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Meditación de la técnica, 11/12

 Curso-taller basado en libro del mismo nombre de José Ortega y Gasset (1933). Ver Índice y entradas anteriores

XI

RELACIÓN EN QUE EL HOMBRE Y SU TÉCNICA SE ENCUENTRAN HOY—EL TÉCNICO ANTIGUO

Destilado: El tercer estadio representa el estado actual de la técnica ( los siglos XIX y XX).

Sus características serían las siguientes:

  • El fabuloso crecimiento de actos y resultados técnicos que integran la vida actual.

          (El hombre no puede vivir sin la técnica a que ha llegado)

  • Se ha pasado del instrumento a la máquina.
  • El técnico y el obrero se separan,

          (el técnico será la expresión pura de la técnica como tal: el ingeniero)

La situación actual de la técnica plantea dos problemas:

  • El hombre cree que su poder es ilimitado.

          (cualquier cosa que pueda pensar puede llegar a ser realidad)

  • El hombre de hoy, desde que nace, se ve rodeado de una cantidad fabulosa de objetos y procedimientos.

          (se acostumbra a ellos; puede creer que están ahí por sí mismos sin que supongan esfuerzo para él)

     Hemos visto cómo el estadio de evolución técnica en que hoy nos hallamos se caracteriza:

      1.° Por el fabuloso crecimiento de actos y resultados técnicos que integran la vida actual. Mientras en la Edad Media, en la época del artesano, la técnica y la naturalidad del hombre parecían compensarse y la ecuación de condiciones en que la existencia se apoyaba le permitía beneficiar ya del don hu­mano para adaptar el mundo al hombre, pero sin que ello llevase a desnaturalizarle, hoy los supuestos técnicos de la vida superan gra­vemente los naturales, de suerte tal que materialmente el hombre no puede vivir sin la técnica a que ha llegado. Esto no es una manera de decir, sino que significa una verdad literal.

      En uno de mis libros he destacado, como uno de los datos que el hombre contempo­ráneo debe mantener más vivaces en su mente, el hecho siguiente: Europa desde el siglo v hasta 1800 —por tanto, en trece siglos— no consigue llegar a más de 180 millones de habitantes. Pues bien, de 1800 a la hora presente, por tanto en poco más de un solo siglo, ha alcanzado la cifra de unos 500 millones de hombres, sin contar los millones que ha centrifugado a la emigración. En un solo siglo ha crecido, pues, tres veces y media. Y es evidente que cualesquiera sean las causas adyacentes de tan prodigioso fenómeno—el hecho de que hoy puedan vivir bien tres veces y media más de hombres en el mismo espacio en que antes malvivían tres veces y media me­nos—, la causa inmediata y el supuesto menos eludible es la perfec­ción de la técnica. Si ésta retrocediese súbitamente, cientos de millo­nes de hombres dejarían de existir.

      La proliferación sin par de la planta humana acontecida en ese siglo es probablemente el origen de no pocos conflictos actuales. Hecho tal sólo podía acontecer cuando el hombre había llegado a interponer entre la naturaleza y él una zona de pura creación técnica tan espesa y profunda que vino a constituir una sobrenaturaleza. El hombre de hoy —no me refiero al individuo, sino a la totalidad de los hombres— no puede elegir entre vivir en la naturaleza o bene­ficiar esa sobrenaturaleza. Está ya irremediablemente adscrito a ésta y colocado en ella como el hombre primitivo en su contorno natu­ral.

      Y esto tiene un riesgo entre otros: como al abrir los ojos a la existencia se encuentra el hombre rodeado de una cantidad fabu­losa de objetos y procedimientos creados por la técnica que forman un primer paisaje artificial tan tupido que oculta la naturaleza pri­maria tras él, tenderá a creer que, como ésta, todo aquello está ahí por sí mismo: que el automóvil y la aspirina no son cosas que hay que fabricar, sino cosas, como la piedra o la planta, que son dadas al hombre sin previo esfuerzo de éste. Es decir, que puede llegar a perder la conciencia de la técnica y de las condiciones, por ejem­plo, morales en que ésta se produce, volviendo, como el primitivo, a no ver en ella sino dones naturales que se tienen desde luego y no reclaman esforzado sostenimiento. De suerte que la expansión pro­digiosa de la técnica la hizo primero destacarse sobre el sobrio reper­torio de nuestras actividades naturales y nos permitió adquirir plena conciencia de ella, pero luego, al seguir en fantástica progresión, su crecimiento amenaza con obnubilar esa conciencia.

      2.° El otro rasgo que lleva al hombre a descubrir el carácter genuino de su propia técnica fue, dijimos, el tránsito del mero ins­trumento a la máquina, esto es, al aparato que actúa por sí mismo. La máquina deja en último término al hombre, al artesano. No es ya el utensilio que auxilia al hombre, sino al revés: el hombre queda reducido a auxiliar de la máquina. Una fábrica es hoy un artefacto independiente al que ayudan en algunos momentos unos pocos hombres, cuyo papel resulta modestísimo.

      3.° Consecuencia de ello fue que el técnico y el obrero, unidos en el artesano, se separasen, y al quedar aislado se convirtiese el téc­nico como tal en la expresión pura, viviente, de la técnica como tal: en suma, el ingeniero.

      Hoy está la técnica ante nuestros ojos, tal y como es, exenta, aparte y sin confundirse y ocultarse en lo que no es ella. Por eso se dedican concretamente a ella ciertos hombres, los técnicos. En la Edad paleolítica o en la Edad Media, el inventar no podía consti­tuir un oficio porque el hombre ignoraba su propio poder de inven­ción. Hoy, por el contrario, el técnico se dedica, como a la actividad más normal y preestablecida, a la faena de inventar. Al revés que el primitivo, antes de inventar sabe que puede inventar; esto equivale a que antes de tener una técnica tiene la técnica. Hasta este punto y aun en este sentido casi material es cierto lo que vengo sosteniendo: que las técnicas son sólo concreciones a posteríori de la función general técnica del hombre. El técnico no tiene que esperar los azares y someterse a cifras evanescentes de probabilidad, sino que, en principio, está seguro de llegar a descubrimientos. ¿Por qué?

      Esto nos obliga a hablar algo del tecnicismo de la técnica.

      Para algunos eso y sólo eso es la técnica. Y, sin duda, no hay técnica sin tecnicismo, pero no es sólo eso. El tecnicismo es sólo el método intelectual que opera en la creación técnica. Sin él no hay técnica, pero con él solo tampoco la hay. Ya vimos que no basta poseer una facultad para que, sin más, la ejercitemos.

      Yo hubiera deseado hablar largo y tendido sobre el tecnicismo de la técnica, así actual como pretérita. Es tal vez el tema que perso­nalmente me interesa más. Pero hubiera sido un error, a mi juicio, hacer gravitar hacia él todo este ensayo. Ahora, en su agonía, tengo que reducirme a dedicarle una brevísima consideración: brevísima, pero, según espero, suficientemente clara.

      Es incuestionable que ni la técnica habría logrado tan fabulosa expansión en estos últimos siglos, ni al instrumento hubiera sucedido la máquina, ni consecuentemente el técnico se habría separado del obrero, si el tecnicismo no hubiese previamente sufrido una radical transformación.

      En efecto, el tecnicismo moderno es completamente distinto del que ha actuado en todas las técnicas pretéritas. ¿Cómo expresar en pocas palabras la radical diferencia? Tal vez haciéndonos esta otra pregunta: el técnico del pasado, cuando lo era propiamente, es decir, cuando el invento no surgía por puro azar, sino que deliberadamente era buscado, ¿qué es lo que hacía?

      Pongamos un ejemplo esquemá­tico, por tanto, exagerado, aunque se trata de un hecho histórico y no imaginario. El arquitecto nilota necesitaba elevar los sillares de piedra a las partes más altas de la pirámide de Cheops. El técnico egipcio parte, como no puede menos, del resultado que se propone: elevar el sillar. Para ello busca medios. Para ello, he dicho; es decir, busca medios para el resultado —que la piedra quede en lo alto—­tomando en bloque ese resultado. Su mente está prisionera de la finalidad propuesta tal y como es propuesta en su integridad última y perfecta. Tenderá, pues, a no buscar como medios sino aquellos actos o procedimientos que, a ser posible, produzcan de un solo golpe, con una sola operación breve o prolongada, pero de tipo único, el resultado total. La unidad indiferenciada del fin incita a buscar un método también único e indiferenciado.

      Esto lleva en los comienzos de la técnica a que el medio por el cual se hace la cosa se parezca mucho a la cosa misma que se hace. Así en la pirámide: para subir la piedra a lo alto se adosa a la pirámide tierra en forma de pirámide; con base más ancha y menor declive sobre el cual se arrastran hacia la cúspide los sillares. Como este principio de similitud —similia similibus— no es aplicable en muchos casos, el técnico se queda sin regla alguna, sin método para pasar mental­mente del fin propuesto al medio adecuado, y se dedica empírica­mente a probar esto y lo otro y lo de más allá que vagamente se ofrezca como congruente al propósito. Dentro, pues, del círculo que se refiere a este propósito, recae en la misma actitud del «inventor primitivo».

8 comentarios

  • oscar varela

    Hola!

    Film SEÑALES DE HUMO

    Clicear en Oscar.

    https://play.cine.ar/INCAA/produccion/6386/reproducir

     

  • oscar varela

    Hola!

    Desafío de las NUEVAS TECNOLOGÍAS

  • oscar varela

    1- Problemas hasta ahora desconocidos en su profundidad y am­plitud
    – emergen en el horizonte como constelaciones amenazadoras.
    – Las cosas que parecían más estables, y que eran como una «tierra firme»
    – se hacen de golpe inciertas o se revelan como errores, utopías o piadosos deseos.
     
    2- El hombre vuelve su mirada atrás para buscar en el pasado medios, instrumentos,
    – modos de conducta que le permitan afrontar un porvenir tan problemático.
    – Pero, ¿qué encuen­tra, en definitiva, en el inmenso desván del pretérito?
    – Los problemas son tan radicalmente distintos que afectan
    – a la propia estructura de sus recursos vitales,
    – de lo que se ha llamado «los principios de la ci­vilización», y
    – nada del pasado parecerá servir para en­carar y resolver
    – los tremendos problemas nuevos del porvenir.
     
    3- La beatería de que hay que salvar la civilización occidental,
    – se parece a disecadores que se fatigan para enderezar una momia.
    – La civi­lización occidental ha muerto por sí misma: no la han matado los enemigos;
    – ella ha sido la fuerza que ha estrangulado sus propios principios,
    – probando, en conclusión, que estos principios no lo eran,
    – pero se trata de una muerte que no significa una desaparición.
    – Hay que precisar hasta qué punto han ca­ducado esos famosos principios.
     
    4- Toda civilización posee una estructura orgánica, con sus partes y diferentes funciones,
    – sus principios, se apoyan unos en otros y forman una jerarquía.
    – La función fundamental de nuestra civilización es la ciencia y su técnica.
    – En ninguna otra civilización ha re­presentado la ciencia un papel constitutivo.
     
    5- No es menos arbitrario y falso llamar cristiana a la civilización occidental.
    – El cristianismo no es un principio exclu­sivo de nuestra civilización,
    – sino que actúa en otras civilizaciones y, además,
    – los occidentales no han vivido exclusivamente de la fe en Dios, sino también de otra fe,
    – que los ha preocupado de un modo radicalmente distinto e independiente de la fe religiosa,
    – es decir, la fe en la ciencia, en la razón.
     
    6- Las ciencias forman una jerarquía, se soportan unas a otras.
    – Las dos ciencias básicas son la física y la lógica.
    – Si algún grave accidente afecta a los principios de estas ciencias,
    – es claro que afectará también a la civi­lización occidental.
    – La gravedad del hecho no tomará hoy una apa­riencia dramática, visible a los ojos de todos.
    – El profano, en la gota de sangre que observa al microscopio,
    – no adivina la presencia de la grave enfermedad;
    – sin embargo, para el que sabe hacer un diagnóstico, no le cabe duda de que
    – la situación actual de la física y de la lógica sea el síntoma de una crisis de nuestra civilización,
    – mucho más profunda todavía que todas las catástrofes bélicas y políticas.
     
    7- Un gran físico tuvo el valor de formular el «principio de indeterminación».
    – Este principio expresa un hecho fundamental en el orden de los fenómenos «materiales».
    – Se trata de un pro­greso normal de la ciencia física,
    – de una verdad nueva que se aña­diría a las ya adquiridas.
     
    – Pero ocurre que este principio se vuelve a la vez contra todo el cuerpo de la física,
    – no como una nueva teoría física acostumbrada a reemplazar a aquella que la precede,
    – sino alterando la fisonomía de la física por lo que al conocimiento concierne.
     
    8- La base implícita del conocimiento físico era que el investigador se limitaba
    – a observar el fenómeno, a definirlo en fórmulas estrictas.
    – Pero el “principio de indeterminación” proclama que
    – el investigador, al observar el fenómeno, lo «fabrica»,
    – que la observación es producción.
    – Lo cual es enteramente incom­patible con la idea tres veces milenaria del «conocimiento cientí­fico».
    – Por lo tanto, la física, por lo que concierne al conocimiento, en el sentido tradicional de este vocablo,
    – ha dejado de existir.
    – Qué puede surgir más admirable aún que su figura pasada y tradicional, no lo sabemos todavía;
    – pero a lo que estamos asistiendo es, ni más ni menos, a la volatilización de la física.
     
    9- Lo que ocurre a la lógica, último cimiento de nuestra civi­lización, es todavía más grave.
    «¿Se refiere usted al teorema de Godel?»
    «Naturalmente.»
    – El teorema de Godel significa que, hablando estrictamente, no hay lógica,
    – que lo que se llamaba así no era más que una utopía,
    – que se creía en una lógica que no era más que un desiderátum, un simple pro­grama,
    – que solo significaba «hablando con propiedad»…
     
    10- Nuestra civilización sabe que sus principios están en quiebra —volatilizados—,
    – y por eso duda de sí misma.
     
    – Bien; no parece que ninguna civilización haya muerto por un ataque de duda.
    – Las civilizaciones han perecido por la razón contraria
    – por petrificación o arterioes­clerosis de sus creencias.
    – Significa que las formas cultivadas hasta aquí por nuestra civilización están agotadas y exhaustas,
    – por ello mismo, nuestra civilización se siente impulsada y obligada
    – a inventar formas radicalmente nuevas.
    – Hemos llegado a un mo­mento en el que no tenemos otra solución que inventar,
    – e inventar en todos los órdenes. No cabe proponer tarea más deliciosa.
    – Hay que inventar.

  • oscar varela

    “Hemos creado una dependencia extrema con la tecnología”
     
    1- Señales de humo fue filmado en Amaicha del Valle,
    – una pequeña comunidad indígena de Tucumán, de unos cinco mil habitantes.
    – Internet suele interrumpirse por temporales de fuertes vientos que azota la región.
    – El arriero y guardaparques de la comunidad tendrá que subir a la alta montaña
    – para reparar el desperfecto, junto al ingeniero de la compañía proveedora del servicio.
     
    2- El detonante de hacer la película fue
    – una imagen que vi, estando yo en un lugar,
    – donde una mula llevaba una antena.
    – Hace años vi esa imagen y me quedó grabada.
    – Yo creo que ese fue el punto de partida.
     
    3- Es interesante ver cómo la tecnología es una necesidad importante
    – aun en lugares que, a priori, no parecería serlo tanto, ¿no?
    -Sí. Creo que hemos hecho el “Homo Tecnológico“.
    – Lo ha creado esta sociedad.
    – Hemos creado una dependencia extrema con la tecnología, y me incluyo.
    – Incluso, en los lugares más alejados.
     
    4- ¿La idea fue evidenciar el contraste entre modernidad y tradición?
    – He intentado que haya imágenes en la película que planteen eso.
    – Una que a mí me gusta mucho es la de la cabeza de la mula tapada con la manta.
    – Tiene muchas lecturas.
    – En realidad, la tapan para que no los patee al arriero y al ingeniero
    – cuando cargan la antena en el animal.
    – Pero no sé hasta qué punto esa mula se está tapando también de la tecnología.
     
    5- ¿Otro tema de la película es el de la incomunicación entre las personas?
    -Sí, la incomunicación o el planteo de para qué queremos la comunicación.
    – O sea, para qué nosotros necesitamos esa comunicación:
    – si la necesitamos para algo banal o, al contrario, para algo esencial.
    – Por eso, también el título.
    – Ellos, en un momento hacen fuego en la montaña y resulta alegórico.
    – Es algo que se hacía cuando alguien llegaba a un lugar en el campo:
    – hacía una señal de humo para decir que había llegado bien.
    – Pero el tema que atraviesa la película es la comunicación y
    – también la incomunicación por la cuestión de la tecnología.
     
    NOTA: se estrena este jueves 16/7/2020 en Cine.ar

  • oscar varela

    1- Los cambios más de­cisivos suelen consistir
    – no tanto en la aparición de novedades
    – como en que las grandes y perennes dimensiones de la vida colectiva
    – cambian su localización en la perspectiva, es decir, que
    – una determi­nada actividad humana pasa de hallarse en segundo o tercer término
    – a situarse en el primero.
     
    2- En la Edad Media eran guerra y religión
    – las dos grandes ocupaciones situadas en ese primer término.
    – no solo eran las más estimadas,
    – sino que en la estructura efectiva de aquella sociedad
    – el guerrero y el clérigo eran las piezas que articulaban
    – la máquina o mecanismo de la sociedad.
     
    3- La producción es hoy la que se haya situada en primer término.
    – toda la vida colectiva funciona teniendo como eje de articulación
    – la indus­tria, el comercio y las actividades que ambas cosas traen consigo.
    – Las causas positivas de ello son de sobra notorias:
    – la industria­lización, combinada con el progreso de la higiene,
    – ha hecho posible el crecimiento enorme de la población y
    – la reclamación de un nivel de vida más elevado.
    – Estos dos factores han permitido y obligado, a su vez,
    – a que la industria se desarrolle velozmente en proporciones gigantescas.
     
    4- Pero que una dimensión de la vida pase a ocupar el primer término,
    – no se origina solo en que esa actividad adquiera una importancia excepcional.
    – La vida, tanto la personal como la colectiva, es un sistema de relatividades.
    – En la vida, por desgracia, no hay nada absoluto.
    – El hombre está condenado a vivir entre cosas relativas.
    – Que la producción haya ganado en efectiva importancia,
    – no solo se debe a ella, sino a que otras dimensiones la han perdido relativamente.
     
    5- En los siglos XVIII y XIX, Libertad y Cultura
    – ocuparon el primer plano de la atención pública.
    – Ambas mantenían la producción en un segundo término.
    – Pero hoy aquel grito suena como una voz extemporánea.
    – Las gentes, en una u otra medida, se dejan arrebatar la libertad tranquilamente.
    – Los Poderes patentes o larvados son un rasgo característico del presente.
    – Las gentes se ocupan cada vez menos de las letras.
     
    6- La fábrica, la casa de comercio, el marketing, el servicio de transportes y las finanzas
    – son hoy los órganos principales del cuerpo social.
    – Es de notar, en contraste con esto, la debilitación que sufre la familia.
    – El hecho de que hoy casi todos los gobiernos se esfuer­cen en protegerla,
    – demuestra que necesita auxilio, que padece aste­nia.
    – Donde quiera, la vida familiar va siendo reducida al mí­niño.
    – Las habitaciones tienden que ser pequeñas y
    – el programa de vida dentro de ellas re­ducido.
    – No pa­rece fácil que se pueda contrarrestar esta volatilización progresiva de la familia.
    – Es un ejemplo de debilitación que contribuye a que fábrica, oficina y transporte
    – hayan pasado a pri­mer término en el organismo del vivir colectivo.
    …………………………..
     
    7- En el pasado, cuando un régimen de gobierno perdía prestigio,
    – surgía frente a él una nueva forma que se elevaba como un ideal.
    – Ahora, las gentes no sienten satisfactoria confianza en el régimen bajo el cual viven, y
    – al mismo tiempo, no vislumbran en el horizonte ningún otro sistema de instituciones
    – que les sea una luminosa promesa.
    …………………………
     
    8- ¿Y ahora con la Pandemia encima?
    –  Trátase de un grandioso proyecto de convivencia
    – entre los pueblos y con la Tierra,
    – no es un puro deseo, es una cosa que ne­cesita ser fabricada.
    – Es menester encontrar nuevos y radicales principios del derecho,
    – reguladores de la Producción y de la Distribución sobe todo.
    ……………..

  • mª pilar

    Esta lección de esta semana es:

    ¡Impresionante!

    ¿Dónde estamos ahora?

    Me temo, que perdidos en el poseer lo último, cueste lo que cueste…

    ¿Dónde queda nuestra libertad de escoger, lo verdaderamente necesario para nuestra vida cotidiana?

    ¿Qué nos diría hoy Ortega y Gasset?

    Gracias Oscar, cada día me parece más interesante su pensamiento.

  • Jose Antonio Pastor M.

    Estoy de acuerdo con todo lo expuesto. Añado que la conquista actual de la sociedad es todavía mas, la técnica, el descubrimiento técnico, la patente, el invento. Ya no es la tierra o el territorio, sino ese espacio inmaterial que se puede convertir en material que salva vidas o que las quita, y por tanto tiene un poder muy grande. Los trabajos manuales los hacen las máquinas, los robots, el ser humano se queda para crear técnica y arte que es otra técnica más profunda, pero técnica, pues hay que realizarlo. Ese poder se transforma en capital y subsidio por el que hay una lucha feroz. El técnico sabe que si una sociedad abandona la técnica una gran parte de la población peligraría, por hambre, por el sistema sanitario terapéutico y asistencial y por otros muchos parámetros. Ese poder es inmenso por ese motivo la técnica ha entrado en un bucle que se retroalimenta, un torbellino del que no puede salir, pues la sociedad empuja para conquistar bien-estar, aunque la forma de repartir ese bien-estar es otro tema pero que tiene que ver con ese aumento de capital, por el aumento de técnicas e instrumentos que poco a poco nos van dejando como sociedad de ocio, y la antítesis, el neg-ocio sera para la clase dominante, es ya para la élite la que mantiene el control de la técnica, la que no lo abandonara ya jamas, pues las masas adormecidas por la técnica de la comunicación, de los mass media, tiene sus propios actores y actrices de masas. Pero esos son los que vemos, los que manejan el neg-ocio no les vemos, están diluidos en las grandes corporaciones que actúan con total impunidad, y han plantado la semilla del dominio y de la violencia contra la naturaleza a través de la técnica, en una guerra sin lagrimas. Pero no es futuro, es presente.

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