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Notas de bitácora del 26/07/2020

 1/ Tierras son éstas de la duquesa de Lerma. Bajan de las estribaciones del Puerto de la Angostura hasta casi tocar la mar por la Silla del Papa detrás de Valdevaqueros. Queda Facinas a mi derecha mirando al norte, aquí había acuartelados regimientos de infantes de marina, de artilleros en los tiempos de posquerra en que se hacían dos y tres años de mili. Los búnkeres de la línea de defensa cuando se esperaba la invasión aliada por las costas de Cádiz se medio esconden en peñascos y jarales, sirviendo ahora para guardar ganado o para albergar alimañas. Tierras son éstas de levanteras que arrasan humedades, secan los pastos, endurecen las rojas vacas autóctonas, enjaretan malas artes en los cerebros y levantan pasiones idas y sueños imposibles.

Encima de una yegua blanca, algo desvencijada por los años y los partos, espero al compañero que viene del Almarchal, aldea con deseos de más, entre la Venta del Retín y el Cabo de la Plata. Vamos a visitar enfermos y camperos solitarios en las cortijadas, enseñar catecismo, o repasar para las primeras comuniones, a los zagales de las pocas familias que quedan por los campos de la señora duquesa cuyas lindes se tocan con los del duque de Medinaceli que desde Castellar de la Frontera llegaban hasta el sur de la provincia de Badajoz. En la casa del ultimo guarda que sirvió al señor duque y que sus dos hijas morenas como debe ser, de negro las vestiduras, recogido el cabello, negros los ojos, han convertido en recordatorio de un mundo ya ido para siempre, he visto la bandolera de cuero y la placa de bronce del padre que reza: ”Guarda mayor de los Estados del Duque de Medinaceli”.

Una punta de ganado bravo mira la yegua al otro lado de la alambrada que puede cruzarse haciendo correr la cancela hacia dentro. Por prevención el suelo del cruce esta hecho entre hierro y vano, hierro y vano, de manera que las bestias no puedan cruzar sin lastimarse las pezuñas. Pero nos miran a estas horas de buena mañana mientras llega el esperado compañero que, acostumbrado más que yo al ritmo del camperío, puede llegar pronto o más tarde o mucho más tarde. Dependerá de con quien se encuentre, a quien salude, quien pregunte, quien le cuente, qué le cuente. Recuerdo al Señor diciéndoles a su gente que no se detuvieran a saludar en el camino. Aquí si te paras no arrancas.

Media hora larga y aparece en la cabalgadura más airosa que la mía, con brío y menos años que mi yegua. Ensotanados ambos, con sombreros de paja pues hemos de no ir destocados, pasamos la cancela con la mirada de los toros sin bajar la testuz, ¡buena señal!, y los dejamos atrás con discreción y ligereza como si todos los días anduviéramos por allí.

No nos hemos dado cuenta y han pasado cincuenta años y estamos, los dos, saliendo del cancel del camposanto de un pueblo de la costa que se ha dignado acoger en sagrado el cuerpo de uno de los guardias civiles que hacían el servicio de correrías por la sierra y el santuario y las parroquias de las tierras cercanas a las de la señora duquesa. El servicio de correrías lo hacían por parejas, a pie, con tricornio envuelto en tela verde clara para no estropearlo y visera, caminando por las veredas de los montes y los campos durante ocho días sin volver a la casa cuartel. Llevaban una libreta donde los camperos, los médicos, los curas, algún idóneo, les firmábamos consignando la hora y el lugar. Con el guardia que enterramos hoy hemos cortado chorizo y pan blanco y en el chamizo bar de “el Chiquitín” hemos bebido blanco de la tierra, áspero y seco como el levante. Mi compañero le ha casado a unos pocos de hijos y bautizado a una patulea de nietos. Y yo le he defendido en pleitos de ascensos y de quinquenios contra coroneles de mal talante y peor jaez, a lo largo de los años de servicio. Así que aquí estamos, sin una punta de ganado bravo mirándonos, pero haciendo lo que como gentes de bien nos toca hacer.

En la primavera algo fresca de la orilla, con un suroeste azaroso, nos hemos sentado en una mesa con hule de cuadros rojos y blancos, en el poyete del café a comernos unos huevos fritos con papas y jamón, que el colesterol es para gente nueva. Y hablamos de la sierra, de las bestias, de los críos que ya son tan viejos que muchos se han ido a la Luz Inmarcesible bajo el manto de la Virgen de la Luz que protege a hombres y animales por igual. Y del futuro y de política y del obispo que le chincha, pero que ya a él le tiene sin cuidado pues está jubilado y le paga la Seguridad Social 650 euros al mes que no se los pueden quitar ni lo pueden destinar a ningún sitio pues ya se ha convertido en indestinable porque se ha salido veinte años de la edad de destino. Un placer, claro. Y hablamos del Cádiz que va a ascender a primera. El sol se va hacia el oeste y hace fresco ya aquí. Otro café y a casa. Hemos vivido aventuras que muy pocos han vivido, conocido gentes que nadie conoce, enterrado guardias civiles tan viejos como nosotros, hacemos lo que queremos, rezamos como siempre, esperamos ver al Señor cara a cara, hace sol, hemos comadreado de unos y de otros, nos hemos reído de nuestros sueños fallidos y de nosotros mismos, mantenemos el cariño que siempre nos hemos tenido, sabemos cómo somos (porque en los tiempos duros nos hemos confesado uno a otro) y en qué fallamos y hemos fallado. Y encima (¡jeje!) hoy el santoral viejo trae a Filastrio, Rufilo, Arnulfo de Metz, Federicho de Utrech y Simon de Lipnica. ¿Se puede pedir más?.

 

2/ Hoy, viernes, un tribunal de la Audiencia Nacional ha condenado a Anboto, etarra, a 122 años de prisión por la muerte del comandante del ejercito de Tierra, Luciano Cortizo, en atentado, en el que resultó gravemente herida una hija suya de 18 años y tres transeúntes a quienes alcanzó la deflagración y su onda expansiva. Soledad Iparraguirre era jefa en los años noventa del pasado siglo de algunos comandos de ETA. Planificó, dirigió, proporcionó el material y eligió al etarra que desde el norte se trasladó a León para matar al comandante Cortizo. Empezó en ETA con veinte años. Tiene a sus espaldas 15 asesinatos. Ayer jueves fueron puestos, por la jueza de Durango, en libertad con cargos y retirada del pasaporte tres directivos del vertedero de Zaldívar, donde permanecen enterrados desde hace meses los cuerpos de dos obreros que trabajaban en el mismo. La empresa se llama Verter Recycling. Los tres detenidos se han negado a declarar en sede judicial al no haber tenido tiempo de leer el atestado policial, pese a llevar desde el martes en los calabozos de la Ertzanza en Eibar. En todos los sitios cuecen habas y en algunos calderadas. Lo ocurrido en Zaldivar ha sido argumento en las intervenciones de políticos de todos los partidos durante la campaña electoral. Recordemos que el permiso para abrir el vertedero lo dio Bildu ya que el Ayuntamiento del pueblo estaba gobernado por Bildu en el momento de facilitar dicho permiso. La vigilancia poltica y la administrativa del cumplimiento de las condiciones de la concesión municipal dependen de la concejalía de Medio Ambiente. Dicha concejalía está en manos de un edil de Bildu. Es evidente que la causa del derrumbe del vertedero sobre dos trabajadores de su plantilla tiene múltiples hilos y actuaciones y omisiones que deberá clarificar la jueza de Durango. Pero hay que preguntarse si los 36.000 votos menos que han obtenido PNV y BILDU en estas elecciones, comparados con los obtenidos en las de 2016, tienen algo que ver con la gestión del asunto que comento. Las exultantes aclamaciones sobre sí mismo del señor Otegui tras el recuento electoral deben valorarse con la sombra de Bildu en Zaldivar y con el hecho de que no han conseguido la suficiente fuerza parlamentaria para desplazar ni de lejos al zaherido PNV del keatoniano señor Urcullu. Y, como ha recordado el señor Anasagasti –poco amigo de veleidades españolistas– hace unos días en una entrevista, el señor Arkaitz Rodríguez secretario general de Sortu, que forma parte de BILDU, ha afirmado que ETA no ha dejado de matar por convicción moral, sino por conveniencia. Si la pérdida de votos y escaños tiene algo que ver con tal afirmación, habría que alegrarse por la recuperación moral que eso supondría en la sociedad que describe la novela de Fernando Aramburu PATRIA.

 

3/ Uno de los trescientos mil científicos que todos los días del año hacen declaraciones sobre sus diferentes especialidades, o si no las hacen se ponen en su boca como dichas por ellos por periodistas, pseudo periodistas, plumillas varias, ha dicho y servidor lo ha leído que somos vibraciones fugaces entre billones de estrellas. Como poesía está bien traído el dicho. Galileo Galilei, cátedro de matemáticas y astronomía de la Universidad de Padua por los años del Señor de 1630 y que hacía sus observaciones con un anteojo de nueve aumentos, artefacto de su invención, se vio ante un tribunal papal que declaró formalmente herética la teoría helio centrista que defendía el reo. El proceso judicial comenzó el 12 de abril de 1633 en la basílica de Santa Maria in Minerva y duró 70 días. El prelado que comunicó a Gallileo la sentencia condenatoria fue el cardenal Roberto Belarmino que habla presidido el juicio contra Giordano Bruno al que mandó quemar. Este caballero de púrpura y birreta llegó a ser declarado santo de altar. Galileo siguió pensando como pensaba, calló para no ser quemado y murió a los 70 años en 1642. Para su tiempo una edad muy avanzada, no se vayan a creer. El científico que me considera una vibración fugaz entre billones de estrellas, lo que agradezco en lo que vale, ha tenido la suerte de que sus vibraciones sean en 2020, porque si se le ocurre vibrar en 1633 hubiera tenido que explicarle a san Roberto Belarmino cómo se compaginaba esa teoria con el Eterno haciendo figuritas de barro en el Eden. Se llama Carlo Rovelli.

 

4/ Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, ha advertido bien seriamente que decidir qué se va a hacer, dónde se va a ir y con quién se va a estar es hoy una decisión de vida o muerte. La COVID-19 está aquí, no se ha ido, ni se va a ir de momento. La responsabilidad individual es básica para que sean eficaces las decisiones del poder público encaminadas a garantizar la salud. La situación en Cataluña y en Aragón ha llevado al primer ministro francés, Jean Castex, ha advertir que “La situación en Cataluña muestra indicadores sanitaros degradados” que recomiendan no desplazarse a ese territorio. Primum vivere et deinde filosofare.

 

Coda: Ha recordado alguna comentarista de la columna de Juan Cejudo que el reverendísimo prelado ha enviado bajo obediencia al señor cura de la de Santa Catalina de Conil de la Frontera e ilustre canónigo de la Santa Iglesia Catedral gaditana, como capellán a pleno tiempo del Hospital de Puerto Real. Dado que los reverendísimos prelados católico-romanos tienen siglos de práctica en venganzas servidas en frio, me interrogo si previendo la segunda parte del ataque pandémico en octubre próximo, no ha meditado seriamente el nombramiento. Un llamativo monitum episcopal prohibiéndole usar otro uniforme que no fuera sotana y cara descubierta, sería el remate definitivo de la operación de acoso y derribo del orondo y valiente párroco conileño, por el tiempo de la voluntad del prelado, y no más. ¿Barbaridad? algún Pontífice sumo, cercano a la época de Julio II, mandó degollar a un par de cardenales para hacer sitio en el colegio de purpurados a sobrinos carnales del infalible del momento.

6 comentarios

  • ELOY

    Gracias Alberto.

    “De la abundancia del corazón habla la boca”  y así de un corazón rebosante de experiencias y bondad salen estas Bitácoras preciosas.

  • mª pilar

    Gracias por estas bitácoras, porque están llenas de… ¡Vida!

    Es un placer leerle, gracias de corazón.

  • Asun Poudereux

    https://youtu.be/5m2QpgnSjoI

    Como bien se constata. Hay muchísimo por hacer, a nivel personal y social, si se desea que haya Democracia. Lo que tenemos por más que lo repitan los políticos, No Lo Es.

    Gracias, Alberto. Tu labor es inmensa. Un abrazo.

  • Juan

    Amigo Alberto: Espero que no tengamos que volver a los tiempos de Julio II en los que el Sumo Pontífice degollaba cardenales…

    Un fuerte abrazo: Juan

  • carmen

    El primer punto del cuaderno  de hoy es una delicia.

    El del científico que ha dicho que somos vibraciones fugaces, que me ha encantado porque nos describe de una manera preciosa, es que me parto. Tiene usted toda la razón. Tiene mucha suerte. porque ni juicio ni nada, directamente a la hoguera por endemoniado.

    En cuanto a la coda, es usted un poco bruto. O no.

    Buen día.

  • Gonzoalo Haya

    Es un placer leer estas crónicas, del pasado y del presente.

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