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Contemplación de septiembre

        Pasa el verano, se acerca el otoño, se van las golondrinas. Vuelven el curso y las tareas, el tiempo y las prisas. Y estos desmañados escritos. Vuelven y acucian en septiembre los interrogantes que nunca se fueron: ¿Se abrirá camino la paz en la justicia? ¿Hallará la vida respiro en la Tierra, comunión de vivientes?

        Vuelvo los ojos, repaso los meses y arrecian las dudas. También este verano, centenares de niños, mujeres y hombres, fugitivos de la guerra y de la miseria, se han ahogado en las aguas del Mediterráneo, rodeado de placenteras playas llenas de sol y de turistas. El Open Arms, arca de salvación de 60.000 personas, ha quedado varado en el puerto de Lampedusa, amarrado por nuestros intereses y contradicciones.

        Miles y miles de hectáreas han ardido en la Amazonía, por pequeños fuegos de indígenas que necesitan un trocito de tierra para vivir, y por gigantescos incendios provocados por la impúdica codicia de grandes empresas. Pero ni las muertes del Mediterráneo, ni la retención del Opens Arms ni los incendios veraniegos de la Amazonía son sucesos puntuales. Son síntomas locales de una catástrofe planetaria. ¿Será imparable?

        Mientras tanto, la cumbre del G7, reunida esta vez en la bella Biarritz (País Vasco), ha sido lo que esperábamos: vergonzosa parodia del desgobierno mundial, cínica exhibición de su hegemonía menguante, evidencia creciente de su fracaso ético y político. Ellos saben que nos conducen al caos. ¿Será inevitable?

        Perdón por este tono apocalíptico, que nada parece justificar en esta tarde apacible, en esta preciosa localidad de Aizarna, donde los niños juegan sin cesar en su hermosa plaza. Todo parece paz y armonía. Y lo es realmente, ¡benditos los ojos que lo ven! Pero, a la vez, la inquietud me invade. Me pregunto por el futuro de esos niños, de esas madres y padres jóvenes que charlan tranquilamente, sentados en corro, saboreando sus últimos días de vacación. Me asustan las sombras del horizonte. Los gemidos que suben del fondo se mezclan con las risas despreocupadas de la plaza, y perturban la paz de los verdes bosques y prados al otro lado. Y resuena en los oídos la voz resuelta de aquel joven profeta, Jesús de Galilea: “No os inquietéis diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos? ¿Con qué nos vestiremos? Levantad la cabeza. Se acerca vuestra liberación”. Así sea.

        Pero, para que así, será preciso que implantemos una nueva economía. Una economía sin tanto desecho y basura, sin tanta competición y prisa, sin tanta exclusión y muerte. Una economía equitativa, sobria y solidaria. Una economía humana y feliz, verde como la vida. ¿O preferiremos seguir progresando hacia un mundo cada vez más inclemente y agobiado? El profeta grita en el desierto: “Preparad el camino”.

        Será preciso que reinventemos la política, los partidos, la democracia. Un gobierno mundial democrático, libre de la dictadura financiera de unos desalmados.

        Será preciso que cuidemos de verdad el empleo y todas las condiciones laborales. ¿Qué será del mundo, por ejemplo, cuando –será muy pronto– los robots hagan las labores que hoy nos ocupan? ¿Cómo se procurarán el pan y los pequeños placeres necesarios de cada día los hijos de Itziar y de todos esos padres sentados en corro?

        Será preciso que afirmemos con hechos una ciudadanía universal, la igualdad de derechos de todos los seres humanos, más allá de las fronteras estatales, imposiciones violentas del poder desde su origen hasta hoy. De modo que nadie pueda decir: “Esto es nuestro. Primero nosotros, luego los extranjeros, si caben, si nos conviene”.

        Será preciso que reconduzcamos el rumbo de esta pobre especie humana que llamamos Sapiens, sabia. Para que seamos más sabios. Y aprendamos a utilizar mejor las inmensas capacidades de nuestro pequeño cerebro, y las insospechables posibilidades que nos brindan las ciencias de la información y de la vida. Y avancemos hacia una nueva especie, sea ésta humana, hiperhumana o post-humana, pero más humilde, libre y fraterna, más feliz. Si queremos, podremos.

        El Espíritu de la vida gime en el corazón de las criaturas. Es el aliento vital originario, más poderoso que todas las fuerzas enemigas de la vida. Es el respiro que sostiene la esperanza desde el corazón de la Tierra hasta la galaxia más lejana.

(Publicado en DEIA y los Diarios del Grupo NOTICIAS el 1 de septiembre de 2019)

9 comentarios

  • Santiago

    Los cristianos, sin duda, tenemos que luchar constantemente por establecer la justicia del Evangelio en el mundo. Esto nos lo ordena el mismo Jesús que hablaba no sólo para el “establishment” judio representado por el Sanedrin sino para todos los seres humanos de “todos los tiempos”, pues El mismo iba a estar con nosotros, con Su Iglesia “hasta el fin de los siglos”

    Por eso La Palabra de Jesús se abre cada vez más para abarcarlo TODO: Venid a Mi todos.. En el sentido evangélico la p a l a b r a   JUSTICIA no se refiere exclusivamente a dar a cada cual lo que le pertenece, o remunerar y castigar al que lo merezca sino que “buscar la justicia” se refiere a querer lo que es correcto, lo que es bueno, lo que es santo..Por eso S José como  era “justo” no quiso infamar a su esposa legal María ni siquiera dudando de ella…Y el mismo Jesús nos dice “buscad primero el Reino  d e  Dios y SU JUSTICIA y todo lo demás se os dará por añadidura”..Porque lo importante es “lo interior” nuestro profundo y escondido espíritu. Nos salvaremos en el espíritu y por el, no en colectivo, ni en una “conciencia social de conjunto”, ni por medio de utopías sociales..Jesus vino a rescatarnos individualmente puesto que solos nacimos y solos moriremos..

    Por eso luchando por los más desvalidos, por los que se encuentran “al lado” por, los más necesitados, los cristianos tenemos que preocuparnos y actuar con lo que tenemos a nuestro alcance como señala Jaime Alvelo y debemos dar gracias por las bendiciones  d e  Dios, por nuestra fe y esperanza, por caer en la cuenta de las necesidades ajenas y tener un corazón que se mueve a la compasión..

    Porque en última instancia, a pesar de la lucha por toda clase de justicia viviremos en un mundo de gran “desbalance” social, imperfecto, desencajado por el mal que provocamos los seres humanos centrados en nuestro desordenado culto “a nosotros mismos” y a nuestro ego que todo lo puede pervertir. Ya seamos ricos o pobres, con posesiones o sin ellas, con talentos o sin ellos, sanos o enfermos, con honores o carentes de ellos, TODOS podemos seguir el camino de la justicia evangélica y practicar el bien para Dios y para los demás, particularmente los que se encuentran  “más cerca” de nosotros.

    Un saludo cordial

    Santisgo Hernândez

  • Asun Poudereux

    La  interpretación del pasaje que cita Jaime Alvelo, y que comenta nuestra amiga Ana,  puede ir también de la mano del presente, el centro de la vida y del vivir que  suele ocultar el ego, que no para de proyectar el pensamiento siempre hacia el futuro y  también ubicarse en el recuerdo constante de lo que considera tiempo ya pasado.
    Y la vida, lo real de ella la vivimos sin un pasar atento en el hoy, en  el único tiempo existente,  no tanto un dinamismo continuo de momentos presentes, sino lo indiferenciado y unitario en ellos.

    El ser humano puede creer poseer lo que hay en la vida y ser capaz de ir incluso en contra de ella, al no tener en cuenta que no acaba con él, sino que participa todo y todos de y en ella.
     
    Este no caer en la cuenta que es vida y como tal, nace y muere, no acabándose en ello lo que es, le hace desear acaparar  lo que cree es vida,  viviendo desde su  poder y condición de modo activamente depredador y en huida constante a su auténtica realidad, la que siempre va con él y jamás le abandona, incluso en esta su gran locura.

    La vida abraza y encarna todo, lo que  consideramos bendición y también su ausencia, y puesto que en ella respiramos en todos los sentidos,  se  nos hace evidente, que ir alineados con ella nos abre espacios en los que fácilmente  nos vemos reflejados,  nos agrade o no, lo cual no llega a importar tanto como lo que cada uno haga y contemple  en su eterno presente, en su eterno septiembre, enero… etc…,  en su aquí y ahora vivido en relación y conexión a y con todo otro.
    Gracias a los dos. Un abrazo.

  • oscar varela

    Hola!

    Le echo un vistazo al texto del artículo.

    No veo la palabra-recurso a “Dios“.

    Aparecen “Jesús” y “Espíritu“,

    pero, mucho más,

    * “hombres, mujeres y niños

    * las “cosas creadas

    ¡Vamos avanzando!

  • San Mateo 6 Versículos 31-34 “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Que comeremos, o que beberemos, o que vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad  primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana , porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada su propio mal.”

    Podemos ser pesimistas sobre el futuro pero con un poco de Fe podemos seguir hacia un futuro mejor. Miremos la grandeza de Dios que nos rodea: el sol; las estrellas; la vegetación que nos provee oxigeno; las nubes que nos dan el agua; el mar y la tierra que nos dan alimentos. Los inventos y el desarrollo de la tecnología por las mentes creativas de nuestra especie. Yo confío que eventualmente nuestros sistemas de gobierno se perfeccionaran  para una mejor distribución de bienes y búsqueda de la Paz.

    Firmado por una persona bendecida por Dios.

    • ana rodrigo

      Hola, Jaime, el texto que citas de Mateo, como tantos otros de los evangelios necesitarían adjuntar siempre una pequeña exégesis para no abrir más llagas del sufrimiento a los cientos de millones de hambrientos que hay en el mundo.

      Este texto se escribió en el contexto de unos grupos cristanos itinerantes y en una sociedad diferente, en la que también había hambrientos, que no era el caso del grupo que seguía a Jesús.

      Pero en nuestros días, donde por muchisimas causas hay tantos millones de niños y niñas y adultos que mueren de hambre y no es por culpa de Dios ni es Dios el que nos tiene que dar de comer, es cuestión de una sociedad injusta y responsabilidad de los individuos que la componemos, que tenemos que luchar constantemente porque sea una sociedad justa. Independientemente de nuestra solidaridad personal con los necesitados.

      La fe en el ser humano y la esperanza de que podemos mejorar la supervivencia de nuestros semejantes así como del planeta en el que vivimos, es más eficaz que la fe en Dios.

      Pienso que quienes tenemos para comer todos los días no es porque Dios nos bendiga, porque de lo contrario tendríamos que preguntarnos porqué no bendice también a los necesirados.

      Un abrazo cordial.

      • Buen punto Ana Rodrigo! A veces vivimos una vida llena de bendiciones y nos olvidamos de los que padecen de hambre y de enfermedades como consecuencia del racismo y la sistemas económicos. Gracias por la exégesis.

  • Juan García Caselles

    Con dolores de parto… Asustados, vemos venir la catástrofe a la que nos conduce un capitalismo cada vez más inhumano. Lo que está a punto de hundirse es la sociedad de la opulencia (a la que los servidores del dinero llaman sociedad de consumo) en la que vivimos, ciegos guiados por ciegos. Nos encontramos en el centro mismo de la apocalíptica Babilonia, y nuestros placeres se irán con ella. Eso sí, conviene tener claro que nadie tirará una bomba atómica en el Congo o en la altiplanicie boliviana y los pobres sobrevivirán al colapso del imperio.

    Los que superen el hundimiento podrán construir una nueva sociedad, que aún no será el Reino del Padre, pero estará más cerca de él, como ha ocurrido ya tantas veces en el Historia. Y el soplo del Espíritu seguirá su curso.

    ¿Y aún hay quien se exprime el coco con tantas nimiedades, como los dimes y diretes de algunos políticos o las fantasmadas de algunos jerarcas?

    El triquitraque no dejará títere con cabeza y el cristianismo entero (sea religión o no) tendrá que reeditarse y, como la religión dejara de ser necesaria para justificar el poder, podrá ceñirse más a la mansedumbre del galileo.

    No es una profecía, es un pronóstico. Aunque quizá me equivoco y solo sea la última tontuna del verano que se agota.

  • Carmen

    Hola señor Arregui.

    En mi próxima vida me pido ser como usted, aprender a soltarlas con esa elegancia, como el que no dice nada. Lo de donde se ha reunido el G7 ha sido genial.

    Y sobre todo, que sigue diciendo lo que piensa pero se nota que ha superado muchas cosas. Me alegro un montonazo por usted. Ya podrá llover, ni la lluvia ácida podrá con usted,  porque es usted básico y ya se sabe lo que sucede cuando se mezclan un ácido y una base.

    Buena entrada a la vida normal

     

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