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El programa de Jesús (4)

IV.- UNA ALTERNATIVA QUE COLMA DE DICHA

“7 Dichosos los que prestan ayuda,
porque esos van a recibir ayuda.

8 Dichosos los limpios de corazón,
porque esos van a ver a Dios.

9 Dichosos los que trabajan por la paz,
porque a esos los va a llamar Dios hijos suyos.”

1. Proposiciones positivas. Dinámica de la Sociedad Alternativa

          Las penosas condiciones padecidas por los sujetos mencionados en el grupo de las tres anteriores proposiciones: “los que sufren” (v. 4), “los sometidos” (v.5) y “los que tienen hambre y sed de justicia” han desaparecido por la opción que dichos sujetos han tomado: “los que eligen ser pobres” (v.3). Otro conjunto de proposiciones (vv. 7,8 y 9) abre un nuevo espacio. La situación ha pasado a ser positiva. Está caracterizada por la dinámica que ha asumido y lleva a cabo el colectivo de quienes tienen ahora a Dios como único rey.

          Los sujetos siguen siendo nombrados en plural. Para referirse a quienes aparecen en primer lugar de este grupo (v. 7), Mateo utiliza el adjetivo ἐλεήμων (‘misericordioso’, ‘compasivo’). En forma articulada (οἱ ἐλεήμονες), “los compasivos” representan al colectivo que, por su opción, ha logrado dejar atrás una situación extremadamente negativa e intervienen ahora en favor de quienes aún la padecen. El sentido de esta denominación (“los compasivos”) expresa disposición interior y compromiso activo. Reducir la actitud común de este grupo a individualismo, la disposición a sentimiento y la actividad a la limosna adultera su significado.

          Los sujetos de esta primera proposición guardan relación con aquellos mencionados en la que abría el primer grupo: “los que sufren” (v.4). “Los compasivos” conocen a fondo ese sufrimiento. Ellos padecieron esa terrible situación y lograron superarla. El consuelo no consistió en recibir palabras dulces o migajas de alimento para ir pasando; lo alcanzaron cuando se eliminaron las causas que provocaban su dolor y su angustia. La misericordia no es una capacidad reducida a sentimientos, sino una tarea que responde al compromiso de ayudar a eliminar las causas del padecimiento humano. De ahí que la traducción más próxima al sentido de este adjetivo personalizado: οἱ ἐλεήμονες sea:

“Dichosos LOS QUE PRESTAN AYUDA” (v. 7a).

 

2. Ayudar: un camino de doble mano

          El motivo de la felicidad prometida en el segundo elemento de esta proposición está descrito con el verbo ἐλεέω (‘compadecer’, ‘tener misericordia’), emparentado con el adjetivo usado para designar a los sujetos caracterizados por brindar ayuda. En los evangelios solo aparece utilizado por los sinópticos. En todas las ocasiones posee un sentido activo y, en su mayoría, están referidas a liberar de una situación que mantiene la existencia en un estado carente de dignidad y futuro (Mt 9,27; 15,22; 17,15; 18,33; 20,30.31; Mc 5,19; 10,47.48; Lc 17,13; 18,38.39). En solo un caso la acción del verbo es limitada, al no existir posibilidad alguna de liberar al sujeto solicitante de misericordia de las extremas y definitivas circunstancias en que se encontraba. Se trata de un personaje de ficción: el ricachón desentendido del pobre Lázaro de la parábola de Lucas (Lc 16,24) https://www.atrio.org/2020/11/el-proyecto-de-jesus-madurando-en-el-tiempo-9/.

          La proposición se completa diciendo:

“porque esos van a recibir ayuda”.

          La actividad comprometida en liberar a quienes sufren condiciones de existencia infrahumanas abre también nuevos espacios de libertad para el colectivo actuante. La libertad se va consolidando en la comunidad de adheridos al Proyecto con su acción decidida en favor de los más vulnerables. Prestar ayuda supone estar abierto a recibirla. La libertad se va conquistando esforzándose, perseverantes, en eliminar reductos generadores de sufrimiento humano. Este quehacer fortalece a la comunidad que lo realiza, le aporta seguridad y le anima a continuar en esa brega. El trabajo por la libertad va liberando a quienes lo realizan. Prestar ayuda recompensa sobradamente. Su efecto tiene doble dirección. ¡Y hace felices!

 

3. Recobrando la inocencia cordial

          Un colectivo actuando al unísono de esa manera y en semejante dirección deja ver su inmarchitable honestidad. Actúa en sentido contrario a la injusticia. La injusticia interviene con doble cara; su actividad es engañosa. El sistema criminal usa habitualmente esa forma fraudulenta de proceder, una práctica que justifica con falsedades su maldad y el daño que ocasiona. Frente a ese orden injusto, el colectivo de adheridos a la sociedad alternativa, carentes de doblez, muestra de punta a punta y con absoluta transparencia la franqueza en su modo de obrar, siempre favorable a la justicia. La intensa felicidad que tal actividad proporciona está descrita en la segunda proposición de este grupo. Se lee así:

“Dichosos los limpios de corazón,
porque esos van a ver a Dios” (v. 8).

          Una lectura detenida de este texto despierta el interés. Sus dos afirmaciones sorprenden. Destacan por su densidad. Adentrarse en ellas exige en primera instancia conocer el significado de la expresión con que se designa a los sujetos: “los limpios de corazón” (οἱ καθαροὶ τῇ καρδίᾳ).

          Hablar de corazón (καρδία) significaba en la mentalidad judía de la época referirse a la sede nuclear del ser humano. Allí se asientan los sentimientos, las emociones y los pensamientos que constituyen el carácter del individuo. Si el vocablo ‘espíritu’ (πνεῦμα) se usaba para designar la energía vital, el dinamismo interior saliendo afuera y tomando opciones, ‘corazón’ se empleaba para aludir a la misma esencia del ser humano, la que lo caracteriza y por lo que se le reconoce como individuo.

          El adjetivo καθαρός (‘limpio’, ‘puro’, ‘intachable’, ‘sincero’) escrito en plural y articulado: οἱ καθαροὶ (‘los limpios’) ha sido escogido para denominar a los sujetos. Asociado al término ‘corazón’ define el talante de tales individuos (“los limpios de corazón”). Este adjetivo (‘limpio’) no puede entenderse aquí en sentido físico. Equivale a ‘claro’, ‘sincero’, ‘sin doblez’, ‘honesto’, ‘libre de engaño’. También en nuestra lengua se usa, como su opuesto: ‘sucio’, con estos significados (una mirada limpia; limpias intenciones; juego limpio, sacar en limpio…).

          La expresión ha sido construida de idéntica forma a la usada en la primera proposición; es decir, con un sujeto en plural acompañado de un dativo estrechamente relacionado con él:

οἱ πτωχοὶ τῷ πνεύματι (v. 3)
“los pobres por el espíritu”  
 
οἱ καθαροὶ τῇ καρδίᾳ (v. 8)
“los limpios por el corazón”  
 

          En la primera proposición el término ‘espíritu’ (πνεῦμα) señala la decisión. En esta sexta, el vocablo ‘corazón’ (καρδία) indica desarrollo y conquista, el logro de un nivel humano exento de toda costra de injusticia y falsedad. A dicha cota llegaron quienes optaron por tener a Dios por rey (v.3); ESOS dejaron atrás el sufrimiento (v.4), lograron la independencia (v.5) y alcanzaron la justicia (v.6). Su experiencia les exige ahora prestar ayuda (v.7) con una actuación libre de engaños: “limpios de corazón” (v.8).

          Esta expresión (“limpios de corazón”) era perfectamente entendida por el lector y la comunidad destinataria del evangelio de Mateo. Alude al salmo 23, 3-4:

“ – ¿Quién puede subir al monte del Señor?,
¿quién puede entrar en el recinto sacro?

El de manos inocentes y PURO CORAZÓN,
el que no se dirige a los ídolos ni jura en falso”.

          El salmo utiliza la misma expresión de Mateo, aunque con el sujeto en singular: καθαρὸς τῇ καρδíᾳ (“limpio de corazón”). Los judíos del tiempo de Jesús estaban familiarizados con esta fórmula, repetida en otros salmos (Sal 50,12; 73,1). El salmo 23 se cantaba en una liturgia procesional. La comitiva que se encaminaba al templo preguntaba al llegar ante sus puertas: “¿Quién puede subir al monte del Señor?, ¿quién puede entrar en el recinto sacro?” (v.3). Desde allí, el sacerdote respondía con las condiciones: dos positivas: “el de manos inocentes y puro corazón” (v. 4a) y otras dos negativas: “el que no se dirige a los ídolos ni jura en falso” (v.4b). Tales requisitos exponían las exigencias divinas para poder llegar hasta su presencia, el lugar de su morada: el Templo.

 

4. La Religión madurando en Sensatez

          Mateo no habla de liturgias ni de templos; pertenecen a una etapa del pasado. El autor del evangelio se queda solo con la expresión que designa el grado de desarrollo humano conseguido al haber abandonado por completo la injusticia (“manos inocentes”). Los sujetos referidos por él coinciden con los de la primera proposición (“los que eligen ser pobres”). Son los que han aceptado la única soberanía de Dios rechazando al universal ídolo, el dios dinero. Han obtenido, de ese modo, al haber abandonado la doblez en la comunicación y el comportamiento, la capacidad de actuar con absoluta sinceridad. Tienen ahora un talante exento de recovecos. Su transparencia muestra la autenticidad humana (“limpios de corazón”).

          Para los religiosos del tiempo de Jesús, defensores a ultranza de las leyes sobre la pureza, el ser humano quedaba manchado al entrar en contacto con la impureza exterior. El Galileo se opuso sin paliativos a dicha concepción. Afirmará con rotundidad que ¡no mancha lo que entra de fuera, sino lo que sale de dentro! La suciedad se produce con la maldad que brota desde el interior, del corazón:

“…les dijo:

      • ¡Escuchadme todos y entended! Nada que entra de fuera puede manchar al hombre; no, lo que sale de dentro es lo que mancha al hombre.

…Y añadió:

      • Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre; porque de dentro, del CORAZÓN DEL HOMBRE, salen las malas ideas: incestos, robos, homicidios, adulterios, codicias, perversidades, fraudes, desenfreno, envidia, insultos, arrogancia, desatino” (Mc 7,14-15. 20-22).

          La maldad engendra injusticia y miseria. La ausencia de maldad inunda al ser humano de una pulcritud fiel reflejo de su inocencia.

          El segundo elemento de la proposición impresiona. Sorprende, por inimaginable, la razón que proporciona la felicidad a quienes prestan ayuda sin doble intención y con una leal cordialidad, signo de su alto grado de desarrollo humano:

“porque esos van a ver a Dios”.

 

5. Dios está a la vista

          La fuerza de tal declaración se observa mejor siguiendo el orden de los términos en el texto original:

ὅτι αὐτοὶ τὸν Θεὸν ὄψονται
“porque esos a Dios van a ver”
 

          El texto se despoja de energía cuando se entiende como una promesa de felicidad individual para el más allá. Todo el programa y el sentido de cada proposición poseen carácter colectivo e histórico. El futuro ὄψονται (“van a ver”) del verbo ὁράω (‘ver’) apunta a un momento inmediato para el conjunto de los sujetos actuantes con esa cota de pulcritud expresada en el primer elemento de la proposición. Aquí Mateo no esconde el nombre de Dios bajo perífrasis (“de los cielos”). Es la única vez que lo escribe abiertamente en este contexto. Para el evangelista la percepción y la proximidad de Dios pertenecen al presente. Dios está ya a la vista.

          La pregunta que se suscita es: Pero, ¿cómo se ve a Dios?

          En el AT, con la aparición de Yahvé a Moisés en el famoso episodio de la zarza en llamas, Dios marca distancias con el ser humano: “Le dijo (Dios a Moisés): No te acerques” (Ex 3,5). La reacción humana se carga de un temor religioso. Moisés, con el susto en el cuerpo, se tapa los ojos: “Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios” (Ex 3, 6). Según los escritores de los textos judíos hizo bien el hombre, porque el riesgo era extremo. En la mentalidad del AT, ver a Dios llevaba consigo morir en el acto: “…pero mi rostro no lo puedes ver, porque nadie puede verlo y quedar con vida” (Ex 33,20). Isaías, en cambio, afirma haber visto a Dios:

“¡Ay de mí, estoy perdido!
Yo, hombre de labios impuros,
Que habito en un pueblo de labios impuros,
He visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos” (Is 6,5).

          En todos los casos se habla de experiencias personales de individuos inmersos y comprometidos con la realidad de su tiempo.

          Comprender a Dios (ver a Dios’) ha sido y sigue siendo un empeño obsesivo del ser humano. El evangelio de Juan aclarará que nadie lo ha conseguido nunca y que la explicación la ha dado Jesús de Nazaret:

“A la divinidad nadie la ha visto nunca;
Un hijo único, Dios, el que está de cara al Padre,
Él ha sido la explicación” (Jn 1,18). (https://www.atrio.org/2020/10/el-proyecto-de-jesus-madurando-en-el-tiempo-6/).

          El salmo aludido por Mateo había marcado el límite de aproximación del ser humano a Dios: el Templo, máximo exponente de la religión. Solo podía acceder a dicha estancia el hombre judío libre de mancha: “¿Quién puede entrar en el recinto sacro? El de manos inocentes y puro corazón” (Sal 23, 3-4).

          En el evangelio de Mateo, en consonancia con lo expresado por el texto de Juan, se han acabado los límites ¡y se puede comprender (ver) a Dios! Alcanzar esa experiencia no causa la muerte, sino la dicha: “Dichosos… …porque esos van a ver a Dios”. Para lograrlo no hacen falta templos ni recinto sagrado alguno; tampoco, entrar en éxtasis, sentir levitaciones, procurar extraños estados anímicos o enfrascarse en meditaciones profundas y misteriosos conocimientos de aquí o de allá. Basta haber roto definitivamente con la injusticia y adquirir el firme compromiso de prestar ayuda sin intenciones ni intereses ocultos. El rechazo de la vida como un timo aceptándola sin falsedad ayuda a dar con su sentido: a entender su razón y a no perder de vista su objetivo. Supone comprender (‘ver’) a Dios en la forma más diáfana posible habiéndolo apostado todo a la carta de su soberanía. La profundidad de este texto de Mateo avanza en la comprensión de aquel otro bien conocido del Génesis:

“Y creó Dios al ser humano A SU IMAGEN; A IMAGEN DE DIOS lo creó; VARÓN Y HEMBRA los creó” (Gén 1,27).

          Se ve a Dios a través de su imagen. La mejor imagen es la que calca al modelo y más se le parece: La imagen sin desfigurar del ser humano en su plenitud: mujer y hombre en igualdad.

 

6. La paz: Todo en su sitio

          La última proposición de este grupo resume las dos anteriores y avanza un nuevo trecho:

“Dichosos los que trabajan por la paz,
Porque a esos los va a llamar Dios hijos suyos” (v. 9).

          El texto original griego de Mateo usa para designar a los sujetos el adjetivo εἰρηνο-ποιός (‘intermediario de paz’, ‘pacificador’), un término nunca empleado, salvo aquí, en ninguna otra parte del NT. Compuesto por el sustantivo εἰρήνη (‘paz) y el verbo ποιέω (‘hacer’, ‘fabricar’, ‘ejecutar’, ‘construir’) y escrito en plural y articulado (οἱ εἰρηνοποιοί; “los hacedores de paz”) señala a un colectivo de personas en una actividad relacionada con la paz. Algunas traducciones denominan a los sujetos: “los pacíficos” anulando el carácter activo que aporta el verbo ποιέω (“hacer”) a este adjetivo compuesto.

          Los sujetos están definidos por la tarea que realizan. Se trata de un quehacer constructivo: poner cimientos y edificar “la paz”. Semejante tarea no debe confundirse con labores de intermediación para solventar disputas; tampoco tiene nada que ver con restablecer un orden a base de imposición por autoridad o por violencia. En la mentalidad del NT el concepto ‘paz’ equivale al equilibrio que se produce cuando todo ocupa su lugar (Ver el final del relato de la mujer que se desangraba: https://www.atrio.org/2012/10/leyendo-a-marcos-20/). La paz no se genera por acabamiento del conflicto, sino por el establecimiento de una armonía política, social y económica que lo hace impensable. La paz impide las situaciones negativas mencionadas en el primer grupo de proposiciones: el sufrimiento, la esclavitud y la carencia de justicia. La paz se gesta y se propaga. Se origina con colectivos adheridos al Proyecto humano de Jesús; se difunde prestando ayuda sin interés ni doble intención, mostrando el auténtico talante humano.

 

7. A esos operarios, Dios los llama hijos suyos

          El segundo elemento de esa proposición asegura la dicha (“dichosos”) a los integrantes de ese colectivo empeñado en el trabajo por la paz: “los que trabajan por la paz”. La razón que les procura esa felicidad se enuncia del siguiente modo:

“porque a esos los va a llamar Dios hijos suyos”.

          El verbo griego καλέω (‘llamar’), usado aquí en futuro de la voz pasiva: κληθήσονται (“serán llamados”), denota entidad obtenida por los sujetos. En la mentalidad judía de la época el nombre designaba el ser de la persona. De ahí la prohibición de pronunciar el nombre de Dios. Ser llamados indica el reconocimiento de una identidad personal. Refleja la consideración que alguien tiene de otra persona.

          La personalidad de los sujetos aludida por el verbo se expresa con la fórmula: υἱοὶ Θεοῦ (“hijos de Dios”). El texto permite entender que son las personas quienes identifican como “hijos de Dios” a “los que trabajan por la paz”. Sin embargo el reconocimiento de la condición de “hijos” corresponde otorgarla a quien admite su paternidad.

          En cualquier caso, destaca el hecho de que la categoría: “hijos de Dios” viene dada a los sujetos por su labor comprometida en favor de la paz”. Ser hijo significa en la mentalidad judía de la época parecerse a su padre en su forma de ser y de actuar. A alguien se le reconoce ser hijo de un padre determinado por ser su vivo retrato. Hijo es quien ha salido a su padre. La tarea por la que se reconoce el parecido a Dios nada tiene que ver con místicas, ascéticas, ejercicios espirituales, creencias o elucubraciones teológicas. La realización de ese quehacer no se queda en manifestaciones indignadas contra las tropelías del sistema; solo se completa eliminando sufrimientos, acabando con esclavitudes e instaurando la justicia.

12 comentarios

  • carmen

    Ostras, no sabía ese señor párroco con quién estaba hablando. Y es que  nadie se puede imaginar que sepas tanto de esto.

    Y yo sintiéndome extraña un montonazo de tiempo. Pero muchiiiisimos años. Pues exactamente hasta los 57, creo. Luego ya empecé a leer cosas en Lamirrita, de pura casualidad. Y poco a poco fui entendiendo que había muchiiiiisimas personas que pensaban más o menos en la línea en la que estaba mi cabeza. Fue un grandísimo descubrimiento para mí, por eso cada vez que puedo escribo algo para decir a aquella persona que entre en Atrio y no le encajen muchas cosas: no te sientas rara, sencillamente eres una más. Hay otra manera de pensar y por eso no eres ni mejor ni peor que nadie, te digan lo que te digan, te lo diga quién te lo diga. Tienes derecho a pensar de otra forma y no por ello eres una persona traidora a tu cultura, a tu religión. Sencillamente tu cabeza ha evolucionado. Ha cambiado con el tiempo. No eres mejor que nadie. Tampoco peor.

    Y eso hago. Soy una pesada. Insisto una y otra vez. La gente se aburre. Pero es mi forma de ayudar. No sé otra.

    Gracias por todo.

    A ti.

    A otros .

    Al grupo de los teólogos que luchan contracorriente.

    Porque hay otra manera de entenderlo todo. Y muchísima gente que aquí escribe lo sabe infinitamente mejor que yo. Infinitamente.

    En fin.

    Un abrazo.

     

  • carmen

     

    A ti te va a llegar otra carta del obispo ya.

    Es que estas cosas hay que escribirlas en algún sitio para que , pues para que se sepa que hay otra forma de pensar en la gente sencilla, como mi Fina, como yo, como muchísimos, que somos los que hemos vaciado las iglesias. Porque todo esto de la reforma de la iglesia y tal me recuerda a aquello de todo por el pueblo, pero sin el pueblo. Y me pregunto, pero todo esto del evangelio para quienes iba? Para los sacerdotes del templo o para las personas normales?

    Es que cada vez entiendo menos.

    En fin.

    • salvador santos

      Hola Carmen
       
      Como hoy estamos de contarnos cosas, te contaré otra:
       
      Hace bastantes años, cuando andábamos todavía sumidos en las sombras producidas por el pequeño del bigotín, acudí a la iglesia del pueblo de Esporles, en Mallorca, a bautizar a mi segunda hija (Irene) por motivo de no dar disgusto a mi madre. El cura del pueblo me comunicó que no podía bautizarla porque yo vivía en concubinato (me había casado por lo civil) y estaba incapacitado, por tanto, para explicar el evangelio a mi hija. Le respondí que él estaba confundido, que era él quien junto con la institución a la que representaba vivía en concubinato con el régimen criminal que nos había dejado tan a oscuras. Le dije también que ese concubinato suyo era justamente lo contrario al evangelio. Y terminé por asegurarle que me comprometía a que mi hija tuviese libertad para elegir lo que estimara oportuno, pero que le presentaría, sin duda, al Jesús del que hablan los evangelios y no, a un maniquí.
       
      Los evangelios fueron siempre laicos; nacieron de comunidades de gente normal y corriente. De comunidades que se reunían en casas; no, en templos. Surgieron desde principios de los años cuarenta hasta los alrededores del año 100. Una persona, conocedora a fondo de los textos (pocos sabían leer ni escribir), se encargaba de explicar a los integrantes de esas comunidades la FORMA DE VIDA expuesta en el mensaje transmitido por dichos escritos. Y esas comunidades se extendieron mostrado su manera de vivir por toda la cuenca del Mediterráneo. Como era de esperar, los integrantes de tales colectivos fueron tenidos por ateos, porque no contaban templos ni liturgias ni aceptaban a los dioses tradicionales ni vivían de acuerdo a unos preceptos religiosos.
       
      De esa manera de vivir va la cosa. 
       
      Un abrazo

  • carmen

    Salva, te voy a contar una cosa.

    Esta mañana estaba en mi terracica y mi Fina, la señora que me ayuda y ya somos amigas, tanto que Delibes escribiría otro libro,  ve que sonrío. De qué te ríes? Pues que un día de estos me va a llegar una carta del obispo y me dirá: nenica, dejanos tranquilos, ya está bien.

    Y me dice: pues yo ya no creo en nada. Antes creía en el universo y esas cosas, pero desde esto de la guerra, es imposible que exista algo. Imposible… Tú crees en algo? Pues se me ha ocurrido contestar, sí, yo creo en ti. Y en mucha gente buena que hay. Y procuro escaparme de alguna de esas atravesadas que hay. Me refiero a eso de Dios y esas cosas, contesta. Ya, le digo, y te digo en lo que creo. Pero en ese Dios que nos han dicho, pues yo tampoco puedo creer. No sé.

    Y luego he añadido, pero hay mucha gente que sí. Y me vuelve a decir. Sí, pero yo no.

    Y en esas estamos las dos.

    Me apetecía contártelo.

    Quizás, digo, que a lo mejor si todo el mundo tuviese opción a leer u oír cosas del estilo que tú escribes, posiblemente las cosas serían diferentes.

    No sé.

    • salvador santos

      Gracias Carmen por la generosidad de contar tus cosas
       
      Si tu amiga Fina leyera los evangelios, tal vez se asombraría. Quizás se llevaría algunas sorpresas como estas:
       
      1. Jesús habló muy poco de Dios. Esa palabra, adaptada en todas las lenguas para expresar una misma idea, no es la propia de los adheridos a su Programa. 
      2. Tampoco declaró que la salvación nos llegara a través del sufrimiento. Sí dejó claro que el suponía dejar de sufrir. El sufrimiento lo producen quienes se benefician de él.
      3. NUNCA pronunció la palabra ‘misterio’ referida a Dios. 
      4. Ningún texto en los evangelios permite siquiera pensar que Jesús fundara una religión.
      5. Cuando en los evangelios aparece la palabra ‘sacerdote’ siempre está referida a judíos o a personas ajenas a la religión judía, pero JAMÁS se utiliza asociada a ninguno de los discípulos.
      6. Jesús no exigió a los suyos creer, sino comprometerse con su Proyecto.
      7. El no mandó nunca a los suyos a enseñar, sino a proclamar su novedosa y definitiva enseñanza: La Buena Noticia. El único Magisterio es el suyo.
      8. Tampoco usó nunca la palabra ‘obediencia’ ni indicó que alguno de los suyos llevara la voz cantante y los demás le fueran obedientes.
      9. No dijo ni pío sobre las cuestiones de sexo que las religiones tienen todo el día en la boca.
      10. Explicó, eso sí, cómo arreglar las cosas definitivamente. Por eso al final se quedó solo. No es lo que interesaba. Interesaba lo más fácil, creer en algo…
       
      Te contaré yo también una cosa que pasó hace tiempo a mi mujer:
      Cierto día, a cuenta de una conversación sobre religiones con mi amigo Chaka, el de Costa de Marfil, este le preguntó: Mercedes: ¿y cuál es tu religión?
      Ella le contesto: Mi religión eres tú, Chaka.
       
      Puede que eso lo entienda tu amiga Fina.
       
      Te mando un beso
       

  • carmen

    Pues eso de que el mensaje de Jesús está dedicado a los pobres , a los ingenuos, a los sufrientes en silencio, a los desgraciados… Y no a la lucha contra todo lo que provoca esas injusticias, eso no se va a entender jamás. Bueno, nunca es demasiado tiempo.

    Es inútil. Seguimos pensando que en el sufrimiento se encuentra a Dios. Y son dos mil años pensando así. Sin embargo estoy convencida que lo que quiso decir este muchacho es que hay que luchar contra todo eso . No entiendo como la gente puede ver a todo un Dios reflejado en el sufrimiento humano. Es algo que siempre me ha roto la cabeza. Y hay personas muy reconocidas en el cristianismo, incluso en los altares que se sentían cerca de ese Dios extraño cuando se encontraban rodeadas de sufrimiento. A mí me entra una indignación absoluta cuando soy consciente de a lo que somos capaces de llegar los seres humanos , el dolor que somos capaces de provocar. No puedo ver a ningún dios en eso. Ni cristiano, ni budista ni mahometano.

    Hay que combatir la injusticia. Así entiendo yo el cristianismo. Pero por lo visto no entendí bien. Pues bueno. Me da tan igual… no seré cristiana, qué le vamos a hacer.

    Creo que haces una labor estupenda, por lo menos que haya personas que podamos acceder a otro tipo de interpretación de los textos de los evangelios. Y que cada cual, decida.

    Lo que creo que sucede es que al hablar siempre Jesús metiendo a Dios por enmedio, se ha liado una buena. Dios quiere esto, Dios quiere lo otro…pues claro, todo gira alrededor de Dios. Y de eso nada. Lo que sucede es que quizás en su pueblo judío, donde todo giraba alrededor de Dios, no cabía otra. Pero su mensaje va dirigido a que nos espabilemos. Y en vez de eso vamos y sacralizamos el sufrimiento. Y cuanto más sufres, más bueno eres y Dios está más contento. Es tremendo. Tremendo. Pero además, es imposible. Y dicen que este mensaje está dirigido a todos los esclavizados, a los triturados por el sistema. Y en parte es cierto, pero no para ofrecérselo a Dios, sino para que nos espabilemos, a ver si no qué quiere decir levántate y anda. O la fe puede con todo. Pero también está dirigido a los otros. A la clase dirigente, a los poderosos. Porque ellos son los que en realidad pueden cambiar las cosas. Ellos son los que en realidad necesitan convertirse. Pero no para rezar mucho, que va, para colaborar en paliar las injusticias. Son necesarios. Exactamente igual que para que el movimiento de liberación de la mujer, hace falta la colaboración del varón. Exactamente igual. Luego la idea va dirigida a todos, a todas . Cuando leo que el cristianismo es una religión para sufridores es que me entran los siete males. Bueno, ya voy por cinco, estoy mayor.

    Un abrazo

     

     

  • PEDRO BOSCH ORREGO

    Leyendo el apartado 5 me he acordado de una conferencia que escuché hace tiempo a José María Castillo, que comparto totalmente, en la que completaba la afirmación que hace el Prólogo del cuarto evangelio (Jn. 1, 18) en la que dice que a Dios no lo ha visto nadie, con otra del mismo evangelio (Jn. 14, 8-9) en la que Jesús dice a Felipe: Quien me ve a mí, está viendo al Padre. Teniendo en cuenta que Felipe estaba viendo a un hombre simplemente, Pepe Castillo llegaba a la conclusión de que a Dios solo es posible verlo en el ser humano. A más humanidad (como le ocurría a Jesús de Nazaret) mayor divinidad.

    Un saludo.

  • salvador santos

    Hola Juan Antonio
     
    Respondo a tu pregunta:
    ¿Los limpios de corazón no son también los “libres de espíritu”, sin ídolos, que entienden mejor a Dios y su Reino, y lo que representa-es el hombre-mujer-niños?,
    que supongo está dirigida a mí.
     
    La expresión: “los limpios de corazón” señala a quienes han abandonado la falsedad que caracteriza a este orden engañoso y actúan a las claras, con total sinceridad. El término griego καθαρός significa, además de ‘limpio’, ‘sincero’, ‘genuino’. En este contexto está referido a “los que eligen ser pobres”. Esos que han renunciado al dios de este sistema injusto y se han decantado por la única Soberanía que garantiza la plenitud humana. Por su parte, el término ‘corazón’ alude a lo más interior del ser humano. También en nuestra lengua existen expresiones que usan el vocablo ‘corazón’ en sentido figurado para hablar de absoluta sinceridad: “lo dijo con el corazón en la mano”, “lo hizo de corazón”.
     
    En los evangelios es muy frecuente el uso figurado, los simbolismos, las figuras representativas. Esto está muy estudiado. ‘Corazón’, ‘carne’, ‘cuerpo’, ‘mano’, ‘pie’; realidades como ‘camino’, ‘barca’, ‘mar’, ‘boda’, ‘luz, ‘vino; los números o personajes como la mujer del perfume, el ciego, el leproso… Si tienes interés en tener información completa sobre este asunto puedes mandarme tu correo (salsanpac@yahoo.es) y te diré donde puedes encontrarla.
     
    Aprovecho para decirte que la traducción no es mía. Fue realizada en 1974 por el especialista a quien Tarancón le había encargado la traducción de los textos del NT que se leen en los leccionarios de las iglesias. También te puedo decir donde encontrarla a pesar de que los encargados oficiales del evangelio (Tarancón había fallecido en ese tiempo) la boicotearan.
     
    Ta mando un abrazo  

    • Juan A. Vinagre

      Gracias, Salvador, por tu correo, que guardo agradecido. Cuando te necesite, acudiré, sin abusar. Un abrazo  Juan

      Muy bueno el comentario de Pedro Bosch, y otros.

  • Juan A. Vinagre

    Me gustan especialmente algunas de tus traduciones-interpretaciones, Salvador. Así adquieren un sentido más claro, más próximo, más comprometido.   Y además reflejan-transmiten una mente realista, muy humana, en Jesús de Nazaret, que echaba de menos valores humanos más auténticos.   En el fondo, Jesús presenta una escala de valores revolucionarios, humanizadores, que, si se admiten, son capaces de crear una sociedad nueva y una religión nueva. (¿Quizá por eso para muchos es una utopía aún pendiente…?)       Esta gran Declaración del monte más que un programa parece-es un nuevo paradigma, que se halla todavía hibernado…   Sin renacer de nuevo es difícil entenderla bien, y sobre todo asumirla. El poder -secular o religioso- no la entenderá nunca… y pasará de largo ante este nuevo modelo-paradigma.                             ¿Los limpios de corazón no son también los “libres de espíritu”, sin ídolos, que entienden mejor a Dios y su Reino, y lo que representa-es el hombre-mujer-niños?   Hacen falta muchas homilías con más espíritu de esta Declaración.  Se haría mejor catequesis…

  • mª pilar

    ¡¡¡Gracias Salvador!!! Una vez más, esto es todo un camino…que te llama y hay que optar pr ello…gracias mi buen amigo-hermano de todo corazón.

    Copio:

    …Allí se asientan los sentimientos, las emociones y los pensamientos que constituyen el carácter del individuo. Si el vocablo ‘espíritu’ (πνεῦμα) se usaba para designar la energía vital, el dinamismo interior saliendo afuera y tomando opciones, ‘corazón’…

    ¡Hermoso de verdad!

    No sé, porque me sentí atraída por La nueva Alternativa de Jesús a tan temprana edad, fue como un hermoso regalo, que ya en el colegio ¡la sentía con gran fuerza! y fue mi caminar constante.

    Siempre me…sentí como llevada…es el ambiente que respiré en mi casa, desde los míos, y como digo siempre: Por tantas personas especiales que pasaron por mi vida…haciendo Vida La nueva Alternativa que Jesús proclamó.

    Sentía su presencia, su amor, su fuerza, su deseo de llevarme hacia..:

    “La divinidad nadie sabe ni comprende lo que es”.

    Pero esa sensación de algo que está presente en nuestro caminar:

    ¡Nunca me falto! 

    Fui purificando esa experiencia de toda parafernalia; voy a contar una sencilla experiencia de mi vida cotidiana: Tenemos en mi querido C. Pignatelli, una pequeña estancia “copia” de Tesé, donde vivir esos momentos de silencio interior; en Agosto cierran el centro, para que todas las personas que lo alimentan puedan descansar, pasado ese periodo; estando en ese momento de silencio, apareció el encargado del lugar disculpándose por haber dejado el sagrario vacío, le respondí, que todo el lugar estaba lleno de su presencia  y que no era necesario…algo ofendido respondió…esta presencia es especial, respondí con toda franqueza  que para mí no lo era; muchas veces cuando estaba en el lugar, pedía perdón por lo que estábamos haciendo al respecto, poniendo toda la fuerza en signos externos que nada aportaban al seguimiento de su Proyecto.

    Gracias Salvador, por seguir incansable tu vocación-deseo, de dar ha conocer su verdadero significado, personalmente, me ratifica en su:

    Hermosa Palabra, hechos y vida, que él proclamo.

    Un gran abrazo muy entrañable.

     

     

     

  • carmen

    Este texto lo he entendido a la primera.

    Superpreciosísimo.

    Y, para mí, cierto. Absolutamente cierto, para otros, no sé.

    Me ha gustado mucho lo que he leido en un trocito , dices que en aquella cultura y en esa época, no se podía nombrar a Dios porque era como convertirlo en un ser concreto, algo personal y Dios, para ellos no era un ser concreto, ni  algo personal

    Para mí, tampoco.

    Me ha encantado.

    Yo no sé si esa manera de andar por la vida es lo que quiere el Dios de Jesús o no. Sea como fuere, no importa. A mí me gusta y creo que por ahí debería de ir el futuro.

    Un abrazo.

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