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El proyecto laico de Jesús

          El proyecto de Jesús era formar una sociedad justa basada en la fraternidad como hijos de Dios. Tiene por tanto una motivación trascendente –que puede considerarse religiosa– y una concreción social inmersa plenamente en nuestra vida diaria –que puede considerarse laica. Digo laica, porque reconoce las normas razonables según el consenso de la sociedad.

          En nuestra práctica religiosa, las relaciones con Dios –el culto y las creencias– han monopolizado nuestra atención relegando a un segundo plano nuestras relaciones mutuas en justicia y solidaridad. Sin embargo Jesús situó el segundo mandamiento –la relación fraternal– en el mismo nivel que la relación con Dios (Mt 22,34-40).

          Más aún, a las dudas de la mujer samaritana sobre el culto religioso, responde Jesús: “Se acerca la hora en que no daréis culto al Padre ni en este monte ni en Jerusalén… los que dan culto verdadero adorarán al Padre con espíritu y lealtad” (Jn 4,21-3).

          En su experiencia mística, del Jordán, Jesús sintió a Dios como Padre que le transmitía su espíritu y le enviaba “a dar la buena noticia a los pobres, a proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año favorable del Señor “ (Lc 4,18s).

          Jesús interpretó su misión fundamentalmente en el ámbito de lo laico, de la vida diaria, más que en el ámbito de lo religioso. Su enseñanza no se centró en Jerusalén ni en el Templo, no ocupó la cátedra de Moisés, sino que recorrió las aldeas de Galilea y sus alrededores escuchando los problemas del pueblo, haciendo lo que podía por remediarlos o suavizarlos –fueran milagros o placebos–, y promoviendo unas relaciones de solidaridad y fraternidad. “Pasó haciendo el bien y curando a todos los sojuzgados por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10,38).

          La autenticidad de una experiencia mística se manifiesta en la compasión. San Juan de la Cruz acudía frecuentemente a los hospitales a cuidar a los enfermos y fregar sus bacinicas. Simone Weil, de familia judía, filósofa y mística, trabajó como obrera agrícola e industrial, y se comprometió por los derechos humanos; pero no quería recibir el bautismo porque no aceptaba su estricta ortodoxia.

          La religión judía se radicalizó al volver del exilio babilónico (siglo VI a V aC). Esdras y Nehemías reconstruyeron el Templo y las murallas de Jerusalén, y reelaboraron los textos de la Ley, para reafirmar la cohesión del pueblo judío, que se había dispersado y contaminado con la religión y las costumbres de sus vecinos. Para fortalecer y preservar la identidad judía, introdujeron el descanso sabático en el relato de la creación, endurecieron la prohibición de los alimentos impuros y la comida con los paganos, y anularon los matrimonios con mujeres paganas, a las que incluso expulsaron a sus países de origen. La religión, más que una relación con Dios, se convirtió en una garantía de su identidad nacional.

          Jesús invirtió los términos. La relación con Dios no se concretaba en un nacionalismo administrado por la jerarquía sacerdotal del Templo de Jerusalén, sino en una relación solidaria y fraternal no sólo entre los mismos judíos, sino también con los pueblos considerados paganos. Jesús practicó sus curaciones –signos de la salvación mesiánica– igualmente a los enfermos samaritanos, romanos, gerasenos o fenicios.

           Comprendió que la religión no podía impedir, ni dificultar, ni ignorar, esta solidaridad fraterna y universal. El descanso sabático no podía impedir la curación de un enfermo, ¡ni aplazarla hasta el día siguiente!; las impurezas legales no podían impedir la comida con los vecinos, aunque fueran de otras religiones.

          El Dios de Jesús no es el dios de una religión exclusivista –judía, cristiana, musulmana, o hinduísta– sino el Dios de la creación “que hace salir el sol sobre buenos y malos” y “que viste a los lirios del campo” (Mt 5,45; Lc 12,7).

          Las enseñanzas de Jesús tratan más de las relaciones humanas que de las relaciones con Dios; el segundo mandamiento es igual al primero, toda Ley se resume no en el culto sino en el amor fraterno, “si yendo a presentar tu ofrenda al altar, te acuerdas allí de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, ante el altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano; vuelve entonces y presenta tu ofrenda” (Mt 5,23s).

          Al leer los evangelios, nos llama la atención las frecuentes referencias a curaciones y a las comidas en común, ya fueran sardinas en la playa o un festín de boda, y es que Jesús puso la salud y las relaciones humanas en la base de su proyecto de igual y solidaridad social. Por eso comía con los discípulos, con familias amigas, con multitudes judías y paganas, o con fariseos, y recaudadores de los impuestos. El único sacramento que claramente instituyó Jesús, lo presentó como una comida, el pan y el vino repartidos y compartidos, La Cena del Señor (que Pablo y las primeras comunidades interpretaron como sacrificio pascual).

          Para explicar su proyecto social –el Reino o gobernanza de Dios– Jesús no empleaba términos o ejemplos religiosos, sino palabras y ejemplos tomados de la vida diaria de todo ciudadano. Ejemplos tomados de los elementos de la naturaleza, el sol, la lluvia, el trigo y la cizaña, los árboles, la viña, los rebaños; de los oficios comunes: en el hogar, en la pesca, o en el campo, emprendidos con arrogancia, apocamiento, o prudencia; de las relaciones sociales: amigos, celebraciones sociales por boda o encuentros familiares, asistencia a un herido abandonado, y especialmente de las relaciones padre-hijo.

          El proyecto de Jesús tiene una motivación religiosa o, mejor, trascendente: Dios como Padre común de todo el género humano; pero su contenido es tan laico como el de la Revolución Francesa: igualdad y fraternidad en libertad (sin guillotina).

30 comentarios

  • M.Luisa

    Impulsada por la iluminadora   lectura del  apartado de Salvador Santos,  “Apariciones entre interrogantes – 5” y ya que  fue él quien inspiró  mi intervención aquí, vuelvo a darle un repaso a lo que comenté entonces para cerciorarme  si guarda coherencia con lo que nos dice en la  nueva entrega arriba citada.

    Le comentaba al autor de este artículo G. Haya en mi primera intervención recogiéndole el párrafo en que decía:

    “El proyecto de Jesús tiene una motivación religiosa o, mejor, trascendente: Dios como Padre común de todo el género humano; pero su contenido es tan laico (…)”

    Le decía, pues, que si de verdad,  se quiere partir  de la laicidad, para enfocar el problema,  hemos de prescindir del supuesto de  esa motivación religiosa   y quedarnos sólo  con el Proyecto.

    Interpreto, pues, que es lo que nos está diciendo S. Santos en el hilo insertado hoy. Léase por ejemplo el último párrafo … o Proyecto?

    No se me interprete mal  pues  sólo estoy intentando atar hilos ( nunca mejor dicho) ya que para seguir adelante y no quedarnos en meras repeticiones no es bueno, pienso, independizar la variedad de contenidos textuales  a nuestro alcance si  en ellos hay algo que nos fuerza  a una reconsideración  mayor que los adecué en un estadio superior de más comprensión.

  • M.Luisa

    Voy a tratar de desarrollar un poco más la idea de mi anterior comentario pues entiendo que no es de fácil penetración.

    De entrada quiero manifestar que mi intención no es tanto una explicación hacia fuera sino vuelta hacia mi misma ya que en su ejercicio puede ponérseme, en claro o no,  lo ya expresado anteriormente

    Lo primero es traer aquí lo que me respondió  Salvador Santos cuando le pregunté, con respecto al Evangelio, por el sentido común. Y decía

    “ El sentido común del Galileo se observa en que analizó sin impedimentos la realidad de su tiempo a partir de su propia realidad. (…)”

    Un dato fundamental en la composición de esta frase es la “realidad” es decir,  la humana realidad  de Jesús que se le desvelaba al tiempo que ejercía su  actividad con la realidad de su entorno. Por tanto, si por sentido común se entiende  aquella sensación que por serlo nos es común a todos nos estaremos equivocando. Se ha de hacer entrar en el análisis, la realidad  pero no entificándola hablando de lo trascendente sino   alcanzándola desde la realización  de la trascendencia  en el mundo.

    • oscar varela

      Hola M. Luisa!
      Gracias por intentar analizar la frase de Salvador:
      -“ El sentido común del Galileo:
      * analizó la realidad de su tiempo
      * a partir de su propia realidad.-”
      …………………
      1- La “realidad de su tiempo”
      (que “analizaba” desde su “propia realidad”)
      era la de una infinita hijaputez del Poder descartador.
      2- Cualquier parecido con la “la realidad de nuestro tiempo”
      es mera coincidencia!

      • M.Luisa

        Hola Oscar! Creo que te equivocas al darme las gracias porque mi intento de análisis, como bien creo pudo entenderse, se dirigía hacia mí misma aprovechando su ejercicio (el de analizar) precisamente por la oportunidad que me brindó la citada frase gracias, ahora sí, a la amabilidad de Salvador Santos al atender mi petición, pues intuía que me iba a dar una alegría.

        Sin embargo esto no quiere decir que mi análisis pretendiera ser una suplantación. Parece como si te haya sabido mal esta pequeña satisfacción, pues conozco muy bien tu posición frente al concepto de realidad que piensas equivocadamente que se le da la misma connotación del “en sí” de la realidad de antaño, pero no me cabe en la cabeza que en la frase ” realidad” tuviera este sentido.

        Disculpa… no he tenido tiempo de abrir el video pero sí lo tengo ahora para mandarte un cordial saludo.

      • M.Luisa

        …sigo ¿Cómo le hacía frente el Galileo a la situación real de su tiempo calificada por ti de infinita hijaputez?(cosa que no me parece mal) pues, con miras a su Proyecto, dándole la vuelta mediante sus actuaciones, su praxis, a partir de lo que él sentía con respecto al proyecto. Es decir con respecto a la realidad del Proyecto, o a la inversa, del Proyecto como realidad, no como ficción. Por eso decía en mi primer comentario que la realidad humana o la humanidad de Jesús se le iba desvelando, iba tomando conciencia, al tiempo que ejercía su actividad con el entorno, éste del cual dices que era una hijaputez del Poder descartador.

  • M.Luisa

    El tema de la laicidad de Jesús es uno de los que con más frecuencia ha sido tratado aquí pero ahora con la frescura que conservo del pequeño intercambio que tuve con Salvador Santos a propósito del”sentido común” una formulación tan generalizada y tan proclive a confusión,  me sobreviene una nueva manera de enfocarlo.
    Nueva, pero ya conocida por mis planteamientos no dualistas y es que al fijarme en el último párrafo del artículo donde dice

    “El proyecto de Jesús tiene una motivación religiosa o, mejor, trascendente: Dios como Padre común de todo el género humano; pero su contenido es tan laico (…)”

    Si de verdad se parte de la laicidad, para enfocar el problema,  hemos de prescindir del supuesto de  esa motivación religiosa   y quedarnos sólo  con el proyecto,  porque   es a partir de él que la trascendencia revierte en posibilidad, cobra efectividad precisamente en la realización activa de aquel. Por tanto no se trata de un conocimiento posible  de lo trascendente sino de una realización práctica de lo trascendental.

    Si esto segundo nos remite a la unidad, lo primero, pienso, todavía nos remite al dualismo clásico.

  • oscar varela

    DECLARACIÓN
     
    “Movimiento También Somos Iglesia-Chile”
     
    Con motivo de los hechos que enfrenta la Iglesia Católica chilena y que alcanzan a la Iglesia toda, es que nos permitimos presentar 7 Orientaciones nuevas para afrontar la crisis del poder en la Iglesia chilena y en la universal, del teólogo José Comblin, que expone en su artículo “Sobre el poder en la Iglesia“, que hacemos nuestras como “Movimiento Tambíén Somos Iglesia-Chile“.
     
    ¿Cuáles serían las orientaciones nuevas con relación al poder en la Iglesia hoy día?
     
    1) En primer lugar se necesita reconocer el poder de los laicos, basado en los carismas y dones espirituales que recibieron, las responsabilidades evangelizadoras que asumen, etc.
     
    2) En todas las instancias, desde el concilio ecuménico hasta los consejos parroquiales los laicos deben tener voz deliberativa y pueden decidir con el clero en todo lo que no se refiere a la doctrina definida definitivamente.
     
    3) Los laicos deben tener voz activa en las elecciones en todos los niveles desde la elección del Papa hasta la elección de los párrocos.
     
    4) Los laicos deben tener voz deliberativa en lo que se refiere a la liturgia, a la catequesis y la organización de la Iglesia.
     
    5) El principio básico es que el poder no puede ser concentrado en una sola persona.
     
    6) La base de toda la reforma del sistema de poder es la publicidad. La preparación de las decisiones debe ser abierta, publicada y los documentos necesarios deben estar a disposición de todos. No puede haber secreto de los nombramientos, ni de las decisiones prácticas tomadas por una sola autoridad.
     
    7) Es necesario crear una instancia jurídica independiente en la que las personas que se sienten víctimas de injusticia puedan recurrir.
     
    En la actualidad, un laico no tiene defensa frente al clero o a los religiosos; las religiosas no tienen defensa frente al clero; los sacerdotes no tienen defensa frente al obispo; y los obispos no tienen defensa frente al Papa.
     
    El principio básico es que el poder está en todos los cristianos aunque en grados distintos y que la estructura debe reconocer esta situación.
     
    El segundo principio es que ninguna persona humana representa sencillamente el poder de Dios y por lo tanto puede ser corregido en todo lo que no es poder de Dios, sino afirmación de sí mismo. Para eso debe haber una corrección fraterna que debe ser pública.
     
    El poder de Dios crea, construye, edifica, aumenta, confiere más libertad.. Todos los poderes eclesiásticos que no actúan en ese sentido, no son poder de Dios y deben ser contenidos, limitados, corregidos estructuralmente. Las estructuras deben sacar las oportunidades de abusos de poder como en cualquier sociedad, y para disminuirlos es necesario que haya normas que equilibren los poderes de todos.
     
    Juan Subercaseaux (abogado) – Enrique Orellana (profesor).

  • Siento que el copia y pega haya salido mal. Espero que lo arreglen los técnicos.

  • Según nos cuenta M.Luisa en otro hilo, S.Santos le decia que—“El sentido común del Galileo se observa en que analizó, sin impedimentos y a partir de su propia realidad, la realidad de su tiempo”.

    Situándome en mi realidad diría algo asi como que…

      En nuestra sociedad opulenta se palpa una cierta sensación de hartazgo, ante la brecha en la convivencia  generada por un crecimiento y un consumismo desbocados, en una parte de la sociedad. Y el caso es que esta gente tampoco acaba de mostrarnos la mejor cara de la felicidad más auténtica.  Al parecer, el placer de consumir es demasiado efímero. Es evidente que depende de muchas cosas que se escapan a nuestro control. Si el tal placer lo queremos más consistente y duradero, tendremos que buscarlo por algún otro lado. ¿Qué tal si le damos alguna vuelta a eso de… el placer de ayudar?  Tiene al menos una ventaja. Si eres capaz de sentirlo, tu felicidad no dependerá de nada, ni de nadie. Siempre estará al alcance de tu mano, porque nunca faltará a tu lado alguien al que, en la medida de tus posibilidades, puedas ayudar un poquito.

    Será una tontería más, pero como que para mi, el proyecto laico de Jesús sería algo así como el querer acercarnos a la felicidad más autentica, aquí en la Tierra, descubriéndonos el placer de ayudar.

    • Salvador Santos

      Buenos días, Iñaki

      Por ahí, a mi juicio, encontraremos la puerta estrecha. Prestar ayuda es una de las características de la sociedad alternativa. Y tal actividad, además de dar valor a la persona:

      “La esplendidez da el valor a la persona. Si eres desprendido, toda tu persona vale…” (Mt 6,22),

      produce felicidad de la buena:

      (Refiriéndose al grupo de seguidores)
      “Dichosos los que prestan ayuda,
      Porque esos van a recibir ayuda” (Mt 5,7).

      Te mando un abrazo, Iñaki

      • Hola Salvador
        Es de agradecer cómo has enriquecido, con pocas palabras, mi comentario. Para mi es una suerte contar con maestros de tu nivel.
        La puerta si que es estrecha. Prestar ayuda tiene sus espinas.
        Dadas las propias limitaciones, siempre que atiendes a alguien, parece que dejas de hacerlo a alguna otra persona. Es ley de vida y toca cargar con esa cruz…… aunque sigue mereciendo la pena. ¿Suena un poco a masoquismo?

        Un abrazo.

  • Es que tengo la impresión que algunos piensan que si no creemos que Jesús es una encarnación del mismo Dios, es que no creemos en Dios.

    Es que no es eso. Al menos no es mi caso. Jesús es un hombre con su visión de la vida, de como sería su sociedad ideal, creo que le llamó reino de Dios, y con su visión de Dios, absolutamente condicionado con la religión en la que fue educado. Y si, matizó cosas del Dios del judaísmo.

    Esa persona o personaje  te puede gustar o no. A mí me encanta, porque como he dicho mil veces, es mi proyección personal sobre él. Es que creo que lo que dice es la actitud mejor ante la vida. Lo admiro profundamente.

    Pero Dios? Pues no.

    Porque mi Dios no cabe en ningún hombre. En ningún planeta, en ningún sistema estelar, en ningunas galaxia, ni tan siquiera en un universo. Esta en todo a la vez. No sé qué hace, no sé qué quiere. Pero está.

    Si a esta forma de pensar hay quien la identifica con una postura de arrogancia porque lo quiero entender todo. Sencillamente no es cierto. Todo lo contrario, es una aceptación de mi enooooooooorme limitación ante casi todo. Y ante el conocimiento de lo que llamamos Dios, o sea, no veas.

    Hablo en primera persona porque nadie me ha pedido que hable en su nombre, ni me atrevería, ni me gustaría. Salvo en mi comentario de ayer del cual me arrepiento.

    Pero sí afirmo , porque hablo con personas que nada tienen que ver con temas de exégesis, ni de teología, si afirmo que las personas no hemos dejado de creer en Dios. No es cierto que los católicos que no aparecemos por la iglesia hemos dejado de creer en Dios. Eso no es cierto. Habrá quiénes piensen que no y hay quien piensan que si. Pues como siempre. Lo que sucede es que ahora nos atrevemos a decirlo.

    Es que las religiones van por un lado y Dios por otro. Quizás es tan sencillo como eso.

    Sé que siempre digo lo mismo. Y no creo que lo vuelva a repetir. Estoy cansada de oírme. Ustedes tienen que estar muertos ya. Lo siento.

    Un saludo cordial

     

    • Rodrigo Olvera

      Hola Carmen

      Yo no me canso de leerte. Lo disfruto. Coincido mucho contigo, y en lo poco que no coincido, me haces pensar y cuestionarme.

      Te mando un gran abrazo desde México.

    • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

      Carmen, tu cristianismo heterodoxo y honesto es hoy imprescindible para miles y miles de creyentes. Aciertas. Y es sencillo, simplemente colocas algunas piezas fuera del tablero. La teología no “puede” hacerlo. No la mitifiques. No somos dueños del tablero. Ese es el secreto de tu acierto.

  • Román Díaz Ayala

    “El proyecto de Jesús era formar una sociedad justa basada en la fraternidad  como hijo de Dios”.

    Una premisa como la establecida por  Gonzalo Haya para exponernos su pensamiento reúne muchos asentimientos, incluso el de quienes están inmersos en una ideología totalizante de lo profano y que excluyen toda apelación  a lo trascendente (lo divino)

    Luego viene su tesis de que surgiera la religión inmediatamente después que  el colectivo de seguidores le diera una prioridad  creciente a las relaciones con Dios (culto y creencias) postergando las relaciones de justicia y solidaridad

    Visto así la verticalidad sobrevenida vino después y sustituyó la horizontalidad establecida por Jesús rompiendo con los  esquemas religiosos de su pueblo. Jesús, por tanto, según el autor, ahondó en la dimensión espiritual de la persona en oposición a las prácticas que conlleva  una religión establecida con graves acusaciones  contra el judaísmo instaurado a la vuelta del exilio babilónico (final del siglo VI a.C.)

    Tal visión de los evangelios y de su figura central: Jesús (porque los evangelios fueron escritos para hablarnos de  Jesús) obvian que Jesús dentro de su proyecto y como parte del  mismo vino a restablecernos la verticalidad. Aseguró haber venido ( nacido)en el cumplimiento del plan de Dios establecido y dado a conocer en virtud de  Ley de Moisés (La Torá) y garantizadas por Las Escrituras.  Su muerte en obediencia   al  plan y  resurrección por el poder del Espíritu  fue el sello de tal Promesa.

  • ana rodrigo

    Respecto a lo que dice Oscar sobre si Jesús tenía un plan, pienso que Jesús, como ser humano, vivió de una manera determinada, en un contexto cultural y social determinado. Durante siglos se ha discutido mucho sobre el Jesús-humano, y difícilmente se le ha podido desacreditar como un ser humano ejemplar.

    ¿Tenía Jesús algún plan? Pues parece ser que tal como se deduce de los evangelios su plan era el plan de Dios, pero por otro lado también se deduce que él creyó que su manera de entender la vida, sus hechos, su ejemplo, podría ser válido como patrón universal para vivir en plenitud, y por eso recomendó a quienes le acompañaban que lo expandieran a los todo el mundo. Es lo que dice Gonzalo en su artículo. Creo que lo último que Jesús pensó fue en la creación de una nueva religión que encorsetara su mensaje en normas y mandatos de obligado cumplimiento, por mucho que se diga que su plan era la fundación de la Iglesia.

    Pero no es menos cierto que una particularidad fundamental de Jesús fue su apelación y fundamentación de su vida en lo trascendente, que él llamaba Padre o Dios. Esta actitud vital, llamémosla religiosa, no interesa a muchísimas personas, pero la inquietud ante el misterio sigue ahí en el plan de la actividad cerebral del ser humano.

    ¿Cuál podría ser su plan?, ¿La realización de la vida del ser humano exclusivamente desde lo inmanente, o la de su realización desde el fundamento y sentido de la vida en Dios? ¿o las dos cosas a la vez? Creo que son compatibles y son válidas juntas y por separado. Aunque objetivamente, siempre será válida la opción de realización humana por tratarse de valores universales válidos para cualquier ser humano sea o no creyente en Dios. ¿Se puede llamar plan de acción su invitación a imitarle en lo que fue su vida humana?

  • oscar varela

    Hola!

    Estamos considerando lo “LAICO” del Proyecto. Ok!

    ¿Podríamos echarle un vistazo al “PROYECTO“?

    Entonces pienso-me-pregunto:

    1- Un Proyecto necesita de un PLAN (táctica y estrategia); una LOGÍSTICA. La mínima que sea, pero que sea!

    2- ¿Cuál fue el PLAN de Jesús?

    NOTA personal: cualquier opinión que se apoye en Dios o el Espíritu, lo siento, pero no me va a entrar en la cabeza!

  • ana rodrigo

     
    Pienso que la dificultad que podemos tener sobre esta cuestión del laicado, no está tanto comprender los hechos de la vida de Jesús, sino lo que la Iglesia a través de su teología (“teorías” sobre el evangelio) ha inducido a las masas sociales de todos los tiempos a priorizar un determinado espiritualismo evasivo.
     
    Es más cómodo hacernos un Dios- Jesús, o Jesús-Dios a nuestra comodidad, que mirar y ver a los seres humanos en sus dificultades, sufrimiento y necesidades.
     
    Es cierto que Jesús no nos dejó una doctrina social revolucionaria, más bien, él fue un individuo que marcó unas pautas de conducta individual, y no es menos cierto que su mensaje fermentó en una sociedad falseado hasta configurar una religión centrada en las creencias, el culto y el rito a un Dios muy perfilado como: Un Dios Padre al que nadie ha visto ni oído, pero que se ofende, que ama, que perdona, que tiene compasión, etc. Un Dios hecho hombre a imagen y semejanza del hombre-varón, con sus atributos de poder y omnipotencia, al que le podemos pedir y esperar que nos conceda cualquier cosa, y si no nos la concede, nos sometemos a su voluntad, “es lo que Dios quiere”. Casi nos anula en nuestras responsabilidades personales de tanto mirar al cielo.
     
    Con un Dios tan ajeno a nuestra accesibilidad – el Dios de la teología y los dogmas-, al mismo tiempo que con un hijo de Dios tan humano, -Jesús-, hemos optado de forma generalizada por el primero, por el misterio, por la evasión llevándonos al desinterés por aquello que está en nuestra mano, lo humano, independientemente de si se pertenece a una religión, a otra o a ninguna. Y fue lo que hizo Jesús, eso sí, sin perder la perspectiva transcendente religiosa de Dios. Un proyecto, como dice Gonzalo, laico, humano, accesible y realizable.
     

  • Asun Poudereux

    Gracias, Gonzalo. Siempre estás al punto.
     
     Personalmente diría que el Proyecto de Jesús es auto-trascendente en tanto en cuanto se centra y sostiene en lo humano, los pies en tierra en el aquí y el ahora,  sin dualidad que valga.

    Y ahora refiriéndome a los comentarios suscitados,  y por otra parte, sin ser una especialista en los temas de los hilos, que nos ocupan estas últimas semanas y que creo abre puertas a un espacio mucho más amplio, plural y diverso, pero sobre todo asentándose en la  vía práctica desatendida y siempre por hacer:

    -Teologías del Sur de Juan José Tamayo,
    -Apariciones entre interrogantes de Salvador Santos,

    Tiendo a ver lo positivo, por necesario,  que hay en la aportación de Gonzalo Haya en este artículo, como la de José Arregui en El Espíritu y el ocaso de las religiones.
    ¿Por qué lo digo? Fíjate, Oscar,  y demás compas.
    Dado que dar pasos hacia adelante,  en concreto, traspasar el umbral hacia lo nuevo, mejor dicho, que descubrimos que nos es nuevo por desconocido, no considerado, no me parece que se realice normalmente dando saltos al vacío, tampoco por moda y tendencias impositivas, por ejemplo.  Es decir, siendo algo tan de uno mismo, no parece que sea posible, sin que haya antes experiencias de vida,  vivencias,  que nos impulsen a hacerlo, porque siempre se siente una especie de orfandad. A veces demasiado dura.

     Por lo que considero preliminar no rechazar en seco, sino ir integrando lo anterior, para acceder a  niveles  más abiertos e ir poco a poco trascendiéndolos  al paso que toque a cada cual.

    El llamado “gatopardismo”, puede ser una premisa en el proceso evolutivo, aunque pueda también utilizarse como táctica de autoengaño, aparente retroceso con efecto imán  por todo lo que se deja tras de sí.  Es muy comprensible. 
    Cada persona tiene su propio ritmo evolutivo, que se ha de respetar.
    Y ya me callo, porque las palabras aunque escritas, se las lleva el viento.
    Lo crucial es lo que se hace con y en medio de toda esta continua re-situación en la vida.
     
    Gracias atrieros.

  • Gracias . No represento a nadie, pero le agradezco en nombre de todos los laicos que no llegamos a entender del todo bien la doble naturaleza de Jesús, humana y divina. Los y las que solamente entendemos la naturaleza humana de Jesús y nos gusta. En nombre de todos los que de alguna manera nos sentimos mal por no poder honestamente decir que creemos  algunas de las cosas que leemos o escuchamos ,dichas por personas obviamente muy preparadas, en nombre de muchos cristianos de a pie que en muchas ocasiones nos sentimos ignorados, ignoradas: Gracias.

    carmen.

  • Román Díaz Ayala

    Un breve apunte de anticipación (lo demás está necesitado de un largo reposo  que no poseo  ahora)

    –Las categorías   laico-religioso, o laico-clerical corresponden a un modo de pensar moderno.

    –podemos decir que Jesús era laico  porque no pertenecía a la clase sacerdotal que correspondía a la tribu de Leví. Según los evangelios Jesús pertenecía a la familia (descendiente) de David.

    — La teología católica romana reproduce el sistema de estamentos vetero-testamental  asociando el presbiterado con el oficio levítico, un sacerdocio funcional propio de una clase, que le diferencia y le separa del resto del pueblo (laikós).

    Nota: no puedo acceder ATRIO por medio de Google, tengo que usar Explorer. Por favor;¿Alguien se puede poner en contacto con Carmen para ayudarla a comunicar?)

    • Asun Poudereux

      Hola, Román!
      Intenta ponerte en contacto con el correo de Antonio o el de Atrio.
      Estamos teniendo todos problemas de comunicación.
      Espero que al final las cosas se resuelvan.

      Un abrazo.

  • Mª Pilar

    Totalmente de acuerdo con Oscar… más de lo mismo… disfrazado.

    mª pilar

    • oscar varela

      Hola Pili!
      1- Entiéndase que tu y mi “más de lo mismo”
      no es a lo que apunta Gonzalo en el cuerpo del Artículo,
      sino lo que (sin decirlo) evita la tal “mascarada”
      2- Aprovecho el sentir nostálgico de Isidoro respecto a
      “El tanguito imprescindible” para presentar el “gatopardismo”
      presente desde las antiguas culturas del “destape” propuesta
      en lo llamado en n/tiempo MASCARITA de CARNAVAL:

  • Isidoro García

    Yo le quiero dar otra lectura algo diferente al buen artículo de Gonzalo. El proyecto laico de Jesús, perfilado por Gonzalo, peca, (para mi parecer), de quedarse en la mitad, y encima, en la mitad segunda, (aunque importante). Lo primero y principal, es qué hacemos con nuestras vidas, y luego está el cómo conseguirlo.

    Creo que muchas veces cuando no tenemos claro el verdadero objetivo de nuestras vidas, y por ello tendemos a sustituirlo, por el cómo conseguir ese objetivo. Y ponemos el carro a tirar de los bueyes. (Al igual que el amigo Oscar tiene la muletilla del “gatopardismo”, (últimamente, nos ha dado un poco de tregua tanguista), yo tengo la muletilla del carro y los bueyes. ¡Perdón!).

    Eso es el núcleo del moralismo, el que nos fijamos sobre todo en lo que no hay que hacer, pero nos distraemos de saber lo que hay que hacer, el objetivo que queremos conseguir, lo que queremos hacer con nuestras vidas.

     

    Eso se desprende, por ejemplo, de la interpretación de los dos mandamientos bíblicos. El primero, nos dice lo que tenemos que hacer, y el segundo nos dice cómo. El primero,  es el principal, el segundo es una parte de la forma de conseguir el primero.

    El problema es la interpretación que le demos al primero: Amarás a Dios sobre todas las cosas. ¿Qué significa eso? ¿Cómo amar a alguien/algo/ ( ), que no sabemos ni lo que es, ni cómo es, y ni siquiera, si es?.

    En los tiempos primitivos pasados, “Dios” era un ente, un ser personal, sujeto por tanto a las relaciones propias con otro ser: afecto, obediencia, sumisión.

    En los modernos tiempos, del “Dios” ignoto y/o ausente, las relaciones con Dios, deberían realizarse a través de su obra, de su rastro, de lo que hay al otro lado de su huella dactilar: el Universo.

    ¿En estos tiempos modernos, qué puede significar “amar a Dios”?. Pues yo creo que seguir sus leyes del Universo, que esas sí que sabemos que funcionan y son imperiosas. Todo, todo, todo en el Universo, cumple esas leyes “religiosamente”, y por eso Teilhard hablaba de la santa materia, y san Francisco, veía a Dios en sus florecillas y sus pajaritos del campo.

    Y ¿cuál es la Ley del Universo respecto a nosotros?. Pues que lleguemos a ser lo que somos. Que sigamos nuestra naturaleza. Que maduremos, nos auto-realicemos, y que seamos felices, creativos y bondadosos con nuestro entorno.

    Eso se consigue esforzándonos en desplegar nuestro potencial humano, y cooperando en que nuestros hermanos humanos, también lo consigan. Pero esto último, que es la materia del segundo mandamiento de Dios, no es más que la consecuencia del primero. Antes de amar a los demás, hay que amarse a sí mismo, (aunque muchos no comprendan bien esta expresión).

    Antes de perdonar a los demás hay que perdonarse a sí mismo, y antes de sanar nuestras relaciones con los demás hay que sanarnos a nosotros mismos, disolviendo los obstáculos que frenan nuestro desarrollo de nuestra personalidad natural heredada en nuestros genes.

    Porque si no nos amamos, en el sentido de procurar desplegar el potencial humano de nuestra naturaleza, el humano incompleto, con un desarrollo bloqueado, o con una psique desnortada y alienada, por las heridas emocionales, resentimientos, miedos, etc., sin restañar, y por fuertes errores cognitivos y creencias erróneas, sin corregir, entonces al final le será muy difícil ayudar al prójimo, aunque tenga buena intención.

    Y aunque uno pretenda ya sea laica o religiosamente, ser solidario y fraternal, es difícil hacerlo bien, cuando se va sin brújula y sin tener claro donde se va, o con un objetivo equivocado.

    ¿De qué te sirve querer “salvar” el mundo, si malgastas tu vida, y no obedeces el primer mandamiento de obedecer la Ley de Dios que ha dispuesto que despliegues la naturaleza que te ha dado?.

  • oscar varela

    Hola Gonzalo!

    ¡Bien!

    1- Te estás arrimando a una “teología profana”.

    2- Opones “laico” a “religioso”, y así

    3- no caes en la trampita de oponer “laico” a “sagrado-jerárquico”.

    4- esa “trampita” es “religiosa” (más de lo mismo)

    5- esa “trampita-gatoparda” se va viendo acentuada en la teología seudo-actualizada de batir el parche del “Bautismo” frente al Orden sacerdotal. Puro y duro gatopardismo!

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