El 25 de este mes de marzo, solemnidad de la Anunciación a Nuestra Señora, se conocía la masacre en Mali de 134 personas de todas las edades, pertenecientes a la etnia Peul. Los asesinos pertenecían al grupo Donzo de la etnia Bambara. Mali, en pleno Sahell, es un polvorín desde hace muchos años y pese a la presencia de militares franceses y españoles en funciones de instructores de sus soldados sigue siendo un espacio infernal en muchas de sus regiones.

        El ciclón Idai ha arrasado Mozambique convirtiendo la zona en una situación de emergencia similar a las de las guerras sirias y yemeníes. Ese mismo día se anunciaba la muerte de Marcos Garrido Beltrán, 14 años, piloto de carreras de motos, en el circuito de Jerez, a la vera de su casa. La mentira de esta hipócrita colección de ganadores de dinero a costa de lo que sea, de legisladores que aprueban leyes estúpidas que impiden a unos niños entrar como aprendices para aprender un oficio mientras a otros los alaban para que se estrellen un domingo cualquiera porque son pilotos de carreras.

        Trump anuncia el inmediato cierre de la frontera sur de su país para impedir la entrada de nuevos migrantes que suben del resto del Continente en busca de posibilidades de vivir. 46.000 africanos han arribado a costas andaluzas en 2018. Y la marina de guerra maltesa ha abordado un barco y se ha hecho cargo de él pues había sido capturado días antes por migrantes en plena alta mar.

        Otro cardenal, este de Chile, apartado por el Papa, aceptando su renuncia al arzobispado de Santiago, ya que ha de presentarse como acusado de encubrimiento de hechos delictivos sobre menores cometidos por algún clérigo de su jurisdicción ante una corte criminal estatal. Hace solo unos días otro cardenal, primado de Las Galias, arzobispo de Lyon, fue condenado a seis meses de cárcel, suspendida al no tener antecedentes, por la misma causa.

        En medio de ese barullo humano desconcertante y permanente, la prensa digital y la impresa en papel se viene dedicando a averiguar el importantísimo asunto que afecta a millones de seres humanos de cuál es la causa de que la santidad del señor Papa no deje a los entusiastas fíeles que lo achuchan que le besen el anillo. ¡Oh, algo oculta el pontífice, misterium magnum! Cavilemos. Y largos artículos y crónicas y notas de prensa.

        Estuve destinado como diácono en la parroquia del Rosario de Cádiz allá por el verano de 1966. La calle del Rosario, contaban los chungos gaítas de la plaza Mina, del Mentidero y de Columela, tenía tres negocios de fuste: la bodega Nicanor, la parroquia del Rosario y la Funeraria del mismo nombre. Los tres curas que estábamos destinados allí vivíamos en las mismas dependencias del templo e íbamos a comer a la cercana casa de ejercicios de la Alameda. Atravesábamos la plaza Mina y por la calle Enrique de las Marinas entrábamos en la que iba a la casa de ejercicios.

        En la calle Enrique de las Marinas, junto al Mentidero, vivía mucha gente pobre de la pobreza que entonces había en los partiditos gaditanos. Se vivía de milagro. Y decenas de chiquillos, de quiyos, andaban enredando y jugando a todas horas por las calles. Cuando nos vean al padre Miguel y a servidor, con sotana y canoa embocar la calle se arracimaban para besarnos la mano. Nos conocían y había chacota por una u otra razón. Uno de esos días de levante en calma, con el viento caído, de finales de julio, con el sol a plomo de las dos de la tarde, tres o cuatro keos del muelle se acercaron a besarnos la mano. Uno de ellos canijillo y esmirriado le cogió la mano al padre Miguel y cuando fue a acercársela a los labios para besarlo, la echo para atrás devolviéndosela y le dijo: ¡ohú pare, cuanta baba! Y salieron a estampida riéndose de ellos, de nosotros y de los de las babas anteriores.

        Por esa misma razón la santidad de nuestro pontífice romano no quiere que le besen el anillo. Como los monseñores y los civiles que ahora controlan la Sala Stampa son más finos han dicho es para evitar posibles bacilos e infecciones. Babas, coñe, babas.

        Con los malos tragos que el Papa está soportando con cardenales y curas poco cumplidores de Código de derecho canónigo, las abrazaderas chinas de la geopolítica mundial, el poder gay de su curia y otras lindezas no me resisto a recordar en esta columna atriera que hoy sábado 30 de marzo el santoral trae a sor Kafka, nacida en Moldavia en 1894 que trabajo de criada y luego de vendedora ambulante de tabaco y ya moza se hizo monja franciscana de la Caridad y se pasó hasta 1942 de enfermera de quirófano en un hospital para pobres. Como sabía que la fuerza, el poder y la gloria son de su Señor, no hizo ni caso de las órdenes de los nazis austríacos de quitar crucifijos e imágenes de las cabeceras y mesillas de noche de los moribundos. Tenía genio vivo y se enfrentó con los villanos al servicio de la autoridad invasora alemana. Fue detenida y encarcelada y torturada en febrero de 1942 por la Gestapo. Condenada a muerte fue decapitada por los nazis el 30 de marzo de 1943. Hoy hace 76 años. Su nombre de pila era Restituta.

        Cuanto tanto desarrollado intelectualmente desprecia a los cristianos por tenernos por cretinos supersticiosos y crédulos viene bien recordar que somos hermanos de Restituta que no dobló la cerviz ante el Führer, que no era su Señor. Ya he contado en un hilo comentando un excelente informe que se trajo AD, que en un artículo de Heidegger, que publicó él mismo con motivo de su nombramiento como Rector de la Universidad de Friburgo, el herr doktor Martin Heidegger el 01/05/1933, hizo esta llamada a los estudiantes alemanes: “Las doctrinas y las ideas no deben ser la norma de vuestro ser. El Führer, y sólo él, es la realidad alemana de hoy y del futuro. Él es su ley”. Sor Kafka no era doctora pero sabía que maldito quien confía en los príncipes. Al herr doctor lo han hecho famoso por el ser ahí y han procurado pasar por alto lo del Führer. A Restituta no la conoce nadie. Pero no tuvo Führer en este mundo. Tenía dignidad. Que no es lo mismo.

        El rabí Nachman de Breslau, ucraniano, que murió en 1810, dejó escrito y dicho: “¿No es acaso el Cantar de los Cantares una canción de amor y, al mismo tiempo la más sagrada de las sagradas enseñanzas?”. El quiyo gaditano que no quería besar babas y Restituta Kafka que no quiso humillar su cabeza a costa de que se la cortara. In memoriam hoy otro 30 de marzo.

Alberto Revuelta