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¿Cuál es nuestro Dios?


        Pregunto eso porque me da la impresión de que la imagen que tenemos de Dios se parece poco al perfil de Dios que tenía Jesús. Y digo esto porque en las Eucaristías, al principio pedimos perdón a Dios nueve veces. 

        Sin duda olvidamos que el Dios de Jesús YA nos ha perdonado, antes de que se lo pidamos, que YA estamos absueltos, que no tenemos necesidad de pedírselo, de implorarlo con tanta insistencia.

        Es un Dios infinitamente misericordioso y compasivo, que nos perdona incluso ANTES de que hayamos cometido el pecado o el delito Recordemos al hijo pródigo (hijo perdido) el padre antes de oír una confesión de su hijo YA le había perdonado. Perdonó a la adultera sin que se lo pidiese, y tantos otros ejemplos.

        En las peticiones de la Misa hacemos lo mismo: Te pedimos por los enfermos, por los emigrantes, por……! Y decimos: te rogamos óyenos  ¿Creemos de verdad que si no se lo decimos, si no le rogamos insistentemente, ¿Dios no nos escucha? Decía Jesús: ya sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de pedírselo, …hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados!”

        ¿Acaso nos falta confianza plena en nuestro Dios? Fe, es fiarse, es confiar. ¿Dónde está nuestra fe? La plegaria eucarística es una oración de confianza en nuestro Dios. ¿Creemos todavía en el Dios omnipotente, en el dios de los milagros, en el Dios juez que premia a unos y castiga a otros, más que en el verdadero Dios, el Dios de Jesús?

        ¿En qué Dios creemos? ¡Qué fácil es creer, confiar, en un Dios tan bueno…!! Pero, como somos muy limitados, necesitamos expresar nuestra angustia, nuestras culpas, nuestras necesidades y acudir a quien creemos que nos quiere, que nos escucha y que todo lo puede.

7 comentarios

  • ELOY

     
    UNA FOTOGRAFÍA DE DIOS
     

     
    Este artículo de José María García – Mauriño,  bajo el título “¿Cual es nuestro Dios?”, me hizo recordar una declaración hecha al respecto por el diputado Valbuena en la sesión de Cortes Constituyentes del 5 de Julio de 1873, es decir en plena Primera República; cuando hervía el federalismo y estaban a punto de eclosionar los levantamientos cantonales.
     
    Contestaba el diputado Valbuena, por alusiones, a una previa interpelación que había presentado otro diputado (Romero Robledo), cuando, inopinadamente,  apartándose del objeto inicial de su intervención, (lo que recriminó el Vicepresidente de la Cámara; Cervera, que presidía), manifestó Valbuena que quería explicar a la Cámara cual era su Dios:  
     
    << Dije en el principio de mi discurso que mi Dios no era el Dios de los neos ni el de los reaccionarios. Voy a fotografiaros el mío.” (…)
     
     Decía, y vuelvo a repetir, que mi Dios es aquel que, pudiendo haber venido al mundo en un celestial palacio, prefirió nacer en un establo.
     
    Mi Dios mandó envainar la espada a Pedro, y presentó la otra mejilla cuando recibió una bofetada.
     
    Mi Dios es el que cuando el Emperador Honorio conquistó a Jerusalén y quiso penetrar en la ciudad santa con la cruz a cuestas, no le permitió dar un sólo paso mientras vistió la púrpura imperial, pero consintió que la llevase fácilmente apenas se despojó de ella y vistió el cilicio.
     
    Mi Dios es el que eligió el árbol de la cruz, desde el que pidió a su Padre perdón para sus enemigos.
     
    Mi Dios es el que rechaza a aquellos que sólo hacen lo que cuadra a su interés y lo que conviene a su posición política y social; que rechaza a los que convierten el templo en mercado, el altar en mostrador o barricada, y los vasos sagrados en armas de combate u objeto de comercio.
     
    Mi Dios es el que escudriña los arcanos más recónditos del corazón del hombre, y maldice a los que invocan el Papado sin apenarse por el Pontífice, sino por su monarquía. //
     
    Mi Dios es el que abomina a los que cambian las atribuciones de la tierra por el puñal del asesino y a los que envenenan las hostias sin levadura y las reparten al pueblo.
     
    Mi Dios es el que proclamó para la felicidad de las criaturas la libertad, la igualdad y la fraternidad, y no sólo ejercitó, sino que predicó la propaganda por todos los medios posibles de la verdad, base de la libertad.
     
    Mi Dios es el que hizo de todos los hombres iguales y nos llamó a todos los hombres hermanos, y redujo su enseñanza a estas palabras: “amaos los unos a los otros.”
     
    Los reaccionarios no piensan así; luego he probado la diferencia entre su Dios y el mío.  (…) //
     
    Y siguió diciendo el diputado Valbuena:
     
    << No basta decir que se ama la libertad, el progreso y la República, y que se está dispuesto a sacrificarse por esos objetos. Para probar el cariño a la libertad es preciso no crearla obstáculos; de modo que los que los crean no aman la libertad. Para probar el cariño a la República es preciso atraer buenos soldados a sus filas; desarmar con la práctica de la moral a sus enemigos. Para establecer y consolidar la República son necesarias economías hasta la exageración; es preciso alzar templos a la virtud y abrir fosas para el vicio. Quien esto no quiera, quien no se eche en brazos de la abnegación….. >>
     
    Interrumpió de nuevo (ya lo había hecho antes) el Vicepresidente Cervera al diputado y dijo:  “Está S. S. fuera de la alusión y del debate.”
     
    Con lo qué, el diputado Valbuena dijo:  
     
    << Voy a concluir diciendo que soy republicano, no por conseguir ningún destino, sino desinteresadamente, y que el día en que la libertad peligre, yo ocuparé el puesto de mayor peligro. Con esto dejo contestado a los detractores que han querido ridiculizarme ante la opinión pública.>>
     
    Así habló el diputado Valbuena el 5 de Julio de 1873 en las Cortes Constituyentes de la Primera República española.  
     
    ==========================================================
     
    NOTA: El diputado Valbuena se declaró “progresista”: “religión de hombres honrados, en cuyas filas he militado, y en.las que militaré dentro de la República democrática federal.” Y en un momento de su exposición, nos dejó el dato, muy significativo, de que eran sólo 20 diputados los que estaban en la Cámara:Veo con sentimiento que apenas hablo delante de 20 compañeros, y por tanto, procuraré abreviar todo lo posible“.
     
    La utilización de negrita y subrayados en los textos transcritos son míos.
     

  • Santiago

    Las contradicciones sobre Dios son intrínsecamente aparentes siendo El el fundamento de todo lo que existe ya que  nosotros no lo somos,ni conseguiremos serlo nunca… sino que El se encuentra por encima de todo lo Creado…Es porque estamos destinados a una vida “más perfecta” y “eterna” por lo que no podemos alcanzar la felicidad completa en esta vida por más dinero y placeres que busquemos y tengamos, ya que nuestra vida terrestre es imperfecta y temporal, solo la recibimos y nuestra dependencia es evidente para poder mantenernos en el ser.Ni tampoco podemos entender a cabalidad “la anchura y longitud” ni tampoco la estructura del Amor infinito  de  Dios. Es un abismo inconmensurable pero real puesto que junto con el don de existir también tenemos la capacidad de amar saliendo de nuestra misma intimidad personal para darnos a los otros gratuitamente.Es por eso que Juan, el discípulo más cercano a Jesús, el que quizás conoció mejor Su corazón,ya longevo, nos revela un poco del Misterio  de  Dios que no nos abandonó a las tinieblas de la incertidumbre y de la angustia “vital” sino que nos dice el mismo Juan Zebedeo en sus Memorias de que SI “existía  la  luz verdadera, la que ilumina a todo ser humano que viene a este mundo” y que “a cuantos la recibieron..de Dios nacieron”…”A Dios nadie le ha visto jamás” pero “el Unigénito Hijo, el que está en el regazo del Padre mirándole cara a cara, El es quien Le dió a conocer”Es por eso que el Hijo “se hizo carne y acampó entre nosotros” para que saliéramos de la duda de las tinieblas y creyéramos en el Amor infinito del Padre de la misma manera que el Hijo cree en Su Amor..Saludos cordialesSantiago Hernández 

  • George Porta

    He de confesar que me alegra que tantos pueda responder a esta pregunta. Yo no puedo.

    Mi vida transcurre en continuo movimiento y en tiempo real, incluso cuando me parece que la detengo para descansar o para reflexionar.

    Se supone además, así lo he entendido ya desde hace tiempo, que no es necesario definir a la divinidad porque es imposible definirla sin utilizar el lenguaje, los símbolos, los mitos, que ya tengo en mi memoria y mi afectividad. Por lo tanto mi percepción de Dios solo puede construirme una especie de ídolo particular, algo a sí como una visión de la espal de Dios (Moisés) o de una brisa que pasa por mi lado. La primera tendrá que ser como las espaldas que ya he visto y que ciertamente no eran divinas y la segunda como las brisas que me han rozado que, en estas latitudes y en otras, puede quemar más que refrescar.

    Creo más bien que, de momento, durante esta andadura existencial solo tengo que andar y resisto recurrir a Machado, pero su verso fue y es muy bueno no importa cuán manido: Haciendo camino al andar. Más bien he de ocuparme de qué clase de camino hago con mis pasos que ciertamente marcan un sendero y otros pudieran servirse de él. Así, andando, sin más, me ha de poder sorprender la conclusión de mi andadura y entonces quizás sabré, quizás no, pero deseo y espero llegar a saber a Dios… Incluso si eso no ocurriese y solo encontrase la nada (una metáfora últil puntualmente porque la nada no es encontrable).

  • ana rodrigo

     
    El problema que los seguidores de Jesús tenemos es que, no es tanto cuestión de fe, sino del problema cultural en el que hemos crecido. Ya dije el otro día que una parte fundamental y profunda de las culturas es la religión.
     
    En nuestro ámbito se nos ha inoculado un Dios tan contradictorio como que es todopoderoso y omnipotente, al mismo tiempo que infinitamente misericordioso, así como también un Dios antropomórfico.
     
    Con estas premisas hemos aprendido a utilizar a Dios según nuestra conveniencia, especialmente cuando oramos, una oración de petición donde pedimos a la vez a ese Dios que, por ser misericordioso, nos puede echar una mano porque al mismo tiempo es omnipotente. La realidad nos dice que la naturaleza tiene sus leyes y por eso ocurren tantas catástrofes naturales y tantas enfermedades y sufrimientos, y, por eso también, el ser humano sigue la ley natural de sus limitaciones.
     
    En cambio, cuando somos conscientes de que también somos seres autónomos con capacidades para resolver muchos problemas y subsanar muchas injusticias, nos damos cuenta de que la fuerza no nos viene de fuera, sino que la llevamos dentro, y desde ahí ya no “necesitamos” a ese Dios “tapagujeros”, al mismo tiempo que seguimos su plan de realización plena hasta donde lleguemos, porque Dios está dentro de nosotros y dentro de nosotras.
     
    El Dios cósmico que alienta el universo entero y, en particular, la vida, alienta nuestra existencia personal desde dentro, desde las capacidades humanas y personales que en tantas ocasiones están enterradas y solapadas con mil dependencias, entre ellas la oración de petición. Y esto es mística profunda desde dentro de nuestro ser, un ser humano con tropiezos, pero también con grandes potencialidades positivas y creativas. Sobre todo somos capaces de amar, el antídoto de todos los males. “Dios es amor”, nosotros y nosotras somos seres de amor.
     

  • carmela

    Estoy con Carmen, tenemos unos condicionantes distintos de los de hace dos mil años. Aunque parece que la jerarquía eclesiastica no lo ve así.

    A mi me gusta llamarle ” Celebración Eucaristica”. Hacer memoria de una persona que mataron por estar con los asoballados ( machacados) , en contra de los poderosos. Siento que es acción de gracias, pues siento que estoy perdonada. Que el Dios de Jesús va por delante de mi. Me siento acompañada en todo lo bueno y lo malo que me sucede y que le sucede a los que me rodean . Esta es mi utopia

  • Carmen

    Pues yo creo a saltitos, en lo que puedo.

    Mi dios no es el de Jesús, nos separan dos mil años con todo lo que eso conlleva.

    Dejé hace muuuuuucho tiempo de pedir nada en concreto. Solamente pido fortaleza para encajar. Y me la da. Suficiente . No pido más. Y dados los tiempos que corren creo que tengo suerte en sentir esa sensación de fuerza interior y otra que es difícil de explicar, como de protección. Y mira que me han pasado cosas, uf . Pero inexplicablemente he salido adelante.

    Pues eso. No llego a más. Tampoco me hace falta.

  • Juan García Caselles

    De mi experiencia: No puedo perdonarme a mí mismo si no le pido perdón a él.

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