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Mujeres no

Jesús de Nazaret no pertenecía al sacerdocio judío. No fundó otra religión distinta de aquella en la que había nacido y en la que había sido perseguido por los sacerdotes de la misma y entregado a los ocupantes romanos que eran señores de horca y cuchillo y lo crucificaron. Atrajo a hombres y mujeres a su persona y a su noticia nueva y buena: construir un reino de Dios en la tierra. No decidió que hubiera un clero o una casta sacerdotal en ese reino.

La historia de la creación del clero eclesiástico y de su asumción (de asumir, de apropiarse y detentar) del poder, está bien documentada y puede leerse en libros de prestigio y garantía.

El actual clero católico detenta el poder económico, político, organizativo, litúrgico e ideológico de todas y cada una de las estructuras eclesiásticas en el universo mundo. Ese poder diversificado pero contundente y bien real permite vivir y vivir bien a cuatrocientos mil clérigos y a varios cientos de miles de mujeres con diversos votos y misiones. Y ejercer el poder que Stalin no tuvo y Pio XII si mantuvo sobre más de mil millones de católicos más o menos vinculados a la estructura visible del poder eclesiástico. Basta mirar a Nicaragua estos días.

En la pirámide del poder eclesiástico hay una corporación de hombres entre los sesenta y muchos y los ochenta y muchos años que manejan bienes terrenales, ideológicos y espirituales que ejercen sobre una supuesta indicación de Jesús de Nazaret formulada hace dos mil años y consolidada, según ellos, por el espíritu que se cernió sobre el caos en el primer momento de la vida y aletea ahora sobre la columnata del Bernini y el patio de Santa Ana.

Tales caballeros dedican la mayor parte de las horas del día a trabajar para acrecentar esos poderes, consolidarlos, extenderlos por el mundo y garantizar la continuidad de una potente organización de contenidos ideológicos diversos, de presencia no excesivamente visible en los centros de decisión política y económica, de ayuda a necesitados y aplastados en lugares lejanos y cercanos a esos centros de poder.

Tales caballeros se continúan a sí mismos a través de la estructura del orden sacerdotal celibatario. Garantizan el patriarcado como actuación estratégica y política de su propio futuro y de la continuidad de su organización.

Acaba de decirlo ayer el cardenal electo Ladaira, jesuita como el actual pontífice, quien ha dejado perfectamente claro que el sacerdocio es masculino y será masculino y ejercido exclusivamente por hombres. Jesús de Nazaret, según el guion previsto, escogió hombres y sólo hombres. Derecho divino pues. Nada que añadir.

Absque mulieres 

39 comentarios

  • M.Luisa

    Creo que no nos debería sorprender a estas alturas  el posicionamiento que defiende Santiago  respecto de la mujer en la iglesia, tod@s los que daríamos por natural  el acceso voluntario de las mujeres al sacerdocio, como también en otros tantos temas, sabemos que  hemos tenido que superar por cuenta propia eslabones teológicos que en la iglesia permanecen todavía intactos desde Tomás de Aquino.

    Por más explicaciones   que pudieran  llenar de comentarios el presente hilo, pienso que   de nada le serviría, para que  se planteara  de nuevo su  posición.

    En mi opinión, aunque el problema  aparezca a nivel social sobre un debate que se mantiene en el tiempo,  la base que lo sustenta tiene su raíz en el modo de conceptuar  la realidad  humana, la cual, por ejemplo, ya vimos en días pasados, que en la iglesia todavía se la concibe en  dos planos, el corporal y el espiritual, cada uno de los cuales se le considera integro en su línea, pero el espiritual, se decía allí, es tan central e importante en la vida que tiene que anteponerse al de la integridad corporal.

    Veámoslo, ahora,  de manera distinta en la que ambos niveles formen una unidad integral…Ah!  entonces la cosa cambia, porque es cuando se aprecia que lo esencial de la persona no es aquella parte de su realidad que le hace mero  sujeto, es decir,  remitente  al carácter subjetual de su realidad, sino que se evidencia entonces que  lo esencial  se encuentra en la totalidad de ella en donde ostenta, ahora sí, la plenitud de autonomía entitativa.

    A menos que la iglesia  se convierta a esta conceptuación  de la persona  el acceso al sacerdocio permanecerá cerrado a la mujer. Al menos esta es mi opinión.

  • ana rodrigo

     
    Uf, siento una enorme pereza tener que explicar en estos tiempos cuestiones tan elementales.
     
    Por ejemplo, Santiago dice: “No se trata de una “menor dignidad”, mucho menos rechazo hacia la mujer…porque no todos podemos acceder a todas las posiciones…No todos podemos acceder a la política, a las artes, a la actuación, al periodismo, a la medicina, al derecho etc…y sin embargo, de hecho no nos sentimos rechazados…” Creo que estás completamente equivocado, las mujeres podemos acceder a todas estas actividades que tu enumeras, otra cosa es que queramos o estemos capacitadas. Ahí está el gobierno que está presentando al Rey en estos momentos el Presidente de gobierno. Si la Iglesia prohíbe y rechaza a las mujeres para cualquier actividad, a eso se llama discriminar. No caigamos en el error de esa empresa que no ha subido el sueldo a las mujeres trabajadoras porque el convenio ponía “trabajadores”, y la RAE lo remata diciendo que la culpa es del lenguaje inclusivo….. Mamma mía, sin palabras me quedo. Bueno, pues todo esto se llama discriminación.
     
    No sigo con el tema de los carismas y demás magias asociadas al sacerdote. Como he dicho, me da pereza. Habría que acudir a una buena y larga exégesis, que no es el momento.
     

  • Santiago

    Gracias por TODOS vuestros acertados comentarios y por haberme hecho partícipe de vuestro múltiple diálogo a pesar de la diferencia de opinión…También yo respeto cada uno de vuestros puntos de vista..

    Sin embargo, quiero decir que ni en la época pre-conciliar ni en la post-conciliar que me ha tocado vivir en la Iglesia, de la que siempre he sido una parte activa, nunca presencié una situación de abierta discriminación en cuanto a esta controversia actual sobre el hombre o la mujer en el ministerio ordenado. No se trata de una “menor dignidad”, mucho menos rechazo hacia la mujer…porque no todos podemos acceder a todas las posiciones…No todos podemos acceder a la política, a las artes, a la actuación, al periodismo, a la medicina, al derecho etc…y sin embargo, de hecho no nos sentimos rechazados…

    Es por eso que en el Evangelio se habla de “muchas moradas”…Y es solamente Jesús el que llama por medio de su Iglesia al ministerio…Por tanto, por mas que nosotros queramos, si la llamada no está dirigida a esta clase de ministerio, que no es de machos cabríos, sino que se trata del “carisma de salvación” que es la misión de la Iglesia,… pues no será este nuestro camino…Que importa el ministerio y el ministro, puesto lo importante es la gracia del carisma que se transmite hacia nosotros por medio de un mero instrumento que es un ser humano…Hay que preguntar a los “ministros” si este “trabajo” al cabo del tiempo no se convierte muchas veces en una dura labor de mero servicio “para todos”, pues todos somos “servidores” del carisma hacia los demás. Ninguna mujer u hombre puede hacer de cualquier ministerio un instrumento personal para satisfacción y honor propio…sino que se trata de “dar servicio” a los que mas lo necesitan…

    Es por eso, que Pablo nos dice que existen “distribuciones de carismas, pero un mismo Espíritu; y distribuciones de ministerios, pero un mismo Señor..A cada cual se da la manifestación del Espíritu para el provecho común..Mas en todas estas cosas obra un mismo Espíritu, repartiendo en particular a cada uno según quiere (1 Cor. 12,4)..”Y El dió a uno ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y doctores en orden a la perfección consumada de los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos a encontrarnos en la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios…sino que andando en verdad por la caridad crezcamos en todos sentidos para ser como El, que es la cabeza, Cristo” (Efesios 4,11-16) (Las negritas son mías)

    Por eso, no es tan importante, en mi opinión, la persona del ministro, sino el carisma que transmite por su ordenación….puesto que el ministerio está precisamente ordenado “a los demás”, y no a la perfección del ministro, porque la misión de la Iglesia es conducirnos a la santidad de Cristo “por medio” del ministerio…”El único carisma superior que debe ser deseado es la caridad”…puesto que la Iglesia es una vía, un camino…que se nos da gratis, no por derecho propio, sino por en el exceso de la Misericordia del Señor…que nos llama a todos a ser “como El”

    Sigo manteniendo un respeto profundo a todas las opiniones, a la dignidad humana, en particular a la de la mujer,  y estoy consciente que este es un tema delicado y controversial en la Iglesia..No es extraño que este tema siempre sea actual…Yo solamente expreso mi opinión con vuestra benevolencia de siempre…aunque me exponga a la crítica

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

    • Román Díaz Ayala

      Creo entenderte que el sacerdocio católico es un ministerio y tal está reservado a los hombres, es decir, al género masculino, porque tal sacerdocio es participación del de Cristo, que además de ser humano era del género masculino.
      Pero al mismo tiempo no debemos sentirnos discriminados quienes no participemos de tal sacerdocio, seamos hombres o mujeres, porque la riqueza está en la diversidad del conjunto. Diversidad que se perpetuará en la Gloria, porque allí hay muchas (interpreto que diferentes) moradas. Tambien te interpreto que no se trata de discriminación alguna hacia las mujeres porque se trata de algo “funcional” (ministerio, una función y no un carácter ¿?)
      Podemos ceñirnos a la teología, y luego escoger cuál línea teológica – pero de eso ya se encargan los entendidos, las entendidas, que ya hay muchas teólogas, gracias a Dios –
      Podemos remtirnos al tiempo. Resulta que fuera del catolicismo, y me refiero al campo protestante, el tema ha quedado resuelto hace muchisimos años. Todavía el año pasado (2017) una de las denominaciones protestantes muy fundamentalistas, aunque minoritaria, discutieron largamente en convención sobre permitir a las mujeres el ministerio y la cosa quedó muy reñida, aplazandose el tema por razones de oportunidad ( un cisma) al no poder dar una interpretación “razonable” a los textos que fuera de consenso. Los cuáqueros en el siglo XVII sentaban a las mujeres en lugares distintos a los hombres para
      el culto.
      En cuanto al Magisterio de Roma.A pesar del Concilio que admitió el sacerdocio común de todos los fieles, hombres y mujeres, nos encontramos con problemas de difícil solución. La Eucaristía.
      Para la teología la Eucaristía es una presencia, un sacramento y un sacrificio. El centro del Dogma, de la Liturgia y de la piedad.
      Se mantiene Trento: “si alguno dijere que en la Misa no se ofrece a Dios un sacrificio propio y verdaderp, o que al ofrecerse no es otra cosa que el dársenos Cristo como comida, sea anatema”.
      En cuanto a Las Escrituras. Los dones (carismas), ministerios y actuaciones son atrbuibles a Dios en las tres personas (1ª Corintos 12,4 citado por tí) La Eucaristía ( la Cena del Señor) es un acto comunitario. El sacerdocio no es um Ministerio, me refiero al sacccccerdocio de”clase”, a imitación del levítico.
      Las mujeres no tiene que aspirar a ingresar en el sacerdocio, porque ya son y pertenecen al sacerdocio de Cristo.
      Los ministerios son otros. Por eso muchas mujeres en otras confesiones cristianas aspiran y realizan el pastorado.

      • Jamás sería sacerdotisa. Es algo que no va conmigo. Pero sí va con otras mujeres.
        Todo los argumentos que se esgrimen para que una mujer no pueda acceder al orden sacerdotal o como se diga, me parecen temerosos, trasnochados , alambicados , contradictorios con lo que afirman de Jesús y absurdos.
        Pero la iglesia, cuya élite está formado por varones, manda
        Por otra parte, nadie soy para decir nada, no obstante , lo digo

        Un saludo cordial

  • Pues seguramente no he entendido bien lo que quiere decir Santiago. Pero he creído entender que dice que la controversia en el tema del sacerdocio de mujeres es nuevo. Y he creído entender que dice que da igual ‘ el género’  al que pertenezca, lo importante es su, no me acuerdo…

    A lo mejor no he entendido bien.

    Por otra parte, esa es la postura oficial de la iglesia. Y mucho me temo que lo seguirá siendo. La iglesia tiene muuuuuuyy difícil tocar una sola carta de su castillo de naipes.

    El otro día leí algo de peligro de cisma. No sé si es un peligro o una salida. No lo sé. Veo posturas irreconciliables en, pues en casi todo, entre lo que desea un sector de la iglesia y la iglesia oficial.

    Tendría que haber un par de generaciones o tres para poder cambiar la visión del evangelio tal y como nos han transmitido y el enfoque nuevo, o el original que dirían otros. Pero quien tiene el Poder no piensa e las generaciones posteriores, solamente piensa en mantenerlo.

    Es una opinión. Veremos. O no veremos, lo verán otros, otras.

    Un saludo cordial.

     

     

     

    • Claro, también puede ser que usted, Santiago, piense que si Jesús escogió una docena de varones y ninguna mujer… por algo será… Se sieeeentee . Es eso?
      No creo.
      Me quedo con eso que dice que da igual el sexo. O el género, como usted dice. Pero no me gusta esa palabra. Así que , estoy de acuerdo con usted: da igual el sexo. Quién tenga humor para ser sacerdote o sacerdotisa, adelante.
      Me gusta la palabra sacerdotisa. Suena como romántica, de otros tiempos.

      • Santiago

        Porque Jesús rompió con todas las reglas de comportamiento en el trato público con mujeres, no existe ninguna razón que obligara Jesús a no llamar a ninguna mujer al Colegio Apostólico, aparte que las mujeres le soportaban Su ministerio, le recibían en la amistad en sus casas como Marta y María y estuvieron presentes al pie de la Cruz y durante su sepelio. Si hubiera querido Jesús seguro lo hubiera hecho. La Iglesia por tanto hubiera podido llamar al ministerio ordenado a mujeres. Hay que pensar que es la forma inmemorial del ministerio actual la que estaba en el proyecto original de Jesús, sin que esta forma de ministerio implique una ofensa a la dignidad de la mujer que fue honrada e exaltada por Jesús en el Evangelio. Es la caridad, como ya escribí, el fundamento De la Iglesia y no el ministerio ordenado que es un mero instrumento de la gracia en el amor de Cristo.

        Saludos cordiales

        Santiago Hernández

      • Pues entonces lo siento. Entendí mal.
        Lo siento por usted, por todos los que piensan como usted. No sé hace veinte siglos,no sé cuando se consolidó la religión cristiana como una de las grandes con todo aquello de Constantino, no sé en la edad media, no sé en esa sociedad injustamente machista que se construyó a lo largo de los siglos, pero sí sé que a estas alturas de pensamiento humano, es una perdida enorme para la iglesia el negar el acceso al sacerdocio a aquellas mujeres que deseen hacerlo.
        Esa postura de intransigencia en este y otros temas está dañando profundamente a la iglesia. Y además creo que muchas personas que defienden posturas inmovilistas y extremas, lo saben. Otra cosa es que quieran o se atrevan a decirlo, o tal vez ni se atreven a pensarlo a nivel consciente. Pero en su fuero interno lo saben.
        En fin. No merece la pena seguir. Pero la historia, la historia de la iglesia al menos, llegará un momento en que dirima responsabilidades respecto a qué se hizo con el legado de Jesús contenido en los evangelios. De Jesús digo. Los demás no importan.
        Un saludo cordial.

      • Sin importar la identidad genérica del ministro.
        Palabras suyas.
        Quizás su subconsciente le haya jugado una mala pasada.
        No lo sienta.

      • Santiago

        No, no fue un “lapsus” del subconsciente o un “slip freudiano”, pues en realidad no debemos preocuparnos tanto sobre el ministerio de los ordenados y creo que la capacidad para desempeñarlo reside tanto en la mujer como en el hombre.
        No se trata de eso, sino de como se estructuró en esencia esta importante función de la Iglesia. La función ministerial está supeditada al “carácter primario” del sacramento del Orden que reside “en la persona de Cristo” misma,con todas sus características que incluye su condición masculina como identidad esencial dado que el sacerdote cuando ejerce la función ministerial “no actúa como persona privada” sino representândolo a El de manera que cuando actúa está haciéndolo el mismo Cristo del Evangelio, en su verdadera unidad e identidad, tanto corporal como espiritual. Y cuando el sacerdote perdona los pecados, es Cristo el que los está perdonando por medio del ministerio de la Reconciliación y es así con los demás sacramento donde la presencia de Cristo está manifiestamente viva…,Es con El, por El y en El que todo se ha hecho y se hace. Por eso, no puede existir discriminación en la llamada al ministerio ordenado de la Iglesia Católica.

        Si el sujeto de la ordenación no hubiera estado reservado al hombre desde su institución por Cristo, la Iglesia hubiera ordenado mujeres en “algún tiempo” de los 21 siglos de su historia. Nada lo hubiera impedido, si hubiera sido algo puramente disciplinar. Pero como dice el último documento del Prefecto de la Cong. para la Doctrina de la Fe, Mons Ladaria, esta afirmación para nada “disminuye” la dignidad de la mujer sino todo lo contrario puesto que el carisma más importante en la Iglesia es “la caridad” que reside en el mayor grado posible en una mujer, la madre de Jesús que es la madre de la Iglesia y ningún “ministro” ha sido tan exaltado como ella misma, ni ningún “ministerio” ha podido igualarse a la devoción e intercesión perpetua y poderosa de la Madre María ante su Hijo Jesucristo en favor de todos nosotros. Es por eso que la dignidad de la mujer en la Iglesia siempre ha ocupado el primer lugar y que el ministerio de los hombres se encuentra muy por debajo al de María Santísima, y por tanto, por debajo del papel que ejercen y han ejercido, desde tiempo inmemorial, por las mujeres fieles a su compromiso con la Iglesia.

        Nuestras modas y modos, nuestras exigencias y pensamientos y palabras humanas pasan, y están pasando y nosotros con ellas. La Palabra eterna de Cristo nunca pasa y permanece para siempre. Sin partidismos ni censuras tenemos que admirar y aprovecharnos del tesoro sacramental que Jesús nos dejo en la Iglesia para que pudiéramos encontrarle y seguirle libremente los que así quisiéramos.

        Un saludo cordial

        Santiago Hernández

      • Pues bueno
        Pues asunto solucionado
        Fíjese qué fácil.
        Ya está.
        Un saludo cordial

  • ana rodrigo

     
    Mi querido Santiago, sabes del aprecio que te tengo por tu cortesía, amabilidad y tu perseverancia en atrio, a pesar de ir casi siempre en contra corriente, pero lo que dices en este último comentario, no hay por dónde agarrarlo.
     
    Dices, entre otras cosas con las que discrepo rotundamente, “Por tanto, Jesus al escoger a los Doce, como el núcleo del Colegio de los Apóstoles, simplemente los quiso configurar para Su mismo ministerio en Su misma Persona, de Su mismo género y carácteristicas,” Aparte de una buena y elemental exégesis, hay algo que es inadmisible. Dices que eligió a los Doce ¿¿???, de su mismo género para configurar su mismo ministerio etc. Podrías decir que, además eran de raza blanca y aria, por lo que ni mujeres, ni negros, ni asiáticos ni europeos ¡¡¡¡!!!´
     
    Como ya te han dicho, Jesús hombre no fue atemporal, y estas afirmaciones que tú haces, en nuestra época son ofensivas, profundamente ofensivas para las mujeres, aparte de ridículas, pues lo que diferencia a mujeres y hombres como personas son sus genitales. Y desde que existe la humanidad, los machos han hecho uso y abuso de sus cojs., subyugando de forma explícita y no tan explícita a las mujeres, sólo por sus genitales, puesto que somos personas, con cerebro para pensar y decidir, con capacidades semejantes a las de los hombres sin, por ello ser más pero tampoco menos que los hombres y con la misma dignidad.
     
    Yo afirmo que esta doctrina de la Iglesia contra las mujeres lo es y muy gravemente contra los Derechos humanos. La Iglesia no puede vivir al margen de cuestiones tan elementales como ésta y otras. ¿Tu te imaginas a Jesús en este momento discriminando a las mujeres de manera tan obscena?
     

  • ROMAN DIAZ AYALA

    Santiago,
    te has confundido.
    ? No te das cuenta de que las culturas de los receptores del Mensaje han venido prevaleciendo sobre la esencia e incluso la virtualidad del mismo?
    Afina, por favor.

    • Asun Poudereux

      Sí, Román. Es un mundo al revés. Su repliegue no le deja ver más allá. Es comprensible la tergiversación androcéntrica, el miedo al otro, a lo otro diría más bien, que insiste en permanecer con el paso del tiempo. Lo que le quita autenticidad al Mensaje de Jesús.

      El Proyecto de Jesús queda truncado en la Institución, por desgracia, demasiado y tan demasiado tiempo ya. Seres extraños fieles a sus creencias la mantienen.

      No así en la vida de la persona, hombre y mujer, que experimenta lo vivido por Jesús, liberándola de tantas trabas innecesarias y contrarias al despliegue de consciencia en humanidad, es decir, espiritualidad incluyente en el género humano.

      Gracias. Un abrazo con saludos cordiales.

    • M.Luisa

      Seguro que se ha confundido, Román? La teología a la que se aplica desde que interviene aquí, no le permite decir otra cosa. ¡Naturalmente que defiende esta posición!. ¡Ojalá me equivoque y rectifique!
      Un saludo a tod@s

  • Santiago

    No existe duda en que Jesús, aún hombre de la época, habló y mando a hablar  ” para todos los tiempos” puesto que El iba a estar “con la Iglesia, Pueblo  de. Dios”…”hasta la consumación de los siglos”..El Magisterio de Jesús es atemporal y eterno.

    Y además Jesús fue contra-cultural pues comía con “los pecadores” y aceptaba sus invitaciones, hablaba e interaccionaba abiertamente no solamente con las mujeres judías sino, todavía “peor” para entonces, con mujeres samaritanas violando la tradición judaica que prohibía un trato informal e íntimo del comportamiento público con el sexo opuesto máxime cuando los samaritanos era enemigos de los judíos desde siempre. Con razón “la samaritana” junto al pozo de Sicar en el Evangelio preguntó a Jesús como era que El, siendo judío, le pedía a ella de beber siendo ella samaritana.

    Por tanto, Jesus al escoger a los Doce, como el núcleo del Colegio de los Apóstoles, simplemente los quiso configurar para Su mismo ministerio en Su misma Persona, de Su mismo género y carácteristicas, de la misma manera que cualquiera de nosotros puede establecer las características y condiciones para un “grupo” o “c o l e g i o” que reúna aquéllas que satisfaga lo que tenemos como “proyecto” en nuestra mente y que se asemeje lo más posible a nosotros mismos. NO puede implicar esto, referente al ministerio, como ofensa o discriminación de género sino una preferencia funcional y estructural como existen así actualmente colegios y asociaciones que sin discriminar, son propiamente para mujeres o para hombres..

    Por otro lado, la diversidad de funciones y de papeles en la Iglesia nunca fue  motivo de disputa desde los primeros siglos. No hubo nunca lucha de género por acceder al episcopado o al sacerdocio, mucho menos era manifiesto resentimiento alguno con respecto a cual era el género preferido con respecto al sacramento del Orden. Los pastores y fieles que penetraban profundamente en la vida espiritual salvifica de  la Iglesia no podían imaginar que semejante controversia podría suscitarse en el tiempo pues la gracia de Cristo a través del ministerio apostólico era y ES lo realmente fundamental en el Pueblo d e  Dios sin importar la identidad genérica del ministro.

    Saludos cordiales

    Santiago Hermández

    • Es usted una caja de sorpresas.

    • Alberto Revuelta

      Perdón. Jesús de Nazaret, Encarnación de la Divinidad atemporal para los cristianos, carne de Dios, es, por eso temporal. Los hombres no somos atemporales. Jesús tampoco. Con razonamientos en BARBARA los cardenales, obispos y clérigos varios no deberìan de tener donde reclinar la cabeza y los clerigos y obispos pederatras deberían ser arrojados al mar con una rueda de molino al cùello.

    • Mª Pilar

      ¡Por favor… no hay por donde tomarlo!

      Como casi siempre… ¡En fin, no hay para más!

      mª pilar

  • Antonio Rejas

    Con las palabras del nuevo cardenal Ladaira se ha dado un paso atrás, se ha retornado a Juan Pablo II que afirmó su negativa definitiva al sacerdocio de las mujeres. Ya tenemos un seguidor suyo con la misma radicalidad y en un puesto clave. Conocemos lo que dijo Juan Pablo, pero yo no sé qué piensa al respecto nuestro querido Francisco, tan distinto a su antecesor en otros aspectos, por lo que es tan mal querido por un sector, por suerte minoritario, del clero desde arriba hasta abajo. Quizás lo cuestionable sea este tipo de sacerdocio ordenado y discriminatorio por razón de la “cutre misoginia” que ha invadido la Iglesia desde sus orígenes. Pronto se empezó a no seguir las pautas marcadas por el Maestro porque es conocido que en su grupo de seguidores montaban tanto mujeres como hombres ¿Fue casualidad que fuera mujer la primera que vió al Resucitado?

  • oscar varela

    http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2018/05/31/pikaza-la-opinion-de-ladaria-sobre-el-sacerdocio-femenino-iglesia-papa-obispo-ladaria-curia-doctrina.shtml
    Esas declaraciones me parecen importantes, pero no son definitivas ni pertinentes (¡declaratio non petita…), por cuatro razones principales:
    1. Siguen siendo declaraciones de hombres sobre mujeres, y por ese mismo hecho resultan al menos sospechosas.
    2. Suponen que Jesús negó el sacerdocio a las mujeres, cosa que es muy dudosa, por no decir falsa. Jesús no confirió en la Cena este tipo de sacerdocio actual a hombres (sólo a hombres, solo a los Doce). Esa opinión de Ladaria no responde ni histórica ni exegéticamente al Evangelio.
    3. Está en juego el tipo de “sacerdocio” del Nuevo Testamento y de la Iglesia, que, según los textos, pertenece sólo a Cristo (Hebreos) y/o a la comunidad creyente y confesante (1 Ped, Ap). A partir de aquí, desde la raíz del evangelio, hoy, año 2018, los católicos-cristianos estamos llamados a recrear los ministerios (que en la línea actual están vaciándose de sentido, porque en ellos prima un tipo de tradición parcial sobre la gran tradición de la Iglesia y sobre el evangelio).
    4. Está en juego la visión del Dios cristiano, del sacerdocio de Jesús y de los ministerios eclesiales….En este tipo de Iglesia actual tiene razón Ladaria, y en eso tiene razón. Pero hay otro tipo de iglesia que nace y renace de la experiencia de Jesús y del NT, donde todos estos temas han de replantearse.
    En este fondo resulta determinante la aportación de la hermenéutica de género, a pesar de que algunos le tengan miedo, pues la de Dios con lo femenino (teología feminista) constituye una de las mayores urgencias y tareas del momento actual.

  • oscar varela

    Hola!

    Cabría preguntarse:

    1- ¿Y pa’qué querrían las mujeres ser “sacerdotizas”?

    2- ¿No es suficiente lo ya experimentado con los varones?

    • Nosotras? Nooooooooo, por diosssssss!!
      Me gusta Rita Pavone. Me recuerda un montonazo a mis hermanos mayores. Sobre todo al pequeño de los tres.

    • ana rodrigo

      Yo no defiendo el acceso de las mujeres a este tipo de sacerdocio, yo defiendo que a las mujeres no se les prohíba el acceso a nada sólo porque son mujeres. El que haya mujeres que aceptaran ser sacerdotes en este clase de sacerdocio, ya sería su decisión personal.

      • Si señora. Totalmente de acuerdo

      • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

        Elemental, Ana y Carmen. Es así, una cuestión de dignidad y derechos fundamentales de las personas en la Iglesia. Luego viene el cómo de su realización más coherente con la persona y con el evangelio, pero esto es posterior.

    • oscar varela

      Hola Carmen y Ana!
      Estará bien lo que opinan,
      pero no han escucho-leído las preguntas:
      1) Para qué ser “curiales”?
      2) Por qué repetir el des-vío?

  • oscar varela

    La Partita Di Pallone – Rita Pavone
    https://www.youtube.com/watch?v=mDRfJ3QXpa0

    Perché perché
    La domenica mi lasci sempre sola
    Per andare a vedere la partita
    Di pallone
    Perché perché
    Una volta non ci porti anche me

    Chissà, chissà
    Se davvero vai a vedere la tua squadra
    O se invece tu mi lasci con la scusa
    Del pallone

    Chissà, chissà
    Se mi dici una bugia o la verità
    Ma un giorno ti seguirò
    Perché ho dei dubbi
    Che non mi fan dormir
    E se scoprir io potrò
    Che mi vuoi imbrogliar
    Da mamma ritornerò

    Perché perché
    La domenica mi lasci sempre sola
    Per andare a vedere la partita
    Di pallone
    Perché, perché
    Una volta non ci porti anche me
    Una volta non ci porti anche me

  • También he entendido que el señor Alberto Revuelta no es el que dice que el sacerdocio es cosa de hombres.

    Pero pienso que un jesuita, jesuita, de esos jesuitas a tope, orgullosos de pertenecer a ese grupo eclesial., jamás pensarán que las mujeres somos iguales en cuanto  al rol que podemos desempeñar en la iglesia.

    Lo siento. Estoy convencida de ello.

    Un saludo cordial. Niños

     

  • ana rodrigo

     
    Da vergüenza ajena que haya una Institución mediática tan potente en todo el mundo como es la Iglesia Católica, que en estos tiempos mantenga la prohibición a las mujeres, por el hecho de ser mujeres, de no acceder a una responsabilidad, como es el sacerdocio. No por razones de incompetencia o de falta de capacidad intrínsecas a la persona-mujer, no, sino porque son mujeres.
     
    Vamos a suponer que fuesen ciertos los argumentos que ellos defienden, pero la verdad y la lógica elemental nos dice que han pasado dos mil años y que la sociedad no es la misma, aparte de que hace dos mil años Jesús fue un adelantado al tener un discipulado de hombres y mujeres y que el NT ha dejado rastro de que en las primeras comunidades las mujeres se tenían en cuenta al mismo nivel que los hombres.
     
    Acerca de las razones que arguyen para rechazar a las mujeres, son indecentes en tanto en cuanto a las mujeres, por el hecho de tener unos genitales diferentes a los hombres (es lo que nos diferencia a hombres y mujeres), no tenemos ciertos derechos como personas. (Perdón, diríamos que es cuestión de huevos, de machos).
     
    Dejemos de lado lo que es el sacerdocio en sí mismo (no me gusta este tipo de sacerdocio, no lo reivindico), ¿Por qué tienen que ser solamente hombres los que pueden acceder a un estado religioso que no es otra cosa que el acceso al poder que le da el estado clerical? Poder absoluto e indiscutible sobre todo el mundo, incluidas las mujeres, más del cincuenta por ciento de la población capaces de pensar y decidir.
     
    Si, además de que Jesús no fundó ningún sacerdocio, ni hizo alusión al mismo en la cena donde estaban los doce como símbolo de las doce tribus, ni tampoco se dice que no estuviesen las mujeres, como siempre estaban en el grupo, ni mucho menos se dice en el NT que el sacerdocio actual fuese de origen divino, expresamente, excluyendo a las mujeres, ¿dónde se dicen los argumentos de los que habla esa gerontocracia endogámica, la Curia Vaticana, y fuera de la realidad actual?
     
    Ya sabemos que el patriarcado y el machismo son tan antiguos como la humanidad, (que sepamos, Jesús fue una excepción, seguramente habrá habido otros), pero en nuestro tiempo las mujeres reivindicamos nuestra condición de personas en igualdad con los hombres que, aunque avalada por la DDHH, no hace falta que nadie avale nuestra condición de personas en igualdad de derechos.
     
    Termino como comencé, siento vergüenza ajena por esta Iglesia en este tema (y en otros que no son el caso en este hilo)
     

    • Mª Pilar

      Querida Ana:
      Estoy totalmente a tu lado, personalmente:

      ¡No tengo ningún interés, en llegar a ser parte de ese gremio!
      Un abrazo.
      mª pilar

  • Mª Pilar

    Quiero comprender en la lectura de este art.:

    Que nuestro querido amigo Alberto, ¡no es! el que asevera, que la mujer no tiene sitio, ya no en la iglesia, también en el mundo.

    Entiendo, que dice lo contrario, y que esta forma de ser la iglesia, no es del espíritu de Jesús, porque Él:

    ¡¡¡Si contó con mujeres de manera muy eficaz!!!

    ¡Jamás las apartó de su lado, ni de las responsabilidades que les otorgó! Por lo que leemos en los textos, eran mucho más coherentes que los hombres, embriagados (como siguen hoy) por el poder:

    ¡No sabéis lo que pedís y queréis!

    Si lo e comprendido bien:

    ¡Muchas gracias amigo Alberto!

    Y me uno a su manera de ver la iglesia hoy.

    Y… desde que puso sus “manos-ideas Constantino; meter la realeza humana, en las entrañas de la iglesia, y que otras también lo han seguido, despertó el hambre de poder, el lujo, la paranoia del vestir como ellos/as.

    ¿Donde está, el espíritu de…“Si tienes dos mantos, da uno a quien está desnudo pasando frío”?

    Un abrazo entrañable.

    mª pilar

  • Quien piense que un jesuita al uso va a pensar alguna vez que las mujeres tenemos la misma dignidad ante los ojos de su dios que las mujeres, está listo.

    Aaaaaaayyyyyyyyy

    Aaaaaaayyyyyyyyy

    Yo me parto. Qué cosas. Siglo XXI,  ya entradico.

    Aaaaaaayyyyyyyyy.

  • Pues bueno.

    Lo que yo te diga

    Pues bueno.

  • Antonio Toston De la Calle

    ¿Y cuantos sacerdotes escogió Jesús?. NINGUNO. Eso se lo inventaron ellos, los misóginos. De manera que no me tomen como ejemplo a Jesús porque le imitan en lo que les conviene, pero rechazan lo que no les conviene. O todo Jesús, o en nada Jesús. No me sean tramposos, no me sean trileros.

    De un plumazo se han cargado a la mayoría de la HUMANIDAD. Con un razonamiento espurio, ventajista. Y con una patada a toda lógica. Si las mujeres dejaran de prestar sus servicios en muchos casos de pura explotación ,ustedes estaban muertos.Para sirvientas de ese infatuado poder sí que valen, pero nada más. Exclavas sí, compañeras, no. ¡¡Tanto trabajo de mujer sin pago, sostiene este mundo.¡¡¡¡No les quepa la menor duda!!

    En un matrimonio con hijos muere el marido, y la mujer los saca a flote sin la menor duda. Muere la mujer, y el hombre se queda perdido, los hijos, son atendidos por una hermana del marido, si la tiene o de la mujer….. Sino procurará buscarla de alguna manera….

    Ciegos, mas que ciegos. Es la propiedad del poder. Ese es el que no quieren compartir. Solterones sucios, en todos los sentidos. Si no hubiera una mano femenina, morirían como aquel papá Bonifacio VIII, aquel que decía, “Fuera de la iglesia no hay salvación”, llenos de piojos, excrementos y suciedad.

    Y los dineros. Las herencias…..El caso no es pensar en la igualdad y dignidad de la persona.Se han inventado un nacimiento de Jesús con toda una parafernalia para su madre, y de ella han hecho una diosa….con tal de deshumanizarla, alejarla de su condición de mujer, tal cual ha sido creada.¿O acaso no estuvieron en el vientre de sus madres nueve meses?. Mejor tener en la mente un ser fantástico, irreal y elevarlo por encima de su cutre misoginia. La SUBLIMACIÓN es un desarreglo mental, aunque gratificante, sedante, opiáceo, que sirve para neutralizar pulsiones naturales, no inventadas por los seres humanos, para este mundo. Olvídense de tales señuelos, hagan frente a lo real, la mujer de carne y hueso, esa que nos parió a todos.

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