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¿Sacerdotes casados para la Amazonía?

Hace dos meses presentábamos a Prisciliano en ATRIO, invitándole a volver por aquí para ayudarnos en nuestras reflexiones y diálogos. Hoy vuelve a enviarnos un artículo sobre un tema ya muy tratado aquí, para el que aporta su experiencia vital. AD.

        El próximo sínodo, convocado por el Papa Francisco para tratar los problemas que tiene planteados la iglesia en el área del Amazonas, se reunirá en Roma en Octubre y se centrará en la protección del medio ambiente y en la misión de la Iglesia con los indígenas, que necesariamente incluye hablar sobre la escasez de sacerdotes en esta vasta región y la posibilidad de ordenar a hombres casados ​​en la Iglesia Católica.

        Una de las propuestas que se discutirá en octubre será la posibilidad de ordenar “viri probati”, hombres maduros casados, en situaciones excepcionales. Esta es la primera vez en siglos que la Iglesia Católica ha incluido el tema del clero casado en la agenda de un sínodo. Durante aproximadamente la mitad de su historia, la iglesia permitió sacerdotes casados. La regla del celibato se impuso gradualmente, aunque incluso hoy en día hay excepciones. A los clérigos católicos de las iglesias orientales, como la Iglesia ucraniana, la maronita y otras, siempre se les ha permitido casarse antes de la ordenación. El celibato no es un dogma. Es un requisito legal que puede ser modificado.

        Parece ser un secreto a voces que los obispos del área del Amazonas han planteado al Papa el tema de los sacerdotes casados, porque tienen grandes diócesis con pocos sacerdotes. Aunque el Papa concede un gran valor al celibato, también reconoce que a las comunidades indígenas se les está privando de la Eucaristía y los sacramentos porque no tienen sacerdotes. Después de todo, ¿qué es más importante, un sacerdocio célibe o la Eucaristía? Pues bien, sin sacerdotes no hay Eucaristía y sin Eucaristía no hay Iglesia.

        Los católicos conservadores se oponen al cambio en contra de la tradición, porque creen que una vez que se permita la ordenación de casados, aunque sea en casos excepcionales, se extenderá a más y más situaciones, ya que existen otros muchos lugares en el mundo en donde no hay suficientes sacerdotes para servir a los católicos que desean la Eucaristía y los sacramentos.

        Pero aquellos que crean que con la ordenación de hombres casados ​se ​resolverán todos los problemas de la Iglesia y de los sacerdotes se equivocan. Las iglesias protestantes y ortodoxas, con sacerdotes casados, tienen muchos de los problemas que tiene la Iglesia Católica, incluido el clericalismo y el abuso sexual. No obstante, esto no significa que la iglesia deba mantener el celibato obligatorio. Por otra parte, la escasez cada vez mayor de sacerdotes que tiene la Iglesia no se está resolviendo bajo la regla actual del celibato, y además, la mayoría de las personas, especialmente los jóvenes, simplemente se están yendo. Pregunten a sus hijos adultos y nietos lo que piensan de la Iglesia. La Iglesia Católica en el mundo desarrollado se está convirtiendo en un centro geriátrico y una pieza de museo

        Algunos de estos problemas serán planteados en el próximo sínodo. Pero el mayor problema que tiene que abordar la Iglesia es la necesidad de una reforma fundamental del sacerdocio y de la misma Iglesia. No se necesitan solo algunos cambios en la política y el procedimiento. Se necesita cambiar toda la cultura clerical. Si la Iglesia no lo hace, continuará declinando y finalmente colapsará en su propia irrelevancia. Es necesario reabrir las ventanas que se abrieron por primera vez en el Vaticano II y dejar que entre la luz y el aire fresco en su interior y abordar temas como la misoginia, la profesionalidad, la ambición, el amor al poder, la homofobia y la mentalidad clerical de “viejo cuño”, que hace creer a los sacerdotes que están destinados más a juzgar y gobernar que a curar y servir.

        Para hacer este juicio me baso en mi experiencia de más de cincuenta años de sacerdote. No se trata de un estudio científico; es, más bien, una reflexión personal. Y no quiero dar la impresión de que mi experiencia sacerdotal haya sido negativa. Me encantó mi tiempo en el seminario. Me encantó mi tiempo en la parroquia, como coadjutor. Me encantaron los muchos años dedicados al estudio y a la enseñanza. Me ha encantado celebrar los sacramentos, especialmente la Eucaristía. Creo que he celebrado la misa en cerca de cincuenta países y con muy distintas comunidades. Es una sensación extraordinaria el poder saludar y dar la paz en el nombre del Señor a tantas gentes diversas. El sacerdocio no es una vida aburrida. En mi caso concreto, me ha llevado a todas partes. He visitado parroquias hermanas en el Norte y Sur de América, en África, en Asia y en gran parte de Europa.

        No obstante, la Iglesia y el sacerdocio definitivamente necesitan una reforma radical. Están plagados de escándalos y agobiados por problemas fundamentales. Creo que este sínodo puede ser una ocasión extraordinaria para abordar la compleja temática sacerdotal y un paso más para que la luz y el aire del Concilio Vaticano II vuelvan a iluminar a la Iglesia y a los sacerdotes, sus servidores.

14 comentarios

  • Santiago

    El que quiere ser cristiano debe seguir a Jesús que es “lo opuesto” a las tinieblas del mundo. Jesús es la LUZ que alumbra la tiniebla y la oscuridad del alma.El que crea que El es el camino, escuchará Su Palabra predicada por el Colegio de los Apóstoles, testigos-mártires de la FE en Jesús. La Palabra ha llegado a nosotros en la FE, que es externa e interna a la vez. Objetiva porque hay documentación fidedigna de su esencia en el Nuevo Testamento y fe subjetiva porque nuestra disposición y deseo  d e  Dios es un don universalmente infuso en nuestro espíritu. Hemos de compaginar lo objetivo con lo subjetivo para que nos acerquemos a la REALIDAD de lo que es ser humano.

    Por otro lado, como afirma Don Prisciliano Cordero necesitamos los cristianos la Eucaristía pues sin ella no hay Iglesia. Sin esta dimensión centro-espiritual basada en el mandato de Cristo quedamos reducidos a una mera religión de contenido superficial muy de acuerdo al  “e s p í r i t u” materialista que predica todo lo que no es Cristo y que está en boga en el mundo actual. PERO Jesús vino para que “tuviéramos vida abundante” que sobrepasara las “miserias” de este frágil vida de la tierra. Su propósito fue quedarse con nosotros para darnos “vida eterna”

    Por eso sin sacerdocio ordenado no hay Eucaristía. Èsta es inválida fuera del sacramento del Orden. El celibato ha sido un aspecto disciplinar  d e. la Iglesia solo en el “rito romano” pero no exclusivo en los otros 7 ritos católicos donde existe y ha existido sacerdocio casado. Por tanto, ÉSTE NO es el problema. Por tanto, la Iglesia ha de reformarse desde dentro buscando el “origen” de la infiltración dedordenafa  que “entró” en Ella por alguna “grieta”. Nada, pues, podemos alterar de La Palabra esencial de Jesús de Nazaret. Si lo intentamos todo el edificio espiritual que sostiene a la Iglesia  de Cristo se viene abajo. Lo hemos visto con la degradación moral de muchos clérigos actualmente. Por eso, hemos de revisar “que falló” para que hayamos perdido la brùjula y estemos relativizando lo que pertenece al orden del amor divino que Jesús vino a “darle cumplimiento” puesto que NO vino a destruir la Ley del Amor.

    No es sólo el Papa ni un Sínodo, sino la Iglesia entera la que tiene el deber de reformar lo deformado y purificarse “en la sangre del Cordero” puesto que La Palabra de Cristo no ha de pasar y estará con nosotros hasta “el fin”

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

    • Carmen

      Pues eso.
      Sea o no sea hijo de Dios, su palabra será eterna, porque tiene más razón que un santo. Y porque llevamos en nuestros genes la idea de la justicia, por decirlo de una manera rápida.
      Había una canción que me gusta. Cielo y tierra pasarán, mas su palabra no pasará.
      Y que yo sepa la iglesia está muy apegadica a la tierra.
      Pues alguna vez pasará la iglesia, pero su palabra, pues no. Es imposible. Mientras que haya dos o más luchando por la libertad en cualquiera de sus formas, ahí estaré en medio de ellos.
      No sé si dijo eso exactamente. Pero por ahí anda.
      Y me gusta.
      La iglesia, uf. No.
      Sorry.
      Me voy a dormir, es supertarde y …

  • George R Porta

     

    Leo: « Algunos de estos problemas serán planteados en el próximo sínodo. Pero el mayor problema que tiene que abordar la Iglesia es la necesidad de una reforma fundamental del sacerdocio y de la misma Iglesia… …Se necesita cambiar toda la cultura clerical… …la misoginia, la profesionalidad, la ambición, el amor al poder, la homofobia y la mentalidad clerical de “viejo cuño”, que hace creer a los sacerdotes que están destinados más a juzgar y gobernar que a curar y servir.»

     

    De inicio, no hay ninguna certeza de que Francisco esté vivo para convocar el próximo sínodo y, además, tampoco la hay de que la convoque con una tal agenda.

     

    Por otra parte, cualquier reforma del sacerdocio, sigue siendo una reforma sacerdotal y no está claro de que la expresión «y de la misma Iglesia» (extraído del artículo, énfasis añadido) incluya a los seglares en la noción de Iglesia. No es que los seglares no requiramos mucho más de una reforma «corporativa» como si pudiera convenirle a la iglesia jerárquica, es que nada puede obligar a millones de bautizados que se confiesan católicos a abrazar fielmente la moral del evangelio jesuánico porque, primero y principal, no existe una sola interpretación ética del mismo. Si eso fuese poco, exigirles a los seglares católicos que dejen de ser injustos socialmente en sus negocios o en sus ejercicios profesionales, o en su conducta política es del rango de lo ingenuo en el mejor de los casos, porque sin la corrupta secularidad de la Iglesia, la porción jerárquica perdería su fuente de sostenibilidad fundamental como corporación. Nadie creerá, imagino, que los impuestos del Vaticano, sostengan el vasto aparato administrativo del catolicismo dentro y fuera del minúsculo territorio de su Estado y menos aún la ostentosa frivolidad del glamur y la riqueza con la que viven, sin derecho, sus jerarcas. Tampoco es razonable esperar que los poderosos empresarios católicos, más o menos poderosos financieramente, más o menos grandes según el tamaño y la influencia sociopolítica de sus empresas, estén dispuestos a renunciar a sus privilegios por injustos que sean, solo en nombre del deseo de ir al Cielo o del miedo a ir al Infierno, cuando por siglos han estado sosteniendo una institución corrupta y tan corrupta como ellos que además ha bendecido tan a menudo sin escrúpulos la inmoralidad con la que tales corporaciones comerciales operan.

     

    La posibilidad de que los clérigos cambien la cultura clerical, por la resistencia y el poco éxito de Francisco es obvio que es una posibilidad probablemente nula.

     

    Si el autor quiere conocer un poco más de cerca por qué la erradicación de la « la misoginia, la profesionalidad, la ambición, el amor al poder, la homofobia y la mentalidad clerical de “viejo cuño”, que hace creer a los sacerdotes que están destinados más a juzgar y gobernar que a curar y servir» (extraído del artículo, énfasis añadido) es imposible, que regrese a las fuentes Paulinas y que regrese a los evangelios y busque entre los Doce la situación de la mujer. Sobre todo, que despierte a la muy posible realidad de que hayan sido los/las pobres quienes evangelizaron al Galileo una vez que éste tras el bautismo en el Jordán optó por abandonar su condición de artesano al punto de que su familia le creyera y le tachara de loco.

    Desde luego, si no lo ha hecho, no le viniera sobrante echar una lectura a Eugen Drewerman, Clérigos, Psicograma de un Ideal, (Madrid, Trotta, 2005) el cual sigue teniendo enorme vigencia como estudio científico aun cuando los antipsicoanalistas han tratado de desacreditarlo. 

  • George R Porta

     
    Parte II
     
    Esto resulta evidente del hecho de los muchos que tienen pareja de un tipo u otro malgré su compromiso celibatario. (Cf. K Charasma, La Prima Pietra, Io Prete gay e la mia ribellione all’ipocrisia della Chiesa, Milano, Rizzoli, 2016 y F. Martel, Sodoma, poder y escándalo en el Vaticano, Barcelona, Roca, 2019, en ambos casos, a pesar del posible oportunismo aunque Martel es un periodista investigador acreditado, se puede apreciar la centralidad del rol de Viganò en servir de blanco para proteger a los corruptos que tratan de sostener la corrupción interna del Vaticano a cualquier precio y, particularmente el segundo libro, deja entrever con claridad información que durante el proceso de beatificación de Oscar Romero, quedó expuesta acerca de la corrupción en la «corte» de Juan Pablo II, desde la misma celebración de la Conferencia del CELAM en Puebla, México, en enero-febrero de 19179, a muy poco tiempo de su elección y aún en las aguas turbias de la muerte de JP I.)
     
    Una cuestión importante es que la estrategia últimamente mejor representada por el malnacido de Carlo María Viganò, el exnuncio en Washington DC, consistente en argüir una identidad entre la patología criminal de la pedofilia y la práctica de la homosexualidad es absolutamente infundada y dolosa. A un experto insidioso como este Viganò, quizás le parezca clarísima la ecuación porque de lo que se trata es de amarrar las manos a Francisco para castigar a los pedófilos como se las amarraron a Ratzinger, pero es falso que la homosexualidad cause la pedofilia, aunque haya pedófilos homosexuales. Se trata de dos entidades patológicas claramente diferenciables, la una criminal y la otra muy cuestionable como conducta opcional. Eso sí, al componer un solo cocido con ambas, se nublan las diferencias, sobre todo la criminal de la pedofilia al efecto de aplicar el código de derecho canónico y poner a los culpables a disposición de la justicia pública. En efecto, esa estrategia es la mejor argucia para no tener que castigar a nadie porque entonces todos los criminales pedófilos estarían enfermos y fuera inmoral penalizarles más allá de enviarles a alguna reclusión clínica, que es un modo de asegurar su impunidad.

  • George R Porta

     
    Parte I
     
    Leo: «Después de todo, ¿qué es más importante, un sacerdocio célibe o la Eucaristía? Pues bien, sin sacerdotes no hay Eucaristía y sin Eucaristía no hay Iglesia.»
     
    Respeto las creencias del autor, pero me gustaría reformular su afirmación: «sin sacerdotes sí hay Eucaristía y con una auténtica Eucaristía no hay necesidad de sacerdotes». Si el autor pretendiese responderme que el valor eucarístico del servicio a los pobres sea nulo, que revisite la tradición patrística y, para facilitárselo, que visite lo que González Faus considera su testamento, su extraordinario ensayo sobre los pobres en la tradición: «Vicarios de Cristo, los Pobres en la Teología y la Espiritualidad Cristiana» (Madrid, Trotta, 2000).
     
    Además, será siempre escandalosamente «providencial» que, en más de un cuarto de siglo de pontificado, JPII, quien escribió hasta del matrimonio sin ser casado, no haya escrito antes una encíclica sobre la Eucaristía hasta que tuvieron que escribirla por él: «Ecclesia de Eucharistía» (17 de abril de 2003). Esta, me parece,  no le refleja ni en estilo ni en contenido porque refleja mucho más a Ratzinger y a su equipo de escribientes, pero, sobre todo, porque la escribieron tan cargada de la exegéticamente cuestionable Carta a los Hebreos, que es muy probable que haya tenido mucho que ver con ella la teología, igualmente cuestionable, de Albert Vanhoye, SJ, y su pretendida noción de un sacerdocio renovado. Parece más bien que fuese escrita para rescatar o recolocar en el centro de la comunidad al cura, que había perdido su prestigio si lo tuvo ya en esa fecha, en medio del fuego graneado provocado en reacción a la explosión de los escándalos sexuales. La Eucaristía no es estrictamente el ritual de la consagración excepto para los más ortodoxos del magisterio eclesiástico. Es mucho más, por eso incluye esa especie de hermosa absolución recíproca y cuasi sacramental del saludo de paz en medio de la celebración.
     
    Que los curas no quieran perder su parcela, por todo lo que tienen que perder si lo hacen, es comprensible. Y lo es que la defiendan con garras y dientes, pero si eso explica la persistencia en favor del celibato no la justifica. Si no hubiese celibato quedarían expuestos muchos curas no aptos para el matrimonio con o sin celibato. 

  • oscar varela

    Hola!
    DOS COSAS:
    UNA: correspondiente a este hilo
    Todo PROBLEMA lo hay en la medida
    que uno tenga la NECESIDAD
    de SOLUCIONAR-LO.
    ………………………………
    El SACERDOCIO es un “ORDENamiento”
    (recordemos a Roger Lenaers SJ)
    NECESARIO en la medida que haya un Dios
    (a quien reportar y dar cuenta sin excusa alguna)
    ………………………………
    Los que NO NECESITAN un Dios
    no necesitarán un SACERDOCIO
    (por ejemplo: yo)
    ………………………………
    DOS: correspondiente al hilo de AFORISMOS
    Le desafío al señor de los AFORISMOS
    a que diga qué comprende del siguiente AFORISMO paradojal:
    “la SOLUCIÓN a un PROBLEMA
    es la forma más segura
    de que el Problema PERSISTA”

    • M* Pilar García Martínez de Aguirre

      ¡¡¡Gracias Óscar, comparto tu pensar!!!

      pili

    • Carmen

      Me has dejado muerta. Te lo prometo. Por ejemplo, yo.
      No crees que exista un algo que no se sabe que es, pero sabemos que no lo que nos han dicho y que , ya me pierdo, es imposible para mí cabeza tratar de completar la frase.
      A mí me gusta pensar que si.

  • Antoni Ferret

    En todo muy de acuerdo. Pero me parecería un error que en un sínodo para defender los valores naturales y humanos de este gran territorio, se metan, además, cuestiones tan gruesas como reforma del sacerdocio o reforma de la Iglesia. Propongo otro sínodo para esoso temas, que s etienen que tocar sí o sí. Pero no en este, que corremos el peligro de no hacer “bien” ni una cosa ni la otra.

  • Alberto Revuelta

    Según mi leal entender cualquier reflexión sobre reforma de la Iglesia Católica – e igual sea dicho de las de la Reforma y la Ortodoxia – ha de principiar por reconocer dos hechos mayores:  1/ que el escriba Esdras recompuso la Escritura Santa iluminado por el servicio al poder político que gobernaba el pueblo de Israel, cosa que ya venía de los años de Jeremías, Isaías y Ezequiel. Constantino, Carlomagno, los Austrias y los Habsburgo, los Borbones, Napoleón y Su Graciosa Majestad la Reina Emperatriz y descendencia varía, hasta Monroe, don José Stalin, pasando a Trump, et reliqua han continuado dominando, manipulando, apoyando, estrujando y beneficiándose del poder religioso y las adhesiones emocionales que suscìta en los feligreses del universo mundo. Con respeto, este señor Papa equilibra su amor a las gentes y al Señor con gritos proféticos en defensa de los desgraciados con aleatorias circunloquiales no ofensivas con los dueños del poder y la riqueza de este mundo. Lo mismo hizo Lutero y Calvino, Paulo III y Pío V y siguió haciendo Pío XII, Juan Pablo II y el Consejo Mundualdeclas Iglesias, Kyril de la Santa Rusia y Bartolomeo en el Fanal de Constantinopla y ahora en Ucrania en jugada de alfil. Y 2/ en el siglo XIII Pierre de Corbeil, arzobispo de Sens escribió un poema una de cuyas estrofas dice:

    Aurum de Arabia,
    Thus et myrrham de Saba
    Tulit in ecclesia
    Virtud asinaria.

    Mas o menos significa :” La fuerza del asno ha traído oro de Arabia e incienso y Mirra de Saba a la Iglesia”. En Europa y en otras partes infidelium, muchos asnos que trajeron por siglos oros a la Iglesia, han cambiado de oficio y se dedican a la informática. Por eso, entre otras escaseces de incienso y Mirra, la Iglesia está al borde del abismo.

    Para evitar malos pensamientos servidor pasa las cuentas del santo rosario a diario. Pero lo cortes no quita lo evidente.

  • Julián Díaz Lucio

    Me parece que el problema no es solo el del celibato, sino más bien qué tipo de Iglesia se quiere construir. Si es en la que sigue  mandando la clerecía, el que los curas se casen (y soy cura casado), puede ser un respiro para los que mandan. Pero el problema es más profundo, creo qe habría que potenciar una Iglesia de iguales, en comunidades de creyentes, en las cuales ellas mismas eligieran a sus responsables, hombres o mujeres,. por un tiempo determinado. Con esta visión, no habría problema de celibato. Si el tema del celibato está costando introducirlo, la igualdad en la Iglesia no sé si mis tataranietos puede  llegar a conocerla.

  • oscar varela

    SACERDOTES casados

    – Padre ¿está Ud. casado?

    – Sí m’hijo!

    – ¿Con una mujer?

    – Sí m’hijo! ¿Por qué?

    – Pues, porque …

    ………………………

    En mi experiencia de

    1- Cura casado … enviudado … y demás etcéteras

    2- Secretario General de los “Curas casados” de la Federación latinoamericana;

    puedo estimar la siguiente estadística:

     

    I- Sobre las REFORMAS

    a) Reforma radical-radical: 0 %

    b) Reforma radical: 10 %

    c) Reformitas: 40 %

    d) Sin Reformas: 50 %.

     

    II Sobre continuar el Ministerio sacerdotal: 10 %

     

    III Sobre “buscar trabajo” pro familia: 90 %

     

    IV Sobre “aceptación” por parte del curerío “célibe”: 10 %

     

    V Sobre “aceptación” por parte de Obispos: 1 %

     

    VI Sobre “pirámide etaria” mayores de 60 años: 95 %

    ………………….

    Vayamos vislumbrando “de qué se está hablando”

    ………………….

    Se está frente a un ABISMO

    y se intenta UN PASO ADELANTE

    (en el sentido MACHO-PATRIARCAL)

    ………………….

    Quede, además, constancia convencida:

    Lo del SACERDOCIO nada tiene que ver con Jesús,

    mejor dicho: TODO LO CONTRARIO.

  • ana rodrigo

        “Pero aquellos que crean que con la ordenación de hombres casados ​se ​resolverán todos los problemas de la Iglesia y de los sacerdotes se equivocan

    La Iglesia Católica en el mundo desarrollado se está convirtiendo en un centro geriátrico y una pieza de museo”

    Creo que estas dos frases dicen mucho, pero, como pregunta Oscar, “¿De qué se tratará esa “reforma radical”?  Porque no es cuestión de maquillar las formas, como el celibato o el clericalismo es que éste es el grandísimo problema que, como he dicho en otras ocasiones, a mí se me presenta como imposible, porque no hay ni habrá Papa que se atreva con los dogmas, por ejemplo. Y, una de dos, o se marginan como si no existiesen, o seguirán condicionando, no sólo las formas, como acabo de decir, sino su esencia.

    Siglos venideros verán hasta dónde la Iglesia debe llegar sin desaparecer, o quedando como algo residual, porque, además a la juventud le resulta indiferente por muchos aplausos que le den al Papa en sus visitas internacionales.

     

  • oscar varela

    Hola!
    Al señor Prisciliano le “encanta” que haya sacerdotes “buenos”;
    (como lo es él mismo)
    y no le molestaría que los haya “casados”.

    Al mismo tiempo pide una “reforma radical”.
    ¿De qué se tratará esa “reforma radical” que pide?

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