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Parametrar los nacionalismos

Durante mucho tiempo el nacionalismo había sido un tema trasnochado, olvidado por la filosofía política, como una reliquia del XIX. Gracias al sentimiento nacionalista se formaron estados como el italiano y el griego. Pero ya en el XX las grandes guerras son ideológicas, no de independencia, salvo las guerras en las antiguas colonias en Asia y África. Hasta que recientemente el nacionalismo ha resurgido mostrándonos su faz más detestable. Citaré las increíbles matanzas de Rwanda, el sangriento desgarramiento de la entidad Yugoeslava y de las antiguas Repúblicas soviéticas. El despertar nacional y las luchas por la independencia han sido para algunos heroicas y para la gran mayoría cruelmente inhumanas. Sin olvidar las expulsiones violentas y las llamadas limpiezas étnicas que han llevado a matanzas de masas, como en el Dafour sudanés.

Comenzaremos nuestra reflexión con dos preguntas muy simples

  1.  ¿En qué medida se justifica filosófica y moralmente la actitud nacionalista?
  2.  Y si la respuesta fuera positiva, al menos en algunos casos, ¿qué acciones estarían justificadas para conseguir la independencia?

 

El nacionalismo clásico es un programa político que pretende la creación y/o el mantenimiento de un estado soberano por un grupo étnico-nacional. Su origen intelectual hay que buscarlo en Fichte, Herder y el romanticismo alemán.

Esto es absolutamente lo que se pensaba en el Centro y Este de Europa donde la base de la nación es étnico-cultural. Es el derecho de la sangre lo que determina la pertenencia al grupo. Cuna del racismo biológico, todos conocemos sus funestas influencias en el nazismo. Son los ocho apellidos por parte de padre y madre. (Es la famosa historia de tener los ocho apellidos vascos para ser un auténtico vasco, idea que Arzallus no tuvo inconveniente en decírmela a mí, entre otras personas).

El etnonacionalismo oculta un primer problema: dado que cada nación está forzosamente vinculada al lugar geográfico que ocupa. ¿En qué momento y dónde hay que situar los orígenes de un pueblo? Roma no puede ahora reivindicar España, Francia, la costa adriática, el norte de África, la Gran Bretaña, etc. Es toda la cuestión de judíos y palestinos. Y continuando en esta línea, es muy interesante investigar cuál es el punto cero de una nación real o pretendida, como Euskadi, Alemania, Italia, Cataluña, Euskadi, Andalucía… y el de España.

Y naturalmente hay que estar atento al modo como ha surgido esa conciencia nacional. Cabe preguntarse: ¿Es espontánea en el pueblo, es auténtica o es imaginaria y tal vez promovida y manipulada por alguna elite política que explota cínicamente este filón para medrar?

  • Justificación primera: la supervivencia física. Todo grupo humano de talla suficiente tiene en principio el derecho inalienable de gobernarse así mismo, si los miembros de ese grupo lo desean. (¿A qué nivel de mayoría, 51%, 75 %?. Aquí empiezan los problemas).

No parece haber duda en que las aspiraciones nacionalistas son a priori perfectamente aceptables desde el punto de vista filosófico.

Más aún, la carencia de estado ha acarreado muy graves consecuencias a ciertos grupos étnicos. Tal es el caso de algunos grupos humanos a la deriva de la historia por faltarles un estado. Ejemplos: los judíos, los armenios y actualmente. los kurdos y palestinos.

Porque en principio a cada nación se le asigna un territorio.

  • Justificación segunda: la supervivencia y el florecimiento de una especie cultural. Ejemplos de estos valores, son la existencia de un lenguaje común, la intensidad y calidad de los lazos sociales entre personas semejantes, las tradiciones… en suma la identidad del grupo humano. La gente tiene necesidad de un vehículo de expresión. No se expresa de la misma manera un francés que un ruso, un ecuatoriano y un español. No es cuestión de lengua solamente. Se trata de patronos culturales de comunicación y de estructuración personal del propio pensamiento. Se trata de un estilo, del utillaje de conceptos para pensar primero, y consecuentemente para comunicar. El que conoce la historia de las ideas, sabe que la lengua y la cultura pre-condicionan al niño, lo configuran y lo programan para que piense como un alemán con sus rasgos peculiares, tan diferentes de los del español o de su vecino más inmediato, el francés.

Por eso es un valor seguro para la humanidad la preservación de las especies culturales, que enriquecen nuestro pensamiento, de la misma manera que nos esforzamos en preservar en la medida de lo posible las especies animales.

  • Crítica del etnonacionalismo 

¿Tan altos son los valores asociados a la existencia de una comunidad nacional para que haya que protegerlos necesariamente con un Estado? 

Sin embargo, no se puede admitir sin más cualquier reivindicación nacionalista.

Hay algunos nacionalismos que ya desde el punto de vista teórico colisionan con valores fundamentales del individuo.

En muchas sociedades modernas diferentes etnias conviven armoniosamente. Más aún valoran altamente este género de vida nuevo que es la cohabitación cultural.

Las confrontaciones surgen cuando por ejemplo hay competición por recursos raros como el empleo.

Gellner, un conocido filósofo político ha escrito “que hay demasiado poco territorio para que cualquier grupo étnico posible candidato a la independencia territorial, tenga asignado su propio estado. Tiene que ser económica y políticamente sostenible, y hay un problema de escala. (Así se deshizo la Grecia de Alejandro y después la Italia medieval). No hay que fragmentar las unidades históricamente constituidas y estables, limitando los potenciales de prosperidad y hasta de autonomía. Recuerden el ridículo cantonalismo del XIX en España.

Es grave la tensión envidiosa entre grupos, cuando uno de ellos quiere para sí mismo el monopolio, y no el acceso igual a la prosperidad económica. Quieren privilegios y prioridades ligados al origen, a la lengua. Las asimetrías de actitudes.

Han sido tantos los desastres provocados por las derivas del nacionalismo, que proteger esta idea en lo que puede tener y tiene de sano, resulta una tarea delicada.

¿Pero para defender esos valores se puede llegar a morir y peor aún matar a otro?

 

Cosmopolitismo Viejo desde los estoicos griegos,

Se refiere a una posición del individuo sin referirse para nada a la organización de la sociedad.

Representa ya una posición filosóficamente contraria a los nacionalismos de siglos posteriores en cuanto afirma:

El hombre es antes que nada ciudadano del mundo y sus obligaciones primeras son hacia el género humano entero antes que hacia cualquier otro tipo de agrupación humana.

El llamado nacionalismo cívico

Contra el nacionalismo étnico está el nacionalismo cívico. Para E. Renan y Max Weber, es una nación cualquier grupo de personas que aspira voluntariamente a formar una organización política estatal. De esta manera la nación se construye y consolida por el plebiscito diario de los ciudadanos.

 Corrientes modernas del pensamiento. Caído en desprestigio con el hundimiento del nazismo, aunque todos podemos constatar que todavía sigue dando coletazos. Si embargo los pensadores nacionalistas modernos como McIntyre, Seymour o Taylor, promueven el llamado nacionalismo liberal moderado que se contenta con alguna forma de autonomía política.

El neocosmopolitismo liberal contemporáneo recupera de los estoicos griegos el principio del hombre ciudadano del mundo. Va más allá de la esfera individual añadiendo que las estructuras políticas y organizacionales tienen que proteger esta obligación moral universal por encima del estado-nación.

Dice el autor americano Cohen que la solución ideal es una sabia dosis de cosmopolitismo. Y de ¡parroquianismo! para defender valores más específicos de nuestra comunidad humana.

Reflexión a nivel individual… Dijo un cristiano: Estamos de paso por esta vida, en una sala de espera hasta que se nos llame para siempre, ¿y todavía nos vamos a pelear por nuestro ridículo rinconcillo en el que vamos a pasar sólo un rato?

 

 

8 comentarios

  • Blas Lara

    SR. TOYANO
    Nacionalismo, sí. Pero perimetrando el fuego. Relea por favor lo que decía mi artículo precedente, que corresponde a una conferencia que dí en ¡2009! en Barcelona esencialmente a Convergencia con un aforo de unas 300 personas y seguida de debate que duró cerca de 5 horas.

    COPIO DE NUEVO una parte
    Crítica del etnonacionalismo 

    ¿Tan altos son los valores asociados a la existencia de una comunidad nacional para que haya que protegerlos necesariamente con un Estado? 
    Sin embargo, no se puede admitir sin más cualquier reivindicación nacionalista.
    Hay algunos nacionalismos que ya desde el punto de vista teórico colisionan con valores fundamentales del individuo.
    En muchas sociedades modernas diferentes etnias conviven armoniosamente. Más aún valoran altamente este género de vida nuevo que es la cohabitación cultural.
    Las confrontaciones surgen cuando por ejemplo hay competición por recursos raros como el empleo.
    Gellner, un conocido filósofo político ha escrito “que hay demasiado poco territorio para que cualquier grupo étnico posible candidato a la independencia territorial, tenga asignado su propio estado. Tiene que ser económica y políticamente sostenible, y hay un problema de escala. (Así se deshizo la Grecia de Alejandro y después la Italia medieval). No hay que fragmentar las unidades históricamente constituidas y estables, limitando los potenciales de prosperidad y hasta de autonomía. Recuerden el ridículo cantonalismo del XIX en España.
    Es grave la tensión envidiosa entre grupos, cuando uno de ellos quiere para sí mismo el monopolio, y no el acceso igual a la prosperidad económica. Quieren privilegios y prioridades ligados al origen, a la lengua. Las asimetrías de actitudes.
    Han sido tantos los desastres provocados por las derivas del nacionalismo, que proteger esta idea en lo que puede tener y tiene de sano, resulta una tarea delicada.
     

  • Se defina como se defina. El nacionalismo es un hecho en el ancho mundo. Legitimo. Corresponde a nuestro actual grado de evolución civilizatoria. ¿Que mejor que no hubiese fronteras?. Por supuesto. Y de paso podríamos eliminar los ejércitos de “defensa”, que multitud de veces en la historia han sido de ataque. Todo llegará…, no perdamos la esperanza.

     “Hasta que recientemente el nacionalismo ha resurgido mostrándonos su faz más detestable. Citaré las increíbles matanzas de Rwanda, el sangriento desgarramiento de la entidad Yugoeslava y de las antiguas Repúblicas soviéticas. El despertar nacional y las luchas por la independencia han sido para algunos heroicas y para la gran mayoría cruelmente inhumanas. Sin olvidar las expulsiones violentas y las llamadas limpiezas étnicas que han llevado a matanzas de masas, como en el Dafour sudanés.”

    Un cuchillo puede servir para muchas cosas unas buenas y otras malas.

    El concepto Nación. Se puede interpretar bien y mal, es algo así como el cuchillo. ¿Es malo el nacionalismo?. No, puede ser mala la interpretación de que es Nación.

    Seriamos exactamente igual que los animales. Si solo pensásemos en comer y en “reproducirnos”.
    Las culturas diferenciadas se han dado en el mundo. Porque antes no se podía viajar como ahora.
    Así los pueblo han alcanzado, cada uno por separado, un grado determinado de civilización, opuesta al salvajismo. Esa es la cultura colectiva de un pueblo determinado.

    ¿Cuantos han muerto por la patria?. ¿La patria?. No. Han muerto por defender el derecho a ser culturalmente, como son. Sin imposiciones.

    Cuando un pueblo se ve sometido. Sabemos que ademas, de la represión cultural, esta va acompañada siempre, del expolio económico.

    No es cierto. Que solo nos mueva el interés económico. Por motivos culturales, el humano es capaz de matar o morir.

    El comunismo y el anarquismo. Eran movimientos mesianicos, donde muchos muchos honestos militantes, se dejaron literalmente la piel, pensando en el interés de todos. Personalmente hacían un mal negocio. Era una pasión cultural, la suya.

    Los nacionalistas catalanes que hoy por hoy. Se enfrentan a multas y hasta cárcel. ¿Por que lo hacen?.

    Lo hacen porque ademas de pensar en comer y en “reproducirse”. Tienen cultura y sentimientos, que los piensa en catalán. Y quieren sacudirse de una vez por todas, el yugo de un Estado, que los ningunea y los expolia.

    Lastimosamente, han dado con los peores interlocutores, en Madrid.

    Mi reconocimiento a todos cuantos hoy plantan cara a un Estado. Insensiblemente pétreo, a reconocer lo que es un hecho legitimo, la existencia de una Nación diferenciada, en el contorno de la piel de toro.

    En lugar que desde el respeto. Buscarle acomodo en España. La ningunean, etc…..

    Españoles. Cataluña es mucha Cataluña. No os confundáis.

    Mientras el tema catalán no se resuelva satisfactoriamente. En España, no podremos sumar fuerzas. Seguiremos postrados y meados por las Naciones del mundo.   

     

     

  • Carmen

    Pues que se vengan a mi comunidad Autónoma, si es que se puede llamar así . Aquí, aunque nos quieran poquico en el resto de, no sé si debo decir España, recibimos a todos muy bien.

    Un saludo cordial.

  • h.cadarso

    ¿Me permiten una “miaja” de humor entre negro y..?

    Por lo visto, los musulmanes que expulsamos de la península hace unos cientos de años reivindican su Al-Andalus, aquel que recluyó a los hispanogodos a los Altos de Covadonga.. Terminarán como entonces, en minireinos de taifas…Pero Bobabdil está decidido a volver, por lasbuenas o por las malas.

    Y lo de la Marca hispánica de Carlomagno podría convertirse en una prolongación de los dominios de Europa carolingia hasta la raya del Ebro. Bueno, quizá hasta el Reino de Valencia y las Baleares. Y esa Marca hispánica de Carlomagno se llamaría Cataluña.

    En sus últimos años coloniales, Cuba debió convertirse en un territorio catalán, y exportó a Cataluña sus habaneras. Y cuando la cosa ya no podía seguir, los capitales cubanos se vinieron a Barcelona y los españoles quedaron allí, en la Perla del Caribe, para recibir los pepinazos de los USA y cargar con las culpas del desastre colonial.

    Bueno, quizá se salvaría de la quema Euskalherria, y también Galicia, pero anexionada a Portugal, por aquello de que los “portos” tienen como padrinos a los de la Pérfida Albión.

    Total, que los únicos que estorban en España son los españoles…Aunque quizá se les podría recluir a los Lagos de Covadonga a compartir los Picos de Europa con osos y lobos, hacer queso de Cabrales y tirar piedras desde lo alto hasta los valles y las hondonadas. Y a guardar la Cruz de Cristo en Santo Toribio de Liébana, con una escolta de maquis jubilados que volverían de su guerra contra Hitler.

  • Antonio Toston De la Calle

    Estimada María Pilar: Dices en tu comentario sobre el 23-F algo que no has tenido suficiente información.Esa versión ha sido “muy publicitada y comprada”. “….y se pudo parar…”. No fue así. Lo pararon los mismos que lo habían preparado. Y lo digo después de haber leído la biografía de Rebeca Quintans del rey emérito Juan Carlos I, y la biografía de Adolfo Suárez de Gregorio Morán. Ese golpe, no se pudo parar realmente, porque de lo que se trataba era de echar a Adolfo Suaréz, que había perdido “el favor del rey” y no quería irse…..El único dato que puede confundir a muchos fue el “caso Tejero” que se lo había tomado en serio….Pero visto desde la perspectiva real el 23-F triunfó en toda regla: El rey quedó como el adalid de la democracia, y el miedo de los españoles ahí quedó….

  • Román Díaz Ayala

    ¡Qué espléndido trabajo éste que nos regala ATRIO en la persona de Blas Lara!

    aunque muchos de los comentarios han alcanzado algo de altura, sin embargo, en la recogida de los elementos del medio periodístico no se había superado los posicionamientos ideológico-políticos o sociológicos.

    El nacionalismo excluyente, tal que están ahora cultivando incluso formaciones políticas como IU-Podemos y sus confluencias (éstos quizás por razones de oportunismo político) ha mostrado su vertiente más independentista ( secesionista). Tal cosa ha enrarecido el panorama político oficial de los cargos públicos y de representación. ¿Será verdad eso de que el problema se podría solucionar si tuviéramos otros políticos?

     

    en fin, muchísimas gracias, y espero muchas aportaciones más del autor y los comentaristas habituales.

  • mª pilar

    Muy triste esta realidad nuestra…

    ¿Cómo podemos ser tan cortos de entendederas?

    Las derechas más recalcitrantes están volviendo hacer ruido, con la aprobación de este calamitoso pp…

    De verdad… siento vergüenza de quienes nos gobiernan… de cualquier lado, no se mojan, para no perder posibilidades:

    ¿Qué posibilidades?

    Ellos tienen sus ideas y lo sacrifican todo… mejor dicho… ¡nos sacrifican a quienes tenemos el deber de votar!

    ¿Qué país es este, que todavía está colgado de los brazos de los dictadores?

    Hemos perdido todo sentido común y conciencia de ciudadanos libres y responsables.

    ¿Otro 23 F?

    O quizá peor, entonces hablaron al menos… y se pudo parar… hoy… son incapaces de dialogar.

    Los aragoneses tenemos la fama… de cabezones… en el amplio sentido de la palabra… veo con tristeza… que no estamos solos.

    mª pilar

     

     

  • Antonio Toston De la Calle

    Me hago cargo de las palabras de SUSO DE TORO, en su artículo: “No hubo ruptura y tenemos esta España”.     ….De este lado del Ebro, no ha habido apenas gestos de diálogo o comprensión.Se irán. Y como decía Azorín , “Merecemos perder Cataluña.Esa cochina prensa madrileña está haciendo la misma labor que con Cuba. No se entera.Es la bárbara mentalidad castellana, su cerebro cojonudo (tienen testículos en vez de sesos en la mollera”). Pero Cataluña ya está perdida para los que quieren tenerla sometida y también para quienes la queremos libre.—–Y quedará el desconcierto de quienes no quisieron y ahora temen. Temen perder transferencias, temen quedar en manos de quienes ya eran nuestros amos. “Va  ser malo para todos” oigo decir. Sí,  sin Cataluña, ¿que España va a ser esa? Pero con los catalanes en una mazmorra del Estado, ¿que España seria esa?. Empecemos a imaginar España sin Cataluña quienes vamos a tener que padecerla”

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