Miro en la tele los numerosos actos electorales (apenas disfrazados de actos preelectorales, que esto es el capitalismo, en el que son obligatorias las mentiras) y contemplo a los asistentes, más o menos emocionados por las ardorosas admoniciones de los consabidos oradores, eso sí, agitando banderas y banderolas y repitiendo consignas y aplaudiendo al unísono cuando son invitados a ello por la claque.
Pienso en qué distinto es este pueblo de lo que nos recitaban los corifeos de ominoso caudillo, eso de que el pueblo español era revoltoso e indisciplinado, por lo que era necesaria la mano dura para llevarlos por el buen camino. No es que seamos un pueblo de borregos, pero hay que ver con qué santa paciencia aguantamos los cuarenta años de dictadura y los otros cuarenta de gloriosa transición, en la que a nadie se le ocurrió quitar los restos del dictador del lugar privilegiado en el que aún están, ni presentar una demanda ante el constitucional para anular la ley de amnistía, ni siquiera regular medianamente el poder judicial y los cuerpos policiales para expulsar de ellos a los colaboradores de ,los muchos crímenes del franquismo.
Escucho a los mitineros engarzando posverdades con medias verdades, dando por bueno lo que ayer era malo y engatusando a los engatusados con tonos grandilocuentes, sin que ninguno de ellos haga la más mínima autocrítica ni admita ni por equivocación errores de bulto que todos los demás sí que apreciamos, que estos sí que parecen infalibles. Como dice una buena amiga monovera, “nos toman por tontos”.
Y viendo la relación entre este pueblo y los aspirantes a gobernarlo me viene a las mentes lo del Cantar del Mío Cid. “¡Dios, qué buen vassallo! ¡si oviesse buen señor!”
El pueblo español, todo él, desde los montes Pirineos y el mar Cantábrico hasta sus costas mediterráneas, sur y norte, y atlanticas, con sus islas y archipiélagos en los dos mares. Este pueblo es el más noble que he llegado a conocer en mis muchos años de vida. Su nobleza radica en su largura de mirada y profundidad de sentimientos.
Al pueblo español le llegó la democracia, nó como un acontecimiento sobrevenido, como algunos pretenden hacer que creamos, en una relectura distorsionada de la historiografía reciente, sino como algo que fue gestado y rumiado en los largos años de la represión de la dictadura.
Quienes asumen actitudes negacionistas,porque, en su fondo interno, no se alcanzan los nobles ideales del pueblo, alimentan la idea de que la Transición haya sido una traición perpetrada por los partidos, aliados los de la dictadura con los que salían de la clandestinidad. Olvidan a conciencia la declaración hecha pública por el Partido Comunista de España “en 1956” (junio) : “Por la reconciliación nacional, por una solución democrática y pacífica del problema español.”
La sociedad civil ha podido madurar en nuestro restaurado sistema de libertades haciendo continuos ejercicios de soberanía. Ha sido, está siendo, un difícil y continuo ejercicio de responsabilidad personal y colectiva.
Ahora nos toca exorcizarnos de esa maldición constante de quienes nos utilizan de peanas, o de los fanáticos y enfermos de ideologías que nos quieren instrumentalizar para sus fines.De esa otra clase “mediática” que se pone a sus servicios y que hacen un oficio servil del periodismo.
Olvidan los unos y los otros, que la democracia representativa del siglo XIX ha dado paso en nuestro actual ordenamiento a una más pura democracia que hace del voto popular y universal en toda su extensión (ni sensitario, ni restringido, ni discriminatorio hacia la mujer) una más pura expresión de nuestra soberanía.
Bravo Alberto.
Me da pie la columna de Juan para comentar los ultimo acaecerse relacionados con lo que analiza y dice. Circula la especie de que para exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos es menester recabar el permiso del prior de los monjes benitos que residen en el lugar. Cuelgamuros es un bien de propiedad del Patrimonio Nacional. Los monjes viven gracias a la partida presupuestaria estatal destinada al monumento. Lo que nos faltaba en la estulta conducta española ante los gestos dudosamente religiosos de amanerados eclesiásticos vestidos de señoras, es que el Estado doble la cerviz ante un prior benedictino. Si el padre Feijoo levanta la cabeza!. Girauta, huido de Cataluña a Castilla La Mancha en busca de piensos menos indigestos para políticos sensibles con alma de poeta, se ha descolgado ahuyando contra los socialistas catalanes por el gravísimo delito de no votar lo que los luminosos e inteligentes estrategas de su partido habían diseñado para terminar de apoyar al señor Torra en el Parlament. La bazofia babeante de semejante diputado obligaría a resucitar al Ministerio de Educación Nacional del rector Royo Villanova, con Franco vivo, para examinarlo del tratado de normas de buena educación de Bruño. Y suspenderlo de por vida para representar la soberanía del pueblo español. Con el oso Yogui, con el oso Yogui, por piedad. No en el Congreso donde habló Castelar. Comin, el armigero de don Carles Puigdemont, propone que se le vote, hágalo y verá usted rebajar las pensiones, agujerear las carreteras, encarecerse los fármacos. Este niño bien, llevado en volandas por bobos de Coria, propone como acción de los independentistas perjudicar a las finanzas del Estado. Como no depende de un trabajo alienado sino de fondos que le permiten flirtear en Flandes con políticos belgas herederos de Leopoldo el siniestro benefactor del Congo, puede animar a sus partidarios a que los viejos catalanes pierdan ingresos, los médicos deban irse y los mozos de escuadra tengan que trabajar por las noches de seguratas en las discotecas del puerto de Barcelona. Lo avisó la Escritura: el número de memos es infinito. Don Santiago Abascal , nieto de un alcalde franquista en un municipio vascongado, ha advertido que pretender exhumar a un soldado y general es una operación para expulsar al actual rey de su trono español. ,Acusa de criminales a los socialistas. Sin duda este defensor, divorciado él mismo, de la familia tradicional, olvida que su soldado general estuvo firmando sentencias de muerte para españoles por garrote vil o fusilamiento hasta pocas semanas antes de que monseñor Boulard le pusiera los santos óleos. Preguntemosle: ¿Propone ese sistema para acabar con las manadas de inmigrantes y fomentar las manadas de vigoroso sementales de la España añorada?. Y don Ramon Menéndez Pidal sin poderlos incluir en sus estudios sobre la España medieval, ! qué mala suerte!.