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Introducción al cristianismo

En Atrio no se van a excluir opiniones que recomienden enterrar al constructo de Dios y a todo lo religioso para subir peldaños sin lastre en la escala de los estados de conciencia. Ver el anterior hilo a partir del artículo de Troyano. Pero la inteligencia de la auténtica fe (la teología) no va desaparecer, ni mucho menos. Hoy acudimos a dos teólogos actuales que tienen la audacia de seguir publicando en medios no confesionales. El presente artículo de Faus se publicó en La Vanguardia. AD.

        Hablando con gentes que buscan “algo más”, en las que el vacío es casi una herida, que quieren volver pero no saben a dónde porque (me dicen) la catequesis que recibieron ni les sirvió ni la recuerdan…, he pensado a veces en remitirlos directamente al evangelio. Pero tampoco eso es fácil: porque los evangelios, por inspirados que sean, tampoco se libran del sello y los tonos de hace veinte siglos. Pues Dios actúa siempre respetando lo humano, y no sustituyendo lo humano.

        Quiero proponer por eso un resumen de lo que quieren decir los evangelios, con la aportación de cada uno y comenzando por el último:

  • 1.- “Dios ama tanto a este mundo que le envió a su Hijo no para condenar al mundo sino para salvarlo” (Jn 3). El objeto del amor de Dios es el mundo, no la Iglesia. La Iglesia, si no es una señal viva y eficaz de ese amor, es infiel a Dios.
  • 2.- ¿Qué significa ese amor de Dios al mundo? Pues que: “dichosos los pobres, los hambrientos, los que lloran; y malditos los ricos, los hartos y los que persiguen a los anteriores” (Lc 6).
  • 3.- ¿Qué significa eso para cada ser humano? Pues que dichosos los que ante la situación anterior reaccionan con un hambre de justicia que brota de la misericordia y con una misericordia que llega hasta el hambre y sed de justicia, con todas las consecuencias que de ahí puedan seguirse (Mt 5; y si eso no queda bastante claro puede añadir el lector la célebre frase de Mt 25: “tuve hambre y Me disteis de comer: a Mí me lo hicisteis”.
  • 4.- ¿Qué consecuencias puede tener esa opción para nosotros? Pues que (inesperadamente) alguna vez gritemos “pase de mí este cáliz” y “Dios mío ¿por qué me has abandonado?” (Mc 14 y 15).

        Desde este marco pueden leerse los evangelios como cada cual guste. Añadiendo, por si ayuda a decidir, que el Jesús de Marcos es el de la libertad, el de Lucas el de la misericordia (por eso la pasión de Marcos es un drama más existencial y la de Lucas tiene más pinceladas políticas). El de Mateo es el Jesús de la unidad de la historia (de ahí la forma como está construido y sus aparentes contradicciones). Y el de Juan es la afirmación de que, en esos tres rasgos, se revela Dios.

        Puede quedar una última pregunta para todos los que intentan volver: ¿qué caray es eso de la Trinidad? Pues recuerdan que aprendieron a santiguarse “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu”, sin saber lo que decían.

        Un detalle significativo, previo a la respuesta: los grandes místicos han sido por lo general profundamente trinitarios. Los intelectuales y los teólogos no demasiado. Y es que la Trinidad significa más o menos esto: el Nuevo Testamento concluye con la frase: “Dios es Amor”. Y eso significa: la Clave Última de todo lo que existe (llámala Dios o como quieras llamarla), es un Misterio de Comunión Infinita y Absoluta. Eso es todo.

        Los humanos podemos tener pequeñas experiencias de comunión: asombrosas a veces pero relativas y finitas. Hasta dónde puede llegar ese atisbo nuestro en el Ser Infinito y Absoluto, no podemos ni imaginarlo. Solo cabe el asombro adorador, sobrecogido y confiado ante esa Buena Noticia.

        Porque se trata de una gran noticia. Que sale al encuentro de la lucidez de un Sartre, cuando proclama que “el hombre es una pasión inútil”: porque somos una pasión de Absoluto y el Absoluto no existe. El anuncio cristiano se atreve a decir que no somos una pasión inútil sino una pasión esperanzada.

11 comentarios

  • Román Díaz Ayala

    El objeto del amor de Dios no es el mundo (una abstracción ), ni la Iglesia ( una,s institución, es) sino el ser humano, cada uno de los individuos desde Adán  y Eva, hasta,ahora y hasta el fin de la Historia . Dios , Padre y Creador, creó el Universo, el Cosmos, para  humanizar al Verbo, a su Hijo, nacido de mujer .

    Las diferencias establecidas por el ser humano, no significan  nada  para el Padre. Ante Dios la humanidad toda, que incluye  a ricos y pobres, marginados y excluidos, como a potentados y que nadan en las más  egoístas  opulencias, esa humanidad toda está  pobre y desposeída  de la gloria, divina si no estuviera amparada por la Pascua gloriosa de su Hijo humano-divino.

    • Antonio Duato

      Me parece muy acertado esta observación tuya, Román, a que el objeto del Amor de Dios, que es Dios mismo para la fe cristiana, es un amor concreto a todas las personas consideradas individualmente, no al Kosmos en su conjunto abstracto.

      Pero me atrevería a decir que ese amor se extiende a todas los criaturas aunque por ahora no las creamos capaces de consciencia y personas, pero claramente individualizadas. Hasta una hormiguita o una flor. También, tal vez, una piedrecita que ha sido talada de de forma única e irrepetible a base de roces con otras en una concreta corriente.

      ¿Que es imposible imaginar así una inteligencia y amor supremo? Puede que no se pueda “imaginar” pero se puede creer y el Galileo dio muestras de que, separado de disputas y lecturas clericales de las escrituras, así creía en Abba, su Padre y Padre de todo lo creado.

      Otra cosa, te acompaño en en el sentimiento por la muerte del dominico Chus Villarroel, que tanto os aportó. No lo conocía, pero sabía de él. Veo que falleció el 1 de septiembre. ¿Es que hasta ahora no lo has sabido o solo que no lo has citado? Sería bueno, en esta época de oscuridades hacer brillar esas figuras, como hoy hace (aunque no ha muerto, ¿eh?) Jesús Martínez con José Antonio Pagola. Escribe algo semejante sobre Jesús Villarroel.

  • Román Díaz Ayala

    Me desconcierta  este trabajo  de González  Faus.

    El cristianismo no es una ciencia y ninguna otra,disciplina,  por lo lo que no ofrece necesidad  de introducción  alguna. Si la tratamos  como una religión  se trata de un asunto de índole  personal  como un tema  de conciencia, y que necesita una presentación,  precisamente  por el anuncio  de una  buena nueva ( el Evangelio  de Jesús  que depositó  en manos  de sus discípulos desde entonces  hasta  ahora en sucesivas  generaciones)

    Si tratamos el cristianismo  como la presentacion de una civilización  dada y concreta frente a las otras civilizaciones que por causa del devenir histórico  actual están  ahora en continuo diálogo  y a veces confrontación, entonces le podríamos  dar valor de disciplina,  pero entonces  no nos es legitimo  a los ceeyentes cristianos mezclar  las cosas,  sin la advertencia previa de que nuestro cristianismo tiene un plus  de algo  venido  “de arriba”, qud no se entiende ni se adquiere con el esfuerzo  humani

  • Santiago

    El valor histórico de los Evangelios es excepcional para ser documentos del siglo I. Es la falta de embellecimiento lo que distingue a los “canónicos” de los “apócrifos”

    La clave de la “no invención” es lo que caracteriza a estos documentos extraordinarios que nos han llegado en copias de textos originales. La crítica interna puede profundizar en su autenticidad, genuinidad y veracidad basándose en la sobriedad de las perícopas y en la libertad de los evangelistas que escriben en su propio género y estilo literario sin descuidar los detalles importantes, Todos los evangelistas se atienen a un mismo punto de vista. La diferencia entre Marcos y los otros Sinópticos de una parte, y San Juan de otra, NO es una diferencia sustancial sino accidental. Existe pues esa unidad doctrinal entre todos los documentos cristianos del Nuevo Testamento. Los heraldos del mensaje cristiano no son sino ECOS de la verdadera predicación apostólica.

    Esta predicación apostólica se une a la de Cristo y al mismo Espíritu Santo que completó su instrucción desde Pentecostés y les dio el verdadero “sentido de Cristo”. La interpretación válida del Evangelio reside en el magisterio vivo de Cristo que ha permanecido en Su Iglesia por 21 siglos en lo referente a la FE y a la MORAL.

    Saludos cordiales

    Santiago Hernández

     

     

  • Santiago

    Gracias Luis y Juan por vuestros comentarios…El sentido de la vida es una pregunta cósmica y universal…Siempre pensaremos el por qué de nuestra existencia…Esto va de manos con el amor que es también universal..Para Teresita del Niño Jesús el amor era el móvil y donde ella le dio sentido a toda su existencia y para S Juan …si Dios nos amó también, nosotros “debemos amarnos unos a otros”..sólo entonces “Dios permanece en nosotros y Su amor ha llegado en nosotros a su perfección” (1 Juan 4:11-12)

    ¿No será eso lo que dará sentido a la vida humana en el Kosmos?

    saludos cordiales

    Santiago Hernàndez

  •         “Porque se trata de una gran noticia. Que sale al encuentro de la lucidez de un Sartre, cuando proclama que “el hombre es una pasión inútil”: porque somos una pasión de Absoluto y el Absoluto no existe. El anuncio cristiano se atreve a decir que no somos una pasión inútil sino una pasión esperanzada.”

    Los animales las plantas y los arboles no son “una pasión inútil.” y el hombre tampoco. Somos vida con ganas de como los arboles profundizar en la Tierra y subir hasta el cielo. No hace falta religión alguna, lo llevamos en el ADN.
    Durante siglos se nos prohibió en Europa sobre todo, el pensamiento libre. Cuando nos zafamos de la tenaza comenzamos eufóricos a elaborar corrientes filosóficas, todas en base a la razón, y nos metimos en callejones sin salida. “Para que vivir, si vamos a morir…” El miedo a la muerte nos paraliza y la mente busca sentido para vivir con esta sombra de nuestra inminente muerte por mucho que vivamos. Pero no somos mente, somos vida y la mente es solo una herramienta al servicio de la vida. No necesitamos buscarle sentido a la vida. Reitero, un animal simplemente vive según el plan Kosmico (con K) nosotros nos diferenciamos de los animales en que tenemos libre albedrio, pero también tenemos grabado a fuego en nuestra consciencia una serie de sentimientos que hacen que por ejemplo una madre vuelque su ternura en su bebe. Y el bebe necesita de esa ternura para desarrollarse.
    Sentido de la vida lo busca la mente que ha colonizado la vida que somos todos y cada uno.
    Buscarle sentido a la vida es como tener hambre, tener un plato de comida delante y en lugar de ponerse a comer comenzar a pensar sobre la procedencia de la comida, porque necesitamos comer etc. etc.

    Suena una música que nos invita a bailar, bailemos. Y dejemos a los intelectuales que piensen que es lo suyo, pero no es lo de todos.

    Si el cristianismo no produce la música vivificadora. Se ponga como se ponga Jose Ignacio Gonzalez Faus la gente se sentirá perdida, si, pero buscara la música que les resuene…

    No es el caso de música vivificadora cristiana. A las pruebas me remito…

    • Juan A. Vinagre

      Amigo Luis: Antes de nada, un cordial saludo. Permíteme que exprese lo que me sugiere tu comentario -y no lo tomes como un intento de polemizar-: Me parece que tu concepto del ser humano -que es persona libre, como dices- es (siempre en mi opinión) demasiado pobre. El hombre-mujer es más que mero animal, aunque algo más perfeccionado.  En el hombre-mujer hay algo de inmaterial: Las ideas, razones (y sin razones) con que nos comunicamos son algo real, pero no son materia… El yo autoconsciente, cuando se autoafirma, se sirve de la materia, pero en su intimidad (mismidad) ya no es materia. El ser humano es producto de un salto cualitativo ESPECIAL, que se produjo en la evolución del homo. Aunque de momento,  por nuestra inmadurez evolutiva, somos poco “sapiens”, llevamos en nosotros algo que no es materia;  “algo” que se pregunta y piensa y busca sentido a su propio misterio. Si reducimos al hombre a un mero animal (aunque sea más listo) abonamos el terreno del darwinismo social, que usa y tira… Tú y yo (y todos) somos más que animales de carga y de mera producción…    Pensamos, preguntamos, buscamos… aunque por nuestras limitaciones a veces sea mal.  (Por favor, Luis, no te des por aludido con esta última frase. Hablo en general.)             Para terminar este intercambio de opiniones, una pregunta: ¿Estás tan seguro de que la búsqueda de sentido es efecto de una colonización,  y que  a  la necesidad de buscar sentido a la vida solo hay que responder como al hambre?  ¿Ese hambre de sentido no te sugiere algo más que solo “vivir la vida”?  El ser humano necesita más que hierba o paja o carne o pan y  circo, o mercado de ideas…  El ser humano -al menos los que en su evolución madurativa han abanzado más- conciben su pasión y búsqueda de sentido con más profundidad…   Por eso plantea preguntas profundas, porque quiere explicar el misterio que percibe en la vida y en el fondo de sí mismo…    El ser humano ha sentido y siente la necesidad de aclararse, por fuera (su circunstancia) y por dentro…  Negar o vaciar esa necesidad me recuerda a Skinner: Solo interesa lo que siento, toco y veo (el estímulo y la respuesta), que si me gratifica en la vida ( ¿solo material?)  me quedo con él.  Lo demás es “caja negra”…   Muchos deseamos saber lo que hay en esa “caja negra”, que llamamos Misterio.          Las distintas opiniones -también las mías-, vistas serenamente, enseñan y enriquecen, y relativizan…  Un abrazo sincero, Luis.

       

      • Amigo Juan:

        No puedo estar mas de acuerdo contigo, quien me conoce de ATRIO sabe que es verdad, cuando digo Vida humana digo espíritu encarnado en la materia que es nuestro cuerpo. En la palabra Vida meto el espíritu que nos anima. No es la mente la que mueve el corazón es la vida la que posibilita el pensamiento de la mente. Y es la mente descontrolada la causante de muchas enfermedades en el humano y de muchos desastres en general.
        la vida humana es muy corta y lo que propugno es que la vivamos intensamente tragándonosla tal como es. Pero también en mi comentario decía que como los arboles desde nuestras raíces terrenales deseamos alcanzar el cielo, entiendes es una metáfora y no propugno la vida mundana, al margen de que no lo haya plasmado esta vez con exactitud. Creo que si, efectivamente tenemos hambre y sed de Absoluto y que la enorme mayoría de entre nosotros estamos perdidos en el camino que nos daría la felicidad que tanto anhelamos. Ejemplos de extravío los hay a millones. Solo pondré, las compras compulsivas, el sexo compulsivo y la fiebre por tener dinero codiciosamente.
        Creo que si, que la vida tiene sentido pero dentro del plan Kosmico (con K) y nuestra mente quizá no compute para saberlo racionalmente, si acaso intuitivamente. Mientras tanto, es “caja negra” para nosotros.
        Lo que tiene sentido es que busquemos la felicidad y para tu tranquilidad estimado Juan, pienso que esta felicidad está en emular el ejemplo del árbol. Raíces profundas en la Tierra y respirar el aire sutil de arriba. del cielo…

        Para ti también un abrazo.

        • Juan A. Vinagre

          Gracias, Luis, por tus precisiones. Así te entiendo mejor, y me resulta más fácil compartir contigo esta reflexión. Graciñas.

          A Santiago: Tengo en mente un breve comentario a propósito del tuyo sobre canonizaciones… No sé si lo haré, pero veo que en algunas cosas coincidimos.  Un abrazo

          • Santiago

            Gracias Juan.Muy interesante tu observación. Estaré al tanto de tu comentario.

            Saludos

            Santiago Hernandez

  • Juan A. Vinagre

    Solo un breve comentario (no sé si muy atrevido) que reitero, a propósito de lo que nos ofrece  J.  I.  en esta Introducción.                        Si Dios es trascendente -y no puede no serlo, porque entonces no sería Dios-, es normal que no podamos entenderlo. Las inteligencia humana es  limitada; solo llega, como mucho, hasta la frontera de lo Trascendente. Esto lo entiende la razón (si no está contaminada o predeterminada…),  cuyo es- fuerzo por entender es y no es inútil, si da espacio a la esperanza que trasciende… La sola inteligencia no alcanza más, pero puede intuir… y apostar.  Por eso, cabe decir, como muchos (Díez Alegría, por ejemplo): YO CREO EN LA ESPERANZA. La esperanza es una apuesta razonable, no un sueño que se esfuma cuando uno despierta…  La prueba más firme de lo Trascendente es la experiencia de Dios, que en quien se produce es más clara que la luz del mediodía, como diría Juan de la Cruz. Este -la Esperanza- es el gran Mensaje del Reino del Dios de Jesús, mensaje que se resume en algo que -cuando es auténtico y profundo- trasciende:  el AMOR, a veces tan difícil de entender, precisamente porque nos trasciende. El amor va más allá de la razón, y hace ver mejor…  Por eso quien no ama no conoce a Dios… (I Juan)  (Hablar así es meterse en berenjenales, en los que uno se pierde, y no sabe cómo salir…, porque no dejan ver.)  Excusas por esta incursión…  Pese a nuestros límites… tozudos,  hay Esperanza.  Sin ella (en mi opinión, y en mi fe)  tan ingente universo, la vida, el genoma humano, la persona humana…, serían más inexplicables…  Digo más inexplicables, porque el azar no cuadra en el diseño  y evolución y ensamble finísimo del universo.  El azar es muy “improbable”, como dirían los físicos…                  Debido a nuestros límites, esa Esperanza es -para nosotros- un MISTERIO, que es más que poesía. Misterio que si se vivencia se entiende algo mejor. Pero se entiende mejor solo si es contemplado como AMOR.  El Amor lo explica todo, incluso el mal. (Hablar así no me parece un absurdo ni una solución ingenua, bonachona…, aunque comprendo otras visiones.)

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