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La otra Navidad y 7

7

Los padres de Jesús: José y María

De José sabemos que era descendiente, venido a menos, de la familia de David y que lleva el nombre del patriarca José que, con motivo de una hambruna, llevó a sus hijos a Egipto. Es curioso que José desaparece de los evangelios una vez que Jesús comienza su vida pública. Nada se sabe de él.

La solución tradicional es que, tal vez, José había muerto ya cuando Jesús comenzó la vida pública. Como no sabemos la edad de José al nacer Jesús, y dado que la expectativa de vida era mucho menor en el mundo antiguo que en la mayoría de los países actuales, es probable que José muriera al alcanzar Jesús la edad de 30-33 años, lo que supondría que tendría entre  40 ó 50 años, una edad avanzada para aquel tiempo en que los jóvenes se casaban entre 14 y 18 años.

– En cambio, a María se la cita durante todo el ministerio público. Así aparece en Mc 3,31 donde se dice: “Llegó su madre con sus hermanos, y, quedándose fuera, lo mandaron llamar. Una multitud estaba sentada en torno a él. Le dijeron: -Mira, tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera. Él les replicó: -¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y, paseando la mirada por los que estaban sentados en corro en torno a él, dijo: -He aquí mi madre y mis hermanos. Quienquiera que lleve a efecto el designio de Dios, ése es hermano mío y hermana y madre”. Este texto muestra la tensión existente entre Jesús y su familia, que no entra a oír a Jesús, sino que quiere sacarlo de su actividad:  “quedándose fuera, lo mandaron llamar”, dice el evangelista. Jesús, por su parte, se muestra partidario de una nueva familia, frente a la familia natural: la de aquellos que llevan a efecto el designio de Dios.

Diferente tratamiento y papel tiene María en el evangelio de Juan donde aparece dos veces. En las bodas de Caná y al pie de la Cruz. En las bodas de Caná, María actúa de mediadora entre Jesús y los invitados: Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús; y fue invitado Jesús, como también sus discípulos, a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús se dirigió a él: -No tienen vino. Jesús le contestó: -¿Qué nos concierne a mí y a ti, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: -Cualquier cosa que os diga, hacedla”. Extraña forma de dirigirse Jesús a su madre, llamándola “mujer”. El matrimonio es en el Antiguo Testamento símbolo frecuente del amor de Dios por la comunidad y en el Nuevo, símbolo de la unión del Mesías con la Iglesia. Pero la boda de Jesús no se anuncia como presente pues “no ha llegado la hora”. La hora apunta a la muerte y resurrección de Jesús, que ratifica la antigua alianza de amor de Dios con su pueblo.

En el evangelio de Juan aparece de nuevo María al pie de la cruz (Jn 19, 25-27): “Estaban presentes junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena. Jesús, entonces, viendo a la madre y, al lado de ella, a su discípulo predilecto, dijo a la madre: -Mujer, mira a tu hijo. Luego dijo al discípulo: -Mira a tu madre. Y desde aquella hora la acogió el discípulo en su casa”. De nuevo llama Jesús a su madre “mujer”, como en las bodas de Caná. Pero ahora sí ha llegado el momento de la boda de Dios con su pueblo.

Finalmente, María aparece también al principio del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,13-14): “Cuando entraron, subieron a la sala de arriba donde se alojaban; eran Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago de Alfeo, Simón el Fanático y Judas el de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, con las mujeres, además de María, la madre de Jesús, y sus hermanos”.

De la familia de María poco dicen los evangelios. Hablan de su prima Isabel, por lo que Jesús y Juan Bautista fueron primos hermanos. De sus padres, Joaquín y Ana, y de la dedicación y vida de María desde los tres años en el templo, los evangelios apócrifos dan sobradas y fantásticas noticias. Estos mismos evangelios tuvieron la indelicadeza de presentar a José, el esposo de María, como hombre de avanzada edad y barba venerable, para preservar así la virginidad de su esposa, Madre-Virgen… José y María, en todo caso, debieron de ser unos jóvenes esposos, unos jóvenes más entre tantas jóvenes parejas, sin especial relieve.

Además de estos datos de los evangelios sobre el nacimiento e infancia de Jesús, hay un solo relato, en este caso del evangelio de Lucas, que muestra a Jesús casi adolescente, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas, a la edad de doce años, edad en la que se consideraba ya al niño responsable de sus actos y obligado a observar los 613 mandamientos de la Ley o Torá judía.

 

2 comentarios

  • ana rodrigo

    Nota. Perdón por las molestias, sin quererlo me ha salido un texto muy espeso en la forma, espero que no lo sea en el contenido.

    Mis cariños para todos y para todas, y que sigamos “viéndonos” en este atrio tan grato, querido y aleccionador. Gracias, una vez más por vuestras aportaciones de las que tanto aprendo.

    Y gracias, especiales a Antonio D. por su trabajo, su dedicación y su buen hacer de forma tan generosa.

  • ana rodrigo

    En este, espero que no sea el último, artículo de Jesús P., todo aparece muy humano: padre, madre, hermanos, abuelos, primos, confrontación e incomprensión de su propia familia con lo que hacía Jesús, colaboración y comprensión familiar posterior, Jesús destacando ya a edad temprana en el templo, toma de su decisión trascendente en la misión que tenía que cumplir, su madre rota de dolor ante el suplicio del sufrimiento y muerte de Jesús, después de su muerte muchos amigos y amigas de Jesús junto a su madre y sus hermanos. Se le habían abierto los ojos, después de la desbandada de los apóstoles en la crucifixión, de Jesús había sido muy grande, y que valía la pena recordar su vida y su mensaje. Y dentro del judaísmo, aparece el movimiento de Jesús, no la Iglesia. Primero para Israel como el Mesías esperado, y después para otras gentes y lugares con un mensaje salvador de personas y de la humanidad, el amor.
    El autor del artículo hace referencia a los evangelios apócrifos, muy interesantes para poder entender muchas cosas de los evangelios canónicos, en cuando a textos y contextos.
    El dato de que José fuese descendiente del rey David tiene su cosa. Por un lado se nos dice que no fue el padre biológico de Jesús, por otro lado, aparecen dos genealogías de Jesús en los evangelios haciéndole padre de Jesús, descendiente de David: la de Lucas que llega o parte desde Adam, como dice Juan Mateos, que no procede ni de Adán ni de José, sino como principio de una  nueva humanidad. Y la versión de Mateo en la que aparece como hijo de Abraham y de David, e hijo de José, esposo de María y, a su vez éste, hijo de Jacob. Es obvio que todo este relato tiene un inmenso simbolismo, no sólo para el pueblo judío que esperaba al Mesías, sino incluso para nuestra época, como lo novedoso de Jesús.
    La diferencia es que en nuestra época, y en aquella otra, es que los planes de Dios se transmitían por vía masculina, al igual que ahora se le pone el primer apellido a l@s hij@s el del padre, aunque en España ya se ha cambiado esta ley, pero en muchos países del mundo la mujer pierde su apellido cuando se casa y toma el de su marido. Así que, por un lado vemos la preponderancia de lo masculino (contexto), José, y por otro lado vemos la novedad de una mujer, María como símbolo de la grandeza de la mujer, sin la dependencia del hombre. Como todo es simbólico, ¿Por qué se tiene en cuenta esta lección tan básica en pro de la virginidad de las mujeres? a ver si aprendemos la lección. Estamos en otro contexto, y hay que ver las entrañas del los textos evangélicos para nuestro tiempo.

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