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¡Qué mono!

El pasado sábado, miles de estudiantes de todo el mundo, liderados por una nueva Juana de Arco verde, la sueca de 16 años Greta Thunberg, se han manifestado por muchas plazas del mundo, en el que ya se llama el 15M verde. Parece que van a forzar a los gobiernos, pero cuando los verdaderos amos vean que peligran sus negocios, no lo van a permitir. En profundidad, con pocas palabras, lo analiza Juan aquí. AD.

Así lo habrá dicho alguna mamá (o alguna abuela) viendo a su retoño manifestarse ardorosamente contra los políticos que no hacen nada para acabar con el cambio climático.

        Claro que, dentro de diez o doce años, si sigue manifestándose en el mismo sentido, lo que oirá será a la policía diciendo “leña al mono”.

        Y en estas dos expresiones queda reflejada la hipocresía de esta sociedad en relación con el ecologismo.

        Aún recuerdo cómo, hace ya bastantes años, me llegó una propaganda de un grupo ecologista quejándose de la deforestación en la amazonia, pero la única solución que ofrecía era la de clasificar la basura para depositarla luego en los correspondientes contenedores, que habrá que ver cuanta mano de obra y cuando dinero se habrán ahorrado las empresas que se dedican a este negocio con el invento. Entre otros efectos, recuerdo que lo de clasificar la basura llevó a la ruina a multitud de marginados que se ganaban la vida con la recogida del cartón, pero, eso sí, hizo que una buena parte de la etnia gitana, apretada por la necesidad, se dedicara al negocio de los mercadillos que es mucho menos trabajoso y da más rendimientos.

        Pero, recicles la basura o no, es evidente que eso no tiene nada que ver con la sobreexplotación de la amazonia, que es cosa de las grandes empresas madereras. Y puedo jurar por los huesos de mi santa madre, que en gloria esté, que por mucha basura que clasifiques y deposites en su correspondiente contenedor, no lograrás acabar con la contaminación del aire de tu ciudad ni del agua de los ríos.

        Ahora les ha dado por lo de los coches y en principio parece bien porque las ciudades tendrán menor contaminación. Solo que nadie quiere ver que la electricidad esa con la que los coches no contaminarán ha de ser producida por las grandes empresas eléctricas (que hay que ver lo mucho que se preocupan de sacarnos las perras casi siempre por procedimientos nada trasparentes y escasamente justificables desde la ética) y que contaminarán a gogó con las nuevas y necesarias centrales (que consumirán combustibles fósiles) para atender a la nueva demanda de electricidad que utilizan los nuevos coches.

        Se pusieron a aullar por los rincones sobre la necesidad de disminuir el consumo de plásticos, pero lo único que han hecho ha sido autorizar a los super a cobrar por las bolsas, con lo que han aumentado su negocio, mientras que la inmensa mayoría de las cosas que compras (pan, carne, ensaladas, pescado, productos de limpieza, patatas fritas, almendras, yogures, etc.) viene envasada en plásticos y de eso nadie se queja.

        Va siendo hora de desenmascarar la propaganda oficial de que es la humanidad la que contamina. Yo soy humano, mientras no se demuestre lo contrario, y no contamino casi nada, y como yo hacen lo mismo la inmensa mayoría de las personas y especialmente los pobres, que ya os podéis imaginar lo poco que contaminan los masai, pongo por caso..

        De esta propaganda que quiere echarnos la culpa de los excesos de unos pocos, lo más chirriante es el slogan ese de “los pequeños gestos son poderosos”, cosa que viene de la doctrina de Goebels de que una mentira repetida mil millones de veces se convierte en una verdad. Porque los pequeños gestos son eso, pequeños gestos, y poderosos son solo ellos, los que se lucran contaminando.

        Los únicos que contaminan de verdad son los capitalistas, los dueños de las grandes empresas que, desde el principio del capitalismo, prefieren utilizar energía a pagar salarios, solo porque es más barata. No es la humanidad, son los ricos.  

5 comentarios

  • oscar varela

    “Mi nombre es Greta Thunberg, tengo 15 años y soy de Suecia. Hablo en nombre de Climate Justice Now*.

    Mucha gente dice que Suecia es un país pequeño y que no importa qué hagamos, pero he aprendido que nunca eres tan pequeño como para no hacer la diferencia, y si unos pocos niños pueden conseguir titulares alrededor del mundo tan solo por no ir al colegio, entonces imagínense qué podríamos hacer todos juntos si realmente quisiéramos. Pero para hacer eso tenemos que hablar claro, no importa qué incómodo sea.

    Vosotros solo habláis de crecimiento económico verde eterno porque tenéis demasiado miedo de ser impopulares. Solo habláis de moverse hacia adelante con las mismas malas ideas que nos han metido en este desastre, incluso cuando lo único sensato es tirar del freno de emergencia. No sois lo suficientemente maduros para decir las cosas como son, incluso esa carga nos dejáis a nosotros(as), los(as) niños(as). Pero a mí no me importa ser popular, me preocupo de la justicia climática y del Planeta Vivo.

    Nuestra civilización está siendo sacrificada para que unos pocos tengan la oportunidad de seguir haciendo grandes cantidades de dinero. Nuestra biosfera esta siendo sacrificada para que la gente rica en países como el mío pueda vivir con lujo. Es el sufrimiento de muchos el que paga los lujos de pocos.

    En el año 2078 celebraré mi 75 cumpleaños. Si tengo hijos(as) quizá pasen ese día conmigo, quizá me pregunten sobre vosotros(as), quizá me pregunten por qué no hicisteis nada mientras aún había tiempo de actuar. Decís que amáis a vuestros(as) hijos(as) sobre todas las cosas, y sin embargo les robáis su futuro en frente de sus propios ojos. Hasta que no empecéis a focalizaros en los que es necesario hacer, en vez de lo que es políticamente posible, no habrá esperanza.

    No podemos solucionar una crisis sin tratarla como una crisis. Necesitamos mantener los combustibles fósiles en el suelo y necesitamos focalizarnos en la equidad.

    Y si las soluciones dentro del sistema son tan imposibles de encontrar, quizá deberíamos cambiar el propio sistema.

    No hemos venido aquí a rogar a los líderes mundiales que se preocupen, nos habéis ignorado en el pasado y nos ignoraréis otra vez. Os habéis quedado sin excusas, y nos estamos quedando sin tiempo. Hemos venido aquí para hacerles saber que el cambio está llegando, os guste o no. El poder real pertenece al pueblo. Gracias.”

    • Mª Pilar

      ¡¡¡Formidable!!!
      Y me uno a ese espíritu con todo mi ser.
      Ahora me pregunto:
      ¿Cómo puedo llevarlo a cabo?

      No soy ya … casi nadie, casi nada.

      Pero ese es el espíritu que me mueve, y estoy totalmente de acuerdo.
      pili

  • ana rodrigo

     
    Efectivamente, el sistema capitalista es el causante del deterioro y destrozo que está sufriendo el planeta. Si bien lo poco que podamos hacer millones de personas a nivel personal, tampoco es desechable. Y creo que es este aspecto se ha avanzado bastante en concienciación. Aunque no deja de ser un parche que no resuelve el problema. Volvamos al sistema.
     
    Hemos dejado crecer tanto al monstruo de la producción y el consumo, que ahora (soy bastante pesimista) va a ser casi imposible librarnos de él, más bien lo vamos alimentando a pasos agigantados.
     
    Siempre hemos utilizado el término desarrollo a los países que disfrutamos de todo tipo de comodidades, comodidades que, quienes tenemos unos años, ni soñábamos en nuestra infancia, que vivíamos sin ellas y que, ahora, seríamos incapaces de prescindir de coche, electrodomésticos, electrónica, productos alimenticios de la otra punta del globo para que no nos falten en todo el año, etc.
     
    ¿Quién está dispuesto/a a volver atrás? Porque estamos comprobando que ni la ciencia ni la técnica descubren nada que pueda sustituir por completo las fuentes de energía fósiles, o las materias primas naturales, el cultivo agrícola sin productos químicos, unos medios de transporte públicos suficientes como para no necesitar vehículo propio para los desplazamientos…. Y, si lo mucho o poco que puedan hacer los países, tampoco lo hacen, pues no salen las cuentas.
     

    • Juan García Caselles

      No se trata de volver atrás, sino de recuperar nuestro libre albedrío frente al capitalismo. Por eso, frente al consumismo, austeridad.
      No se trata de ser una heroína, sino dentro de nuestras propias fuerzas, no comprar nada de lo que podamos prescindir. No acabarás con el sistema, pero serás mas libre y más feliz. Un beso

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