Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

7181 Artículos. - 109444 Comentarios.

Cuestiones sobre la interpretación del ‘misterio humano de Jesús’

José Manuel Mauri

José Manuel Maurí es antiguo amigo y colaborador de ATRIO. Hoy nos envía por primera vez un texto.

Él es aparejador, no escritor. Y presenta sus reflexiones con la esperanza de que alguien sintonice con ellas y perfeccione su formulación.

La investigación histórica realizada en los últimos siglos, especialmente en la segunda mitad del siglo XX, ha recuperado a “Jesús histórico”. Hoy la gran tarea es recuperar también a “Jesús real”, que intuyeron sus amigos y discípulos, como maestro de seguimiento tanto de praxis de vida –que comprender mejor a Jesús ha permitido su seguimiento en praxis más humanas–, como de experiencia de vida interior –su apertura a Dios y experiencia de Filiación–.


Para poder realizar esta tarea en la actualidad –recuperar a “Jesús real”–, sería conveniente tomar conciencia del impedimento y la dificultad que entraña seguir manteniendo, en nuestro pensamiento, las interpretaciones cristológicas que se dieron en la antigüedad sobre Jesús.

Por el contrario este proceso requeriría atender a nuestro mundo moderno que ha adquirido una nueva conciencia y elementos importantes, de los que no se disponía en épocas anteriores, que permiten adentrarse en esta tarea:

  • Con la ayuda de las aportaciones de las investigaciones científicas
  • Con la ayuda de las ciencias humanas: antropología, psicología humanista, incluyendo la biología, genética, etcétera
  • Con la ayuda de las ciencias históricas, la exégesis…
  • Con la ayuda de nuestra experiencia interior pensada y elaborada
  • Con la ayuda de la observación de otras experiencias humanas significativas

Utilizando expresiones de Marcel Légaut para expresar el “misterio de Jesús” de forma más inteligible para el siglo XXI, podríamos decir que Jesús es un hombre como nosotros. Conocernos en nuestra interioridad más profunda nos abre a conocer mejor a Jesús no sólo en su humanidad, sino en su divinidad, que podemos formular diciendo que Jesús, en la Plenitud de humanidad, es de Dios, Misterio de Dios, Dios con nosotros.

Estas definiciones, más acordes con la perspectiva humana de Jesús, me han dado pie a plantear la siguiente comparación:

  • ¿Cómo es posible que los relatos evangélicos nos los presenten a Santiago, el hermano de Jesús, siendo de la misma familia que éste, con características humanas tan opuestas?

De Santiago sabemos que fue judaizante, se erigió como cabeza de la Iglesia de Jerusalén vinculada al templo y, lo que hoy benévolamente diríamos, fue conservador…

De Jesús conocemos su apertura, discernimiento e intuición, su ruptura con las cargas de su religión, su ruptura con las instituciones judías, principalmente el templo, y con las leyes, cuando eran inhumanas, su talante liberador etcétera.

En determinados ambientes se podría decir que este itinerario de Jesús fue porque “Jesús era Dios”. También he oído decir que Jesús se retiraba a orar –no obstante, la experiencia nos dice, que este hecho, analizando distintos personajes religiosos, no es ninguna garantía de apertura humana–, y también hoy se podría decir que en una familia todos los hermanos son diferentes.

En mi opinión para poder entender los diferentes procesos humanos realizados por Santiago y por Jesús sería conveniente aplicar y tener en cuenta las 5 ayudas, marcadas con puntos, al inicio de este artículo:

  • De Santiago, podríamos deducir, aplicando la perspectiva de las ciencias humanas modernas, que fue fiel y se dejo socializar por el ambiente familiar, por la mentalidad de la sociedad de Galilea, por su fidelidad religiosa judía –recordar que “la madre de Jesús y sus hermanos, lo fueron a buscar porque pensaban se había vuelto “loco”, al saltarse lo “religiosamente establecido y admitido”–, también por el templo, seguramente por el lógico nacionalismo contra los romanos, etcétera, como muestra su actividad en la Iglesia de Jerusalén que fue coherente con la trayectoria adquirida.
  • De Jesús, por los evangelios, conocemos, que su proceso de evolución humana fue completamente diferente, tuvo capacidad de discernimiento, fue crítico con su sociedad, no se dejó socializar por el entorno y supo recoger de su familia, sociedad y tradición de Israel lo mejor para su vida…

Podríamos preguntarnos ¿cómo fue posible, para Jesús, esta trayectoria en un ambiente de mayoría hostil? ¿Cómo lo hizo? ¿Qué cualidades, dones… poseía para vivir interiormente lo que vivió? ¿Cómo supo vivir buscando y encontrando el camino de su misión?…

Para analizar esta trayectoria de Jesús y responder a estas preguntas, sería importante, primero, analizar su procedencia:

  • Jesús proviene de la tradición bíblica profético-mesiánica. Es en esta tradición donde él tuvo la experiencia mesiánica que desarrolló al máximo y marcó toda su vida.
  • La experiencia nos dice que no sería posible que en Israel surgiera un Buda, o que en la India apareciera un Mesías.
  • De aquí la importancia de analizar la influencia de la tradición cultural en la vida de aquellos genios que han destacado en su tradición –con la ayuda de nuestra experiencia y la observación de otras experiencias significativas–.

Por ejemplo:

  • Analizando la historia de la música, no se podría comprender un Mozart o Beethoven fuera de la tradición musical europea.
  • No se podría entender en los siglos XVIII y XIX –que todavía no se había producido el trasvase cultural existente en la actualidad–, que en oriente, fuera de la tradición occidental, pudiera aparecer algún compositor que fuera capaz de componer sinfonías, ni ningún instrumentista de piano, violín o cantante de ópera.
  • Tampoco se podría entender a Mozart y Beethoven sin la previa existencia de Bach, ni a Chopin sin previamente Mozart. Verdi sin previamente la existencia de Donizetti y Bellini, posiblemente Bruckner y Mahler sin la previa existencia de Beethoven etcétera.
  • Los grandes instrumentistas de piano que ya nacen con esas cualidades ¿hubieran sido posibles antes de la existencia del piano y de la tradición instrumentista?
  • Lo dicho se podría analizar también entre filósofos, artistas, científicos…

Estos ejemplos pueden ser significativos para entender la influencia de la tradición profética y la tradición mesiánica en Jesús.

Jesús, surge dentro de la tradición de Israel. Debió conocer a los grandes profetas y diferentes experiencias mesiánicas. De ellos extrajo lo mejor de su tradición llevándola a su máximo desarrollo. Es así, como en Jesús se da un gran profeta y surgió “El Mesías”.

También sería importante analizar y comprender sus cualidades, sus capacidades, sus dones…

Jesús, para ser y realizarse como “El Mesías” tuvo que estar dotado para ello, tuvo que disponer de las cualidades, capacidades, dones… necesarios –como tuvieron y tienen los grandes genios de la historia en cada uno de sus diferentes ámbitos–, para elaborar y vivir los procesos que las ciencias humanas describen y nuestra experiencia elaborada nos enseña, para madurar y crecer humanamente lo que le facilitó su apertura interior para la vida y para la intimidad con su Abbá:

  • Jesús tuvo que ir adquiriendo la inteligencia y la capacidad intelectual necesaria para el análisis de su realidad y conocimiento de su tradición.
  • Tuvo que ser una persona intelectualmente muy abierta a todos los aspectos de la realidad, sin compartimentos estancos ni rechazos intelectuales a cuestiones molestas e incómodas –Jesús atravesaba Samaría y hablaba con los samaritanos-.
  • En Jesús se dieron los procesos de maduración, de crecimiento, de liberación, de integración de lo saludable de su tradición familiar, cultural y religiosa, y al mismo tiempo procesos de separación de las tradiciones del entorno familiar, social y religioso… que pudieran impedir su maduración.
  • También tuvo que poseer una inteligencia intuitiva, de discernimiento, de inspiración, de búsqueda, de apertura interior para madurar y crecer, de apertura a nuevos proyectos que le permitió ir descubriendo y desarrollando su misión, en la cual descubrió, al acercarse a los más desfavorecidos y rechazados por la sociedad, aquello que constituía el proyecto de Dios para los seres humanos.
  • Y también hubo de poseer, una inteligencia espiritual, una capacidad de apertura interior… para establecer una relación e intimidad especial con quién denominó su Abbá-Padre, que le condujo a su experiencia de Filiación.
  • Podríamos decir que Jesús tuvo el don y la máxima capacidad para elaborar estos procesos que le permitieron desarrollar su vida en plenitud como camino y preparación para su Vida definitiva.
  • Es por esto que Jesús se constituye en camino de seguimiento para sus discípulos, que según las aptitudes y posibilidades de cada uno, tomando conciencia, pueden emprender también este camino.

De lo dicho se desprende que si Jesús fuera “un dios encarnado bajado del cielo”, no hubiera tenido necesidad de realizar los procesos que he descrito, y que hoy conocemos gracias a las ciencias humanas y nuestra propia experiencia elaborada, ni hubiera tenido que buscar y encontrar el camino para su misión…

Tampoco podría ser modelo de seguimiento para sus discípulos, porque ¿quién podría seguir a un “Dios encarnado”? ¿qué facultades se necesitarían? El ser humano no dispone de los atributos necesarios para ser un “Dios”–dicho en lenguaje convencional–.

Misión de la teología actual

Dado lo expuesto es de suponer que la institución y la teología oficial, al no haberlo realizado ni después de Galileo, ni después de Darwin, Einsten, etcétera, al menos en este siglo XXI debido a que, por la divulgación principalmente de los conocimientos científicos, ha aparecido una nueva conciencia trasversal y nuevos paradigmas teológicos, no tendrá más remedio que justificar y dar razón a los cristianos, de las creencias que mantiene y pretende que continúen con fórmulas de la metafísica griega y de una época mítica-pagana precientífica.

Las creencias de las interpretaciones de los credos y dogmas se expresan simplemente en formulas con lenguaje filosófico griego, pero estas fórmulas se mantienen sin justificar al no confrontarlas con las ciencias del mundo moderno.

Así, por ejemplo: ¿quién nos ha comunicado la pre-existencia de Jesucristo? ¿De qué “cielo” ha bajado Dios? Después de lo expuesto, ¿Jesucristo ha bajado del “cielo”? ¿A qué “cielo” ha subido Jesús y María? ¿Cómo puede coexistir “el Dios mítico y metafísico” en el interior de un ser humano? etcétera, etcétera, –preguntas también formuladas en un lenguaje clásico–.

En cuanto a la cristología, no debiera ser posible en la actualidad mantener y elaborar una reflexión e interpretación del “misterio humano de Jesús” sin tener presente –como ya he expuesto–, las aportaciones de la ciencia moderna en todos sus campos.

Al no entender –al menos los cristianos no teólogos–, los textos evangélicos de la infancia, prólogo de Juan… como símbolos poéticos y teología –a veces fruto de una mala exégesis–, sino más bien como realidad fáctica, se podrían realizar varias preguntas:

¿Cómo ha sido posible el nacimiento de Jesús de una virgen, saltándose todas las leyes de la biología? ¿Cómo se ha podido “Dios”, el Espíritu, encarnar en un óvulo femenino y elaborar durante nueve meses un ser humano sin genes humanos, ADN? –sobre estas preguntas he oído decir, porque “Dios” todo lo puede–. ¿Por qué “Dios” ha necesitado encarnarse únicamente en el homo sapiens ¿para redimirlo de sus pecados? Para ello, ¿la única posibilidad era tener que morir torturado? etc. etc.

P. D.

He de decir que tener que escribir todas estas expresiones y preguntas me hace sentir incómodo. Pero ante absurdos teológicos, los cristianos, que no somos teólogos, y pertenecemos al mundo moderno, no tenemos más remedio que responder con preguntas también absurdas, para cuestionar todas aquellas creencias con las que ha catequizado la religión católica a nuestra generación. (José Manuel Mauri).

10 comentarios

  • oscar varela

    Hola!
     
    Leo en el Comentario del Autor:
    -“En cuanto a la inseguridad, …

    ¿Se puede “no tener inseguridades” a los setentitantos años conviviendo entre setentitantañeros?

    A mí me parece la cosa más normal, por eso no siento la necesidad de “terapeutas”, solo de “compañeras y compañeros” (y de “las mesas -del Bar que está en la Esquina- que nunca preguntan”).

    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • M.Luisa

    En este apartado vamos de sorpresa en sorpresa. Cuál ha sido la mía que, ahora al entrar, me encuentro con que  el autor de estas  excelentes  reflexiones,   José Manuel Maurí,  hace mención de la ermita de San Pere de Reixac en  la cual  era  donde iba  de pequeña a misa todos  los domingos de  verano    con mi familia, pues veraneábamos muy cerca de  allí, ¡Que sorpresa!  Conservamos todavía  un cuadro que mi padre pintó de esta pequeña ermita románica enclavada arriba de una montaña.   También recuerdo que  restauró  los viejos candelabros del altar. Me encantaría poder asistir algún día a estas reuniones  pues desde que no oro en el templo,  hace de eso ya muchos años, todo en materia religiosa me lo trabajo yo en soledad de forma autodidacta. La ayuda externa vino de los libros. Empecé  con la lectura  de la obra de Marcel Lègaut  y posteriormente con  el estudio de la filosofía de X. Zubiri, Panniker,  algo de Ken Wilber,etc., También en la actualidad,    leo artículos  de  J.S. Spong  facilitados  precisamente   por la Asociación M.Lègaut.  En fin,  por todo ese material  es fácil deducir   que comparto al completo  todas  sus reflexiones.
     
    Un abrazo

  • José Manuel Mauri

    Respuesta de José Manuel Mauri Berdaguer
     
    Me encuentro en Becerril de la Sierra (Madrid) en la convivencia anual que celebramos unos miembros de la Asociación Marcel Légaut.
    Ayer conseguí entrar en Internet y me encontré con la grata sorpresa de que Antonio había publicado el escrito que le envié, y las seis comunicaciones que no esperaba de Josu Mendialdua, Román Díaz, Antonio Viñedo, Mª Pilar, Isidoro García y de Oscar Varela, a los cuales os estoy muy agradecido por vuestra dedicación y tiempo empleado. Os he leído a todos dos veces detenidamente.
    Pertenezco a una comunidad de unas 50 personas como mínimo setentonas. Comunidad que surgió después del Concilio. En ella la gran mayoría se mantienen en la formación recibida en la segunda mitad del siglo pasado; una minoría, esta última década, hemos formado un grupo –tomando en serio la nueva conciencia trasversal que ha surgido, llamada nuevo “tiempo eje o tiempo axial”-, para adentrarnos en los nuevos paradigmas que están surgiendo siguiendo a autores como Marcel Légaut, el obispo J. S. Spong, R. Lenaers, E. Martínez Lozano, J. Arregi J. Mª Vigil… a algunos a través de sus publicaciones en la ed. Abya Yala, a Spong también por las traducciones y ediciones de artículos por la asociación M. Légaut, y a Arregi, además de sus escritos, porque algunos hemos realizado en Navarra un par de semanas de convivencia.
    En mi caso particular hace más de 30 años participo asiduamente en la ermita de Sant Pere de Reixac con el  biblista y exegeta Josep Rius Camps –poco conocido fuera de los ámbitos académicos-, y también hace unos 25 años en un grupo de terapia de psicología humanista con una muy buena profesional terapeuta. Es de aquí de donde he sacado los puntos que intuyo Jesús tuvo que desarrollar para su maduración e intimidad con su Abbá etc.  
    Este escrito ha surgido como notas para una exposición y explicación oral y diálogo para la próxima reunión este septiembre del grupo. Dado que no es muy normal que todavía la cristología utilice las ciencias humanas para su reflexión e interpretación del misterio de Jesús pensé ofrecérselo a Antonio.
    De la misma manera como en el siglo IV y V, en una época gnóstica y precientífica, la reflexión cristológica para interpretar el misterio de Jesús utilizó los medios a su alcance como los mitos paganos grecorromanos y la metafísica griega, estoy convencido que en la actualidad y en el futuro utilizará los datos que aporta la investigación científica, las ciencias humanas y la experiencia interior profunda…
    Me ha interesado mucho el libro de José Montserrat que me compraré.
    En cuanto a la inseguridad, no se si lo entiendo bien porque esta muy escueto, pero no me considero una persona insegura. No obstante prometo tocar el tema en la próxima sesión del grupo de terapia con nuestra terapeuta que me conoce bien, para trabajar el tema.
    Muy agradecido a todos
    Un abrazo José Manuel Mauri      

  • Isidoro García

    El artículo de José Manuel Maurí, y el siguiente comentario de Josu Medialdua, inciden sobre el problema eterno de las crisis de creencias.

    Recojo una teoría de las crisis a la que llamo la teoría de los “cien frenitos”. Hay dos maneras de paralizar una bicicleta. Una es la directa: meter un palo o un candado entre las ruedas, y la inutilizas.

    Pero hay otra mucho mas sutil, y que se nos va produciendo imperceptiblemente. Nosotros vamos tan ricamente pedaleando en nuestra bici nueva, y nos damos un golpecito, y empieza a rozar la rueda un poquito con el guardabarros, pero no pasa nada y seguimos adelante. Pero luego con el uso, empiezan a aumentar paulatinamente los golpecitos varios, los rozamientos por falta de engrase, o por meterse granitos de arena, etc. etc. y seguimos. Hasta que llega un día en que las fuerzas ya no son las que eran, y en una cuesta arriba pronunciada, tenemos que echar pie a tierra, porque no podemos materialmente seguir pedaleando.

    Y nos preguntamos, ¿qué pasa con la bicicleta? Y empezamos a revisarla y a hacernos preguntas. Y lo malo es que muchas veces nos hacemos preguntas que no son las adecuadas, las que necesitamos, y eso nos distrae y nos desvía más aún de lo importante de la cuestión.

    Eso lo saben muy bien los psicólogos de pareja. Muchas veces las parejas discuten por mil temas menores, que si esto, que si lo otro. Pero en el fondo lo que pasa es que no se atreven a afrontar el problema gordo de frente, porque afrontar esos temas nos genera mucha ansiedad; lo consideramos como pegarnos un tiro en el pie. Por eso lo primero que hace un psicólogo es descubrir el problema “verdadero”, porque como decía Ortega lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa. Repito lo que decía Thomas Merton: “El miedo al cambio es el miedo a la ruptura, a la desintegración de la unidad interior de uno mismo y la unidad de nuestro mundo acostumbrado”.

    Con las crisis religiosas sucede de igual forma. Dice Walter Riso:Enfrentarse con unas creencias muy arraigadas, produce altísimos niveles de estrés. En palabras del psiquiatra García de Haro: “Por ello, los cambios de creencias suelen ir precedidos de una crisis vital, porque todo se transforma, incluso la esencia de sí mismo, y la gente siente moverse bajo sus pies el mundo en el que ha creído vivir. Cuando se cambian las creencias se muere y se renace, según la expresión religiosa””.

    Señala Tomas Campo, como Gershom Scholem “planteaba la Revelación no tanto como algo que tiene un sentido en sí, sino mas bien como lo que “da sentido”.

    Y eso nos pasa a nosotros los cristianos con las enseñanzas de nuestro maestro de referencia: Jesús. Como decía en otro comentario, estamos instalados en la falacia de que conocemos perfectamente el pensamiento de Jesús. Pero no es verdad.

    El pensamiento de cualquier maestro del presente y mas aún del pasado, pasó desde la mente a expresarse mediante palabras, (lo que ya supone una pérdida de significado), que fueron escuchadas por los interlocutores, (posibles errores de audición), e interpretadas, (según su esquema mental propio), y memorizadas por ellos. Mas tarde se rememora lo memorizado, (lo que supone una reinterpretación: la memoria no es una cinta magnetofónica), y se cuenta a otra persona, (nuevo proceso de reinterpretación personal). Y si al cabo de cuarenta años de este proceso, se pone por escrito lo escuchado por el escritor ya supone una poda de significado atroz.

    Mas luego hay que añadir, los posibles errores de transcripción sucesiva en las copias, los problemas de las traducciones sucesivas, (“Traduttore, traditore” = traductor, traidor), los cambios en el significado de las palabras de un idioma a lo largo del tiempo, y la polisemia de los idiomas antiguos, (con poco número de palabras) a un idioma moderno con muchísimas palabras. Total: que el decir que uno sabe lo que pensaba Jesús o cualquier otro gran maestro antiguo es una puerilidad.

    Entonces, ¿no sirven para nada las enseñanzas de estos grandes maestros?. Aquí entra lo que pensaba Scholem: su utilidad más que su significado en sí, (que es dudoso el estado del que ha llegado hasta nosotros), estriba en que otorgue sentido a nuestra cosmovisión personal, a nuestro esquema mental. Esto exige una labor de reinterpretación personal, (con el consiguiente riesgo de error de discernimiento), para que nos ilumine convenientemente. Sería como si tenemos un potente foco encendido pero que no apunta a nuestra zona: tenemos que ir y mover el foco hasta que apunte y nos sea de gran utilidad.

    Las palabras de los maestros serían como un hierrito, que luego nosotros debemos torcer y modificar convenientemente para lograr la ganzúa que abra el cofre del tesoro de nuestra cosmovisión personal. Pero claro aquí llegamos al quid de la cuestión: ¿es nuestra cosmovisión, la adecuada?. Porque si en el cofre del tesoro guardamos un constructo anticuado e indigerible para un hombre moderno, la luz del foco, la ganzúa para abrir el cofre, no sirven para nada.

    Y aquí está el nudo gordiano. El problema es sobre todo cultural, de perfeccionar constantemente nuestro conocimiento de la realidad. Jesús (y el resto de los maestros) nos ayuda, si nos ayudamos nosotros. El trabajo lo tenemos que hacer nosotros, no podemos esperar soluciones milagrosas. Y en eso estamos.

  • Josu Mendialdua Seijó

    Amigo José Manuel: Hoy me has dado una enorme alegría; he visto reflejado en tí la misma preocupación que me afecta desde hace seis o siete años. Como tú, trato de divulgar, entre mis amigos, esta visión de Jesús de Nazaret que he captado en múltiples lecturas y la respuesta ha sido variada. Mis preguntas se asemejaban a las tuyas y seguía curioso en mi reciclaje personal sin apenas ayuda.  Lo vengo haciendo prácticamente a diario enviando a un grupo de 21 amigos  algunas opiniones personales  así como artículos que tomo de Atrio, Fe Adulta, etc.  Antes el grupo era de 50 pero lo he tenido que reducir ante la falta de atención de muchos y por mi deseo de no incordiar a nadie. Muchas veces me he preguntado si hago bien al transmitir esta visión nueva e incomprendida de Jesús, si lo mejor sería dejarlo, si estoy quebrando la fe de algunos, si escandalizo a otros, etc.  pero tu artículo, tan semejante a lo que vengo haciendo, me anima a seguir.
    Un fuerte abrazo y así como tú me has animado, yo te animo a seguir.
    Josu Mendialdua
     

  • Román Díaz Ayala

    cada vez con más frecuencia se escuchan voces laicas que reclaman su sitio en el Pueblo de Dios asomándose en foros de los que nuestro Atrio es un ejemplo y en nuestras comunidades y grupos. Ya sumamos multitud. Como si asomara  otro 15 de Mayo en el seno de la Iglesia española.
     
    los modelos no están claros, habida cuenta de que procedemos de un catolicismo sociológico o quizás del nacional-catolicismo, siempre mostrando nuestro perfil tradicional de origen, aunque el concilio nos haya salpicado.
     
    Mientras algunos colectivos buscan “clericalizarse”  sin saberlo, este fenómeno invade mentes progresistas, de lo que son un ejemplo evidente las continuas reivindicaciones al sacerdocio femenino siguiendo los mismos patrones de clase. Y algo parecido ocurre en otros ámbito, así el asalto al “Magisterio” (la sede o escaño del maestro). Mucha de la teología actual se perfile “ex-cátedra”, aunque hayamos optado por recorrer carriles autodenominados progresistas
     
    en este post se señala el caso de muchas personas creyentes que buscamos explicitar ( que es lo mismo que dar a conocer o comunicar) a un Jesús más verdadero, señalándolo aquí como el Jesús real con independencia del boceto o tal vez caricaturas construidas  en torno a un Jesús histórico según cada escuela de pensamiento.
    Trátase aquí de seguir  un camino de discernimiento en la recuperación, de lo que ha veces se creía perdido en nuestro pasado vital, de la señal indeleble del Resucitado en nuestro yo más íntimo, un hombre verdadero revestido con los atributos de la divinidad y que nos ha divinizado.
    Partimos por tener que atender a una cuestión no resuelta que nos obliga a revisar nuestro pasado, para saber dónde estamos  porque se hace necesario conocer de dónde venimos.
    En España particularmente de forma más completa que en el resto de los países católicos incluido Portugal, con una Iglesia reñida y que nos protegía contra la Modernidad y un sistema político que nos tuvo sencillamente anclados en el pasado por más de un siglo. El breve paréntesis republicano de menos de una década colapsó tras la guerra civil, enterrando nuevamente la Modernidad y con ello nuestra capacidad crítica de las teologías vanguardistas europeas. Nos ahorró que no tuvimos que superar los traumas de la Modernidad, que hicieron otros. Pero saltamos entonces de la mentalidad tradicional directamente al “post-modernismo”, de nuestro universo religioso más propio de sociedades rurales, pero ya sin la capacidad crítica para superar nosotros también los traumas.
    Y así, en los planos doctrinales y teológicos ( que no tienen que ser necesariamente lo mismo) el Racionalismo ya había tenido un largo recorrido y nos deslumbró el prestigio de su edificio. en apariencias bien construido  sobre unos supuestos que parecían incontrovertibles, con sus tesis sobre “realidades históricas” y sin que hayamos tenido la oportunidad de haber participado en los”previos” de sus planteamientos teológicos.
    Pero ya no es una cuestión de escuelas en la búsqueda de econtrarnos con nuevas autoriades que reemplacen las que nos dejaron tal vacío, sino, como se dice en el recuerdo a Marcel Légaut, la de someternos a la autoridad de Jesús vivo quien habita en nosotros.

  • Antonio Vicedo

     
    P. D. He de decir que tener que escribir todas estas expresiones y preguntas me hace sentir incómodo. Pero ante absurdos teológicos, los cristianos, que no somos teólogos, y pertenecemos al mundo moderno, no tenemos más remedio que responder con preguntas también absurdas, para cuestionar todas aquellas creencias con las que ha catequizado la religión católica a nuestra generación. (José Manuel Mauri)
     
    Comparto y agradezco esto,José Manuel, después de haber leído atentamente cuanto expones en este artículo.
     
    Me ha satisfecho especialmente tu referencia sobre el proceso personificante de Jesús, en tanto plena y totalmente humano, su encaje cultural y práctico con el profetismo bíblico, porque en su sucesión histórica sobresalen estos dos elementos vivenciales:
     
     
    Un enraizamiento total sobre la condición humana de los humanos en general, atacando las situaciones de poder predominante sobre individuos y colectividades y orientado hacia la fundamental igualdad específica de los seres humanos, como verdad básica y fuente de Justicia.
     
     
    Y una referencia confiada ,desde esa realidad humana hacia el Dios desconocido e inasequible humanamente como objetivo orientador de esperanza y agente de suprema y última amorosa responsabilidad aceptado por fe.
     
     
    Desde esta perspectiva, creo podemos valorar el testimonio y mensaje humanos de Jesús, con carácter general de BUENA NOTICIA PARA LA HUMANIDAD ENTERA; valorar lo más sencillo y claro para una necesaria reorientación universal humana de la Humanidad, como la exigencia de FRATERNIDAD UNIVERSAL y su coherente JUSTICIA Y AMOROSIDAD; con la CON -FI-ANZA en la PLENITUD DE VIDA con el ABBÁ=MAMA-PAPA.
     
    De aquí que nuestra fundamental tarea de DISCÍPUL*S de Jesús, sea vivenciar ese NUESTRO que unimos a la confiada invocación de ¡PADRE! , de lo que dependerá el que realmente lo consideremos como DIOS, termino y fundamento de nuestra fe.
     
    Porque ¿Acaso ser plenamente HUMAN*S nos impide optar también por la VIVENCIA DE FE, tanto acerca de JESÚS, como del DIOS UNO y TRINO?

  • mª pilar

    Una exposición clara, lógica, humana (como lo fue Jesús) y hoy día, muy en la “calle” o sea, que muchos seguidores del Proyecto de Jesús se lo van planteando muy en serio.

    Lo triste es, que la jerarquía de la iglesia (aunque lo sepa, lo hable en “petit comité”) no lo dicen, ni enseñan, ni cambian al menos el lenguaje poco a poco, aligerando así, la pesada carga que se ha depositado en los corazones humanos respecto a su paso por la historia.

    Jesús dijo una hermosa frase… arto de la incomprensión de los doctores de la ley… no es que no lo comprendieran, es, que si le seguían les desmontaba el “chiringuito” que ya entonces tenía alrededor del templo y todo lo que los ritos suponían de riqueza, poder, categoría ante el pueblo sumiso y obediente.

    Lc. 10, 21-22:

    ¡Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado estas cosas a los sabios  y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla!…
     

    No es que nadie oculte nada a nadie… es, que no todas las personas están dispuestas a escuchar desde su interioridad, lo que brota cuando lee, contempla, escucha su Mensaje, porque no es sencillo de vivir en un mundo como el nuestro… ni entonces.
     

    Teniendo en cuenta,  todo lo que se le añadió desde un principio, precisamente, porque pocos de los suyos fueron capaces de dejarse “convertir” en odres nuevos para el vino nuevo que Él presentaba.
     

    Bueno… ¡lo mismo que hoy le sigue sucediendo a la iglesia jerarquía en sus altas esferas!
    Reconociendo que, siempre han existido personas que como el Maestro, supieron plantarse y vivieron y viven mucho más próximos a lo que Él nos dejó.
     

    No olvidemos que cada persona, puede llegar a aceptar  y hacerlo vida, el compromiso que su Proyecto  tiene, para aquí y ahora, antes y en el futuro.
     

    Llegar a la plenitud humana que Él llegó… no nos sea posible; pero si será posible en la medida de nuestras fuerzas, hacerlo vida según las capacidades de cada cual.
     
    Muy interesante su exposición, para pensarla, y compartirla. ¡Gracias!

    mª pilar

  • Isidoro García

    Amigo José Manuel:
    Copio un artículo mío, referente al tema que planteas:

    ¿Qué sabemos a ciencia cierta sobre Jesús?

    John Shelby es un obispo episcopaliano, y participa en las investigaciones actuales sobre el Jesús histórico. Por ello pertenece al grupo de estudio denominado “Seminario de Jesús”, compuesto de 250 estudiosos y expertos de todo el mundo sobre la Biblia y el Nuevo Testamento.

    Este «Seminario de Jesús», durante 15 años,  intentó determinar palabra a palabra, cuánto del Nuevo Testamento puede ser definido como literalmente cierto, cuántos de los dichos de Jesús fueron dichos realmente por Él.

    La conclusión del estudio, fue que sólo un 16% de las palabras atribuidas a Jesús fueron realmente pronunciadas por Él, y que el 84% restante eran interpretaciones de la Iglesia.

    En una reciente entrevista en ABC, dice Shelby: “Jesús vivió entre el año 4 antes de Cristo y el año 30 de nuestra era, y el primer evangelio no fue escrito hasta el año 72, así que tenemos 42 años entre la crucifixión y la narración escrita de la historia de Jesús”.
    “Durante ese periodo de tiempo fue traducido del arameo –que es la lengua que Jesús solía usar en su conversación– y del griego, que es una lengua que ellos no hablaban”.
    “Así que no está escrito por testigos oculares, sino por la segunda generación de cristianos, que contaban la historia a la gente una y otra vez y pasó mucho tiempo antes de que lo recogieran por escrito. Es muy difícil determinar qué es lo que Jesús dijo literalmente o lo que realmente hizo. Solo son intentos de interpretar la vida de Jesús”.
    “Por ello hay que leer la Biblia sin interpretaciones literales. Se puede ser buen cristiano sin interpretar las escrituras al pie de la letra”.
    “No conozco ningún estudioso moderno que piense todavía que el evangelio de Mateo fuera escrito por Mateo, o que el evangelio de Lucas fuera escrito por Lucas, o el de Juan escrito por Juan, sino que lo fueron por comunidades que lo hicieron en lenguajes que jamás habló Jesús, y que intentan representar su conocimiento de Jesús”.

    No hay que olvidar que para cuando se escribieron los evangelios, que fueron escritos por conversos sirios, y en griego ya el peso específico del cristianismo, estaba fuera de Judea, en pleno imperio romano.

    Por ello los primeros dirigentes cristianos, judíos del Imperio romano y gentiles, con Pablo a la cabeza, predicaron que la nación judía había crucificado a Jesús, y que Poncio Pilatos, había hecho todo lo posible para salvar su vida, un punto de vista históricamente insostenible.

    Ésto se hizo para protegerse de toda sospecha de conspiración contra Roma, cuando ya además tenían el problema jurídico-político, de que su Jefe espiritual, hubiera sido un ajusticiado por insurrección política, como lo prueba la tablilla escrita en la cruz, (INRI).

    Del estudio exhaustivo de la historia de la Iglesia en los dos primeros siglos, se ha determinado que el cristianismo inicial fue un magma de creencias diferentes, que solo al final mediante una poda constante, y en muchos casos hasta violenta, fue unificándose en un tronco único, aunque el tema de las “herejías” y divergencias doctrinales ha sido un avatar constante en la historia de la Iglesia Católica.
    Y no olvidemos que “hereje” por definición es el que pierde, en la batalla eclesiástica, como un caso particular mas de la historia humana, en la que siempre ganan los buenos porque el que pierde ocupa automáticamente el puesto de “malvado”.

    En este sentido es muy ilustrativo la relación de los diversos colectivos, de diferentes seguidores de Jesús en los dos primeros siglos, descrita por José Montserrat, en su libro “La sinagoga cristiana”. Está expresada según las diferentes creencias sobre la persona de Jesús, de la siguiente manera.
    1.1. Jesús humano – meramente humano – Sin misión divina = El rabino Jesús conocido por la tradición talmúdica hebrea.
    1.2. Jesús humano – meramente humano – Con misión divina = El Jesús profeta de los “ebionitas” – seguidores de Santiago (herma-no de Jesús).
    2.1. Jesús no meramente humano – No preexistente – No elevado durante la vida mortal = El Jesús que recibe la cualificación mesiánica en la resurrección (mesías que ha de venir).
    2.2. Jesús no meramente humano – No preexistente – Elevado durante la vida mortal =  El Jesús que recibe la filiación y la misión en el bautismo en el Jordán.
    2.3. Jesús no meramente humano – No preexistente – Elevado desde el nacimiento = El Jesús de los evangelios de la infancia (en cuanto reflejan un estado mas arcaico de la cristología de los evangelistas).
    3.1. Jesús no meramente humano – Preexistente – No de naturaleza divina = El Cristo-ángel de ciertas tradiciones judeo-cristianas.
    3.2. Jesús no meramente humano – Preexistente – De naturaleza divina = El Logos del evangelio de Juan y en general de la teología trinitaria.
    4.1. Jesús no humano = El Jesús de los docetas con cuerpo sólo aparente.

    Como ves, la realidad sobre Jesús es mucho mas compleja aún de lo que tú la pintas. El hecho en sí es que no sabemos casi nada a ciencia cierta sobre su vida y sus auténticas palabras, por ello necesitamos disponer de un contexto general en el que insertar razonablemente la figura de Jesús. Y aquí entra esta frasede Raimon Pannikar, que es muy iluminadora y abre un campo de investigación muy apasionante: “La mayor parte de los supuestos problemas teológicos,  son en realidad problemas cosmológicos, de encontrar la verdadera situación del hombre en el cosmos”.

     

  • oscar varela

    Hola José Manuel!
     
    Tu P. D. no tiene desperdicio:
     
    * “todas estas expresiones y preguntas me hace sentir incómodo.
    * ante absurdos teológicos no tenemos más remedio que
    * responder con preguntas también absurdas”-
    …………………
     
    Varias cositas:
     
    1.- La “in-comodidad” es una de las formas de la “in-seguridad”
     
    2.- La “in-seguridad” es el “panem nostrum quotidianum”, que “no tenemos más remedio” que masticar cotidianamente nosotros/humanos-
     
    3.- Parecernos  “absurdo” algo es porque no le hallamos “SU-razón-de-ser”.
     
    4.- ¿Por qué no dudar de que seas tú (y todos los cristianos y también las “teologías-al uso” actuales)
    * los que no le hayan hallado a “todas estas expresiones y preguntas que te hacen sentir incómodo” * la adecuada y correspondiente “SU-razón-de-ser”:
    * porque esos penso-formulaciones existieron y todavía existen,
    * a tal punto que “incomoda” seriamente ¿no?
     
    5.- Por mi parte te digo que esa “SU-razón-de-ser” la hay,
    * aunque tú y los “teólogos-al-uso” no la hayan visto, sino solo en el modo de “necesitarla”;
    * esa “SU-razón-de-ser” tiene nombre conocido: “RAZÓN HISTÓRICA”;
    * “conocido” ¡sí!
    * ¿“comprendido y practicado” científicamente? No lo sé!
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.
    ………………………
     
    PS: Te doy uno de esos “conceptos teológicos” como ejemplo: el de “FE” (fides):
    ¿por qué acapararlo para los asuntos de la teología?

Responder a Isidoro García Cancelar comentario