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Concluye la primera sesión de un sínodo con vocación de concilio

antonioMañana concluye la sesión del Sínodo Extraordinario sobre la familia, con la ceremonia de beatificación del papa Pablo VI, una víctima, a mi juicio, de sus íntimos temores de conciencia que le imbuyeron los defensores de la concepción untradogmática del catolicismo: un sistema compacto y sin fisuras, culminado en Trento y Vaticano I, que no puede permitir que se quite ni una tesela del constructo, pues se derrumbará todo. Para muchos catolicismo es doctrina papal innegociable, dogma infalible no revisable. Y punto.

Tras ser Montini uno de los grandes cardenales que lanzó el Vaticano II a la gran reforma, le convencieron después, ya papa, de que tenía que colocar una nota complementaria a la Constitución sobre la Iglesia, pues era peligroso inistir tanto en  el mensaje de corresponsabilidad que pudiera oscurecer la absoluta primacía del  papado solo. Así la curia pudo de nuevo imponerse a las conferencias y sínodos. Y también, para no contradecir a Pío XI, le hicieron (Ottaviani sobre todo) desoír a la comisión creada para estudiar el ejercicio de la paternidad responsable,  publicando la Humanae Vitae, nefasta encíclica que ahondó el rechazo del pueblo de Dios a la doctrina y a la praxis católica y sirvió de banderín d enganche para el neoconservadurismo católico dominante con Wojtyla y Ratzinger.

Ese recuerdo del papa que, seguramente contra sus más íntimas convicciones del diálogo como programa y de progreso de los pueblos como horizontes, inició el frenazo al Concilio asustado por las alarmas del lobby conservador, sirve para entender la trascendencia de lo que se ha producido en estas dos semanas de la primera sesión Sínodo de la familia.

En tan pocos días se ha creado, dentro y fuera del aula sinodal, el mismo ambiente de abierta discusión sobre temas que suponen verdaderos puntos de renovación en la doctrina y práctica de la Iglesia como pasó en la primera sesión del Concilio. El paralelismo lo han resaltado muchos vaticanólogos. Tal vez el que mejor lo ha sintetizado es uno de los más veteranos, Sandro Magister, que en este momento está alineado en la línea Wojtyla-ratzingueriana. Para él, hemos asistido al despliegue de una verdadera estrategia, bien pensada y programada, con la finalidad de provocar una ruptura en la línea de la llamada verdadera y única catolicidad. Es curioso que la relaciona con la estrategia pensada en 1963 por el político-sacerdote Dossetti que utilizó al cardenal Lercaro y a otros padres conciliares. Ahora no nombra al estratega –al coach que diría Rodrigo Olvera– pero es evidente que se refiere al mismo papa Bergoglio. Recomiendo vivamente leer este artículo publicado ayer: La verdadera historia de este sínodo. Director, ejecutantes, ayudantes. Lo que para él es una vergonzosa maquinación, para muchos de nosotros es un gran logro:

Tanto la apertura a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil – y, por lo tanto, la admisión por parte de la Iglesia de las segundas nupcias – como el impresionante cambio de paradigma en el tema de la homosexualidad introducido en la “Relatio post disceptationem”, no habrían sido posibles sin una serie de pasos hábilmente calculados por quien tenía, y tiene, el control de los procedimientos.

Es lo que opina hoy otro vaticanólogo de más fiabilidad para mí que el anterior, por haber sido durante más de cuarenta años colaborador, junto a otros diarios, de la gran revista Il Regno, paradigma de lo que debe ser una revista de pensamiento cristiano auténtico y libre. Luigi Accattoli escribía ayer en el blog de Il Regno sobre el sínodo: É bene que vi sia bataglia in aula e fuori:

Subrayo las palabras con las cuales Francisco ha saludado a los padres ayer por la tarde, al finalizar la jornada de las conclusiones de los Círculos menores para pedir que se publicaran: “Bravi avete lavorato bene. Questo era proprio il confronto che volevo. Adesso andiamo avanti”. Otra voz serena ha sido la del card. Marx che hoy e la rueda de prensa ha dicho: “Il dibattito è stato animato e questo è molto positivo”.

Y, frente a las histéricas voces que acusan a Bergoglio de impositivo de una previa posición rupturita dice:

“Si lo que quería era decidir por4 sí mismo, ¿habría Francisco convocado un Consistorio e dos Sínodos y promovido una inédita fase sinodal de un año convocando a ella a toda la ecumene católica? Solo un papa que quiere de verdad suscitar energías en respuesta a los desafíos de la familia podía convocar un tan extraordinario momento colegial y comunitario”.

Mañana o cuanto antes habrá un documento final. Los temas principales más calientes parece que van a estar presentes allí. Es posible, como pasó en el concilio, que haya cierto pacto en el lenguaje y se limen algunas expresiones de la Relatio post diceptationem. Pero vamos a tener después un año completo para que comunidades d todo el mundo, movimientos y teólogas y teólogos hablen de estos temas con libertad. Irá saliendo lo que de verdad está en juego sobre la familia cuando uno se inspira en la verdadera fe y no en meras herencias ideológicas o costumbres arraigadas. Y en octubre de 2015 podría resplandecer una verdadera conclusión sobre lo más positivo que la fe cristiana ha de decir hoy sobre la la sexualidad y la familia.

Y si el año próximo no, esperaremos más tiempo, como pasó con el Congreso de Lambeth. hasta que las posiciones más abiertas se abran camino desde la base.

Y, para concluir, no puedo menos de refirme a un revelador artículo que expresa cómo pensaba el joven profesor Joseph Ratzinger, experto del cardenal Frings, en los tiempos del vaticano II. Está el texto íntegro en español de Gianni Valente, anteayer,  en Vatican Insider: El joven Ratzinger, el matrimnio y el «regalo envenenado» del estocismo al cristianismo.

Entre las cuestiones que iba en el cuestionario recordáis que estaba lo que opinaban los fieles sobre la ley natural del matrimonio y la familia. El joven Ratzinger se alegró en 1965 cuando la Gaudium et Spes liberó la verdadera teología del matrimonio fundada en el amor y no en el estoicismo y derecho romano, al no hablar del fin primario de la procreación. Lo manifiesta en sus escritos sobre el Concilio que se han publicado ahora en francés. Lejos estaba entonces de que se iba a convertir en un profeta de los principios innegociables del catolicismo que se basan precisamente en la doctrina estoica sobre la ley natural.

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