Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

7181 Artículos. - 109444 Comentarios.

Ha muerto Roger Lenaers

 Su muerte se produjo hace unos días y dimos noticia. Pero esperaba un artículo como este de Gonzalo Haya para rendir homenaje a quien tanto nos ayudó con su libro primero Otro cristianismo es posible, al que ATRIO dedicó un Curso en que cada capítulo era presentado por Juan Luis Herrero del Pozo. Se desarrolló a lo largo de 2009 y se conservan todos los comentarios. Se exigía contraseña, pero podréis entrar poniendo anel. Recomiendo entrar en ese curso, aprovechando el descanso del verano. Los nuevos comentarios ponerlos aquí, pues no sé si allí estarán cerrados. AD. 

Gracias Roger porque te has arriesgado en la frontera cultural para atender a las personas cristianas que andaban errantes como ovejas sin pastor.

Anciano jesuita en la frontera cultural del siglo XXI. Sus libros han devuelto la fe a muchas personas cristianas que sentían la contradicción entre la doctrina de la iglesia jerárquica y las investigaciones científicas y arqueológicas de la cultura actual. Y peor aún, contradicción con la conciencia ética de muchas personas cristianas.

Algunas personas le han achacado la falta de fe tradicional de la Iglesia, pero Jesús encontró más fe en la mujer cananea que en los escribas custodios de la tradición y los sacerdotes encargados del templo. Y Pablo reconocía que uno es el lenguaje de los que se inician en la fe y otro el de los adultos.

La edición en inglés de su primer libro la título “El sueño de Nabucodonosor”, aplicando la interpretación de Daniel al derrumbe de la cristiandad medieval.

Roger Lenaers, profesor de teología y asesor de jóvenes en un colegio, al jubilarse pasó unos años como párroco en un pueblecito de los Alpes; en estas experiencias desarrolló su sentido pastoral para dialogar con los no teólogos. Ha escrito cuatro libros muy significativos, que han sido muy bien recibidos por las personas laicas cristianas que desean la renovación de la Iglesia:

  • Otro cristianismo es posible
  • Aunque no haya un Dios allá arriba
  • La fe en el lenguaje de la modernidad
  • Jesús ¿una persona como nosotros?

Me centraré en comentar este último libro. En él, Lenaers afronta directamente, con un lenguaje muy claro, dogmas considerados fundamentales en las enseñanzas de la Iglesia: Jesús no es un “dios descendido del cielo”, “tampoco fue un hijo unigénito de Dios”. Entonces ¿Es Jesús de Nazaret una persona como nosotros? “Sí y no”, como el autor explica en este libro.

Los dos primeros capítulos constatan la incomprensión mutua entre el cristianismo y la cultura occidental. Se ha estudiado como nunca la figura de Jesús, pero estos estudios no han llegado al pueblo cristiano porque la Jerarquía lo ha impedido. Existe una verdadera dificultad entre ser creyente y vivir en nuestro ambiente. No se puede seguir creyendo en un Dios allá arriba. Se ha pasado de la religión al ateísmo.

 

En el capítulo tercero trata los mitos, ya bastante conocidos, sobre la Infancia de Jesús, y analiza extensamente el significado del título de Hijo de Dios. En el Antiguo Testamento y en los sinópticos significa que continúa la obra del padre; en Juan se interpreta en forma más racional como el Logos; la fe popular va exaltando cada vez más la figura de Jesús; y finalmente se llega a la definición del concilio de Nicea, que se impone por conveniencia política del emperador Constantino.

Lenaers ya ha tratado algunos de estos temas en otros libros, aquí se propone analizar los evangelios (los sinópticos y Juan) para interpretar su lenguaje mitológico y descubrir la figura de Jesús que quieren transmitirnos. El mito no es una mera ficción, es una narración ficticia que expresa una realidad que no se puede transmitir en conceptos.

El capítulo cuarto desmitologiza la vida pública de Jesús en los sinópticos, con sus exorcismos, curaciones, y acciones sobre la naturaleza; y en el simbolismo de todo el evangelio de Juan. El capítulo quinto analiza la primitiva fórmula de fe sobre Jesús “crucificado, muerto y sepultado”. Lamenta que esta fórmula no haga referencia a la vida de Jesús, que es actualmente el mensaje más importante para una persona cristiana, y en cambio potencie la teología paulina de la redención ¡mediante la muerte expiatoria del hijo!

El capítulo sexto tiene más importancia porque trata el tema muy controvertido de la resurrección de Jesús, y de nuestra resurrección. Analiza las escenas de la resurrección, las apariciones, el sepulcro vacío, y el sentido del término “ver” en Pablo. Las comunidades cristianas experimentaron (vieron), la presencia de Jesús en la inexplicable aceptación como Mesías a pesar de su fracaso en la crucifixión. Actualmente el verdadero fundamento de nuestra fe en la resurrección se basa “en nuestro propio ver al Jesús que vive” en nuestras aspiraciones a la justicia y a la compasión.

La mentalidad hebrea concebía la resurrección como una resurrección del cuerpo, la mentalidad griega como una separación del alma, pero la mentalidad moderna la puede entender como “unión con la Realidad Originaria”, con el Amor incondicional que Jesús practicó en su vida; “Y como cada persona se ha dejado mover por el amor, por poco que sea, cada persona sobrevive a la muerte”. Las expresiones más aptas para expresar la resurrección serían “vida eterna” o “profundidad sin fin”.

“Al decir que Jesús ‘vive’, no se está hablando en el sentido biológico del término, sino en un lenguaje que trata de expresar que Jesús se ha vuelto un solo ser con el fundamento original de toda vida, unión que le hace participar en la eternidad de Dios. Este es un lenguaje de fe basado en una experiencia”. Esta interpretación de la resurrección explica también la redención: “estando él mismo lleno de la plenitud del amor originario de Dios y movido por él, nos impulsa con su atracción a parecernos a él, nos inspira, nos colma de actitudes como las suyas, hace de nosotros unos hombres y mujeres nuevos y así lleva a cabo paulatinamente la restauración del mundo”.

En el último capítulo vuelve a plantearse la pregunta inicial ¿Es Jesús de Nazaret una persona como nosotros? Responde con el sí y no, que ya hemos anticipado. El sí se comprende bien por todo lo expuesto hasta aquí; ahora explica, en un lenguaje persuasivo, que se diferencia de nosotr@s por la intensidad con que vivió su unión con el Amor Originario.

“Hombre como nosotros, debió haber tenido las mismas necesidades sexuales que nosotros, pero de toda evidencia las manejó de manera diferente al término medio de la humanidad, y no fue dependiente de ellas, sino interiormente libre, con la misma libertad que demostró tener frente al dinero, a las apariencias y a la crítica de sus adversarios”.

“La normalidad humana de que se ha hablado no explica la irradiación que salía de Jesús y que los sinópticos relataron pictóricamente en la escena mítica de su transfiguración en el monte. No era, pues, una persona como nosotros”. El caminar sobre las aguas y tantos otros milagros “son imágenes con las que los evangelistas se esforzaban en trasmitir el misterio que se barruntaba en él. Sus palabras y acciones atestiguan una intimidad con el misterio original de Dios... que supera el nivel medio hasta un punto que para nosotros es inalcanzable”.

“La trascendencia humana de Jesús consistía esencialmente en su ser y vivir totalmente para otros, es decir, en su íntima unión con el amor original que es Dios”.

Estas interpretaciones resultarán débiles y muy subjetivas para algunos, pero tengamos en cuenta que la verdad no se descubre solamente con la ciencia y la razón discursiva, que también tienen sus aporías y rectificaciones; lo más importante de nuestra vida se percibe por la “razón sentiente”, por el corazón.

Más confusa resulta su comparación con otras religiones y sus fundadores: “¿Qué quedaría entonces de su unicidad, confesada antes con tanta convicción? ¿Y de la exclusividad de la fe cristiana como camino a la salvación? ¿Es Jesús sólo uno entre muchos y no como se lo proclama en el magnífico himno de la carta a los Colosenses…?”. “La exclusividad del cristianismo como camino a la salvación fue relativizada ya en el Vaticano II”. Y apela al ejemplo de tantas personas cristianas que se han dedicado a la protección de las personas más desvalidas. (Ellas son los que están manteniendo el cristianismo como religión. Si ese comportamiento fuera más general, y empezando por la jerarquía, no habría problema).

Concluye el libro con esta expresión de su fe: “La experiencia de enriquecimiento humano y de plenitud que hace la persona cristiana al seguir este camino es suficiente para resolver cualquier duda respecto a si es o no correcto. Es la experiencia de haber elegido la mejor parte y de no tener que preocuparse por buscar otro camino ni esperar la venida de otro salvador…¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.

Su libro “Jesús ¿una persona como nosotros?” ha sido publicado en castellano, con un acertado Prólogo, por la editorial Abya Yala, y en España por Bubok; Este y otros libros de él pueden adquirirse libremente en versión digital en www.edicionesfeadulta.com

Gracias Roger porque te has arriesgado en la frontera cultural para atender a las personas cristianas que andaban errantes como ovejas sin pastor.

Gonzalo Haya

 

9 comentarios

  • M.Luisa

    Hace días que vengo leyendo un poco   de soslayo    este artículo, y ello  no porque no me interese sino que es debido a mi  lentitud que  he de dedicar  mucho tiempo en cada uno de ellos. Sin embargo en este   apoyándome  en la aportación que suministra  la palabra clave del enunciado  “posibilidad” (otro cristianismo es posible)  sin alejarme demasiado de lo comentado en el Post. de E. Morin  ya podría dar en este mi primera impresión.

    Digamos que en nuestra época se ha abierto todo un mundo de posibilidades cuyas ventajas pueden ser aplicadas  en muchas parcelas de la realidad  como la que aquí  desarrolla Leaners  en su tema “Otro cristianismo es posible” Esto quiere decir que de todo su potencial solo se ha llevado a cabo una parte, la ideológica, la teórica, la predicativa, no la real y por tanto ahora se hace necesaria y además del todo  posible  explayar esta otra.

    Desde mi perspectiva la cuestión la tomo teniendo en cuenta lo que expuse  en los  comentarios que dejé en el hilo de E. Morin   que no es otra cosa que la de tomar en serio los datos científicos  aportados a principios del siglo pasado respecto a la nueva forma modal que cobra nuestro   conocimiento. Forma modal según la cual, como dije,  la subordinación de los términos o polos ahora se trastoca, o  dicho  de otra manera y es   que el acto de conocer   de nuestra inteligencia ha de ir necesariamente de abajo arriba, es decir de la experiencia a la idea o teoría y por tanto ese es todo el trabajo nada fácil  a desarrollar por estos tan incomprendidos autores.

    Lenaers tiene el inconveniente añadido de que no le es fácil desprenderse de los resabios teológicos dominantes en el anterior esquema mental y debe haberse sentido desgraciadamente muy vigilado con lo que decía por  la clerecía jerárquica.

    En definitiva si la experiencia es la que nos va descubriendo  la realidad del camino no se puede decir que los seguidores de Jesús la desconozcan.

  • Isidoro García

    Particularmente, lo que yo pienso que está de capa caída, es la interpretación paulina-oficialista de Jesús, no el propio Jesús histórico.

    El Jesús histórico, el Jesús real, el que pisó Palestina, y hablaba con su boca llena de dientes, es el gran desconocido, en todo este asunto. Desgraciadamente, la gran imperfección de la transmisión de sus palabras, nos lo hace prácticamente muy desconocido.

    Se nos ha transmitido que era una persona de gran sabiduría humana, hoy diríamos que un filósofo.

    Pero el Jesús real, era un personaje del momento, no era un personaje para el futuro, y por eso ninguno de sus contemporáneos, se preocupó en transcribir sus palabras en papel.

    Jesús fue un aspirante a encabezar una operación político-militar, (supuestamente prometida y apoyada por Dios), de acabar con el Imperio romano, e iniciar un mando teocrático mundial, encabezado por Israel, su pueblo elegido.

    Jesús, además era un sabio lúcido y perspicaz, pero este sabio quedó eclipsado en su momento histórico, por el decisivo papel geopolítico que iba a encarnar.

    Y por eso, solo varios años después, tras el gran fracaso histórico, Pablo, quiso “justificar” su figura que evidentemente había quedado muy malparada. Y ya, cuando la “parusía” no llegaba, su imagen ante la gente, se fue transformando, en “otra cosa”. Y esa otra cosa, es lo que reflejan los tardíos escritos evangélicos.

    Pero en los tiempos presentes, ni conocemos al verdadero Jesús histórico, (solo lo presentimos), ni el Jesús paulino, ni su posterior deriva juanista, posteriormente agudizada por la incipiente teología eclesial que se inició al final del s. I, y por la teología conciliar de los tres siglos posteriores, culminada con el constantinismo, convencen al humano moderno.

    Para muchos al final, el mensaje jesusita, queda reducido al principio del “samaritanismo”.

    Pero eso es una visión muy pobre y elemental.

    Como en realidad no conocemos en detalle el pensamiento del Jesús real, para suplirlo, utilizamos “el método a posteriori”.

    De nuestros conocimientos actuales, y con el discernimiento personal de cada uno, (nuestros gustos, tendencias y valores de cada uno), nos hacemos un modelo ideal de perfección, y entonces se lo proyectamos a la figura del Jesús desconocido, pues pensamos, que al ser este perfecto o cuasi-perfecto, debe tener esos mismos valores e ideas que nosotros hemos adoptado.

    Esa es la razón, de que siempre vestimos a Jesús con nuestras propias ideas y valores. Si yo soy conservador, Jesús era conservador, si soy comunista, Jesús era un proto-comunista, si soy feminista, Jesús era un feminista, etc. Jesús siempre pensaba como nosotros.

    (¡Qué casualidad mas afortunada: yo pienso, lo mismo que pensaba Jesús!. Pero, ¿no será al revés?).

    Es un mecanismo natural de proyección de nuestras “virtudes”, que alimenta el narcisismo natural o patológico de cada uno, porque refuerza nuestra autoestima. (Hay un nivel normal de narcisismo en cada uno).

    Habría que hacer un esfuerzo, grande en comprender por qué pensamos como pensamos, y en esta tarea la psicología moderna ayuda bastante.

     

    Porque la compasión, la simpatía y empatía universal, la solidaridad, el “amor” en suma, son emociones universales, y no son originarias ni exclusivas del cristianismo. El budismo y su “compasión”, es 500 años anterior a Jesús.

    Y como muy bien apunta Gonzalo, surgen del interior de nuestra naturaleza, de nuestros arquetipos subconscientes, que nos empujan emocionalmente a las tres grandes valores Universales: Conocimiento y Verdad, Belleza y alegría de vivir, y Bondad.

    Hacer del “samaritanismo” el núcleo central del cristianismo, es como decir que lo característico del cristianismo es respirar.

    Y por eso, todos reconocemos que hay gente muy solidaria, que no ha oído hablar de del cristianismo en su vida. Y entonces la megalomanía eclesial, habla de “cristianos anónimos”. (Cuando por nuestras orejeras culturales solo disponemos de un martillo, todo lo arreglamos a martillazos).

    • Carmen

      Efectivamente.
      He hecho un Jesús a mi medida. Mi Jesús imaginario, lo he dicho millones de veces. Y he proyectado en él todo lo bueno que me gustaría que fuese. O tal vez cómo me gustaría ser yo. Es una proyección mía, de mi cabeza.
      Cada uno tiene la suya, la diferencia está en que lo sé.

      Y no veas. Es increíble.

      Y perdona, de caudillo político nada, pero vamos, nada de nada. Es mucho mejor que todo eso.Puestos a crear una imagen, pues que sea lo más preciosa posible.

      Y lo grande es que creo que fue tal y como lo pienso. Por eso no resisto a Pablo de Tarso. No cabe duda de que él ganó. Pero a mí me gusta mucho, muchísimo más la estética del perdedor
      Se siente.

      Gracias. Es la primera vez que oigo o leo algo que estoy diciendo hace mil años. Mi Jesús imaginario.
      Buenas noches.

  • Isidoro

    Lo que he querido decir en mi comentario anterior, es que Lenaers, ha sido un gran precursor, como lo fueron Bonhoeffer, Teilhard, y muchos otros. Pero como a todos, sus circunstancias personales, le hicieron llegar hasta donde llegó.

    Sus continuadores, le debemos intentar sobrepasar, siguiendo su estela.

    El problema de la interpretación paulina de la filosofía de Jesús, (que es la de la Iglesia oficial), es que ya no ofrece a la humanidad actual lo que esta necesita. La Humanidad, no necesita ser salvada, ni redimida, de ninguna amenaza divina.

    La Humanidad, se encuentra ante una gran crisis existencial: ¿Quedarse en una especie animal más, aunque con un cierto grado de inteligencia muy limitado, o dar el salto de desarrollar toda su verdadera naturaleza potencial, que recibimos larvada y encriptada en nuestra herencia genética?.

    La Humanidad lo que necesita es encontrar la fórmula y el camino de la maduración personal humana, de sus miembros integrantes. El destino ya lo conocemos: llegar a desplegar nuestra naturaleza humana que nos ha sido otorgada en el reparto” cósmico.

    Y para ello, tenemos dentro de nosotros las instrucciones y mecanismos, necesarios para lograrlo.

    Y solo necesitamos disponer de las circunstancias adecuadas para que ese desarrollo natural, se lleve a cabo lo más perfecta y adecuadamente posible.

    Y entre esas circunstancias, precisamos no caer en errores en cuanto a los detalles concretos de nuestra naturaleza, ni distraernos y malgastar nuestro esfuerzo, con ideas religiosas que no se adecuan a la realidad, por malas interpretaciones históricas y culturales.

    Ni tampoco caer en los cantos de sirena de conceptos ideológicos trasnochados, anticuados y simplones, por muy buena voluntad con la que esto se haga.

    Necesitamos saber, conocer la realidad lo más fielmente posible. Y por eso el estudio, la investigación y el pensamiento crítico son la guía fundamental que nos conducirá hasta la “liberación” final. Para concentrarnos en el camino correcto, que ya tenemos marcado dentro de nosotros.

    Yo creo que eso es a lo que se refería Jesús, con su misterioso concepto de “Reino de Dios”, y esa debería ser la meta fundamental de sus seguidores.

    • Iñaki SS

      Hola Isidoro
      Me enganché a este post al leer, en la primera pasada en diagonal, la frase: “Al cristianismo eclesiástico, que no es fiel al mensaje que se intuye del Jesús histórico, le ha acabado de matar el tiempo”. A partir de ahí, mayorcito yo, fui repasando más despacio el texto básico y tus comentarios, en línea con mi capacidad de comprensión, e iba anotando ideas con las que estoy totalmente de acuerdo:
      – Que todo ha cambiado mucho
      – Que existe una verdadera dificultad de ser creyente (eclesiástico, añado por aclarar), y vivir en nuestro ambiente,
      – Que no se puede seguir creyendo en un Dios allí arriba.
      – Que la Jerarquía ha impedido que los estudios sobre la figura del Jesús histórico hayan llegado al pueblo cristiano cuando, precisamente, es en la vida de Jesús donde se encuentra el mensaje más importante para la persona cristiana.
      – Que la tal Jeraquía se ha quedado en la fórmula del Cristo de la Fe, crucificado, muerto, sepultado y resucitado, potenciando la teología de la redención, mediante muerte expiatoria del hijo.
      ¿Cual es mi sorpresa?. Que, a pesar de los pesares, el mensaje que se intuye del Jesús histórico parece que no acaba de morirse. Resulta que te puedes tropezar con él, en cualquier rincón de la aldea global, donde se hace visible el placer samaritano. Exageradamente, ahora mismo, en Haiti, Afganistan, Siria, al norte, centro y sur del mar Cementerraneo y un largo etc. que puede llegar muy cerca de nuestras narices.. .
      Un cordial saludo.

      • Gonzalo Haya

        Una conclusiones muy sensatas, Iñaki. A pesar de todo, el mensaje de Jesús rebrota en nuestra conciencia, porque está profundamente enraizado en ella. Alguna vez he escrito que la conciencia es el cordón umbilical que nos une a Dios. Rectifico. La conciencia es el mismo Dios presente en nosotros. Otra cosa es si le escuchamos o no.

  • Susana

    Gracias Roger Lenaers . Con tus libros nos aclaraste muchos temas teológicos. Nos interpelaste para pensar y dejar de lado posturas míticas . Nos ayudaste a crecer, a descubrir a Jesús y  a seguirlo en el camino.

    Ya estás en el Gran Misterio.

  • Isidoro

    Dice Lenaers: “La experiencia de enriquecimiento humano y de plenitud, que hace la persona cristiana al seguir este camino es suficiente para resolver cualquier duda, respecto a si es o no correcto”.

    Esta fórmula epistemológica, del “bien está lo que bien acaba”, no deja de ser un reconocimiento de la incapacidad de conocer la realidad, característica de los tiempos en los que aún no se conocen bien las verdaderas causas y los verdaderos efectos de las cosas.

    Vale para tranquilizarse uno ante el aguijón de la incertidumbre. Lo mismo que nuestros abuelos primitivos sentían, cuando después de comerse unas bayas nuevas, observaban contentos que no les había dado retortijones y diarrea, y se decían: ¡a la buchaca!.

    Cuando hay hambre, no se puede ser muy exquisito. Y en ciertos ámbitos hay mucha hambre espiritual.

    Y continúa: “Es la experiencia de haber elegido la mejor parte, y de no tener que preocuparse por buscar otro camino, ni esperar la venida de otro salvador… ¿A quién iremos?: Tú tienes palabras de vida eterna”.

    Pero esta fórmula de fe, es válida, para las últimas generaciones indoctrinadas en el cristianismo desde la más tierna infancia. Pero me temo, que no es válida, para las muchas personas, (de ámbitos no cristianos), que no ha sufrido ese indoctrinamiento en sus mentes infantiles.

    ¿Cuántas conversiones de personas maduras de ámbito no cristiano, se producen en la actualidad?: esa es la prueba del nueve de la calidad del mensaje cristiano que nos transmiten, para resolver los problemas que se le plantean al humano moderno, y no crearles otros nuevos.

    ¿Por qué no podemos y hasta debemos esperar la venida de otro “salvador”, que pudiera “Dios” mandarnos, más adaptado a los conocimientos actuales, y con un mensaje más claro y bien explicado, con los nuevos medios culturales del momento?.

    (Del que pudiera ser muy bien su “precursor”, el mismo Lenaers, despojado de su lenguaje clerical). Un nuevo “enviado”, no superior a Jesús, sino su continuación, al igual que Jesús, lo fue de Krisna, o de Zoroastro, o de Pitágoras-Sócrates, y Einstein lo fue de Newton.

    Al cristianismo eclesiástico, que no es fiel al mensaje que se intuye del Jesús histórico, (Pablo contra Santiago, romanización, clericalización, constantinización, Papas espurios, Concilios de cardenales-príncipes…), le ha acabado de matar el paso del tiempo.

    Era una religión apocalíptica, escatológica, una religión de fin de los tiempos, pero han pasado dos mil años, y seguimos aquí, y todo ha cambiado mucho.

    En este mundo complejo, no se puede seguir recitando el catecismo, o plagiando las ideologías políticas del momento: está de moda el progresismo, pues nosotros los más progresistas, está de moda el ecologismo, pues nosotros los más ecologistas: en diez años, serán los más feministas, y pasado…, Dios dirá.

    Y si se pone de moda ponerse un embudo en la cabeza, acabarán pintándole uno precioso, al Cristo en la cruz, encima de la corona de espinas.

    Y curando las epidemias con cataplasmas. Y la humanidad está ante una epidemia humana muy grave de sentido de su existencia, que amenaza su supervivencia, y no se trata de ningún virus biológico.

Responder a Iñaki SS Cancelar comentario