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El peligro de creerse más que humano

Con el desarrollo científico en todos los órdenes se ha fortalecido la confianza ilimitada en las capacidades del ser humano. La consecuencia directa es no aceptar el sometimiento a ningún dios y por extensión, tampoco a las leyes de la vida finita. Hace tiempo que la bioética no se circunscribe al debate médico en los conflictos entre facultativo y paciente y sus eventuales consecuencias jurídicas; esta rama de la ética trabaja también la cuestión ambiental y en el desarrollo de la vida frente al crecimiento consumista, en la línea de lo que afirmó su ideólogo Van R. Potter.

Ante la crisis económica mundial y las tentaciones de reforzar el modelo neoliberal, la ética científica tiene una obligación mayor de hacerse notar para reclamar la importancia y el subsiguiente protagonismo de los verdaderos indicadores del progreso humano, tan desdibujados por nuestro modelo de consumismo insostenible. Las academias de Ciencias de todo el mundo han coincidido sobre la necesaria transición hacia la sostenibilidad. Pero hace falta algo más que un diagnóstico y buena voluntad para cambiar la conciencia de quienes potencian el modelo consumista, sin retornar al otro extremo del péndulo, claro.

El ser humano se vuelve peligroso para sí mismo en la medida que decide prescindir de la ética poniendo en peligro los grandes equilibrios biológicos y del ecosistema. A estas alturas, es preciso salir del generalizado conformismo e indiferencia para cuestionar el fundamento de los patrones de consumo decadente que algunos encubren llamándolo desarrollo. Cuestionarlos como referentes culturales haciendo hincapié en demostrar los caminos alternativos en concordancia con las necesidades humanas básicas, a la vista de los resultados injustos de este Modelo. Tarea ardua, sin duda, cuando las principales agencias de noticias procuran esquivar la crítica a las estructuras inhumanas e insolidarias que rigen los destinos del Planeta, y los cristianos tampoco estamos especialmente implicados en el este tema.

Potter llegó a cifrar la necesaria conversión del desarrollo sostenible en cinco categorías de supervivencia global: la mera supervivencia, la supervivencia miserable, la supervivencia idealista, la supervivencia irresponsable y la supervivencia aceptable. Como supervivencia irresponsable señalaba a la cultura dominante en los países desarrollados basada en el consumo ligado con la explotación, la degradación y el agotamiento de recursos que “provee empleo con elevada remuneración a unos pocos en tanto millones permanecen por debajo de los niveles de pobreza”. Y añadía: “La cultura dominante es irresponsable e inaceptable y no puede sobrevivir a largo plazo”.

Gracias a este humanista, se abrió un camino fundamental para aunar la bioética con la ecología, la medicina y los valores humanos que otros han continuado en la búsqueda de soluciones éticas ante los limitados recursos naturales no renovables; enfrente están quienes eluden su responsabilidad sin ofrecer soluciones prácticas que detengan la transgresión a la naturaleza ni los ratios mundiales de miseria y mortandad. Trabajó para que el conocimiento se utilice al servicio del bien social, combinando  las ciencias ecológicas con un sentido de responsabilidad moral en pos de un mundo en el que se pueda vivir.

En esa dirección, hizo suya la propuesta del ecólogo Aldo Leopold por una “ética de la tierra” que cambie el rol de conquistador por el de miembro solidario de la comunidad planetaria. Para ello, abogaba por una evolución cultural desde la educación -siempre la educación- como base a los cambios que deben producirse en la conducta social hasta que el camino científico y el desarrollo confluyan en los que nada cuentan. Sin duda que todo esto forma parte de la nueva Era que se vislumbra.

Se ha avanzado en el camino de la denuncia y la sensibilización social aunque no tanto como para que lleguen a las soluciones estructurales en manos de los gobernantes (y de los poderes económicos que les dan sombra). Clama al cielo la manera en que el Derecho internacional hace aguas por los cuatro costados, alejado en su práctica de los fines que debe perseguir un verdadero orden mundial. El actual status quo no mejorará hasta que la sensibilidad social apriete a los gobernantes y conviertan la evidencia en una prioridad política mundial; aunque lo hagan por pura supervivencia egoísta.

Entre los fundamentos de la esperanza está el poder que tiene muchos pocos y la fuerza de las convicciones cuando son tan justas como perseverantes. Estoy seguro que Jesús de Nazaret estaría muy sensible con este tema demandando actitudes responsables y solidarias a todos los niveles, también al nuestro, el del seguidor de a pie.

15 comentarios

  • Isidoro García

    Lo de si el humano se considera de más o de menos, no deja de ser subjetivo, y mirándolo bien, un pensamiento estéril.

    El humano, es lo que es, y punto. Es lo que es, en función de una evolución emergente, que tuvo un inicio, pero cuyo final está previsiblemente, todavía muy lejano.

    Todos los seres vivos, tienen un periodo de desarrollo e implementación total de su naturaleza, en el cual todos sus órganos y funciones se van desarrollando hasta su nivel natural de madurez.

    En los mamíferos, una parte se produce en el vientre de la madre, y otra, (cada vez de duración mayor), se produce ya de forma independiente, durante la infancia y adolescencia.

    Cuanta mayor es la sofisticación del ser, mayor es el periodo que dura esa maduración. En el ser humano, en el que se da un mayor nivel de capacidades mentales, con un muy alto periodo de aprendizaje cultural, esa maduración puede durar 40-50 años, y en la mayor parte de los casos, toda la vida, y no se culmina.

    Entonces, la cuestión de si el ser humano es mucho o poco, la cosa es clara: existen unos pocos humanos maduros, que tienen un alto nivel óntico, y la mayoría, tenemos muy poquito nivel.

     

    Aquí, en este tema de la maduración humana, deberíamos dejar de especular moralinísticamente, (lo que nos gustaría que fuera), y acudir a los conocimientos sobre el tema, de personas que lo han estudiado más o menos objetivamente.

    Por ejemplo, el psicólogo y psiquiatra polaco, Kazimier Dabrowski, afirmó que la maduración pasa por una serie de crisis sucesivas de “desintegración positiva”, (de desarrollo progresivo). Esos momentos de confusión, ambivalencia, ansiedad y depresión son necesarios al individuo para su crecimiento personal, y por eso es positiva.

    Dice que: “La evolución de la personalidad, desde un estado carente de autoconciencia, y básicamente egocéntrico e individualista, hacia uno, en el que el individuo no solo supera el egocentrismo inicial, sino también las expectativas externas, tanto a nivel individual, familiar y social, y se dirige hacia un estado de desarrollo pleno guiado por la empatía, la plena conciencia de si mismo y la búsqueda de fines altruistas, genuinos y universales, solo se puede conseguir a través de un proceso de desintegración. 

              El individuo debe replantear y deconstruir los pilares sobre los que se han fundado sus acciones y pensamientos, y repostularlos en un sentido nuevo, que excede su propia satisfacción, e incluso las demandas emanadas del medio social, y se orienta hacia unos fines superiores imbuidos de un valor humano, universal, abstracto y altruista.

              Se la llama positiva porque, aunque es un proceso en el cual es inevitable atravesar profundos conflictos internos de diversa índole, el resultado es una integración nueva, evolucionada y positiva de la personalidad, hacia la cual las personas con altas capacidades tienen una predisposición y un potencial mayor que debe ser comprendido y apoyado”.

     

    O sea, que no es que tenemos que ser mas solidarios y empáticos, sino que lo que tenemos que hacer es madurar nuestra naturaleza humana, y como resultado seremos mas solidarios y empáticos. Parece lo mismo, pero no lo es.

    Y no es lo mismo, porque, todos los seres vivos, dentro de nuestra naturaleza, disponemos de unos programas automáticos y autónomos que marcan y dirigen el desarrollo de nuestro ser.

    Igual que todos tenemos unos programas y un reloj biológico, en el que se marcan cuando aparece cada órgano, (y nosotros no hacemos nada), sucede lo mismo en el desarrollo de nuestra conciencia, de nuestra mente.

    Estamos programados para hacerlo en su momento, sin ninguna decisión por nuestra parte: es automático.

    Sin embargo, lo de proponerse ser empático y solidario, no tiene ningún mecanismo universal automático que lo determine. Es un proceso voluntario, que unos lo tienen más desarrollado y otro no.

    (El “espíritu” personal, tiene un instinto comportamental hacia la bondad genérica y limitada, que ayuda, pero muchas veces no lo podemos escuchar adecuadamente).

    O sea que para ser “buenos”, no hay atajos morales posibles efectivos, (más que en una minoría culturalmente vocacionada). Por eso con sermones no hacemos nada.

    No hay otro camino que seguir el proceso de maduración humana, de metamorfosis, mediante la resolución de la sucesiva serie de crisis personales, de desintegración-reintegración de la conciencia, lo que no es fácil, pues es un proceso que incluye:

    1. Ser conscientes de lo que nos sucede.

    2. Ser libres, sin catecismos tradicionales, ni métodos transformativos antiguos, que junto con sus elementos positivos, también arrastran inevitablemente errores cognitivos históricos, bienintencionados, pero que no hacen mas que introducir confusión y caos mental.

    3. Constante atención a la guía de nuestro “espíritu” personal, que nos conoce mejor que nadie, (está dentro de nuestra mente), y es un compendio de la Sabiduría del Universo, (del “Espíritu”).

    4. Además, dedicar una atención racional consciente de los “sabios” que han pasado por esa experiencia anteriormente, con sus consejos lúcidos: La “sabiduría perenne”.

    Entre ellos, y más aún nosotros que somos culturalmente cristianos, interpretar lo mejor posible, el pensamiento de Jesús, imperfectamente expresado en los evangelios, pues hay indicios suficientes, de que Jesús, fue quizás, el mayor “iluminado” de la historia humana. 

    6. Depurar nuestra mente de la mayor parte de errores y perspectivas anticuadas, que la cultura nos ha transmitido.

     

    “La rosa es sin porqué; florece porque florece, no se fija en sí misma, no pregunta si se la ve”. (Angelus Silesius).

     

     

  • Juan A. Vinagre

    El tema que nos propone G. M. Otalora: “El peligro de creernos más que humanos”, merece una seria y frecuente reflexión; merece unos “ejercicios espirituales” de humanización. Y lo merece porque en esto nos va la vida, como personas y como sociedad.  Si nos sobre-valoramos, caeremos en la tentación -abismo- de creernos (algunos, al menos) “homo deus”, que dictan, ordenan e imponen valores a su medida…, con el correspondiente orden-sistema social, creado a su imagen y semejanza. En este caso, ese sistema social, creado por el “homo deus”, es un sistema con pies de barro, que -aunque el poder trate de arroparlo y sobreprotegerlo mucho- cada vez se verán más sus debilidades e insuficiencias egoístas, miopes, centrado solo en lo inmediato… En este caso, ese “homo deus”, que se cree más que humano, es inconsciente de que se comporta más bien como un “pre-sapiens”. Por eso tantos atropellos, barbaries, canibalismos, tanta insensibilidad ante el sufrimiento ajeno…, tanta ambición, tantos mitos convertidos en ídolos a los que dar culto…  Por eso tanto esfuerzo por sostener un sistema insostenible, inhumano…  Este sistema social discriminador, en parte, nos define como “homo”.  Digo “en parte”, porque este homo antihomo,  también ha sabido proyectar-crear-desarrollar progresos muy humanos y valiosos…, que han favorecido la formación, creado cierto bienestar, y asomarnos al abismo del universo, tan impresionante y sugerente, que si por una parte nos pone en evidencia como seres efímeros, por otra nos eleva.    Lo que no impide reconocer el comportamiento discriminador y hasta caníbal…, que, a través de la historia, también nos define como “homo”…

    Mientras el hombre no incorpore a ese sistema social, tan desajustado, un sistema de valores éticos que lo convierta en más humano, ese “homo” no llegará a ser verdaderamente “sapiens”. Mientras ese sistema no sea más solidario, viviremos dentro de un orden propio de presapiens.   De ahí la necesidad -y la urgencia- de que el homo despierte, madure y cree un nuevo orden social, más lúcido, más humano.

    En uno de sus comentarios, dice Isidoro que se necesitan ideas nuevas, y lo comparto. Pero advirtiendo que el núcleo esencial de esas ideas nuevas para una sociedad nueva, más humana, se encuentra entre nosotros desde hace 2.000 años. Lo propuso Jesús de Nazaret.   Lo que ocurre es que el gran poder (y la torpeza-inmadurez-pasividad del homo sometido, aún demasiado oligo), no permite el cambio… El ídolo del gran poder exige culto en exclusiva.  Aunque cuando el “homo pasivo y oligo” despierte y se convierta en sapiens más maduro -y va camino de ello-, el cambio será inevitable… (Inevitable si la ceguera del oligo-poder no comete la locura de un canibalismo total.)  Pese a esa posibilidad -que también insinúa G. Faus-, yo creo en la esperanza de que un día no lejano el homo se vuelva sapiens…     ¡Y, por fin,  despertemos, compartiendo!

  • Isidoro García

    Amigo José Antonio, no merece la pena discutir si son galgos o son podencos, porque la situación apremia y el compromiso de la humanidad es muy grande y peligroso.

    Habría que hacer un esfuerzo de aligerar el presente y el futuro de la humanidad, y para ello hay que repensar todo, con las ideas y conocimientos que hoy tenemos.

    Flota en el ambiente una sensación de que estamos ante una gran crisis de pensamiento. No surgen ideas nuevas, y sobre todo, tenemos encima de la mesa una serie de agobiantes problemas de la humanidad, pero nos encontramos ante tal maraña de contradicciones, que nos paralizan, y cerramos los ojos a ver si de repente, los abrimos y de repente los problemas han desaparecido. Pero no es así.

    La única solución, es poner en marcha la máquina de resolver problemas de que dispone el humano. ¿Y cuál es esa máquina?. Pues el “espíritu personal”, que Dios, a través del Universo del que somos componentes, nos ha dotado para favorecer nuestra supervivencia como especie.

    Es un instrumento cognitivo para lograr una buena interpretación de la realidad. Decía Werner Weisenberg, que “el primer requisito para comprender los fenómenos es introducir los conceptos adecuados, porque sin la ayuda de los conceptos correctos, no podemos saber realmente, qué ha sido observado”.

    Y es el espíritu personal que reside en nuestra mente subconsciente, el que nos proporciona, (si lo movilizamos, escuchamos e interpretamos bien), las intuiciones sabias, con los conceptos y sobre todo las perspectivas adecuadas, para entender bien los problemas que nos asolan.

    Pero el espíritu personal, nos facilita la dirección correcta a la que debemos mirar, pero luego tenemos que mirar con nuestros ojos, muchas veces cansados, enfermos y miopes, o sea con una cultura, con muchos errores aprendidos.

    Por eso, según avanzan los conocimientos del humano, debemos seguir pensando, y no fijarse en los detalles del pensamiento de los grandes humanos del pasado, sino solo en su dirección.

    Hay que mirar la dirección que marca el dedo, y no mirar el dedo. Y el camino lo debemos hacer nosotros. (Esto viene a cuento de los posibles errores que todos los grandes humanos, como Malthus o Darwin, hayan cometido, sino mirar su dirección y proseguir la labor nosotros).

    (Fíjate que hasta Jesús, -según la versión de los evangelistas- cometió errores culturales de detalle, como el pronosticar el inminente fin del mundo que no se produjo).

     

    El asunto es que hay que resolver los problemas de la humanidad, y hay que esforzarse en utilizar todas las posibilidades de la Ciencia, para realizarlo. No hacerlo así, sería suicida y absurdo. Y ya iremos resolviendo, poco a poco, los problemas colaterales que esa utilización de la Ciencia, pueda producir.

    Lo que no es una opción, es pensar o en no hacer nada, o en lamentarnos por lo egoístas, tontos o estúpidos que somos los humanos y en los líos en que nos metemos.

    La única solución, es que a la minoría, (que cada vez es mayor), de personas que están concienciadas de los problemas, hay que enseñarles a utilizar su “máquina personal de resolver problemas”, el “espíritu” personal, que es una especie de terminal remoto, del gran Espíritu Santo, que rige el Universo, por encargo de Dios.

    • Jose Antonio

      Isidoro, un saludo. le comento. Podría ser que algún día el control de los cambios podría ser nuestro pero nos es imposible en este momento y me explico. Hay un libro de un investigador de temas económicos, que fue amenazado por sus hallazgos y para que no revelara el nombre de unas empresas muy poderosas, que decía que hay actualmente cuatro multinacionales, solo cuatro que controlan todas las materias primas del mundo, desde alimentos a minerales, todo, y no aparecen en las bolsas de valores, ni ningún otro sitio, apenas conocidas por algunos paises y sus gobernantes y desconocidos por la inmensa mayoría del resto, y que tienen todo su capital en paraísos fiscales, por lo que nunca serán tocadas por nadie. Y son las que manejan los precios, de subidas y bajadas de todo, absolutamente todo lo que hay en el planeta. ¿Qué posibilidad de acción y maniobra nos queda a la humanidad frente a esto? Nada. ¿Ha tocado el corazón de aquellas multinacionales trayendo a sus CEOs, incorporandoles en la comisión de economía inclusiva del Vaticano por parte del papa? No. Lo que vemos son subidas de precios de productos de primera necesidad sin inmutarse ni los que toman las decisiones, ni los ciudadanos que como corderos asumimos, todo lo que se nos viene encima.

      Decía un profesor al que admiro, el biólogo Máximo Sandín, que otro gran pensador decía, que los paradigmas no cambian por que un grupo que mantiene ese paradigma cambie tras darse cuenta de sus contradicciones y errores, no, no cambia por eso, cambia solamente por que toda esa generación va desapareciendo con el trascurso del devenir de la vida que para todos acaba un día. Solo cuando desaparece esa generación es remplazada por otra que impone el nuevo paradigma, con sus contradicciones y sus errores…y así sucesivamente.

      Entonces ¿Cuál es la solución si es que la hay?

      Yo ahora mismo aporto mi pequeño grano de arena e intento cambiar las cosas, se que no voy a cambiar nada, pero si que he comenzado a cambiar muchas pequeñas cosas en mi día a día. Hay que ser como el colibrí de la fabula, que lleva una pequeña gota de agua para apagar un fuego, bueno es un comienzo…pero sin dejar de ser consciente de que alguien está encendiendo muchos fuegos.

       

  • Jose Antonio

    Desarrollo sostenible…es un oximoron…si hay desarrollo no hay sostenibilidad…la una anula a la otra no se pueden dar…es una expresión para crear disonancia cognitiva, para confundir al personal.

    Malthus y Darwin los creadores de unas teorías dogmáticas que apuntalaban la Eugenesia y el poder Anglosajon Victoriano y todo lo que trajo consigo. Ambos clérigos, no científicos, Anglicanos, Darwin admiraba profundamente a Malthus y si leen sus escritos son calcados. Uno proponía una economía del más capacitado y tocado por la mano de Dios con una economía perversa en definitiva que permitía la acumulación de riqueza de unos pocos, en detrimento de grandes bolsas de pobreza de unos muchos y como venia por una fuerza invisible había que aceptar ósea ajo y agua. El otro que siempre aparece en las retina el abuelo con barba blanca, proponía la selección de los más aptos, por el azar, dos conceptos que no se mantienen con los datos actuales de la biología. Pero había que respaldar el supremacismo Anglosajon del que luego se impregnaron doctrinas y otros credos que vieron una gran oportunidad, con el advenimiento de grandes negocios, por ejemplo con los colegios privados de la elite burguesa y de las ricas familias de los ricos accionistas de las grandes multinacionales y bancos, y como no de la enseñanza de los retoños de la aristocracia más rancia mundial. Pero realmente son teorías que encierran mentiras …base de la Eugenesia y el transhumanismo actual que no es más que una nueva cara de la Eugenesia…¿Quién sobra en este planeta? ¿Quién decide quien sobra en este planeta?

    Decía una abuelita de mi pueblo,  que Dios se equivoco, que lo que tenia que haber hecho es una remesa con una cantidad de gente y que se quedara aquí por siempre, pero con ella en esa remesa…por supuesto.

    Voy a compartir un dato…si concentráramos a toda la población mundial, separados 1 m de distancia unos de otros…ocuparíamos todos la mitad de la isla de Tenerife.

     

  • Isidoro García

    Hay que hacer un esfuerzo, por adaptar viejas doctrinas, compatibilizándolas con aligerar en lo posible la ya de por sí, dura y ascética condición humana.

    (Sí, ascética, por mucho que piensen algunos que somos una panda de vividores. Justamente, esa dureza de la vida, es la que nos causa la inadaptación y la alienación que nos lleva a todas las conductas autodestructivas y destructivas del planeta).

    Por eso yo me niego a que sustituyamos las posibilidades de la Ciencia, (que para eso está, y ahora está en condiciones de hacerlo), en resolver problemas y aligerar en lo posible la vida humana, y no pretendamos resolver los problemas a base de moralismos heroicos, cada vez más gravosos para el humano.

    Moralismos, basados en doctrinas que “pueden promover nueva vida, pero que también puede inhibirla, si se vuelve demasiado autorreferencial, si se convierte en una pieza de museo”.

    Y entre esas doctrinas, está el considerar egoísmo insano, toda pretensión simplemente de ser “algo” felices: solo un poquito. El Universo nos quiere felices, que solo conseguiremos auténticamente, cuando sintonicemos con él.

    Porque en la naturaleza humana está la bondad natural, que es uno de los frutos del “espíritu personal” que todos portamos en nuestra mente subconsciente.

    Y por eso mi gran alegría cuando el Papa, parece que va en esa línea, que se ve que algunos ven con suspicacia, reticencia y sospecha.

     

    (La investigación académica y científica), “debe verse como un impulso hacia el futuro, como una invitación a aceptar los desafíos de una nueva era en la historia. 

          La vuestra es una herencia muy rica, que puede promover nueva vida, pero que también puede inhibirla, si se vuelve demasiado autorreferencial, si se convierte en una pieza de museo.

             Si se quiere que tenga un futuro fructífero, su custodia no puede limitarse al mantenimiento de lo recibido: debe estar abierta a desarrollos valientes y, si es necesario, incluso sin precedentes”.

     

    Yo, modestamente, creo que esta valiente frase de Francisco, le la que va a colocar en la historia de la Sabiduría, tan necesaria en estos tiempos procelosos y peligrosos. Y el mundo se lo agradecerá.

  • Isidoro García

    Amigo Gabriel, la cita es de “una audiencia a los miembros de las Universidades Pontificias de Roma, el pasado 25 de Febrero, invitaba a revisar la situación de estas universidades, en un proceso que – textualmente”, y lo luego venía la cita textual.

    Es verdad que no se refería concretamente al tema del problema de la superpoblación, y el agotamiento del planeta, sino que Lluis la ponía en referencia a los problemas morales sobre la I.A.

    Pero yo creo, que no es un abuso de la cita, porque entre los problemas que “deberían” preocupar a las Universidades Pontificias, están todos los que referentes al presente y sobre todo al futuro de la Humanidad.

    Porque si resultara que no es así, y este problema no es “un desafío de una nueva era en la historia”, y por ello no es necesario que “si se quiere que tenga un futuro fructífero, su custodia no puede limitarse al mantenimiento de lo recibido: debe estar abierta a desarrollos valientes y, si es necesario, incluso sin precedentes”, entonces se vería claramente lo que le importa la superpoblación y el agotamiento del planeta al Papa Francisco, o lo atado por el pasado doctrinal de la Iglesia, que está.

     

    Por otra parte, a mí sinceramente no me extrañaría esto último, porque se que la doctrina oficial imperante, por ahora, en este tema, es justo la misma que tú has aducido: no hay problema científico resoluble con medidas, científicas y políticas, sino solo un problema moral, que se resuelve si milagrosamente, todos nos volvemos “santos”.

    Gobernar es el arte de lo posible. Predicar, no, y por eso es mucho más fácil. El gobernante, a no ser que sea un autócrata más o menos bienintencionado, tiene que contar con las personas que tiene que gobernar, que tienen una naturaleza determinada, y unas necesidades y unas pulsiones que marcan y dirigen su comportamiento.

    Por eso las éticas heroicas, son muy estéticas, y se queda muy bien, pero no son efectivas.

    Es bueno y necesario, marcar el camino que tenemos que seguir para evolucionar y acabar de desarrollar nuestra naturaleza y nuestra consciencia, pero cuando tenemos que afrontar un problema urgente, de vida o muerte de la Humanidad, no se puede recurrir solo a llamadas al “hombre nuevo”.

    Eso se hizo en la URSS y se utilizó todo tipo de propagandas y coerciones durante 75 años, y no resultó. ¿Es que no aprendemos?.

    Por eso hay que utilizar al máximo las posibilidades de la Ciencia, para hacer el problema mucho menos peligroso, de lo que ya es ahora.

    Y eso no excluye, ni mucho menos, la implantación de políticas igualatorias, por parte de los gobiernos, la reducción o anulación de gastos superfluos, y la concienciación de los individuos, de una mayor solidaridad.

    Pero es que parece que somos unidimensionales: no podemos hacer mas que una cosa a la vez. Se pueden y se deben hacer varias cosas, sobre todo en problemas complejísimos, que tienen múltiples causas diferentes.

     

    Imaginemos, que en cien años, la población fuera, de “sólo” dos mil millones. ¿No sería mas cómoda la vida de nuestros nietos y biznietos, y con los recursos que hay, TODO el mundo podría tener mas para cada uno, sin exigir esfuerzos sobrehumanos?. ¿Y eso no es bueno de por sí?.

    Y respecto a la crítica al maltusianismo, yo creo, que está muy vivo, porque tiene una lógica lúcida: en un quebrado, mejorar el valor, depende de aumentar el numerador, (recursos), y/o disminuir el denominador, la población.

    Lo que sucede es que Malthus, (que era clérigo y no banquero), lo pensó en el inicio de la revolución industrial, y en estos doscientos años de crecimiento continuado de la riqueza del mundo, el crecimiento ha sido de tal magnitud, que ha podido con todo: ha soportado el crecimiento de octuplicar la población, y ha aumentado considerablemente el bienestar general de la humanidad.

    (Pero la propaganda de los “moralistas”, le han asociado con supuestos excesos darwinianos y hasta nazis: la táctica conocida del arte de la calumnia, asociar a la víctima con todo lo peor, y luego “leña al mono que es de goma”).

    Pero todo tiene un límite, porque vamos hacia una situación, en que el estándar de bienestar que tendría la población si hubiese un reparto absolutamente igualitario y justo entre todos, sería inasumible por gran parte de una mayoría de la población, y más una vez que ya se ha probado las mieles del bienestar material.

    (Porque recuerdo que el estándar no es solo la alimentación mínima de supervivencia, sino además vivienda digna, educación y sanidad apropiada, y trabajo para todo el mundo,  además de que la humanidad se merece “comer langostinos” de cuando en cuando, ¿o eso es un pecado?).

    Pero aparte de ese factor, que gustará mas o menos, pero es la realidad, está el del equilibrio ecológico del planeta, que amenaza ruina inminente, desencadenando el calentamiento climático, y todos los efectos del mismo.

     

    Por eso, yo creo, que es un error, enfocar un problema de vida o muerte, con la moral de máximos del santo creyente. Antes de una operación a corazón abierto, un buen creyente, no pierde el tiempo dando consejos al cirujano, sino que va a su rincón de rezar, y raza a Dios, suplicando un milagro. Pues así estamos.

     

    (Feliz Día de las mujeres a todas y todos).

  • Gabriel Mª Otalora

    Solo un apunte a los comentarios de Isidoro García… La base principal de la supervivencia pasa por la redistribución de la riqueza natural, por los bienes que Dios ha puesto en nuestras manos. Porque bine shay de sobra, si se reparten. La ONU alertaba no hace mucho de que el problema del agua no es su carestía sino de poner los conductos necesarios para su distribución. Es decir, de voluntad política y humana.

    El problema en la natalidad es muy importante, y es preciso y urgente avanzar en la paternidad y maternidad responsables, pero centrar el problema solo aquí, olvida las políticas malthusianas que abogaban -y abogan desde un neoliberalismo de guante de seda- con palabras bonitas porque en el mundo sobra gente, apuntando a los que menos productividad aportan, a los lisiados, a los caros de mantener…

    El Creador ha puesto bienes de sobra y medios para repartirlos entre todos de manera solidaria: “dadles vosotros de comer”, no les digáis que se quiten de en medio… En este sentido, me gusta la cita de Francisco que aporta el comentario de Lluis Oviedo.

  • Julián Díaz Lucio

    Creo que las religiones no son las causantes de la superpoblación, al menos en el hemisferio norte, porque de hecho las mujeres no dan hijos para sostener la población. El problema viene de los países subdesarrollados por falta de cultura y sobre todo por falta de medios económicos. Estoy totalmente de acuerdo que las religiones tendrían que cambiar sus criterios respecto a la sexualidad y concepción, pero el problema creo es esencialmente económico y de cultura.

    • Isidoro García

      Amigo Julián, es justamente en los países subdesarrollados y en Latinoamérica, donde mas influencia tienen las religiones, en ese tema. En el mundo desarrollado, no les hacen caso, en ese tema, ni sus propios creyentes.

      De todas formas, reconozco, que el problema tiene varias causas importantes, entre otras, que los países subdesarrollados, en un mundo en que no hay una autoridad mundial que imponga la paz coercitivamente, los países, no quieren paralizar su crecimiento demográfico, si los países vecinos no lo hacen también, por razones geoestratégicas.

      De todas formas, tengan o no tengan influencia en el tema, las religiones, si realmente estuvieran preocupadas por el bienestar de los humanos, harían todos los esfuerzos posibles de su parte, y “deben estar abiertas a desarrollos valientes y, si es necesario, incluso sin precedentes”. (Papa Francisco).

      Pero luego llega la Conferencia de la Población de la Onu, en Egipto, y la Iglesia Católica, no hizo mas que poner trabas y mas trabas, y eso que no pintaba nada en esa Conferencia.

    • Antonio Llaguno

      Julián,

      es que, tal y como dicen en México, pareciera que vemos la procesión y no nos incamos.

      Desde luego que la religión, independientemente de lo que defienda cada una de ellas sobre el control de la población, no tiene influencia importante en la situación actual.

      Yo tengo la tendencia, siempre que aparece un problema moral a buscar “Cui prodest”, es decir quién se beneficia económicamente (O por medio de la obtención del poder que es lo mismo, o de comodidad, etc…) de una decisión moral y, mira que soy desconfiado, cuando quien me hace la propuesta moral es el beneficiario tiendo a pensar que existen intereses espúreos.

      Por ejemplo si Isidoro aquien respeto y que no va a beneficiarse un pimiento del control de población me hace una defensa del control de población mediante el aborto, lo escucho, trato de entenderlo y si no estoy de acuerdo discuto con él; pero si el planteamiento me lo hace el director comercial de la Clínica Dator de Madrid, directamente desconfío y paso de concederle el menor crédito.

      Creo firmemente que la mayoría de los pricipios morales religiosos, de cualquier religión, lejos de haber sido dictados directamente por Dios (Y sin justificar por qué dicta esa norma, por supuesto) correponden a circunstancias que, en origen, eran de sentdo común.

      Por ejemplo, estoy convencido de que lo que dice Jesús sobre el divorcio, va más en la línea de proteger a la mujer del divorvio judío, machista y discriminador que sólo favorecía el calentamiento particular de la entrepierna del varón previamente casado o que la prohibición de comer cerdo que tienen los judíos y han heredado de ellos los musulmanes, está en la certeza aue se tenía en la antiguedad de que comer carne de cerdo poroducñia enfermedades. Y com estas casi todas.

      Por eso, creo que conviene, revisar en cada precpto moral, primero su origen, lo que pretendía resolver en su tiempo y si ese problema persiste y /o hay otra forma de resolverlo distinta y después preguntarse a quién beneficia ese precepto.

      Hay un libro muy interesante sobre el tratamiento que la doctrina católica ha hecho sobre a moral sexual y la mujer a lo largo de la Historia. Se llama “Eunucos por el Reino de los Cielos. Iglesia Católica y sexualidad” de Uta ranke Heineman, que defiende la tesis de que la moral sexual católica está fundamentada en el establecimiento de un control de la sociedad por medio del control de uno de sus instintos más primarios y en especial discriminando fuertemente al 50% de la población, es decir a las mujeres (Ana diría “Cuentame algo que yo no sepa”, y llevaría razón)

      • Antonio Llaguno

        Se me olvidó añadir que los países menos desarrollados si existe un tratamiento diferente de la natalidad es porque siguen siendo una cultura generalmente rural y en esa cultura los hijos son un bien y un signo de riqueza.

        En Europa no bajó la natalidad porque nos hayamos vuelto malvados o descastados con los hijos sino porque ya no “vienen con un pan bajo el brazo” sino que cuestan dinero, ya bno sn mano d eobra gratis para el campo sino molestos “ninis” que hay que tolerar en casa “a la sopa boba”.

        La percepción de los hijos cambió y con ella la necesidad de tenerlos.

        Ese es la razón, no la religión.

        Otra cosa es que cuando hablamos de control de la población propongamos el aborto o la eutanasia, de ahçi al nazismo o las distopias típicas de la ciencia fricción apocalítica hay muy poco espacio.

        • Isidoro García

          Amigo Antonio, que conste que yo no soy partidario del control de la natalidad, mediante el aborto. Eso es un sistema rupestre, y sería un fracaso estrepitoso de la Ciencia, no obtener el mismo resultado de una forma mucho mas efectiva y menos traumática.

          Yo creo que la Ciencia hoy día, podría buscar y obtener, (si hubiera consenso social en el control de la natalidad sistemático), métodos médicos, (quizás farmacológico, y quizás hospitalarios), justo para evitar embarazos no deseados y con ello, dilemas morales.

          Hoy día ya se aconseja la revisión hospitalaria o médica, de los embarazos, pues supone un alto riesgo sanitario, y no solamente el mundo desarrollado, sino en todo el mundo. Todavía el embarazo y el parto, son una causa fuerte de mortalidad femenina.

           

          Y llevas mucha razón en que no es que ahora seamos mas egoístas, es que antes, y aún hoy en los países subdesarrollados, tener un hijo, cuesta mucho menos, y da mas beneficios. En las sociedades agrícolas a los 7 años, ya están ayudando en el campo, sobre todo en el pastoreo.

          Mientras que en la sociedad desarrollada, económicamente un hijo, es “una renta” asegurada hasta los ventitantos. Y cuando se independice y utilice sus conocimientos, los padres no ven un duro.

          Pero además de eso, hoy día la responsabilidad moral de ser buenos padres, es mucho mas fuerte y gravosa que antes. Antes, se disponía de autoridad, y se repetía lo que los abuelos habían hecho toda la vida.

          Ahora ser buenos padres, es un reto casi imposible de realizar bien, y casi todos los padres, nos sentimos culpables por los problemas de nuestros hijos. Total, que “otra heroicidad más a la que se nos aboca, quieras o no quieras”. 

          (Cada vez me acuerdo más de lo que decía Jesús, de los que echan cargas a los demás, y Jesús decía: los que estéis agobiados, venir a mí y yo os ayudaré en la carga, (versión mía). El mundo necesita más “cireneos” y menos moralistas.

          Y total todo, casi siempre por un mal polvo, mal echado. A ver si no es cada vez mas dura la condición humana. Nos están poniendo cada vez mas difícil vivir. desesperaíto me tienen.

           

  • Isidoro García

    Estoy de acuerdo en el fondo del artículo del amigo Otalora, pero discrepo de algún detalle del mismo. Por ejemplo, se dice que “las soluciones estructurales (están) en manos de los gobernantes (y de los poderes económicos que les dan sombra)”, (que no las implementan).

    Y yo creo, que es una simplificación de la complejidad del problema.

    Los gobernantes, en general, quieren lo mejor para sus pueblos, (aunque no sea más que por interés electoral y/o pasar a la “historia”).

    Y los poderes económicos, tampoco, (creo yo), que sean todos unos psicópatas asesinos ahítos de sangre. Son humanos como todos, y tienen hijos y nietos, pero como ven que nadie puede hacer nada, porque existe una enorme paralización por fuerte contradicción en los postulados iniciales, pues ellos, mientras se aclaran los otros, aprovechan y van a lo suyo.

    Porque lo que sucede es que en nuestra cultura actual, extraordinariamente influida por las religiones, (especialmente las cristianas y la islámica), se encuentra paralizada ante tantas contradicciones internas moral y doctrinalmente.

     

    Pondré un ejemplo, para mí, esclarecedor. Las trabas ideológicas a un control efectivo y fácil de la natalidad, es causa de una fuerte explosión demográfica, que sigue creciendo a razón de cien millones de personas al año. (Y todavía hay ciegos, que hablan de desierto demográfico, (¡¡!!).

    Este fuerte crecimiento de la población, genera una tensión constante en los gobiernos, que además de las nuevas aspiraciones de su población a una vida algo mas llevadera, (no solo alimentación básica, sino también educación, sanidad, vivienda digna y sobre todo trabajo para hombres y mujeres), sino que además cada año, ven que sus demandantes, aumentan en número, y de forma significativa en los países subdesarrollados.

    ¿Qué van a hacer los gobiernos, ante tan enorme presión social?, Pues tomar medidas cortoplacistas, aunque sean fatales para el futuro a medio plazo.

     

    Podrían los gobiernos de los países mas desarrollados, y el mundo científico general, (universidades, grandes hospitales y centros de investigación públicos, y farmacéuticas privadas), investigar un método médico fácil e inocuo, para hacer de la concepción humana, un acto médico concreto, solo para casos de paternidad/maternidad deseada.

    Con el nivel de los conocimientos biológicos y médicos actuales, eso no se tardaría en conseguir, ni tres años.

    Pero los poderes no lo mandan, porque existen muchas resistencias mentales y morales, en mucha gente, potencialmente votantes, por motivos doctrinales por parte de las religiones, que aunque en temas de culto, están en retroceso, aún disponen de mucha influencia en la sociedad, directamente, y a través de su gran influencia indirecta en la cultura de la Modernidad laica.

    ¿Y cual es el origen doctrinal de esas resistencias?. Pues una “sacralización” de una frase mitológica, como es el “¡Creced y multiplicaos!, que se considera como mandato directo de Dios, cuando no es más que un principio básico general de la evolución biológica, que lógicamente, puede ser matizado en función de las circunstancias.

    Esa actitud, es un ejemplo preclaro, de la tesis del título del artículo, de “El peligro de creerse más que humano”, o de creerse que lo principal es que el humano haga ciegamente lo que sea mejor para el humano a corto plazo, aunque nos carguemos el planeta, y con ello, nos disparemos un tiro en el pie.

     

    El franciscano Lluís Oviedo Torró, en un artículo, citaba al Papa Francisco, que en una audiencia a los miembros de las Universidades Pontificias de Roma, el pasado 25 de Febrero: invitaba a revisar la situación de estas universidades, en su proceso de investigación que – textualmente –

     “Debe verse como un impulso hacia el futuro, como una invitación a aceptar los desafíos de una nueva era en la historia. 

          La vuestra es una herencia muy rica, que puede promover nueva vida, pero que también puede inhibirla, si se vuelve demasiado autorreferencial, si se convierte en una pieza de museo.

             Si se quiere que tenga un futuro fructífero, su custodia no puede limitarse al mantenimiento de lo recibido: debe estar abierta a desarrollos valientes y, si es necesario, incluso sin precedentes”.

    Discurso perfecto y certero. Pero…

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