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Iniesta, el “obispo rojo”

Alberto Iniesta (1923-2016) fue una de las figuras emblemáticas del postocilio en España. A partir de 1979, tiempo ya de la involución de Wojtyla, fue fue marginado pastoral y psicológicamente por el card.  Baglio. Tras una famosa entrevista que recuerda desde Italia Francesco Strazzari en Settimana News, ya no fue el mismo. Hoy, cuando habría cumplido cien años, muchos ya ni aiquieran habrá oído hablar de él. Por eso es oportuno leer este artículo de quien desde fuera, a vuelo de pájaro nos cuenta aquella época del posconcilio en la Iglesia española, tan difícil de resucitar hoy. AD.

Alberto Iniesta nació el 4 de enero de 1923 en Albacete. Estudió en la Universidad de Salamanca y fue rector del seminario de su diócesis. Nombrado auxiliar de la archidiócesis de Madrid, fue destinado por el Card. Vicente Enrique y Tarancón a la zona roja de Vallecas, a las afueras de la capital.

En la década de 1980, lo visité varias veces. Vivía en la pobreza y estaba comprometido políticamente. Su rostro era indescriptiblemente dulce. Lo llamaban el “obispo rojo” y él sonreía.

 

Tiempos de restauración

A finales de 1979, el Card. Baggio, prefecto de la Congregación para los Obispos, lo llamó a Roma. Muchos sacerdotes de la zona se reunieron para mostrar su total solidaridad. Escribieron al nuncio Luigi Dadaglio, que en aquellos años no era escuchado en Roma, donde comenzaba la línea restauracionista del papa Wojtyla. Las comunidades populares, no sólo en Vallecas, celebraban reuniones y estaban en plena efervescencia.

Le pregunté a Iniesta, en su sencilla casa de Vallecas, qué le había pasado con el Card. Sebastiano Baggio. Él respondió con franqueza: “Fui interrogado por el Card. Baggio, no escuchado. Repito, interrogado. Tuve que responder a una serie de preguntas, a una conversación-debate de cincuenta y cinco minutos sobre un poco de todo. Ya desde los tiempos de Pablo VI se cernían sobre mi cabeza muchas denuncias, que se han vuelto más persistentes y punzantes en los últimos años. Al Card. Baggio le he respondido que no podía cambiar mi posición, porque me sentía profundamente en sintonía con el Concilio Vaticano II”.

A Mons. Iniesta, el ala conservadora, muy aguerrida en la Iglesia española, le reprochaba la falta de formación teológica, su creatividad litúrgica, su compromiso sociopolítico, el profetismo coherente y la desobediencia a las enseñanzas y directrices del Papa.

Era la época del Card. Marcelo González, arzobispo de Toledo y primado de la Iglesia española. En el boletín de su diócesis había escrito: “La fe en Cristo no puede ni debe ser impuesta a nadie, sino que debe ser defendida de quienes la atacan y adulteran”. Insistía en los aspectos negativos de los años postconciliares. Contaba con el gran apoyo del obispo de Cuenca, Mons. Guerra Campos, que no desaprovechaba la oportunidad para atacar al propio Iniesta. Hablando de la misión de los teólogos, escribía: “La verdad es única y exige fidelidad y amor”. Obediencia incondicional a las directrices vaticanas.

Una de las víctimas de la intransigencia fue el P. Llanos, jesuita, poeta y escritor, muy conocido en España, durante veinticinco años en los suburbios de Madrid, en el barrio más deprimido. “La gente me pregunta por qué soy comunista. Ven a vivir veinticinco años en este barrio y luego verás… No me importan mucho los asuntos de la Iglesia. De fe, sí, mucho. Me parece que hay demasiada escenografía. Tengo la impresión de un gran caos. Es triunfalismo, y no me interesa el triunfalismo eclesiástico, ni siquiera el triunfalismo litúrgico”.

 

¿Quién era el obispo Alberto Iniesta?

Pero, ¿quién era realmente Alberto Iniesta? Quienes lo escuchaban tenían la impresión de un hombre de profunda piedad, de una cultura asombrosa, de una rara capacidad de escucha, de entrega total a su pueblo de Vallecas.

“Es amigo de los pobres. Es un luchador”, dijo el jesuita José María Martín Patiño, brazo derecho del Card. Tarancón. “Es un hombre que tiene su singularidad, una persona muy buena, muy piadosa, muy buena”, agregó el Card. Tarancón. Fue protegido por el nuncio Dadaglio, uno de los “grandes obispos de España”, se decía de él. Intentó apaciguar varias veces a los obispos conservadores y al Card. Baggio, quien propició que el papa Wojtyla colocara a dos “espías-colaboradores” junto a Iniesta.

Iniesta pidió a Roma quedarse en España en momentos complicados para el Card. Tarancón, atacado feroz y groseramente, de investigación contra teólogos, de contraataque por parte del Opus Dei. Respondió diplomáticamente a una pregunta que le formulé sobre las dificultades entre la Santa Sede y Dadaglio: “El nuncio Dadaglio ha terminado su misión diplomática y está esperando su destino. Siempre nos hemos llevado bien”. Le respondí que tenía problemas. Me dijo: “Aquí, con nosotros, no”.

Siguieron circulando rumores de que Iniesta iba a ser removido. Tarancón y Dadaglio se oponían. El “obispo rojo” sonrió cuando le pregunté si la noticia de un traslado era cierta: “Si dicen que arruino a la gente aquí, ¿quieren que arruine otra diócesis?”

Vivíamos en un estado de plena restauración. El teólogo Caffarena lo admitía: “Sin embargo, pienso en la otra Iglesia y ésta sigue viva, debatiendo los problemas, cuestionando la historia”. Había quienes estaban abiertamente del lado de Lefebvre.

En el cine del barrio madrileño de Salamanca, en la presentación del libro “Vida y pensamiento de un obispo católico”, se cantó el Christus vincit y se puso en marcha el programa de lucha en defensa de la fe. Los teólogos y el postconcilio fueron condenados, y el nacionalcatolicismo re-propuesto. En ese momento, fue aterrador el recurso a las denuncias e intimidaciones y se fortalecieron las relaciones con las altas esferas de Wojtyla, tanto que la valiente revista “Vida Nueva” publicó el titular “¿Teléfono rojo con el Vaticano?”

De 1972 a 1981 estuvo Tarancón al frente de la Conferencia Episcopal, luego vino el sabio Díaz Merchán de 1981 a 1987, quien continuó con la apertura de Tarancón, siendo sucedido por Suquía, arzobispo de Madrid en 1983.

Un golpe a la renovación. Se nombraron nuevos obispos auxiliares, se destituyó al rector del seminario de Madrid, Martín Velasco, personalidad de gran talento y experiencia, erudito de renombre internacional, y se destituyó al director de “Vida Nueva”, Pedro Lamet. La palabra involución circulaba.

 

La denuncia de los 62 teólogos

A mediados de abril de 1989 se publicó un manifiesto firmado por sesenta y dos teólogos. Se denunciaron los nombramientos episcopales unilaterales y conservadores, la reducción del espacio para la autonomía de la investigación y la intransigencia del magisterio en cuestiones éticas. “Los métodos disciplinarios de censura, la renuncia a las cátedras, la prohibición de la investigación teológica, la intimidación de las revistas”, se leía, “representan un ataque al ejercicio legítimo de la investigación. La consecuencia de tales prácticas es la creación de un clima de miedo, duda, sospecha y simulación, contrario a los valores cristianos fundamentales. Estamos asistiendo a una diferenciación drástica entre el discurso de los teólogos en los círculos privados y las manifestaciones y escritos públicos, preocupados por no alarmar a los censores”. Entre los firmantes, José M. Díez Alegría, Casiano Floristán, Benjamín Forcano, J. I. González Faus.

Significativa la imagen de Fernando Sebastián, ex secretario de la Conferencia Episcopal, que comparó a la Iglesia, a finales de los años ochenta, con un “barco que ha atravesado una gran tormenta, perdiendo el 60% de sus velas y mástiles y no teniendo más remedio que ir a recuperarse poco a poco”.

El 5 de abril de 1998 Alberto Iniesta dimitió y se retiró a Albacete, donde falleció el 3 de enero de 2016 a la edad de 92 años.

En Vallecas, el 23 de septiembre de 2018, le dedicaron una zona: Jardines Obispo Alberto Iniesta.

 

14 comentarios

  • Juan A. Vinagre

    -Voy a dedicar unas reflexiones surgidas a propósito de A. Iniesta, obispo que renunció a vivir en palacio y se fue a vivir en una casa de Vallecas, ejerciendo su ministerio-servicio entre las clases pobres. Si a esto añadimos que fue una persona buena, piadosa, coherente con el Evangelio, entregado -sin tibiezas- al servicio de los que tienen menos, A. Iniesta merece admiración y un afectuoso recuerdo. Su anuncio del Reino fue su modo de vivir dándose. Lo que recuerda a otros obispos como H. Cámara, O. Romero, P. Casaldáliga y al profesor Roncalli (Juan XXIII) etc., que también fueron “fichados” o amonestados por algunos dicasterios “ultras” -permítase la expresión- del Vaticano. (No hablo ya de interrogatorios y castigos a teólogos: Häring y L. Boff, por ej. los han descrito bien.) En algunos departamentos de la curia vaticana hay “vigilantes” con una mentalidad -y un espíritu- más viejotestamentarios que evangélicos. (Alguna vez conté la aberración que observé-viví personalmente sobre un caso al que se prohibió casarse por ser incapaz de tener hijos… En esta situación su matrimonio sería ¡inválido!)-Pues bien, volviendo al interrogatorio -que parecía más una persecución encubierta- al que “su eminencia” Baggio sometió al obispo Iniesta, cabe decir que esa “persecución”-amonestación honra al hermano Iniesta. Y lo honra porque es una consecuencia de seguir, no la tradición, sino el espíritu evangélico. Es lo mismo que le ocurrió a Jesús, por estar al lado del necesitado y no respetar la tradición… Tanto que se puede decir, acomodando palabras de Jesús: Conculcáis el Evangelio por seguir vuestras tradiciones eclesiales humanas…  Las ideas nuevas, innovadoras, del Mensaje del Reino se marginan. Prevalece la tradición, prevalecen sus sábados…

    -Antes estas conductas e interrogatorios, demasiado humanos, demasiado de este mundo, solo caben las palabras de Pedro a los sacerdotes que lo interrogaron y amonestaron: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. Cosa que no aceptarán: sus sábados… -el poder y su jerarquía- les impiden ver y discernir. Sus sábados están por encima del hombre…

    -En este caso, unas preguntas: ¿Con este tipo de sábados, de interrogatorios y de represiones-admoniciones “en nombre de Dios” no se está manipulando el nombre de Dios, del Dios de Jesús de Nazaret? ¿No se presenta al Dios de Jesús como ultraconservador, en contra del Evangelio?  ¿Quién merece de verdad un interrogatorio y una amonestación? (Y un látigo que eche del templo?) En suma, hay amonestaciones que son, que deben verse como una condecoración por un buen servicio al Reino.

    -Como conclusión: Reiterar que es necesaria una profunda reforma-reparación de la Iglesia, de la Iglesia reformulada por el alto clero jerárquico, que amenaza ruina. Reforma que debe empezar por la curia, una curia donde no haya obispos ni cardenales ni fanáticos defensores de tradiciones humanas…, a fin de cortar el carrerismo…  y el inmovilismo.  No olvidar que el fanatismo integrista crea inquisidores, que no escuchan, solo condenan… Y lo que hoy hace más falta en la Iglesia es escuchar, estar al lado de los necesitados, hacer el bien. Crear sentido de fraternidad. No estar al lado del poder que corrompe.

    • Antonio Llaguno

      Yo soy de la generación posterior a los Iniesta, Tarancón y demás pioneros del Concilio Vaticano II.

      Y dentro de mi generación, a los que peleábamos interiormente con conciliar las ilusionantes reivindicaciones democráticas que estábamos viviendo con un compromiso con nuestra fe cristiana.

      Nosotros, encontramos en estos pioneros un ejemplo a seguir que Roma nos robó cuando elijió a Wojtila como papa.

      Recuerdo bien cuando, después de varios años celebrando la Vigilia de la inmaculada a nuestra manera (Y no eramos una parroquia obrera, que yo vivia en el barrio de Estrecho, que era bastabnte pijín entonces. Ora cosa es que lo fuéramos nosotros), Suquía se “autoimpuso” como celebrante uno de los años y no volvió tras el chocoate con churros, en el patio del colegio junto a la parroquia, y los cantos de “Si Fidel es comunista que me apunten en la lista”.

      Recuerdo como admirábamos a Julio, el párroco de Pan Bendito cada vez que venía a contarnos como vivía y se llevaba una paletada de colaboradores a su parroquia de entre aquellos pijitos del norte de Madrid, que veíamos en ellos la coherencia con un evengelio que no veíamos en lo que nos propon´ñia Roma o el obispo.

      Recuerdo los años posteriores en que Suquía y Rouco (Sobre todo Rouco) convirtieron Madrid en un erial, dnde solo jovencitos fanáticos con sotana y alzacuellos salían del seminario y donde las comunidades más “modernas” sebuscaban la vida (Nos la buscábamos) para seguir viviendo su fe con coherencia “a pesar ” del Sr. Obispo y no junrto a él.

      Hay una frase muy interesante que se atribuye a algún miembro del partido comunista español: “Contra Franco vivíamos mejor” y es que en la Iglesia española, así fue.

      Cayó Franco (Gracias a Dios) y Roma pueso a Wojtila y con él regresó a la Iglesia todo lo que había desaparecido y había contribuido a que Franco cayera.

      Hay muchas formas de ser mártires. Estos lo consiguieron. A su manera.

  • Micael

    Es curioso ensalzar a un obispo tibio como Iniesta, y calificarlo como rojo, como si ello fuera bueno. Me da la impresión de que son cavilaciones que brotan de la representación de un pasado ya superado. Vivimos en el presente, y todo esto suena a rancio, el grado de igualdad y libertad al que aspiramos es mucho mayor a estas reliquias del pasado.

    • Antonio Llaguno

      ¿Reliquias del pasado?

      ¿Y qué, si no, eso son los sant@s, cualquier sant@?

      ¿Tibio Iniesta? Dejar la vida entera por l@s más necesitad@s de su diócesis, predicar con el ejemplo, vivir en pobreza ejemplar, ser modelo para miles de jóvenes que en esa época nos ilusionábamos con el modelo que daban de lucha contra las estructuras heredadas de la dictadura unos pocos “curas obreros” y su obispo militante, atender a las familias pobres y/u obreras, acoger a mujeres despreciadas, atender las cárceles dónde añun había presos políticos, jugarse la vida ¿Es tibieza?

      En la época de Iniesta, los “azules” tildaban de rojo a todo aquel que no levantaba con ellos el brazo a una velocidad y altura suficiente y algunos de ellos (Recuerda a los abogados de la calle Atocha) pagaron esa osadía con la muerte violenta.

      Y eso es lo que arriesgaban Iniesta, Llanos, Martín Patiño, Tarancón (Y algunos otros que conocimos también como Julio Yague en Pan Bendito o los Dominicos del albergue San Martin de Porres (Andrés, Joqauín, Antonio, etc… ) en Caño Roto.

      En silencio, ocupándose de su gente en vez de preocupándose de ellos. dando soluciones en vez de soflamas. Siendo signos y portadores del Amor de Dios a los más necesitados.

      Hoy. Cuando la sociedad madrileña ha crecido mucho y aunque siguen existiendo las diferencias sociales y las injusticias de clase, vivimos mucho mejor que entonces. Los que les tuvimos como ejemplo y como modelo a seguir les recordamos y recordaremos como los verdaderos pioneros que consiguieron que siguiéramos siendo cristianos.

      No se que edad tienes Micael, pero un respeto, por favor.

      • Micael

        Mis disculpas Antonio, cada uno tiene sus “santos” a quien venerar. Pero yo creo que más que eso, no nos podemos quedar en el pasado cuando el presente no es mucho mejor a nivel eclesial.

        Yo creo que no es comparable la actitud, por muy destacada que sea, de Iniesta con respecto a otros muchos curas que sufrieron la represión del franquismo y de su aliada la jerarquía católica.  Iniesta desde la ortodoxia progresista y su obispado, y los otros desde la base en el combate y la acción, no solo por cambios en la institución sino por denunciar la represión, las torturas y los asesinatos del régimen, que acabó sus días persiguiendo a estos curas.

        Y tengo suficiente edad, mucha diría, para haber sufrido la desesperanza de mi padre, con dos hermanos presos en las cárceles del régimen por defender la libertad y la igualdad, y uno de ellos sacerdote  juzgado por oponerse al régimen, no se encontraba en una penitenciaría común, ni siquiera en un ala destinada a los presos políticos que abundaban en los penales de la época, estaba en la cárcel concordataria de Zamora, un pabellón de la cárcel provincial destinada precisamente a albergar a los miembros del clero que hacían oposición al franquismo, un cura de pueblo que apenas comía por dárselo a los más necesitados, que no tenía el menor miedo a  proclamar el Evangelio, el “Evangelio de los pobres que predicó Jesús”, y de denunciar las torturas y los asesinatos del  franquismo, de defender a sus hermanos feligreses,  que fue humillado y traicionado por la jerarquía católica. Y como él muchos, esos que no tenían el beneplácito paternalista del régimen y de la jerarquía  eclesiástica con algunos revoltosillos.

        Un respeto sí, pero no todos merecen el mismo.

         

        • Juan A. Vinagre

          Hola, Micael: Antes de nada, un cordial saludo. Es la primera vez que me dirijo a ti para decirte que disculpes que te diga que me cuesta entenderte. ¡Lo que va de tu artículo anterior a este último en respuesta a ALl.!  Y me cuesta entenderte porque no veo coherencia…, si no ofreces alguna enmienda o rectificación.

          Me quedo con la posición de Antonio Llaguno, que me parece muy bien argumentada.  Casi siempre coincido bastante con A. Llaguno. Y como disentir -incluso entre amigos- es normal -cada uno parte de sus circunstancias personales, que relativizan nuestras verdades humanas-, aprovecho la ocasión para decirle -con efecto- a Ant. Llag. que también me cuesta entender algo que no hace mucho manifestaste: Tu simpatía y voto (si no me equivoco; si me equivoco, perdón), por la derecha; derecha que, en sus valores, me parece poco compatible con el Mensaje del Reino. Pero esto también lo comprendo, porque me conozco y sé de mis incoherencias…

          Pese a ellas, haré casi a continuación (hoy o mañana) un elogioso y sincero comentario en torno a la persona y al testimonio del obispo A. Iniesta, así como a las circunstancias -no evangélicas- con las que tuvo que bregar…  No evangélicas, pero presentadas como cuasi- sagradas e indiscutibles.  Algunas incoherencias con el Evangelio se pueden sacralizar y se han sacralizado…, por desgracia para el Reino de Dios y el bien de los hermanos hombres-mujeres y niños. De este mal debería tomar más conciencia el estrato clerical de la Iglesia -de Jesús, no del clero jerárquico-, que enseña y adoctrina…

          • Micael

            Buenas tardes Juan A.

            Mi respuesta no puede ser tibia como la de Iniesta, se espera mucho más de quienes dicen seguir el Evangelio. De la quietud noble de los recintos eclesiásticos a la vida empobrecida con los excluidos. Curas como mi tío tomaron partido por el pueblo y, por esto, fueron represalias y encarcelados. Unos 800 sacerdotes que desde los años 60 del siglo XX lucharon por las libertades democráticas renunciando a su salario oficial para vivir, y trabajar junto a los más necesitados, entre ellos no está Iniesta. Desde hace alguna década hay muchos que se apuntan méritos que no tienen. 

            Tengo la fortuna de tener ejemplos en mi familia dignos de respeto y de admiración, en el caso de mi tío cura porque fue fiel seguidor del Evangelio. Ni más ni menos. A mi tanta hipocresia me molesta, siempre hay quienes se quieren atribuir méritos que no tienen.

            Y miremos al futuro y procuremos cambiarlo para bien. Mirar al pasado  no sirve de nada, pasó el tiempo y nada más. La nostalgia nos lleva de por sí a una falta de capacidad de disfrutar del presente. Es lo que veo en Atrio, vivir del pasado, quizá por la edad de los participantes, por eso no es este mi proyecto como le dije a Antonio.

            Yo aun estoy en edad laboral, aunque cercana a la jubilación, trato con jóvenes en mis clases que tiene otras inquietudes y otros retos, y también con ancianos en la consulta, y queramos o no, los cambios biológicos, van unidos a los cambios psicológicos que se manifiestan predominantemente en déficits de memoria, alteraciones en el proceso de conceptualización, pérdida de la flexibilidad y un enlentecimiento general de las actividades, a las que se añaden déficits perceptivos y de las habilidades psicomotoras. Así es.

            Un abrazo.

  • Antonio Duato

    La verdad es que revisando mi vida desde mi edad me doy cuenta de lo terrible que ha sido para la Iglesia Católica la gran involución que se produjo a los pocos años de terminar el Concilio, interrumpiendo la implementación de las grandes intuiiciones a las que convocó aquel Concilio considerado por papa Roncallí como necesario desde el principio de los años sesenta.

    El frenazo fue tremendo y expulsó o invalidó a grandes personas que hubieran podido cambiar la Iglesia hacia donde quiere llevarla ahora Francisco, sin que cuente con mimbres para esa gigantesca tarea. Viví otros casos que obispos muy amigos enfermaron o se transormaron en serviles obsequiosos de nuevo régimen romano.

    Hoy quiero recomendaros leer un texto de Dolores Aleixandre:

    Me ha escrito mi Arzobispo. ¿No es verdad que este sorpendente nombramiento de José Cobo como arzobispo y cardenal ha sido de lo más significativo de Francisco? Pero me pregunto: ¿Tendrá Cobo suficiente esquelto de fe y teología para resistir una reprimenda vaticana como la que sufrió Iniesta? Porque esa fuerte oposición que hoy debe tener por parte de todo el rouquismo es posible que un día vuelva a instalarse en el Vaticano. ¡Dios no lo quiera!

  • ana rodrigo

    ¡¡¡Si Jesús levantara la cabeza…!!! De un pequeño grupito de hombres y mujeres que, sin ambición de ninguna clase, dejaron por escrito lo que aquel humilde hombre hizo y dijo como proyecto de vida, repito, de aquel grupito a lo que, sus llamados seguidores -en masculino-, han hecho, nos lleva a pensar que, cualquier parecido con sus orígenes, se hace imposible.

    Cuántas guerras, cuánta ambición de poder, de riqueza, y cuánto dolor causado a quienes querían volver al Evangelio. Constantino, Imperio, jerarquías absurdas antes y ¡ahora!

    Quienes tenemos una cierta edad, recordamos la ilusión y cómo, hasta el pueblo desconocedor de teologías y otras cuestiones, recibimos lo que nos llegaba, a pesar de que fuera a través del clero. Un clero, que yo recuerdo, también entusiasmado por lo que salió del Concilio. ¡Qué tiempos! Lo que pasó es que quedó una retaguardia en la reserva muy resentida que, en el momento en que desapareció el moderado Pablo VI, encontraron buen caldo de cultivo a sus objetivos en el Papa Wojtyla.

    Y ahí sigue: una jerarquía que no se apea, que ahora juega al sínodo de la sinodalidad y que, después de reuniones y cavilaciones, no han concluido nada… 

    Una Institución que está centrada en si las mujeres somos dignas ¿¿??, es decir, si tenemos dignidad humana, así, tal cual, o si carecemos de ella, seguirá siendo un fósil en una sociedad que tiene  muy claros los derechos humanos, la ética laica, los valores que siempre han sido valores, sin religiones y/o con religiones, mientras, los mitrados tan bien mitrados, se quedarán en sus batallitas haciendo el ridículo.

    El otro día leí un titular en RD que decía, en boca de una mujer, “Ya podemos leer y votar”, ¡qué bien!, una minoría de mujeres en medio de centenares de hombres…. pueden votar…, jajaja, es que da risa por no llorar. No olvido que algunos hombres están con la causa de las mujeres, pero el dogma es el dogma y los ministerios son cosa de hombres.

    Como se suele decir, la “Iglesia puede decir misa”, pero a nivel de influencia social creo que va perdiendo la partida. Una Institución anclada en la Edad Media, ¿puede ejercer alguna influencia moral, efectiva, en los organismos internacionales? Además, que, ni siquiera puede firmar la Declaración de los DDHH debido a la marginación de las mujeres.

    Gracias, Antonio, por echar la vista atrás y recordar lo bien engrasados que lleva los frenos la Iglesia así como a las víctimas que ha ido dejando y a las que ha hecho sufrir, algunas de las cuales yo personalmente conozco.                                                                                                        

  • Antonio Duato

    Tienes razón, Carmen, al señalar la importancia de la autocensura impuesta por los teólogos que ocupaban cargos de neseñanza o gobierno en la época de Wojtyla y Ratzinger (1978-2013 ¡¡35 años!!). Algunos consiguieron permanecer en sus puestos tras dolorosas decisiones personales para poder conservar su inluencia en la Iglesia (Casino Floristán y González-Faus entre los citados por Strazzzari) mientra otros fueron expulsados de sus cátedras como Diez-Alegría y Forcano, con la mordaza de la marginación. Yo recuerdo muy bien aquellos tiempos, de los que dejamos constancia en la progresivamente marginada revista IglesiaViva. Ver texto de la citada Declaración de Colonia.

  • carmen

    Perdón

    En una de esas, le pregunté a un amigo que había escrito un libro, tenía la imagen de mí que suelo dar. Me lo decía siempre mi hermana mayor. No lo entiendo. Por qué quieres dar la imagen de que no te enteras de la película? No lo entiendo. Te equivocas. Me contestó que no le gustaba regalar libros para que decorasen estanterías. Con el paso de los años, pienso que es el insulto más grande que han hecho a mí inteligencia. Pero a lo mejor me lo he ganado a pulso. Aunque es una idea muy extendida que las mujeres, en fin, pensar, pensar…pues no.

    Era una trilogía, me compré el primero y no pude pasar de las primeras veinte páginas. No había por dónde cogerlo. Era contar lo mismo, de manera novelada, pero lo mismo. Y, qué quieren que les diga, prefiero a Salvador Santos.

    No sé por dónde andará el ejemplar. Supongo que en la  leja de los libros olvidados .Y , ahora, sí.Fin.

  • carmen

    Hay un párrafo entrecomillado con el que no puedo estar más de acuerdo.Viene a decir que una cosa es lo que se habla en los círculos cerrados de los teólogos y otra lo que se dice públicamente, por … Supongo que por no tener problemas.Eso es así. No me he relacionado con lo que aquí se pueda considerar grandes teølogos. Pero sí he hecho muchas , muchas preguntas a sacerdotes. Debido a mí trabajo he tenido alguna comunicación con algunos.

    Lo que dice en otro hilo Rodrigo, tiene toda la razón. No es cierto que Sócrates tuviese la idea de que no sabía nada, aunque es cierto que cuando más profundizas en un tema, menos entiendes, porque descubres una serie de cosas que prefieres no entender. Como método es genial. Solamente hay que hacer una nueva pregunta sobre una respuesta. Es muy interesante.He repetido las mismas preguntas a señores diferentes en mil ocasiones. Y digo señores porque de esto hace ya tiempo. Las mujeres sencillamente seguían un pensamiento u otro, según les gustase, pero siempre elaborado por un varón. Cosas de la época que me tocó vivir.Y solamente tenias que seguir preguntando. Entonces por qué…? Fue algo muy muy curioso. A ellos les gustaba poder decir a un ser inferior e influenciable como una mujer y con estudios muy básicos, lo que pensaban. Su interlocutora, oyente básicamente y que compartía prácticamente lo que oía, era una persona con la que se sentían cómodos. Hablaban. Y como me gusta mucho Carl Rogers, ya saben, no era difícil. Las personas necesitamos hablar. Y mucho más de los temas que nos preocupan.

    Recuerdo una conversación que mantuve con un párroco de una iglesia de una ciudad de Castilla la Mancha. Había oído que era un cura tirando a rojo. Como estaba por allí, le pedí una cita y amablemente me recibió. Estaba convaleciente de una operación, en casa. Menudo valor tengo. Un señor mayor y maravilloso. Absolutamente maravilloso.

    Decía las mismas cosas que insinuaban algunos libros que había leído de autores importantes, pero de una forma mucho más sencilla. No les voy a contar a estas alturas las preguntas que le hice. Las saben perfectamente. Las de siempre.

    Al final siempre me despedía igual. Bueno, gracias por su tiempo, he pasado un rato estupendo y me ha aclarado muchas cosas. Gracias. Solamente una pregunta, por qué todo esto no lo cuentan en las misas, en las homilías… Barrerían…

    Pero nadie estaba dispuesto a barrer fuera de casa. Miedo? Exactamente miedo a qué? Nunca logré entenderlo. Y ahora leo este artículo. Ese párrafo entrecomillado.  No les puedo explicar…Y ese silencio , para mí inexplicable, trajo consigo que las personas abandonaran. Si hubiesen hablado todos los que así pensaban…Ahora, creo, me parece que es tarde. Y con la respuesta que está dando la iglesia al escandalazo de la pederastia en España, mucho me temo que dentro de eso que llaman el seno de la iglesia, quedarán únicamente todos aquellos que nieguen La Mayor, y que piensen que es necesario que en el mundo mundial y en España en particular, vuelva a imperar la moralidad y las buenas costumbres. Y eso se aprende en los colegios. Gran artículo el  que leí ayer.Y mi pregunta sigue siendo la misma. Por qué callaron?

    No logro entenderlo. Eran muchos. Ahora ya quedan pocos de aquella epoca y son muy mayores.A lo mejor ven suficiente la postura de el papa actual, que tiene todo mi respeto, porque sé su edad, su procedencia y la organización a la que pertenece. No se le puede pedir más.  Desde luego, a mí juicio se queda corto, lo aprendí de la generación de teølogos de El concilio . Pero no soy nadie. Lo que sucede es que no sé si son conscientes de que la iglesia es en realidad una comunidad de Nadies. Regida por persona que se creen muy importantes, pero que en realidad, sin nosotros, los fieles, también se convierten en Nadies. Pues sí. Me encanta el señor Elzo. Lo sabe. Se lo he dicho muchas veces. Pero hay silencios que no tienen perdón.

    Pues eso.Buen día. 

  • Rodrigo Olvera

    Qué importante este servicio de memoria y trasmisión. 

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