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China y nuestro futuro

Sobre el rojo (progreso y belleza) las cinco estrellas simbolizan la unión del pueblo chino (las clases sociales unidas por el partido comunista)

La idea inicial de esta entrada era plantear a los lectores de Atrio, una vez más, el tema de China, a partir de dos artículos que me habían interrogado extraordinariamente y seguirán constituyendo la parte central de la entrada. Pero quería antes comentarlo con los dos amigos que han traído más veces el tema de China a este blog: Honorio Cadarso y Marcelo Muñoz.

        Honorio estaba de acuerdo con tal que se recalcase que la colaboración china con los países del tercer mundo es muy diferente del colonialismo occidental que conocemos. Es verdad que creando infraestructuras que suponen inversiones gigantescas (en África, por ejemplo) están creando lazos de dominio futuro sobre esos países. Pero tal vez el capitalismo chino, por su tradición confuciana, por la marxista o por su economía mixta de público y privado, no va a cobrarse las deudas tan pronto y tan despiadadamente como las grandes corporaciones occidentales.

        Y Marcelo Muñoz, que tiene 4 artículos publicados en ATRIO, dos libros –El enigma Chino (2007) y China 2050 (2013)– está esperando la aparición de un nuevo libro en el que presentará el contenido de los artículos que me han llamado la atención y muchas más cosas sobre la realidad actual de China que parece adelantar ya con hechos el futuro. No le parece mal que adelante la discusión, pero insistiendo en que el término “imperialismo global” puede confundir si no se resaltan las profundas diferencias respecto al precedente imperialismo militar y explotador de USA. Lo damos por supuesto. Ponemos los artículos que vamos a presentar como simples interrogantes para iniciar la reflexión-discusión y esperamos disponer más adelante del nuevo libro de Marcelo y de más artículos suyos o intervenciones en el debate actual.

        Pero vayamos a estos dos artículos que hoy proponemos:

I. El próximo imperialismo

Por Raúl Zibechi, La Jornada de México

El primer artículo que me ha cuestionado sobre China es de Raúl Zibechi (Montevideo, 1952) es un pensador y activista claramente de izquierda. Presenta el ascenso de Chino al liderazgo mundial, sustituyendo claramente a EE.UU., señalando las grandes diferencias entre los dos, pero también los específicos factores preocupantes de esa ascensión: inevitable conflicto con los militaristas estadounidenses, creciente asimilación del capitalismo financiero neoliberal y cultura patriarcalista del pueblo chino proclive a aceptar controles dictatoriales. Y la pregunta del artículo: ¿Cómo se sitúa la izquierda del resto del mundo frente a este nuevo liderazgo global? AD.

Hacia finales de este siglo China será el nuevo hegemón, sustituyendo a Estados Unidos como líder del mundo, siendo la única duda si habrá guerra nuclear durante el proceso. Resulta curioso que buena parte de las izquierdas del mundo observen con simpatía o neutralidad este ascenso que tiende a convertir a China en una nueva forma de imperialismo.

  • Modos diferentes de imperialismo y colonialismo

        Los modos como viene ascendiendo China en el escenario global son diferentes a los que mantuvo Estados Unidos en una etapa similar, en particular en los primeros años del siglo XX, cuando intervino militarmente en sus zonas aledañas o patio trasero, en particular en el Caribe, México y Centroamérica. Por el contrario, China se está convirtiendo en superpotencia sin violencia ni guerras, lo que marca una diferencia notable; según las reiteradas declaraciones de sus dirigentes, seguirá por el camino de la paz.

        En segundo lugar, la historia de China es bien diferente a la de las potencias hegemónicas anteriores, Estados Unidos, Inglaterra, Países Bajos y Venecia. El país del dragón sufrió invasiones de las potencias coloniales durante el siglo XIX y de Japón en el siglo XX, lo que nos habla de una sociedad que sufrió los embates del colonialismo y el imperialismo.

        En contraste, desde 1823 cuando la Doctrina Monroe proclamó que América Latina era la esfera de influencia de Estados Unidos, la potencia ascendente realizó 50 intervenciones militares en la región, la mitad de ellas en la primera parte del siglo XX. El objetivo era derrocar gobiernos que Washington consideraba enemigos e impedir que personalidades o partidos contrarios a sus intereses llegaran al poder.

        La tercera cuestión es que en su historia China nunca fue una potencia imperialista y se limitó a defenderse más que a conquistar territorios. Fue un imperio relativamente frágil y con graves problemas de orden interno, que debió abocarse a resolverlos sin la capacidad de proyectarse hacia el exterior.

  • Sin embargo, debemos atender otras razones que apuntan en sentido contrario.

        La primera es que China se ha convertido en una gran potencia presente en todos los rincones del planeta, en una gran exportadora de capital con poderosos monopolios estatales y privados, orientados por el Estado. Aunque en China no existe aún una oligarquía financiera, como en los países occidentales, que representa el dominio del capital financiero sobre el productivo, se registra una fuerte tendencia en esa dirección, toda vez que el capitalismo chino se orienta por la misma lógica que el capitalismo global.

        Sin embargo, la tendencia al predominio del capital financiero y a proteger las cuantiosas inversiones en el exterior mediante formas por ahora diplomáticas de intervención, se registran más allá de la voluntad declarada de sus gobernantes. El ascenso pacífico de China mediante iniciativas como la Ruta de la Seda y el plan Made in China 2025 para convertirse en líder tecnológico mundial, están chocando con la respuesta de Washington que ha declarado una guerra comercial.

        El país asiático está forzado a meterse en esa guerra, del mismo modo que debe insertarse en el sector financiero global para internacionalizar su moneda, ya que debe jugar con las reglas vigentes. A lo largo de este largo proceso de ascenso, China va modificando su perfil, construyendo unas fuerzas armadas cada vez más poderosas con capacidad de intervenir en todo el mundo, como lo demuestra la rápida construcción de una flota de portaviones y cazas de quinta generación.

  • ¿Hacia un estado policiaco global?

        La segunda es que la cultura china es profundamente conservadora, con un sesgo patriarcal muy potente. Sobre esta base está construyendo un gran Estado para el control de su población, que llegará a instalar hasta 600 millones de cámaras de vigilancia en su propósito de formar parte de lo que William I. Robinson denomina como “Estado policiaco global”.

        El capitalismo digitalizado chino necesita sobrepasar a Estados Unidos en la revolución industrial en curso, basada en la robótica, la impresión en 3D, el Internet de los objetos, la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, la bio y nanotecnología, la computación cuántica y en nube, nuevas formas de almacenamiento de energía y los vehículos autónomos. China ya es la principal fuerza pro-globalización, que agudiza las tendencias hacia el Estado policial global.

        Por último, creo que resulta imprescindible analizar la relación de la cultura política china con los movimientos antisistémicos del mundo. Las tres fechas que los movimientos celebramos en todo el mundo (8 de marzo, 1º de mayo y 28 de junio), nacieron por las luchas populares en Estados Unidos y en países europeos, lo que debe hacernos reflexionar.

        No pretendo insinuar que en China no existan tradiciones revolucionarias. La revolución cultural orientada por Mao Tse Tung es un buen ejemplo. Pero esas tradiciones no están jugando un papel hegemónico en los movimientos. Estamos ante un recodo de la historia que nos impone buscar referencias, profundizando las luchas.

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II. Los aranceles de Estados Unidos contra China “inician una guerra comercial de 50 años”

Por Pepe Escobar, en Rebelión.

El siguiente artículo es del escritor y periodista brasileño Pepe Escobar, especializado en análisis sobre Asia. En este artículo parte de la guerra declarada por Trump a China, harto de recibir importaciones de China que considera viles imitaciones o fruto de empresas americanas deslocalizadas. Escobar dice que China no responderá con la misma moneda a EE.UU. Tiene otras armas estratégicas mayores que harán que la balanza de intercambios se sigan inclinando cada vez más hacia China. Estas armas estratégicas, necesarias para comprender el rápido ascenso de China son dos principalmente: Objetivo Made in China 2025 y Nuevas rutas de la Seda. La primera supone una primacía en la Industria 4.0 que se analizan por sectores en el artículo. Y la segunda tejerá la red global del mundo en transportes. Los objetivos están ahí, no en un futuro lejano, sino para dentro de siete año, si no se adelanta. Y yo me pregunto. Esta red verdaderamente global ¿se regirá por el inglés, manteniendo en el fondo la cultura del anterior emperador, o nos impondrán a todos el chino mandarín? Ahí me acuerdo de nuestro Pascual Pont y de su esperanza de crear un lenguaje nuevo común no colonial. ¿Podría ser el esperanto? Si China lo aceptase, sería la única capaz de extenderlo en poquísimos años. AD.

Más allá del primer misil de la medianoche del 5 de julio, un disparo que podría convertirse en una guerra comercial despiadada, la lucha de aranceles entre China y los Estados Unidos debe verse en el contexto de un gran escenario de combate geopolítico y económico.Este “big game”, como todo tipo de escenarios especulativos sobre cómo evolucionan las luchas tarifarias, son cuestiones periféricas. El objetivo final que acaba de comenzar no es supuestamente un “libre comercio” disfuncional; el objetivo es “ Made in China 2025” o una China establecida como una potencia de alta tecnología a la par, o incluso superior a los EE. UU. y a la Unión Europea.

        Ahora conviene recordar que fue Alemania quien realmente proporcionó algunas de las ideas del plan “Made in China 2025” a través de su estrategia Industry 4.0.

        Made in China 2025 se dirige a 10 campos tecno-estratégicos: tecnología de la información, incluidas las redes 5G y la ciber-seguridad; robótica; aeroespacial; ingeniería oceánica; ferrocarriles de alta velocidad; vehículos con nueva energía; equipo de poder; maquinaria de agricultura; nuevos materiales y biomedicina.

        Para que Made in China 2025 rinda frutos, Pekín ya ha invertido en cinco centros nacionales de innovación manufacturera y 48 centros provinciales, conjuntamente se construirán otros 40 centros nacionales hasta el 2025. Además, para el 2030 -a través de una estrategia paralela- China debería establecerse como el líder mundial en inteligencia artificial (AI).

        El mantra del sueño chino del presidente Xi Jinping, también denominado “el gran rejuvenecimiento de la nación china”, está estrictamente relacionado no solo con Made in China 2025, internamente, sino también, con el concepto básico de la política exterior de China; la construcción de las Nuevas Rutas de la Seda (Belt and Road Initiative – BRI). Por tanto Made in China 2025 y las Rutas de la Seda son absolutamente innegociables.

        No hay ninguna evidencia, en absoluto, de que Made in USA 2025 esté en juego. La Casa Blanca prefiere enmarcar todo el proceso como una batalla contra la “agresión económica” de China. La Estrategia de Seguridad Nacional enmarca a China como el principal desafío al poder de Estados Unidos. La Estrategia de Defensa Nacional del Pentágono considera a China como “un competidor estratégico que utiliza una economía depredadora”.

        Entonces… ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

  • Innovar o perecer

        David Harvey, en The New Imperialism, toma prestado del libro The Global Gamble de P. Gowan, para enfatizar cómo ambos ven “la reestructuración radical del capitalismo internacional después de 1973 como una serie de apuestas por parte de los Estados Unidos para tratar de mantener su posición hegemónica en los asuntos económicos mundiales contra Europa, Japón y más tarde contra el Este y Sureste de Asia”.

        Antes de que terminara el milenio, Harvey ya subrayaba cómo Wall Street y el Tesoro de Estados Unidos se desenvolvieron como “un formidable instrumento del arte de gobernar económico para impulsar tanto el proceso de globalización como producir transformaciones neoliberales en las naciones asociadas”.

        China, por su parte, desempeñó magistralmente este juego de reorientación capitalista: invertir sin restricciones en lo que puede describirse como “neoliberalismo con características chinas” y sacar provecho de la proyección del poder económico de EE.UU., a través de los mercados abiertos y de la OMC.

                Ahora finalmente, a una velocidad vertiginosa, China está lista para invertir en su propia proyección de poder económico. Como Harvey señaló hace más de una década, el próximo paso para el capitalismo de Asia Oriental sería “alejarse de la dependencia del mercado estadounidense” hacia el “cultivo de un mercado interno”.

        Harvey describió el enorme programa de modernización chino como “una versión interna del programa que EE.UU., hizo internamente en los años 50 y 60 a través de la sub-urbanización y el desarrollo del llamado “Sun Belt”.

        Secuencialmente, China estaría “desviando gradualmente el capital excedente de Japón, Taiwán y Corea del Sur y disminuyendo así los flujos hacia Estados Unidos”. Esto ya está sucediendo.

        El presidente Trump no es exactamente un geopolítico de mirada estratégica. La razón de estos aranceles puede forzar que las cadenas de suministro de las corporaciones estadounidenses se vuelvan menos dependientes de China, pero tal como ha constituido la economía global no se provocará la ruina de estas cadenas de suministro, como lo espera Trump con la vuelta a Estados Unidos de la producción deslocalizada. En la ubicación también rigen la lógica turbo-capitalista; las corporaciones siempre privilegiarán costos más bajos de mano de obra y de producción, donde sea que se encuentren.

        Cuando se trata de la batalla por la innovación de primera línea, entre China y EE. UU., la estrategia del Grupo Chino de Desarrollo de Zhongguancun (ZDG) que ha invertido en alta tecnología en los centros de excelencia de los propios EE.UU. es un caso fascinante

        ZDG ha establecido una serie de centros de innovación en el extranjero. El Centro de Innovación ZGC clave se encuentra en Santa Clara, California, muy cerca de Stanford y los campus de Google y Apple. Luego ha instalado un nuevo centro en Boston a dos pasos de Harvard y MIT.

        Estos centros ofrecen el “paquete completo”: desde laboratorios de última generación hasta, capitales a través de un fondo de inversión. La matriz proviene del Gobierno de Pekín, a través del distrito tecnológico de la ciudad. Y huelga decir que ZDG se alinea completamente con las Rutas de la Seda en su expansión para “aprender la experiencia en el extranjero de un ecosistema de innovación”.

  • De qué trata Made in China 2025. ¿Medio siglo de guerra comercial? Entonces, ¿qué pasa después?

        En medio de un tsunami de histeria, el análisis serio de Li Xiao, decano de la escuela de economía de la Universidad de Jilin, es más que bienvenido.

        Li apuesta por la yugular, destacando que “el progreso de China es esencialmente un aumento de estatus dentro del sistema impuesto por el dólar”. Desde el punto de vista de Pekín el cambio es imperativo, pero será gradual. “El objetivo de la internacionalización del yuan no es reemplazar el dólar. El sistema del dólar es insustituible en el corto plazo. Nuestro objetivo para el yuan es reducir el riesgo y el costo en un sistema de este tipo”.

        Li, de manera realista, también admite que “el conflicto entre dos grandes potencias podría continuar por lo menos 50 años o incluso más. Todo lo que sucede hoy es solo un telón de fondo de la historia”.

        Implícito en el telón de fondo se encuentran los líderes chinos que parecen interpretar el primer disparo de Tump como la aceleración de la Estrategia de Seguridad Nacional de los EE.UU. La conclusión a la que ha llegado Pekín es forzosa, Estados Unidos ahora está amenazando el sueño chino.

        Como el sueño chino incluye sin discusión “el rejuvenecimiento de la nación”, el proyecto “Made in China 2025”, Las Rutas de la Seda, la multipolaridad y China como motor de la integración de Eurasia no son negociables, no es de extrañar que el escenario esté preparado para una inevitable e importante turbulencia.

Fuente: Asia Times

Traducción de Emilio Pizocaro.

6 comentarios

  • Antonio Duato

    Esta semana se celebra en Pekín el Foro de Cooperación China-África.

    Han concurrido delegaciones de sumo rango de 59 países africanos. Prácticamente todos.

    He leído y recomiendo el discurso del presidente Xi en la inauguración del Foro.

    Todo discurso hay que leerlo como una pieza retórica. He incluso sus mensajes deben ser contrastados por la realidad. Pero ya es significativo que los mensajes del líder chino suenen tan a cooperación, solidariedad y amistad entre China y África:

    Texto del discurso de Xi Jimping.

    Tras el discurso de Xi, intervino el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, que participa en la cumbre, y rechazó que la ayuda económica china sea “neocolonialismo”.

    En su discurso, el presidente sudafricano pidió sin embargo mejorar el equilibrio comercial con China. “Muchas veces África exporta materias primas hacia China, mientras China exporta productos manufacturados (…) Esto limita el potencial y la capacidad de producción de África, así como la creación de empleo en el continente africano”, lamentó.

  • Honorio Cadarso

    Para abrir boca con el temita este, dos recortes de la prensa de ayer:

    Solo el Vaticano, entre los países de Europa, reconoce a Taiwan como estado y mantiene relaciones con él.

    Ante la retirada de empresas del occidente neoliberal de susinversiones y contratos en Irán, la francesa Total ha renunciado recientemente a gestionar la explotación de uno yacimientos de gas en Irán con tecnologías punteras. En su lugar podría asumir el compromiso China, pero no está en condiciones de conocer ni de aplicar esas nuevas tecnologías…

    Y luego está el interés de China por abrir un nuevo canal paralelo al de Panamá a través de Nicaragua…Y la supuesta ingerencia de USA en el conflicto de Nicaragua. Y en Venezuela y su petróleo…Y las ganas que le tienen a Nicaragua los gobierno más a la derecha de Nuestramérica, o Vuestramérica…; el de Chile, el de Argentina, el de Colombia.

    Y luego está la moderación de sus gestos agresivos y atomícistas de Corea del Norte, fenómeno en el que probablemente China está interviniendo…

    A lo mejor, Antonio Duato, son oportunas tus prevenciones ante las intenciones aviesas de China en su política “buenista” para con los países en desarrollo, o si prefieres descaradamente subdesarrollados. Pero eso ya se verá, amigo, de momento China se ajusta a las normas del mercado internacional…Lo de piensa mal y acertarás no sabría yo cómo interpretarlo…Prefiero atenerme a los hechos…

  • oscar varela

    Ahora, hablando un poquito más en serio:

    Sentimos que estamos yendo hacia un frente de tormenta;

    Dicho el revés: se nos viene encima!

    Y uno se pregunta:

    -“¿Terminaremos en un mismo lodo, todos manosea’os?

  • oscar varela

    Hola!

    He aquí un caso de “regreso al futuro”:

    En un Artículo que aparece el 18 de agosto,

    yo me encuentro comentándolo la semana anterior!

    ¡Ni el Chapulín Colorado hubiera sido capaz!

  • oscar varela

    Hola!

    Por ahora el Título.

    ¿Continuará?

    No deja de ser interesante.

    El Cumpa Honorio se podrá poner a sus anchas.

    ¡Veremos!

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