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Sonetos de vida y muerte…

AMOR CRUCIFICADO

Vuelve a ti este viejo enamorado
porque eres el amor crucificado
el amor que disipa el desamor
y no deja de amar si no es amado.

Tu vida sobrevive a tu muerte
que es pura trasparencia y trascendencia
la trasfiguración del cuerpo en alma
la transustanciación del pan y el vino.

Tú eres el amor de los amores
tú eres el amor más sublimado
el amor extasiado eternamente.

Tú eres quien amó hasta el fin de todo
quien traspasó las puertas del averno
para abrirnos un cielo iluminado.

Esta vida contigo es otra vida
existencia de amor ilimitado
y muerte abierta hasta el infinito.

(Vuelve a ti este viejo enamorado
amar quiero y morir a tu costado
pues que me amas y te amo amado
como nunca he amado en este mundo).

 

TONTONAZGO

El sabio busca la sabiduría
que el tonto piensa haberla encontrado
confundiendo tanteo con tonteo
somos tan tontos que no lo sabemos.

Lo sabremos un día ya en vano
cuando criemos malva y malvavisco
muy tarde ya para saberse tonto
porque es más tonto el que se piensa listo.

El ser tonto consiste en no saberlo
el ser tonto consiste en no creerlo
el ser tonto consiste en ignorarlo.

Saberse tonto es el mejor remedio
para no serlo tanto ni tan obvio
para dejar de serlo al mismo tiempo

Tomar conciencia de nuestra inconsciencia
que el ser humano es tonto si lo ignora
pues ser tonto consiste en no saberlo.

(El tontonazgo no es hacerse el tonto
sino el serlo pasándose por listo).

 

LABERINTO INTERIOR

El exterior marca nuestra inmanencia
y el interior la intratrascendencia
un interior de carácter psicoide
y un exterior de signo fisicoide.

Lo físico es materia en movimiento
movida por lo psíquico implicado
implicación que implica lo interior
frente a la explicación del exterior.

Sin interior no hay exterior posible
sin exterior no hay interior pasible
que el interior revela un laberinto
traspasado por el hilo de Ariadna.

El laberinto es nuestro interior lunar
con hilo umbilical solar exterior
que enhila la vida junto a la muerte
simbolizada por el Minotauro.

Salir o no salir es la cuestión:y
si no sales vivirás con la muerte
y si sales morirás con la vida.

(El hombre opta por salir del útero
para vivir la vida mortalmente).

4 comentarios

  • juan antonio vinagre oviedo

    Me sumo a esos sonetos y poemas  por coincidir en una afición-necesidad que he mantenido en reserva durante años. Ahí van con tu permiso, Andrés:

    ERES LO QUE AMAS

    ¿Aspiras a vivir de la apariencia

    o buscas dar sentido más profundo,

    que llene más tu vida en este mundo

    y evites que anestesien tu conciencia?

     

    Si piensas en valores con solvencia

    y aspiras a vivir con más sentido,

    procura enriquecer el contenido

    que transmite a la vida más esencia.

     

    No quieras ocupar tu pensamiento

    con ídolos vacíos que son llamas

    que alumbran con vigor sólo un momento

     

    y dejan de servir cunado reclamas

    amores consistentes de alimento.

    No te olvides de que eres lo que amas.

     

     

    FUGACIDAD

     

    ¡Por qué me apego tanto a tantas cosas,

    por qué dominan tanto mi sentido,

    por qué me tienen ciego y convertido

    en fiel amigo  -esclavo con esposas-!

     

    ¿Por qué las siento cual si fueran rosas

    y su perfume me haya seducido,

    si sé que su valor está invertido

    y pesan en mi contra como losas?

     

    Si soy consciente que el valor se estira,

    que la apariencia no tiene entidad,

    ¿por qué mi corazón aún las admira?

     

    Las cosas son en sí fugacidad,

    aunque yo me permito esta mentira:

    ¡amarlas, porque son eternidad!

     

    PERDIDO EN EL LABERINTO

     

    En este laberinto

    de la vida me siento tan perdido

    que no veo distinto,

    -más bien oscurecido-,

    lo que es, lo que está siendo y lo que ha sido.

     

    Por más vueltas y vueltas

    que le doy, yo no encuentro la salida;

    las vías son revueltas,

    oscuras, sin medida,

    y me dejan a ciegas de partida.

     

    Voy palpando y camino

    sin saber si la vía es la correcta,

    si acierto o desatino;

    consciente que me afecta

    si no sigo la ruta más directa.

     

    Pues sé que el extravío

    me puede señalar rutas extrañas

    que encallen mi navío,

    y dejen mis entrañas

    tan frágiles que quiebren como cañas…

     

    No sigo más, Andrés. Un cordial saludo

     

  • oscar varela

    CORONAVIRUS – (y el metro y medio de DISTANCIA)
     
    1- Uno de los caracteres contradictorios que tiene la vida humana
    es la existencia de la distancia, de la lejanía como tal.
    Lo próximo, el objeto que vemos en nues­tra inmediatez, se nos presenta desde luego destacando sobre un fondo de otras cosas más distantes; esto es, sobre el fondo de un horizonte.
     
    2- Imaginemos la sorpresa, el terror que sentiríamos
    si al salir de «aquí», de esta habitación hallásemos que solo había este aposento, que fuera no había nada, que este espacio y realidad era todo; en suma, que no había un «allí».
    Esto demuestra que nuestra con­ciencia de estar «aquí» implica y requiere la conciencia previa de ese remoto horizonte y, por tanto, que, en verdad, estamos primero en la gran lejanía que es el mundo, en el «allí», y de ella venimos incesantemente a hacernos cargo de lo próximo y a sentirnos «aquí».
     
    3- La cosa es paradójica, pero es evidente:
    el hombre está primero «allí», en la lejanía, y solo por contraposición con el «allí» aparece el «aquí».
    Esta contraposición, este hallarse el hombre a un tiempo «allí» y «aquí», esos sus dos opuestos modos de estar constituyen el carácter contradictorio y que hace del espacio y la distancia una dimensión dolorida, dila­cerante del humano vivir.
     
    4- Esta es la dualidad penosa de nuestra condición.
    Mentalmente estamos en todas partes, somos ubicuos, pero nuestro cuerpo nos retiene y encadena en un sitio, nos localiza y sitúa.
    Cualquiera que sea el lugar preciso en que estemos, es­tamos incesantemente viniendo a él desde el horizonte, desde la gran lontananza del mundo.
    Esto significa que si estamos «aquí», es porque hemos renunciado, de grado o por fuerza, a estar en otros sitios, ahora distantes y que ahora son un «allí».
     
    5- Esta cosa en apariencia tan simple como es el tener que estar en un «aquí»,
    representa una amputación per­manente de nuestra propia vida, una negación de sus otras posibilidades, una retracción y un confinamiento;
    es la servidumbre de la gleba que la condición humana padece.
     
    6- Venturosa la piedra que está solo donde está su materia.
    Pero el hombre es ese extraño animal que al estar materialmente «aquí» está, en realidad, volviendo siempre del Universo al rin­cón en que se encuentra, trayéndose siempre dentro la presencia de ese Universo.
    Y así, nuestro modo de estar en la lejanía y en el «allí» es un sentirnos separados de ellos, como desterrados de ellos.
     
    7- El hombre está preso en el «aquí» y desterrado del Universo, que es su más auténtica patria. Nuestra relación con la lontananza, que es un estar en ella como está en su tierra el desterrado de su tierra, da lugar a una de las emociones más esencialmente humanas que existen:
     
    8- LA NOSTALGIA, que es
    un echar de menos la proximidad de lo distante,
    la quejumbre de un «allí» anheloso de ser un «aquí»,
    un dolorido estar donde no se está.
    * Por eso ha sido siempre la nostalgia el más ubérrimo hontanar de poesía, como ha sido también el molde donde se han conformado algunos de los más exquisitos sentimientos humanos.
     
    https://www.youtube.com/watch?v=xc39XIOOo9Y

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