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Los dos ciegos

  Pinceles para el Evangelio, 8

  • 1. Modificaciones al Marcos “original”  

         El evangelio de Marcos consta de dieciséis capítulos. Los de Mateo y Lucas son más extensos. Mateo cuenta con veintiocho; Lucas, con veinticuatro. La mayor parte de estos dos últimos evangelios son Marcos. Mateo y Lucas utilizaron a un Marcos consolidado y extendido por las primeras comunidades como su fuente principal. Lo recogieron haciéndole retoques en función de sus objetivos didácticos. Algunos son pequeñas modificaciones de redacción; otros, con mayor calado, presentan diferencias de muy variada consideración. Y en algún caso hallamos cambios llamativos de un texto a otro como pistas que ayudan al lector a comprender el sentido de la narración.

         Un ejemplo claro de estas modificaciones del texto fuente de Marcos lo encontramos en un relato sobre dos ciegos (Mateo 20,29-34):

         “Al salir de Jericó lo siguió una gran multitud. Había dos ciegos sentados junto al camino, y al oír que Jesús pasaba, se pusieron a gritar:
         –¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David!
         La multitud les regañó para que se callaran, pero ellos gritaban más:
         –¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David!
         Jesús se detuvo, los llamó y les dijo:
         –¿Qué queréis que haga por vosotros?
         Le contestaron ellos:
         –Señor, que se nos abran los ojos.
         Jesús, conmovido, les tocó los ojos; al momento recobraron la vista y lo siguieron”.  

         Este relato con dos ciegos en un papel de actores principales tiene como base el de Mc 10,46-52. Pero en Marcos quien protagoniza la acción es un solo ciego. No se menciona su nombre, aunque será identificado como el hijo de Timeo. El evangelista escribe en arameo esta forma de referirse a él: Bartimeo, es decir, ‘hijo del Apreciado’. El Apreciado o al que todos tienen aprecio es el Mesías esperado, el hijo de David. El ciego pertenece al colectivo de quienes identifican al Galileo con las ideas mesiánicas tradicionales. Es incapaz de aceptar el proyecto de sociedad alternativa propuesto por Jesús. Por eso es ciego, porque no puede ver la dimensión de ese proyecto y lo ha despreciado.

         Lucas, en su lugar paralelo, cita también a un solo ciego, aunque evita la denominación Bartimeo y sitúa el relato en un contexto diferente al de Marcos. Mateo, en cambio, mantiene la narración en su posición original, pero en lugar de un ciego, habla de dos. Para quienes leen los evangelios desde la literalidad y criterios historicistas se trataría al menos de tres ciegos; el ciego de Marcos, Bartimeo, y los dos de Mateo.

 

  • 2. El procedimiento de Mateo  

         Este cambio de uno a dos en Mateo resulta significativo. Nos da una pista importante para entender el mensaje que el evangelista quiere transmitir. Mateo, como ya hemos indicado, mantiene su relato en la misma posición en que Marcos colocó el suyo. Lo sitúa como final de una importante sección: el viaje desde Galilea a Jerusalén. Además, conserva la misma estructura y técnica literaria que usó Marcos. Este evangelista compuso la parte final de la secuencia del viaje a Jerusalén con el recurso de uno de sus trípticos (Mc 10,35-41; 10,42-46ª; 10, 46b-52)

         Mateo copió casi al pie de la letra la pieza central de ese tríptico, la que nos ofrece el tema común a los tres relatos y la clave de su lectura. En esa pieza (Mt 20,25-28) se expone la forma de conducirse el Sistema: Domina y somete a los pueblos a través de su poder colosal. Frente a esa perversa y criminal estructura, el grupo de seguidores del Galileo, los que conforman el reinado de Dios, han de caracterizarse por ser su alternativa: una sociedad real y visible basada en la igualdad. En esa sociedad no cabe el dominio y el sometimiento. El bienestar de sus miembros se logra exclusivamente por la vía del servicio:

         “Sabéis que los jefes de las naciones las dominan y que los grandes les imponen su autoridad. No será así entre vosotros; al contrario, el que quiera hacerse grande sea servidor vuestro y el que quiera ser primero sea servidor vuestro” (Mt 20,25-27).  

. 1. Primer elemento lateral del tríptico  

         En esa línea temática, Marcos y Mateo colocan en el primer elemento lateral del tríptico ( Mt 20, 20-24; Mc 10,35-41) la desnortada pretensión de los ambiciosos hermanos Zebedeos de ocupar los principales puestos de poder una vez consiguiera el Galileo ser elevado a la categoría de rey. Así se lo solicitan. No podían imaginar que al único lugar al que lo elevarían sería a un palo sobre un montículo.

         La diferencia entre Mateo y Marcos en esta pieza estriba en que Mateo introduce a la madre de los dos hermanos interviniendo en la petición:

         “Se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos para rendirle homenaje y pedirle algo (Mt 20,20).

         El final de ese primer elemento lateral del tríptico señala que la ambición de poder no era exclusiva de los dos ambiciosos Zebedeos. El resto de los discípulos perseguían esa misma meta y permanecían en constante vigilancia ante cualquier jugada de alguno de ellos que pudiera relegar a los demás a un plano inferior:

         “Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos” (Mt 20,24).

 

2. Segundo elemento lateral del tríptico  

         En la segunda pieza lateral del tríptico se introduce, en Marcos la figura del ciego Bartimeo (Mc 10,46b-52), en Mateo la de los dos ciegos (Mt 20,29-34). Tanto en uno como en otro evangelista esta pieza está unida temáticamente a la central y guarda una relación estrecha con la primera, la de la petición desmadrada de los Zebedeos. El ciego de Marcos y los ciegos de Mateo son personajes figurados que representan la ceguera de los dos ambiciosos hermanos y de los otros diez. Están cegados con el poder y son incapaces de entender lo que ellos representan como grupo, la alternativa a ese poder. En Marcos, la pregunta del Galileo al ciego Bartimeo:

         “¿Qué quieres que haga por ti?” (Mc 10, 51),

         se corresponde con la que también hizo a los Zebedeos:

         “¿Qué queréis que haga por vosotros?” (Mc 10, 36).

         Mateo, al introducir como actuante a la madre de los dos hermanos y ser ella la que hace la petición, quiso establecer la relación entre las dos piezas laterales del tríptico cambiando un ciego por dos. Los dos ciegos del evangelio de Mateo son figura de los dos hijos de Zebedeo.

 

3. Lo central  

         Desde esta base, la lectura del relato de los dos ciegos se abre a la comprensión. Los dos son y actúan como una unidad. No caminan. No siguen al Galileo. Están apalancados (“Había dos ciegos sentados…”). Jesús aparece en escena en movimiento, saliendo desde Jericó. Camina seguido de un grupo numeroso de personas (“Al salir de Jericó lo siguió una gran multitud”). Los dos ciegos están situados junto al camino. La expresión griega traducida: “Junto al camino” es la misma que se repite por dos veces en el contexto de la parábola de la semilla esparcida por diferentes terrenos. Expresa allí el mensaje recibido en terreno duro, donde no arraiga, queda en la superficie y la maldad ideológica del Sistema, adversario del ser humano (en Marcos 4,15: “Adversario” = “Satanás”; en Mateo 13,19: el “Malo”, como el final de la oración del Padre nuestro: “…sino líbranos del Malo” en Mt 6,13) se encarga de hacerlo desaparecer (Mc 4,4.15). Este era el caso de los discípulos y el de los ciegos que los representan.

         Los dos ciegos aparecen incapacitados para seguir el proyecto del Galileo. Eso sí, son conscientes de su inmovilidad. Advierten que Jesús avanza con su propuesta. Él pasa (“al oír que Jesús pasaba”), y ellos no pueden seguir sus pasos. Se ven imposibilitados para salir por si mismos de su atranque. Lo necesitan. De ahí que reclamen su atención a gritos (“se pusieron a gritar”).  

 

  • 3. Los discípulos siguen ciegos  

         Los discípulos permanecen atados a la idea tradicional de un Mesías davídico. Reconocen y aceptan la autoridad del Galileo. Le llaman ‘Señor’ por tres veces (Mt 20,30.31.33). Contemplan al Galileo como líder capaz de aglutinar al pueblo y encabezar una rebelión armada contra el imperio dominante para ocupar su lugar hegemónico definitivamente. No les importan las consecuencias de usar una violencia desmedida Tienen en su mente como modelo a un sanguinario criminal y ladrón sin escrúpulos, el rey David:

         “David devastaba el país, sin dejar vivo hombre ni mujer; cogía ovejas, vacas, burros camellos y ropa, y se volvía…

         …David no se traía a Gat ningún prisionero vivo, hombre ni mujer, para que no lo denunciaran por lo que hacía. Ese fue su modo de proceder todo el tiempo que vivió en la campiña filistea” (I Sam 27.9.11).  

         Los dos ciegos consideran al Galileo como el liberador esperado y prometido por los profetas. Él aplastaría con violencia a los invasores en un triunfo sin precedentes, convirtiendo de modo definitivo a Israel en el imperio dominador de todas las naciones. De ahí que se dirijan a él atribuyéndole el título: “Hijo de David”. Pero también los dos ciegos reconocen que su ambición de poder obstaculiza su capacidad para ver y aceptar la alternativa propuesta por el Galileo. Por eso le piden a gritos su ayuda una y otra vez: “Ten compasión de nosotros” (vv. 30.31).

 

  • 4. La multitud acalla a los que quieren ver  

         Ante la demanda insistente de los ciegos, la multitud reacciona. Les imponen silencio. No desean que los discípulos reclamen ayuda para comprender el proyecto de sociedad alternativa del Galileo. Ellos están por las teorías salidas de la interpretación tradicional del AT, la lucha armada y la conquista del poder. Quieren a los discípulos como grupo promotor de esas ideas. Tratan de evitar que cambien: “La multitud les regañaban para que se callaran” ((v.31). Pero, por esta vez, los discípulos se apartan del criterio de las masas y manifiestan reiteradamente su empeño por comprender el proyecto del Galileo: “pero ellos gritaban más”.  

 

  • 5. Jesús interviene  

         Jesús interrumpe su andadura. Los gritos solicitando ayuda le frenan: “Jesús se detuvo” (v.32). Aunque serán los ciegos quienes estén obligados a realizar el esfuerzo de acercarse y salir de su situación estática. Él les reclama ese esfuerzo ofreciéndoles acogida: “los llamó y les dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros?. Obcecados con el poder, le piden ayuda para salir del deslumbramiento y reconocer su propuesta:

         “Señor, que se nos abran los ojos” (v.33).

         Al Galileo se le remueven las entrañas con el cambio de actitud de los suyos: “Jesús, conmovido”. Su cercanía y compromiso es total. Se vuelca al máximo y les tiende una mano para ayudarles a renunciar a la ideología que les ciega: “les tocó los ojos”. La excelente disposición de los ciegos hace el resto. Han podido retirar de su vista las ideas que les cegaban. Ahora comprenden. Han recobrado su autonomía y están capacitados para seguir los pasos del amigo de Nazaret:

         “Al momento recobraron la vista y lo siguieron (v.34).

         Ahí termina el relato. No hay gritos en la multitud ni sorpresa ni alabanzas por ese cambio radical que logró hacer pasar a los discípulos de estar cegados a tener los ojos abiertos. La multitud se resiste a abrir los ojos. Ni siquiera al comprobar que otros lo logran. Las masas afincadas en la religión están por los milagros.

         En el evangelio de Mateo, en un contexto distinto a este, aparece otra pareja de ciegos (Mt 9,27-31). Son también personajes figurados. Participan de la misma y equivocada ideología nacionalista. Igualmente, hacen similar petición al Galileo que pasa. Y también a grito pelado:

         “…al pasar lo siguieron dos ciegos pidiéndole a gritos: Ten compasión de nosotros, Hijo de David”.  

         Quienes interpretan el texto literalmente y con sentido historicista sumaran un par de ciegos más a su lista de beneficiados por milagros realizados a invidentes. Pero el Galileo no se distinguió por remediar problemas de desprendimientos de retina, cataratas o grandes leucomas. Su valor y también su peligro para el Sistema partían de su capacidad para abrir de par en par los ojos a la gente.

         El ánimo de los integrantes de la asamblea (‘iglesia’ = ‘asamblea’) oyente de estas explicaciones del Lector se avivaría, sin duda, al conocer que bastaba ponerse en pie y dar unos pasos para tener a su vera al Galileo que pasa. Él estuvo dispuesto siempre a echar una mano con el objetivo de abrir los ojos al sentido de su propuesta.

25 comentarios

  • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

    Vuelvo una vez más, a estos Pinceles para el Evangelio.

    Y es esperanzador, comprobar, como deseando ¡Ver-comprender! 

    Con solo dar el paso… Él, nos escucha… y nos da las pautas para comprender la grandeza de esa:

    ¡¡¡Semilla que sembró, a manos llenas!!!

    Que puede cambiar nuestra vida, y sobre todo… la de todas las personas que lo acojan y:

    ¡¡¡Lo hagan Vida!!!

    Debemos de ser muy duros de corazón y mente, para no intentar comprender la grandeza que encierra, el Mensaje que proclamó.

    La tercera parte:

    Lo central. 

    Despierta y anima al deseo de seguimiento; rememorar, como escucha la llamada de socorro… ¡no pueden ver! quieren, pero están paralizados; y todo lo que necesitamos, está impreso a fuego en nuestra entraña; solo hay que decidir..:

    ¡Caminar… y al hacerlo… todo cobra sentido!

    El camino, no es solo pedir, suplicar, esperar apáticos a que se solucione; hay que desearlo, ponerse en marcha, y …Escuchar… cuanto dice y como lo dice.

    ¡Ah! Si conociéramos el Don que hemos recibido!

    Allá donde se hace Vida… esta crece abundantemente. Lo sé, lo he visto y he participado en ella; y las personas son… extraordinarias… altas, bajas, con gran cultura o con menos, pero esa es una experiencia:

    ¡¡¡Extraordinaria y gozosa!!!

    ¡Gracias Salvador, por estos pinceles… que nos ayudan a… ver y vivir en armonía con Él!

    Un abrazo entrañable.

    pili

     

     

  • George R Porta

     

    Leo en un comentario que Maria Luisa hizo hoy (2 mayo 2019, 7:37 am) a otro mío a ella en el hilo de «Por eso lo Mataron» ella escribió lo siguiente: «…Respecto a la dualidad que dices presenta la frase que destacas de Pere Casaldáliga: “Contra la política opresora del Imperio, la política liberadora del Reino. …, contra la ‘agenda’ del Imperio, la ‘agenda’ del Reino” creo que no consideras que se trata no de una dualidad de acción sino de la posibilidad de optar entre dos cosas distintas. La dualidad, en este caso, nos sorprende afuera.» (Énfasis añadido).

    Acerca de su apreciado comentario me siento compelido a describir mi hipótesis predilecta sobre la génesis de esa dualidad del «adentro y el afuera», en la cual el afuera designa aquello que siento o imagino distinto a o fuera de mí y el adentro mi territorio personal, lo mío, aquello idéntico a mí.

    Dicha dualidad como mi comprensión de la pertinente experiencia, echa sus raíces en la génesis de la relación «altruista» y en la noción de sí mismo/a y la noción de «otro» a que se refirió Ricoeur. Este es un tema importante que facilita reconocer la perentoriedad de dar el paso a la sociedad alternativa del Galileo, en la que ofrece tanto Salvador en su lectura de Marcos, aquí en Atrio, versus la distracción por ideologías de cualquier naturaleza más allá de servirse de ella para madurar precisamente pasar a la vivencia de la solidaridad.

     

    A mi modo de ver, mi camino implica comprender la naturaleza relacional integradora, por lo tanto, no alienante de la alteridad y, por consiguiente, comprender la urgencia, la necesidad de acoger al «imperativo solidario» como fundamento y objetivo moral/ético. También de comprender que las ideologías, religiosas o de cualquier clase, en realidad pueden muy bien convertirse en el meandro que interrumpe el crecimiento humano: Éste consiste mucho más en hacer que en comprender, aunque comprender sea necesario; de acoger la solidaridad como praxis, cuanto más a menudo mejor, para que se convierta en una pulsión cuanto más irreversible mejor, i.e., en un deseo realmente dominante, espontáneo reemplazando el egoísmo y la posesividad.

    Imposible en este punto, no recordar en la hagiografía de Charles de Foucauld la objeción a su solidaridad sirviendo a los bereberes con los cuales hizo amistad a ayudar en cuanto estuviera a su alcance, de manera que pudieran ser más auténticamente aquello que sentían eran y querían ser. Por ejemplo, construyendo un diccionario de su lengua, recopilando sus leyendas y tradiciones por escrito, sin ambiciones de proselitismo. Su abandono práctico del proselitismo parece haber sido, precisamente, una de las objeciones mayores a su beatificación que JP II y «su corte» pospuso todo lo que pudo. Charles de Foucauld es nominalmente reconocido mártir del amor o la caridad, pero, oficialmente, solo fue beatificado después del reconocimiento de un milagro por Benedicto.

     

    En este video: https://www.youtube.com/watch?v=RD1uV66QThI sobre los Hermanitos de Jesús de la ciudad de Holguín en Cuba, hay un momento en el que Enrique, uno de ellos,  (entre los minutos 19:57 y 24:15) fallecido solo seis meses después de filmado este reportaje, el 31 de diciembre de 2017, afirma la mayor importancia de la solidaridad, el servicio desinteresado, no orientado a sus resultados, por sobre  la religión, un ideal que vivió por 52 años en Cuba.

    Fuera injusto no reconocer igualmente a los sacerdotes obreros que en lugar de orientarse hacia el proselitismo se orientaron hacia la solidaridad al punto que precisamente fueron suprimidos por sumarse a las luchas laborales por encima o a pesar de las diferencias ideológicas, religiosas, etc., que estaban mayormente lideradas por los comunistas, a quienes la religión había decidido condenar masivamente, una especie de genocidio, como intrínsecamente perversos a pesar de estar creados por la misma «Causa Primera».

    • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

      ¡¡¡Gracias amigo George por este documento tan magnífico!!!

      Mi experiencia es distinta; al ser un noviciado, la mayoría eran jóvenes… pero esa sonrisa constante… no la olvidaré nunca; hacen lo que hacen, con una normalidad admirable, y están con toda naturalidad entre cuantos acuden a su hogar.

      Han dicho cosas muy importantes; y como te recordé, ellos no actúan como curas… sino como hermanos de verdad, de corazón… les sale del alma con la mayor naturalidad; su alegría, su risa, sus rostros son… como beatíficos… es asombroso y admirable.

      ¡Gracias amigo, me ha emocionado muchísimo me siento dichosa al recordarles!
      Un gran abrazo.
      pili

    • M.Luisa

      Te sigo, querido George, y descubro en ti un esfuerzo conmovedor para aunar conocimientos de forma armónica y coherente.

      Sólo una consideración, en tu comentario. Siempre he pensado desde cuando Salvador Santos inició sus cursos aquí en Atrio, que la Sociedad Alternativa echa sus raíces en la génesis no de una relación “altruista” sino de una alteridad cuyo carácter no es en primera instancia relacional sino respectivo, condición necesaria para que se pueda dar el altruismo.

      Que pases un feliz día!

      • M.Luisa

        Acerca de mi comentario de ayer creo necesario aclarar algunos puntos. En primer lugar el carácter de alteridad al que me refería es una propiedad de las cosas que “surge” según sea nuestro trato con ellas. Hemos de optar entre tratarlas como objetos o como realidades.

        2/ El altruismo en cambio para activarlo requiere de una cierta disposición por nuestra parte, que se puede dar o no. El altruismo elude ese primer momento por lo que entonces todo dependerá de un efecto causal pero no formal.

  • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

    ¡Discúlpame Salvador!

    Como siempre… estoy saliendome del texto tan importante que nos has presentado.

    Pero es que la vida de estos HH. de Jesús, son un claro modelo de lo que ellos viven, haciendo:

    ¡Vida el Mensaje que proclamó el Galileo!

    No he podido evitarlo.

    Abrazos.

    pili

  • George R Porta

    Querida amiga Pili: ¡Cuánto me alegro de que hayas podido permanecer y conocer cercana a los Hermanitos. De hecho, a mi paso por España (1979) visité la fraternidad cercana a Zaragoza aunque no lo recuerdo de cierto pero imagino que fuera la de Farlete. Alguien me llevó y me trajo de regreso a la estación del tren para regresar a Barcelona. Conocí a estos dos hermanitos, los del video que incluí en mi comentario a Alberto. Humberto era hermano y mecánico de tractores y maquinarias y actuaba como superior de la fraternidad. Enrique era carpintero y era sacerdote. No necesito decirte que lo de superior era solo nominal porque no incluía nada de auperioridad y sí mucho de servicio. Los traté mientras estuve en Cuba, cerca de 10 años. Lo mismo a las hermanitas y me parece que aunque disto mucho de vivir en la pobreza de ellos/as, el stilo de vida de ellos sigue siendo el estilo de vida que me hubiese gustado seguir, pero no lo hice, quizás como el joven a quien el Galileo le aconsejó lo que debía hacer para heredar vida eterna y no lo hizo. Un abrazo cordial y agradecido por tu testimonio en favor de ellos.

    • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

      Querido amigo Georege:
      Cierto:
      ¡Son especiales!

      Pero creo que en ellos no se estila la palabra “superior” porque es totalmente anómala en su vivir. Será responsable, porque alguien tiene que llevar todo lo referente a la vida en la comunidad; pero nada más.

      Para mi personilla, fue un etapa de gracia… como casi toda mi vida… porque he tenido la dicha de conocer a personas que hacían de su vida:

      ¡Vida el Proyecto de Jesús el Galileo!

      Farlete… Cambió con su estancia entre ellos.

      Era un pueblo castigado por algún “cacique”, mientras él se enriquecía, el pueblo sufría. Y ellos, lograron aplacar las malas formas, haciendo que los altos bajaran la tensión y los de…abajo… lucharan por sus derechos con la frente muy alta; aprendieron a compartir… aunque solo fuera… el café o té… que ellos ofrecían los días de fiesta en la explanada de al Ermita, donde después de recuperarla, hasta en sus pinturas que se caían por el abandono, prepararon su estancia, trabajado por ellos, guiados por un arquitecto amigo; cargaban las piedras a sus espaldas, hasta que un vecino les regaló o prestó un burro… que por cierto, cuando llegó la Navidad, le cubrieron sus patas con trapos, y en el momento de la celebración, lo metieron dentro para que no se sintiera solo; y cuando nos lo contaban, daba gozo escucharles, parecían niños limpios de corazón y mente.

      ¡¡¡Geniales, abiertos, limpios de corazón, amados por cuantas personas de buena voluntad pasaban por allá!!!

      Siempre están en mi pensamiento y mi corazón; y no importa que no pertenezcas a su congregación, tú puedes vivir en tu vida con su espíritu y a tu manera si eso te hace feliz.

      Un abrazo entrañable.
      pili

  • Santiago

    Pido disculpas a los que tienen la amabilidad de leerme por el error cometido por “el ordenador” de borrar mi primer comentario de ayer, y por haber situado este comentario del 30 de Abril como una  “respuesta” sin que ésta fuera mi intención. Solamente quería opinar “en general”

    Vale.  SH

  • George R Porta

     

    La afirmación de que Mateo y Lucas fueron compuestos retocando un «Marcos» consolidado y extendido por entre las primeras comunidades el cual fue su fuente principal ¿excluye al «documento» que ha sido llamado, por falta de otro nombre «Q»? ¿O sí?

    La necesidad de adaptar el texto a la comunidad casi que apunta «proféticamente» a la publicidad de hoy día que anuncia lo que el mercado busca, algo que fuera diametralmente opuesto a la actitud del Galileo de decir más bien, lo que nadie desea escuchar. Una especie de anticipada «noticias falsas» (fake news) de la época.

    También este hecho puede ser interpretado como evidencia de la inmadurez de unos anunciadores que confiaban demasiado en su inerrancia, seguros de lo que el Galileo había intentado decir, no obstante, lo cambian y le dan matices que adaptan el mensaje, más que un trabajo didáctico o de enseñanza en general, un trabajo pedagógico o de enseñanza de párvulos. Más complejo aún es el hecho de que la adaptación que hacen muestra una imagen tan cuestionable y apartada de ellos mismos, de los propios pedagogos o pregoneros o mensajeros de aquella sociedad alternativa precisamente cuando tratan de comunicar algo que aún recordaban testigos.

     

    No sé si expreso bien lo que siento y pienso.

     

    Las narraciones que conocemos describen un grupo terco, estancado como los ciegos en terreno no propicio a la germinación, por lo tanto, que posiblemente estaba demasiado cerrada para captar todos los matices del discurso del galileo

     

    Y ese es el mismo grupo que modifica las narraciones que recibe de testigos, presenciales y no presenciales, y las modifica como mejor le parece para persuadir a diversas audiencias que no habían siquiera tratado con la presencia persuasiva y la palabra directa del Galileo y que podían estar, presumiblemente estaban, aún más cerradas que ellos, no a la vera del camino en tierra dura, sino entre espinas.

    De esta situación compleja, contradictoria, emerge una confianza en el Galileo que nos ha llegado filtrada y retocada por un sinnúmero de individuos cargados de limitaciones, distorsiones y se nos ofrece precisamente en una época en la que el Mundo se ha vuelto más cuestionante que nunca (la tecnología actual no tiene precedente) de la validez y la legitimidad de la autoridad que adapta y comunica aquel mensaje.

     

    Todo eso solo se puede resolver por el hecho de que si el dinero no paga si es solo «sonante», también ha de ser «contante».

    O lo que es lo mismo, la palabra no vale si no viene acompañada o precedida del testimonio. En la realidad posiblemente el testimonio a solas ya fuera suficiente palabra o mensaje.

    • Alberto Revuelta

      Con algo de prevención por si resulta indiscreto, me avengo a comentar el silencio y el testimonio como presentacion de Jesús. Una de las voluntarias juristas, de 23 años, carrera terminada recientemente y que lleva año y medio en la abogacía pro bono contaba, almorzando con otros dos de su edad y un servidor con la mia, que cuando empezó a trabajar conmigo tenía la convicción-ion de que Dios era un invento estupido que nadie en su sano juicio aceptaría hoy. Y que al cabo de ese año y medio de actuar y ver, estaba convencida de que podía estar equivocada pues lo que estaba viviendo y sabiendo que si aceptábamos conscientemente el camin9 y la ética del Galileo la había llevado a dudar de su seguridad y a buscar en silencio. Eso ha sido hace veinte días al celebrar mi alta hospitalaria. Esta sin explorar la fuerza de las intuiciones de Charles de Foucauld, de misioneros aislados y silencio y solo con bondad, amistad y oración tirar para adelante. Mi experiencia es que es un camino real, empedrado y con algunos pájaros dando el coñazo, pero real.

      • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

        ¡¡¡Siiii!!!

        Deseo que pronto esté en plena forma, para que siga ese camino de entrega total.

        Quizá… con menos “imági-nería..? (de imágenes)

        Solo es mi manera de mirar; y cada cual… tiene la suya.
        mª pilar

      • George R Porta

        Gracias Alberto, creo que esto ilustra mejor de lo que lo digo, lo que inetenté decir. Me has hecho sonreír, además, por la expresión «camino real», sin el adjetivo, que en Cuba, bueno no solo en Cuba porque me parece que la expresión es de ingeniería, antigua, refiriéndose al camino principal que permitía el tránsito de carruajes, y los campesinos a menudo repetían aquello de «no dejes camino por vereda». He sido desde muy joven un gran admirador de Charles de Foucauld y de los Curas-Obreros y me parece que fueron suprimidos precisamente porque ponían en evidencia una buena parte del resto. Ya no lo sabré, pero muchas veces esa era mi vocación original pero no llegué a intentarlo y lo he lamentado muchas veces, si bien sé que solo ocurre lo que puede ocurrir. Celebro que tus días del hospital se vayan convirtiendo en estos días de buena recuperación. Un abrazo.
        Este video que incluyo me trae recuerdos entrañables. En esta época de los sesenta conocí a Humberto y a Enrique. https://www.youtube.com/watch?v=RD1uV66QThI

      • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

        Los HH. de Jesús, tienen que pasar en algún momento de su vida, un mes de desierto; pero luego, se entregan totalmente a los demás allá donde sean enviados o pidan estar.
        Buscan su trabajo, como uno más, en medio de los más abandonados o injustamente tratados; y es tanto el gozo, la alegría, la entrega, que allá donde están, la Vida crece.

        He tenido la dicha de conocerlos no solo en su ambiente, cuando instalaron el noviciado en Farlete, un pueblo a 20 Km. de Zaragoza; y mi casa en poco tiempo… como tantas otras… fue un lugar de acogida; y es algo que jamás podré olvidar.

        Mi cuñada es de ese pueblo, por eso tuve el gozo de poder conocerlos a fondo; casó con mi hermano Paco… enfermo… y que fue una persona extraordinaria en todos los sentidos; atraía su fuerza interior y su capacidad de estar, como si nada le sucediese; los HH, de Jesús, fueron un gran regalo y mi hermano lo fue para ellos.

        Todavía quedan un par entre nosotros… pero ahora es otra cosa, el noviciado se fue a otro país.

        Sigue la amistad…pero la fuerza de mi hermano… ya no está entre nosotros hace ya… una treintena de años larga, aunque ha dejado una estela imposible de olvidar.

        En la vida de los HH. hay muchos ratos de silencio, y muchos ratos de estar muy cerca de las personas allá donde vivan.

        Fue una etapa maravillosa, y un gran ejemplo de Vida para todos, y ellos, también acogían todo aquello que se les entregaba con toco el corazón.

        mª pilar

      • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

        Amigo Georege:

        Los HH. de Jesús, nunca están como curas-sacerdotes allá donde vivan, solo son curas unos pocos; ellos trabajan donde les contraten, da igual cual es su preparación; una vez hechos los votos, jamás dirán de donde vienen, que preparación tienen; y si alguna vez hemos conocido algo personal de alguno de ellos, es, porque algún familiar o amigo vino a visitarlos, cuando estaba entre nosotros su noviciado.

        Jamás hablan de ellos cuando ya pertenecen, son, HH. de Jesús, al menos los que yo conocí; y hubo de varios países, pero todos parecían… del mismo espíritu.

        Su vocación es: ¡Estar con los más oprimidos de esta tierra!

        Claro que necesitan formadores, y entre ellos hay algún… o los había… algún cura; el resto no lo eran, y todos tenían la misma categoría en el trato de unos con otros.

        El maestro de novicios que estuvo en Farlete, al terminar su periplo como Maestro, se fue a América Latina a vivir en una comunidad de pescadores muy castigados por el poder, y allá estuvo trabajando mano a mano, y animándoles a la lucha para conseguir sus derechos y allá termino su vida.

        Es solo una pincelada de la vida de entrega a las demás personas allá donde están; su vida interior… es suya y no hacen alarde de ello.
        mª pilar

    • Salvador Santos

      Hola George

      Mateo y Lucas usaron dos fuentes: Marcos y una colección de dichos desaparecidos y que se ha dado en llamar Q (de Quelle, en alemán: ‘fuente’). Esos textos están ahí en los evangelios de Mateo y Lucas. Y Marcos no los invalida.

      Mateo y Lucas retocan a Marcos, pero no traicionan la esencia del mensaje. Adaptan el texto a sus diferentes auditorios. A veces, desde una mirada superficial, las diferencias se perciben muy alejadas, sin embargo esa aparente distancia ayuda a la comprensión. Un ejemplo. En Mateo (27,46) y Marcos (15,34) Jesús grita en la cruz:

      “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.

      Esta cita del Salmo 22,1 podían comprenderlo los destinatarios de Mateo y Marcos, pero no los de Lucas, de origen griego. Por eso Lucas (23,46) escribe en su lugar un verso del Salmo 31:

      “Padre en tus manos pongo mi vida”.

      Cuando se lee el salmo 22 completo, el que cantó el Galileo a voz en grito, se entiende porqué Lucas lo resumió para sus comunidades con esa cita del 31. Leedlo, por favor. Es impresionante. No os defraudará. Y leed dos veces el último verso:

      “…al pueblo que ha de nacer…”

      Te mando un abrazo

      • George R Porta

        Como siempre, querido amigo, un abrazo agradecido. Este comentario que has hecho al mío va a las manos de uno de los miembros de mi grupo de lectura del evangelio, que no tiene el Internet por su edad aunque está más clara que yo, que soy seis años más joven. Así, doble gratitud.

  • George R Porta

     

    Este fragmento: «…una sociedad real y visible basada en la igualdad. En esa sociedad no cabe el dominio y el sometimiento. El bienestar de sus miembros se logra exclusivamente por la vía del servicio». (Énfasis añadido).

     

    Es extraordinariamente interesante leer estos dos atributos de la sociedad preconizada por el Galileo separados-unidos por la conjunción copulativa. No me parece que sea cuestión casual o accidental o no intencionada. Usualmente lo visible suele ser real, pero lo real no necesariamente se hace visible. Por ejemplo, la pena de alguien que no la expresa no hace que su pena sea irreal a fuer de suprimirla.

     

    Lo mismo ocurre con «seguir» al Galileo: ¿Se puede concordar en todo con el Galileo, con lo que se le atribuye haber dicho y hecho y con el modo como lo dijo e hizo sin al mismo tiempo testificar por ello visiblemente? ¿Basta con seguirle en silencio? Pienso en Charles de Foucauld o en muchas de las situaciones en las que vivieron en su momento los curas obreros que tanto admiro. Pienso, por otra parte, que haya momentos de necesario silencio para poder escuchar.

     

    No son muchos los momentos en los que se atribuye silencio al Galileo. Uno importante, para mí, es el que le atribuye Marcos 15, 5, cuando estando ante Pilatos los sumos sacerdotes desgranan las acusaciones en su contra, pero el Galileo nada dice. Francisco a menudo me lo recuerda, no al Galileo sino al silencio y por eso indirectamente al Galileo.

     

    Me parece aquel silencio uno densísimo: Marcos, a quien tengo por maestro de lo no dicho o de lo «oculto» no lo desecha y Mateo, que lo copia de cerca, también reconoce al silencio de la escena (Mateo 27, 14). Parece que no todos los evangelistas lo sobreviven o pudieron mencionarlo/utilizarlo para sus propósitos: Lucas y Juan lo omiten. Es un silencio que me parece se mueve en el sentido opuesto a la kénosis paulina. A aquella hora debió estar deshidratado o agotado no habiendo dormido y habiendo pasado en espera la noche y pudiendo anticipar lo que sobrevendría en poco. Por lo tanto, deseoso de encontrar un oído que le escuchara no solo el de su Padre en la imaginación y el sentimiento. Las circunstancias le hacen preferir retraerse y dejar a sus amigos dormir.

     

    Estas dos veces que regresa a los discípulos durante la oración en el Huerto constituyen otro momento conducente al silencio cargado de significado. Me pregunto ¿Qué les hubiera comentado si les hubiese encontrado despiertos, en vela? ¿Solo se levantó para vigilar si dormían? ¿Confiaba en ellos tan poco? O ¿había fallado tanto en prepararlos para acoger el abandono violentísimo cuyo proceso ya había comenzado con la despedida de la cena y unos días antes en casa de Simón (Marcos 14, 8)? En aquel momento de la unción por la mujer no parece muy posible que pensara en una muerte no violenta y cercana, si esta iba a ocurrir en la vejez.

     

    ¿Para qué traigo esto a colación cuando antes he enfatizado la afirmación del autor, que habla de la naturaleza o de la dinámica interna de esta sociedad que propone el Galileo? Lo hago, intentando subrayar porque Salvador ya lo dice mejor que yo, que todo el esfuerzo de Jesús debió estar encaminado a persuadir de la necesidad de volcar el corazón. Estas son algunas hipótesis: O pensó que tendría mucho más tiempo para enseñarles y persuadirles sin prisa; o nunca pensó que lo lograría y lo dejaba al futuro y al curso de la historia quizás un poco al estilo determinista de la dialéctica histórica de Marx, por ejemplo, (valga el anacronismo); o no sospechaba que estaba siendo imprudente no intensificando su magisterio porque el tiempo pasaba mucho más de prisa de lo que él sospechaba. ¿Era inepto el grupo que se escogió? O ¿trataba aquel grupo de forzarle a actuar en lugar de seguirle? O ¿fue el Galileo simplemente un líder fallido? Y ¿Cuál es la relación actual de la percepción que Jesús tuvo de su grupo al final y esta especie de compulsión por combatir la «ceguera»?

  • GIORDANO BRUNO

    Muchas gracias Salvador. Estas pinceladas son de maestro. Nos acercan más a aquel gran maestro de Galilea. Jesús es un hombre muy observador. Del mundo marginal en donde se ha desarrollado su vida. De manera que si los de abajo lo comprenden bien, lo comprenden todos. -Cabe bien lo de “ver”, con lo de “caer en la cuenta”, que es lo mismo. Y la reflexión posterior en que uno se pregunta: ¿Cómo es posible que haya pasado tanto tiempo por aquí “y no lo haya visto”?

    Por eso Jesús cala tan hondo, remueve fondos abisales que ya existían en todos nosotros, ¡¡¡y no nos habíamos dado cuenta!!!.El Dios, Padre-ya estaba ahí, y tuvo que pasar él, y nos lo señaló,- y en vez de seguir el punto central que señalaba, nos quedamos mirado al dedo-señal, y había que caminar para llegar al destino que marcaba….¡¡¡Y nos quedamos quietos!!!                                                                                       Pero Jesús era hijo de su tiempo. Y era fruto de su historia, aunque la sobrepasara cuando afirmaba, “Se ha dicho,,,,”, Pero yo os digo……” Y no pudo ver todavía, que en Dios se concentraba el sentir de Padre-Madre. Y sin embargo, ya en su vida estaba el sentimiento de respeto y cercanía hacia ellas.Ell acogimiento a la samaritana.

  • Asun Poudereux

    Salvador, qué maravilla. Muchas gracias.  Un abrazo.

  • Mª Pilar García Martímez de Aguirre

    Una vez más, Salvador, nos muestra, cuanto daño puede hacer esa… ceguera… que nos impide comprender la profundidad de su Mensaje.

    Por esa razón:

    Se disfraza de “caridad”… mal comprendida …

    Seguir al Galileo Jesús, no es poner paños calientes a los dolores, dificultades, servidumbres, a las personas que no pueden “ver” porque ni siquiera han recibido un Mensaje claro, con respuestas a rodas nuestras dudas e incluso, a nuestras limitaciones.

    Hoy este lenguaje ¡Diáfano! ante el poder que domina casi a todo este dolorido mundo; nos haría capaces de abrir una ventana a la esperanza… que por desgracia… ¡no la tenemos.

    Contemplado así, el… “Proyecto de Vida del Galileo” ,cambia completamente la vida de aquellas personas que decidan seguirlo; ya sus ojos pueden ver con claridad, todo cuanto nos ofrece, no solo para quienes decidan seguirlo, sino para cuantas personas estén en su entorno; de una manera u otra, aunque se pueden convertir en enemigos, quedan marcados.

    ¡Gracias Salvador por estos pinceles para el Evangelio!

    Hoy de manera especial…vuelven a ser tan necesarios como lo fueron entonces. A mí, de manera muy especial, me despiertan el alma, y me siguen poniendo en camino.

    Un abrazo entrañable.

    pili

    • Santiago

      No hay duda que los testigos de la Iglesia primitiva escriben la verdad. A diferencia de los mercenarios actuales, los que escriben el Nuevo Testamento recogen la verdad de la vida de Jesús que era pública. No se podía engañar a las “comunidades” con el “cuento de las curaciones y resucitaciones de muertos” ya que ellos, los curados y resucitados, estaban allí para dar testimonio, como Lázaro el hermano de Marta y María que estaba presente entre los comensales de un banquete en BETANIA después de haber sido r e s u c i t a d o de entre los muertos. Por eso no hay lugar para escribir la mentira, máxime cuando los que escriben van a morir defendiendo lo que escriben y predican. A menos que estemos locos, no damos la vida por una falsedad, no por defender la mentira de manera unánime.

      Claro que los discípulos creían que el Mesías iba a ser poderoso y triunfador, no Un crucificado. Pero así fue y así lo relataron, como relataron también no sólo lo positivo, sino el aspecto humano negativo de su entorno apostólico.
      Sólo creyeron cuando lo vieron Resucitado, tocaron sus llagas y la herida de Su costado, desayunaron con El y recibieron Sus últimas instrucciones 40 días después de la Resurrección. La Iglesia transmitió este póstumo mensaje de Cristo fielmente predicando y escribiendo la Palabra que nos llega en el siglo XXI en multitud de ediciones actuales del NT, algo inusitado, que supera a cualquier otro documento a través de los siglos..

      Por supuesto que era manifiesta la ambición de los hijos y de la madre de los Zabedeos, la debilidad de Pedro etc y de la ceguera espiritual de todos ellos. Pero Jesus era el médico divino capaz de curar los cuerpos y los espíritus. “Por Sus llagas fuimos curados dice Isaías siglos antes de Cristo
      y en la Resurrección los discípulos recobraron la “vision” y contemplaron con claridad la gloria de Su Maestro..

      Por eso es Cristo el que cura. Solo El. Al ciego de nacimiento le devuelve la visión física y le concede la visión del verdadero Mesías. A los 2 ciegos de Jericó les pasaría lo mismo, a pesar de que sólo Bartimeo tuvo la suerte de ser nombrado en el Evangelio.

      A ver si la suerte me acompaña a mi ahora, al enviar este comentario.

      Gracias, amigos.

      Santiago Hernández

  • Alberto Revuelta

    Buen día Salvador. Domine ut videam. Yo suelo rezar a menudo así. Espero que el Señor que pasa nos eche un cable a mano alzada. Un abrazo

  • Carmen

    En esto de la explicación de textos, creo que se llama exégesis , ganas por goleada a todo el mundo mundial. Eres mi gurú favorito en esto. En cuanto a teología, es Arregi. Quizás porque decís cosas que me gusta leer, porque encajan con lo que pienso.

    Este texto es fantástico. Porque para mí,  Jesús ni quería Poder ni una lucha armada. Iba por otro lado.

    Un abrazo.

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