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Et expecto resurrectionem mortuorum

Estoy en el último asiento de un enorme Boeing que vuela de Madrid a Dallas. Mis compañeros de aventura oceanica a no sé cuantos miles de pies de altura son partos, medos y elamitas, junto con marcionitas, sufíes, monofisitas y gentes de rito sirio malabar. Contemplo asombrado y algo temeroso tal cúmulo de diversidad en un invento humano para no utilizar el bipedestrismo evolutivo sino el desplazamiento de potestades, serafines y dominaciones, entes que asisten al trono de las divinidades que desde Zoroastro rigen los planetas y sus silencios y vibraciones musicales. Hasta personajes del Majabarata me sirven almuerzos empaquetados en tiempos de Rodrigo de Triana al salir de Palos de la Frontera.

Las diez horas de vuelo permiten sestear, observar, escuchar, meditar y hasta rezar al silencio de las divinidades, y en el silencio de la Divinidad a la que me acojo y espero en mi vida cotidiana, cuando parte de lo que hago depende de mis decisiones racionales. Porque aquí en lo alto mirando por la ventanica el espacio por el que pueden deambular san Rafael que regresa del himeneo de Tobías o los que escapan de leer los poemas de Gargamel y vuelven al seno del Anciano de Días, aprendo que el ángulo recto mide lo mismo si es una pequeña L del cuaderno de mates, como una que vaya del aeropuerto Adolfo Suárez a donde yo me siento ahora y, por ello, no tengo ni idea de porqué esto funciona y no nos hemos dado un leñazo hace ya rato cuando pasábamos sobre las Azores.

Inculto en ciencia aeronáutica y su tecnología, por supuesto. Consciente de que aviones se estrellan y son atacados o tienen fatiga de materiales como lo obispos de Chile. Mis compañeros de vuelo disimulan, como yo, el reconcome de estar a 50 grados bajo cero por fuera del aparato y más cerca de las galaxias que de tierra firme que es el lugar que como bípedos que bajamos de los arboles nos corresponde.

Al final bajamos y tomamos tierra. Sicut oves mactandae nos han puesto en diversas colas para pasar por espacios acotados con destino a cabinas en las están encerrados oficiales de los cuerpos de policía de fronteras, vestidos de negro como los curas cuando yo era niño y luego siendo ya un hombre he vestido mismamente. Estos curas en confesionarios civiles con mostrador y metacrilato preguntan igual que don Fausto, o don Ramón, o el padre Rivas si llevas productos prohibidos, si has cogido más dinero del que puedes y debes usar, si vas a faltar al quinto mandamiento matando al presidente de los Estados Unidos, si te dedicas a la trata de mujeres para prostituirlas o si tienes otros vicios ocultos que los ojos de las máquinas que te van a fotografiar para toda la eternidad del FBI, quitándote antes las gafas para penetrar en el fondo de tu iris.

Mientras aguardo cerca de una hora a que se mueva la cola, como en la posguerra con la cartilla del racionamiento que mi madre me daba para recoger el pan negro todos los días, miro a los cuatro puntos cardinales del inmenso espacio donde la nueva gestapo internacional nos encuadra y observo a visigodos orondos y barbados de rubicundez ofensiva acompañados de esposas y madres, de hijas y niñas con aparatos en los dientes, móviles ante los ojos y fuera de la realidad que nos rodea. Y a mi vera jugadores negros de dos metros con gorras de los warrous o de la conferencia este. Y más allá indonesios de metro y medio con niños y niños y mujeres con pañuelos evitando mostrar el cabello para no provocar al personal masculino que anda por allí.

Ebionitas tostadas, armenios que van y vienen de familiares y amigos sitos en varias colas para optar por el más cercano al confesionario policial que tercie, algún palestino que será fusilado por Trump al amanecer a poco que se descuide, salvadoreños y argentinos de verbo fácil y kilométrico, todo un universo que irá a sentarse al lunch de Abraham, de Moisés y de Jacob en la Nueva Jerusalén previo paso por El Valle de Josafat.

Y cavilo en el interim, uno es como Dios lo echó al mundo, que pasará tras la muerte de los que estamos aquí este día de agosto, festividad de san Onofre de Catanzano valedor de mafiosos en el más allá. ¿El silencio de la muerte será el silencio definitivo de Dios y no habrá más que nada tras la noche oscura? ¿O Aquel para quien nada hay imposible habrá previsto galaxias varias para acoger a los siete hermanos casados con una única mujer para levantar hijos a los que iban muriendo?

Recuerdo aquí en este monumento a la deshumanización, pasando como piadoso muslim las cuentas del rosario (que de verdad era de mi madre como el de María Dolores Pradera) lo que explicaba allá por Mossul en el Irak del siglo VII, Isaac el Sirio, un monje que vivía cerca, sobre la Fe y que se lee en el nocturno: “Siempre al miedo le sigue la duda…; siempre el miedo y la duda se manifiestan en la búsqueda de las causas y en el examen de los hechos porque el intelecto no se apacigua jamás. A menudo el alma se ve expuesta a imprevistos, a dificultades, a numerosos tropiezos que la ponen en peligro, pero no pueden ayudarla en nada ni el intelecto ni las diversas formas de sabiduría. Por el contrario, la fe jamás es vencida por ninguna de estas dificultades… ¿Te das cuenta de la debilidad del conocimiento y del poder de la fe?… La fe dice: «Todo es posible al que cree, porque no hay nada imposible para Dios» (Mc 9,23; 10,27). ¡Oh inefable riqueza! ¡Oh mar que lleva en sus olas tales riquezas y desborda de maravillosos tesoros por el poder de la fe!”.

Así que he decido esperar a ver qué hace el Señor, la Divinidad sin género, cuando me rodee el silencio. De mientras, como se dice en La Línea, voy a ir a que me selle el pasaporte con la absolución el guardia fronteras clerical del confesionario civil que tengo enfrente. In quantum possum.

Alberto Revuelta.

52 comentarios

    • Se pasmarian. Como yo si se me apareciese un ángel, los otros ni los nombró. Y ya dios, o sea . Muerte súbita.
      Sin embargo otros seres inteligentes pero normales, de este sistema solar me refiero, a esos me encantaría conocerlos. Hasta ahí llego. Más, pues no. Soy una persona bastante limitada.

    • oscar varela

      Concluyo al diálogo de las hormigas:
      – “que yo no soy hormiga”-
      ¿pa’qué más?

  • Pues me ha sorprendido lo que he leído de los setenta y dos nombres de dios. Lo he buscado en internet y menudo miedo me ha entrado.

    Esto de la mística no va conmigo. Si alguna vez entrase en contacto con Dios, es que me pasmo.  Alguna vez me quedo así como colgada y pierdo la noción de tiempo por un momento,  entonces pienso que he perdido la cabeza. Pues no te digo si me sale un ángel por ahí. Por muy bueno que sea. Ni hablar.

    No vean lo que descubro con ustedes.

  • Santiago

    Un saludo a todos…ya que nos encontramos otra vez por aquí. Me alegro de todo lo bueno que contáis.

    Ya que Pepe habla de la Trinidad creo que no solamente el Hijo es el reflejo del conocimiento del Padre y viceversa sino que el Uno contiene al Otro.. Y hablando de esta relación personal y de la esencia de Dios “que es amor”…la relación trinitaria se fundamenta en ese Amor…Es en el amor donde se produce y se basa la vida divina…y este es el amor eterno del que habla Jesus en el Evangelio..La Trinidad es el modelo para todo lo que existe pues por amor fuimos creados, para el amor vivimos y nos relacionamos y en el amor hemos de morir..

    Por eso es muy bonito querer vivir el momento actual de esta vida a plenitud…pero este momento terrestre no es eterno..Todavía tenemos que llegar al momento trascendental donde nos transformaremos para poder acceder a la verdadera plenitud que por supuesto no se encuentra totalmente en esta vida. Es amando y convirtiéndonos cada día a esta vida “a la que estamos llamados” ….a la vida del amor evangélico verdadero como podremos llegar en PAZ, la misma paz que nos prometió Jesus después de su Resurrección ya glorificado. Es la misma que TODOS deseamos.

    Ese Dios aparentemente invisible se nos manifiesta a cada instante en la belleza, en el amor, en la música, en el arte, y dentro de las personas que encontramos..Nos hablan sus huellas en el Cosmos..nos ilustra por la Ciencia experimental, filosófica y teológica..Nos habla El mismo
    desde dentro de nuestra conciencia…y finalmente nos dio la capacidad de CREER en Su Hijo Jesucristo que se nos reveló plenamente con Su vida, con Su muerte y con Su Resurrección. Más LUZ para nuestra humanidad sería un contrasentido para el don de SER LIBRES en un mundo libre como es el que nos ha tocado vivir. No podemos pedirle a Dios mucho más de lo que El en Su amor nos ha regalado.

    Saludos cordiales

    Santiago Hernández

    • Asun Poudereux

      “Por eso es muy bonito querer vivir el momento actual de esta vida a plenitud”.

      Hola, Santiago. Esto que escribes me dice que es un ir para atrás de algún modo intencionado para así dar razón a lo que después comentas. Me mueve a escribir y compartir esto.

      No es bonito, ni muy bonito, es lo que es: Ir al unísono con la vida, es ir con ella sin ir poniendo etiquetas a lo que nos pasa, de agradable o desagradable, feo o bonito, interesante o aburrido…no levantando compartimentos estancos de separación y líneas de desencuentro.

      Tampoco es querer vivir el momento actual de esta vida “a plenitud”. Creo entender en ello que es a tope. ¿Y quién desea y cree poderla vivirla a tope, sino es el ego, la persona que creemos ser y con la que podemos identificarnos totalmente?

      Es más sencillo que eso. Es vivirla en plenitud. Reconocerse en ella y en todo lo que abraza, y que nos lleva con ella en todo lo que acontece y va surgiendo alrededor nuestro, sin ningún afán de protagonismo ni apropiación.

      Gratitud constante es lo que veo en Jesús. El hijo del hombre que pasa la vida haciendo el bien. La vive en plenitud, lleno de consciencia-conciencia transpersonal, liberándose y liberando de las cargas inútiles contrarias a ella, y por lo mismo al ser humano.

      Llamó en su tiempo Padre al Fondo de lo Real, Lo Que Es, sintiéndolo cercano vive en coherencia con ese conocimiento-sentimiento, ya que nada ni nadie queda fuera de Aquello que hace posible la Vida.

      Mis mejores deseos para ti y toda tu familia en este fin de semana.

      • Santiago

        Muy de acuerdo y gracias por tus palabras y buenos deseos que comparto..

        “Nadie queda fuera” pues de esa Vida…puesto que Jesús vino para que tengamos “vida”.. pero una vida que sobrepasa a la nuestra de la tierra, vida que supera todas nuestras expectaciones, añoranzas y deseos. Por eso El mismo dice: “en v e r d a d os digo: el que cree en Mí tiene vida eterna” (Juan 6:47) “Yo soy el pan de la vida…quién comiere de este pan vivirá para siempre y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo” (Juan 6:48-51)

        Es por eso que la vida de Jesús es plena y superabundante pues la posee en Si mismo y nos quiere hacer partícipes directos de esa misma Vida eterna suya. Nosotros solo podemos vivirla aquí a “momentos” como en “quantums” hasta llegar a la meta final que es trascendental. Mientras tenemos que vivir en la esperanza del final y de que cada “momento” es un regalo y una oportunidad más.

        Saludos cordiales

        Santiago Hernández

  • Alberto

    Almuerzo cerca de Laredo, comida mexicana y nos cantan corridos unos amigos. En las horas de auto de la ruta tejana,  leo a Rodrigo, a dos pasos, y a las demás amables personas que comentáis esta columna. Y pienso: Cuando abrí los ojos al nacer vi a mi madre y tras unos mese a un cúmulo de mujeres y hombres que me han hecho ser lo que soy y amar la vida. De la nada a la vida y sigo en ella bastante animado, por cierto. Cuando muera volveré atrás?. O en el silencio de la salida de la existencia habrá otros seres, esos seres, un ser que permita comprender el corrido de los años pasados aqui?. Se que no está aceptado con la firmeza de hace unos años, pero, lo siento y lo repito, me fío, siempre me he fiado, del que vive y me ve y de la palabra evangélica que me hace no temer y esperar. He cantado en cientos de entierros, con fe y con voz potente, que creo que mi redentor vive. Y aunque ahora no canto – y no por falta de ganas, sino porque la liturgia católica se ha convertido en un aburrido y tedioso rito sin salero, ni gracia que aliente a confiar – espero ser acogido como cuenta el evangelio que le paso a Talíta.

    • Pues mire que le digo. Si eso que dice lo siente en el fondo de su alma, tiene usted mucha suerte.
      Lo que hay después nadie lo sabe. Y creer eso que usted cree, pero de verdad, es estupendo.

  • Rodrigo Olvera

    Hola Alberto

     

    Cuando leí el título de tu reflexión, recordé que desde niño (estaba yo en la escuela primaria, entre los 10 y 12 años de edad) cambiaba yo la frase para decir, “y espero en la resurrección de los vivos“. Ya desde entonces, intuía que no es lo mismo vivir que honrar la vida

     

    Claro, con el paso de los años caí en cuenta que metido ya a esa reconfiguración, no había que esperar tal resurrección sino construirla, activamente. (Pelagianismo, acusaría Ratzinger).

    Respecto de la muerte, bueno ha estado tan presente a mi lado desde antes de nacer que no es algo en lo que reflexione mucho… más me preocupa la pregunta ¿Cómo he de vivir ésto/ahora? Y seguro, no siempre atino a responder bien, pero sigo intentando.

     

    Abrazos y esperanzas

    Rodrigo

    • Asun Poudereux

      Me llena de alegría leerte, Rodrigo. Sé que estás siempre ahí en medio de la vida y sabes honrarla. Ahora brindándonos esta bella canción.

      Muchas gracias. Un abrazo enorme.

    • ana rodrigo

      Buen día de reencuentros. Me alegro leerte de de Rodrigo.

    • Genial . Absolutamente genial.

      A grito límpio he dicho miles de veces: nooooooooo, yo quiero morir estando vivaaaaaaaa, no estando ya mueeeerrrta!!

      Pero miles de veces.

      Gracias.

    • m. pilar

      ¡Gracias Rodrigo por las bellas canciones que nos regalas! Sigue caminando cantor de la vida… siempre amenazada, sigue con esa tu sonrisa a flor de piel.
      Mi abrazo entrañable.
      pili

  • Mª Pilar

    Nos comentan los que han dejado sus deseos y vivencias:

    ¡Ver cara a Jesús!

    ¿Acaso no lo han visto, conocido, experimentado en su Proyecto de Vida, en sus palabras… las suyas… en su Vida, en su que hacer cotidiano?

    Personalmente, no necesito verle cara a cara, está en todo cuanto me rodea, me estimula, fortalece, envía…en cada hacer… aquello que que tengo que hacer.

    Nunca se me ha ocurrido pensar ¡como sería físicamente! eso…¿para que sirve?

    Volver al inicio de todas las cosas, como parte de ellas, como energía creadora de donde todas las personas hemos salido, salieron y saldrán.

    mª pilar

  • Asun Poudereux

    Ya puestos, pues vamos a ello. A lo que llama Pepe la “cosa nostra”. Y que veo a Ana también le ha motivado. Gracias a todos.

    Siempre hago esta pregunta y es cosa mía:

    ¿Quién es quien desea no morir o mejor dicho teme a la muerte, a la nada de sí?

    El ego que creemos ser y con el que nos identificamos. Si es eso lo que creemos que somos, se entiende. Elaboraremos tratados y tratados para defender al ego religioso hasta después de la muerte, buscando y deseando su seguridad.

    Sólo aquello que sentimos inmanente y nos trasciende hace silencio, calla, no sabe, y sin embargo, confía en el todo y en la nada.

    El nacer y el morir forman parte de la vida sin ser delimitada en ningún caso por ambos. La vida es antes y después que una forma tal cual sea. La vida es. Y en esta forma y en cualquier otra, se es uno con ella. Nada ni nadie hay fuera de ella.

    Es el juego de Lo Que Es. No es desconocido. Se escapa, va mucho más al adentro que nuestros pensamientos. Y sintiéndolo tan cerca y tan íntimo, para qué y de qué sirve seguir dándole vueltas.

    La gratitud humilde a la vida ya es plenitud.

  • ana rodrigo

    Los seres humanos somos capaces de hacernos preguntas, fabricamos esperanzas, ilusiones, crear realidades que solamente nosotros nos creemos, en ocasiones son imaginarios colectivos que se comparten multitudinariamente. Somos capaces de amar, de comunicarnos, de nombrar a las cosas, de nombrar con un nombre a seres queridos ya sean personas o animales, creamos poesía, admiramos bellezas y virtudes, con la ciencia creamos “mundos” nuevos, construimos humanidad y destruimos humanidad y humanos… Somos capaces de lo mejor y de lo peor.

    Tenemos conciencia de nuestra existencia, al mismo tiempo que nos resistimos a dejar de existir. Y como somos semidioses con todas las facultades enumeradas y más, construimos (o esperamos o deseamos) una existencia para cuando el cuerpo se desintegre y ya no podamos ni pensar, ni decir ni hacer nada con este cuerpo y sus capacidades.

    Lo difícil es construirnos una identidad sin cuerpo, sin vida humana, por eso hablamos de nuestro Yo actual proyectado a mundos no terrenales que nadie conoce, pero, las ganas de persistir lleva a nuestro YO, yo Ana Rodrigo, la de aquí y la de ahora a mantener esta misma identidad allá donde sea, con ese Dios al que nadie ha visto ni oído, con esa fe en lo que Jesús hombre nos prometió.

    Para esto tenemos que dar un salto al vacío agarrados a una creencia que nos dibuja el más allá según la cultura en la que hemos nacido. Aunque hay muchas personas que se ahorran estos avatares intelectuales, pues no dejan de ser fruto de nuestra actividad cerebral, y viven esta vida sin ningún otro planteamiento transcendental. Tan legítima es una opción como otra y cada cual vive, teme o espera según su entender. Pero los interrogantes son infinitos.

  • Pues una cosa es ver cara a cara a Jesús , que hombre ha sido, que ver cara a cara a dios. O sea, me muero y como dice este señor portugués, en el evangelio según Jesucristo, nadie se merece morir dos veces.

    Además diría que al final, de muy poquito vale saber mucha teología . La teología es una entelequia. Y a la hora de la verdad, hay que afrontar lo que de verdad se siente.

    O no.

    Qué cada uno resuelva. Si es que quiere resolver. A veces es menos arriesgado mantener la posición de partida.

    Desde luego a mí ni se me pasa por la cabeza el ir al infierno. No tengo problema en eso. Vamos todos al mismo lugar, o a la misma dimensión o a lo mismo que quieran decir. Porque ya lo que nos faltaba es que después de la muerte también existiesen clases. Eso sí que es para no morirse nunca y querer vivir eternamente.

    Por favor. Ni después de la muerte vamos a ser iguales? Por favor…

  • Román Díaz Ayala

    En presencia estar de Cristo,

    ver su rostro, ¿qué será?

    cuando allá en plena gloria

    he de ver a mi Jesús.

    Cara a cara espero verle

    más allá del cielo azul

    cara a cara en plena gloria

    he de ver  a mi  Jesús.

    Todavía recuerdo algunos himnos de nuestras celebraciones de la Palabra en mi juventud.

    La luz de la fe es algo más potente que la que irradia el pensamiento racional, que siempre será una construcción nuestra, incapaces como somos de desprendernos de nuestra autoría.

    Jesus es la voluntad de Dios hacia los seres humanos. “Porque ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él tenga vida eterna y que yo le resucite el último dia”. (Juan 6,40)

     

     

     

    • pepe blanco

      Hola Román,

      Por qué sugieres que la luz de la razón es cosa nuestra, pero la luz de la mística no lo es? Pienso -creo- que tanto la razón como la mística son capacidades humanas. Ambas son “cosa nostra”.

      Por otra parte, una cierta interpretación de la Trinidad afirma que el Hijo es el conocimiento que Dios tiene de Sí mismo. Es decir, el Hijo puede ser interpretado como el ejercicio racional de Dios. Y, según dices, quien lo vea y crea en Él, será salvado.

      • ana rodrigo

        Qué alegría verte por estos lares, querido Pepe. Bienvenido.

      • Asun Poudereux

        A mí también me alegra, Pepe, verte por aquí.
        Un abrazo.

      • Mª Pilar

        ¡Que alegría Pepe, bien venido!

        Un abrazo entrañable.
        mª pilar

      • Román Díaz Ayala

        Hola, Pepe. Siempre es una alegría el reencuentro de los amigos. lo digo por tí y por Rodrigo, quien también asoma en este hilo. Habrás notado que se os echaba de menos.

        En los términos que usas, razón-mística, no puedo decir otra cosa sino que tienes razón, porque la fe sería entonces un plus innecesario, estaríamos dando por supuesto que tal fe no puede ser otra cosa que una creencia, una confesión, un elemento humano, una “cosanostra”.
        Incluso pensarías lo mismo si yo mencionara que esa fe la exigía Jesús, el Jesús histórico, el de los Evangelios. Jesús hablaba siempre en unos términos que guardaban relación con su Padre. (¿Por qué me llamas bueno, si bueno sólo es Dios?)Puso la premisa de nuestra condición (“Si vosotros que sois malos….”) El puente que nos une con Dios no radica en nuestra perfección, ni tampoco en nuestra perfectibilidad como especie, sino en nuestra rendición plena al Dios-que-viene-a-salvarnos: “Oraréis así: Padre nuestro celestial…”

      • Rodrigo Olvera

        Hola Pepe y Román,

        Pepe, muy buena tu pregunta. Me da gusto leerte y saludarte

        También me da gusto saludarte Román.

        Te diré una cosa, estimado Román. Hace menos de un mes que he iniciado una relación de pareja (quienes hayan visto mi página de Facebook lo habrán percibido jaja). Entre las tomas de posturas que compartimos para ir construyendo nuestro espacio común está el feminismo; y amar/ser amado desde la perspectiva feminista es toda una experiencia! (bendito feminismo, que tanto nos libera a mujeres y varones!).

        Pues bien, hoy en mi aquí-y-ahora, jamás se me ocurriría pedir ni ofrecer “rendición” alguna, mucho menos “rendición plena” como parte de una relación con otra persona. Y por tanto, me resulta inaceptable que “Dios” la pida como requisito para “salvar”. Si, ya sé que son milenios de repetir ese esquema mental. Pero con poco que se le rasque, es inaceptable.

        Entre más vivo, menos sé. Yo no sé si exista o no “Dios”; pero sí que sé que un “Dios” que exija para relacionarse con otra persona “rendición plena” es peor aún que yo, y éso es suficiente para negarle cualquier viso de divinidad.

        Si existe un dios, o una diosa, tiene que ser mejor persona que yo (que no soy dios) o no es creíble su divinidad. Y yo soy capaz de cantar con toda honestidad aquello de “yo te quiero libre, como te viví, libre de otras penas y LIBRE DE MÍ”

        Abrazos y esperanzas
        Rodrigo

      • Qué bonito lo que ha escrito Rodrigo.
        Qué boniiiiiiiiito.

        Qué le vaya muy bien .

      • pepe blanco

        Yo también me alegro de saludaros y leeros a vosotras y a vosotros, después de unos meses durante los cuales no he escrito comentarios. Y os agradezco vuestros amables saludos.

        Y ahora, al lío.

        Román, ¿recuerdas aquello de los 72 nombres de Dios? A mí me gusta pensar en los 72 nombres de la mística. Bueno, 72 o 62 o 32 o 120 o 3500. No sé cuántos, pero muchos.

        Por ejemplo, cuando hablamos de fe, de esperanza, de caridad, de amor, de perdón, ¿hay diferencias notables en lo profundo que subyace en aquello a lo que pretendemos referirnos con cada una de esas palabras?

        Cuando tú hablas de “fe en Jesús” o de “rendición plena al Dios-que-viene-a-salvarnos”, para mí solamente son otros nombres de la mística, verbalizaciones diferentes que intentan expresar algo que sucede en ti, típica y característicamente humano, un estado místico más o menos débil o fuerte. (Por supuesto, pienso que hay verbalizaciones más afortunadas y otras menos afortunadas. La de la “rendición plena” tampoco a mí me parece muy afortunada.)

        En fin, lo que quiero decir es que nada de lo que nos sucede en el ámbito de la mística procede de fuera de nosotros. Solamente pueden proceder de fuera las palabras que usamos para verbalizar lo que nos sucede. Sé que muchos pensáis que son esas palabras las que suscitan en nosotros esos estados, pero yo no lo creo así.

        Un cordial saludo a todas y a todos.

      • Román Díaz Ayala

        ¡Cuantos distintos comentarios ha suscitado la expresión “rendición plena al Dios-que-viene-a-salvarnos! Como si hubiera despetardo diversas sensibilidades. La salida de una creencia o fe a otra distinta a veces puede haber resultado algo traumática., o sencillamente no se ha reparado en el contexto y los comentarios salieron al galope cual caballos desbocados.
        No he hablado en términos de claudicación de la conciencia propia, ni muchos menos he querido expresar un acto de alienación, sino algo muchos más sencillo aunque distinto.
        He hablado en término de entrega amorosa o un acto de agradecimiento del corazón, que, en definitiva, viene a significar lo mismo. Aquello que experimentó y expresó el ciego de nacimiento del Evangelio de San juan ( Juan 9,36)
        “¿Y quién es, Señor, para que crea en él?”.

      • Román Díaz Ayala

        Rodrigo, os deseo mucha felicidad para esa etapa de plenitud de la vida vida de pareja

      • pepe blanco

        Hola Román, vas a pensar que soy un pesado…, lo cual puede ser cierto, pero es que este asunto me interesa. Me interesa mucho. Y tengo la impresión de que a ti también te interesa.

        Hablas de una “entrega amorosa o un acto de agradecimiento del corazón, que, en definitiva, viene a significar lo mismo.” [que la “rendición plena al Dios-que-viene-a-salvarnos”].

        En este punto, mi pregunta es ¿qué relación causa-efecto existe entre el conocimiento de los hechos y las palabras de Jesús y ese estado de “entrega amorosa”? ¿Es un estado que sigue inmediatamente al tal conocimiento? ¿Es un estado que sigue (necesariamente o no necesariamente) a la acción de los distintos sacramentos impartidos por un sacerdote? ¿Es un estado que sigue a la intervención directa y personal de Dios en ti?

    • Román Díaz Ayala

      Muchas gracias, Pepe, y sí tienes razón, me interesa a mí también y muy mucho.
      He visto muchas conversiones durante mi vida. Cambios profundos de las personas tras la recepción del mensaje. Sin embargo yo no puedo hablar de esa forma de experiencia, de crisis, sino casi en la infancia de una manera progresiva, donde Jesús se me hacía cada vez más presente, atendiendo a mis oraciones. Te pongo dos ejemplos. Tenía 13 años y estudiaba becado con los jesuítas de El Cobre (Cuba). Dí el estirón y los bajos de los pantalones que subieron hasta media pierna me pedían sustitución. Yo sabía del sacrificio de mis padres, buscando dinero para prepararme el ajuar, a mí que sólo había tenido un par de zapatos, dos pantalones de quita y pon y dos camisas…. oré, oré muchísimo una semana de lunes a viernes. Los domingos eran días de visita. Mis compañeros se reunían con sus familiares. Mi padre no podía ir hasta Santiago, así que yo no tenía visitas. Casualmente encontré unso billetes de peso muy envueltos a la entrada de los dormitorios y se los entregué a uno de los padres “Será de algún familiar”.
      Pasaron dos semanas y me llamarón. “Mira, Román, estuvimos preguntando a todo el mundo si alguien había perdido cinco pesos, pero no hemos tenido ninguna respuesta, así que son tuyos. ¿Qué quieres que hagamos con ellos?” – !Dos pantalones!
      Entnces empecé a tener unarelación cada vez más estrecha con el Señor, quien de vez en cuando me regalaba con cosas por el estilo, aunque no eran todas precisamente en en lo económico, sino respuestas a la oración. No es esta ocasión para hablar de ello.
      La fe cristiana es inseparable de la salvación, el saberse y sentirse salvado. Jesús no pone condiciones, sino que somos los humanos quienes ponemos condiciones, o bien creemos que tenemos que ser perfectos, o bien nos creemos perfecto y sin necesidad de ser salvados. Lo primero es una falsa fe, al menos escasa o no muy ilustrada, lo segundo un rechazo de la fe. Por tal cosa decimos que la fe “es gratuíta”, un regalo de Dios. Si Dios es quien salva, será Dios quien santifique.
      Esa entrada a la dimensión del dón, produce nuestra conversión, algo ajeno a cualquier rito mágico, aunque le llamemos sacramento.Tampoco es obre de “intermediarios” (sacerdote, o santo del santoral) La fe es así una relación, de persona a Persona.
      Hay conversiones muy emotivas. He visto a hombres muy rudos llorar y a mujeres muy frágiles que apenas asomaban una sonrisa.Pero no sólo que hablaban con un nuevo significado sino que se notaba un cambio visible de comportamientos, juicios y actitudes.

      Confío haya podido serte útil.

      • Es usted cubano!!
        Pensaba que era andaluz. Pues anda que tengo ojo.
        Perdón y un saludo cordial.

      • pepe blanco

        Román, acabo de escribir un larguísimo comentario para responderte y, al ir a colgarlo, resulta que no había puesto mis datos -que normalmente el sistema conserva en su memoria, pero esta vez no lo ha hecho- y el comentario entero se me ha borrado.

        Lo siento. Tendrás que esperar para leerlo un par de días, pues hasta entonces no podré volver a escribirlo. Un saludo

      • Román Díaz Ayala

        Sin prisas, oye, que mientrs no caduquen los comentarios…
        Pero te sugiero que lo hagas el próximo en la cabecera, por razones de fluidez…

  • Pablo Osés

     

     
    No  importar el desaparecer puede ser  una actitud serena, sensata, equilibrada. Pero me parece corta.
    .- Jesús no hubiera dicho esto nunca.
     
    .- con ese tranquilizante mental hubiéramos respondido peor al sermón de la montaña

     
    .- Me parece que en la época activa éramos más creyentes  y con obviedad aceptábamos la resurrección.
     
    .- además así hay solución final al mal y Dios con este convencimiento empezará ha ser justo de verdad para los que han sufrido siempre demasiado, esclavos, proletariado sin consuelo…
     
    .- No entiendo un Dios sin resurrección.-
    ¿Por qué habiendo creído siempre tanto al final nos timidizamos ante la muerte y no la esperamos con ilusión  convencidos de que vamos a ver a Dios cara a cara?.

     

    • Es que cada uno hace lo que puede . Y no siempre podemos hacer lo mismo en todos los momentos de tu vida. Las cabezas evolucionan , van cambiando.
      Así son las cosas.
      A lo largo de mi vida he creído en una serie de cosas con una seguridad que, sencillamente ha desaparecido.
      No sé si eso es bueno o malo. Solo se que así es.
      No se yo eso de esperar la muerte con ilusión. No se. La verdad, nunca he llegado a eso.
      En fin.

  • Gonzalo Haya

    Este artículo me recuerda las columnas de Juan José Millás

    • Román Díaz Ayala

      Acertada comparación.
      Pero incluso en su ámbito puramente de estilo literario en su modernidad, yo sigo prefiriendo a Alberto y su decir estudiadamente arcaizante y amigo de sacarle lustre y brillo a la pátina del tiempo. El latín resuena como algo más que un recurso estilístico, es una atmósfera que todo lo explicita. Su costumbrismo más refinado se hace excelso dándole voz (palabra) a los citados.

  • olga larrazabal saitua

    Ja ,ja, me gustó eso del almuerzo empaquetado en tiempos de Rodrigo de Triana; le da su toque de humor a esa pasada siniestra por las aduanas donde te revisan hasta debajo del paladar.

    Bonito sería ver un Arcángel volando y acompañando un vuelo comercial, pero más bonito sería realmente volver a ver a los que se amó tanto.Con razón que los videntes y mediums se pueden enriquecer con sesiones donde  suelen hablar los muertos. Con tal de mantener esa fantasía como cosa sólida, todos somos capaces de pagar, ya que la realidad cruda de no saber, es fría y desesperanzadora.

    No importa morir y desaparecer, total no te vas a enterar, pero sería tan bueno tener ahora la ilusión del reencuentro.  Sería como la ilusión de un niño de la fiesta de sus cumpleaños.  Ilusión irrepetible.

    Así vería a mi perrita, recién muerta, saltando moviendo la cola, llorando de felicidad.  Y también a mi gato regalón, también desaparecido corriendo junto a la perrita para recibirnos en nuestra casa del Desierto, ahora vacía de nuestros animales y en venta.

    Quizás Jesús venga acompañado de nuestra madre y abuela, y también tíos y tías, para convidarnos a un picnic celestial.

    Pero este cielo azul que todos vemos, no es cielo ni es azul, dice el verso.  Pero es tan bello como si lo fuera.

  • oscar varela

    Hola!

    Parece que las “resurrecciones”

    van por otro carril que el de la religión y sus miedos:

    • Mª Pilar

      ¡Gracias Oscar, muy interesante!

      Lo he compartido con uno de mis nietos mayores…porque sé, le puede ayudar,

      Abrazo entrañable.
      pili

  • oscar varela

    Hola Alberto!
    Et expecto resurrectionem mortuorum
    Ok! y Gracias!

    por poetizar tu Credo-expectación;

    es tu manera de “poner el pecho” p’alante.

    …………………

    Te comento mi “p’alante”:

    Más que yo ir hacia él,

    a medida que voy andando,

    siento que nos acompañamos,

    resusito-viviendo

    en la cotidineidad de lo que hay que hacer.

    • Alberto Revuelta

      Oscar, querido tanguero fraterno, racionalmente resuscito contigo. Francamente me siento mejor con Isaac el Sirio y con la cananea del evangelio de hoy. Es que, verás, en confianza me gustaría encontrar a Jesús cara a cara. Ya se que para muchas personas adultas eso es una simpleza acrítica e irracional. Pero yo soy simple. Un abrazo

      • No creo que sea tan raro eso que dice de querer encontrar a Jesús cara a cara. Es más, yo diría que hay un montonazo de personas. Mujeres a montones. Piense con quién se casan las religiosas.
        A veces escribo cositas en mi ordenador. Una vez me dió por escribir que era periodista y que tenía una máquina del tiempo y hacía entrevistas. A Jesús le hice la primera. Pero claro, las respuestas eran mías.
        No sé si usted ha leído un cuento muy famoso de Ray Bradbury, La tercera expedición. Está dentro de crónicas marcianas o de el hombre ilustrado, no recuerdo exactamente. Pues resulta que mandan a Marte un par de expediciones y cuando llegan pierden contacto con la tripulación, cero noticias. Entonces en la tierra se mosquean y mandan la tercera expedición para investigar.
        Cuando llegan allí, cada uno de los tripulantes, de distinta edad,distinto pueblo, distinta familia… Todos reconocen a su pueblo cuando ellos eran niños y vivían con sus padres, sus abuelos… Se encontraron con todas las personas a las que querían y habían muerto. No hubo manera de pararlos, cada uno de ellos se fue con su familia, a su pueblo de niñez. Cada uno veía lo que quería ver.
        Le recomiendo la historia, aunque suela leer cosas de otro tipo.

        La leí muy joven, unos veinte años como mucho. Me impresionó un montonazo. Y al cabo de tiempo, porque soy muy lenta, entendí que para cada uno de nosotros el cielo es distinto.
        Con el paso de la vida he entendido que para cada uno de nosotros Jesús es distinto.
        No puede satisfacer nuestras expectativas, a no ser que se manieste de manera diferente con cada uno de nosotros, de nosotras. A no ser que cometieron un fraude, como los marcianos del cuento.

        Le digo esto porque me apetece decírselo. Es algo en lo que he pensado siempre. No es absurdo que lo piense, al menos para mí no lo es.
        Solamente quiero decir que si algo hay después de la muerte, nos sorprenderá a todos, porque nadie tiene la verdad y no creo que pueda existir un dios que nos quiera mantener engañados toda la eternidad.
        Un saludo cordial.

      • oscar varela

        Te leo:
        -“me gustaría encontrar a Jesús cara a cara.
        Ya sé que para muchas personas adultas
        eso es una simpleza acrítica e irracional.
        Pero yo soy simple.
        ……………………….
        Ok!
        La “simplicidad” que mencionas no es descartable,
        es la del niño que hemos sido: inocentes
        La inocencia es el modo de no ver el lado peligroso o
        cuidadoso que hay que tener en la vida.
        Tienes razón, entonces, de descartarla
        de las personas adultas con criterio y racionalidad.
        Tus relatos tienen ese juego tornasolado
        de simplicidad y co-implicación del maduro.
        ¿Tú, acotado en simple?
        ¡No exageres la metáfora!

      • Santiago

        Ver a Dios “cara a cara” es también como describe S Pablo nuestro encuentro con El, post-m o r t e m. Es donde está la verdad total que hemos estado persiguiendo toda la vida. Por eso nosotros buscamos esta verdad y nos aproximamos a ella siempre que iniciamos y continuamos en esa tarea aunque solo lo lograremos más allá de esta vida.

        Un saludo cordial

        Santiago Hernández

    • oscar varela

      Hola Alberto!
      ¡No jodamos con eso de “ser simple”!
      ¿Te leíste, acaso, desde un Lector cualumque?
      Eres poético sumamente complicado pa’la gente común.
      ¿No te perece?
      ¡No, no te parece!
      ¿Qué le voy a hacer, entonces?

  • m. pilar

    Sabia decisión…

    La espera confiada en el Misterio amoroso, y un agradecimiento profundo, por haber “sentido” su Presencia…

    ¡¡¡Todos los días de mi sencilla y entregada Vida… a ese hermoso Proyecto que sembró en este planeta un Hombre bueno… Jesús!!!

    m* pilar

     

    • Mª Pilar

      Una preguntita fuera de lugar…
      ¿Eso de vestir de negro, es como un carnet identitario… para abrir puertas?

      Nunca me han gustado las señas de identidad… de ningún estamento… porq

      • Mª Pilar

        la mayoría de las veces, se usan de manera poco ortodoxa… y eso es malo para toda persona de buena voluntad.

        Siento esta claridad… no me llevo muy bien con el color negro… quizá… por que fueron suficientes tres años de vestir “diferente” para sentirse ¿cómo?

        Pido disculpas.
        mª pilar

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