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El lenguaje de los pájaros

        A la señal de la primavera, de la misteriosa llamada de la Vida que reverdece y mueve todo, este año también sucedió: los pájaros buscaron su pareja, construyeron sus nidos con primoroso arte, cuidaron de sus polluelos de día y de noche con incansable esmero, incluso después de que volaron del nido, hasta que fueron capaces de valerse por sí mismos. Y todo ello cantando.

        Desde niño me fascina el mundo de los pájaros, con sus colores, su vuelo, sus nidos y en especial su canto, que es su manera de entenderse y cortejarse y de defenderse sin herir. Y de consolarnos sin saberlo en nuestros días tristes. Asombrosos pájaros, tan distintos y tan semejantes a nosotros. Si supiéramos mirarlos y escucharlos, aprenderíamos a admirar el Misterio inagotable del mundo, y a vivir y a morir, a ser libres para vivir muriendo.

        El concierto y el renacer primaveral de los pájaros me movieron hace unas semanas a releer un librito singular: El lenguaje de los pájaros, de Farid Al-Din Attar, poeta y maestro persa sufí del siglo XII. Es una alegoría del camino espiritual, a saber, el camino de la vida. Un canto a la humildad, al desapego, al amor, el único camino para alcanzar nuestro ser verdadero, el todo o lo divino en nosotros. Para la tradición islámica, el pájaro es justamente metáfora del alma, del ser profundo.

        Cuenta el libro que, convocados por la emprendedora abubilla, cien mil pájaros acudieron a una conferencia mundial. “La amorosa abubilla” migratoria, con su insistente canto de una sola nota (bu-bu-bu), los exhortó a emprender juntos un largo viaje a la montaña de Kaf, en el Cáucaso, donde reside Simorgh, el rey de los pájaros. La inmensa mayoría de las aves renunciaron al viaje bajo mil excusas: el camino es largo y duro y yo soy débil; estoy lleno de defectos, tales como el orgullo; me gusta el oro y los placeres; temo a la muerte; además, ¿cómo encontraré a Simorh si antes no sé cómo es? Y aunque lo encontrara, no sabría qué pedirle. Y ¿quién es esta abubilla para guiarnos?

        Los que emprendieron el viaje debieron atravesar siete valles: la búsqueda, el amor sin límites, el conocimiento, la independencia, la pura unidad, el vértigo del enamoramiento que priva de toda certeza y de todo saber, y finalmente la pobreza y la muerte o el olvido total de sí, “valle más allá del cual no se puede avanzar. Allí serás atraído y, sin embargo, no podrás continuar. Una sola gota de agua será para ti como un océano”.

        Viajaron años y años por montañas y valles, y durante el camino la gran mayoría fue desistiendo. Al final, solamente 30 pájaros llegaron, sin plumas ni alas, a la ansiada morada de Simorgh. Y entonces, cuando estuvieron completamente libres de todo, libres de sí, completamente en paz consigo y con todas las cosas, entonces contemplaron su rostro, conocieron a “Si-Morgh”, que en lengua persa significa… “treinta pájaros”. Conocieron a la vez su propio ser y a Simorgh. “Se dieron cuenta de que Simorgh y ellos eran el mismo y único Ser… Entonces las aves se perdieron a sí mismas para siempre en el Simorgh, la sombra se perdió en el sol, y eso fue todo”.

        Eso es todo. Pero aún no hemos llegado, aunque la meta está en nosotros. No desistamos, ni nos enzarcemos en debates vacíos: ¿Dios y mundo son uno, son dos? ¿Unidad, dualidad, no-dualidad? Depende de lo que entiendas por uno y dos. Dios y mundo no son Uno en sentido numérico, pues el mundo a nuestros ojos es forma, suma de formas múltiples y contables, pero Dios no tiene forma. Es en todas las formas, pero no es Forma ni Ente contable. Simplemente ES: el Todo sin partes, la Plenitud vacía de formas. Dios y mundo tampoco son dos en sentido numérico, al igual que el pájaro y su ser, ni el canto y su voz, ni la voz y su mensaje no son dos ni están separados.

        Pero estamos en camino y buscamos nuestro Fondo y nuestra Fuente, nuestro Ser verdadero y profundo, que no seremos del todo mientras no nos liberemos enteramente de todo, también de toda creencia y religión: “No soy creyente ni increyente”, dice la mística abubilla balbuciente. No seremos lo que Somos mientras todos los seres no sean enteramente libres de cuanto los oprime, pues somos comunión de Vida. Es lo que nos anuncia el canto de los pájaros y el lenguaje de cada ser.

  (Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 10 de junio de 2018)

17 comentarios

  • Isabel

    Me ha recordado e l cuento de Anthony de Mello.

    EL CANTO DEL PAJARO

    Los discípulos tenían multitud de preguntas que hacer acerca de Dios.

    Les dijo el Maestro: «Dios es el Desconocido y el Incognoscible. Cualquier afirmación acerca de Él, cualquier respuesta a vuestras preguntas, no será más que una distorsión de la Verdad».

    Los discípulos quedaron perplejos: «Entonces, ¿por qué hablas sobre Él?».

    «¿Y por qué canta el pájaro?», respondió el Maestro.

    El pájaro no canta porque tenga una afirmación que hacer. Canta porque tiene un canto que expresar.

    ……

    Felicidades, Antonios, con mucho retraso, pero todo santo tiene su novena, como se dice.

  • oscar varela


    LOS PÁJAROS PERDIDOS
    https://www.youtube.com/watch?v=kyC8IW8mqOM

    Amo los pájaros perdidos
    que vuelven desde el más alla,
    a confundirse con un cielo
    que nunca más podre recuperar.

    Vuelven de nuevo los recuerdos,
    las horas jóvenes que di
    y desde el mar llega un fantasma
    hecho de cosas que amé y perdí.

    Todo fue un sueño, un sueño que perdimos,
    como perdimos los pájaros y el mar,
    un sueño breve y antiguo como el tiempo
    que los espejos no pueden reflejar.
    Después busqué perderte en tantas otras
    y aquella otra y todas eras vos;
    por fin logré reconocer cuando un adiós es un adiós,
    la soledad me devoró y fuimos dos.

    Vuelven los pájaros nocturnos
    que vuelan ciegos sobre el mar,
    la noche entera es un espejo
    que me devuelve tu soledad.

    Soy sólo un pájaro perdido
    que vuelve desde el más allá
    a confundirse con un cielo
    que nunca más podré recuperar.

  • Honorio Cadarso

    Eso, Antonios de nuestras entretelas, sed felices en esa esperanza que nos llueve del cielo a raudales, a jarros, a..

  • olga larrazabal saitua

    Me voy por las ramas, como los pájaros.

    Hoy es San Antonio y me acordé de Rosalía de Castro que añoraba los airiños da sua terra y decía:

    Meu Santo San Antonio, daime un homiño,anque o tamaño teña, dun gran de millo.

    Daimo, meu Santo, anque os pes teña coxos, mancos os brazos.

    Poco exigía la coitada Rosalía.

    Pero si, me encantan los pájaros.  Hay un colibrí , que debe tener una vista excelente pues llega a nuestra casa en la mitad del desierto, a recoger néctar de la única flor que tuvo un cactus.

    Estoy pensando en hacer un colgajo con un vaso de aguamiel para que venga a vernos más seguido.

    Hay una canción de cuna en vasco que habla del amor de los pájarillos por sus hijos.  Una madre mirando al mar y acunando a su hijo dice:

    En el mar, hacia el lado de Bayona, hay niebla. (Luego volviéndose al hijo le dice)  Yo a ti te amo más que lo que los pájaros aman a sus crías.

    Tanto la poesía, como la música, y la contemplación de la Naturaleza y de sus criaturas, son caminos para  encontrarnos a nosotros mismos y perdernos en su belleza.

     

  • Antonio Toston De la Calle

    ¡¡Ahh, los pájaros.Desde mis cuatro años los miraba con envidia,  mientras allá en lo  alto de un cerezo, cantaba un  macho de,jilguero, y sobre una cepa de las viñas en un pámpano, el más alto el rojo vivo de un pardillo.Y cuando allá en el cielo aparecía el lucero, que mi tío Lorenzo llamaba “apeayeguas” poco faltaba para que apareciera una alondra, que a ella si la iluminaba el sol en las alturas, donde ella que quedaba como suspendida en su aleteo, con un canto inimitable, brillaba y yo me quedaba embobado esperando que en un momento, se tirara hacia abajo, en picado sobre una cebada o un trigal, sabiendo que una vez abajo recorrería un tramo para llegar a su nido. Pero ver un nido en el suelo, sobre un surco, era como ver un milagro. ¡¡¡Siempre me causaba la misma emoción!!! Que maravilla.¡¡¡

    Hoy pasados los  años como siglos, aún viven en mi, esos recuerdos.¡¡¡Cómo no voy a unir sus cantos, sus vuelos sus nidos a mi vida, y a la libertad?. Y los cantos de cada pájaro y al entorno donde anidaba y criaba a sus polluelos?. Y mis avariciosas manos de tener y sentirlos en ellas, aunque ahora sé que tiemblan y su corazón late rápido de miedo

    Como las golondrinas de Becquer, esos no volverán, pero aún así y a pesar del tiempo, sigo soñando en un nido de jilgueros que en lo  alto de un negrillo, cuando iba a echarle mano, los cuatro jilgueros salieron volando quedándome con un palmo de narices….¡¡¡

    • ana rodrigo

      Felicidades a los Antonios, Antonio Tostón, Antonia Gil y a Antonio Zugasti.

      Puestos en nostalgias, me ha tocado ahí en los recuerdos el que menciones a los negrillos, nombre con el que se llaman a los olmos en Zamora y que, desgraciadamente están siendo eliminados por un hongo contra el que no encuentran solución.

      Volviendo al canto de los pájaros, tan difícil de poder disfrutar en la urbes, esta tarde hemos podido hacerlo en este país, Suiza, donde la naturaleza está exuberante por todas partes y los pájaros viven una excitación vital enorme que preparan una sinfonía de sonidos maravillosa.

    • Es verdad!
      Hoy es San Antonio.
      Felicidades, Antonios!!

  • Honorio Cadarso

    Hermoso texto, hermosos comentarios. Recuerdo de mi infancia a las abubillas que cantaban en los huertos junto aa mi casa: “Mauga, péinate!” y la mauga, nombre que tenía en mi pueblo la abubilla, levantaba su cresta vanidosa y presumida. Luego le decíamos: “Mauga, despéinate!” y la mauga recogía su penacho…Unos hermanos de espaldas anchas y cuadrados de conjunto, se quedaron con el mote de “maugos”, no sé por qué…Pero ya no quedan maugas, se las ha tragado quizá la contaminación; ya no se escucha su canción que llama a la primavera…Una pena, Joxe Arregui..

    El caso es que yo vivo más bien en estos momentos temas de tejas abajo, como la alegría de la salvación de los 600 refugiados perdidos en el Mediterráneo, o el encuentro entre serio y tragicómico de Trump y ese de Corea del Norte…no soy capaz de recordar su nombre…Se me ocurre que andamos a veces como les dijo el ángel a los seguidores de Jesús que se elevaba a los cielos: “Qué hacéis ahí mirando al cielo? Ese Jesús volverá…” Jesús sigue en la tierra, en la figura del alcalde de Valencia que acoge a los refugiados, del gobierno de España que los admite…Bueno, el caso es que yo me encuentro con El aquí en la tierra, que me queda más cerca.

  • Mª Pilar

    Este entrañable art.:

    ¡Cuanto nos dice de cada persona!

    Y pone con discreción… la infinidad de  categorías entra las personas que pueblan este nuestro mundo.

    Copio de el:

     …Conocieron a la vez su propio ser y a Simorgh. “Se dieron cuenta de que Simorgh y ellos eran el mismo y único Ser… Entonces las aves se perdieron a sí mismas para siempre en el Simorgh, la sombra se perdió en el sol, y eso fue todo”…

    La lucha, el abandono de ella, el desencanto ante tanto esfuerzo…  Pero aquellos que fueron fieles a si mismos, y al deseo de conocer a su gran representante, les dio toda la fuerza necesaria; conocieron poco a poco,  sus propias necesidades, que fueron perdiendo valor, hasta llegar al abandono de lo innecesario que cargamos inútilmente, y tuvieron  conocimiento de sus verdaderas fuerzas y motivaciones para seguir.

    Dejaron todo aquello que de alguna manera les ataba, para llegar hasta donde sus fuerzas les permitieran… tuvieron una manera novedosa de sopesar lo que tiene valor o no, dejaron de evaluar… ¿premios, peticiones personales, posibles castigos? Solo..:

    ¡Por llegar!

    Y cuando estuvieron allá… se encontraron en su propio centro, parte inequívoca de su propio ser.

    ¡Hermosa historia, reflejo de nuestra propia humanidad!

    ¡Gracias!

    mª pilar

     

  • A mi este señor es que me encanta. Sobre todo cuando pega esos mazazos hablando de pajaritos, de la lluvia o de montañas.

    Y tiene una cristología preciosa,  y ademås la entiendo. Seguramente me gusta porque no me rompe la cabeza. un

    Pero siempre he pensado en las mariposas cuando llega la primavera.

    Nacen como a medio hacer, en forma de gusanito pequeño, que en realidad no son gusanos, sino larvas. Su actividad es enorme, comen sin parar, hasta que de repente cesa su actividad, se meten dentro de sí mismas y pasan un tiempo en aparente reposo, pero están sufriendo una transformación maravillosa .  Se convierten en adultos, es decir, en mariposas. Vuelan entre las plantas, lo llenan todo de color, se aparean, ponen los huevos y mueren. Siembran vida después de convertirse en seres vivos preciosos.

    Muchas veces he pensado, habrá un cielo para las mariposas? No sé. Pero da igual. Al final, en su edad adulta aprenden a volar , a ser libres, a alegrar la vida de todos los que las miren y a sembrar nuevas mariposas.

    Tenemos mucho que aprender de ellas.

    Si, de mayor quiero ser mariposa.

     

  • Gonzalo Haya

    La poesía explica nuestra relación con Dios mejor que la filosofía o la teología racional, y Arregi sabe hacer, porque la vive, teología poética.

  • Asun Poudereux

    Precioso y abundante el contenido del artículo. Muchísimas gracias.

    Desde luego vivimos en contradicción continua, cómo puede ser entonces, si somos comunión de Vida, atentamos contra ella, intentamos apropiárnosla, la rechazamos y hasta la ahogamos en nuestras propias carnes¿? Puesto que nada ni nadie hay fuera de ella ¿?

    ¿Qué hay de intruso y pertinaz en el ser humano  que obstruye  la vida, toda vida, la que es y somos?

    ¿Es que estamos averiados? Imposible. ¿Qué y quién lo obstaculiza?

    La dispersión inducida, el extravío del anhelo genuino, lleva al olvido de nuestra verdadera identidad.

    La vida en la que somos y es, está en interrelación constante, renueva, vence y nos conecta, nos hace vida y nadie se lo apropia.

    Un abrazo enorme.

     

     

     

     

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