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Mentes sumisas, mentalidad sumisa

        Por mentalidad entendemos esa capacidad que tiene todo ser humano para pensar sobre unos determinados contenidos. Puede ser también el conjunto de creencias y costumbres que conforman el modo de pensar, enjuiciar la realidad y actuar de un individuo o de una colectividad. O bien, es una “cultura y modo de pensar que caracteriza a una persona, a un pueblo, a una generación”. La mentalidad sumisa, o mentes sumisas, siempre hacen referencia a modos de pensar de personas individuales o colectivos o pueblos. Mentalidad es el abstracto del concreto “mentes”.

        Aquí vamos a tratar del poder que el sistema capitalista ejerce sobre las mentes de las personas, individual o colectivamente.

        Una pregunta inicial, ¿pensamos por nosotros mismos o pensamos con los valores propios del sistema? Porque el poder del sistema ya no es tanto un “poder opresor”, que no soportamos, cuanto un “poder seductor”, que nos complace y estamos a gusto conviviendo con él, hasta hacernos ver la vida como realmente no es. Es la cultura capitalista la que se nos impone. Se trata de la mentalidad sumisa a un ideario ya sea político, jurídico o religioso. Sumisión a un ideario que responde a intereses ocultos y quizá inconfesables. Pero, sobre todo, sumisión sin condiciones porque sabemos por experiencia que la sumisión nos da seguridad. Y bien sabemos que la satisfacción de nuestros intereses y la seguridad en nuestra posición, esas dos cosas, tienen más fuerza para determinar nuestra conducta, que los ideales éticos por más elementales o más sublimes que sean.

        Partimos de esta constatación; vivimos inmersos en una sociedad regida por los valores del sistema capitalista, El capitalismo tiene dos objetivos claros: la acumulación de beneficios, de riquezas, y la dominación del mundo, Es un poder que domina y que crea sumisión, en personas, instituciones y pueblos. La mayoría de las personas viven sometidas a los dictámenes del sistema, en su pensamiento y en su proceder, pero sobre todo en su pensar. Hay muchos grados de sumisión, y en lo más alto se sitúa la alienación.

  • A) Sometidos al poder del Sistema

        El poder puede definirse de modo muy general como la posibilidad de imponer la propia voluntad sobre la conducta de otros (Max Weber). Se trata, pues, de un dominio que impone sumisión. El sistema no puede soportar a personas libres, las persigue y si puede las elimina. Quiere personas, hombres y mujeres, sometidas a sus normas y valores. El sistema no tolera los Derechos Humanos. Porque los DH son un canto a la libertad, empezando por el art, 1 “Todos los SH nacen libres e iguales…”

            Los instrumentos del poder son tres:

         1) La capacidad de intimidar, que usa la violencia y la coacción, y además amenaza con el castigo.

        2) La capacidad de recompensar, que compra la adhesión con la promesa de estima, riquezas y honores; para eso se sirve de la ambición de los otros y su deseo de seguridad.

        3) La capacidad de persuadir, que inculca una ideología que exalta el poder y presenta la obediencia y la sumisión como un bien deseable; se aureola de autoridad en el saber y en obrar, y explota la ignorancia o la falta de criterio y espíritu crítico.

        Los efectos propios del poder tienen este común denominador de crear la sumisión:

a) la sumisión por temor hace cobardes;

b) la sumisión por ambición hace despreciables;

c) la sumisión por ignorancia o falta de espíritu crítico, hace infantiles, gregarios.

        Los tres instrumentos se combinan de maneras muy diversas. El gran triunfo del poder está en hacerse venerar e incluso amar por aquellos que oprime. Se trata de la “servidumbre voluntaria””: ser sumisos, más o menos esclavos del sistema, a quien servimos a gusto porque nos da seguridad.

  • B) La alienación:

        En la cota máxima de la sumisión está la Alienación, Se trata de lo siguiente: Yo no soy yo, estoy alienado, enajenado, soy un ser ajeno a mí mismo, yo no me conozco a mí mismo, yo no pienso por mi mismo, soy un producto del sistema, el sistema lo abarca todo, lo penetra todo, pensamientos, sentimientos, modas, costumbres, lo económico, lo laboral, lo jurídico, lo social, etc. es el orden establecido, por eso, en mi pensar, en mi sentir, en mi proceder, yo no soy yo, es el sistema el que actúa por mí. Es posible que no seamos conscientes del todo, de ese tremendo poder de persuasión que tiene el sistema. Nos parece lo “más natural”, es el aire que respiramos. Es una lucha constante, larga y dura. Si queremos vivir dignamente hay que vivir al margen del sistema. al menos en lo referente al modo de pensar. Es difícil, pero es posible. Hay que estar muy atentos para que no se nos “cuele” alguna norma o valor o costumbre propio del sistema. El sistema es perverso y no existe un “capitalismo de rostro humano”, que es una invención del pensamiento conservador para amortiguar los trazos duros e implacables del sistema. .

        También la religión produce mentes sumisas, Porque la religión es jerarquía y obediencia y produce desigualdad y sumisión. La religión tampoco soporta creyentes libres, hombres y mujeres que no aceptan la imposición dogmática de la Iglesia.

        Para no ser sumisos, para ser medianamente libres, hay que liberarse del sistema. Es preciso mantener siempre vivo el espíritu de rebeldía frente al sistema, para poder pensar distinto que el sistema, y llegar a actuar independiente del “orden establecido”.

         Y espíritu crítico frente a la religión para liberarse del dogmatismo católico.

        ¿Algún comentario?

       

10 comentarios

  • Mª Pilar

    ¡Formidable art. José María!

    Me ha reconfortado de verdad; a veces una, se siente como alejada de la realidad que nos envuelve, pero de momento no me he vuelto “acomodaticia ni miedosa” y lo poco que pueda hacer por mí misma, y por todas las personas que nunca cuentan para los poderosos de este mundo, ahí estaré.

    Se, que es apenas insignificante mi aportación, a este grave problema que nos rodea por todas partes, pero ahí estaré; y su art. me ha confirmado en ello; lo mismo me ha sucedido con las enseñanzas de la iglesia.

    Nunca he dejado de preguntarme, de sumergirme en ellas e intentar discernir lo que me chirriaba de ellas.

    Jamás he dejado de ser ¡Libre! en mi manera de pensar y actuar, y dada mi edad… no pienso renunciar a ella.

    ¡Gracias de corazón! 

    Reconforta leer estas opiniones, que parece se están perdiendo en este dolorido mundo.

    mª pilar

  • Julián Díaz Lucio

    Me encanta tu artículo, José María, por eso los que mandan no tienen interés en formar personas con conciencia crítica, que sepan preguntarse el porqué de todo, que sepan analizar la realidad con sus causas y consecuencias, para que después puedan tomar decisiones  libres de todo poder absoluto. Este estilo formador tiene que practicarse tanto en las familias, en las instituciones educativas, como también en los partidos políticos y en las organizaciones religiosas. Pero a los que detentan el poder, cualquier poder, No les interesa que sus súbditos piensen críticamente, eso es peligroso, sino que obedezcan sumisamente. He hablado con dirigentes políticos sobre la conciencia política del pueblo, y coincidimos que después de la Transición, ningún partido político se preocupó de formar críticamente al pueblo en la conciencia política responsable. Yo le decía que algo de eso pasa y ha pasado también en la Iglesia, no se ha ayudado a una formación corresponsable y crítica a los cristianos. Eso es peligroso para los que detentan el mando.

  • ana rodrigo

     
    Es cierto, Carmen, que el sistema quiere hacernos creer que no vale la pena luchar, pero la realidad social-global es otra cosa. Éste es el punto en el que soy poco optimista.
     
    Lo importante de las acciones individuales o medianamente organizadas es que suponen una lucecita que alumbra el camino de minorías.
     
    Te pongo el ejemplo de las migraciones, que han existido desde que la humanidad está sobre la Tierra, que el sistema -aquí sí que se puede hablar de sistema capitalista– intenta explicar como un hecho imposible, peligroso para el bienestar del propio país, etc. etc. Paralelamente, están los barcos  humanitarios y con un voluntariado heroico que recogen a los migrantes en el mar, que los acogen en sus países, que salvan bastantes vidas, a pesar de que tantas otras se quedan en el mar; estamos las pequeñas asociaciones que salimos a la calle (dentro de un rato me voy a una concentración) haciendo lo que podemos: protestas, voluntariado, etc. Pero el problema no se soluciona ya tenemos partidos abiertamente xenófobos en países potentes.
     
    Y podríamos hablar de otras muchas cusas perdidas porque el sistema es más potente que las pequeñas luchas. Y el machismo, la homofobia, el tema ecológico, el consumismo y así podríamos seguir enumerando un sinfín de causas graves que requieren la participación ciudadana, pero sobre todo legislación propia. ¿Qué me dices de los casi cuatrocientos mil votantes de Vox?
     
    Y lo mismo que apunto mi pesimismo, digo y afirmo con rotundidad que estas pequeñas luchas son necesarias, imprescindibles y esperanzadoras aunque sea a pequeña escala.
    Yo llevo decenas de años (¡como soy mayor!) comprometida con el feminismos y el ecologismo cuando nadie creía en eso, y observo con buen ánimo que algo hemos avanzado. No, no podemos someternos al SISTEMA, la utopía nos marca el horizonte, aunque nuestra generación no veamos los objetivos cumplidos en su totalidad.

    Anécdota personal, Hace casi cuarenta años que yo le compraba a mis hijas juguetes “para niños”, como eran los coches y la gente se extrañaba. Parece que ahora, aunque no se haga, la mentalidad ha cambiado algo, como tú nos cuentas de cómo le gustaba a tu nieto el muñeco.

    En fin, mucha tarea tenemos por delante.

     

    • Es cierto.
      Pero mi madre tuvo su primer carnet de identidad a los 60 y pico años. Se enteró de que lo podía tener. Perico, pero bueno, yo quiero tener mi carnet de identidad. Carmita, por dios, a estas alturas, para qué lo quieres? Ese carnet lo tengo , es uno de mis tesoros.
      Mi suegra me decía: carmen, hija, parece mentira, sácate el carnet de conducir, yo me lo saqué a los 62 años. Tu suegro no quería, pero fui a una autoescuela y.. Se convirtió en el terror de la alberca. Genial.
      Gracias a mujeres como mi madre, mi suegra y como tú, las mujeres avanzamos. Crees que tendríamos ley de divorcio y derecho al aborto sin lucha , de esa de la que no se nota?
      Ya lo creo que se nota. Y muchísimo.
      Gracias por todo.
      Besos.

  • Asun Poudereux

    Muchas gracias,  Sr. García-Mauriño, por esta reflexión. También me alegra leerle.
    De acuerdo. Remarco espíritu libre y crítico, primeramente, ante uno mismo, para llegar y mantenerlo ante el sistema, que en todos los ámbitos se nos va imponiendo.
    Por eso insisto tanto en  que la educación y formación son fundamentales en esta actitud despierta y en alerta constante, allá donde se viva.
     Aquí en España en concreto se viene descuidando y se mira para otro lado, haciéndonos balancear a nivel superficial de un lado a otro con una fuerte dosis de despiste, que nos ancla en la dependencia y sumisión,  objetivos que se persiguen, valiéndose de engaños atractivos y medias verdades.

    Los hechos y graves consecuencias del capitalismo , hablan más de personas perversas, del mal uso que hacen del capital,  que nos revierte de modo justo, incluyente  y solidario a la mayoría de personas que pueblan una ciudad, región, nación y hasta continentes enteros.

    Inmersos estamos en un sistema de poder  que defiende consagrar el capital, venga de donde venga y se llame como se llame,  aunque sea disfrazado de rostro humano,   por encima de los seres humanos, hasta incluso violentamente.

    Los papeles vienen a confundirse, unos lo  fomentan y muchísimos otros lo sostienen directa e indirectamente:
    -Las personas en su individualismo consagrado se hacen cobardes, temen perder lo que creen ser su dios protector.
    -Se hacen sumisas, pendientes y dependientes  de esta ambición radicalmente perversa para el ser humano,
                                  -con fines alienantes para sí
                                  -y menospreciando la vida de los demás, los más y los nadie.  
    -Permanecen en la infancia de todo quiero.  Cosmovisión corta,  necesitada, centrada en uno mismo.

    En fin, son los hechos los que marcan y dejan huella. El mundo,  que tenemos en general y en el que vivimos y nos movemos en particular, es un claro reflejo de mentalidades compulsivas y obsesivas por detentar el poder,  con creencias absolutas  dispares y muchas inercias inconscientes, de las que nadie escapa fácilmente.  Mentalidad inducida, estratificada, como nos dice M.Luisa, que sepulta y hace ignorar  el poder real del espíritu auto-crítico, estructural abierto y  liberador: Nuestro verdadero poder.
     

    Un abrazo atriero.

     

  • M.Luisa

    Otro comentario más sobre este interesante artículo.
    Pienso que  en él  la mentalidad se ve, se define o actúa  como estratificación de niveles, no como estructura que los integre.

    El efecto estratificador  es lo que favorece la sumisión, da igual  que venga por el lado  de lo social, político o religioso. En cambio como estructura la mente engloba todo el proceso cognitivo  humano en el que los elementos  o  momentos  de él  la van configurando en lo que es ella realmente:  una mentalidad cognitivamente abierta, por lo que  no puede haber ahí cabida a sumisión alguna porque al tratarse de superaciones  de niveles la propia superación los rebasa y por tanto la mente no puede quedar sometida en ninguno de ellos.

  • ana rodrigo

     
    Hola, querido José María, qué alegría poder leerte y poder reflexionar sobre tu propuesta de qué aire respiramos sin tener conciencia de su toxicidad.
     
    Dices: “Es preciso mantener siempre vivo el espíritu de rebeldía frente al sistema, para poder pensar distinto que el sistema, y llegar a actuar independiente del “orden establecido”. Aquí está el quid de una cuestión tan compleja y tan invasiva como es el sistema tal como tú lo explicas.
     
    Pienso que, para poder ser rebelde, primero tienes que tener conciencia del porqué y del para qué. Y esto es lo más difícil del ser humano, tener información, tener formación y tener conciencia de los valores por los que luchar.
     
    El dilema, como tú constatas, está entre la sumisión=seguridad y sus derivados, o mirar al precipicio de ir contracorriente con toda la presión cultural, ambiental, social, etc. y “buscarte la vida”, porque es dificilísimo salirse de los railes marcados por el sistema.
     
    A nivel individual se puede hacer algo, dependiendo de un montón de condicionantes, pero en este campo la suma de individualidades no da el resultado necesario ante el mastodóntico sistema que nos invade y que conforma una sociedad con déficits sistémicos casi insuperables a niveles colectivo.
     

    • Si lo da Ana.
      Sí lo da.
      Eso es lo que quieren que creas, no merece la pena, siempre vamos a estar igual, pero es la trampa mayor. Y lo sabes perfectamente.
      Fíjate ahora lo que quiere hacer Vox con la ley , con el acuerdo sobre la violencia de género. Hay que gritar a los cuatro vientos que estamos en peligro de un retroceso bestial. Ya están empezando, ya están aquí.
      Ya lo creo que vale.
      El otro día, el hermano de mi nuera me dijo, levantándose con sus casi dos metros de altura y aprovechando que estaba en su casa: aquí somos partidarios del sistema patriarcal y machistas. Tal cual te lo estoy diciendo. No me conoces, pero nunca miento, no va conmigo.
      Pero estoy bien educada. Guardé silencio, como todos los que había presentes que ni quiero recordar quiénes eran. A los dos minutos le dije a mi nuera, voy a salir un ratito a esa terraza a fumar un cigarrillo.
      A los dos segundos estaba el autodefinido machista a mi lado, tratando de explicar lo inexplicable. Pobre nuera mía. Por la tarde me pidió disculpas .
      Pero nadie dijo nada a ese ser. Nadie. En el momento adecuado, nadie. Yo desde luego no lo iba a educar.
      Alguien presente tenía que haber dicho: pero de qué vas? Aunque solamente fuese por lo que significa ser un buen o buena anfitriona.
      Todo fue porque a mi nieta de tres añicos le regalé un Nenuco en su cunica, de esas que se adaptan a la cama. Mi nieto lo miraba con ojos de esos que dicen, en cuanto te muevas, verás. Entonces le dije a mi nuera, a este nene hay que comprarle un muñeco para que deje a su hermana en paz.
      Y se levantó la bestia. Y no llegó a decir la tercera parte: y somos heterosexuales.
      Quizás tuvo algo que ver mi forma de mirarlo. Probablemente.
      Luego, en el parque me pasé tooooooooodo el rato dejándole el bebé a mi nieto y diciéndole: aaaaaaayyyyyyyyy, nos van a matar a ti y a mí. Mirad qué gracia tiene para cogerlo, mirad como lo acuna…

      Ya lo creo que se puede hacer algo. Voy a cambiar al mastuerzo? No , ni me interesa. Pero no voy a permitir que a mis nietos le metan según qué ideas en la cabeza. Uno de los primeros regalos grandes a mi nieta fue un garaje lleeeeeeeeno de coches. Mañana voy a buscar algo para mí nieto. Algo se me ocurrirá. Fijo. Es muy pequeñico además de cosas de encaje y esos líos, algo se me ocurrirá. Aunque sea un puzzle de esos para niños pequeños lleeeeeeeeno de bebés en su cuna. Por ejemplo.
      Besos.

      • Mª Pilar

        ¡Bien por ti Carmen!
        Adelante buscando un regalo para tu nieto, merece la pena y lo va ha disfrutar inmensamente, lo se por experiencia.

        Hace muchos años, uno de mis nietos mayores, suspiraba por un bebe, ni corta ni perezosa, le compré un muñeco con su sillita, y no sabes como lo disfrutó, salíamos a la calle a pasear con el.
        Te hablo de hace unos 16 años.
        mª pilar

  • Por supuesto que hay al menos un comentario.

    A lo mejor no se lo cree, pero al leer la primera parte de su artículo he pensado: pero si está describiendo una religión. Es entonces el capitalismo una religión? Estaba desconcertada. Pero después, al leer la segunda parte, mi cabeza ha vuelto a su concierto, que he de reconocer que no es muy grande.

    Tiene razón. Pero es tan, tan difícil escapar…  hay demasiadas trampas. Está todo tan pensado, el Poder siempre ha estado presente en la cabeza del ser humano y lleva toda la historia perfeccionåndose . Se ha convertido en una trampa mortal para el alma. Y la clave, creo, o al menos una de las claves , como usted cita, es que el ser humano busca la seguridad. Y osar cuestionarse cualquier idea establecida, siempre, siempre , pone en peligro tu seguridad personal de una manera u otra.

    Me ha gustado su artículo.

    Un saludo cordial.

     

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