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Morreu don Basiliño

          Con 96 años don Basiliño Amoedo Cortizas ha muerto el jueves 10 de marzo, de Cuaresma, festividad de los santos mártires de Sebaste, de san Meliton y de santa María Eugenia de Jesús, en su casa de Armeans, aldea perdida en la Sierra de san Lorenzo, donde hay que llegar y salir por carreiros, parroquia de Santa Cristina de Cobres, partido judicial de Vilaboa, provincia de Pontevedra, archidiócesis de Santiago.

          En Sevilla hemos coincidido por avatares inescrutables que solo SDM conoce, cuatro hombres, ya viejos, que le tratamos por diversos aconteceres, allá en la Galicia rural, profunda y oculta, siendo los años sesenta y pocos del siglo pasado.

          Uno que fuera guardia civil del puesto más cercano a Cobres, otro antiguo juez de entrada en Vilaboa, un tercero maestro nacional en Curra y un servidor que anduvo como diácono en prácticas en la parroquia de Santadran, con don Avelino Blanco Tenrreiro, cura propio que fue de aquella. A través del guardia civil, jubiladísimo pero guardia civil, hemos sabido de la muerte de don Basiliño.

          Una misiña por el antiguo rito, en latín por supuesto y con el dies irae cantado, dicha por un capellán castrense, gallego como es natural, y luego una mariscadiña a escote para recordarlo a modo.

          A don Basiliño ordenaronlo con dispensa a los veintidós años. A los cuarenta y tantos lo suspendió a divinis el cardenal de Santiago y ha muerto en esa condición canónica. Vistió de sotana siempre, pese a la suspensión. Hace unos años la curia diocesana le ofreció la posibilidad de que solicitara la dispensa de cargas, pero no quiso aceptar la propuesta. Barajaron reducirlo, pero el vicario general en aquel entonces, compañero suyo de curso y amigo, enterró el decreto y lo dejo en paz.

           Desde que lo suspendieron y le quitaron la parroquia y lo dejaron sin congrua sustentación se dedicó a ir por las aldeas bendiciendo a los animales enfermos y con fama de curarlos se labró un respeto entre los paisaniños que lo llamaban cuando las vacas, las ovejas, los cerdos y los caballos no respondían a los remedios caseros ancestrales o a las visitas de los veterinarios que, además cobraban muchísimo más que él. Cuando lo conocí y traté cobraba un patacón por visita, o sea cinco pesetas. Los veterinarios no se movían por menos de cien. Don Basiliño miraba los ojos del animal, la lengua, tocabales la panza, les rociaba con agua bendita, poníales una mano en la testuz y acariciabales con la otra el pescuezo o la papada mientras rezaba en latín la bendición de animales del ritual. Los aldeanos mirabanle hacer en silencio. Y la fama que tenía era que la mayoría de las veces los animales curabanse.

          Las mulleriñas de las aldeas, los muchachos y neniños que toleaban, los hombres con idiocia, las mozas enamoradas y no correspondidas, las matronas con climaterio mal llevado, empezaron a pedirle su intervención ante los poderes misteriosos que gobiernan a las gentes y sus vidas.

           Don Basiliño recibía a todo el mundo, a las niñas, a las mujeres jóvenes o viejas siempre acompañadas por otra mujer; a los niños y muchachos con sus madres y a los hombres hechos y derechos, solos. Escuchaba pacientemente y sin tiempo a sus visitantes, tanto cuanto necesitarán. Les hacía rezar con él primero en silencio, luego una decena del rosario. Al final los bendecía mientras rezaba la salve en latín. Y, cómo ocurría con los animales, las personas mejoraban. O, cuando menos, encontraban consuelo y se sentían mejor. Tres euros por visita los últimos años.

           El capellán castrense que celebró la misa nos recordó que el Padre Eterno hace lo que quiere y como quiere y que basta con ser bueno para dejar pasar esa acción en favor de los que sufren. Este ordenado in sacris a los veintidós años, suspendido a divinis casi a los cincuenta, muerto a los noventa y seis, ha hecho real la afirmación de Salvador Paniker, “la vida no está aquí para juzgarla, sino para vivirla. No hay que protestar contra la vida. Hay montañas, pero también desfiladeros”.

8 comentarios

  • oscar varela

    Hola y Ok, ok!
    Morreu don Basiliño
    Pregunta:

    ¿Por qué el calificativo de “BUENO”

    suele aparecer en los estadios PÓSTUMOS?

  • Mª Pilar

    ¡Gracias por compartir la vida de este hombre genial en su sencillez!

    Persona siempre dispuesta a… acoger, aliviar, escuchar… y a todo cuanto se le pedía.

    Parece que nunca fue a imponer… sino a dar… ¡Dándose!

    Gracias-

    mª pilar

  • ana rodrigo

    Qwdelicia de relato. Gracias, Alberto.

  • olga larrazabal saitua

    En este mundo actual de luces y propagandas y de individualidades que buscan epatar, se echa de menos esas personalidades humildes como las descritas. Que hacen modestamente el bien, que escuchan tus pesares y te dan una taza de infusión y quizás te toman la mano.

  • oscar varela

    Hola!

    Leo:

    – “basta con ser bueno para dejar pasar esa acción en favor de los que sufren”-

    1- fue de lo que se anotició don Quijote moriturus (2a. Parte – Cap. LXXIV);

    2- Es el Sentido Común atribuido al proclamado Reinado de dios por Jesús-Galileo, según Salvador Santos, con quien coincidimos.

  • oscar varela

    Hola!

    1- Pues que debe de andar a las apuradas A.D.

    que el firmante por default sale “Redacción de Atrio”;

    aunque esta vez con cara de Alberto.

    2- Creo que este Cumpa Alberto tal vez tenga la amabilidad de contarnos (en el estilo que se le antoje), los orígenes de ese “su estilo” barroqueño.

    Tal vez …

     

    • Alberto Revuelta Lucerga

      Oscar, bendito, que en el cielo estás inscrito en el ara De la Cruz, muerte nuestra amén Jesús, que recitaba mi abuela en La Union, pueblo minero de artilleros detonadores. No tengo ni idea de donde me vino el barroqueo. Pero me comprometo a pensar en ello y darte, si se me alcanza, una explicación. Seguro

  • Gonzalo Haya

    Estas historias nos devuelven a la vida real, a lo que realmente sucede, sin explicar por qué sucede, ni discutir si es que puede suceder. Así sucedió. Al leerlo he recordado lo del sermón de Pedro sobre Jesús: “pasó haciendo el bien”, ya fueran milagros o no.

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