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¿Es Jesús una figura única en la Historia?

¿Es la plenitud única, definitiva, inigualable e insuperable de la revelación de Dios?

          Los cristianos así lo hemos creído, y hemos considerado al cristianismo como única religión verdadera; y esto nos ha alejado de otras religiones (y nos ha enfrentado a ellas), impidiendo el diálogo y la cooperación, que la caridad, el sentido común y la conciencia nos están reclamando.

Dios es sólo Uno, es el mismo para todas las religiones, ¿Son falsas esas religiones porque presentan a Dios de una manera distinta a la nuestra (un Dios no personal). Dios es inexpresable, inabarcable para el ser humano, incluso es  Concordantia oppositorum; ¿y podemos rechazar a otras religiones porque ofrecen aspectos distintos de Dios?

¿Es posible que Dios no se haya manifestado verdaderamente a los miles de millones de seres que vivieron antes que Cristo, ni a los que que han vivido después pero no lo han conocido, o a los que han rechazado la presentación cultural (y colonialista) que les ha ofrecido la Iglesia. Dios se ha manifestado a todo hombre en su conciencia, y a todos los pueblos mediante profetas más sensibles que han organizado, con mayor o menor acierto, la práctica social de esa experiencia.

Esas religiones se diferencian más en sus creencias y explicaciones que en el comportamiento individual y social de sus miembros; y por su parte el cristianismo es vida, acción, seguimiento de Jesús más que creencias; ortopraxis más que ortodoxia.

Nuestra experiencia actual tiene que reconocer que esas religiones han sido instrumento de salvación, y de humanización ética, para miles de millones de personas, y que en ellas se encuentran héroes, santos y místicos como en nuestra religión.

 

Cómo entender los textos del Nuevo Testamento

Entonces ¿cómo entender los textos del Nuevo Testamento que parecen indicar la exclusividad de Cristo como revelación de Dios.

  • Nadie conoce al Padre sino el Hijo, y a quien el Hijo quiera revelárselo” (Mt          11,27).
  • “Sólo hay un Señor, Jesucristo, mediante el cual han sido creadas todas las   cosas y por quien vivimos también nosotros” (1 cor 8,6).
  • “A Dios nadie lo ha visto jamás; El Hijo único, que es dios y vive  en íntima unión con el            Padre, nos lo ha dado a conocer” (Jn 1,18).
  • “Porque uno solo es Dios y uno solo es el mediador ente Dios y la humanidad: el hombre       Cristo Jesús” (1Tim 2,5)
  • “Cristo entró una vez por todas en el lugar santísimo, no con sangre de machos cabríos o de toros, sino con la suya propia, rescatándonos así para         
  • siempre” (Heb 9,11-12)
  • “Ningún otro puede salvarnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvación” (Hech 4,12)

Knitter se ha planteado este problema y ofrece algunas explicaciones. Los primeros cristianos estaban impresionados por una profunda experiencia de Cristo, y expresaban estos sentimientos con el lenguaje de los enamorados (“eres único”, “la más guapa del mundo”); posteriormente este lenguaje emocional se fue interpretando en términos conceptuales y filosóficos para presentar un gran cuadro doctrinal ante la filosofía griega. Lamentablemente las creencias (la ortodoxia) han superado (y casi desplazado) a la práctica del seguimiento de Jesús (ortopraxia). Por eso desconfiamos de otras religiones que tienen otras creencia, aunque mantienen un proceder semejante al  nuestro.

Los primeros cristianos estaban imbuidos del tono nacionalista del Antiguo Testamento, que le imprimió la reforma de Esdras y Nehemías (hasta el punto de expulsar  a las mujeres extranjeras de los judíos para evitar la contaminación religiosa). Las religiones de los pueblos vecinos eran tradicionalmente corruptoras de la fe de Israel.  Ademas el laxismo moral y las de injusticias de la sociedad romana, potencia invasora dominante, eran contrarias e incompatibles con el Reino de Dios proclamado por Jesús;  Los cristianos  instintivamente excluyeron esas religiones principalmente por sus prácticas no por sus razonamientos. No conocían otras religiones de gran altura espiritual como el budismo, el hinduismo, el confucianismo, cuyo proceder concordaba con el del Reino de Dios.

La Biblia nos muestra que la revelación de Dios es progresiva, no podemos quedarnos estancados en un texto de la Biblia. Jahvé era inicialmente un dios tribal, compatible con los dioses de otras tribus, Con a evolución cultural, la conciencia va actualizando y reinterpretando los textos sagrados. Rahner recomendaba que el cristiano deber rezar con la Biblia en una mano y el periódico en la otra.

Por su parte, Jesús no mostró ni rechazo ni exclusión de la religión de los pueblos vecinos cuando acogió a la muchedumbre que se le acercaba y multiplicó los panes (anticipo de la eucaristía); cuando envió al geraseno a proclamar las maravillas que Dios había hecho en su vida (Mc 5,1), o cuando ponderó la fe de la mujer cananea  (Mt 7,24-30) y del centurión romano (Lc 7,2-9).

Knitter concluye que los títulos que los primeros cristianos fueron atribuyendo a a Jesús le corresponden verdaderamente pero no únicamente; uno se siente salvado por Jesús, pero no experimenta que sea el único salvador posible para todo el mundo. Jesús no es la manifestación de Dios completa, definitiva e insuperable; pero sí es una manifestación de validez universal, decisiva, e indispensale.

 

Gonzalo Haya

gonzalohaya@telefonica.net

 

 

26 comentarios

  • Isidoro García

    Amigo Juan Antonio, yo cuando decía lo de justificar la fe, quizás me he explicado mal. Me refería a la fe en la Iglesia.

    Yo me considero un hombre de fe, y de Gracia. Porque las intuiciones-convicciones a las que he llegado, me han venido por vía de mi “espíritu”, que contiene de forma latente y arquetípica, la sabiduría del gran Espíritu, que es la manifestación de Dios.

    (No quiero decir que mis intuiciones sean fiel reflejo de esa Sabiduría Cósmica. Desgraciadamente, a todos nos sucede que interpretamos y deformamos esa Sabiduría, con nuestras categorías culturales que tenemos, muchas de ellas imperfectas e incluso erróneas, y con los sesgos emocionales que constituyen nuestra personalidad y carácter. Y por eso es bueno el intercambio de pareceres).

    Lo que sucede es que el mundo eclesial, (y Atrio es un buen reflejo de ello), es un maremágnum de confusión, con estructuras anticuadas y claramente obsoletas, y con los estragos que la pluralidad de la mente humana produce doctrinalmente.

    Cada uno piensa lo que quiere, (como es su derecho), y hay no miles, sino millones de formas distintas y contradictorias de ser cristianos.

    (Piensa en todos los protestantes, los ortodoxos, y toda la patulea de iglesias cristianas que hay, y que no se pueden borrar de un plumazo, echando mano del burdo sectarismo: “nosotros llevamos la razón, y todos los demás, no”). Y aparte están las otras religiones no cristianas, que son tan humanos como nosotros.

     

    Ante este panorama abrumador, una persona bienintencionada, que quiera ser buena persona, si no le han “adoctrinado” en la infancia, se plantea la pregunta del millón: ¿Necesito ser religioso para ser buen humano, buena persona, y un poquito feliz?. ¿Y donde me meto, si esto es un pandemónium, y una auténtica casa de locos?

    Y esta pregunta no es artificial, o personal mía. Yo creo que es el planteamiento general de la gente joven, y es la causa fundamental de la desafección general en las Iglesias, excepto en gente “adoctrinada”, o que busca en ellas compañía, seguridad y acompañamiento a la soledad existencial.

    (Un inciso: Cuando yo decía que todos somos necesitados, no me refería solo a los que sufren afecciones psíquicas, que ya hoy día, ha dejado de sr una cosa meramente patológica y minoritaria, para convertirse en afecciones “existenciales”, y son generales en la humanidad. En cualquier persona en la que profundices un  poco, encontrarás una persona que sufre o está en crisis).

     

    Antes las Iglesias vendían que a través de ellas, se obtenía la salvación en la vida futura. Ya no se habla del tema, porque la gente ya no cree en ello, y si alguien cree, no creen en la dureza e inmisericordia del “buen Dios”, que tanto nos quiere a todos, y que conoce el alma y miserias y desgracias de todos los humanos.

    Ahora el único argumento eclesial es que mediante ellas, fluye la gracia del Espíritu, y nos ayuda a nuestra conversión en mejores personas.

    Pero ese argumento también es falaz, porque el Espíritu sopla en todos y cada uno de nosotros, y la evidencia nos dice que hay buena gente dentro y fuera de las Iglesias, y viceversa.

     

    Hoy día, mi opinión personal, es que las Iglesias, lejos de ser una ayuda al mejoramiento humano, son una dificultad tras otra, y una complicación tras otra. Y ya es bastante complicada la vida, como para complicarse más.

    (Un ejemplo. Cuando leo el artículo del amigo Gonzalo, inteligente y culto, que se le ve a la legua que es una bellísima persona, hecho un lío, y con múltiples dudas y escrúpulos existenciales, veo que eso se lo han producido los líos doctrinales y pastorales eclesiales).

    Hay que buscar un camino sencillo, natural, que fluya con el Universo, y para eso hay que tener una confianza ciega en el Espíritu, que lo administra y rige, y que nos va a guiar siempre bien.

    Y una confianza en el ser humano, no por nuestra naturaleza consciente que es siempre débil y voluble, sino en que el Espíritu, a través de nuestro espíritu, de forma instintiva nos conduce hacia el bien, el conocimiento y la felicidad.

    Seguro que nos desviaremos del camino, por nuestra torpeza personal. Pero es mejor salirse del buen camino, que seguir rectamente, un camino equivocado.

     

    El que quiera liarse la vida que se la líe. Yo soy partidario de la máxima sencillez posible.

    Esto de la religión se está convirtiendo en algo parecido a la “alta cocina” de los restaurantes caros. Pagas mucho dinero, por platos muy bien decorados, pero a la salida te vas a comer una hamburguesa porque sales con hambre. ¡Pues vaya negocio!.

    (Perdón porque me enrollo demasiado. Prometo callarme un poco).

  • Isidoro García

    Muchos estamos de acuerdo en que hay que traducir y adaptar las ideas de Jesús, a los tiempos modernos, con más conocimientos.

    Jesús, fue un personaje extraordinario, pero de su época, y aunque posiblemente tuviera un conocimiento intuitivo pleno de la Realidad, por su conexión integral con el “Espíritu”, se dirigía a personas de Judea en pleno Imperio Romano, y tenía que adaptarse a ellos. Y en esa época, la Psicología solo era algo intuitivo y sin desarrollar.

    Hoy sabemos que casi todos los humanos, tenemos unos sesgos de personalidad que marcan nuestro comportamiento.

    Los psiquiatras Christophe André y François Lelord, en su libro “‘Cómo tratar con personalidades difíciles”, explican:

    “Existen multitud de personalidades difíciles que pueden perturbar o incluso destrozar tu vida cotidiana. 

        El ansioso que transmite su estrés, el paranoico que se ofende al menor comentario, el obsesivo que se pierde en los detalles, el narcisista que siempre piensa en sí mismo, el depresivo cuya inercia desarma y desespera, el hiperexigente para el que nunca nada será suficiente…

            La vida sería mucho más fácil si todo el mundo estuviera siempre de buen humor, relajado y atento a los demás. Incluido tú mismo”. 

    Y leyendo todo el catálogo de personalidades difíciles, que caracterizan a la especie humana, pensaba yo que quizás el consejo de oro de Jesús, de “amar al prójimo como a ti mismo”, (que se nos antoja tan “heroico”), fuera un sucedáneo, que utilizó el Jesús de su época histórica, para intentar mejorar la convivencia con toda la “tropa” que nos vamos a encontrar cada día, (sin olvidar, que casi seguro, que nosotros también adolezcamos de algunos o de varios “problemillas” de personalidad).

    Exactamente lo mismo lo dijo, aún mas claro que Jesús), el emperador estoico Marco Aurelio, en sus Meditaciones, pues se dirigía a personas mas letradas que Jesús.

    Y decía que se nos antoja casi “heroico”, porque si no tenemos conocimiento del estado psicológico del “otro”, no tenemos “comprensión” de su situación, y entonces tenemos que apelar al “moralismo” puro y duro, que es como pretender subir una soga solo a base de bíceps. (Ya sabemos que la soga se sube con la ayuda de las piernas, y solo los muy forzudos las suben a base de brazos. Y esos son muy poquitos).

    Si en cada situación con alguien que nos irrita, nos molesta o incluso nos agrade, tuviéramos constancia de su situación psicológica y existencial, todo lo veríamos con otra perspectiva, y nos costaría mucho menos, comprender y “no entrar al trapo”.

    No se trata lo mismo a un violento borracho, que a un pobre hombre alcoholizado. Y la empatía por la desgracia ajena, sustituye fácilmente a la agresividad defensiva ante un ataque “injustificado”.

    A lo mejor, eso que nos cuesta tanto llevar a la práctica del “amor a los demás”, se resume más claramente en la frase de los psiquiatras: “Si estuviéramos siempre de buen humor, relajados y atentos a los demás”. (Y lo de atentos a los demás yo lo interpreto como estar interesaos en sus desgracias personales).

     

    (Mas información en https://www.alimente.elconfidencial.com/bienestar/2022-05-23/como-tratar-con-personalidades-dificiles_3426037/)

    • Isidoro García

      Añadido: Todo lo anterior se resume en una frase: el conocimiento nos hace mejores. Y es una prueba más de que la teoría, ayuda necesariamente a una buena práctica.

      Por lo que se demuestra que eso de la superioridad de la “praxis” sobre la “doxia”, es falso, y se trata de un falso debate. Los fuertes huesos de la frente, están ahí, para proteger el valioso interior del cerebro, no para dar mejores cabezazos ciegamente.

  • Isidoro García

    Leo los comentarios de Juan Antonio, y me parecen muy bien. Pero hay algo que me rechina en esos planteamientos.

    Son planteamientos, de cristianos que quieren justificar su fe y su militancia. Pero a mí, me da la impresión de que estamos poniendo el carro delante de los bueyes. Me explico.

    Yo creo que no hay que ser buenos, para ser buen cristiano. ¿Qué es eso de que tenemos que ser buenos cristianos?. Eso lo dicen en la Catequesis infantil, y ya somos mayorcitos. Lo que tenemos que ser es buenos humanos.

    Jesús, posiblemente, no sabía que después de él, iba a haber cristianos. Él hablaba a personas que como él y como todos, tenían que vivir su vida lo mejor posible, problema que es el principal, si no la única cuestión que tiene toda persona que llega a este mundo.

    Y la vida no es un camino de rosas, para nadie, ni siquiera para los jóvenes, guapos y ricos. (Recientemente el actor porno Nacho Vidal, tan “envidiado” por muchos, confesaba sus graves problemas de terrible depresión. Y es uno más en la lista).

    En ese sentido tenemos que concienciarnos que reducir la categoría de los “necesitados”, a las personas con pocos recursos, es una simpleza y una grave injusticia con todos los humanos, que en verdad, somos todos “dignos de lástima” y unos auténticos “desgraciados”: TODOS SOMOS “NECESITADOS”. 

    Y Jesús, justo hablaba de ese tema. Porque el famoso y tan pluri-interpretado “Reino de Dios”, no es otra cosa, que la Comunidad de humanos plenos y desarrollados. 

    Y por eso decía que teníamos que renacer de nuevo, y renovar nuestras ideas, que son la fuente principal de nuestros sufrimientos, al menos de los evitables. Y nos decía que el “Espíritu”, nos ayudaría y guiaría en ese desarrollo de la semilla potencial que somos, hasta llegar a ser un gran árbol, sobre el que se posarían las aves del cielo.

    Las religiones, cristianas y no cristianas, siempre que ayuden a ese objetivo, son instrumentos válidos en ese objetivo existencial personal, que es lo que da sentido a nuestra vida.

    Pero cuando estas organizaciones humanas, desvían el camino, y nos desvían por andurriales, y ya no sabemos si estamos sorbiendo o soplando, y si “progres” o “conservadores”, lo mejor es olvidarse y seguir adelante solos, con nuestro “espíritu” y su conexión con el gran “Espíritu”-“Dios”.

    Dejemos de dar vueltas y vueltas, y más vueltas. Vayamos al grano, a lo mollar, a lo que importa. Y la gente ayer, hoy y siempre, lo que necesita y necesitará, es darle un sentido y un objetivo a su vida, y este no puede ser el de ser miembros de una religión, sino el de desarrollarse personalmente, y ser una persona “cabal”, (y luego te apuntas al Club que quieras).

    Y luego, no tengáis miedo: el “Espíritu”, nos tiene marcado en nuestra naturaleza humana plena y equilibrada, el ser buenas personas, ser creativos y curiosos, y un poquito felices.

    • Juan A. Vinagre

      Amigo Isidoro: No solo gracias por leerme sino también por la oportunidad que me das de “charlar” amistosamente contigo. Coincido con bastantes cosas que dices, entre ellas que lo importante es ser buenas personas, solidarias, abiertas y acogedoras. (El “Venid, benditos” lo deja claro: Jesús fue más abierto de mente que muchos de sus “seguidores”…) Como también coincido en que entre los “necesitados” hay que incluir a los que sienten -y sufren- necesidades psíquicas…  Solo matizaría -me explicaría mejor- respecto a lo que dices sobre los “planteamientos”. Estos no siempre sirven para “justificar”(?) la fe. La fe no es cuestión de apologética. La fe es fundamentalmente gracia, y cuando queremos apoyarla en una base racional -fides quaerens intellectum- hacemos algo razonable, pero no más. Los argumentos ayudan, pero no “justifican” la fe. La fe es esencialmente encuentro personal con Alguien que produce un renacimiento. Ese encuentro es el verdadero “bautismo” del Espíritu. (No el del agua) Quizá la mejor fe  -no siempre consciente-  sea el hecho de ser buena persona, que se ocupa en hacer el bien. A este tipo de personas es a las que Jesús reconocerá como sus mejores seguidores…  Un abrazo.

  • Antonio Duato

    Gracias, Santiago, por tu contestación, por fin recibida. Esos duendecillos de lo digital casusan a veces malas pasadas. Seguirás prestando este buen servicio de ser referente serio de la doctrina católica más tradicional, ofrecida no impuesta, siempre desde la humildad y la amistad. El respeto a los demás y a su libertad seguirá siendo siempre característica de ATRIO. A algunos tus interpretaciones de los textos bíblicos nos afirman más en las razones por las que, sin perder la fe confianza en Jesús y su Abba, hemos ido cambiando nuestra inteligencia actual del cristianismo.
    Atrio Lugar de Encuentro-ALE debe permanecer para ser espacio digital en que nos encontremos muchas personas para escuchar, reflexionar, hablar desde lo más auténtico de cada uno y recorrer un camino “atriero” de diálogo que nos lleve a lo más humano y trascedete a la vez.

    • Santiago

      Gracias a ti Antonio D por tus palabras y por tu dedicación a la libertad de expresión, el derecho más fundamental del ser humano.

      Es por eso, que a través de los años, me he sentido confortable al poder expresar aquí mi fe en el Resucitado. Y ademàs poder dialogar sobre El con los que, como yo, “buscan” para “encontrar”.

      Y también, sin duda, he podido reflexionar con más profundidad en el sentido de lo que creo y por qué creo, que son preguntas existenciales básicas y entonces reafirmar mi confianza en la Persona de Cristo, “la piedra angular” rechazada por muchos, pero aceptada por los que le seguimos, centro del ser cristiano y aquí en ATRIO, en un intercambio, como dices Antonio D, a la vez, humano y trascendente.

      Sigo considerándome, en parte, un producto del Concilio Vaticano II en su sentido original, no en su aplicación posterior, sino tal y como fue el deseo y la voluntad de los Padres Conciliares, en su contenido constitutivo, y de Juan XXIII y Pablo VI.

      Un saludo cordial

      Santiago Hernández

       

       

  • M. Luisa

    Creo que se puede sacar aún mucho provecho de este artículo de Gonzalo. Ahora, al leer el comentario que le hace Antonio Ll. Me ha remitido de nuevo a su lectura y esta vez fijando mi atención en el último párrafo donde Gonzalo distingue entre experiencia y experimentación. Y esto es crucial  porque si lo primero es probar, degustar, lo segundo  remite intencionalmente  a una demostración efectiva.  ¡Racionalismo puro!  La probación se hace física en la “praxis”  y en su ir probando  cobra actualización  la propia “doxia”, todo lo contrario de petrificarla…

  • Antonio Llaguno

    No puedo estar más de acuerdo con lo escrito por Gonzalo. Me encantó su artículo Tanto que casi me deja sin palabras, pero no sería yo si no dijera algo.

    No será mucho.

    Hace muchos años conocí a Julio Yagüe, párroco en el Pan Bendito, que vino a mi parroquia pijita, a hablarnos de sus pobres, sus toxicómanos (Recordemos el horror de la heroínas en los 80s), de sus prostitutas maltratadas por chulos y esposos y de como dedicaba su día cotidiano a ellos… y un ratito a decir misa.

    Él fue uno de quienes con su praxia me mostraron la verdadera doxia.

    No concibo un Dios que no fuere lo suficientemente inteligente como para saber y poder acogernos a todos sin exclusión.

    La justificación dogmática, filosófica y jurídica de tal misericordia se la dejo a Él, que es mucho más listo que yo. Ya me la contará.

    Si quiere

  • Juan A. Vinagre

    Aporto una reflexión -siempre revisable- a propósito del artículo de Gonzalo. Con este comentario a veces reincido en conceptos expuestos en otras ocasiones, pero los reitero porque los temas, de una u otra manera, también reinciden, y porque además encaja bien en el tema propuesto.

    1. A mi juicio, para entender bien la revelación hay que partir del proceso de desarrollo evolutivo del hombre, que aprende y comprende siguiendo progresivas etapas de desarrollo madurativo, psíquico y social. (Las sociedades también tienen etapas de maduración progresiva, e incluso de involución…)  Ese desarrollo evolutivo en progresión lleva consigo un paradigma dinámico, también en progresión, como es lógico. Paradigma que rompe con el paradigma tradicional estático (tanto el religioso viejo-testamentario como el histórico antiguo y medieval.) Tal paradigma estático modeló las mentes, que concebían e interpretaban la realidad -humana y divina- con modelos de pensamiento fijos e inmutables, irrevisables.  (Permitan este inciso: concebían -y aún hoy muchos- como  “irrevisables” los conceptos humanos sobre Dios, como si éstos -los conceptos humanos- fueran inmutables, como Dios. Es decir, identificaban e identifican conceptos humanos con lo divino.)  Por eso, el nivel de desarrollo madurativo personal y social -salvo excepciones- no permitía ni admitía revisión y menos la innovación.  Su pensamiento estático era acrítico…  Y quien intentase revisar ese modelo era rechazado, a veces duramente. El análisis crítico y/o la innovación eran un desatino y un peligro…  Por eso, Sócrates y su muerte…, por poner un solo ejemplo.  Escritos de innovadores que se perdieron, ¿por qué se perdieron? ¿Solo por descuido?

    Pues bien, a Jesús de Nazaret ¿qué le ocurrió?  Es ilustrativo que cuando el reflexivo, crítico e innovador Jesús de Nazaret se decidió a anunciar el Mensaje del Reino comenzó diciendo que teníamos que cambiar el modo de pensar (metanoia),  y poco después en una entrevista privada con el culto y religioso Nicodemo le insistió en que para entender y vivir el reino de Dios -que él anunciaba- era preciso “renacer”. Es decir, cambiar la mente, el modo de pensar y de vivir. Cosa nada fácil, como nos enseña la historia. El paradigma tradicional estático se resiste al cambio con uñas y dientes… Por eso, y porque sabía que cambiar de ideas y de costumbres “es a par de muerte”, Jesús enseñó pacientemente, incluso con clases particulares a sus discípulos, que tampoco entendían ni entendieron bien, incluso después de la Resurrección. El dato de que los discípulos de Emaús dijeran: “nosotros pensábamos que…” indica lo mal que entendían el Mensaje que Jesús les había anunciado.  Este dato se constata de nuevo en Hechos, y de modo reiterado. El Mensaje de Jesús, en algunos aspectos, fue interpretado en la Comunidad de Jerusalén de forma distinta a otras comunidades…  En esta comunidad primaba más el espíritu del V. T.  El Mensaje del reino se interpretaba a la luz del V. T.  Con lo que se marginaban palabras de Jesús como “la Ley y los profetas hasta Juan. A partir de ahora se anuncia el Reino”. Es decir, un Mensaje nuevo. El Mensaje del reino no se podía anunciar remendándolo con paños viejos ni sirviéndolo en odres viejos… No se podía anunciar siguiendo el modelo-concepto    antropológico -inmaduro: Dios a imagen y semejanza del hombre- del V. T. Por eso Jesús se permitió corregirlo en más de una ocasión. Para él el A. T. era revisable. (Lo que nos da pistas para entender mejor el concepto de revelación.)  En suma, Jesús entendió “la ley y los profetas” dentro de un paradigma abierto, dinámico, evolutivo, y por ello revisable. ¿Cuando dijo: “el espíritu os irá haciendo ver-comprender”  (dentro del tiempo),  ¿qué estaba sugiriendo?  A mi juicio, que las visiones-interpretaciones cerradas y definitivas no eran el camino a seguir…

    Pero  -entrando más directamente en el tema que nos ofrece Gonzalo-, lo más importante en el Mensaje del Reino no son las ideas-conceptos teóricos, sino las conductas concretas. No es la doxia sino la praxia lo que debe definirnos como seguidores del Reino.  El hecho de que la doxia haya relegado la praxia a un segundo plano es sencillamente una grave infidelidad, que los amigos del paradigma estático teórico no reconocerán… Su mente está moldeada para pensar así, incluso con buena voluntad. Para ellos la grave infidelidad es la revisión…,  y quienes la promueven.  (Para no alargarme más, dejo aquí esta reflexión, que continuaré mañana como una segunda parte.)

    • Juan A. Vinagre

      2. Continúo con la segunda parte de esta reflexión, insistiendo en que la lucha -frecuentemente muy enconada y ciega- entre los dos paradigmas: El ESTÁTICO tradicional religioso y social (el religioso con espíritu viejo-testamentario), que se opone a cambios (pues de algún modo defiende “el fin de la historia”, porque se auto-considera un valor absoluto incuestionable),  y el DINÁMICO que aprende de la historia, y por ello relativiza e intenta revisar, renovar e incluso renacer (Jesús de N. siguió este paradigma nuevo, renovador), esa lucha enconada -digo- sigue repitiéndose aún hoy. Tanto que los partidarios del paradigma estático tradicional han reconvertido-interpretado el Mensaje del Reino, siguiendo el paradigma estático tradicional, que trata de compaginar paños y odres viejos y nuevos…  Esto se advierte tanto en algunas doctrinas teóricas excluyentes como en la espiritualidad tradicional: el Dios de esa espiritualidad era presentado con rasgos de juez riguroso más que como Padre… (No matizo más…)  Solo añadir que esa concepción de Dios -poco evangélico, mal entendido- llevó a excesos, rigideces e intolerancias con ideas y personas innovadoras, que intentaban seguir el modelo- paradigma nuevo del Maestro. Es decir, se impuso poco a poco la doxia fija e intolerante como la praxia más importante.

      Pero no olvidemos: Estas luchas y excesos son la prueba más evidente y lamentable de lo mal que muchos “seguidores” jerarcas entendieron el Mensaje del Reino… Por eso decían: “Extra ecclesiam, nula salus”. La jerarquía intermediaria administraba, de alguna manera, la misma “salvación”. Jerarquía que se olvidó de ser servidora, en contra del criterio del Maestro.

      Todo esto contrasta con la gran parábola del “VENID, BENDITOS”, en la que Jesús expone una visión más abierta de la religión y de la salvación. En ella solo pide una cosa única y común: HACER EL BIEN, empezando por los necesitados. No pide más culto que al ser humano, ni siquiera pide que lo conozcan. Hacer el bien es el criterio de acogida en el Reino de Dios Padre. Hay doctrinas y espiritualidades “cristianas” tradicionales que no encajan en el Mensaje de Jesús, por ser adaptaciones del paradigma estático tradicionalista conservador… Jesús fue más, mucho más abierto, más flexible y acogedor… Más innovador. Por eso, en él caben otras visiones, incluso otras visiones religiosas, si éstas se centran -como semejante al primer mandamiento-, en la promoción del hombre-mujer y en la transformación de las estructuras injustas de la sociedad…  Insisto en que ni siquiera considera necesario que lo conozcan, para darles la acogida en el Reino. Como él se identifica con los necesitados, quienes traten de mejorar las condiciones de vida de éstos se encontrarán a él. Este es el criterio de salvación. No la doxia, sino la praxia. No hace falta matizar más, solo decir que esta doctrina es impresionante, y -si entramos en detalles, como el amor y el perdón y quién es el buen samaritano etc.-, parece que también es insuperable. En suma, que es preciso leer más y mejor los evangelios sinópticos -los más próximos a la historia- para entender el gran Mensaje de Jesús de N. y la necesidad de cambios de mentes y corazones=renacer. Y renacer-renovarse -por dentro y por fuera- es  esencial en el Mensaje del Reino, de un Reino que trasciende. El Reino del Dios de Jesús no es solo inmanente.  La mejor “palabra de Dios” es esa exhortación a hacer el bien. El paradigma estático irrevisable impide renacer.

      Ante este programa personal y social -tan innovador y revolucionario- de Jesús,  ante su conducta coherente, y ante los gestos de la Cena etc., ¿qué decir de su figura y de su persona?  Que, pese a los intentos de muchos por reducirlo a un mero profeta que corroboraba el V. T.,  Jesús aparece como una persona muy singular, tan singular que Dios Padre lo presenta como su Enviado especial para anunciar el Reino de Dios. Reino que comienza aquí, pero que conlleva un sentido trascendente. Dios Padre se identifica tanto con Jesús que es su preferido. Ese Mensaje de amor y de esperanza nos invita a compartir  y  a trascender… El amor eleva y trasciende.  Este Mensaje nuevo y la persona tan singular de Jesús de Nazaret no pasan. Si leemos despacio los evangelios se percibe -o se puede percibir- pese a las interpretaciones humanas que se advierten, a un personaje muy muy singular.  A pesar de que el paradigma estático conservador lo ha deformado, presentándolo como tradicionalista, en este Jesús de Nazaret yo creo. Merecerán -y merecen- revisiones los concilios y doctrinas humanas, pero no -a mi juicio- la esencia del Mensaje del Reino del Dios de Jesús de Nazaret, en el que creo.

       

  • M. Luisa

     

    Lo que hace Gonzalo con este artículo, a mi modo de ver, no es traer aquí para satisfacción de algunos la constatación  de aperturismo que caracteriza Atrio,  sino, más bien, creo que con su pregunta cuestiona lo que ha significado en la historia del cristianismo haber  intelectualizado la revelación.

     

    La fe por ser un acto de razón no puede, sino estar siempre  corrigiéndose  así misma, si no  a lo que nos lleva  es al inmovilismo de las respuestas dadas por la propia religión y que ha sido a lo que ha llevado a ese  enfrentamiento  con las otras.

     

    Naturalmente que lo importante de la religión no se le ha de dar a filosofía alguna,  por esto ahora lo que se requiere, lo que está en el centro de estas reflexiones es justo precisamente  desplatonizar la teología de la religión cristiana, de cuya filosofía  se valió  para explicación del Misterio.

     

    La fe en modo alguno es  ajena a la realidad, pues en ella profundiza para desde su fondo irla enriqueciendo. Es lo que en cuanto a la razón comparten  fe y ciencia.

     

  • Román Díaz Ayala

    ¿Sabéis lo que es una serendipia?  … un vocablo que siempre se me olvida y que cada vez que lo veo escrito tengo que hacer un esfuerzo por recordar. ¡Pues, es una chiripa! Algo con lo que tropiezas por casualidad, que o lo habías buscado, que te gratifica, que te llena de alegría o que te cambia la vida. Desde lo simple hasta lo más maravilloso. Y esa chiripa es Jesús. Cuando se le conoce nunca podríamos olvidarnos de él. Pablo cita a Oseas en explicación del gran misterio de Salvación de nosotros los hijos de la gentilidad (no judía):  Llamaré pueblo mío al que no es mi pueblo; y amada mía a la que no es mi amada. Y en el lugar mismo  en que se les dijo: No sois mi pueblo, serán llamados : Hijos del Dios Vivo.  Jesús culminó la historia del Israel de la carne, y sólo un pequeño resto atendió a la llamada entrando al mismo llamamiento de las naciones, los gentiles que no gozábamos de ningún derecho, para entrar a sentarnos  y participar del banquete universal. Job lo había prefigurado: Yo sé que mi redentor vive. Descubrió que no se salvaría (resucitar) por las buenas obras de su vida, sino por la pura misericordia de Yahvé, en un mundo y en un ambiente done se exigía el cumplimiento de una vida recta conforme a la Ley para gozar como premio una vida terrena larga, feliz, bendecida en bienes materiales y el conocimiento de los hijos.

    Juan pone en boca de Jesús en conversación con Nicodemos : Porque Dios no ha enviado a su hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Algo que tenía que zonar raro para el particularismo judío. El mundo no era ese espacio de las cosas visibles, sino la humanidad toda desde el primer ser humano, Adán, a quien Dios Yahvé había puesto en el paraíso para que pusiese nombre a todas las cosas y se enseñorease de ellas. El mundo eran todos los seres humanos de todas las naciones de la tierra, a las que luego mandaría a predicar las Buenas Nuevas del Reino, enseñando y bautizando, a Juan, el discípulo testigo de aquel encuentro nocturno y los otros también.

    Cuando los tuvo reunidos faltando poco para su apresamiento le daba las últimas instrucciones antes de su vuelta de la muerte: Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que suele hacer su amor; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído de mi Padre os lo he dado a conocer.

    El amor de Dios en Jesús es tan grande que convierte en amigo a los enemigos. Esta verdad caló tan honda en el apóstol Pablo que se explicó en Romanos: Cristo murió por los impíos. Y pensemos que difícilmente  habrá alguien que muera por un justo- tal vez por un hombre de bien se atrevería uno a morir- Así que la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

    Las buenas obras no tapan las malas, el hacer justicia es un deber y no el acto de limpiamiento de nuestras culpas. Si es así entre los seres humanos, ¿ cómo será con respecto a Dios? Job aprendió, pero nosotros hemos querido borrar de nuestras categorías  mentales y éticas el concepto de pecado (Toda injusticia es una ofensa contra Dios, y porque lo es contra Dios agrava el daño infringido al hermano – Y el Rey les dirá: “Os aseguro que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños a mi me lo hicisteis” –  Alguien quizás diga que Jesús solo se refiera a un acto de solidaridad moral con el ofendido o el recompensado, pero no puede negar el hecho de que Jesús ese Juicio final exclusivo de Yahvé es asumido por el calidad de Juez. Será él, y no el Padre, quien juzgue en la Parusía.

  • ana rodrigo

    El homo sapiens se sabe que existió en África hace unos doscientos mil años, Abraham se le sitúa entre 1800 y 1500, Moisés en torno a 1300, la escritura en Egipto y Mesopotamia hace unos 5000 años aC, los primeros escritos del AT se sitúan sobre el siglo VIII, Jesús vivió hace poco más de dos mil años.  Según estos datos y según la teología cristiana, Dios tardó muchos millones de años en manifestarse, en encarnarse en Jesús como salvador y redentor, que murió por nuestros pecados.

    A partir de ahí comenzó la carrera de la teología cristiana hasta llegar a la obscenidad del día de hoy en la celebración religiosa de la coronación del rey Carlos III del Reino Unido. Lo que quiere decir que el antiguo mandamiento de “no usarás el nombre de Dios en vano”, ha pasado a la historia. ¿Qué hemos hecho a través de la teología cristiana con ese Dios omnipotente y todopoderoso?
    Dice Gonzalo;”¿Es la plenitud única, definitiva, inigualable e insuperable de la revelación de Dios? Los cristianos así lo hemos creído, y hemos considerado al cristianismo como única religión verdadera;” 
    ¿Cómo Dios tardó tanto tiempo  en manifestarse como ser humano desde los primeros homo sapiens hasta hace dos mil años? 

    “Jesús no es la manifestación de Dios completa, definitiva e insuperable; pero sí es una manifestación de validez universal, decisiva, e indispensable.” De acuerdo con Gonzalo y con Alberto: Ese Dios está diluido en miles de millones de muertos”

  • Gonzalo Haya

    Lo importante de cada religión no es su filosofía, no son sus explicaciones sobre el Misterio de Dios, sino los comportamientos que estimula. “Obras son amores que no buenas razones”; ortopraxis más que ortodoxia. Algunos pensarán (y a veces yo mismo lo pienso) que he perdido la fe, pero qué es la fe. En los evangelios sinópticos la fe consiste en la confianza en la misericordia de Dios. Jesús menciona igualmente la fe de un judío que la fe de un pagano. Posteriormente la fe se aplicó a la resurrección de Jesús como Mesías, y se fue extendiendo a otras creencias, hasta desembocar en un Credo, y en otras explicaciones teológicas del Papa o de Concilios. Si me arrepiento de algo, no es de dudar sobre ésta o aquella afirmación del Credo; me avergüenzo de no amar incondicionalmente a todos, y especialmente a los desvalidos y a los éticamente antisociales.

    • Isidoro García

      Amigo Gonzalo, yo tengo una opinión diferente a la tuya, (lo cual es normal, pues eso es el pluralismo humano, que nos caracteriza).

      Lo primero, es que eso de unir la religión con la moral, no tiene sentido. Es verdad que en su origen, las religiones se crearon por el humano, como forma de “ingeniería social”, y de lograr una homogeneización ideológica que sirviera a la cohesión dentro de la tribu.

      Pero en estos tiempos modernos, si algo está claro, es que el comportamiento moral de cada uno, no depende de la religión. Hay gente buena, fuera, y gente mala, dentro. Esa idea proviene del sectarismo propio de casi todas las religiones: nosotros somos los “santos”, y los otros, son demonios.

      Ya lo utilizó, el cristianismo para descreditar a  los “paganos”, que por principio eran desalmados, incluso los estoicos y epicúreos, que eran gente filosófica cultivada y nada salvaje.

       

      Y la segunda cuestión en que yo personalmente no estoy de acuerdo, es en tu feroz autocrítica: “me avergüenzo de no amar incondicionalmente a todos, y especialmente a los desvalidos y a los éticamente antisociales”.

      Lo primero, porque no creo que la cosa llegue a tanto, pero sobre todo porque las actitudes heroicas, no son exigibles, solo como mucho, recomendables.

      Y esto último es muy debatible, porque el héroe, si no quiere caer en el narcisismo del “héroe”, no puede pedir que los demás tenga el carisma que se supone que tiene él.

      Ahora que tanto está de moda hablar de narcisismo, ¿qué mayor narcisismo existe, que el pretender que todo el mundo viva como nos gusta a nosotros, y crea lo que creemos nosotros, y encima querer razonarlo y justificarlo? Por eso decía Ciorán, que “la psicología es la tumba de los héroes”.

      Dice José Arregui: “La bondad tampoco aspira a ser perfecta. Es inconformista, pero no radical. La radicalidad es apego al yo superficial. 

             La persona buena no necesita ser un héroe, ni poseer un carácter optimista y bondadoso, ni luchar contra todas las injusticias, ni resolver todos los problemas, ni salvar a todas las personas”.

      Si no te perdonas a ti mismo, difícilmente vas a “perdonar” a los demás.

      (Perdón por el sermón, Gonzalo, no va para ti, sino que va para todos en general, porque todo esto lo sabemos muy bien, (y tú el que más), pero hay algo en nosotros, que nos lo hace olvidar).

      • Isidoro García

        Como complemento diré que “el héroe”, es uno de los arquetipos de Jung, arquetipos que utilizamos adoptando especialmente uno de ellos, para lograr una coherencia personal en nuestra vida. Son como papeles de teatro que adoptan los actores.

        El problema es cuando el arquetipo nos puede, y se apodera de nosotros, y somos como actores a los que les ha superado su papel, y han “enloquecido”, o dicho mejor se han “alienado”, como es un ejemplo el Don Quijote.

         

  • Santiago

    Yo no creo que Dios excluya a “cierta” humanidad, todo lo contrario” porque tanto el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, el Dios Uno y Trino quiere la salvación de todos… Dice Jesús “Venid a mi TODOS…Y Mi Cuerpo es entregado y Mi Sangre es derramada por vosotros y por la “muchedumbre”  que equivale a TODOS en el sentido semítico real..de la expresión

    Pero Dios es la Verdad en ESENCIA y es el Hijo el que vino a “dar testimonio de la Verdad” que es UNA..

    …Por tanto, la Revelación fue gradual hasta llegar a ser máxima en Jesús de Nazaret..Por eso en Cristo se encuentra la Revelación plena de la divinidad..

    Pero esta Revelación fue hecha a los seres humanos..Esta Verdad es innegable y es única…Pero NO todos podrán llegar a ella, unos por desconocimiento e inculpablemente y otros por indiferencia o frialdad, y otros por soberbia y malicia..porque de todo existe “en la viña del Señor”..Y de los Doce discípulos escogidos por Jesús, uno fue un traidor y vendió a su Maestro por 30 monedas..Pero la Verdad de Dios es inmutable..

    Los Apóstoles no fueron “inventores” ni “deformaron” la Revelación..por muy trasformados que estuvieran conviviendo con Jesucristo Resucitado por largo tiempo antes de la Ascencion .Esta exaltación los llevó de escépticos tipo Tomás a predicadores fervientes pero también fueron unánimemente veraces hasta el ofrecer sus vidas como mártires de esta Verdad porque nadie quiere morir por una mentira exagerada..

    No existen mitos y fantasías cuando los testigos viven y los testigos que fueron resucitados por Jesús vivieron buena parte del siglo I como Lázaro de Betania que aparece sirviendo a Jesús en un banquete.

    Según Quadratos algunos de los testigos entroncaron aún con el siglo II..¿Quien querría derramar su sangre por algo falso, por poner y escribir frases que Jesús, -el Mesías, el Resucitado,- no llegó a decir como Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Pero el que las escribió y las dio a conocer fue Juan, discípulo amado de Cristo, que se proclama testigo directo de la Vida, Muerte y Resurrección de Jesús…y asegura en la primera de sus Epístolas:

    Lo que era desde el principio; lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y nuestras manos tocaron acerca del Verbo de la vida…os lo anunciamos también a vosotros…para que…vosotros tengáis comunión con nosotros..y vuestro gozo sea completo” (1 Juan 1:1-4)

    ¿Sería Juan capaz de alterar el pensamiento de Jesús de Nazaret de manera tan contundente?

    Lucas: “Puesto que muchos han emprendido el trabajo de..la narración de las cosas verificadas entre nosotros, según que nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos oculares y después ministros de la Palabra, he resuelto yo también , después de haberlas investigado todas escrupulosamente desde su origen, escribírtelas por su orden, excelentísimo Teófilo, para que reconozcas la solidez de las enseñanzas que recibiste” (Lucas 1:1-4)

    O sea, Lucas, discípulo directo de la enseñanza apostólica de Pedro y Pablo, para NO equivocarse entrevista a  TESTIGOS OCULARES de la vida de Cristo y que se convirtieron después en MINISTROS que predicaron la VERDAD y además LUCAS nos dice que investiga todo ESCRUPULOSAMENTE o sea “hasta el más mínimo detalle” y desde el comienzo de todo que fue para Lucas desde el nacimiento de Jesús hasta Su Ascención..,En un hombre de este calibre, ¿cabe la impostura para deformar o exagerar el Evangelio por el que el mismo iba a morir después defendiendo su VERACIDAD?

    No es lo mismo poner en boca de Jesús: El que no está Conmigo, está contra Mi..y el que no recoge Conmigo, desparrama…significando la centralidad de la FE en El…que decir que da igual creer en la diosa romana Artemisa..y que todas las religiones son iguales…

    Es la por eso que la praxis de la Iglesia primitiva en sus fórmulas litúrgicas reafirmó la doctrina predicada de viva voz por Cristo Jesús.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

     

     

     

    • Rodrigo Olvera

      Preguntas Santiago ¿quién querría derramar su sangre por algo falso? como si entonces el haber derramado la sangre fuera prueba de la veracidad de la creencia.

       

      4490 soldados estadounidenses derramaron su sangre en Irak por la falsedad de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, y por la falsedad de que la intervención militar en Irak no era por motivos económicos (especialmente petroleros) sino por llevar democracia.

      918 personas derramaron su sangre (es un decir, se mataron con cianuro) por creer las falsedades del Templo del Pueblo, en Jonestown.

      Y así podemos seguir sin parar. Muchísima gente ha derramado su sangre por falsedades. El que una persona muera por una creencia, no es prueba de que su creencia sea verdadera.  Sería bueno que dejaras de usar esa falacia. Lo que no significa que dejes de creer en lo que crees, sólo que no intentes “probarlo” con una falacia tan evidente.

      Porque no sólo no pruebas nada con ese argumento falaz; para quien no cree, leer una falacia tan evidente le llevará a decir “ya ven como no se puede ser cristiano y racional?” Termina siendo contraproducente. Y viene a la mente lo que dicen que escribió Pablo “por culpa de ustedes, se desprecia el nombre de Cristo entre las naciones”

       

      Abrazos y esperanzas

    • Santiago

      Gracias Rodrigo por tu observación…Es claro que mucha gente muere creyendo de buena fe que se encuentra en la verdad…Lo que no es lógico es dar su vida por algo a sabiendas que es falso…Los soldados de la guerra de Irak no daban la vida voluntariamente por algo que sabían falso, sino que estaban allí por su pertenencia al ejército y su fidelidad a su patria, pero no huibieran querido morir por algo que era una mentira…y muchos, hubieran desertado, si hubieran podido, si hubieran estado convencidos de la mentira…Lo mismo que los fanáticos del Templo del Pueblo, cegados por su líder, y creyendo que hacían lo correcto…accedieron al cianuro, pero muchos forzados, sin duda…

      Los Apóstoles no hubieran dado su vida, si hubieran sabido que Jesucristo era un impostor…Dieron su vida porque creyeron y “vieron y tocaron” a Jesucristo después de Su Resurrección, y creyeron, como Tomás, que tuvo que convencerse metiendo sus manos en las llagas de Cristo…y sólo entonces pudo creer…y llegó a predicar a Cristo hasta la India, donde murió asesinado por su predicación en Meliapor, India, el 3 de Julio del año 72. Y todos los Apóstoles siguieron el mismo camino, porque el Evangelio, la Buena Nueva, no era una invención de ellos, no una mentira, sino la realidad que ellos comprobaron al ver a Jesucristo de nuevo y glorificado…en una nueva dimensión y en otra realidad….

      Los testigos no son una prueba, por supuesto, pueden existir 20 testigos que en un juicio testifiquen con una falsedad, con una calumnia, con una mentira….Pero la unanimidad de los testigos que presenciaron un crimen es un valioso argumento a favor de la veracidad en un juicio penal…Pero en esta vida la norma prudencial de de lo “mas probable” y es hasta aquí hasta donde podemos llegar…a lo que es mas probable..que es nuestra aproximación humana a la verdad..

      Un saludo cordial, y gracias de nuevo, Rodrigo, por la reflexión

      Santiago Hernández

  • Román Díaz Ayala

    Gonzalo Haya titula este artículo entre interrogante, señal inequívoca de que va a tratar de un tema que esta plenamente abierto, yo añadiría que candentemente abierto en  estos círculos de los que Atrio forma parte donde no se exige una filiación religiosa determinada para pertenecer a él, ni siquiera que se obtente una adscripción religiosa desde la laicidad más absoluta. Incluso a personas muy asiduas a este medio les cuesta trabajo entender esto plenamente esto, esto de dialogar desde la fe, fuera de la fe, y también desde una fe  que se aleja de confesionalsmos. Un Patio de los Gentiles con un pretorio romano en sus lindes.

    El caso es que Gonzalo Haya también se permite poner en interrogantes al establecer la tesis de su argumentación:  “¿Es (Jesús) la plenitud única, definitiva, inigualable e insuperable de la revelación de Dios?”

    Acto seguido afirma que los cristianos así lo hemos creído y con ello hemos cometido el error histórico de alejarnos de otras religiones hasta llegar a enfrentarnos con ellas, aunque a decir verdad, las guerras de religión suelen ser cosas de dos.

    Todo lo anterior quiere decir que aunque es una cuestión abierta el autor toma partido por la tesis de que la revelación de Dios es universalista y abarcadora de todas las religiones. La Exaltación de Jesús se convirtió entonces en un exceso de celo de  las primeras generaciones cristianas. Podéis sacar las conclusiones que queráis aun a sabiendas de que con ello abandonáis la tradición de la predicación desde Jesús hasta nuestros días y la revelación bíblica del Antiguo y Nuevo Testamento.

    El autor hace una nueva pregunta a un tema al que dan respuesta tanto la tradición bíblica y eclesial sobre la posibilidad de que Dios se haya manifestado verdaderamentea los miles de millones de seres que vivieron antes de Cristo (Epístola a los romanos, por ejemplo, y los doce primeros capítulos del Génesis, para no ser demasiado prolijo, yendo a los profetas y a los Evangelios)

    Nos propone una nueva hermenéutica, y entonces ya estoy en la posibilidad de afirmar sin temar a equivocación o a interponer malos entendidos, de que  tales interrogantes del encabezamiento no obedecen más que a algunas escuelas teológicas e ideológicas, en sus actitudes revisionistas se apartan de la fe una vez dada a los santos.

  • ana rodrigo

    Genial artículo, Gonzalo. Gracias.

    Voy a hacer mi humilde comentario, personal, por supuesto, esperando no molestar a nadie que tenga otra visión diferente a la mía.

    Yo creo que metemos en el mismo “paquete” cuestiones muy diferentes, al mismo tiempo que muy importantes. Me refiero a las siguientes: Dios, Jesús, religión, dogmas, creencias, ortodoxia, ortopraxis, costumbres y tradiciones sagradas, instituciones sagradas, clero, ausencia de las mujeres en la construcción de todo fenómeno religioso después de Moisés, etc., como si todo fuese equivalente, igual y válido, sin tener en cuenta la prehistoria, historia, las sociedades de cada cultura y la cultura de cada sociedad (todas en función de su religión), las religiones anteriores o coetáneas al judaísmo, es decir, con carencia de una exégesis seria, derivadas todas de una impresionante incultura e ignorancia, cerrados cada cual en su cercado conceptual. Y esto, históricamente, nos ha hecho, como dice Gonzalo, excluyentes y rivales de otras religiones o creencias.

    Últimamente la arqueología y la paleontología están aportando permanentes descubrimientos de otros momentos de la humanidad anteriores al judaísmo que ayudan mucho a relativizar los dogmas de las distintas religiones.

    Yo he leído últimamente un libro impresionante, titulado “Cuando Dios era mujer” (Ed. Kairós) de Merlin Stone, autora que ha dedicado diez años y recorrer medio mundo, con 20 páginas de bibliografía para documentar todo lo que escribe sobre la historia de las religiones desde sus orígenes prehistóricos. Y su lectura me ha llevado a darme cuenta, más aún, de la ignorancia que yo tenía en cuestiones religiosas universales en el tiempo y en el espacio, y valorar la cultura y el conocimiento para tener una fe lo más razonable posible y menos simplista.

    El homo sapiens siempre se ha hecho preguntas, muchas de ellas les han llevado al progreso cultural y técnico, otras a elaborar conceptos que expliquen aquello que no se puede explicar con la razón: el porqué último de lo existente. Para ello han acudido al concepto diosas o dioses, siendo estos conceptos el germen de lo que llamamos religiones, y, con ellas también, las persecuciones, luchas y hasta las guerras contra quienes tenían otros dioses u otras creencias diferentes o la  cruel inquisición dentro de la propia religión.

    Este totum revolutum nos ha llevado a una historia de caos, como si alguien hubiese visto, hablado y escuchado a su dios respectivo, especialmente el judaísmo y, en concreto, Moisés. A partir de ahí, ya sabemos la historia: un único Dios, el único verdadero, la esperanza del Mesías, Jesús hombre-Dios, el cristianismo, la persecución y desaparición de otras religiones, doctrina-única-dogmas, sociedades cristianas uniformes, las únicas poseedoras de la única verdad verdadera y un sin fin de etcéteras, porque este artículo de Gonzalo da mucho de sí.

    Habla Gonzalo de una especie de enamoramiento de las primeras comunidades cristianas y pone algunas citas a las que yo añado la del evangelio de Juan, en concreto la del evangelio de este domingo, Jn.14,1-12, en el que la exclusividad de Jesús excluye cualquier otra alternativa, como “quien me ve a mí está viendo al Padre” o “yo soy el camino la verdad y la vida, nadie se acerca al Padre si no es por mí”…Lo que excluye al resto de la humanidad.

    No entiendo bien porqué, otras religiones monoteístas (Islam y judaísmo), más dogmáticas que el cristianismo, siguen cada vez más fuertes, mientras el Catolicismo produce cada vez más agnóstic@s y más ate@s

    • Alberto Revuelta Lucerga

      Mi opinión, estimada Ana, a tu último párrafo es que el Dios cristiano es el que murió en la cruz, impotente y  como todas las víctimas que son, han sido y serán, o seremos, en la historia del mundo olvidado y resucitado,  el primero de entre los muertos para tirar de los demás cuando quien ha de venir haga nuevas todas las cosas. Ese Dios está diluido en miles de millones de muertos y almas en pena que esperan el día final. No me preocupan las estadísticas del Anuario pontificio ni las estimaciones de los institutos de opinión sobre el aumento de seguidores de Allah o de la vuelta de los del Olimpio griego. Sin poesía no hay fe. Ni siquiera hay vida humana digna de vivirse. Y la poesía de Pedro contándoles a los jerosolimitanos lo que había ocurrido unas semanas antes, es lo que falta hoy a los cristianos y las autoridades eclesiásticas. Muy interesante tu comentario.

      • ana rodrigo

        Gracias, Alberto, por haberme leído, y, gracias por tu comentario, en concreto esto que dices: Ese Dios está diluido en miles de millones de muertos y almas en pena que esperan el día final”, aunque esto último “que esperan su final”, no sé a qué te refieres. 

        Acabo de leer en RD la beatificación de Conchita, una granadina que murió a los 22 años y que, rezando el rosario, comulgando todos los días, con su devoción a la Virgen y el ofrecimiento a Dios de sus sufrimientos, ha llegado a la beatificación. Quizá cuando hablas de esperar su final, te refieras a esto.

        Gracias, yo siempre leo tus interesantes escritos.

        • Alberto Revuelta Lucerga

          Me refería, Ana, a cuando Dios lo sea todo en todas las gentes que esperaron, esperamos, esperaran, un cielo nuevo y una tierra nueva.

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