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Vindica te tibi

        Siempre recurrimos a los clásicos por sus pensamientos. Algunos han marcado época y resultan, por tanto, actuales. Así tenemos: Sapere aude. Frase atribuida al poeta Horacio (65 aec-8 eac). Entera es: “Quien ha empezado, ya ha hecho la mitad: atrévete a saber, empieza“. Es citada sobre todo en la interpretación de Kant, que en 1784 la declaró el lema de la Ilustración: Atrévete a hacer uso de tu propio entendimiento”.

La otra cita también bien conocida es “Gnote seauton o Conócete tú a ti mismo. Inscrita en el umbral del templo de Apolo.lo en Delfos (Grecia). Se atribuye a muchos autores, uno es Sócrates (470 aec -399 aec).

        En cambio, la que presento hoy ya no es tan conocida: Vindica te tibi o reivindícate a ti mismo o reclámate a ti mismo. El autor es Séneca (4-65 e.c.), nacido en Córdoba (Andalucía). La frase pertenece a una de las 124 cartas escritas a Lucio, discípulo suyo y tal vez gobernador, en el contexto del fin de la vida de Séneca: Preocupación por la Humanidad. Básicamente es la identidad de la propia persona. Aspecto muy subjetivo, pero muy real, que permite la interrelación y la propia confianza. Un sentido de pertenencia. Los dos aforismos primeros carecen de la búsqueda de la propia identidad. Y esa identidad se forma y construye con el entorno, sobre todo, la familia. No es la esencia de la persona. Un tema que se puede tratar desde muchos ángulos.

        Uno de ellos es la lengua materna. Dice un autor que “la pérdida de una lengua es perder una visión del mundo: una cosmología”. Y entiendo que es cierto. Las lenguas deben cultivarse y defenderlas. Los diálogos culturales son enriquecedores. Entiendo que respetuosos con la diversidad de visiones del mundo que cada lengua muestra. Pero, aun así, nos encontramos con el “imperialismo lingüístico”. Y se entiende como un concepto político que se refiere a una forma de dominación cultural por parte de la lengua imperialista. Cuántos imperios han impuesto su lengua excluyendo cualquier otra. No hace falta hacer historia del pasado. Como dato sí conviene saber, según la Unesco, que unas 6.000 lenguas se hablan en el mundo y más de 2.500 están en peligro. Y otros ya no están.

        Por mi experiencia personal he vivido tres imperialismos lingüísticos excluyentes. El imperialismo árabe, francés y castellano. No es el momento de mostrarlo como tampoco demostrarlo de forma fehaciente. Hay que informarse de forma verdadera de la realidad de nuestra propia lengua.

        Lo digo porque la pertenencia a una familia, a una tribu, a una tierra, a un Pueblo se hace mediante la lengua que tiene marcas sociogeográficas. Entiendo que todo esto a nivel cultural dialogante es de gran riqueza, pero cuando interviene la idea política de dominio, entonces se convierte en un campo de batalla que acaban perdiendo las minorías. Ciertamente, las formas de hacerlo son muy sutiles basándose en las leyes, el derecho y bajo el tribunal de justicia, como en Francia. La reforma de la Constitución francesa en relación con las lenguas minoritarias, no es un camino de rosas todavía hoy en día. También ya conocemos la Constitución española como la valoración fáctica de las lenguas minoritarias en el Estado Español. Y en Argelia con la gran dificultad de considerar al amazig o bereber como lengua del Pueblo, hablada por más de diez millones de personas. Otro lugar a considerar son las lenguas indígenas o nativas de América como de otros lugares del mundo que tienen su propia cosmogonía.

        Dicho esto, no busco un debate, sino una constatación fáctica, difícil de negar, y por eso cito la frase latina “Vindica te tibi o reivindica tu propia identidad” con tu propia lengua. Y es una atalaya que debería despolitizarse y permanecer en una realidad cultural. Cabe recordar que toda lengua materna tiene unas raíces muy emocionales y primarias a niveles de inconscientes familiares y colectivos. Y al mismo tiempo se mama toda una visión del mundo a través de los padres, la familia, la tribu, el Pueblo. Y qué difícil es cuando existe una mente imperialista de dominación y en manos de la justicia, que nunca puede ser neutral. Y más cuando coloniza y domina.

        Pero ahora, desgraciadamente, necesitamos hacer un gran esfuerzo más, como si no tuviéramos suficientes dificultades. Existe otro fuerte imperialismo desde 1945, más o menos. Se cuela e impregnó el mundo: el inglés. Pero no tanto como cultura, sino como koiné, una lengua general para la técnica y la administración. No es una nueva cultura. Sí folclore. Y entonces trae una pobreza cultural puesto que se abandona la visión de la propia lengua que tiene sus valores. Pero se cae en el gran peligro, que tenemos encima y hay que combatirlo. ¿Cuál? Un nuevo paradigma, el tecnócrata, sin valores con su idioma, inglés, como instrumento técnico. ¿Y dónde queda la propia identidad, el propio pensamiento? Nos convertimos, si no se reacciona, en máquinas digitalizadas y dirigidas por chips. Y la ciencia ya ha llegado a introducirlos en el cerebro humano, como explican el neurocientífico Rafael Yuste y el ingeniero Darío Gil que alertan de la inminente llegada de dispositivos que conectarán el cerebro

Directamente con internet

!!!No son bromas!!! VINDICA TE TIBI

Pedapsicogogo

jpatuel@copc.cat

8 comentarios

  • Antonio Llaguno

    Creo que falta el último imperialismo lingüístico de moda en España que es el imperialismo lingüistico catalán.

    (Yo no empecé)

    • Jaume PATUEL

      Cuánto me duele la no comprensión de una situación real. Una minoría sin poder no es ningún imperialismo…De ahí una lucha desigual…. remito a los articulos sobre el valenciano.
      Ciertamente que no empezaste, pero continuaste….
      Expresado todo esto con afecto, eso sí. No tengo iconocillos expresivos.

  • oscar varela

    1- El lenguaje no es sólo el medio,
    – sino también el fin de la comunicación.
    – Cuando la comunicación se pone al servicio del marketing,
    – el marketing, del dinero
    – y así sucesiva e infinitamente,
    – nos olvidamos de que el lenguaje es ante todo un placer,
    – un placer sagrado;
    – una forma, acaso la más elevada, de amor y de conocimiento.
     
    2- La pulsión de vida, el Eros, es la que vincula al deseo y su objeto,
    – y el placer es la señal certe­ra de su realización,
    – el lenguaje es una de las manifesta­ciones más evidentes y universales
    – del principio del pla­cer.
    – En cada comunicación verbal que se logra se da una relación misteriosa y fecunda.
    – La libido hace de las palabras su objeto y habitación:
    – entre la lengua parlante y la oreja escuchante hay una relación análoga a la que exis­te entre el falo (que en sánscrito se llama lingam) y la vulva.
     
    3- El Lenguaje como sistema de símbolos
    (símbolo es una pala­bra griega que significa la fusión de dos objetos)
    – pone de manifiesto nuestra capacidad innata de in­vestir la libido
    – en palabras, objetos verbales inagotables y vinculados entre sí,
    – que nos relacionan a su vez con los otros y con nosotros mismos.
    – “La lengua no es el caballo del pensamiento, sino su jinete”.
     
    4- El lenguaje apela a la noción de ‘campo’,
    – que aparece simultáneamente entre dos instancias
    (el yo y su interlocutor, el yo y la “realidad”)
    – encuentro, determinando y siendo determinada a su vez por estas presencias.
     
    5- En el Génesis las palabras anteceden a las cosas, no las reflejan.
    – Dios nombra primero a la luz para que la luz exista,
    – y es la palabra lo que termina con el caos.
    – En el caso de Adán, los animales preceden a sus nombres,
    – que son los que Adán les da y los que les “corresponden”.
    – Hay un paralelis­mo entre la tradición hebrea y el pensamiento platónico
    – en el cual las ideas preceden a las cosas.
    (Lo común de ambas tra­diciones es que la realidad no existe si no hay algo que la promue­va y condicione a la existencia:
    – en el pensamiento hebreo este algo es la palabra,
    – en el platónico la idea)
     
    6- El lenguaje es un órgano de co­nocimiento anterior al pensamiento,
    – la pregunta no sería: ¿Cuántas lenguas habla Ud.?
    – sino: ¿Cuántas len­guas escucha Ud.?
    – Se trata de un don más ínti­mo, tan desconocido como necesario en nuestros días:
    – el don de escuchar lenguas,
    – de dar lugar en nosotros a la escucha de nuestra propia len­gua,
    – Entre el uso de la palabra y la escucha de la pala­bra
    – media una distancia semejante a la que separa al amor de la prostitución.
    (piénsese en la ridícula expresión “dominar una len­gua“)
     
    7- Hay épocas afortunadas en que el lenguaje no es sólo usado,
    – sino que es escuchado por los grandes poetas,
    – y de esta escucha y de esta reinterpretación
    – sur­gen los poemas más memorables de nuestra historia,
    – no solo de la historia de las literaturas particulares,
    – sino de la historia de la especie.
    …………………

  • M. Luisa

    Acabo de leer este magnífico artículo de Jaume y coincido en él plenamente. Por mi parte, y centrada, ahora, solo en un aspecto del mismo, diré que, sin tampoco buscar ningún debate, pienso que sería justo al menos que mientras no se despolitice en esa tal atalaya reivindicativa de la propia lengua, se supiera distinguir las distintas nociones de nacionalismos y no meterlos todos en un mismo saco.
    Al amigo Isidoro, decirte que estás muy equivocado, precisamente uno/a ha de valerse por sí mismo, es decir,    posee lo suficiente para captar la realidad y razonarla fundadamente. Y esto no es algo exclusivo de X. Zubiri, cuando me dediqué a su estudio, sino algo que he podido contrastar con autores como A. Comte-Sposnville, A. Kauffman, entre otros muchos.  Lo bueno de la filosofía zubiriana es que sus conceptos, aunque fueron creados en el siglo pasado (crucialmente entre dos físicas) son conceptos que al proceder noologicamente de una inteligencia sentiente (física) son conceptos en sí mismo abiertos y, por tanto, en ellos la realidad puede irse actualizando a través del tiempo. Lo contrario que sucede con los conceptos procedentes del racionalismo, que estos sí necesitan ortopedia…
    Saludos para Jaume y también para Isidoro

  • Isidoro García

    El artículo del amigo Jaume, tiene para mí, cosas claras, y otras menos claras.

    De entrada confieso que soy monolingual, y por mi desidia, por no saber, se muy poquito de francés, (a nivel escritura), y menos aún de inglés. Reconozco que es una de mis muchas lagunas culturales.

    Y sé que el bilingüismo produce grandes efectos en la estructuración neurológica, dotando al bilingüe de mucha más agilidad y plasticidad neuronal.

    Ahora bien, dentro del total respeto por las lenguas maternas de cada uno, pongo en duda el que lenguas que provienen de un mismo tronco cultural, (como es el caso de las lenguas romances, respeto al latín), provoquen una visión del mundo y una cosmología, distintas.

    Eso podía pasar antes, cuando el nivel  alfabetización era mínimo, y mucha gente solo tenía cultura oral.

    Pero hoy día, en plena Edad del Conocimiento, estoy seguro que es la cultura adquirida y sus conocimientos, los que generan esa visión del mundo y esa cosmología. Yo tengo mucho mas en común, con gente moderna de Finlandia, que con mucha gente del Bierzo, (por un poner).

     

    Por otra parte, volvemos de nuevo al miedo al progreso. Justo en estos momentos, en los que la tecnología nos hace partícipes fácilmente de la sabiduría universal, empezamos a sospechar de esa tecnología respecto a la conservación de las leguas locales.

    Cuando es justo todo lo contrario. Yo veo claramente que en el futuro, se podrá compatibilizar fácilmente tres lenguas: la local, la regional, (entendida como la de países vecinos, y la universal, que vehiculará todo el conocimiento, y que por motivos fácticos, ya es el inglés.

    Parece ser, que una vez aprendido un segundo idioma, (por lo menos a nivel de entenderlo hablado), el aprendizaje de un tercero es mucho mas fácil.

    Lo que pasa es que tenemos que ir pasando página de los nacionalismos, y empezar a abrazar de verdad el universalismo. Quizás para el s. XXII, se vaya consiguiendo, y lingüísticamente, eso se facilitará mucho con la moderna tecnología de los traductores inteligentes, y mas aún con los tan denostados implantes cerebrales.

    (¡Anda que no me han mejorado la vida, el moderno traductor de inglés de Google!)

    (Perdonad, pero la tecnofobia, en sus diversas variantes, me parece una muestra de paletismo cultural. Yo llevo dos implantes de titanio, y no me considero ningún bicho raro. Y eso sin contar los implantes dentales. Yo valgo más por el metal que llevo dentro, que por mis fláccidas y mustias carnes.

    De hecho, pienso repartir mis implantes entre mis hijos en el testamento. Y sería feliz si llego a tiempo a que me pongan un implante cerebral para saber inglés y alemán, y otro, (aunque este será mucho más caro), para poder entender a Zubiri, y poder hablar con María Luisa. Y os lo dice una persona, como yo, que no tiene teléfono móvil, ni Watssap, porque no los necesito).

     

    Y por otra parte, ¿que tendrá que ver el ser una persona universal y dominar el conocimiento moderno, en inglés, con ser un tecnócrata sin valores morales?. Eso es un poco valorar el rábano por las hojas, o el cuadro por el marco.

    Al revés, cuanto más conocimiento integral se tiene de la realidad, y eso se tiene mediante el conocimiento universal, (no el de mi pueblito), más probabilidades se tiene de comprender dicha realidad, y saber lo que conviene hacer para llevar una buena vida, que eso, y no otra cosa, son los verdaderos valores, y no los de los catecismos religiosos y políticos, tan al uso.

    Por lo demás, un saludo afectuoso a todos/as, y especialmente a Jaume, al que se le echa bastante de menos, con su sabiduría que tanto necesitamos.

    • Jaume PATUEL

      Isidoro, todos los que escribimos y comentamos en Atrio estamos en el ámbito de la sabiduría. La edad enriquece.
      Evidentemente que en un articulo no se puede poner todo. De ahí cosas claras y no tan claras. Por tanto los comentarios, aunque un poco largos, ayudan. Pero sí que cada uno debe ser autosuficiente sin olvidar la vulnerabilidad.
      Y DUC IN ALTUM

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