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Para Entender a Venezuela: dos testimonios del otro lado

09/08/2017

Todas las cosas siempre tienen dos lados. En derecho se dice: "audiator et alter pars": que se escuche también la otra parte. Esto vale en todas las cuestiones que involucran destinos personales y de todo un pueblo. La cuestión de Venezuela es compleja y polémica. Difícilmente se podrá emitir un juicio equilibrado, tantos son los factores a considerar. Entre nosotros, en Brasil, la versión dominante, propagada por los grandes medios, bajo fuerte influencia de los USA es muy negativa y tiene sus razones. Hay violencia y represión popular que son inaceptables, desde cualquier punto de vista. Pero no es la única versión. Hay otras versiones que presentan lados positivos que importa también considerar, aunque ganan poco espacio en los medios nacionales e internacionales. En el propósito de mostrar la complejidad de la cuestión venezuela y lo que significaron las transformaciones que Hugo Chávez introdujo en aquel país, es importante escuchar los dos testimonios que publicaremos abajo. Curiosamente uno viene de una religiosa que trabaja en medio del pueblo y que por eso su testimonio gana especial credibilidad. No hemos emitido ninguna opinión. Sólo mostraremos uno de los lados, poco conocido, para que cada uno pueda hacer su juicio sobre la base de ésta y de otras informaciones. LBoff Para que cada uno pueda hacer su juicio sobre la base de ésta y de otras informaciones. LBoff Para que cada uno pueda hacer su juicio sobre la base de ésta y de otras informaciones. LBoff

                                       Para entender a Venezuela

                                                    Marcelo Zero

Antecedentes

No es posible entender la actual crisis de Venezuela y tampoco el régimen chavista sin comprenderse como era ese país antes de la "revolución bolivariana" y cuál es su significado geopolítico para Estados Unidos.

Venezuela está sentada en la mayor reserva probada de petróleo del mundo. Son 298.300 millones de barriles, o el 17,5% de todo el petróleo del mundo. Este petróleo está a sólo 4 o 5 días de la nave de las grandes refinerías de Texas. En comparación, el petróleo de Oriente Medio está entre 35 y 40 días de buque de EEUU, el mayor consumidor de petróleo del planeta.

Estas inmensas reservas comenzaron a ser explotadas en el gobierno de Juan Vicente Gómez (1908-1935).

La renta generada por la producción y exportación de hidrocarburos posibilitó la construcción de una infraestructura viaria y portuaria, así como permitió la implantación de aparato de Estado centralizado, que sustituyó a una administración fragmentada y difusa.

Sin embargo, esa consolidación del Estado Nacional venezolano se basó sólo en la exportación de petróleo al mercado norteamericano, lo que llevó a Venezuela a desarrollar "relaciones privilegiadas" con Estados Unidos. Tal vinculación económica y política marcó profundamente la política exterior de Venezuela, así como su política interna.

En la década del 50 del siglo pasado, Venezuela ya se había convertido en el segundo productor y en el primer exportador mundial de petróleo. Sin embargo, esa notable afluencia económica, obtenida en una relación de estrecha dependencia con los Estados Unidos, no se reflejaba en la disminución de sus graves desigualdades sociales, en la diversificación de su estructura productiva y en la implantación de un régimen democrático estable. Tampoco en una política exterior que combatiera su alto grado de dependencia.

En realidad, ese proceso económico y político marcado por tal profunda dependencia resultó en tres grandes consecuencias que hay que tener en cuenta en cualquier análisis serio sobre Venezuela:

-Un sistema político formalmente democrático, pero profundamente oligárquico.

Una política exterior a la integración regional y una articulación con otros países periféricos.

Una estructura social marcada por la desigualdad y la pobreza.

El sistema político oligárquico

En 1957 se celebró el Pacto de Punto Fijo, articulado por EEUU, por el cual los partidos tradicionales y conservadores aceptaron alternarse en el poder, sin permitir la entrada de nuevos partidos. El objetivo, para Estados Unidos, era garantizar cierta estabilidad política en Venezuela, ante su importancia como proveedora de petróleo.

La celebración de elecciones presidenciales periódicas sólo entre los dos partidos conservadores (Acción Democrática-AD, de orientación socialdemócrata, y el Comité de Organización Política Electoral Independiente-COPEI, de tendencia democristiana), hizo que Venezuela se presentara como un ejemplo Raro de "democracia en América del Sur".

Se trata, por supuesto, de una grosera falacia. A la verdad, el sistema político generado por el Pacto de Punto Fijo era muy semejante a la política del "café-con-leche" de la República Vieja brasileña: detrás de una fachada de democracia, se escondía un sistema fuertemente oligárquico.

Se estima que alrededor del 50% de la población habría sido excluida del ejercicio del voto desde los años 60. Como el registro electoral era facultativo y cómo las zonas de inscripción estaban situadas sólo en las zonas más prósperas del país, la población más pobre no participaba En la práctica, de cualquier decisión electoral. Además, el federalismo venezolano era profundamente autoritario. El presidente de la República nombró a todos los gobernadores y prefectos biónicos, muchos de los cuales hoy militan en la oposición venezolana. Sólo en 1989 se realizaron las primeras elecciones para alcaldes y gobernadores. No bastaría, eran comunes las prisiones de periodistas, en razón de la publicación de materias que desgrasaran el gobierno de turno.

La política exterior satelital de los intereses estratégicos de los Estados Unidos

La "estabilidad" democrática, aunque conservadora, formal y excluyente, la afluencia económica proporcionada por el petróleo y las relaciones privilegiadas con Estados Unidos, aunque eventualmente contradictorias, hicieron que Venezuela se aislara del resto de América del Sur y de los demás países en Desarrollo.

En la década de 60, ese relativo aislamiento fue exacerbado por la aplicación, en el plano de las relaciones externas venezolanas, de la llamada Doctrina Betancourt, creada en homenaje al ex presidente Rómulo Betancourt. De acuerdo con esa doctrina, Venezuela debería restringir el establecimiento o el mantenimiento de relaciones diplomáticas sólo a países que tuvieran gobiernos elegidos democráticamente conforme a normas constitucionales estables.

Creada para agradar a EEUU, pues justificaba el aislamiento diplomático de Cuba, la doctrina Betancourt, sin embargo, complicó las relaciones con varios vecinos de Venezuela aliados de Washington, incluso Brasil. Así, durante varios años, Venezuela se negó a mantener relaciones diplomáticas con Brasil, que vivía una dictadura. Por una ironía de la historia, la "cláusula democrática", que hoy el Brasil del golpe intenta imponer a Venezuela en el Mercosur, ya fue usada contra nosotros por los venezolanos conservadores.

Después de llevar un "tirón de orejas" de Washington, Venezuela flexibilizó su cláusula democrática y pasó a usarla sólo contra Cuba, contemplando los intereses de EEUU.

Este aislacionismo de Venezuela, que privilegiaba solamente sus relaciones bilaterales con los Estados Unidos, hizo hasta que ese país se adhirió tardíamente al GATT, a la Comunidad Andina ya otros organismos regionales y multilaterales, en una demostración de total falta de iniciativa propia en el escenario mundial.

Este aislanteismo dependiente de Venezuela sólo comenzó a ser parcialmente revisado al final de la década de los 80, cuando la relativa abundancia de petróleo en el mercado internacional, que hizo disminuir el precio de ese commodity, sumado a la crisis de la deuda, que vendría a alcanzar ese país al final Del decenio, produjo un modesto cambio en la estrategia de su política exterior. De hecho, la política exterior aislacionista, basado en la noción de una supuesta superioridad política democrática en la afluencia económica del petróleo y la relación especial con los Estados Unidos, el principal comprador de este producto básico , tiene que ser reemplazado progresivamente por una estrategia de inserción en el escenario externo Más realista, en la que el Caribe y América del Sur pasaron a tener lugar de destaque.

Sin embargo, incluso con ese cambio modesto y parcial, Venezuela continuó orbitando en torno a los intereses estratégicos de EEUU en la región, constituyéndose, junto a Colombia, en su aliado más fiel.

La estructura social marcada por la desigualdad y la pobreza

Antes del "cruel y dictatorial" gobierno bolivariano, Venezuela, el país con la mayor reserva de petróleo del mundo, tenía el 70% de su población por debajo de la línea de pobreza y el 40% de su pueblo en la pobreza extrema. Esto lo dice todo sobre los gobiernos anteriores.

Antes del gobierno de Chávez, en 1998, el 21% de la población estaba desnutrida. Es eso mismo. En el país que, como Celso Furtado escribió en 1974, tenía todo para convertirse en la primera nación latinoamericana realmente desarrollada, 1 de cada 5 habitantes pasaba hambre. Esa era la Venezuela de los Capriles, de los López y de la "oposición democrática".

En relación a la salud pública, hay que resaltar que la mortalidad infantil era de 25 por mil, en 1990, casi el doble de la brasileña de hoy (13,8 por mil). En cuanto a la educación, sólo el 70% de los niños concluía la enseñanza primaria y el acceso a las universidades estaba restringido a las élites ya la pequeña clase media.

Además, el Estado de Bienestar venezolano tenía alcance mínimo. En efecto, en la era pre-Chávez, sólo 387.000 ancianos venezolanos tenían jubilaciones o pensiones. La mayoría simplemente vivía a la mínima.

De ese modo, Venezuela llegaba al final del siglo XX con una contradicción gritante e insostenible: a pesar de las grandes riquezas derivadas de la exportación de petróleo, el país convivía con problemas sociales muy graves.

En 1989, en el contexto de una crisis económica, las manifestaciones populares se multiplicaron por todo el país.

Una de ellas, el "Caracazo", fue duramente reprimida por el Estado, cuyas fuerzas mataron indiscriminadamente entre 1000 y 3000 personas. En muchas ocasiones, las manifestaciones estudiantiles fueron también reprimidas, habiendo sido ordenado el cierre de la Universidad Central de Venezuela, que duró tres años, en 1968.

Durante varios meses, las favelas de Caracas fueron rodeadas por fuerzas militares y sometidas a toque de queda.

Sin embargo, eso no conmovió mucho a la "comunidad internacional", que hoy llora a las cerca de 100 víctimas de los embates en las calles de Venezuela. Al final, eran sólo pobres y excluidos siendo sometidos a una regular masacre en América Latina. En todo caso, ya estaba claro, en la época, que el modelo económico, social y político plasmado en el Pacto de Punto Fijo había alcanzado su límite.

La elección de Hugo Chávez en 1998 se inserta justamente en el colapso del Pacto de Punto Fijo: para una población desprovista de sistemas públicos inclusivos (salud, educación, vivienda, etc.), la plataforma política de Chávez surgió como propuesta Sin precedentes en la historia del país, lo que explica en gran parte su popularidad en las capas históricamente excluidas del pueblo venezolano.

Aunque el chavismo no cambió de forma significativa la estructura productiva de Venezuela, que permaneció estrechamente dependiente de las exportaciones del petróleo, Chávez implosionó las arcaicas estructuras sociales y políticas de Venezuela, así como la política exterior de alineación automática a Estados Unidos.

La desigualdad, medida por el índice de Gini, se redujo en un 54%. La pobreza cayó del 70,8% en 1996 al 21% en 2010, y la pobreza extrema cayó del 40% en 1996 al 7,3% en 2010.

El chavismo ha implementado los llamados misiones , proyectos sociales diversificadas y amplias beneficiando a cerca de 20 millones de personas, y llegó a crear un verdadero Estado de Bienestar Social en Venezuela. Hoy, 2,1 millones de ancianos reciben pensión o jubilación, es decir, el 66% de la población de la tercera edad.

En Venezuela post-chavismo, la desnutrición es de apenas el 5%, y la desnutrición infantil el 2,9%. Después del chavismo, Venezuela se convirtió en el segundo país de América Latina (el primero es Cuba) y el quinto en el mundo con mayor proporción de estudiantes universitarios.

En relación a la salud pública, hay que resaltar que la mortalidad infantil disminuyó de 25 por mil en 1990 a sólo 13 por 1000 en 2010. Actualmente, el 96% de la población ya tiene acceso al agua potable. En 1998, había 18 médicos por 10.000 habitantes, actualmente son 58. Los gobiernos anteriores al de Chávez construyeron 5.081 clínicas a lo largo de cuatro décadas, mientras que en apenas 13 años el gobierno bolivariano construyó 13.721, un aumento del 169,6% . Barrio Adentro, el programa de atención primaria a la salud que recibe la ayuda de más de 8.300 médicos cubanos, salvó cerca de 1,4 millones de vidas.

Nueve años después de las grandes inundaciones de 1999, que destruyeron cientos de miles de hogares, el gobierno de Chávez inició un ambicioso programa de viviendas populares. Se han construido y entregado 2 millones de casas. Se trata, proporcionalmente, del mayor programa de vivienda popular de América Latina.

Estos amplios e innegables avances sociales hicieron de nuestro país hermano un modelo de cumplimiento de los Objetivos del Milenio de la ONU.

En el campo de la política exterior, Chávez rompió con el paradigma anterior de país periférico y dependiente e invirtió en la integración regional y en el eje estratégico de la geoeconomía y geopolítica Sur-Sur, con destaque para las relaciones bilaterales con Brasil, lo que acabó conduciendo a la adhesión De Venezuela como miembro pleno del Mercosur, algo que nos beneficia mucho.

Venezuela chavista se ha convertido en un gran socio de Brasil, comprando vorazmente nuestros productos y recompensándonos con elevados superávits comerciales y con fuerte apoyo político a la integración de nuestro subcontinente. Chávez era, sobre todo, un gran amigo de Brasil.

Además, Chávez estableció relaciones cercanas con Rusia, China y Cuba y pasó a apoyar experiencias políticas que divergían del orden mundial dominado por los intereses de EEUU. En contraste con el aislacionismo anterior, Chávez fundó el ALBA y creó la Petrocaribe, con el objetivo de suministrar petróleo a precios atractivos para los países de esa región. Esto explica por qué la OEA, a pesar de los esfuerzos febriles de EEUU y Brasil, no logra aprobar una resolución fuerte contra el gobierno de Maduro.

Pero el principal mérito del chavismo fue haber implosionado al conservador y excluyente modelo político venezolano, basado en el Pacto de Punto Fijo. Con Chávez, así como con Lula, Morales, Rafael Correa y otros, aquellos que no tenían voz y vez pasaron a hacerse oír y hacerse ciudadanos. Pasaron a comer, a educarse, a vivir. Dejaron de ser invisibles, miserables anónimos, y pasaron a ser sujetos de la historia.

El chavismo, sin embargo, fue más allá y organizó y movilizó a las masas destituidas de Venezuela, así como pasó a dominar sectores importantes del aparato de Estado, como las Fuerzas Armadas y el poder judicial. Esto acabó privando a las oligarquías venezolanas de sus principales instrumentos de intervención política. Son estos factores que ayudan a explicar la radicalidad del actual proceso político venezolano.

La reacción

Con todos saben, la reacción de las oligarquías al chavismo no tardó. Además del conocido golpe de 2002, que casi resultó en la ejecución de Chávez, hubo también el proceso conocido como "paro petrolero", la suspensión de las actividades de PDVSA, la estatal del petróleo de Venezuela.

La suspensión de las actividades de PDVSA, controlada entonces por las oligarquías venezolanas, resultó en una contracción del PIB del 18%, entre 2002 y 2003, inflación, carestía de productos básicos, desempleo, aumento del riesgo país, etc.

En el país con la mayor reserva de petróleo del mundo, hubo incluso falta de gasolina. El gobierno brasileño, al final de 2002, envió buque tanque con gasolina para suplir parcialmente la carencia de combustibles en Venezuela.

El "paro petrolero" forzó al chavismo a intervenir en PDVSA, dominándola, así como el golpe de 2002 forzó al chavismo a controlar más fuertemente las fuerzas armadas.

Sin embargo, esas acciones antidemocráticas y destructivas, de las que participaron las actuales oposiciones venezolanas, como López, Capriles y Ledezma, son elocuentes de la falta de compromiso real de las oligarquías venezolanas con la democracia. El "paro petrolero", en particular, evidencia que tales oligarquías no tienen prurito en arruinar la economía del país, siempre que ello signifique una oportunidad para volver a controlar el poder perdido.

Desde entonces, el proceso político venezolano sigue siendo bastante radicalizado.

Sin embargo, hay que constatar que el chavismo ha mantenido sus compromisos democráticos. Desde el ascenso de Chávez y la implosión del Pacto de Punto Fijo, se realizaron nada menos que 21 elecciones, incluso la de un referéndum revocatorio. Todas ellas limpias e internacionalmente auditadas.

Además, en Venezuela hay partidos de oposición que funcionan regularmente y prensa libre, incluso después de la casación de la concesión del canal RCTV, que articuló el golpe de Estado de 2002.

La crítica de que el chavismo controla sectores del aparato de Estado, como el poder judicial, por ejemplo, no deja de ser curioso. En Venezuela, como en casi toda América Latina, los sectores estratégicos del aparato de Estado siempre han sido fuertemente controlados por la derecha. Sin embargo, tal control nunca fue cuestionado como algo antidemocrático. En su lugar, el carácter de clase de estos segmentos de Estado siempre ha sido considerado como una parte intrínseca y natural del modus operandi de los sistemas políticos del subcontinente. El control sólo se convierte en un "problema" cuando pasa a ser ejercido, aunque parcialmente, por la izquierda.

Así, no se puede hablar en quiebra del orden democrático en Venezuela, a pesar de la radicalización del proceso político y de los graves problemas institucionales que acomete el país vecino. La última vez que hubo realmente quiebra del orden democrático en Venezuela fue en el golpe militar de 2002.

Desdoblamientos recientes

La situación de Venezuela actual es muy cercana a la existente en el período 2002-2003.

Con la muerte de Chávez, en 2013, la oposición radicalizada de Venezuela, consideró que podría derrotar fácilmente al sucesor en la revolución bolivariana.

Sin embargo, la victoria de Maduro sobre Capriles, aunque por pequeño margen, frustró las expectativas de la oposición. Poco tiempo después, los sectores más radicalizados de la oposición venezolana, liderados por Leopoldo López, iniciaron el proceso denominado de la salida, que consiste en la utilización de manifestaciones violentas de calle, con la formación de barricadas, las llamadas "guarimbas", incendio De edificios públicos e incluso de actos terroristas con el fin de derrocar al gobierno electo. Se trata de una estrategia que tuvo éxito en la llamada "revolución colorida de Ucrania", directamente financiada y estimulada por EEUU.

Estas manifestaciones, muy concentradas en los barrios del este de Caracas y algunas pocas municipalidades dominadas por la clase media y las clases afluentes de Venezuela son amplificadas por un medio nacional e internacional comprometido con los intereses conservadores. En general, las informaciones sobre las manifestaciones se producen con la ayuda de las agencias de inteligencia y propaganda norteamericanas, que las repasan a las agencias internacionales de noticias, como Reuters. A partir de ahí, se diseminan hacia el mundo entero, generando una percepción falaz del proceso político venezolano.

Entre 2013 y 2016, ese proceso político radicalizado por la oposición de derecha acabó provocando la muerte de al menos 46 personas, la mayoría chavistas o de personas sin afiliación política, así como daños millonarios a equipamientos públicos. Tales "guarimbas" fueron y se financian desde el exterior. En efecto, hay una conexión clara de la derecha venezolana, particularmente de los sectores vinculados a Leopoldo López, con la extrema derecha de Colombia, principalmente con Álvaro Uribe y sus grupos de exterminio.

Esas conexiones y los reiterados actos de violencia que llevaron a la prisión de López y Antonio Ledezma en Venezuela. Los caracterizados como presos políticos que hubieran cometido "crímenes de conciencia", como hace la prensa brasileña, es desconocer la realidad de una derecha que no tiene, de hecho, ningún compromiso con la democracia y los derechos humanos y que apuesta sistemáticamente a la violencia Como arma política preferencial.

Concomitantemente, se inició un proceso económico que pretende producir carestía, desabastecimiento e inflación, tal como ocurrió, por ejemplo, en Chile de Allende o incluso en la propia Venezuela de los años 2002 y 2003.

De hecho, a este respecto es necesario que la crisis económica de Venezuela tiene dos aspectos claros: uno natural y otro artificial.

Lo natural, por así decir, se refiere al hecho obvio de que la economía venezolana, a pesar de los esfuerzos de chavismo para diversificarla, sigue siendo muy dependiente de las exportaciones del petróleo y tiene agricultura e industria débiles.

La recaudación tributaria de Venezuela es muy baja, sólo el 13,5% del PIB, muy por debajo de la brasileña, por ejemplo, que está en cerca del 35% del PIB. Así, el gasto público depende estrechamente de la renta petrolera. Con la gran caída de los precios de ese commodity a partir de 2012, la economía de Venezuela ha sufrido dificultades reales graves, particularmente problemas de cambio.

Sin embargo, hay también aspectos artificialmente inducidos en la crisis económica venezolana. Hay una guerra económica en curso.

Entre os instrumentos utilizados dessa guerra econômica estão: 1) o desabastecimento programado de bens essenciais; 2) a inflação induzida; 3) o boicote a bens de primeira necessidade; 4) o embargo comercial disfarçado; e 5) o bloqueio financeiro internacional.

O desabastecimento é produzido pela especulação cambial e pelo boicote político. O governo fornece aos importadores e comerciantes dólares cotados, pelo câmbio oficial, a apenas 10 bolívares. Entretanto, no câmbio negro, o dólar chega a ser cotado a milhares de bolívares. Na semana passada, cegou a 16 mil bolívares por dólar.

O que acontece é que muitos importadores simplesmente não importam o que deveriam. Fazem os contratos, mas importam apenas uma fração e depositam dólares no exterior. Além disso, boa parte (cerca de 35%) dos alimentos comprados são contrabandeados para o exterior, principalmente para a Colômbia, onde são vendidos com muito lucro. Outra parte é vendida no mercado interno, mas a preços excessivos, gerando carestia e inflação.

Ressalte-se que as importações de alimentos na Venezuela totalizaram US$ 7,7 bilhões em 2014, sendo que em 2004 elas foram de apenas US$ 2,1 bilhões. Ou seja, nesse período elas cresceram 259%. E, no caso de medicamentos importados, em 2014 as importações foram de US$ 2, 4 bilhões, enquanto que, em 2004, elas somaram apenas 608 milhões. Um aumento de 309%.

Portanto, a falta de alimentos, medicamentos, kits de higiene, peças sobressalentes para transporte e outros produtos, bem como as longas filas, não podem ser explicadas porque o setor privado não conseguiu receber uma quantidade suficiente de dinheiro para as importações. Esse dinheiro foi simplesmente desviado. Dessa forma, os depósitos em dólares de empresas venezuelanas no exterior cresceram 233% em apenas cinco anos.

Outro fator da guerra econômica tange à inflação induzida pela especulação. Em 2016, a economista venezuelana Pasqualina Curcio estimou, com base nas reservas e na liquidez monetária, que taxa real de câmbio deveria ser de 84 bolívares por dólar. No entanto, no câmbio negro o dólar já chegava a 1.212 bolívares por dólar.   Essa discrepância dilatada e sem base real alimenta um índice inflacionário inteiramente especulativo.

Além de tudo isso, Venezuela sofre, desde 2013, com uma espécie de bloqueio financeiro não oficial. Ele consiste em tornar cada vez mais difícil e caro para a República e, especialmente, PDVSA, o acesso ao crédito no mercado internacional e em obstaculizar as transações financeiras. Nesta área, as armas são invisíveis: tratam-se principalmente da publicação de níveis elevados de índice de risco país e do retardamento das transações financeiras costumeiras. Observe-se que, mesmo com a crise, a Venezuela vem cumprindo estritamente as suas obrigações financeiras, de modo que tais obstáculos não têm base racional e real.

No entanto, o fato concreto é que essa guerra econômica vem ajudando a radicalizar ainda mais o processo político venezuelano.

Nos últimos 4 meses, morreram mais de 100 pessoas nos conflito de ruas. Houve linchamentos de chavistas, inclusive de um que foi queimado vivo, atentados terroristas, incêndios de prédios públicos, inclusive de uma maternidade. Houve também, é claro, a morte de manifestantes da oposição pelas forças de segurança. A violência se generalizou.

Ao mesmo tempo, o impasse institucional entre o Poder Executivo e a Asamblea Nacional, dominada pela oposição congregada na MUD, agravou-se, sem quaisquer iniciativas de ambos os lados para um diálogo sério e construtivo.

Assim sendo, a Venezuela de hoje está à beira de uma guerra civil de proporções calamitosas e consequências imprevisíveis.

Ante tal impasse, o governo chavista optou pela convocação de uma Assembleia Nacional Constituinte, prontamente rejeitada pela oposição.

A oposição logo alegou que a convocação era inconstitucional e que visava perpetuar o poder de Maduro.

Bom, em primeiro lugar, tal convocação não é inconstitucional. A convocação da Assembleia Constituinte pelo presidente da república está prevista clara e explicitamente no artigo 348 da Constituição da Venezuela.

Em segundo lugar, a Assembleia Constituinte não substitui a Asamblea Nacional (o parlamento unicameral da Venezuela), como foi afirmado falsamente, a qual continuará a funcionar e a cumprir suas funções legislativas.

Em terceiro lugar, a convocação de assembleias constituintes é um mecanismo frequentemente usado em países democráticos como solução pacífica para impasses políticos e institucionais como o que acomete a Venezuela atual.

Em quarto lugar, a convocação teve apoio expressivo da população. O número de votantes para a assembleia (mais de 8 milhões) foi superior aos votos que teriam sido obtidos pelo plebiscito informal que a oposição convocou uma semana antes contra a assembleia ( cerca de 7,2 milhões de votos). Observe-se que esse plebiscito é que foi, sim, inteiramente ilegal. Não fosse o clima de violência criado pela oposição, as barricadas que impediram o acesso aos centros de votação e o boicote ostensivo das empresas de transporte, que fizeram locaute no dia da votação, a participação eleitoral poderia ter sido bem superior.

Em quinto lugar, os objetivos estratégicos da Assembleia Constituinte são bem mais amplos do que o suposto desejo de perpetuar Maduro no poder. A Assembleia visa essencialmente constitucionalizar as misiones sociais, bem como estabelecer as bases jurídicas e institucionais de uma economia pós-petroleira. A preocupação fundamental é impedir retrocessos sociais, como os que ocorrem atualmente no Brasil, e criar mecanismos econômicos que levem a Venezuela a ampliar a base produtiva de sua economia, de modo a superar definitivamente a sua dependência dos hidrocarbonetos.

Há de se enfatizar, além disso, que o texto que sairá dessa Assembleia só terá valor jurídico se for aprovado pela população em referendo.

Tal constatação minimiza a crítica da oposição de que o sistema de votação estabelecido para a Assembleia Constituinte criava um “jogo de cartas marcadas”. Na realidade, dos 545 membros da Assembleia, dois terços (364) foram eleitos em base territorial, e um terço (181) com base em setores organizados da sociedade civil, como estudantes, agricultores, sindicatos de trabalhadores, organizações empresariais, representantes das comunidades indígenas, etc. Embora se possa argumentar que tal sistema gera uma distorção na proporcionalidade do voto, é necessário se entender que tal distorção é menor do que a distorção na proporcionalidade que se verifica em muitos países democráticos que adotam o voto distrital.

No Reino Unido, por exemplo, o Partido Liberal tem sido frequentemente prejudicado, pois o percentual de cadeiras que recebe é sempre inferior ao seu percentual de votos. O partido foi sub-representado em todas as eleições para a Câmara dos Comuns no pós-1945: com uma média de 12,4% dos votos, obteve uma média de 1,9% das cadeiras. A diferença mais acentuada ocorreu em 1983, quando recebeu 25,4% dos votos e elegeu apenas 3,5% dos representantes.

Entretanto, as distorções também se dar entre os partidos principais. Por exemplo, nessas ultimas eleições britânicas, os conservadores tiveram apenas 2,4% a mais de votos entre os eleitores que o Partido Trabalhista (42,4% x 40,0%). Contudo, conseguiram eleger 55 representantes a mais que os trabalhistas (317×262). Pela proporcionalidade do voto, tal diferença deveria ter resultado em apenas 15 cadeiras a mais.

Na França moderna, nas duas eleições em que um partido obteve mais de 50% de cadeiras, ele o fez por intermédio de maiorias manufaturadas por distorções: em 1968, os gaullistas (atual RPR) receberam 38% dos votos e 60% das cadeiras; em 1981, o Partido Socialista, com 37% dos votos, ficou com 57% das cadeiras.

Assim sendo, caracterizar a convocação da Assembleia Constituinte como um “golpe” ou uma “ruptura da ordem democrática” é algo de evidente má-fé. Pode-se não concordar com tal convocação, mas não se pode denominá-la de “golpe”. Golpe foi que aconteceu no Brasil.

A alternativa à Assembleia Constituinte parece ser uma guerra civil aberta. Ao menos, a Assembleia Constituinte cria uma oportunidade para que se estabeleça um diálogo que supere o atual impasse político e institucional daquele país.

Lamentável, em todo esse processo, é a posição do governo golpista e sem voto do Brasil. Desde que assumiu ilegitimamente o poder, esse governo fez da suspensão da Venezuela do Mercosul e da derrubada do governo chavista a sua diretriz principal em política externa, atuando como braço auxiliar dos EUA no subcontinente. Ao fazê-lo, o governo golpista apequenou o Brasil e retirou qualquer possibilidade do nosso país atuar como mediador de conflitos na região, como vinha fazendo nos governos do PT.

O empenho do Brasil contra a Venezuela foi de tal ordem que a suspendeu duas vezes do Mercosul. Com efeito, antes da última decisão de utilizar a cláusula democrática do Protocolo de Ushuaia, a Venezuela já estava suspensa, na prática, do Mercosul desde dezembro do ano passado, sob a escusa, sem embasamento jurídico, de que o país não havia internalizado todas as normas do bloco, situação que se verifica em todos os Estados Partes. Assim, a decisão de utilizar a cláusula democrática representa mera peça propagandística contra o governo legitimamente eleito da Venezuela.

Além de empenhado nos retrocessos socais e políticos internos, o governo do Brasil está empenhado também em forçar retrocessos na região.

Nosso principal produto de exportação é hoje o golpe.

Este material foi distribuido pelo Centro de Estudos do Movimento dos Sem Terra- São Paulo

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                      Opinião de uma religiosa, educadora popular

Democracia participativa, protagónica y propositiva.

Las otras democracias no entienden, menos las representativas

Jacquelin Jiménez,rscj Educadora popular

Hermana del Sagrado Corazón de Jesús

Y aquí estuvo otra vez el chavismo!  Esas y esos a quienes les volvió el alma al cuerpo, que estaban desnutridos y se fortalecieron, gracias al presidente Chávez.

Se hizo presente la confianza de esas lumpen que no habían estudiado y ahora miran de frente a sus opresores históricos; apareció la fe de esos que fueron empobrecidos y hoy  creen que pueden dirigir un país porque saben el valor del trabajo; se presentó a la fiesta de la corresponsabilidad  esos obreros, campesinos, pescadores, amas de la vida y amos de casa,  que están convencidos que salvan la patria al cruzar cualquier obstáculo para participar, decidir, elegir, implicarse en los asuntos políticos de esta tierra nuestra.

El chavismo se supera a sí mismo, más allá de las cotidianidades contradictorias, más acá de la necesidad  impuesta por la industria al quitar del mercado la harina de maíz o el arroz. El pueblo, esos que los ciudadanos de las zonas ricas de Venezuela no quieren reconocer y llaman hordas chavistas, tuvo que volver a recorrer con valentía las calles de nuestros campos y parroquias para recordar sobre qué hombros se sostiene este país, aún con la amenaza de ser quemados o golpeados por los antichavistas. En franca hostilidad  el chavismo se hizo presente, votó, y legitimó la convocatoria a Constituyente que había hecho el presidente Nicolás Maduro hace tres meses.

A quienes se creen todo lo que los informativos internacionales dicen de este país, como si habitáramos en guerra, como si no estuviéramos celebrando un cierre más de año escolar, como si no fuéramos a nuestros trabajos con esperanza de mundo mejor, como si no comiéramos cada día aún con lo encarecido de los insumos por parte del capital perverso, le decimo una y otra vez:  La disputa de poder diaria que nos ocupa en este gran país con tensiones,  con nuestras convicciones e historia de vivir viviendo con el gobierno chavista, es una disputa sin igual pues la damos sin balas, con todos los sentidos y afectos colectivos que hemos creado. Damos la pelea seguros de que el poderoso dominador, clasista, blanco, rico, no  es más fuerte que quienes deseamos vivir dignamente, en equidad sin menos precio de la piel, y sin fobia de ninguna naturaleza.

Aconteció este 30 de julio – contra todo pronóstico extranjero, con amenazas del gobierno norteamericano, con gobiernos vecinos que se creen nuestros capataces para reconocernos- la fuerza de la ética comprometida con la responsabilidad comunitaria y el desafío para un gobierno que debe honrar  la fidelidad de este pueblo.

El chavismo estuvo otra vez por aquí en 8.089.320 voluntades por la paz, por la búsqueda de justicia, por el sentido de pertenencia a este país que no dejaremos, aún con el moderno bloqueo de alimentos y medicinas al que nos han sometido. Y estamos seguras que algunos se quedaron en casa o no pudieron ir a votar porque el antichavismo les puso barricadas en sus barrios, les amenazó, les intimidó, pero eso no lo dice la prensa internacional. Esos que acusan de dictador al presidente Nicolás, en sus reductos de resistencia como le dicen, no dejan salir a sus vecinos de sus casas a votar, a comprar insumos, o ir al médico. Si nuestro gobierno actúa ante manifestación con bombas lacrimógenas es represión. Si lo hacen otros gobiernos es dispersión…. Eso es un mínimo ejemplo del uso de las palabras para encubrir verdades.

También ha habido muertes en los enfrentamientos de los opositores más radicales con la guardia nacional. Enfrentamientos, no manifestaciones. Ellos disparan, lanzan bombas y explosivos caseros contra la guardia: Violencia genera violencia. Disparo genera disparo…¿ Cómo defender ese tipo de protesta?

Más allá de las cifras de las votaciones de este 30 de julio, celebramos que votamos en paz, que el chavismo de base no pagó con la misma moneda de la violencia fascista opositora en nuestros barrios, que fue el ambiente de convivencia el que nos movilizó, y que nuestras energías se renuevan y nos reagrupamos en más poder popular. Para la recelosa  visión  única del mundo occidentalizado, que nos impuso una sola manera de hacer democracia, votar por sectores organizados, votar por cada municipio de nuestras ciudades, votar  sin mediar partidos si no la iniciativa propia de haberte postulado, como yo lo hice, no es posible. No, no es posible para este  mundo. Sin embargo, nosotras y nosotros estamos pariendo otro mundo, con dolor, con alegría,  con esperanza.

Fuente : <30 Julio, la democracia participativa y protagó nica.doc >

 

 

 

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