo configurado y que en su “ahora” iba hallando des-piezado. Me lo imagino rascándose la cabeza y diciendo: -¿por dónde empiezo? Y -como todo en la vida humana- se empieza por el final; por imaginár-se-lo.
     
    Pero uno no se imagina cualquier cosa. Uno se imagina lo que su pre-tensión necesita para seguir viviendo y ser feliz, e.d. fiel y coherentemente.
    ···········
    Fue Chesterton quien llevó al máximo la “coherencia” de las tramas dramáticas de la vida humana ahondando en el estilo de Sir Arthur Conan Doyle y del creador de ese sub-género de Novela, la “policial” –Edgar Allan Poe– cuando crea la “clave” desde la cual “comprender”; en su caso: desde “la sospecha“. Esa es la “clave” de la Novela policial.

    Chésterton, en uno de sus cuentos del Padre Brown, traza minuciosamente el Teorema: Hay un muerto -se sospecha de un crimen- para lo cual aparecen cuatro elementos en la escena (mis bollos), que hay que “armar” coherentemente. Por supuesto que la Poli desbarra. Sólo el peti-rrechoncho Brown teje la trama de la máxima coherencia. Y “colorín colorado …”
    ·············
    Todo esto viene a cuento de:

    1º) Santos nos prometió una “vista del conjunto en-tramado”; e.d. de las “claves” o punto de vista de Marcos, que den cuenta de los bollos todos y de la mejor manera.
    Recordemos que toda “ex-égesis” no deja de estar infartada de “eis-égesis”.

    2º) Santos nos enseñó que una de las “claves” es la de que el Lector (nosotros) nos hagamos cargo de la Propuesta de este tipo Jesús, que tanto le costó a él (como a c/u de nosotros nos cuesta) ir armando su propio “rompe-cabezas“.

    En esa estamos. En esa queremos seguir.

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • mªpilar garcía

    ¡Por supuesto!


    Sé, el trabajo que ello implica, pero es tan gozoso, leer “escuchando” como nos lo relata S. Santos, que si fuera POSIBLE…


    Un abrazo agradecido y esperanzado en su continuidad.
    mª pilar

  • M. Luisa

    Yo también me sumo a pedir más!  pero de momento todavía me he de centrar en la presente entraga. Ay! el tiempo…

  • Mª Antonia Martínez

    Yo también me anoto a continuar, “a pedir más”

  • oscar varela

    Hola!

    La frecuentación de Marcos debería habernos puesto sobre-aviso
    de las delicadezas del uso de la lengua, hasta en su más mínima letra.

    Por ejemplo:
    cuando jugábamos a “las escondidas” había que contar del uno al -digamos- veinte:
    Uno, dos, tres …y veinte.

    Vemos que entre cada número no hay más que la pausa de la “coma”.

    Sin embargo al decir el último número
    le agregamos una “y
    ··············
    Acá leemos :
    “La semilla de la igualdad y 16.”

    Lo que quiere decir: ACÁ SE ACABARON LAS SEMILLAS.

    ¿Quiénes nos animamos a pedir MÁS?

    Me anoto … ¿alguno más?

    ¡Vamos todavía! – Oscar

  • oscar varela

    Hola!
     
    ¿Puede ser que la INFLACIÓN mine el salario que nos sustenta?
    ···············
    Si Marcos es anterior a Mateo (dejemos a Lucas en este caso);
     
    pareciera que la INFLACIÓN actuó severamente:
     
    * Del BOCHORNO de “el Cabeza-dura” en Mc. 8,27-30
     
    * A la EXALTACIÓN de “el Jefe” en Mt. 16,13-20
     
    ¿Podés, Salvador, salvarnos de la duda?
     
    ¡Gracias; que Vamos todavía! – Oscar.

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