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Guagliumi: Las iglesias y las religiones no son lo mismo

Debate sobre el post-teísmo. Las iglesias y las religiones no son lo mismo

Antonio Guagliumi 12/05/2021, 22:04

Tomado de: Adista Segni Nuovi n ° 19 del 22/05/2021  https://www.adista.it/articolo/65510

Me gustaría ofrecer una pequeña contribución al debate Squizzato-Arrigoni que surge del gran espacio que le dedicó Adista / documentos n ° 15 del pasado 24 de abril.

Poco que agregar a las observaciones plenamente compartidas hechas por Squizzato sobre la idea muy demorada de una resurrección “corporal” de Jesús, con todos los absurdos que se derivan de ella y que entran en conflicto con las propias declaraciones del Papa ( Evangelii gaudium , § 242) según el cual la fe y la razón, ambas creadas por Dios, no pueden contradecirse. La pretensión de Arrigoni de erigirse en juez de quién es o no cristiano sobre la base de la fe en su forma de ver la resurrección (tómala o déjala) es un tanto absurda.

Sin embargo, dado que la “querelle” acaba recordando fatalmente el ámbito más amplio de viejos y nuevos paradigmas religiosos, me parece oportuno señalar algunos aspectos que en la ya vasta literatura atribuible al tema “Más allá de las religiones” me parecen ser descuidados, o al menos no explorados adecuadamente, como la idea de un Dios visto como “la difusión divina entre nosotras” desarrollada en particular por la investigación feminista y la diferencia sustancial entre “religión” e Iglesia.

No cabe duda de que para un amplio sector de los interesados ​​en el debate “ir más allá de las religiones” significa hacer un barrido limpio, como leemos en la introducción al artículo de Squizzato, “de sus mitos y sus dogmas, con sus doctrinas y sus mecanismos. de sumisión y control “. Si bien admitimos que la necesidad de síntesis en este resumen programático no nos permitió entrar en detalles, debemos hacer distinciones importantes de inmediato. Ante todo es necesario aclarar el objeto de esta renovación: ¿se trata de “todas” las religiones o sólo, como parece en la práctica, de la religión cristiana y, dentro de ésta, más bien de la versión católica que de la protestante? No podemos hablar de un tema, aunque se pueda compartir en general, sin entrar luego en análisis específicos. Incluso en el contexto de la Iglesia Católica, antes de tirar por la borda “mitos y dogmas, doctrinas, etc.”, sería necesario evaluar histórica y críticamente, caso por caso, la génesis y las condiciones para comprender si existen razones subyacentes detrás de ellos, por las que necesitan ser salvaguardados, aunque de diferentes formas. Por ejemplo, el concepto de “trascendencia” no tiene por qué sentirse necesariamente como una forma (individual) de misticismo, sino que debe percibirse, –a partir de una intuición revolucionaria y subestimada de Jesús: “el reino de Dios entre ustedes y dentro de ustedes”– como algo que además de habitar “en nosotros” está igualmente válidamente presente “entre” nosotros y, por tanto, nos trasciende.

Esta trascendencia debe jugarse tanto a nivel de la “Iglesia”, que es la asamblea de los creyentes en Cristo, como a nivel de la sociedad civil, como salvaguarda de imposiciones “ajenas” y alienantes, y como límite a la Reclamaciones de individuos o grupos (y me vienen a la cabeza Arrigoni o la Iglesia dogmática) de imponer a todos una forma particular de ver. Por tanto, el justo anhelo de ir “más allá de las religiones” no significa en absoluto “ir más allá de las Iglesias”, entendidas como “asambleas de creyentes”, sobre todo si estas Iglesias, fieles a un concepto dinámico (y por tanto anti-dogmático) de “Espíritu” buscan con una nueva lectura de la Biblia revisar las estructuras obsoletas y de arriba hacia abajo para llegar a una estructura sinodal.

No nos engañemos: la revolución en la doctrina y en la estructura de la Iglesia actual, que todos / todas esperamos, no se nos dará desde arriba porque los que tienen el poder difícilmente permitirán ser privados de él.  Desde arriba se nos puede dar al menos un pequeño respiro, como parece hacer hoy el pontificado del Papa Bergoglio. En cambio, debemos hacer esta transformación desde abajo, sin rostro polémico, pero con la mirada creativa del Espíritu. Así que renunciemos a provocaciones como la de Ermanno Arrigoni: “la fe cristiana es esta y la tomas o la dejas”. Al contrario, como ya recomendaba el apóstol Pablo a los tesalonicenses (5, 21), hay que “examinar todo y tomar lo bueno” y no dejar la Iglesia en absoluto a los grupos tradicionales a los que pertenece Arrigoni.

Una última observación, ya presente en el artículo de Gilberto Squizzato, sobre la gradualidad que requiere transformaciones profundas para que sean duraderas: el Papa Francisco nunca hubiera logrado tener encuentros tan importantes y útiles con el mundo islámico como los que tuvo con el gran imán de Al Azhar y con el Ayatollah Al Sistani si no se hubiera presentado como un creyente como ellos en un Dios “Altísimo en los cielos”. Llegará el momento, como el Card. Martini, en uno de sus cuadernos que acaban de encontrarse (noticia en la República del 2 de febrero pasado), que la exégesis histórico-crítica afectará también al Islam y serán tiempos difíciles, pero la investigación avanza solo con paz y esto requiere paciencia.

Un exponente de la Comunidad Cristiana de Base de San Pablo Extramuros en Roma, Antonio Guagliumi es el autor del libro Buenas noticias del Jesús histórico .