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¿Hacia dónde estamos yendo?

Hay una convergencia de innumerables crisis que están afligiendo a toda la humanidad. Sin necesidad de citarlas todas, voy a restringirme a dos, extremadamente peligrosas, incluso letales: una guerra nuclear entre las potencias militaristas, disputándose la hegemonía en la dirección del mundo. Como nunca hay total seguridad, ahí funcionaría la fórmula 1+1=0, o sea, se llevaría consigo todo el sistema-vida humana. La Tierra continuaría, empobrecida, llena de llagas, pero todavía giraría alrededor del sol, no sabemos durante cuantos millones de años, pero sin ese Satán de la vida que es el ser humano demente que perdió su dimensión de sapiente.

La otra es el cambio climático creciente que no sabemos en cuántos grados Celsius se va a estabilizar. Un hecho es innegable, afirmado por los propios científicos escépticos: la ciencia y la técnica han llegado atrasadas. Hemos pasado el punto crítico en el que ellas todavía nos podrían ayudar. Ahora solo pueden advertirnos de los eventos extremos que vendrán y disminuir los efectos dañinos. Algunos climatólogos sugieren que en los años venideros el clima posiblemente se establecería en términos globales en torno a los 38-40 grados Celsius. En otras regiones podría llegar en torno a los 50°C. Habrá millones de víctimas, especialmente entre los niños y las personas mayores, que no conseguirán adaptarse a la nueva situación de la Tierra.

Esos mismos científicos han advertido a los Estados sobre el hecho de millones de migrantes, que dejarán sus tierras queridas debido al exceso de calor y a la frustración de las cosechas de alimentos. Es posible y deseable que obligatoriamente haya una gobernanza planetaria global y plural, constituida por representantes de los pueblos y de las clases sociales para pensar sobre la situación modificada de la Tierra, que no respete los límites de las naciones. Se trata de salvar no este o aquel país, sino a toda la humanidad. Con realismo el Papa Francisco ha dicho varias veces: “esta vez no hay un arca de Noé que salva a algunos y deja a los demás: “o nos salvamos todos o nadie se salva”.

Como se deduce, estamos ante una situación límite. La conciencia de esta urgencia es muy débil en la mayoría de la población, entorpecida por la propaganda capitalista de un consumo sin freno y la de los propios estados, controlados en gran parte por las clases dominantes. Estas solo miran a un horizonte por delante, crédulas de un progreso ilimitado en dirección al futuro, sin tomar nunca en serio que el planeta es limitado y no aguanta, y que necesitamos 1,7 planetas Tierra para satisfacer su consumo suntuoso.

¿Hay una salida para este acúmulo de crisis, a dos de las cuales nos hemos restringido? Creo que ni el Papa ni el Dalai Lama, ni ningún sabio privilegiado pueden predecir cuál sea nuestro futuro. Si miramos las maldades del mundo tenemos que dar la razón a José Saramago, que decía: “No soy pesimista; la situación es la que es pésima”. Recuerdo al cautivador San Francisco de Asís que, encantado, veía el lado luminoso de la creación. Pedía sin embargo a sus cofrades: no consideren demasiado los males del mundo para no tener motivos para reclamar a Dios. En cierta manera todos somos un poco Job que reclamaba, pacientemente, por todos los males que lo afligían. Nosotros también reclamamos porque no entendemos el porqué de tanta maldad, especialmente por qué Dios se calla y permite que, muchas veces, el mal triunfe como ahora frente al genocidio de niños inocentes en la Franja de Gaza. ¿Por qué no interviene para salvar a sus hijos e hijas? ¿No es Él “el apasionado amante de la vida” (Sabiduría 11,26)?

Se atribuye a Freud, que no se consideraba un hombre de fe, la frase siguiente: si me presento delante de Dios, tengo más preguntas que hacerle a él que él a mí, pues hay tantas cosas que nunca entendí cuando estaba en la Tierra.

Ni la filosofía ni la teología consiguieron hasta hoy ofrecer una respuesta convincente al problema del mal. Lo máximo fue afirmar que Dios, al aproximarse a nosotros por la encarnación –no para divinizar al ser humano sino para humanizar a Dios– va con nosotros al exilio, asume nuestro dolor y hasta la desesperación en la cruz. Eso es grandioso, pero no responde al porqué del mal. ¿Por qué Dios humanado tuvo que sufrir también él y “aunque fuera Hijo de Dios, aprendió la obediencia por medio de los sufrimientos que tuvo” (Hebreos,5,8)?. Esa propuesta no hace desaparecer el mal. Continúa como una espina en la carne.

Tal vez tengamos que contentarnos con la afirmación de Santo Tomás de Aquino que escribió, así reconocido ampliamente, uno de los más brillantes tratados “Sobre el Mal”( De Malo). Al final, se rinde ante la imposibilidad de la razón para explicar el mal y concluye: “Dios es tan poderoso que puede sacar un bien del mal”. Eso es fe confiante, no razón razonante.

Lo que podemos decir con cierta seguridad es: si la humanidad, especialmente el sistema del capital con sus grandes corporaciones globalizadas, continúa con su lógica de explotar hasta agotar los bienes y servicios naturales en función de su acumulación ilimitada, entonces podremos decir con la expresión de Zygmunt Bauman que “engrosaremos el cortejo de aquellos que se dirigen hacia su propia sepultura”.

Después de haber cometido el peor crimen perpetrado en la historia: el asesinato judicial del Hijo de Dios, clavándolo en la cruz, nada ya es imposible. Como dijo J.P.Sartre después de las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki: el ser humano se ha apropiado de la propia muerte. Y Arnold Toynbee, el gran historiador, comentó: ya no necesitamos que Dios intervenga para poner fin a su creación; cupo a nuestra generación presenciar la posibilidad de su propia destrucción.

¿Pesimismo? No. Realismo. Pero también tenemos la posibilidad de dar el salto de la fe que se inscribe como una posible emergencia del proceso cosmogénico: creemos que el verdadero señor de la historia y de su destino no es el ser humano, sino el Creador, que de las ruinas y de las cenizas puede crear un hombre nuevo y una mujer nueva, un nuevo cielo y una nueva Tierra. Allí la vida es eterna y reinará el amor, la fiesta, la alegría y la comunión de todos con todos y con la Suprema Realidad. Et tunc erit finis.

 

*Leonardo Boff ha escrito: Cuidar la Tierra-proteger la vida: cómo escapar del fin del mundo, Nueva Utopía, Madrid 2011; Nuestra resurrección en la muerte, Vozes 2012, Sal Terrae en español.

Traducción de MªJosé Gavito Milano

21 comentarios

  • M. Luisa

    No comprendo cómo se puede dar perspectiva a la pregunta  que se hace L. Boff  ¿hacia dónde estamos yendo?, de la mano del mecanicismo leibniziano. Es en mi opinión buscar  una respuesta fuera de tiempo.  Más bien, la consideración de tal pregunta nos  exige   una respuesta más prudentemente ajustada  a la altura de nuestro tiempo. Es decir, aquella desde la cual honestamente surgiera  de la responsabilidad que se afronta del hecho de  sentir la tierra bajo nuestros pies.  No se puede apelar ya a una entidad que en su  complejización conceptual, “posibilidad” “incontradicción” “suficiencia racional” etc., al estilo leibniziano,      nos sacara  las castañas del fuego. Por muy poética que haya sido la literatura que de la  filosofía de Leibniz hiciera Ortega, nunca ésta puede sernos útil para sacarnos  de la  grave convergencia  de estas situaciones tan  perversas  que envuelve nuestro mundo  y a las cuales tiene puesta la mirada L. Boff. Leibniz con su cálculo infinitesimal lleva el racionalismo al extremo, si calculamos pensamos como Dios. En definitiva,  sin pretensión alguna de dar  respuesta a la pregunta  inicial,  sí que está en nuestras manos descartar ese horizonte de la nihilidad presente todavía en Liebniz y dejar que el de la factualidad, el de los hechos reales, el nuestro,   nos abran los ojos. 

  • oscar varela

    ¡Buen día!

    • oscar varela

      ¡Hola!
       
      Javier ha “puteado”.
      (Carmen acuerda y Mónica lo experimenta)
       
      La FILOSOFÍA nació y no es otra cosa que
      “LA GRAN y ‘PERMANENTE’ PUTEADA”
       
      ¿O qué fue lo que hizo Parménides?:
      – ¡Putear a los dioses: caprichosos mandones!
       
      La Filosofía no nace del “asombro” sino de “LA DUDA”;
      Nos “aviva” dónde estamos: en una “Encrucijada”.
       
      Pero Parménides (Heráclito – Platón – Aristóteles)
      nos ‘enchufaron’ otro dios: el SER
      El SER que está detrás y dice sostener todos las COSAS (SERES).
       
      ¡Sí! ESO que tenemos metido hasta los tuétanos.
      ESO que no podemos eludir: el verbo SER
      ESO que nos ‘ata y ESTA-BLECE’ con el verbo ESTAR.
       
      La tarea de nuestro tiempo es la de todo tiempo:
      VOLVER A PUTEAR
      ahora (y permanentemente) a lo ESTA-BLECIDO (Establishment)
      ……………………………
       
      Pero no se trata de “putear por putear”
      La auténtica puteada tiene en cuenta las anteriores:
      las absorbe y asimila
       
      Todo Ortega consiste en
      la ABSORCIÓN y ASIMILACIÓN del concepto “RAZÓN
      ubicándolo históricamente: desde Parménides,
      pasando por Descartes y Leibniz,
      hasta su culminación idealista en Husserl (fenomenología)
       
      Ortega “ES” Razón vital, e.d., Histórica, Biográfica
      LA AUTOBIOGRAFÍA ES EL SUPERLATIVO DE LA RAZÓN HISTÓRICA
       
      Parafraseando la Rima XXI (Gustavo Adolfo Bécquer)

      ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
      en mi pupila tu pupila azul.
      ¡Que es poesía!, Y tú me lo preguntas?
      Poesía… eres tú.

       
      ¿Qué es filosofía?, dices mientras te preguntas
      por el sentido de lo que pasa.
      ¡Que es filosofía!, Y tú me lo preguntas?
      Filosofía… eres tú.

      …………………….
       
      Gracias!

  • Mónica

    Creo que finalmente, la filosofía y la teología sirven como placebo, un intento de querer explicar lo inexplicable. Un ungüento de uso tópico que puede aliviar pero que no cura.

    • Mónica

      Hace unos años varias investigaciones en el campo de la neurología aseguraban haber encontrado la región del cerebro donde reside la maldad. Esta anomalía se había encontrado en el lóbulo frontal del cerebro en un grupo de criminales violentos,  éste comportamiento se manifiesta como una mancha oscura en los estudios  de neuroimagen. Si la maldad posee una predisposición genética, además de la social, cuando se observa las imágenes de los delincuentes más violentos, es siempre la misma zona la que se destaca  sobre las demás, se planteaba que existen casos en que una lesión o tumor en la zona ha convertido a alguien en una persona violenta, pero desaparece luego de una operación. Es cierto, pero en parte. Es verdad que la persona sana en términos psicológicos, puede cambia de acuerdo a los estímulos externos del ambiente. Hubiera sido interesante diseccionar el cerebro de  psicóticos  de Hitler o Stalin, o de otros personajes similares.

      Pero, como ya indiqué en otro comentario, deberíamos estudiar no solo a pacientes individuales sino a sociedades. Quizá podríamos entender algo de lo que nos está pasando.

      Filosofando tendríamos  que  preguntarnos, ¿qué es el mal o que entendemos por el mal?, no es lo mismo para unos que para otros puede diferir considerablemente. ¿Es lo contrario al bien, lo que se aparta de lo lícito y honesto?. Tendríamos que tratar otros aspectos de la condición humana y social.

      Pero el mal también está en la propia naturaleza, y lo representa, en cierta medida, la enfermedad y la muerte, también la propia evolución, transformación de la naturaleza, de aquello que nos rodea.  Somos seres perecederos, con fecha de caducidad. Y los médicos algo sabemos de todo esto. Estoy acostumbrada a tratar a personas, que lo que son mis pacientes ante todo “personas”, de  accidentes cerebrales, de traumatismos cráneo encefálicos, o por otras causas. También a personas con patologías degenerativas que con la edad se van agravando, si en el primero hay una buena respuesta terapéutica, en el segundo no es así. He visto a muchas personas ir  perdiendo la capacidad de estar conectando con si mismo y con todo lo que le rodea hasta el óbito final. Sin duda, algunas de esas personas habían desarrollado una  trayectoria intelectual muy destacada, que habían disertado sobre filosofía, teología, ciencia  …  

      La pandemia fue una de la experiencias más traumáticas que he vivido. Luchamos contra un mal desconocido, aunque no tanto en realidad. Como otros compañeros me integré en el servicio de urgencias dentro de mi especialidad,  turnos largos con un Equipo de Protección Personal (EPP), que me produjo una dermatitis, ver pacientes que en poco espacio de tiempo se te iban al no responder a los tratamientos, con la terrible impotencia que esto supone, y  unido a la preocupación por no contagiarte y no contagiar a tus seres queridos. Vivimos la muerte con mas virulencia de lo acostumbrado, nos acostumbramos a vivir con el mal real e inmediato. Aun tengo pacientes que sufren las consecuencias neurológicas derivadas del Covid, que sufren  manifestaciones neurológicas como  cefalea, mareos, alteración de la conciencia y convulsiones. y en algunos casos  encefalitis, accidentes cerebro vascular y síndrome de Guillain-Barré. Y también los psicológicos.

      Así que cómo interpretamos el mal, qué es el mal. Añadimos más mal al ya existente, al que la naturaleza nos proporciona. Seguiré si las ocupaciones y el tiempo me lo permiten.

      • Antonio Llaguno

        Mónica,

        no soy un especialista en la materia, ni siquiera un aficionado; pero hace tiempo que lo que los expertos en biología y medicina (De cualqueir rama) llaman investigación y ciencia me parece bastante cuestionable pues se reduce a técnicas estadísticas sin fundamento argumentativo detrás y para mi eso es dar palos de ciego. Es cierto que un “vidente” (La estadística) te dice +- donde está la piñata pero no deja de ser un palo de ciego.

        En cuanto a esa investigación en que se supone que se ha localizado el área del cerebro donde se ubica “La maldad” me parece un invento del Profesor franz de Cophenague (Los lectores del TBO, de mi edad, saben a que me refiero).

        Los investigadores han localizado un área que se oscurece en el cerebro de criminales malvados… y deducen que esa es la zona malvada, el lado oscuro de nuestro cerebro.

        Y eso lo hacen sin darse cuenta de que el mal es un concepto relativo. Lo que es malvado en nuestra cultura no tiene porqué serlo en la cultura del vecino (En términos de geografía gorda). Para un cristiano, asesinar por que sí a un supuesto “enemigo de la fe” es malvado pero para un talibán islamista fundamentalista es, no sólo aceptable sino deseable.

        Para un potentado propietario la defensa de su propiedad  no solo es buena, es su derecho. Para un esclavo oprimido de su plantación de algodón es lo peor del Universo.

        Quiero decir que algunos científicos reducen nuestra realidad a reaccines quimico-eléctricas de nuestro cuerpo y cerebro y otros pensamos que no es así y de momento no se ha podido demostrar. De hecho, ese es el principal cnflicto determinista que hay. “¿Donde puñetas habita la conciencia humana? (Nunca se si es conciencia o consciencia pero creo que la escribñi bien) ¿Realmente existe la conciencia? ¿Podrán las máquinas tener conciencia ? ¿Tienen conciencia los animales (Mis perros sin duda)?

        Es muy difícil que por buenas que sean las tecnologías que los ingenieros creemos, que las hay mágníficas, puedan servir para algo que se define metafísicamente.

        Te pondrñe un ejemplo un poco esperpéntico pero muy similar a lo que esos cientificos están tratando de hacer.

        Yo soy ingeniero industrial y uno de los expertos más importantes de España (Que es uno de los mercados más imortantes en ese sector) en elevadores para personas con discapacidad y no soy capaz de plantearme como podría construir un ascensor para elevar a alguien al séptimo cielo o al nirvana.

        Lo mismo es capaz de hacerlo un bioquímico a base de fentanilo u otras drogas; pero no con un ascensor.

        Como diría un reaggetonero, “Ya tu sabes”

         

  • carmen

    En cuanto al tema de La ICAR, me rindo. Totalmente, incondicionalmente, absolutamente. Me rindo. Si hubieseis confiado en nosotros, los de abajo, en su momento, la iglesia ahora sería otra.Pero no. Nunca se confiará en los de abajo. Por eso me he rendido. Leo con estupefacción las esperanzas puestas en el sínodo de los obispos. Que las mujeres sean sacerdotisas, que los sacerdotes se puedan casar. Por favor.Son temas serios? Hay montones de sacerdotes con jaleos de parejas. Y mientras que sea de parejas …hay otros que cometen unos actos delictivos que ni encuentro la palabra para designarlos. Por ahí anda el dicho popular: nunca digas de este agua no beberé ni este cura no es mi padre. Popular.Y que han llevado a no sé cuántas mujeres a un sinodo de obispos… Pues, con todos mis respetos, para que adornen las reuniones, eso sí, con otro tipo de flores en el jarrón.Esto es serio? Esto es la gran esperanza?Tengo una cansera tan grande, que no entiendo cómo la gente tiene miedo a la muerte. Dios santo. Volver a la tierra, porque a mí no me queman, no soy vikinga, ni griega, ni hindú… Volver a la tierra de donde salí… paz eterna. Puede haber algo mejor?En fin.

  • carmen

    Pues allá voy 

    • carmen

      Es que somos como somos. Y todos, utilizando el término de Javier, llevamos un hijoputa dentro. Y también una buena persona. El tema está en hacer aflorar la parte buena, que no tengo la menor duda de que la tenemos. Porque el ser humano sí es un ser demediado, como el vizconde de ítalo Calvino. Pero no porque nos hayan quitado nada, sino porque tenemos dos mitades.

      Me costó mucho tiempo sacar a Dios del tema de El Mal. Por lo menos sesenta años. Y eso trajo , en mi cabeza, sacarlo también del tema de El Bien. Nosotros somos los demediados. Nosotros.

      Habrá entonces que buscar caminos para que salga a flote la parte buena, como por ejemplo está saliendo en valencia.

      No tengo ni idea de cómo. Creo muchísimo en la educación. Son muchos adolescentes a los que he conocido. Los cuentos por miles. Y en el mismo centro. Con las mismas condiciones, durante cuarenta años. Y, gana la parte positiva, por goleada.

      Qué sucede después? Pues quizás habrá que pensar en qué tipo de sociedad hemos creado. Porque las sociedades , diría que las creamos nosotros. Las personas. No?

      No me va nada la literatura apocalíptica. La historia ha pasado por un montón de momentos en los que el fin del mundo ha estado al alcance de la mano. Y aquí seguimos.

      Tampoco me va la queja infinita, aunque me encante el coro de los esclavos en Nabuco. El lamento, la queja sin fin no resuelve nada . Porque Dios no va a mandar un Salvador. Una canción preciosa que nos salve. Para los que creen en ello, ya mandó uno.

      Luego habrá que buscar soluciones. Y la solución pasa por un mundo más equilibrado económicamente, socialmente.

      A día de hoy no conozco ningún modelo económico que pueda solucionar el grado de diferencia económica que hay en la sociedad actual. Leí hace un par de años el manifiesto comunista y ya alguna cosa más. Está escrito aproximadamente hacia 1850. No recuerdo bien. El mundo, sencillamente era otro.

      También leí algo de Smith, también de la época, quizás un poco anterior. Esos modelos están obsoletos.

      No soy economista, pero la solución no está en ninguno de ellos. Habrá que buscar otros nuevos. Y hasta que eso no suceda, no habrá paz social.

      Cuando digo esto, sé que muchas personas me toman por una burguesa irredenta. Pues bueno. La burguesía desapareció hace tanto tiempo, que como si me dicen que soy un dragón. O un unicornio.

      Pues eso.

      Buen día

  • Javiierpelaez

    Leyendo estos artículos del género apocalíptico que con tanto acierto utiliza Leonardo Boff porque evidentemente la cosa a nível global es un completo desastre,creo que tan absurdo es creer en un Dios omnipotente como tantas veces se dice por atrio porque eso racionalmente nos lleva a un sinsentido (aparte de que para el cristiano la contemplación de Jesús en la cruz y de tantos crucificados de la historia que según los evangelios son la misma cosa,nos debe conducir a pensar que a nuestro Dios no es que le fueron muy bien las cosas,por decirlo en términos chuscos,tb porque tomó partido por determinadas causas y la experiencia histórica nos demuestra que los que toman partido por esas causas no les va bien en diversos grados,claro),digo,tan absurdo es creer en un Dios omnipotente como creer en la bondad del hombre. Como esto último es feo(incluso yo creo que los filósofos que creen que el hombre es un lobo para el hombre no tienen buena prensa),diré que yo creo que hay hombres que son verdaderos hijosdeputa,por decirlo en plan chusco. Muchas veces cuando se habla del mal estructural se suele diluir la responsabilidad de determinados sujetos concretos. Es cierto que esos sujetos probablemente conecten con el espíritu de una época y sean aupados a puestos de poder por la ignorancia o la omisión de las masas(incluso el mismo Hitler obviamente),pero eso no quita que la responsabilidad de las personas sea muy distinta. Esto lo digo porque muchas veces cuando se habla del mal estructural,se omiten los nombres de los individuos perversos. No podemos omitir que hoy tenemos tanta información que podemos saber ,por ejemplo,por Intermon Oxfam hasta los nombres de ese 1% que se ha forrado durante la pandemia o en los últimos años. Esto obviamente nos plantea el problema escabroso moralmente en que no voy a entrar obviamente porque no quiero que me entrullen es  si el problema es que se utiliza poco la guillotina (jajaja).

    Como soy de natural pacífico ,y hablando de otro asunto de patente actualidad,Gaza que lo menciona Leonardo ,espero que al Señor Netanyahu se le lleve a los tribunales. Definitivamente hay hombres poderosos y profundamente malvados.Obviamente como el hombre es el animal que inventó la excusa luego inventamos historias del tipo:Netanyahu es un hijodeputas, pero es “nuestro hijjodeputa” o en el ámbito de la enorme desproporción de la distribución de la riqueza en el mundo es que es necesario que haya esos enormes ricos que acumulan para un millón de vidas porque producen enormes cantidades de riqueza para otros. Obviamente este tipo de excusas las solemos inventar los que vivimos en el lado del bienestar que encima teóricamente somos los que tenemos más información (por eso es benévolo Leonardo cuando dice q no hay conciencia del apocalipsis en ciernes,lo que no hay es vergüenza que es distinto). Desde luego en uno de los temas que plantea Leonardo la guerra nuclear a la que se llegaría por una escalada bélica convencional la influencia del dinero y de los que se forran es patente(el negocio militar es una fuente de ingresos fabulosa).

    En el cambio climático también obviamente. Creo que esta disgresión no es de mucha altura y es poco teórica,pero creo que el problema del mal es irresoluble sino tenemos en cuenta que hay gente en lugares poderosos verdaderamente malvada. Las responsabilidades no son las mismas. Obviamente el mal con mayúsculas tiene nombres y apellidos. Cuando caminamos hacia el apocalipsis es porque hay unas élites que básicamente son inmorales.

  • oscar varela

    A Rodrigo Olvera – 24/02/2024, 4:26 am

    • oscar varela

      A George Porta tampoco lo “convenció”. Era su principal problema: “EL MAL”
      ………………………….
      Te leo:
      me parece brillante Ortega al apuntar que la “optimidad” de este mundo es previa a la contemplación de su contenido.
      – Ahí, en que la optimidad sea previa al contenido radica lo filosófico del abordaje
      ………………………….
      Precisamente esa es “la convicción” a la que Ortega hace “problema” en este “Apéndice”.
      …………………………..
       
      1- “Leibniz se apoya en una de las sentencias más permanentes de la ontología tradicional:
      – que lo «real», puesto que es «real» es a fortiori posible.
       
      2- Según Leibniz, caben dos maneras de obtener esta demostración:
      – «La marque d’une idee vraie et réelle est lorsqu’on peut démonstrer la possibilité, soit a priori en donnant ses réquisits, soit a posteriori par l’expérience: car ce qui existe actuellement ne saurait manquer d’étre possible».
       
      “La marca de una idea verdadera y real es cuando se puede demostrar la posibilidad,
      a) ya sea a priori dando sus requisitos,
      b) ya a posteriori mediante la experiencia:
      – porque lo que actualmente existe no puede dejar de ser posible”.
       
      La a) estriba en «dar los requisitos» de la idea,
      – esto es, en descomponer la idea compuesta en las simples que la integran.
      – Las ideas simples no envuelven contradicción, y teniéndolas a la vista
      – se puede des­cubrir si tampoco entre sí se contradicen.
      – Ya vimos en el texto del presente discurso que esto es utópico, como suele serlo el pensamiento de Leibniz, porque no hay modo de llegar con garantía a las ideas simples.
       
      La b) que la experiencia es prueba de la «realidad» o actualidad.
      – Esto lleva a admitir abstracta­mente y a ciegas que esa «realidad» es posible,
      – pero no vemos en qué consiste concretamente su posibilidad.
      – Queda esta como un pro­blema a resolver en concreto,
      (si bien partiendo de su certidumbre abstracta):
      (situación mental ambivalente en que algo, la razón de ser de lo que no la tiene, es, a la vez, convicción y problema)
       
      3- Todo descansa, pues, en que la tesis «lo “real” es posible» sea verdadera.
      – En todo el pasado filosó­fico no hallamos, por lo menos en forma expresa, que tal propo­sición haya sido puesta en duda
       
      4- ¿Cómo cabe dudar de que lo que “es” pueda ser?
      – Declararla problemática, cuestionable, supondría invitar a una reforma radical de la noción misma de ser y trastornar de arriba abajo la ontología tradicional.
       
      5- De donde resulta que por este camino
      – hemos vuelto a desembocar en la enorme cuestión que el discurso anuncia y, a la vez, demora por no juzgar oportuna esta ocasión para su planteamiento.
       
      6- En efecto, afirmar que lo «real» es posible,
      – está fundado en la idea del ser que Platón y Aristóteles inocularon a toda la subsecuente filosofía.
      – Según ella, el ente es autárquico, es suficiente, es de suyo logro.
      (A esto es a lo que llama­ban la «perfección» o la bondad del Ser y ha dado a toda la ontología posterior una base última de inconmovible optimismo).
       
      7- En esa tra­dición resulta incomprensible un modo de ser que consista en
      – mero ensayo o conato de ser,
      – el cual no incluye garantía alguna de que no se malogre, es decir,
      – de que su intento de ser no sirva solo para de­mostrar que es imposible.
       
      8- Pero, repito, no son estos días buena sazón
      – para discutir si tiene sentido tan inaudito enigma.”
      ……………………………..

      • oscar varela

        Te agrego:
        I) “He aquí el tema sobre el cual hubiera yo querido hablar a los presentes:
        – qué significan, últimamente, el optimismo y el pesi­mismo en ontología;
        – qué sentido tiene en su postrera raíz decir que el ser es bueno, y
        – qué sentido puede tener también pensar que el ser, en cuanto ser, es malo.
        (Aunque parezca otra cosa, señores, de eso se está tratando hoy, si bien más activa que teóricamente, en todas las dimensiones del mundo humano).
         
        II) El propio Leibniz anduvo cerca de plantearse este tremendo problema.
        – Veía a Dios en cuanto sagesse et bonté luchando contra la maldad del ser que su entendement le hacía presente.
        – La lectura de la Teodicea nos deja flotando en la mente esta consecuencia:
        – de tal modo es malo el ser que ni Dios mismo ha podido contrarres­tar plenamente su maldad y ha tenido que pactar con ella para evitar un mal mayor.
        – Lleva a fórmulas que equivalen a algo así como un maniqueísmo interior a Dios.
        «Il y a véritablement deux princi­pes, mais ils sont tous deux en Dieu, savoir son Entendement et sa Volonté. L’entendement fournit le principe du mal, sans en étre terni, sans étre mauvais; et reprséente les natures comme elles sont dans les vérités éternelles; il contient en lui la raison pour laquelle le mal est permis, mais la volonté ne va qu’au bien».
         
        [Realmente hay dos principios, pero ambos están en Dios, es decir, su Mente y su Voluntad. El entendimiento proporciona el principio del mal, sin verse empañado por él, sin ser malo; y representa las naturalezas tal como son en verdades eternas; contiene en sí la razón por la cual se permite el mal, pero la voluntad sólo va al bien]
         
        III) Por otra parte, reconoce que
        – una justificación concreta de los males efectivos que nuestro mundo contiene
        – «nous est impossible dans l’état oü nous sommes; il nous suffit de faire remarquer que rien n’empéche qu’un certain mal particulier ne soit lié avec ce qui est meilleur en general. Cette explication imparfaite et qui laisse quelque chose a découvrir dans l’autre vie, est suffisante pour la solution des objections, mais non pas pour une compréhension de la chose».
         
        [es imposible para nosotros en el estado en que nos encontramos; Nos basta señalar que nada impide que un determinado mal particular se vincule con lo mejor en general. Esta explicación imperfecta, que deja algo por descubrir en la otra vida, es suficiente para la solución de las objeciones, pero no para la comprensión de la cosa.]
         
        Ejemplo es todo este decir del estilo eufemístico tan peculiar de Leibniz, porque enunciado en sus términos precisos significa que actualmente el optimismo es irracional.
         
        IV) Resuelto a no entrar en el tema que me he limitado a insinuar,
        – puedo, sin embargo, dejar. entrever un poco su figura precisa
        – aña­diendo solo estas dos observaciones:
        – una es que si el mal efectivo se justifica como evitación de otro mayor,
        – estamos obligados a intentar una DISTELEOLOGÍA METAFÍSICA, esto es,
        – a procurar representarnos ese mal posible «aún mayor»
        – de que el mal menor existente es síntoma, en cierto modo, medida.
        – La otra es que al presentarnos el sistema optimista de Leibniz
        – un panorama del ser en que aparece como constitutivo de este
        – una dimensión de maldad, de imperfección,
        – nos hace caer en la cuenta de que falta hasta ahora entre las disciplinas intelectuales
        – una DISTELEOLOGÍA EMPÍRICA que debería
        – investigar, definir y analizar la imperfección de la Naturaleza.
        – Solo esta contrapartida
        – frente al INVETERADO TELEOLOGISMO DEL PENSAMIENTO
        puede volver a ajustar la mente del hombre a su destino.
        …………………………

  • Juan A. Vinagre

    Estoy de acuerdo en que el problema del mal es un problema endémico, crónico, irresuelto, pese a que llevamos milenios tratando de darle alguna explicación. El Génesis con el Paraíso y el árbol del bien y del mal y la manzana… fue un intento más, aunque simplista e ingenuo para nuestro tiempo.  Hoy Torres Queiruga aporta otra explicación, que me parece más próxima al concepto evangélico de Dios: DIOS AMOR, DIOS AMOR HUMILDE, tan amor humilde que se inclina a crear -hacer que en la evolución de la materia surja el hombre-mujer, asociados a esa materia (la materia es energía condensada, que es más que materia).  Y donde hay materia -sobre todo materia consciente con espíritu inteligente- es inevitable que haya deficiencias, fallos morales, miserias…  En suma, que surja el mal. De modo que el mal es algo inherente a la fragilidad-parvedad de la materia, menos inteligente y ética de lo que teóricamente puede esperarse del ser humano “inteligente”.  ¿Por qué, pues, una creación con el mal en potencia en su seno, un mal inevitable en estas circunstancias?   Esto -según entiendo yo a Torres Queiruga-, lo explica el AMOR, el Amor humilde, que tanto se rebaja al asumir como hijos (y hacerlos “partícipes” de su ser divino) a seres tan frágiles que pueden hacer el mal e incluso -poco conscientes de ello- maldecir a Dios. El Amor es capaz de lavar los pies… y de amar a quien lo ofende. El Amor devuelve bien por mal.

    En suma, el AMOR HUMILDE -inseparables ambos términos en Dios- es -me parece- una aproximación a la explicación del mal. Mal que ese Amor es al fin capaz de reciclar…

    Este es, a mi juicio, una aproximación razonable a la realidad del mal… Si a esto añadimos que el ser humano aspira -desde sus mismas entrañas-, siempre a más, a ser más, y no entiende bien el sentido profundo de esa aspiración, entonces se comprende algo mejor -o menos mal- que interprete esos deseos como necesidad de auto-encumbramiento personal, aunque sea a costa de otros…  El origen del ser humano, proveniente de la materia y sus limitaciones, le lleva fácilmente a discernir poco -sobre todo en temas “elevados” para su nivel de desarrollo evolutivo personal-,  y a enredarse en sus circunstancias inmediatas con un ego desmedido y mal orientado…  El ser humano necesita más tiempo y formación y “poda” para madurar, para saber discernir mejor y para corregir-reducir el mal… Por eso aún andamos como andamos: a tontas y a ciegas, dominados por un ego que oprime,  y frecuentemente dirigidos por la inmadurez -disparate- racio-emocional que justifica incluso discriminaciones y hasta barbaries…  Un ego-YO que, pese a todo, en el fondo es grande, aunque interpreta mal sus aspiraciones… (Este tema fundamental merece más “fundamentación” actualizada, pero lo dejo aquí.)  

    • Mónica

      La explicación más recurrente es que la maldad suele relacionarse con  las patologías mentales, y es muy injusto y falso unir siempre el mal con los trastornos mentales. La maldad posiblemente esté en la naturaleza intrínseca del ser humano, sin embargo, existen motivos por los cuales en algunos individuos imperan con mayor virulencia estas características, los cuales pueden ser explicados desde la mirada psicoanalítica.

      El psicoanálisis estructural nos definen como la capacidad que tiene un sujeto de ejecutar la destrucción del otro. No obstante, la pregunta del por qué la maldad se origina de manera desproporcionada en algunos sujetos sigue flotando en el aire.  Posiblemente por una carencia de sostenimiento psíquico y emocional junto a una alta dosis de narcisismo y poca o nula tolerancia a la frustración, además de un ambiente familiar y social agresivo predispone al individuo a desarrollar una estructura psicopática que se caracteriza por la crueldad hacia los otros, falta de empatía, ausencia de culpa, conducta antisocial y delictiva.

      Podemos diagnosticar no a individuos si no a sociedades, con un claro trastorno narcisista de la personalidad. Actitudes como  la sobrevaloración de sí mismo, el desprecio por los demás, una personalidad arrogante, la incapacidad de generar relaciones saludables, la altanería, la falta de sensibilidad. Sociedades en donde la personalidad psicopática se desarrolla con toda libertad y naturalidad, algunos pueden destacar en ámbitos de liderazgo ya sea en cargos públicos o dirigiendo organismos privados. Una sociedad con un evidente trastorno límite de personalidad.

  • oscar varela

    Hay que leer un poquito más … mejor dicho: mejory puede ser que haya una “filosofía” al respecto del MAL. APÉNDICE 1 – DEL OPTIMISMO EN LEIBNIZA “LA IDEA DE PRINCIPIO EN LEIBNIZ Y LA EVOLUCIÓN DE LA TEORÍA DEDUCTIVA” -OCT 8,325-351- José Ortega y Gasset

    • Antonio Duato

      Agradezco a Oscar que no haya copiado íntegramente el texto citado. Claro que las 26 páginas que cita no son asequibles para quien no tenga la edición de obras completas. Yo he encontrado una edición de este apéndice 1 entre las páginas 159 y 170 de ese libro sobre Leibnizen este repertorio de acceso gratis: MERCABÁ  ¡Ale! a empaparse de Ortega y su luminosa literatura filosófica para entender bien lo que pasa en el mundo de hoy, con su preocupante futuro, con o sin sin optimismos leibzianos.

    • Rodrigo Olvera

      Efectivamente, hay que leer mejor Oscar. Leonardo no dice que no haya una filosofía al respecto del mal; dice que no se ha dado una respuesta CONVINCENTE ni desde la filosofía ni desde la teología.  Son cosas distintas decir que no hay una filosofía al respecto del mal a decir que la (o las) que existe(n) haya(n) conseguido dar una respuesta convincente.

       

      El discurso de Ortega en homenaje a Liebniz es uno de los que más me gustan de él.  Me parece de una brillantez enorme. De entre todos los aspectos, siempre me ha fascinado que Ortega haya entendido – y enfatizado en este discurso- que al abordar Leibniz la pregunta de por qué el Ser Supremo creó este mundo y no otro, no se trata de teología o religión sino de filosofía: las esencias (posibilidades) y el paso a la existencia (lo real).  También me parece muy bien bordado el tema de la elección para el paso de posibilidades a lo real existente.

       

      Aún así, no me parece convincente como respuesta al problema del mal el afirmar que se demuestra que este mundo sea el mejor posible en el hecho de que es el que existe (de modo que Dios eligió éste – con todo y la presencial del mal- por encima de todos los otros mundos posibles, al ser éste el óptimo).  Por cierto, también me parece brillante Ortega al apuntar que la “optimidad” de este mundo es previa a la contemplación de su contenido. Ahí, en que la optimidad sea previa al contenido radica lo filosófico del abordaje.

       

      En fin, que quizá a tí sí te parezca convincente esa respuesta y por éso te parece útil para contradecir a Boff en su afirmación de que no se ha ofrecido respuesta convincente. A mí no me convence. Y entiendo que a muchas otras personas tampoco.

       

      Gracias por motivarme a volver a leer completo ese discurso de Ortega

  • oscar varela

    Ni la filosofía ni la teología consiguieron hasta hoy ofrecer una respuesta convincente al problema del mal

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