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Están clavadas tres crisis

Aunque muchos no  lo sepan bien, los habitantes del planeta Tierra vivimos hoy una triple crisis simultánea, concomitante e interactiva en la intersección de tres ejes como nunca antes, a pesar de lo cual las terrazas siguen llenas, los conciertos de bandas roqueras son una hemorragia orgiástica, y la alegría se activa con todo tipo de estímulos, incluso adictivos. Pero ¿qué hacer terminada la fiesta de madrugada? Seguir con  la marcha, romper el mobiliario humano, sacar a relucir el brillo de la hoja de la navaja, atronar las madrugadas. Excitados están el mundo y sus criaturas, como deseando reventar de felicidad para no ahogarse en desempleo, y en fracaso subvencionado: los gimnasios, el pan y el circo. La desazón devora la calle, rompe las familias, y los teléfonos móviles echan humo durante las veinticuatro horas. A lo mejor soy un  carca y me dejo llevar por la edad.

Como fuere, para nadie es novedad que el eje planetario muestra  últimamente señales más que inequívocas de su grave deterioro. Aunque muchos no quieran reconocerlo, la Madre Tierra está (antropomórficamente) gravísimamente herida y, no sabiendo cómo hacerse respetar, “se venga” de sus criaturas. Cada día más seca, cada día más caliente, cada día más desertizada, cada día más infértil, gime con dolores de parto pero resulta incapaz de llegar a un alumbramiento feliz de nuevas criaturas que la quieran respetar y cuidar. Los paisajes deshidratados, carentes de verdor, de fuentes y de ríos, van dejando de ser biológicamente fértiles, mientras los poderosos compran propiedades siguiendo la ruta del agua, de la sombra, y del huerto para alargar su longevidad. Algunos de los terrícolas han tomado conciencia de la situación, pero no se les hace demasiado caso, y tampoco hacen siempre ellos mismos los necesarios sacrificios consumiendo menos, viajando menos. La humanidad no tiene asegurado su pesebre futuro, pero ¿quién pone mientras tanto el cascabel al gato?

Por lo que respecta al segundo eje, el antropológico, es bastante evidente que lo antes denominado “ser humano” ha dejado de tener una clara identidad. En lugar de pensamiento categorial, todo es transcategorial, pensamiento líquido, sexo fluido, verdades que son postverdades. El animal racional de Aristóteles ha devenido un difuso “algo” líquidamente pensante, fluido sexualmente, mutante volitivamente, relativista axiológicamente, donde todo vale: te despiertas hombre o mujer, por la tarde eres ambas cosas, y por la noche no sabes lo que eres: ¿qué va a ser del humano, toda vez que se ha fragmentado, y que la naturaleza parece carecer de pautas normativas? Para complicarlo más, el animalismo se ha convertido en personalismo, y el personalismo en animalismo. No solamente no sabemos lo que somos, sino tampoco lo que queremos ser, ni lo que esperamos; todo el mundo tiene derechos y nadie deberes en la posmodernidad, empezando por el derecho a ser lo que se quiere pero no lo que se debe; para la nueva alquimia ni siquiera hay un concepto de familia con pretensiones de validez universal. Tantos años de historia de evolución de la humanidad se han borrado de un plumazo: basta la flama de un pirómano para incendiar el bosque, con los propios pirómanos dentro.

Finalmente, el eje sociológico viene marcado por la guerra de Ucrania. Mi punto de vista, no compartido por la mayoría, es muy sencillo: A) Rusia no es comunista, ni USA es cristiana. Ambas (junto con otros emergentes) son imperios que buscan poner el mundo bajo sus botas. No hay rusos buenos y yanquis malos, ni a la inversa, sólo dos o tres  (China también) monstruos devastadores. B) Europa se ha puesto al servicio de uno de los dos imperialismos, servidumbre voluntaria de la cual no se salva España, ayer anti-Otan y hoy su pretendida lideresa. C) La guerra trae consigo todos los males: ruina, pobreza, inflación galopante, carencia de recursos alimentarios,  embrutecimiento. La luz más cara, mayor frío en invierno, una cesta de la compra inasequible, las listas de espera médicas, interminables, las diversiones estupefacientes, todo lo cual pretende resolverlo Europa con subvenciones disparatadas, improvisadas, que a fin de apagar los fuegos imposibles genera una deuda pública asombrosa que nadie podrá pagar, porque todos deben a todos. Pobres generaciones venideras, pero ¿terminará la guerra mientras persistan los Imperios?, ¿cómo? D) El monstruoso gasto bélico no sólo crece exponencialmente, sino que además activa los mecanismos fóbicos y refuerza el gorila que llevamos dentro. E) En estas condiciones se renuncia a aquel tipo de paz digna basada en la desobediencia civil frente a los poderes deletéreos que caen como Satanás a lomos de un rayo sobre la Tierra.  La guerra de Ucrania es también la madre de  todas las masacres.

También lo que queda de “personalismo comunitario” ha caído en el mismo cepo del hedonismo y del relativismo del “esto es muy complicado”, que ha arrojado la toalla antes de dar el combate de la dignidad de la paz militante desarmada. La verdad, mi sorpresa crece con el paralelo crecimiento de los partidarios de la guerra. Si tienen hijos o nietos, no les quieren de forma inteligente.

Hay médicos sin fronteras, periodistas sin fronteras, economistas sin fronteras, pero sobre todo pecados sin fronteras ni cuartel. Lo que falta es imaginación: doctoralia, opticalia, realizalia, y otros alias. Tampoco sé bien si puede haber países “en vías de desarrollo”, sin personas en vías de desarrollo. ¡Biban los quintos de mi pueblo, la bancocracia y la ricocracia, biban las caenas!

Carlos Díaz

2 comentarios

  • carmen

    Pues ya tengo dos entradas , una pasta, para ir al concierto de Roger Waters en marzo en Madrid. Uno de mis hijos me va a acompañar. Estoy feliz. Creo que hay grupos de rock maravillosos.

    También me ha llegado por Google una entrevista de la hija de la señora Preysler que por lo visto ha roto con su novio. Ha dado una charla, que han llamado ponencia, en una organización de esas ultracatolicas, en México.

    Pues qué quieren que les diga, desde aquí, desde abajo , a ras de suelo y desde mi edad que ya es respetable, me quedo con Roger Waters.

    Y que cada cual elija.

  • Antonio Llaguno

    Pues yo que también tengo mis años y soy más carca que la mayoría de los que aquí escriben, solo veo más de lo mismo.

    Hay guerra, hay hambre, hay opresión, hay gasto bélico y no hay desobediencia civil

    Es decir, como siempre

    Lo que no tengo tan claro es que la desobediencia civil y el “personalismo comunitario” arreglen algo, aparte de más violencia y más desgobierno.

    Uno de los problemas de la izquierda política más radical, es que el Siglo XX ha demostrado que el socialismo real trae más opresión, más violencia y más miseria; y los “jóvenes” de izquierdas de más de 60 años aún siguen nostálgicos con el Mayo del 68 en el que “fueron realistas y pidieron lo imposible”.

    Siempre que leo cosas como esta me pregunto lo mismo ¿Qué has hecho tú para arreglar esto, Antonio? Porque siempre se puede hacer algo, aunque sea poco.

     

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