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Consciencia: el hilo conductor del Universo

¿Podrían construirse inteligencias artificiales conscientes?

Muchos sociólogos y filósofos debaten sobre la emergencia de una nueva época en el desarrollo cultural de la humanidad: la época de la revolución digital. La que hasta ahora se ha denominado revolución científica parece empezar a ser barrida por la revolución digital. La mal llamada Inteligencia artificial parece querer desbancar con sus avances lo que se considera el procesamiento de la información.  Y muchos – con temor – empiezan a considerar si la Singularidad (el momento en el que los ordenadores superen las capacidades del cerebro) está llegando. Pero, ¿es realmente imposible que llegue a haber Inteligencias Artificiales conscientes? Esta es la pregunta que se hace José Luis San Miguel de Pablo en un ensayo recién publicado: Consciencia. El hilo conductor del universo.

(2023) CONSCIENCIA: EL HILO CONDUCTOR DEL UNIVERSO

JOSE LUIS SAN MIGUEL DE PABLOS

Sinopsis de CONSCIENCIA

En tiempos de inteligencia artificial y postverdad se cuestiona sin cesar qué es real y cómo podemos distinguirlo con certeza. Las respuestas basadas en creencias, incluidas algunas que propone el cientifismo hegemónico, son engañosas e incapaces de disipar nuestro creciente desconcierto.

Al final del denso ensayo, su autor concluye: “Yo diría que no lo es metafísicamente, pero que sigue habiendo razones poderosas para el escepticismo, tanto a corto como a medio plazo. Ciertamente tanto un ser vivo como un ordenador están hechos de materia y energía, y por lo tanto sus “componentes elementales” podrían contar con un lado reverso de interioridad”.

Hay una diferencia: los animales superiores, y entre ellos el ser humano, han surgido en la naturaleza a través de un larguísimo proceso evolutivo que implica una cantidad ingente de tiempo, mientras que las IAs (Inteligencias Artificiales) son fabricadas contando tan solo con la acelerada evolución tecnológica que ha tenido lugar en las últimas décadas. No pocos tecnólogos responsables del deslumbramiento actual por la IA  creen que esa misma aceleración será capaz de superar con creces a una evolución biológica que ha necesitado cientos de millones de años, y que culminará con el alumbramiento de una nueva entidad consciente y superinteligente que nos suplantará, pero mucho me temo que esa creencia, junto con la ambigua (y en el fondo agradable) emoción de película de terror que les produce, no sea otra cosa que un delirio de la hybris que dichos tecnólogos cultivan con fruición.

De acuerdo con el autor de este ensayo, Consciencia. El hilo conductor del universo ( Editorial Kairós, 2023), – José Luis San Miguel de Pablos – en este ensayo se toca bastante el tema de la Inteligencia Artificial, y el autor manifiesta una actitud escéptica hacia la posibilidad de fabricar IAs conscientes. Ahora bien, está claro que la mención de esa posibilidad abre preguntas de enorme calado. Parte de la asunción de que la consciencia es idéntica a la luz de ser, es decir, a la pura interioridad o lado subjetivo de un ser humano o, como asumen ya la inmensa mayoría de los neurocientíficos, de cualquier ser viviente poseedor de un sistema nervioso complejo.

El nudo del presente comentario puede quedar definido, por tanto, planteando de entrada dos preguntas fundamentales:  ¿Cuál puede ser una definición científica válida de “consciencia”? ¿Por qué la poseen los organismos biológicos, o al menos los que cuentan con un sistema nervioso centralizado por un cerebro?

 

¿Existe una definición científica válida de la “consciencia”?

A la primera pregunta en realidad ya ha respondido al proponer que la luz de ser es otra manera válida de llamar a la consciencia. Pero esta no es una definición y mucho menos científica, sino una descripción metafórica de una experiencia directa. Decir esto supone abrir una caja de Pandora.  ¿Acaso es posible dar una definición científica de la consciencia? Su respuesta negativa, y hoy comparten ya no pocos científicos y filósofos. Y se justifica si consideramos qué clase de cosas son las que permiten establecer esas definiciones. En principio, cualquier objeto, en sentido amplio, puede llegar a ser definido científicamente. ¿Pero por qué fracasan todos los intentos de aportar una definición objetiva –y por lo tanto, científicamente rigurosa- de la consciencia? Por una razón muy sencilla, y es que la consciencia no es objeto.

A cualquiera de estos lo podemos llegar a conocer como una realidad fenóménica, es decir, como algo que se presenta a la consciencia por medio de los sentidos, pero la consciencia misma es el espacio de subjetividad en y para el cual hay fenómenos, y por lo tanto objetos que son cognoscibles como tales. La luz de ser, la consciencia, es lo que ilumina los objetos convirtiéndolos en fenómenos. Y la consciencia se vive directamente, sin necesidad de recorrer camino epistémico alguno, a diferencia (radical) de los objetos, que se conocen siempre indirectamente, a través de algún método de aproximación… a la consciencia, por más que su en-sí, como hizo notar Kant, resulta inaccesible.

Vivir experiencias conscientes es, pues, el único “método” de conocer la consciencia, y eso lo estamos haciendo todo el tiempo. Mientras que todo lo demás es entrar en un laberinto de circularidades viciosas muy poco aconsejables desde el punto de vista de la salud mental. Como vio con absoluta claridad Bertrand Russell (a quien nadie podrá acusar de irracionalismo), si hay conocimiento(s) científico(s) es porque hay consciencia, ya que ella es la precondición ineludible de todo conocimiento.

Nos enfrentamos, sin embargo, – nos dice el autor – al enigma científico y filosófico del correlato de la actividad neural con la consciencia y sus distintos estados. Pero sin asumir lo anterior es más que dudoso que se pueda avanzar en orden a resolverlo, por mucho que se identifiquen áreas cerebrales y dinámicas neuronales asociadas a experiencias conscientes; y ello porque el hiato ontológico entre lo objetual (como las neuronas y los electrones que se mueven entre ellas) y lo subjetivo es abismal.

 

¿Por qué los seres vivos poseen interioridad?

Estas consideraciones nos ponen ya frente al segundo interrogante: ¿por qué los seres vivos dotados de sistemas nerviosos evolucionados poseen interioridad, mientras que la presencia de esta en dispositivos informáticos, por sofisticados que sean, a muchos nos resulta inverosímil?

John Searle, en una célebre controversia que mantuvo hace ya tiempo con David Chalmers, emitió una opinión tajante. “La consciencia –dijo- es ante todo un fenómeno biológico y está tan confinada dentro de lo que constituye su propia biología como puede estarlo la secreción de la bilis o la digestión de los hidratos de carbono”.

Y, sin embargo, a lo largo de los años transcurridos, cada vez más estudiosos del tema le han ido dando la razón a Chalmers y quitándosela a Searle: un panpsiquismo raíz como explicación última del “problema fuerte” de la consciencia no solo no puede ser excluido sino que aparece como la más verosímil, la que menos contradicciones lógicas plantea.

Contradicciones, por supuesto, de orden filosófico, como las que originan un auténtico shock en muchos seguidores de la tradición cientificista materialista al oir la palabra “panpsiquismo”, pues para ellos la sola mención de dicho término equivale a invocar lo más oscuro y depreciable del pensamiento mágico. Y sin embargo la “mágica” consciencia está aquí (no ahí fuera) y hay que notar que muchos de los que reaccionan de ese modo son los mismos que no saben, literalmente, qué hacer con ella.

 

¿Es posible el panpsiquismo?

El autor reconoce ser una de las personas que asumen un panpsiquismo no ingenuo (es decir que no implica creer que los electrones sean una suerte de duendecillos danzantes y juguetones) presente en los fundamentos de la physis. Que nos resulte inconcebible que el electrón tenga una protointerioridad, e incluso que el espacio-tiempo y la energía puedan ser solo el lado objetivo o fenoménico (es decir, el percibido por nosotros, focos de consciencia) de lo que sería, por su ”lado reverso”, un campo de consciencia, no me parece una objeción de verdadero peso, pues ya deberíamos estar acostumbrados a las dificultades de concebir unas paradojas cuánticas que parecen ilustraciones perfectas de los koan del budismo zen.

Pero es que, además, la totalidad de los dispositivos informáticos, incluidas las IAs, son fabricados para satisfacer los fines de sus hacedores. Carecen, por tanto, de la autofinalidad que caracteriza a los seres vivos, hasta los más elementales, que son agentes autónomos como los denomina Stuart Kauffman. Y todas las especulaciones sobre la robótica, desde Asimov hasta el miedo actual a un desbordamiento de la humanidad por unas IAs super-avanzadas, tiene que ver con la posibilidad o imposibilidad de que la tecnología sea capaz de crear agentes autónomos verdaderos, pues solo eso supondría realmente crear vida, ya que únicamente ella implica esa autonomía radical.

En el ensayo se plantea cómo podemos salir del laberinto de las apariencias engañosas que nos impiden reconocer lo que es. Surge de entrada la pregunta de si podemos reconocerlo con absoluta certeza en algún caso, y la respuesta es la misma que encontró Descartes, aún más simplificada: no “cogito ergo sum” sino solo “sum”, soy como pura experiencia directa de ser. Puede que sea imposible acceder al en-sí de las cosas, como pensaba Kant, pero todos accedemos al en-mí, puesto que todos vivimos la propia luz de ser en primera persona. Esto es, por tanto, una certeza absoluta que a  algunas personas, como al autor, les lleva a mirar con conmiseración a los negacionistas de la consciencia.

Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta) y colaborador de la Cátedra Hana y Francisco J. Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión.

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  APORTACIONES

 

33 comentarios

  • mariano alvarez

    Vuelvo con la conSciencia y la conciencia y lo hago en términos metafóricos que son los más idóneos para intentar sondear las profundidades de la realidad humana que en su más radical esencialidad es insondable e inobjetivable.                                                                                                                                    “La conciencia es el Pepito Grillo de la conSciencia”. Ambas se autoimplican en una relacion de dimensionalidad, abriendo las dos dimensiones de la realidad humana, la contingente y la trascendente, dimensiones exclusivas del ser humano y solo del ser humano singular, concreto, único e irrepetible, la Persona…..                                                                                  Aquí cierro mis comentarios a este artículo. Tiempo habrá para volver desde otras reflexiones.  

  • oscar varela

    Hola!Leo:“Se parte de la asunción de que la consciencia es idéntica a la luz de ser, es decir, a la pura interioridad o lado subjetivo de un ser humano o, como asumen ya la inmensa mayoría de los neurocientíficos, de cualquier ser viviente poseedor de un sistema nervioso complejo.”

    • oscar varela

      Contra esa ‘premisa’ aportaba yo un texto:
      “La fenomenología, al suspender la realidad del “contenido” de la «conciencia», su weltsetzung, aniquila el carácter fundamental de ella.
      – El término «conciencia» debe ser enviado al lazareto.
      ………………….
       
      Aporto ahora un texto (destilado) en que está en juego la interpretación del vocablo “CONCIENCIA” – “SELBSTBEWUSSTSEIN” según sea:
      – el alma española (luminosidad merdional, latina)
      -frente al alma alemana (neblina del Norte, anglo-sajona)
      ………………….
       
      1- “El alma alemana y el alma meridional son más hondamente diversas de lo que suele creerse.
      – Una y otra parten de dos experien­cias iniciales, de dos impresiones primigenias radicalmente opuestas.
      – Cuando el alma del alemán despierta a la claridad intelectual se encuentra sola en el mundo.
      -El individuo se halla como encerrado dentro de sí mismo, sin contacto inmediato con ninguna otra cosa.
      – Esta impresión originaria de aislamiento metafísico decide de su ulterior desarrollo.
      – Sólo existe para él con evidencia su propio yo; en torno a éste percibe a lo sumo un sordo rumor cósmico, como el del mar batiendo los acantilados de una isla.
       
      – Por el contrario, el meridional despierta, desde luego, en una plaza pública;
      – es nativamente hombre de ágora, y su impresión primeriza tiene un carácter social.
      – Antes de percibir su yo, y con superior evidencia, le son presentes el tú y el él, los demás hombres, el árbol, el mar, la estrella.
      – La soledad no será nunca para él una sensación espontánea;
      – si quiere llegar a ella, tendrá que fabricársela, que conquistarla, y su aislamiento será siempre artificial y precario.
       
      2- Las consecuencias de esta opuesta iniciación son incalculables.
      – Tiende el espíritu a considerar como realidad aquello que le es más habitual y cuya contemplación le exige menos esfuerzo.
      – En cada uno de nosotros parece ir la atención, por su propio impulso y predilectamente, a una cierta clase de objetos.
      – El naturalista de vocación atenderá con preferencia a los fenómenos visibles que tole­ran la medida;
      – el temperamento financiero gravitará hacia los hechos económicos.
      – Vano será el empeño de oponerse a esa espontánea incli­nación; en el fondo, creerán siempre que la realidad definitiva consiste en aquel estrato de objetos preferidos.
       
      3- El alma meridional ha propendido siempre a fundar la filosofía en el mundo exterior.
      – La cosa visible es para ella proto­tipo de realidad.
      – Le es más evidente y primaria la existencia de las cosas en torno y de los otros hombres que la suya propia.
       
      En el alemán, por el contrario, la atención se halla como vuelta de espaldas al exterior y enfocando la intimidad del individuo.
      – Ve el mundo, no directamente, sino reflejado en su yo, convertido en “hecho de conciencia”, en imagen o idea.
      – Es un hombre que para mirar el paisaje se inclina sobre el borde del estanque y lo busca allí espejado en su fondo, transformado en líquido fantasma que el viento estremece.
       
      – Al meridional puro le será siempre problemática, esquiva, eva­nescente, esa realidad del Yo-Conciencia, del Interior por antono­masia.
       
      – La sensibilidad alemana es algo muy extraño, porque no existe la conciencia si no es conciencia de algo.
      – El darse cuenta de la conciencia, es decir, la conciencia como objeto, es un fenómeno secundario que supone el primero.
       
      – En cambio, el meridional, que comienza inversamente por perci­bir el hecho radical de la existencia ajena—cosas, personas—, vivirá recíprocamente condenado al barullo de la gran plazuela cósmica y no se hallará jamás verdaderamente solo.
      – Su problema, al revés que para el alemán, consistirá en penetrar dentro de sí mismo, en comprender el hecho del Yo.
      – Llega a sí mismo después de haber visto las cosas corporales y el tú; llega de rebote sobre ellos y tra­yendo hacia su interior la norma de esas primarías evidencias.
       
      – Para el alemán, por el contrario, es esencial al pensamiento saberse a sí mismo.
      – Por eso le llama conciencia—término central de toda la filosofía moder­na.
      (En el español usual conserva todavía la palabra conciencia su puro sentido germánico de reflexividad; sobre todo, cuando no se omite la “s”. Consciencia es darse cuenta de sí mismo, de nuestras ideas, pasio­nes, etc.; en suma, de nuestro yo.)”
      ……………………..

  • oscar varela

    Hola!Leo:“

  • carmen

    Aquí la señora ociosa. Qué riiiiisa.

    Creo que es absolutamente importante saber con quién estás hablando. O quién ha escrito un artículo, un libro….Qué ideología tiene un medio de comunicación, las editoriales…Y por supuesto, el análisis de cualquier tema relacionado con algo de estadística. Los números no mienten, pero las interpretaciones…uf. tremendas.Tu generación es del presente, y muchísimo más del futuro próximo, ya está aquí.

    Mi generación tiene mucho de pasado con un ligero toque de presente, que ya me va desbordando.

    El futuro está en vuestras manos.Good luck !!.

  • oscar varela

    Buen día! En la columna de “comentarios recientes”,debajo de uno de “Santiago en La Buena Noticia (9/21)”se ve otro de “oscar varela en Consciencia: el hilo conductor del Universo”. Me pregunto ¿dónde está que no lo veo?.¿Será que mi CPU anda podando? ¡Están pasando cosas raras en este “Lugar de encuentro”! Gracias!

    • Antonio Duato

      Te respondo, querido Oscar, sobre esas “cosas raras” que estarían pasando. Lo de ese comentario “desaparecido” (será presagio de un nuevo Videla ATRIO?) es simple. Tú lo repetiste enterito, colgándolo del que habías puesto en la página, sin que saliese bien. Yo al ver dos iguales, borré el que estaba mal, sin darme cuenta que también borraba el que estaba bien. Error ya reparado, restaurando el primero pero solo con la cabecera. Truco que veo que emplean muchos con soltura desde que lo empezó a utilizar Isidoro. Aún espero que un experto en WordPress me ayude a corregir ese extraño error del soft, que yo voy superando como puedo…

  • M. Luisa

    Sí Mariano, me acuerdo perfectamente y con agrado  de aquella frase tan poética  y explícita que me dirigiste surgida, tal vez  en contraste  por una árida pregunta mía.  Cuando ayer entre a comentar en este hilo me prometí hacerlo empezando por algún término o palabra que ya figurase en el enunciado. Me lo impuse precisamente  para evitar   desbaratarlo con ideas ajenas a él , que es lo que sucede muchas veces aquí  impidiendo al menos  llegar al final con  algún mínimo acuerdo.   De los hilos se sale no porque    de ellos nos quede una cierta satisfacción de haber llegado a algún lugar, sino porque  otros   compiten en atención.   Ni sinopsis, ni consciencia ni conciencia  son para mí  términos   recurrentes, pero haciendo honor al enunciado quise empezar por ahí,  en la confianza que se irían entrelazando con otros y me llevarían a buen puerto.  Es eso sí, un poco complicado,  porque ahora mismo en mi réplica respecto a tu comentario de ayer lo que te diría    es que la capacidad en nosotros no se encuentra en la  consciencia. No hay a ese nivel  percepción alguna, solo  la  impresión  de que algo nos es real. Esa capacidad de la que hablas a mi modo de ver  se encuentra no en la consciencia, sino  en la unidad estructural de consciencia y conciencia.  Esta unidad  es la capacidad formal que  nos faculta. ¿De dónde se sacaría  la conciencia  ese  plus sino  de lo real?   Y es lo real lo que nos fuerza a razonar…  Un abrazo!      

  • oscar varela

    1- “La fenomenología, al suspender la ejecutividad de la «conciencia», su weltsetzung, la realidad de su «contenido», aniquila el carácter fundamental de ella.- nues­tra interpretación, mera idea nuestra, intelectualización.”

    • oscar varela

      1- “La fenomenología, al suspender la ejecutividad de la «conciencia», su weltsetzung, la realidad de su «contenido», aniquila el carácter fundamental de ella.
      – La «conciencia» es justamente lo que no se puede suspender: es lo irrevocable. Por eso es realidad y no conciencia…
       
      2- El término «conciencia» debe ser enviado al lazareto.
      – Pretendía ser el nombre de lo positivo, lo dado, lo puesto por sí y no por nues­tro pensamiento, pero ha resultado ser todo lo contrario:
      – una mera hi­pótesis, una explicación aventurada, una construcción de nuestra divina fantasía.
      – Lo que verdadera y auténticamente hay no es «conciencia» y en ella las «ideas» de las cosas,
      – sino que hay un hombre que existe en un contorno de cosas, en una circunstancia que existe también.
      – Ciertamente, no se puede prescindir de que el hombre existe porque entonces desaparecen las cosas,
      – pero tampoco puedo prescindir de las cosas porque entonces desaparece el hombre.
       
      3- Pero esta insepara­bilidad de ambos elementos es falseada si se la interpreta unilateralmente, como un depender las cosas del hombre -eso sería la «con­ciencia»-.
      – Lo que verdaderamente hay y es dado es la coexistencia mía con las cosas, ese absoluto acontecimiento: un yo en sus circuns­tancias.
      – El mundo y yo, uno frente al otro, sin posible fusión ni posi­ble separación, somos como los Cabiros y los Dióscuros, como todas esas parejas de divinidades que, según griegos y romanos, tenían que nacer y morir juntas y a quienes daban el lindo nombre de Dii consentes, los dioses unánimes.
       
      4- La coexistencia de mi persona y las cosas
      – no consiste en que este papel en que escribo y esta silla en que me siento sean objetos para mí,
      – sino en que antes de serme objetos, este papel me es papel y esta silla me es silla.
      – Viceversa, las cosas no serían lo que cada una es si yo no les fuese a ellas quien soy, a saber, el que necesita escribir, el que se sienta, etc.
      – La coexistencia, pues, no significa un estático yacer el mundo y yo, al lado uno de otro y ambos en un ámbito ontológico neutro, sino que ese ámbito ontológico -—la existencia, sea de mi persona, sea de las cosas-— está constituido por el puro y mutuo dinamismo de un acontecer.
      – A mí me acontecen las cosas, como yo les acontezco a ellas, y ni ellas ni yo tenemos otra realidad primaria que la determinada en ese recíproco acontecimiento.
      – La categoría de «absoluto acontecimiento» es la única con que, desde la ontologla tradicional, puede comezarse a caracterizar esta extraña y radical realidad que es nuestra vida.
       
      5- La vieja idea del ser que fue primero interpretada como sustancia y luego como actividad —fuerza y espíritu— tiene que enrarecerse, que desmaterializarse todavía más y quedar reducida a puro acontecer.
      – El ser es algo que pasa, es un drama.
      – Como el lenguaje está todo él constituido por una inspiración estática, es preciso retraducirlo íntegramente a las significaciones fluidas del puro acontecer y convertir el diccionario entero en cálculo tensorial.
      – Todo residuo estático indica que no estamos ya en la rea­lidad, sino que tomamos por tal lo que solo es precipitado de nues­tra interpretación, mera idea nuestra, intelectualización.”

  • mariano alvarez

    Querida M. Luisa, tienes la habilidad de tirarme de la lengua,  que hasta cuando dices coincidir conmigo me surge la sensación de que no me he sabido explicar, pues tus argumentos de coincidencia no coinciden con los míos y  tendría que matizarte lo que tu dices. Esto no lo digo despectivamente sino todo lo contrario. Espero que con el tiempo nos acerquemos más aunque ni tu ni yo llegaremos al fondo ya que dicho fondo es el del ámbito de la libre responsabilidad, más allá de toda racionalidad pero posiblemente tú y yo crezcamos en en dicho proceso.Gracias por tus comentarios.

  • Edmé

    Por qué  solo un cerebro altamente desarrollado, como el humano, puede dar lugar al fenómeno de la conciencia. El panpsiquismo no comparte esta idea y, en cambio, señala que todo lo que existe tiene algún grado de conciencia de sí, aunque esta no sea igual a la de los humanos. Me parece interesante. El sentido común dice que solo hay vida si existe movimiento y que solo hay consciencia si hay pensamiento en los términos en los que lo entendemos los humanos. Quién sabe, mi hermana anda por esos temas.http://fcmconference.org/img/FCMCProgram.pdf 

    • Edmé

      Era sobre la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia.

      Pero este sistema va mal, tiene que cambiarlo Antonio.

      Abrazo!

        • Edmé

          Homepage

          Instituto Allen, sección para la Ciencia del Cerebro, hay está mi hermana.

          • Antonio Duato

            Vale, Edmá, de ocupar espacio en Atrio, poniendo enlaces a sitios científicos, sin resumir lo que dicen y dar tu opinión personal. Pones un enlace, atribuyendo el que no funcione a nuestro sietema y pidiendo que yo lo arregle. Y después lo pones bien, pero sin decir de qué trata. Para postres nos invitas a entrar en una web de un Instituto diciendo que ahí trabaja tu hermana. ¿Y que nos interesa, cuando ni siquieres citas su nombre ni pones ningún trabajo suyo, explicando qué relación tiene con el tema de este hilo? ATRIO es un portal para encontrarse personas, hablando con sinceridad y seriedad sobre lo que cada uno opina sobre temas, externos o internos, que interesan a todos.

          • Edmé

            Ok, muy bien. Pensaba que era interesante, pero veo que no.

            Good luck!

            Edmé.

          • Antonio Duato

            He entrado y navegado casi media hora por la web del Instituto Allen para las investigaciones sobre el cerebro. Es interesantísimo y complejísimo como son todas las neurociencias. Pero me sería difícil señalar en ese primer buceo algo relevante que tenga que ver con la consciencia. Tal vez no lo encontré, pero sería interesante que nos señalases, dentro de toda la información sobre eventos pasados y futuros que se reseñan en la web referida algo que tratase sobre el tema de este hilo o sobre la relación de la investigación sobre el cerebro y las experiencias espirituales y místicas como se han publicado otras cosas en Atrio.

            Si ha parecido mi anterior comentario un corte brusco, lo siento. Disculpa. También que. por error tipogr´fico, pusiese Edmá en vez de Edmé. Pero me gustaría que las aportaciones de este tipo señalen mejor los puntos de conexión de los enlaces con los temas planteados más propios de los objetivos de ATRIO.

            Después de escribir este comentario he visto otro tuyo, Edmé, de despedida y amenaza de que no recomedarás ATRIO. Tú verás. Aquí contiuaremos. Hoy Leandro va apublicar otro art´culo sobre consciencia y pansiquiamo. Seguiremos. Camino abierto a verdaderamente interesados en sus temas que acepten estilo y moderación formal de estilo, n censura ideológica.

          • Edmé

            Antes de irme.

            Explico que son enlaces a páginas con contenido relacionado con el Panpsiquismo, y digo en la introducción de qué se trata, también tienen relación con el artículo sino mire   el último apartado. No menciono a mi hermana porque ella tiene su privacidad y yo no soy quien para revelarla.

            Me decepciona usted A. Duato, muy mal gesto y muy malas expresiones, y más cuando mi intensión era colabora, no puedo dar buenas referencias a quien me lo aconsejo ni a otros compañeros que quieren colaborar. Ya me despedí en un email a su dirección de correo. Ah, me llamo Edmé no Edma, hay diferencia en su significado, aunque  parezca por una letra.

            A los demás, gracias, sobre todo con quienes he dialogado y recibido interesantes consejos, y a una señora que  aunque solo  quería curiosear, quizá por ociosidad, sobre mí.

            Good luck!

  • mariano alvarez

    En cierta ocasión ante una pregunta tuya sobre la realidad te contesté metafóricamente y poéticamente parangoneando a G.A Bécquer diciéndote que,  “realidad eres tú”. La realidad sin tí no existe. Con esto trato de evidenciar que si la consciencia es la capacidad del ser humano de percibir y percibirse en la realidad, la conciencia tiene el plus que le permite trascender dicha contingencia y este nivel de trascendencia se ubica en en el nivel de las creencias y este nivel de la creencia trasciende el ámbito objetivo y subjetivo de la razón, porque toda creencia es dar crédito, es salir de sí para poder encontrar la razón de su ser. Ya se que esto que te digo no es objetivable ni contrastable. Si relees muchos de mis artículos incido sobre este tema. La creencia es dar testimonio de sí dando crédito no a sí mismo desde sí mismo lo cual sería una tautología sino a Quien le da el ser. Nadie está obligado a asumir esta opción de la razón ante esa realidad dinámica que somos cada uno de nosotros, los seres humanos. No te sientas obligada. La consciencia me da el saber, la conciencia me ofrece el sentido de dicho saber pero siempre sin determinismo ni obligación. Nunca el saber ha sido capaz de superar el sinsentido del mal….

  • mariano alvarez

    Querida y apreciada M. luisa, han sido muchos los artículos en los que hemos discutido el tema de la realidad y en los que nos hemos enfrentado en una dialéctica más en la forma que en el fondo porque al final la realidad siempre es dinámica, nunca es lo que vemos porque siempre permanece inacabada. (voy a cerrar este párrafo para a continuación abrir otra respuesta a find de que no se amontonen los textos. Veremos si lo consigo). 

    • M. Luisa

      En esto sí, querido Mariano, coincido contigo, en el dinamismo de la realidad, que es lo mismo que referirse a la realidad en  obertura, siempre abierta, de ahí lo estructurante de la estructura, la cual cosa no tiene nada que ver con el estructuralismo francés… estructura es estructuración…continuidad…en fin. Estaré atenta a tu escrito

  • M. Luisa

    A mi modo de ver consciencia y conciencia no establecen  una relación sinóptica, es decir, de visión conjuntual,  sino estructuralmente funcional . Qué quiero decir con ello?  No es que la conciencia, como dice Mariano a quien saludo desde aquí, demande a la consiencia un plus de credibilidad. No, no es esto. Si fuera así, este  plus demandante  por la conciencia a la consciencia  no sería real y, por tanto, tampoco podría ofrecer ninguna credibilidad. No se acaba de entrar en la idea de estructura a la que tanto insisto  confundiendo su dinámica con la idea de relación y en este caso de relación sinóptica.  Resumiré para no entrar en complicaciones, pero antes será conveniente distinguir  entre saber y conocer. Saber que algo es real sin todavía conocer(tomar conciencia) qué sea esto en realidad, es lo propio de la consciencia. Es lo real lo fundamental de  este primer momento consciente (subjetivo no subjetual) que por ello la conciencia no precisará  ningún plus de credibilidad pues ya gravita en lo real… lo que nos empuja a conocer es precisamente lo real que se independiza en el conocimiento trascendiendo la afección y configurándola de contenido, es decir, de sentido.  Es lo que tantas veces repito de que la realidad no es independiente de la mente, sino que provoca en ella la experiencia de la alteridad…

    • Antonio Llaguno

      Este asunto de la IA, me resulta muy parecido al de los viajes en el tiempo.

      Hoy sabemos que todos viajamos en el tiempo y lo hacemos constantemente, pero solo en una dirección, hacia el futuro y que la velocidad en que viajamos está perfectamente definida por la Relatividad General de Einstein y tiene como límite la singularidad que se produce en el interior de un agujero negro.

      Creo, y es sólo una creencia y quizás, un deseo, que a la IA le pasara algo parecido y que las máquinas acabarán teniendo sus límites. Seguro que las máquinas acaben mejorando la calidad de vida y las “prestaciones“ del ser humano (En especial de quienes puedan pagarlo), ya lo hacen, pero crear seres inteligentes conscientes es otro cantar.

      Como mínimo esta lejísimos y ninguno de nosotros lo verá (Lo siento Isidoro, tú tampoco)

      ¿Por qué estoy tan convencido? Pues porque lo que pomposamente llamamos Inteligencia Artificial, puede que sea artificial pero no es inteligencia.

      La IA, a día de hoy, es un quebradero de cabeza para los profes universitarios que muchas veces no pueden distinguir entre un trabajo original y otro con IA pero porque nuestro cerebro está diseñado por un camino muy diferente a la IA.

      Nuestro cerebro puede crear. La IA no. Es decir sacar conclusiones no existentes, previamente, de premisas preexistentes.

      Es tan importante su capacidad de procesar datos que parece que crea, pero lo único que hace es copiar lo ya hecho por seres humanos, de manera espectacularmente eficiente, de tal forma que parece nuevo pero no lo es.

      Sin esa fase de creación, la IA puede ser listísima pero no inteligente.

      Es como cuando escuchamos a Carlos Latre hablando como Julio Iglesias, parece Julio Iglesias, lo confundimos con Julio Iglesias, pero no tiene el talento de Julio Iglesias, y nadie compraría un disco de Carlos Latre cantando como Julio Iglesias igual que no le auguro condición de súper ventas al pastiche ese que han hecho con una canción perdida de los Beatles. La IA ha conseguido que suene a los Beatles, pero porque el talento de John Lennon creó la canción.

      No tengo ni idea de si la IA llegará algún día a ser creativa, espero y deseo que no, pero el camino que se está recorriendo ahora no nos va a llevar a ello. No será por esa vía.

      Lo que hoy se denomina IA puede hacer maquinas listísimas que nos permitan mejorar mucho pero seguirá necesitando nuestra inteligencia para hacer progresar al planeta.

      Volviendo a la comparación con las máquinas del tiempo, no me extrañaría que con la IA, al final, encontremos una refutación tan simple e intuitiva y falta de ecuaciones matemáticas como la de Isaac Asimov sobre los viajes en el tiempo.

      “No son posibles los viajes al futuro. Si lo fueran estaríamos rodeados de turistas del futuro tratando de cambiar su presente“

      • Isidoro García

        Amigo Antonio, en el tema de la creatividad, aquí quien podría contarnos cosas interesantes, (que ya lo hizo), es Juan A. Vinagre, que tiene un libro sobre Creatividad, y sabe de eso.
             Decía Ken Robinson, (especialista en Innovación y Creatividad), que “cuando alguien me dice que no es creativo, deduzco que no ha descubierto aún en qué consiste serlo”.
            La creatividad, es “simplemente”, relacionar ideas diferentes, y en apariencia sin relación, para de ese proceso, crear una idea nueva.
               Steven Johnson en su libro Where good ideas come from, plantea que las ideas normalmente surgen de otras ideas, del intercambio, del choque, y dice que las ideas son bricolaje y que no están aisladas, que son redes de ideas.
         
            Y respeto a lo de la I.A., hoy casualmente, en El Confidencial, sale un artículo, de Jesús Díaz, https://www.elconfidencial.com/tecnologia/novaceno/2023-11-21/superinteligencia-artificial-conocimiento-cientifico_3777794/
        informando de que en USA, en uno de los laboratorios públicos de primera línea, están creando una mente artificial con todo nuestro conocimiento científico.
                 Su objetivo final es integrar la información de todas las ramas del saber, en un solo ‘cerebro casi omnisciente’, capaz de mostrar conexiones ocultas, analizar datos y responder cualquier pregunta imaginable, acelerando así, la investigación científica de forma exponencial, y revolucionando campos enteros del saber.
             Y anticipan que puede ser revolucionario para el progreso de la humanidad. Y eso ¡ya!. Se llama Aurora GPT, y el proceso de entrenamiento ya ha comenzado y durará varios meses.
            Antonio, tú que previsiblemente vivirás mas tiempo que yo, como no cambies de ideas, te vas a tener que tragar muchos sapos, y mas pronto de lo que crees. ¡Acuérdate que eres ingeniero!.
         
            Desde el punto de vista religioso, no sé por qué planteáis esas reticencias contra la I.A., como si fuera un tema de competencia entre el humano y la máquina. Las máquinas las crean humanos, por lo que la gloria de la máquina es gloria humana.
             Y si llega el momento, (que llegará, y pronto), en que nuestro proceso creativo, cree nuevos seres cibernéticos, inteligentes y con conciencia de sí mismos, eso no es más que gloria para nuestro Creador.
                Todo lo que alguien crea, es mérito y gloria del que ha creado al creador, por dotarle de esas extraordinarias capacidades. Dios nos ha hecho “divinos”. Todos los integrantes del tercer Reino-Nivel del Universo, el de la Inteligencia, somos “divinos”, como dignos hijos de nuestro Padre.
               Eso es Teilhard puro, (si hubiera vivido estos últimos setenta años).

  • Isidoro García

        La clave que veo yo, en este tema, está, como siempre debería ser, en el título: “Consciencia: el hilo conductor del universo”.

    • Isidoro García

      Parece que dice De Pablos: “Tanto un ser vivo como un ordenador están hechos de materia y energía, y por lo tanto sus “componentes elementales” podrían contar con un lado reverso de interioridad”.

      Yo creo que la estructura elemental del Universo, está compuesta de materia/energía, (que son dos estados intercambiables de lo mismo), y un segundo compuesto, que podríamos denominar “información”, que no es algo esotérico y abstracto, sino ese “lado reverso de interioridad”, de que habla De Pablos. Son como la cara y la cruz de una moneda.

       

      Debemos comprender que estamos en un momento histórico cultural, de un gran Descubrimiento, (mucho mas trascendente que el descubrimiento del fuego o de América), que nos va a dar una nueva perspectiva del ser humano y de todos los integrantes del Universo.

      Y es el descubrimiento del Tercer reino o nivel, del Universo, después de la Materia inanimada, (objeto de la Física y la Química), y de la Vida, (de la Biología), que sería el reino-nivel de la Información-Inteligencia, cuyas leyes generales de funcionamiento, estamos empezando a descubrir poco a poco, mediante las ciencias de la Filosofía-Psicología, y en su parte más novedosa, de la inminente Ciencia de la Espiritualidad y de la Trascendencia Cósmica.

      (Un Reino-nivel de la inteligencia-Información, cuyo primer paso visible para nuestra mente es el del fenómeno de la “consciencia” = capacidad de conocer).

      Esta nueva perspectiva estructural, elimina la barrera epistemológica de las ciencias de la materia y de la “trascendencia”, entre las ciencias físicas y las ciencias “espirituales”. Barrera que es inadecuada en un Universo: Unus mundus.

      Hay que comprender que los tres reinos-niveles del Universo, no son estancos y separados, sino que son como capas de cebolla, en las que el superior, engloba y mantiene todo lo de los inferiores, y por ello sus leyes específicas deben coordinarse con las de los inferiores.

      En cada uno de los tres reinos o niveles del Universo, que existen, existen tres procesos distintos de evolución y desarrollo del Universo. La Materia inanimada tiene su propio proceso evolutivo, que se inicia en los quarks, y sigue en las partículas atómicas, átomos, moléculas químicas y moléculas “orgánicas”.

      Cuando nos centramos en la evolución biológica, esta tiene sus leyes específicas, que tienen que coordinarse con las de la Materia, y por ello la evolución biológica debe “coordinarse” con las condiciones físicas del medio ambiente en el que se vive.

      Y las leyes de la Inteligencia-Información, (cuyo conocimiento es la gran tarea cultural que nos espera en un futuro), deben coordinarse a su vez, con las evoluciones específicas de los reinos-niveles inferiores.

       

      Es una concepción del Universo tal, que parte de la base de que está “organizado”, siguiendo una dirección, un “telos”, un hilo conductor, como dice De Pablos.

      Muchos niegan este dirigismo, por los restos del darwinismo clásico, que entroniza el azar ciego, en el desarrollo de la evolución general del Universo.

      Pero hay que pensar que el dirigismo, se puede realizar de dos maneras: la simple, de marcar los pasos concretos que hay que dar. Y otra mas sofisticada que es marcar las condiciones que tienen que cumplir dichos pasos evolutivos, para que sean funcionales y prosperen.

      Cada nuevo paso evolutivo, debe ser compatible y funcional con los niveles inferiores. O sea que el Universo, está “organizado” como una gran “tela de araña” de condicionamientos, que constituye un Gran Algoritmo = una complejísima red de “condiciones”, en las que el “azar” acaba estando “dirigido”, hacia un punto determinado-clave, aunque los detalles y las apariencias del resultado final puedan parecer diversas.

      Esto hace que haya una predisposición cósmica, para explicar la emergencia de la mente, y de su capacidad básica: la consciencia. Es el fruto de la Gran Inteligencia detrás del Universo, llámese Dios, llámese Espíritu, llámese como se quiera llamar.

       

      (Solo quería añadir, para no alargarme demasiado, en un tema que no es tan importante como puedan ser las extraordinarias peripecias de Sánchez o de Milei, que esa distinción entre consciencia y conciencia, es una pura logomaquia, lo que se suele llamar palabrería, y no hace más que añadir mas confusión.

      Consciencia o conciencia es conocer algo, y tener conciencia o conciencia es tener la capacidad de conocer algo, y saber que lo sabemos. Ese saber que lo sabemos, es un bucle mental, que solo precia de un algoritmo neurológico o informático ad hoc.

      Por eso cuando se duda sobre si se diseñarán máquinas con conciencia, es buscar las puertas del campo. Si no se fabrican será porque no nos sea útil hacerlo, (y hasta podría ser peligroso), pero no porque no se pueda hacerlo).

  • mariano alvarez

    Respondo a mi querido amigo y maestro Antonio Duato a tu pregunta sobre mi concepción de la conciencia sin “s”, te acercas mucho a la mía pero cuando releas mi reflexión sobre “La Otra Dimensión”, apreciaras que mi concepción de “conciencia” es la del órgano que ofrece la posibilidad al ser humano de acceder a al sentido de su vida (singular, concreta, única e irrepetible con independencia del tiempo histórico de su existencia) al responsabilizarse de ella ante Quien le otorga precisamente el sentido de la misma como “don” gratuito  y no solo como resultado de sus esfuerzos creativos del tipo que sean. La conciencia demanda a la consciencia un plus de credibilidad, de credentidad por encima de toda razón autónoma y de toda praxis autónoma.  Seguro que cuando dichos artículos vean la luz, lograremos encajar ambos conceptos mejor. No tengo la más mínima duda al respecto. Sin ti, sin tu labor en Atrio estas cuestiones permanecerían silenciadas para muchos y esta labor tuya está motivada más por tu conciencia que por tu consciencia, está más en tu inconsciente que en tu racionalidad consciente.  

  • mariano alvarez

    Amplío mi respuesta a la pregunta que se hace el autor del artículo, con mi reflexión publicada en Atrio el pasado 7/9/23  bajo el título dela discreta realidad y que no tuvo el más mínimo comentario por parte de nadie y en el que reflexiono de forma directa sobre dicha pregunta como resultado de un coloquio abierto previamente solicitado por personas interesadas en el tema y que suscitó gran número de intervenciones, lo que me movió a la aludida reflexión. Espero que éste que nos ofrece Leandro Sequeiros sí los tenga, aunque muchas veces los silencios son más significativos que las palabras. 

  • Antonio Duato

    También a mí me parece tremendamente interesante el libro que nos presenta Leandro. Porque marca bien la diferencia entre la inteligencia instrumental que tiene el sapiens, como cualquier otro individuo vivo, de conocer el entorno y acomodar frente a él estrategias de mejor adaptación para defenderse de agresionas o encontrar presas o energía para vivir. En ese teipo de inteligencia nos pueden superar otras especies a los sapiens y también las máquinas. Las otras especies vivas pueden tener sentidos más refinados y las máquinas más instrumentos y sensores para conocer el entorno macro y micro hasta dimensioes inimaginables, más capacidad de recoger datos incluso de la historia y cultura humana, con más capacidad y rapidez para computar todos los datos y sacar soluciones más operativas, incluso para mejorar la salud y alargar la vida.

    Sin embargo, la inteligencia propia y tal vez (solo tal vez, como hipótesis) exclusiva del sapiens, es el conocimiento de uno mismo como sujeto de ser, como sistema concreto de vida única e irrepetibla, capaz no solo de establecer estrategias para defenderse y apropiarse, sino de dar sentido al propio ser concreto que es uno mismo, darle un sentido y establecer fines para el actuar. Un actuar que no será nunca procurar lo mejor para seguir viviendo sino que crea el tipo de vida que quiere para sí y para los demás. ¿Es esto lo que tú llamas conciencia sin s, Mariano? Pa mí es la capacidad creativa que tiene el sapies consciente. Pero no importa la terminología.

    En esa líea de pensamiento profundo, sabiendo que la consciencia precede a cualquier otro conocimiento sobre el entorno, me interesó la presentacionn de Leandro. Y me compré enseguida el libro en kidle de amazón. Y he leído ya algo, pero no todo, pues estos han sdo días en que Atrio me ha tenido muy ocupado. Pero ya os puedo trasnscribir algunos árrafos con los que estoy plenamente de acuerdo:

    (no encuentro ahora los textos copiados. Otra vez. Y Mariano, pronto publicaremos tus escritos. Han sido días muy tensos. Pero no olvido los temas más trascendentes)

     

  • mariano alvarez

    Aunque el texto me vuelve a salir de una tacada, espero se entienda. Perdón por mi torpeza digital.

  • mariano alvarez

    Querido y apreciado Leandro, nos haces la presentación de este artículo de J. L. San Miguel de Pablo diciéndonos que: La revolución científica empieza a ser borrada por la revolución digital, la mal llamada I.A, a través del procesamiento de la información y empezándose a considerar que está llegándose al momento de la “Singularidad” en la que unos procesadores lleguen a superar las capacidades del cerebro humano, preguntándose el autor del artículo de si es imposible que lleguen a haber IAs  conscientes.

    Respondo: si la consciencia es la capacidad de percibir la realidad y reconocerse en ella , pero siendo capaz de diferenciarse de ella  ya que en caso contrario tal reconocimiento sería imposibles. El “Yo” no emergería como singularidad en la naturaleza.

    Es evidente que de la consciencia en el ser humano dan testimonio sus cinco sentidos biológicos además de sus facultades intelectivas que le llevan a una praxis creativa y moduladora de la realidad en la que se encuentra y se diferencia gracias a sus estructuras neuronales, cuyo centro de control identificamos como nuestro cerebro pero que en realidad se extiende mucho más allá de él pues así lo evidencia la ciencia neurológica.

    Si desde esta perspectiva queremos proyectar la función consciente del ser humano a un mero mecanismo de procesamiento que sea capaz de procesar la información recibida, estamos haciendo un reduccionismo científico, subsumiendo a la evolución humana en un evolucionismo hegemónico como ya se cita al principio del artículo y además introducimos un azar intencional dejando de ser el azar que gobernaba las mutaciones evolutiva y que es el nuevo azar algorítmico del ser humano que lo programa, pues no hay algoritmo sin programa.

    Por otra parte el propio autor del artículo afirma que ésta posibilidad de la consciencia, desde su punto de vista metafísico no es posible, pero si que hay razones poderosas para el escepticismo. Esto evidencia lo que ya una máquina con IAs no podrá contener en sus líneas de procesamiento para no caer en la duda que le encerraría en una realidad circular , sin salida, pues ha pronunciado dos palabras claves la de “Creer” al afirmar que no es posible pero que sí hay razones poderosas para el escepticismo, es decir la “Duda”.

    Por último y lo mas importante para mí, es que el artículo toma como “singularidad” y fundamento de su exposición el concepto de “Consciencia”, obviando el de “Conciencia”. No quiero abrir este tema en este momento para no extenderme en mi respuesta, que como toda respuesta nunca debería sobrepasar la extensión del artículo en cuestión, pero si que quiero dejar claro un matiz que diferencia a ambos conceptos: El primero involucra a la razón como singularidad humana, y el segundo invoca a un plus sobre aquella, a la responsabilidad humana, al sentido y a la finalidad del ser humano.

    Recientemente he remitido a la dirección de Atrio dos artículos, bajo los títulos de “Evolución, Inercia de la creación” y “La Otra Dimensión” que si llegan a ver la luz ampliarán mi respuesta a este artículo que espléndidamente presenta y concluye nuestro ilustre Leandro Sequeiros.La razón humana es tan potente que como bien dice un dicho popular: “Sirve tanto para un roto como para un descosido”, pues al final toda razón colapsa  ante nuestra voluntad, y si no que le pregunta a los que nos gobiernan y dirigen el mundo.

    Han sido muchos los artículos publicados en Atrio en los que toco este tema.  

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