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La Ressurrección como una revolución en la evolución

        En la siguiente entrevista del 27 de marzo de 2018 Boff explica que “la Resurrección es la concreción de la utopía predicada por Jesús, el Reino de Dios que implica la superación de morir y de la muerte”. Pero ¿cómo comprenderlo dejando de lado pruebas (científicas) concretas? Es ahí donde, según el teólogo, se inscribe como alternativa la narrativa mítica. “El mejor camino es elaborar narrativas y proyectar mitos que, en el sentido moderno del término, son un medio de expresar lo indecible. El mito no inventa el hecho, le da una forma para que podamos comprenderlo”, explica.

Lea la entrevista completa.

IHU On-Line – ¿En qué medida la Modernidad perturba el entendimiento pleno del concepto de Resurrección?

Leonardo Boff – No veo que la Modernidad tenga interés en el tema de la Resurrección, no los autores que conozco. Sí se preocupan por el tema de la muerte. Por otro lado, si tenemos un concepto más profundo del ser humano, ahí sí apunta el tema de la Resurrección. Si aceptamos que el ser humano es un proyecto infinito y está devorado por un deseo que no conoce límites, como Aristóteles y Freud reconocieron, ahí se plantea la pregunta: ¿cuál es el objeto adecuado a su impulso infinito y al oscuro objeto de su deseo infinito?

Sólo un infinito sacia nuestra sed de infinito, sólo una vida que es eterna hace descansar el deseo. Es la famosa experiencia agustiniana del “cor inquietum” que sólo descansa cuando encuentra a Dios. El sentido de la vida es más vida, es la plenitud de la vida. Es lo que los cristianos llamamos Resurrección.

IHU On-Line – ¿En qué consiste el “resucitar” según la Teología y la Antropología?

Leonardo Boff – La Resurrección no puede ser identificada con la reanimación de un cadáver como el de Lázaro que, finalmente, acabó muriendo. La resurrección es la irrupción del “novissimus Adam” de San Pablo (1Cor 15,45). Es decir, es la completa realización de todas las incontables virtualidades presentes en el ser humano. Si es un proyecto infinito, la Resurrección representa el momento en que estas virtualidades llegan a su plena floración.

IHU On-Line – ¿Cuáles son los límites de buscar la Resurrección como un dato histórico? ¿Y de qué forma la lectura mítica puede ampliar el entendimiento acerca de la Resurrección?

Leonardo Boff – Nadie vio la resurrección de Jesús. Tenemos sólo testimonios de personas a las que se dejó ver y algunas señales como el sepulcro vacío y sus vestiduras. Por lo tanto, no es un hecho histórico susceptible de ser detectado por una cámara o por la televisión. Es un hecho que sucedió en Jesús, accesible por la fe en los testimonios.

        Este evento no pertenece al mundo del bios, de la vida biológica que siempre termina en la muerte. Por eso los textos juiciosamente hablan de Zoé, que significa una vida eterna. Tampoco dicen: hemos visto al Señor, sino: Él se dejó ver (óphte en griego, aoristo pasivo de oráo ver). La iniciativa parte de Jesús y no de los apóstoles, a los que les permite verlo. Podríamos decir que la Resurrección es la concreción de la utopía predicada por Jesús, el Reino de Dios, que implica la superación de la muerte y el morir. No sin razón Orígenes, uno de los más geniales teólogos cristianos del norte de Egipto en el siglo III, denomina la resurrección como la autobasilea tou Christou: la autorrealización del Reino en Cristo.

        Cuando las realidades son demasiado grandes, nos faltan conceptos y palabras. El mejor camino es elaborar narrativas y proyectar mitos que en el sentido moderno del término (en C.G. Jung y en los antropólogos) son un medio de expresar lo indecible. El mito no inventa el hecho, le da una forma que podamos comprender. En esa línea se debería pensar la resurrección de Jesús. Antropológicamente es fecunda, pues se encuentra con lo que de utópico e infinito discernimos en el ser humano.

IHU On-Line – Muchos estudiosos sostienen que la Resurrección de Cristo es la victoria de la vida sobre la muerte. ¿Cómo podemos comprender tal perspectiva?

Leonardo Boff – La vida está llamada a la vida y no a la muerte, aun cuando sabemos que un día vamos a morir. Este es el anhelo fundamental del ser humano, no sólo vivir mucho, sino, como señalaba Nietzsche, vivir eternamente. En ese sentido, la Resurrección representa un tipo de vida tan plena que en ella no penetra la muerte. Pero para eso, ella necesita transfigurarse, es decir, realizar totalmente al ser humano en sus infinitas posibilidades. No vivimos para morir, como dirían los existencialistas. Morimos para resucitar. Don Pedro Casaldáliga lo formuló bien: la alternativa cristiana es o vida o resurrección.

IHU On-Line – ¿Es posible afirmar que el Dios vivo en el Cristo sólo se revela plenamente en la Resurrección? ¿Por qué?

Leonardo Boff – Mientras estaba entre nosotros, Jesús participaba de todo tipo de limitaciones e incluso achaques de la existencia humana. Es lo que está implícito en la encarnación. El autor de la Epístola a los Hebreos es muy concreto: “entre súplicas, clamores y lágrimas se dirigió a aquel que lo podía salvar de la muerte… y aprendió a obedecer por medio de los sufrimientos” (Hb 5,7-8). Más adelante dice que él “es el general de la fe” (12,2). La Resurrección es la superación de esta situación carnal y el paso a la situación “espiritual” (del Espíritu de vida). Aquí Dios se revela como el Dios que hace de un muerto, un vivo y de un vivo el “novísimo Adán”. Se da la plena revelación del Dios vivo que quiere la vida y que en el libro de la Sabiduría se revela como “el apasionado amante de la vida” (Sb 11,24).

 IHU On-Line – ¿En qué consiste la idea de “resurrección de la carne” y de qué forma se articula con la perspectiva del sepulcro vacío, tan detalladamente descrito en la narrativa de Marcos?

Leonardo Boff – “Carne”, bíblicamente, significa la situación humana frágil, enfermiza, mortal. Esta situación fue totalmente transmutada por la Resurrección. Pablo lo dice claramente: “se siembra un cuerpo vital y se resucita un cuerpo espiritual” (1Cor 15,44). Yo sostengo la tesis, aceptada por muchos, de que las apariciones al final del evangelio de Marcos serían un añadido posterior, un pequeño resumen de las apariciones. El Marcos original no tendría nada de eso. Jesús termina diciendo “a los discípulos y a Pedro que Él (Jesús) los precederá en Galilea. Allí me veréis como os dije” (Mc 16,7).

        Con eso quiero decir que Jesús no se ha manifestado aún de forma plena. Todos estamos en camino a Galilea (el término de la historia) para verlo entonces cara a cara. Me parece que  así se entiende mejor la historia humana, porque a pesar de la Resurrección de Cristo en  verdad nada ha cambiado, pues campa la muerte y la violencia en el mundo. En la esperanza caminamos hacia la Galilea de la resurrección. El mismo Jesús está en proceso de resurrección, pues sus hermanos y hermanas, que somos nosotros, aún no han resucitado ni el universo que le pertenece ha alcanzado su plenitud. Está todavía en fase de cosmogénesis. Cuando todo se complete, entonces, Jesús y su comunidad habrán finalmente resucitado. Aquí caben las palabras de Ernst Bloch: “el génesis está al final y no al principio”.

IHU Online – Usted dice que la Resurrección representa “una revolución en la evolución”. Me gustaría que detallara esa perspectiva.

Leonardo Boff – La moderna cosmología afirma unánimemente que el estado del universo no es la estabilidad, sino la movilidad. Todo se está expandiendo, completándose y autocreando. La evolución permite que las virtualidades latentes dentro del universo conozcan emergencias, puedan irrumpir bajo las formas más diferentes. En este sentido, el universo no está todavía listo. En vez de hablar de cosmología, deberíamos hablar de cosmogénesis, la lenta y progresiva génesis de todas las cosas.

        Cuando digo, siguiendo a Jürgen Moltmann, que la Resurrección es una revolución en la evolución, quiero decir que la Resurrección es una pequeña anticipación del fin bueno de la creación, como si el término de la evolución se anticipase y nos mostrara en pequeño lo que nos está preparado. Eso es una revolución dentro de la evolución que aún continúa y sigue su curso.

IHU On-Line – ¿De qué forma el panenteísmo puede contribuir al entendimiento de la Resurrección en nuestro tiempo?

Leonardo Boff – La expresión panenteísmo fue creada en el siglo XIX por un teólogo protestante de nombre Krause. Y no tiene nada que ver con el panteísmo. Él quiere decir lo que la teología antigua y clásica enseñaba y todavía enseña con la expresión “pericóresis” (la intro y retro relación de todo con todo) o “circumincesión”. Primero se aplicaba a la relación de la creación con el Creador: ambos están de tal manera imbricados que uno no puede ser entendido sin el otro. Después se aplicó a la cristología y a la doctrina trinitaria. Las tres divinas Personas están tan íntimamente relacionadas que una siempre implica a la otra y así eternamente.

        Panenteísmo significa, entonces, que Dios está en todo y todo está en Dios, guardadas las diferencias entre criatura y Creador. No se trata de panteísmo según el cual todo es indistintamente Dios. El propio Voltaire mostró el absurdo filosófico que tal afirmación comporta. El panenteísmo guarda las diferencias, pero revela cómo ambos están presentes el uno en el otro y no pueden ser pensados separadamente. Esta comprensión puede generar una mística como la de Pierre Teilhard de Chardin o la de San Francisco de Asís, que conseguían ver a Dios en todas y en cualquiera de las realidades.

        El Cristo cósmico de las epístolas de San Pablo y de la introducción del evangelio de San Juan nos da la perspectiva del “pléroma”, es decir, de la universalidad de la presencia del Resucitado en todas las cosas. Es célebre el dicho 33 del evangelio apócrifo de Santo Tomás, al que grandes nombres de la exégesis como Joaquim Jeremías y otros confieren gran autoridad, pues parece haber salido de la boca del Resucitado: “Yo soy la Luz del mundo. Todo salió de mí y todo vuelve a mí. Raja la leña y estoy dentro de ella, levanta la piedra y estoy debajo de ella, porque estaré con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos. Levantar una piedra cuesta y rajar la leña es duro. Incluso estos quehaceres comunes contienen la presencia del Resucitado.

IHU On-Line – ¿Cómo puede la vuelta a la experiencia de la Resurrección de Cristo inspirar a la humanidad de nuestro tiempo a superar sus dilemas?

Leonardo Boff – Tal vez este pequeño cuento del área de la ecología que se encuentra en mi libro Ecología: grito de la Tierra – grito de los pobres (307) pueda responder a esta pregunta: «En cierta ocasión un anciano y santo monje fue visitado en sueños por el Resucitado. Este, el Resucitado, lo invitó a pasear por el jardín. El monje accedió con entusiasmo y lleno de curiosidad. Después de caminar largo tiempo dando vueltas por el sendero del jardín como hacen aún hoy los monjes después del almuerzo, el santo y anciano religioso se atrevió a preguntar: “Señor, cuando andabas por los caminos de Palestina, una vez dijiste que un día volverías con toda tu pompa y gloria, ¡pero esa vuelta se está demorando mucho!”. Tras unos momentos de silencio que parecían una eternidad, el Resucitado respondió: “mi querido hermanito: cuando mi presencia en el universo y en la naturaleza sea evidente; cuando mi presencia en tu piel y en tu corazón sea tan real como mi presencia aquí y ahora; cuando esta conciencia se vuelva cuerpo y sangre en ti hasta el punto de no pensar más en ello; cuando estés tan lleno de esta verdad que ya no necesites preguntar con curiosidad, entonces mi querido hermano habré regresado con toda mi pompa y gloria”».

        Más no se necesita decir: el Resucitado está entre nosotros sólo en las fimbrias del misterio; quien crea y sea sensible percibirá su presencia.

Traducción de Mª José Gavito Milano

84 comentarios

  • Santiago

    Perdona Jorge mi demora en contestarte. No me he olvidado pero fueron asuntos familiares los que no me han permitido contarte.

    Trataré de hacerlo de la mejor manera posible más adelante.”Creo que coincidiendo contigo que es la misericordia la que es capaz de darnos esperanza a los que queremos seguir el camino más coherente con lo que sentimos y percibimos. Sin embargo, nuestros caminos “no son”  exactamente los caminos  de  Dios. El ve lo que nosotros no vemos con una visión infinita y trascendente. En El no solo hay Misericordia y Gracia sino Justicia  para que NADA exista fuera de la santidad de Sus designios y para que el amor infundido por El en nosotros no quede burlado y transformado en la mentira del mal en la libertad humana sin que El pueda dejar de respetar la creación y entrega de sus dones..como el de ser libres..

    Pero es en el camino de la confianza  que es la FE en El que El quiere mantenernos quitándonos  nuestras prepotentes seguridades y arrogancias al pensar inútilmente QUE nosotros  podemos resolver todos los misterios existenciales que tenemos a nuestro alrededor y con los cuales convivimos. Solo por el camino de “la confianza y del amor”  podremos  avanzar en el espíritu y dar frutos considerando que la plenitud estâ más allá de nuestra vida terrestre que es breve y llena de tribulaciones y reveses.

    saludos cordiales

    Santiago Hernández

     

     

    • Carmen

      Hola.
      Aquí estoy otra vez, enmedio…
      Solamente quiero decirle que aunque la vida no es fácil para nadie y a veces …uf.
      y aunque te creas que tú universo particular se ha derrumbado sobre tu cabeza, no es cierto. El tiempo todo lo calma y te construyes otro. Entonces te das cuenta de que la vida es un milagro en sí misma y que merece la pena vivirla.
      Creo que entre todos los seres humanos deberíamos de construir un mundo más justo.
      Pero si nos centramos en la vida futura, que me parece genial que un montonazo de personas estén convencidas de que eso es así, quizás nos hace conformistas con la vida presente. Y eso me parece que nos ha traído muchos problemas.
      Es una opinión. Ya sabe que entiendo poco de estas cosas.
      Un saludo cordial

      • Santiago

        Debemos centrarnos, sin duda, en todos los aspectos de la vida. Si, particularmente en “la presente” pues ésta se ordena “a la otra” sin que nosotros podamos eludir también el pensar en nuestro destino final. Queramos o no, lo intentemos negar o esquivar,en el fondo nuestro se encuentra anclado el pensamiento del por qué vinimos a existir, por que todavía estamos aquí y cuál es el último desenlace. Esto se debe, no a nuestra mera naturaleza biológica que no puede ir más allá de lo concreto, sino a nuestra exclusiva capacidad infusa de acceder a la inteligibilidad de nuestra trascendrncia, ya que sin esta facultad del intelecto jamás podríamos siquiera pensar en ello. Es por eso que nuestro estado “racional” nos distingue de las “demás cosas creadas.
        Sin obsesionarnos, ni atemorizarnos debemos considerar toda la realidad de nuestra vida incluyendo la parte del e s p í r i t u como la base fundamental de toda nuestra actividad vital. Sin ella, quedaríamos reducidos humanamente sin posibilidad de abrirnos a lo nuevo y a lo que realmente es duradero y trascendental.

        Saludos cordiales

        Santiago Hernández

    • Carmen

      Nunca nos pondremos de acuerdo, pero es divertido.
      Hágame caso. Disfrute todo lo que pueda de las cosas bonitas de la vida que está viviendo ahora. Intenté no hacer daño a nadie.
      La vida futura, dios dirá.
      Un saludo cordial.

      • Santiago

        Gracias por la recomendación. Por otro lado el diálogo es enriquecedor cuando las opiniones son diferentes pues estamos “hechos” para la variedad y la diversidad. Nuestras posturas pueden “suavizarse” cuando vemos aspectos que no habíamos visto en nuestro pensamiento corriente y por tanto no habīamos considerado suficientemente y sin tener en cuenta el contrario o el divergente. El intercambio pues debe ser, y muchas veces es, recíproco, para que pueda ser de provecho.

        SAludos cordiales

        Santiago Hernández

      • Carmen

        Oído. Quiero decir, leído.
        Ok

  • Jorge

    Santiago, a mí el juicio que me parece justo es aquel en el que tenemos todas las claves en la mano. Lo que “sabemos” aquí en nuestra vida por la revelación de Jesús, por intuición o inspiración del ES, por …, es imperfecto e insuficiente, está velado. Un juicio sin pleno conocimiento de los hechos y de sus consecuencias, no es un juicio justo, pues este requiere plena conciencia y responsabilidad. Y esto solo puede ocurrir en la antesala del Cielo, bajo la mirada purificadora y misericordiosa de Dios, plena de amor. ¿Quién podrá resistirla?

    Caeremos en la cuenta con conciencia plena de la distancia que nos separa de la Plenitud y le pondremos remedio por medio del perdón y misericordia de Dios, de la reconciliación entre todos y reparación de los daños que hicimos y nos hicieron, y tendremos gracia abundante para hacerlo. Esta es mi esperanza, si no pobre de nosotros. ¿Quién podrá salvarse? Nadie tiene el visado para el Cielo de Plenitud. Ni los mayores santos de la Iglesia han pasado por este mundo sin sombras, sin haber hecho daño a nadie, sin errores, … Solo Jesús nació, vivió y murió en plenitud.

    Hablas de un tiempo mitológico la rebelión de Luzbel contra Dios. Tomar este mito como real es en mi opinión un error. Pero reconozco en el mito el sentido y significado que puede tener de que algunos seres (ángeles o humanos) se rebelaron contra Dios con plena conciencia y conocimiento pues conocían a Dios directamente, no como nosotros tras un velo. Y esto me apunta a lo que pueda suceder en la antesala del Cielo, en el tiempo de la purificación, que algunos se resistan a la mirada plena y sin velos de Dios y se rebelen contra él. Quiero creer que esto no es real, que el mito no pasa de la advertencia, para que no descuidemos aquí en nuestra vida nuestra relación con Dios, nos despertemos y espabilemos con buen corazón hacia él, en ruta hacia la Plenitud.

    Nota: Santiago tú que estás versado en las Escrituras, me podrías indicar exactamente “todos” los versículos del NT, donde aparece específicamente “infierno eterno”, la condena y castigo a perpetuidad o para siempre, a los culpables en el juicio final. Juicio Final, pues el juicio del que habla la Iglesia justo tras la muerte va seguido de un tiempo de purificación (Purgatorio), y por tanto la condena puede repararse. Quisiera examinarlas con tiempo cosa que he empezado a hacer, pero quizás me deje alguna y por ello te pido esa relación. Gracias.

  • Santiago

    Jorge, sabemos lo que se nos ha revelado por medio de Jesucristo que ES el la Palabra del amor del Padre…Sabemos lo que El nos reveló..pero no sabemos cómo se realiza exactamente este designio del amor de Dios en el don de nuestra libertad humana puesto que al traspasar el umbral a la otra vida, ya estamos en “otro tiempo” y solamente El es el juez. Tu y yo sólo tenemos la experiencia limitada de unos cuantos años y las circunstancias y ambiente que nos rodearon durante nuestra vida, que tampoco valen para poder juzgar TODA la realidad y a todos los seres del Universo..Sin embargo, en Dios existe el panorama completo de todos los siglos, y tiene la medida exacta de toda libertad humana, y es por eso que El si puede calibrar toda vida humana en su justicia misericordiosa absoluta…Nosotros vemos una escasa “chispa” de la realidad completa de los seres en el Cosmos…No sabemos hasta donde puede llegar la malicia en la libertad del ser humano y tampoco como eso interacciona con la infinitud de Dios. Solo sabemos las consecuencias del mal moral y los estragos que causa y ha causado y sigue causando, a pesar del amor de Dios que sufrió una horrible y cruenta muerte para movernos efectivamente en nuestra libertad al “amor que salva” que es el mismo Cristo, y sólo El…

    La victoria de Dios consistió en asumir nuestra humanidad y ser “propiciación por nuestros pecados” y ofrecerse como rescate y dar su Cuerpo y su Sangre para que podamos redimirnos, derrotando la muerte y resucitando para darnos la vida…Pero en ningún momento Cristo suprime nuestra libertad, ya que a pesar de este “sacrificio voluntario” muchos los seres humanos han seguido el camino del mal, aun con la venida del Hijo de Dios a la tierra..Hay que ver lo que ocurre en el mundo cada día por el abuso de nuestra libertad…Por tanto, la acción de gracias anticipada de Cristo en la Última Cena fue precisamente por esta victoria…porque el Hijo del hombre pudo llegar a consumar su obra redentora hasta desangrarse en la Cruz por la humanidad, a pesar de nuestra malicia…El sudor de sangre en Getsemaní, no solo fue del miedo al tormento que le esperaba,sino quizás consistió en el terrible dolor moral en saber que su sacrificio no iba a lograr convertir al amor a todos…sino que algunos iban a persistir en el mal…Pero Dios no puede forzar a nadie a aceptar Su amor…a pesar de que El lo está ofreciendo constantemente al mundo actual…

    No hay ninguna magia en la alusión de la mirada purificadora de Dios a la hora de nuestra muerte. En el momento del juicio experimentaremos el poder del amor sobre todo el mal del mundo y el que todavía existe en nosotros, para los que nos queda algo, y no lo hemos destruído en su totalidad…No podremos calcular la duración de esta mirada y este dolor que nos salva y nos transforma puesto que no se trata entonces de un “tiempo cronológico” sino el tiempo de Dios en Cristo…Se trata de los que tienen la “capacidad de purificarse” para entrar en ese amor divino a pesar de sus infidelidades pero que nunca abandonaron total y radicalmente el amor, y mediante este “amor imperfecto de amistad” pudieron salvarse aunque tendrán que llegar a perfeccionarse para poder entrar en la unión con Dios. Esta purificación es pasiva pues es para solventar la pena que ocasionó el daño del pecado. Ya no podremos merecer activamente pero podemos ejercer la virtud de la paciencia para “esperar” la hora de nuestra liberación total. San Pablo en 1 Cor 3, 12-15 habla de este “fuego purificador que nos salva”

    Pero esa “mirada” salvífica solo se dirige al amor de los que desean y desearon salvarse, no a los que endurecidos rechazaron de antemano la salvación en Dios, tal como le ocurrió a los ángeles antes de la Creación del mundo que aún viendo tan cerca la bondad de Dios decidieron ellos mismos ir contra El por toda la eternidad a pesar de las consecuencias. Es algo verdaderamente incomprensible para nosotros que nunca podemos asimilar ni conocer ahora el verdadero alcance funcional de lo que significa “lo eterno”.

    El juicio de Dios en el amor, es esperanza y además es justicia porque es también gracia. Si solamente fuera gracia haciendo que TODAS LAS COSAS DE LA TIERRA cesaran de importarnos y viviéramos en un éxtasis continuo, todavía Dios nos debía una respuesta sobre las preguntas sobre la justicia en el mundo que es la pregunta fundamental existencial entre lo que es la historia y lo que ES Dios. Pero si fuera mera justicia, al final solo sentiríamos un miedo profundo a nuestro Dios. Pero por la gracia,  podemos acceder a la esperanza para ir confiadamente hacia el fin de nuestra vida, pues entraremos con certeza plena en la Misericordia del Señor.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

    • Román Díaz Ayala

      Santiago, decidí no glosar este tu comentario para no interrumpir el profundo diálogo que sostenéis Jorge y tú, y que, al parecer, continuará por las preguntas que te hace Jorge en su contestación.
      Sé que resulta muy difícil asumir como nuestro todo el mal presente en el mundo, me refiero al mal moral a menudo secundado por todo tipo de violencias, y mucho más difícil aceptar la enseñanza proverbial de los dos caminos en la que abundan los Evangelios, las enseñanzas del Maestro, especialmente en sus parábolas, y
      que recoge en su catequesis la Didajé. Hay un mal sobrevenido y un mal de elección, la muerte física y la muerte espiritual, la primera y la segunda muerte del Apocalipsis de San Juan.

      Resulta igualmente difícil explicar con palabras lo abyecto de la malicia del uso de la libertad humana que vemos por las consecuencias del mal moral, si no mediase el amor de Dios, y esto “a pesar de ese amor de Dios que sufrió una horrible y cruenta muerte para movernos efectivamente en nuestra libertad al “amor que salva” que es el mismo Cristo y sólo El…”
      Parece como si con estas reflexiones estuvieses citando el himno de Filipenses (2,3) Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: El cual siendo de condición divina, no reivindicó su derecho a ser tratado igual a Dios, sino que se despojó a sí mismo tomando condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como hombre, se rebajó a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de Cruz. Por eso Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el SEÑOR para gloria de Dios Padre.

  • Jorge

    ¡Ah! Pues me equivoco Santiago porque tú sí hablas de purificación y por tanto del Purgatorio. Pero supones en él la varita mágica de Dios, “su mirada purificadora”, que supongo lo limpia todo. Pero esta acción mágica de Dios supondría la eliminación de nuestra personalidad y nuestra libertad, porque se trataría de eliminar de un plumazo nuestra culpa no purificada de todos los pecados, nuestra tendencia al mal y nuestras acciones culpables, con la condición del arrepentimiento, perdonando y olvidando todos los pecados a excepción de uno (según tú y la Iglesia tradicional), el enigmático pecado contra el Espíritu Santo, que implicaría el cambio radical de actitud en la aversión a Dios. La mirada purificadora de Dios ¿no tendría el poder para hacernos dudar de esta actitud y que cambiemos hacia el bien?

  • Jorge

    Por tu último comentario Santiago, parece que elimines en la otra vida el Purgatorio. Si es así, pregunto ¿esto está acaso de acuerdo con la doctrina de la Iglesia? Leo en el Catecismo de la Iglesia (1030 y sig. Ed. 1992) que “los que mueren en gracia, pero imperfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación”. La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final.  Por esto desde antiguo la Iglesia apoya la oración por los difuntos. En definitiva, hay una antesala del Cielo que no es eterna y por tanto no pasamos directamente tras la muerte a la eternidad como dices.

    Insisto en que, si queda un resto de seres humanos en el mal por toda la eternidad, por reducido que sea, el triunfo final del bien no es total ni completo, y la victoria de Dios tampoco. Tú haces referencia sólo a Cristo vencedor del mal y la muerte, pero esta victoria no sería tal si no va unidad a toda la humanidad sin exclusiones.

    La revisión de la interpretación que propongo no hace referencia alguna al juicio inmediato tras la muerte ni al juicio final, ni tampoco a la condena en grado diverso de los culpables. Tampoco propongo la eliminación del Sheol, equivalente al Hades, ni de la Gehenna, ni siquiera del infierno o del fuego que no se apaga en donde se consume todo mal, con un uso del lenguaje marcadamente mitológico. Lo que propongo es la eliminación de la condena a perpetuidad con un castigo eterno de las personas con un veredicto del juicio de culpa grave. ¿Por qué? Condenar unos hechos malvados es de justicia, pero condenar a perpetuidad significa sustraer de la persona humana su libertad y capacidad de decisión y la posibilidad de cambio en ella. La eternidad, ni siquiera la paradisiaca, no elimina la libertad de las personas, sino todo lo contrario la lleva a su plenitud. Y un castigo eterno significa la inversión del sentido y significado de todo castigo, que no puede ser la venganza, sino que en justicia significa castigo para la rehabilitación del culpable.

    Mi propuesta sólo afecta exclusivamente a los textos que aseveran o afirman la existencia de una condena a seres humanos a perpetuidad en un infierno eterno. Nada más, y son muy escasos, y habría que ver exactamente en qué contexto están expresados. Quizás lo eterno y para siempre en referencia al infierno sobren, por razones de justicia y sobre todo de amor.

  • Santiago

    Jorge, la existencia del infierno no implica que “el mal se ha impuesto a Dios”, venciéndolo. Los productores del mal pueden seguir existiendo. Dios no es vencido por este hecho puesto que los impenitentes y los que se anegaron en el mal por propia voluntad y decisión, NO han conseguido “ser como Dios”, ni nunca podrán serlo,…ya que aquéllo ha sido el primer propósito del ente del mal, igualarse a Dios. Pero su persistencia, tenacidad y arrogancia para continuar con sus crímenes sin fin, ni sosiego, los han fijado ya en su destino eterno sin que esto pueda tener cambio alguno en el estado en que se encuentran….Jesús derrotó el mal para siempre juntamente con sus efectos pues nunca el mal estará por encima del Bien Supremo. Resucitando Jesús demostró de que a pesar que el Reino del mal le llevó a morir en una cruz, El venció a la muerte y el mal no consiguió su poder de destrucción y con ello neutralizó definitivamente del efecto de todo pecado para que “todo aquel que crea en El tenga vida eterna” (Juan 3,5)…Fueron veraces las palabras de Cristo cuando los dijo a Sus discípulos que El había “vencido al mundo”

    No podemos entender totalmente el misterio “de la otra vida”, a la que todos estamos destinados..En ella se encuentra “el tiempo de la eternidad”. Así como nos acostumbramos aquí a medirlo todo con nuestro “tiempo terrestre” cuando estemos en la eternidad de Dios todo se medirá en su propia dimensión diferente a la nuestra, pues la nuestra es cambiable y efímera, y allí todo se encuentra en la inmensidad eterna del Creador. Al entrar en esta nueva forma de existir, que ya no es temporal, nos transformaremos  y nuestra voluntad quedará fija definitivamente en lo que voluntariamente escogimos como opción fundamental durante nuestra vida, y que solamente Dios podrá determinar en su Amor Misericordioso. Y es por eso que ya no podremos volvernos atrás. No será ya en este tiempo eterno un “estado de prueba” para nosotros sino de conclusiones definitivas en la única Verdad que es Dios. Todo lo que no es real desaparecerá. Afirmaremos entonces totalmente lo que es verdadero.

    Por lo demás, nuestro destino es la gloria…y la mayoría de nosotros, a pesar de nuestros delitos, llegaremos a encontrarnos allí, en el Amor de Dios, después de purificarnos en su misma mirada eterna.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

    • Carmen

      Perdón, pero no lo puedo evitar.
      Es imposible saber todo eso que usted dice.
      A esas conclusiones se llega después de seguir una línea de argumentación puramente abstracta. En este momento me gustaría ser una filósofa de esas gordas para poder rebatible. Tiene que haber por lo menos un fallo importante en todo ese proceso de razonamiento, pero no puedo descubrirlo. Quizás sea partir de premisas que no son ciertas. No lo sé.
      Me puede decir que ahí está la biblia y que esto es una religión y que hay que partir de ahí .
      Pero es que me atrevería a asegurar que la biblia es como una enorme alegoría y no sé si se puede argumentar teniendo como base un texto de esas características. No lo sé.
      El asunto no tendría más trascendencia si fuese un juego entre ustedes, los teólogos
      Pero es que la teología oficial tiene una repercusión enorme en nosotros. Porque ustedes saben cosas para salvaguardar su creencia profunda, su creencia real. Pero nosotros estamos en sus manos, en manos de lo que dicen y escriben y no en manos de lo que realmente piensan.
      Es una injusticia enorme. Siempre llevamos las de perder, porque nos gusta Jesús y porque necesitamos unas creencias. Pero no son honestos con nosotros. Porque oficialmente si se cuestiona algún dogma de esos raros, se abriría una puerta que haría peligrar el catolicismo entero, porque habría que planteárselo enterito de nuevo.
      Eso es algo que nunca va a ocurrir.
      Quizás Tomás tenga razón, quizás el cristianismo no más que un humanismo estupendo.
      Perdón. En ningún momento digo que usted no crea lo que dice. No le conozco. Pero estoy convencida de que hay un montónazo de teólogos que mantienen una postura por lealtad a la iglesia, o porque sencillamente no pueden enfrentarse a la duda de que todo no sea cierto. Creo que a eso se le llama deformación profesional.
      Ya sabe que le respeto profundamente.
      Un abrazo
      carmen

      • Santiago

        Muchas gracias. Quisiera disponer de más tiempo para escribir más extensamente pero siempre trato de comunicarme con los que me leen. La teología solo es una menear de entender mejor lo revelado. Lo concreto y abstracto se mezclan pero la fuerza de La Palabra de la Escritura donde se encuentra la Verdad supera cualquier disgrasion de la teología. La Escritura en su unidad y en su inerrancia es la primera fuente de referencia pues allí es donde surge lo que es auténtico. Es fascinante su estudio.Y nunca se termina porque en su relectura surgen siempre nuevas “iluminaciones”

        Un saludo especia en paz

        Santiago Hernandez

      • Santiago

        No es “menear” que es error del ordenador sino “manera de entender mejor” Vale. SH

      • Mª Pilar

        Carmen: Solo estás tú, y tu vivir cotidiano de la manera que lo elijas.

        La Teología no es una ciencia segura y específica… solo es una expresión a raíz de la historia de un pueblo… el judío… que “sintió” en sus avatares vividos, que Alguien superior se cernía en su vivir.

        Por lo cual, cada mente, cada experiencia personal, tiene unas miradas que pueden ser divergentes en el seguimiento de una determinada entidad.

        Porque si Dios es Dios… no puede ser solo para una parte de la humanidad; si lo es, será para toda ella o no será.

        Pero eso, nadie lo sabe…

        Un abrazo entrañable.
        mª pilar

  • Isidoro García

    Dentro del primero de los dos modelos que plantea el amigo Román, de detractores del planteamiento eclesial del cristianismo, estamos los que intentamos una tercera vía de un cristianismo reinterpretado desde el mito, solo que readaptándolo a la nueva cosmovisión moderna.

    Y respecto a las connotaciones sobrenaturales, yo pienso, que no sé, ni nadie sabe, a ciencia cierta, si existe ese mundo “sobrenatural”, ajeno al Universo, y en el caso de que exista, si realmente existe un contacto con nuestro mundo natural.

    Pero exista o no exista, se puede hacer plenamente compatible, el cristianismo que deducimos de las palabras de Jesús, y sin necesidad de eliminar ni una tilde, (en lo fundamental, no en muchos detalles equívocos), adaptando el significado de muchas palabras, desde la cultura greco romana a la cultura actual científica, aunque sin caer en ataduras cientifistas ultrareduccionistas, (que son planteamientos tan fundamentalistas como los más tradicionalistas).

    Palabras neotestamentarias como “Dios”, “creación”, “ángeles”, “hijo de Dios”, etc. pueden leerse con un “logos” moderno, y permiten contemplar un cristianismo, sin sobrenaturalismo alguno, aunque eso sí, con un hipernaturalismo aparentemente “mágico” y pseudosobrenatural, al que la ciencia actual y previsiblemente futura, nos aboca ya, de hoz y coz.

    (Eso no excluye la necesidad del salto de la fe, que siempre será necesaria para ser cristiano auténtico, (y no solo sociológico o mero observador de la fe cultural de nuestros mayores), hasta que sepamos la historia auténtica de la humanidad).

    Justo la Resurrección de Jesús, que neotestamentariamente es una resucitación ajena, sería el punto más conflictivo. Pero además de que con el planteamiento moderno del cristianismo, la muerte y la supuesta resurrección de Jesús, son elementos meramente anecdóticos y biográficos sin significado religioso alguno, (no existe necesidad de redención pues no hay culpa, solo torpeza y retraso evolutivo), la sola hipótesis de la existencia de otros seres inteligentes en el Universo, podría explicar “la maravilla”, desde el punto de vista moderno y “natural”.

  • Carmen

    Pues me he vuelto a equivocar.

    Pues no se a quién le he contado una historia que era para Román Díaz Ayala.

    Pues bueno, lo siento.

    Ya me callo.

     

     

     

  • Jorge

    Santiago, la condena a perpetuidad ¿es justa o injusta? No te pregunto por lo que dicen las Escrituras te lo pregunto con sentido ético. Mi respuesta es que es injusta y creo que también en nuestro contexto es éticamente rechazable. Y como creo que ni Jesús ni su Iglesia proclaman ni pueden confesar o predicar algo éticamente injusto, en aquellos que lo han hecho y hacen existe una contradicción en la interpretación de las Escrituras y en la línea que han seguido de la Tradición, y habrá que revisarla teológicamente. Y esto no significa tergiversar la doctrina (Magisterio, Tradición, Escrituras), sino que los signos de los tiempos obligan a su correcta interpretación en su conjunto, en nuestro contexto.

    Perdóname que insista en esa cita de 1P 3, 18 y sig., pero es que dice “murió según la carne y resucitó según el espíritu. (19) EN ESE MOMENTO, fue a predicar a los espíritus encarcelados; es decir, esas personas que se habían negado a creer, cuando en el tiempo de Noé…” (Ediciones Paulinas), el momento es la muerte y resurrección de Jesús y por tanto hace referencia explícita al descenso de Jesús al infierno que decimos en el Credo. Y es que además la Tradición ha unido desde antiguo esta cita al descenso a los infiernos de Jesús tras su muerte. Y si Jesús baja a los infiernos a predicar no tiene ningún sentido que predique a los justos que no lo necesitan; (los sanos no necesitan médico los enfermos sí). Jesús no predica a los justos sino a los pecadores, para ofrecerles el perdón.

    Repites que no hay injusticia en Dios por condenar eternamente a los que han elegido el mal. ¿Pero hay amor en esa condena? ¿Dios sigue amando al condenado o más bien lo abandona por toda la eternidad a una suerte terrible? Esto no es amor, no es amor ni siquiera humano, y tampoco es justa para un sentido ético y humano en nuestro contexto. ¿Cómo va a serlo para Dios?

    Ves contradictorio que Dios salve a los que le rechazan ¿contradictorio? Pero ¿acaso comparas el amor de Dios con el de un novio o novia rechazado/a, celoso/a y ofendido/a? Dios no “salva” con una varita mágica tocando a los/as malvados/as sin que ellos o ellas se den cuenta o quieran. Dios salva en libertad, con plena conciencia y en el amor, haciendo caer en la cuenta del error de la opción por el mal y la aversión a Dios que han elegido. Y el daño que hayan podido hacer tendrán que repararlo. Yo creo que Dios VENCE al mal a todo mal por el amor. Si el infierno eterno existiese el mal que hubiera en él aislado de Dios, se habría impuesto y vencido a Dios, porque sobreviviría junto con Dios en lo eterno.

  • Santiago

    Esta vez Jorge el ordenador me jugó una mala pasada:

    Debe decir “Es contradictorio  que Dios salve a los que le rechazaron y siguen techazándole aún en la muerte” y no “aún en la mujer te” como apareció equivocadamente en el párrafo final de mi comentario.

    En realidad esta bajada de Crosto al “Seol  o Sheol” o como dice Román que es equivalente al helénico Hades quiere decir una bajada  a un “estado intermedio” El concepto de Seol o Hades como lugar de TODOS los muertos evolucionó pues en los Salmos místicos como el 19, 49 y 73 es el justo el que espera salir del Sheol  para ir con Dios que lo “rescatará”. Solo los impíos permanecerán en el Seol. En el libro de la Sabiduría dice que la suerte del impio se le llama  muerte dolorosa que es la permanencia en el Seol, mientras que los justos tienen vida eterna en comunidad con Dios (Sab 4,19) (Prov 3,3)

    Por eso Jesus descendió al Seol o Hades “descendió a los infiernos” porque murió y por Sus méritos “rescató” a los justos o sea a los que siguieron el camino del bien conscientemente y que esperaban en el seno de Abraham. No abrió las puertas de la gloria a los que persistieron en el mal sin arrepentimiento y que la Sagrada Escritura llama “impíos” puesto que son impenitentes.

    Por eso Jesús en el Evangelio dice: “No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien al que puede arruinar cuerpo y alma en la Gehenna” ( Mt 10,28)

    Gehenna pues equivale a condenación en el NT. Jesus dice a los maliciosos fariseos: “¡Serpientes, engendro de víboras! ¿Como esperáis escapar de la condenación de la Gehenna?

    “Si tu ojo te escandalizare, sácalo; más te vale  con un ojo entrar en el Reino  de  Dios que con los dos ser arrojado a la Gehenna donde “su gusano no muere y su fuego no se extingue” ( Isaías 63,24) (Marcos 9:46)

    Estos son textos auténticos, no interpolaciones de “fanaticos” y personas “crueles” y que aparecen en todos los códices antiguos y que se han divulgado millones de veces a través de los siglos recalcando el misterio del pecado y sus terribles consecuencias a pesar de la suma Misericordia del Señor.

    Es por eso que la doctrina. de  la Iglesia se basa en la predicación  oral puesta por escrita poco después de la muerte de Cristo por sus discípulos tal y como fue recibida por todo el Pueblo De Dios, tal como se leía en las reuniones de la “fracción del pan” como citan los Hechos de los Apóstoles.

    Saludos cordiales

    Santiago Hernández

    • Asun Poudereux

      Creo que ha habido un lapsus.¿No fue, tal predicación, Santiago, tras la Resurrección de Cristo?
      Saludos cordiales.

      • Santiago

        Puede decirse poco después de la muerte y resurrección de Cristo puesto que Marcos escribe hacia los 40’segun los modernos investigadores. Por eso el kerygma de la Iglesia fue un “continuum” sin interrupción y a la vista del los testigos presenciales que fueron los que dan fe de su veracidad al dar la vida por defender el mensaje esencial de Jesús.

        Un saludo cordial

        Santiago Hernándex

  • pepe blanco

    Hola Roman,

    Tu comentario me recuerda una vieja reflexión que, según creo recordar, nadie me aclaró:

    Si Jesús solamente murió como hombre, entonces, qué valor especial tuvo su resurrección? No habría sido el primero: Lázaro también murió y resucitó, y nadie le adjudica a Lázaro un valor redentor universal.

    Ahora bien, si Jesús también murió como Dios, si murió de verdad, – y no simplemente se transformó como una crisálida- entonces,  al menos por un instante, el magnífico Dios Uno y Trino, se desmoronó en su Trinidad. Y eso parece inadmisible, salvo que aceptemos que, en realidad, al Dios Hijo solamente lo podía matar el Dios Padre, dejando de pensarse a Si mismo.

    Ratzinger insistía en que Jesús había muerto “de verdad”.

    • Román Díaz Ayala

      La diferencia entre la resurrección de Jesús y las otras resurrecciones realizadas por Jesús, como el hijo de la viuda de Naín y la hija del archisenagogo y el propio Lázaro que tú citas la vemos que que todas fueron realizada por Jesús y que volvieron a su vida “natural”,es decir, que continuaron con su ciclo biológico. La resurrección de Jesús viene a ser de naturaleza distinta, es el triunfo definitivo sobre la muerte (biológica y espiritual) y en este sentido es un triunfo sobre la potestad que nos tenía sometido.
      Dios no murió, murió Jesús. ¿A qué se debe, entonces, esa dificultad de comprensión? Considero que existen al menos dos razones que la explican, una de mentalidad y una otra producto de la espiritualidad devocional.
      Somos herederos culturales de una edad antigua y sus concepciones sobre el destino de las almas de los muertos común de los pueblos del mediterráneo y hacia el oriente. Los griegos (Platón) filosofaron sobre la naturaleza del ser humano distinguiendo en cuerpo y alma, dándole a la segunda carácter de inmortalidad. El cuerpo fenece, el alma permanece.Un nuevo humanismo no permite tal lectura; la muerte del individuo comporta su aniquilación total. Yo no digo que los griegos hayan tenido razón y que la concepción actual sea errónea,ni viceversa, sino que mi fuente de conocimiento, la comprensión me viene dada por la Palabra de Dios y que Dios es poderoso para librarme de la fosa mortuoria ( en mi caso de mi nicho, que para eso pago un seguro)
      Y aquí asoma la comprensión de la segunda dificultad.La espiritualidad devocional nos a conducido a ver a Jesús “sólo” como una persona divina, prescindiendo de su “humanidad”. Y decimos alegremente: “Jesús es Dios”, lo cual es un error “teológico”. El humano Jesús dió signos y testimonios de ser el “Hijo de Dios”. Esto pasó a lo largo de las siglos a la religiosidad popular y así contemplamos a María la madre de Jesús, con naturaleza de diosa. “La madre de Dios”
      En el humano Jesús descansa la plenitud de la divinidad. A Dios no le conocemos, en Jesús Dios adquirió un rostro humano para que tengamos libre acceso a Él. Un cristiano no pude decir con propiedad “que no conoce a Dios”, y mucho menos “que a Dios no se le puede conocer”.

      • oscar varela

        Hola Román!
        Ya sabes lo que te voy a decir ¿no?
        Te leo:
        – “Un cristiano no pude decir con propiedad
        * “que no conoce a Dios”, y mucho menos
        * “que a Dios no se le puede conocer”.-
        ………………
        Esa “creencia”, si todavía no lo es, estimula el camino a la Secta.
        Nota: “secta” es la sustantivación del verbo “separar” (latín: segrego).
        Pregunto: ¿más desparramo que el que ya hay todavía?

      • Mª Pilar

        Siento no compartir sus ideas a cerca de ¿Dios?

        Casi todos los teólogos de este mundo dicen:

        Nadie debería hablar de “Dios”… porque nadie le conoce, ni le ha escuchado decir nada.

        Podemos hablar de Misterio, de esa necesidad del ser humano de respuestas a lo que no puede llegar por sus propios medios; y en eso, están también los científicos, de todas las ciencias.

        Si son “creyentes” nos aseverarán, que tiene que haber “algo-alguien” dentro de esta creación, porque es:

        ¡Extraordinaria-magnífica-exuberante…!

        Y mil adjetivos más. Y porque el ser humano, siente una gran necesidad de llenar… ese no se que… que nace de su misma entraña y nunca consigue saciar.

        Jesús presentó un hermoso Proyecto de Vida… ¡Si con mayúsculas!

        Y las religiones, han montado desde el, un camino que en nada se parece a que Él proclamó, vivió y por el cual fue asesinado.
        Precisamente, por denunciar lo que estaban haciendo al cargar sobre la Promesa… de su, quien Él sentía como… un-su Abba.

        El ser humano ha sido dotado, de todo aquello que pueda necesitar en su devenir diario, si lo que nace de su interior, no puede, o no quiere, o le cuesta realizarlo, tiene en cuanto le rodea todo lo que pueda necesitar, solo tiene que buscarlo y trabajar para llevarlo a cabo.

        Quizá tome otros caminos que lo alejan de lo que bulle en su interior… y en ese caso, el mundo de las tinieblas, también le proporcionara los medios que le hagan conseguir lo que necesita para hacerlo realidad.

        En uno u otro camino, nada está hecho, logrado; es un camino que hay que trazar, y trabajar, para llevarlo a buen término.

        Y tristemente, por lo que estamos viendo, no tiene hoy una gran aceptación; porque sino…
        No ganaría el dolor, el hambre, la desolación, el abandono de todos los derechos (a los que cada ser tiene) en casi todas las partes del mundo.

        ¿Cómo explicamos esto? ¿Diciéndonos que pidamos una y otra vez a “Dios” que lo remedie porque Él tiene los medios?

        ¿Por qué razón tendría que intervenir “Dios” en estas cuestiones que nacen de los deseos retorcidos de los seres humanos?

        Entonces, si lo hiciera, no podría ser una Dios Justo, Padre misericordioso, que ama a sus hijos por igual.
        ¿Cómo sería eso posible, sin que los demás se sintieran desengañados?

        Recordemos la parábola del hijo pródigo y otras tantas que Jesús fue desgranando a lo largo de su vida pública.

        Hay otros principios muy similares, que están en la esencia de otras costumbres; en Jesús hay una vivencia absoluta entre lo dicho y lo vivido; y para quienes nos sentimos llamados a hacerlo vida en nuestras vidas, no vemos la dificultad en compartir con otras culturas aquello que nos une, en lugar de blandir la enseña… de que solo los cristianos estamos en la verdad, y el que no la siga, está condenado.
        Lo siento, me he salido un poco del tema.
        mª pilar

      • Carmen

        No me siento aludida. Pero si esto es un asunto entre ustedes… Lo encuentro superinteresante. Lo que sucede es que de vez en cuando entro y si tengo tiempo digo lo que me pasa por la cabeza.
        Sucede que mi óptica es otra diametralmente opuesta a la de ustedes. Estoy en el otro lado de la orilla, aunque miremos el mismo río.
        Tengo la impresión de que algunos de ustedes hablan de lo que realmente piensan y sienten, mientras que otros adoptan una postura,no sé qué palabra utilizar, Puramente intelectual? no. No es eso.
        Que quieren defender una determinada postura y lo hacen muy bien, sobre todo para mí que no entiendo de estas cosas. Pero es imposible que teniendo la formación exegética que aparentan tener, estén convencidos , con un convencimiento profundo, de lo que dicen. Es simplemente una postura ideológica.
        Por eso lo encuentro tan interesante.
        Y me encanta que me dejen de vez en cuando opinar, aunque esté en la otra orilla. Es que tanto los teólogos y exégetas como los cristianos de a pie, miramos el mismo río.
        Gracias por su interés en mi persona, como dice un poema de Tagore, no sé qué he hecho para merecerlo
        Un abrazo
        carmen.

      • pepe blanco

        A quienes me conocen, no necesito recordarles que no me considero cristiano. Dicho lo cual, tengo que decir que algunos aspectos de la teología y de la literatura mística cristianas sí me parecen muy sugerentes.

        Pienso que, si Dios no murió, si solamente murio Jesús, un ser humano muy especial, entonces todo el cristianismo no es más que un humanismo sofisticado.

    • Carmen

      Pues ya estoy otra vez.
      Pues no soy cristiana.
      Pues bueno.
      Uf.
      Porque es que no sé cómo es Dios, pero ni idea.
      De verdad que…

      • Román Díaz Ayala

        Querida Carmen, deseo aclararte en lo posible la situación para que no te sientas aludida.Sé que estás en búsqueda, y doy testimonio de ello.
        Veamos, y echemos una mirada al prefil de ATRIO en cuanto a la que atañe al tratamiento del hecho religioso tanto por los comentaristas seleccionados y el grupo habitual de comentarios.
        Este perfil nos refleja que pretende una revisión de nuestro cristianismo heredado de tradición católica tanto en lo doctrinal como en el lo práctico.
        Estos tiempos de confusión, que no por el pluralismo, de ahí las exclusiones mutuas, nos están suponiendo en nuestro hilo un gran esfuerzo conjunto de clarificación.
        Así desde la exégesis bíblica, aunque principalmente la novotestamentaria, también en la teología y hasta desde el capital espiritual acumulado por una trayectora académica o principalmente pastoral.
        Este esfuerzo conjunto del perfil tiene dos polarizaciones en los autores-comentaristas.
        Uno de los extremos aboga por el rechazo de un cristianismo tradicional de herencia católica y que es clasificado como “falso” o “erróneo” y que en algunos hace supuestamente una revisión de la persona Jesús (hombre)despojado del mito o connotaciones sobrenaturales.
        El otro extremo, el de los esclarecidos, quienes ven un problema de “gatopardismo” en quienes apoyan todavía alguna expresión de fe, como si se tratase de la intencionalidad no confesa de hacer cambios en el lenguaje religioso para que todo siga igual, y por lo tanto rechazan de plano todo lo que suponga un signo de sobrenaturalidad (acción de Dios). No es agnosticismo, sino ateísmo práctico, que prescinde de Dios como posible explicación última.
        Tales militancias extremas gozan de nuestro marchamo aquí en ATRIO, pero aún no permite que nosotros mismos en nuestra búsqueda y afán por llegar a la verdad estemos en un proceso de purificación de nuestra fe, a la que no renunciamos y nos permitamos señalar lo que honradamente consideremos que sea verdadero o falso cristianismo.
        Confío me hayas entendido.

      • Mª Pilar

        Carmen ¡tranquila!
        Aquí nadie tiene un certificado de la única verdad y esta absoluta.

        Me llama mucho la atención, con que facilidad se puede catalogar a … las personas que no piensan como el que se siente en posesión de toda la verdad…

        Lo más importante es..:

        ¡Ser persona, en su camino, y hacer cuanto hay que hacer, de la mejor manera posible!

        Eso desde muy niña, lo aprendí en mi búsqueda constante de Jesús; y seguro, que otras muchas personas lo encontrarán por otros caminos.

        Un abrazo entrañable.
        mª pilar

    • Jorge

      Pues creo recordar que hay una teología sobre la muerte de Dios, no en el sentido de Nietzsche, sino como el hecho de la muerte de Dios en la cruz, teología que me parece recordar que es luterana. Y es lógico preguntar que si Dios-Hijo muere, pues al menos los tres días entre su muerte y resurrección, ¿qué pasa con la Trinidad? ¿se desmorona en ese corto intervalo? Bueno, pues siguiendo la teología tradicional de la Iglesia, la muerte de Jesús no es su desaparición en la nada, sino que además está activo bajando a los infiernos. El Dios-Hijo subsiste en la muerte. Por tanto, Pepe tranquilo a Dios-Hijo no lo mata el Padre-Dios al dejar de pensar en él, como si esto fuese posible.

      Y Román ¡por favor! Como cristiano que eres, no me separes a Jesús, el ser humano que fue y es, de su divinidad, ni antes de que naciera, ni en su vida, ni en su muerte y resurrección, ni en su gloria. Los cristianos decimos que Jesús es Dios, Dios con nosotros, manifestado al modo y manera humana. Pero lo que conocemos de Dios es precisamente el modo humano de ser Dios, y nada sabemos de Dios en su Trascendencia divina. No conocemos a Dios en sí mismo, sino que lo que lo que conocemos es su manifestación y modo humano en Jesús, que no es lo mismo.

      Si no separamos lo humano y divino de Jesús, no podemos decir que lo que muere en la cruz es solo lo humano de Jesús pero no lo divino. Jesús hombre y Dios muere entero sin separación ni división en la cruz. Lo que ocurre es que la muerte NO ES el punto final y se acabó, sino que se trata de un paso y solo un paso a otra vida que continúa. Y Jesús entero humano y divino continúa vivo tras su muerte, en los tres días antes de su resurrección y tras ella. Pues la resurrección no es más que la manifestación de que a pesar de su muerte ¡está vivo!

      Y es que en consecuencia para mí al considerar la muerte como un paso que continua la vida, la muerte no es para el que la sufre, sino justamente para los que vemos morir y quedamos aquí. Decimos ¡ha muerto!, porque vemos el cese de sus constantes vitales y al poco tiempo su cadáver se descompone, pero esto pasa aquí en nuestro lugar y tiempo, pero para el afectado la vida sigue, (en otro lugar en otro tiempo, el de la Plenitud).

      • Román Díaz Ayala

        si, te estas refiriendo a Honest to God, del ministro Robinson y del cual se hizo eco Cuadernos para el Diálogo. Ese fondo cultural no está lejano de muchos de los planteamientos actuales en el progresismo católico, y sigue siendo válido como análisis de nuestra situación.
        Te ruego que interpretes mi anterior comentario como un descripción general del discurso de Atrio,l y no mi posicionamiento personal que abunda en mi trayectoria atriera.
        Tu posicionaiento teológico sobre Jesús no supera a la unión hipostática (Concilios de Éfeso y de Calcedonia) pero agradezco tu esffuerzo.

  • Román Díaz Ayala

    Ciertamente este pasaje de 1ª Pedro 3,18-22 (mejor, 3,18 al 4,6), siendo muy difícl, de hecho se ha venido interpretando como anuncio de salvación, aunque también de castigo por lo de los espíritus encarcelandos, o en prisión, reconociendo en ello a los impíos muertos en tiempo del diluvio, o bien a los ángeles caídos.

    Pero, como bien señala la Biblia de Jerusalen: “Todo este pasaje; 3,18-4,6, contiene los elementos de una antigua profesión de fe; muerte de Cristo, 3,18, bajada a los infiernos, 3,19, resurrección, 3,21, asiendo a la derecha de Dios, 3,22, juicio de los vivos y los muertos, 4,5.”

    Podemos hacer un sin fin de conjeturas, pero sin obviar su profundo sentido teológico, que el Seol de los judíos, lugar común de justos y pecadores se corresponde al Hades de los giegos y el Infierno de los romanos.

    Jesús murió realmente y realmente resucitó. Jesús había sido creado humano como yo tras la visita del ángel a María, y siendo humano murió, visitó al Seol. Sin su muerte no habría  resurrección. Aquí reside su sentido salvador (soteriológico), el triunfo de Cristo sobre las potestades que nos tienen sometidos a los humanos, es decir, sobre la muerte, el demonio y nuestra entrada en el Seol ( Hades o Infierno)

     

  • Santiago

    Jorge, este pasaje que citas de 1 Pedro no quiere decir que Cristo predicó y salvo a los “condenados” sino que se refería a los que “antes del Dilivio” estaban en prisión de espíritus” por su obstinación de no querer escuchar la predicación de Noé. El tiempo lo “da” la misma cita pues no fue después de la muerte de Cristo sino por los “méritos de Cristo” que se aplicaron a todos los seres humanos “desde la Creación” para que en libertad y por propia voluntad pudieran salvarse.

    En una traducción más exacta siguiendo el texto griego:

    “Porque Cristo padeció…para llevarnos a Dios..siendo muerto en carne pero vivificado en Espíritu” es decir Cristo “resucitó” para todos los tiempos…”también a los que estaban em prisión de espiritus..predicó a los que desobedecieron en otro tiempo..cuando aguardaban la  de  Dios paciencia en tiempos de Noè..mientras se preparaba el Arca” Porque NOÉ fue el pregonero de la justicia. de   Dios (2 Pedro 2:5)

    Cristo predicó a los antediluvianos por el Espíritu Santo por medio del ministerio de Noé, aunque éstos no le oyeron y no quisieron seguir a Noé.

    Es contradictorio que Dios salve a los que le rechazaron y siguen rechazándole aún en la mujer te. La libertad es un don que Dios concedió como una realidad. El mal no es relativo, existe en este mundo puesto que en la libertad puede existir lo que va a su favor o en su contra. Dios no quita lo que ya dio puesto que nuestro intelecto y voluntad nos fue otorgado para que pudiéramos escoger libremente el bien. Pero podernos decidirnos por el mal, al final. No existe injusticia de parte del Dios de las Misericordias, ni de su Iglesia que proclama Su Palabra con fidelidad. No es posible tergiversar el mensaje salvifico  De Dios. Este persiste por los siglos.

    abrazos

    Santiago Hernândez

  • Jorge

    ¡Ah! En 1P 3, 18-22, no habla del “limbo de los justos” que proponen los Padres de la Iglesia, sino de los que estaban “encarcelados” desde los tiempos de Noé, y sobre todo dice expresamente que no eran precisamente justos sino “en otro tiempo incrédulos” y que fueron salvados “al pedir a Dios una buena conciencia por la resurrección de Jesucristo”. Por tanto, creo que por este texto se puede abrir una vía de interpretación más acorde con la justicia, de la salvación de los condenados, por el bautismo que les ofrece Jesús y la proclamación de su palabra en su descenso a los infiernos.

  • Jorge

    Santiago, la sensibilidad sobre la justicia y la ética es mayor en nuestro contexto que en el pasado, en el tiempo de Agustín de Hipona y el de los Padres de la Iglesia. Por nuestro sentido ético de justicia hoy no podemos decir que la pena de muerte sea justa. Un gran número de países la han quitado de su código penal. Nadie con un sentido común de justicia puede sostener una condena a perpetuidad, cuando antes la pena de muerte y la cadena perpetua se consideraban justas. Y si esto hoy es así ¿cómo va a ser justa una condena no sólo a perpetuidad sino eterna? Es el sentido de la justicia el que ha cambiado y la Iglesia tiene la obligación de reconocer ese cambio, y ajustar su Magisterio, buscar fuentes en la Tradición que puedan avalarlo, y también en la interpretación de las Escrituras. Es una labor teológica necesaria. La Iglesia no puede proclamar y enseñar una doctrina injusta.

    Las modificaciones en la ética a lo largo de la historia de la Iglesia se dan con cierta frecuencia, precisamente para ajustarse en justicia a los signos de los tiempos. Por ejemplo, el marxismo del s.XIX hizo un duro juicio a la Iglesia por razones de justicia, denunció a la Iglesia por proclamar una justicia deficiente con la resignación ante las condiciones de pobreza. Y la Iglesia cayó en la cuenta de que así era, y desde León XIII tuvo que ajustar la doctrina social de la Iglesia. Pues en el tema del infierno y su condena a perpetuidad pasa lo mismo. Antes era considerada justa y ya no lo es.

    La Iglesia no puede proclamar y enseñar una doctrina injusta, y la condena a perpetuidad lo es. Es que no hay argumentos posibles para afirmar su justicia. La Iglesia NO puede sostener un contenido de Dios injusto y este lo es.

    La Iglesia proclama el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte. Pero la propuesta del infierno contradice esta victoria de Cristo sobre el pecado. Si algunos, aunque sean unos pocos, persistiesen en el pecado, la victoria de Cristo NO habría sido completa. Si el infierno eterno existiese, la muerte y la resurrección de Cristo habría sido derrotada por unos cuantos humanos empecinados en su aversión a Dios a la justicia y al amor.

  • Santiago

    Jorge,coincidimos en que creemos en el Magisterio  de la Iglesia aunque de diferente manera. Creemos y queremos y Dios suplirá el resto.

    Jesucristo bajó  “a los infiernos” después de su muerte no para liberar a los condenados, no a deshacer la condenación sino para liberar a los justos que esperaban al Redentor. Por eso, en Mateo aparece que a la muerte de Cristo “se abrieron muchos sepulcros” y después de la Resurrección muchos santos salieron de sus sepulcros y viniendo a la ciudad santa se “aparecieron a muchos”.

    La palabra hebrea Sheol no significa “infierno” sino “lugar de los muertos”. Allí se encontraban deprivados de la visión divina. Solo los justos estaban esperando a Cristo. Los Padres llaman a esto “el limbo de los justos” pues era un lugar de transición. All Cristo completó el último peldaño de su obra redentora para los que le siguieron en el camino del bien, no los que persistieron en el mal.

    La vida eterna y la vida terrestre son distintas.Alli entramos en la  eternidad. de  Dios donde ya no hay cambio puesto que nuestra contingencia ha desaparecido. El tiempo terrestre ya no existe, ya no se puede merecer pues ya ha ocurrido un juicio precisamente sobre el amor. De ahí en adelante comienza nuestra vida verdadera que es eterna sin posibilidad de retorno. El pecado no persiste delante  de  Dios porque los impenitentes son los que se apartan de El primero, y por toda la eternidad. Dios dio todas las gracias posibles durante la vida de la tierra y estableció Su Palabra universal explicando el límite de la oferta del amor.

    El juicio sobre el amor no se limita a las Bienaventuranzas, sino a nuestras comisiones y omisiones, y sobre la guarda de los mandamientos de la  Ley del amor eterno impresos en nuestro corazón y proclamados en piedra en el Sinaí. Por eso Cristo le dice al joven rico que para entrar en la “vida eterna” es necesario “guardar” todos los mandamientos que El fue enumerando individualmente.

    Por eso el mandato del amor es para todos. No podemos ir contra el. No podemos renunciar a el. Somos responsables de el. El mal no va a tener la última palabra. Ningún ser humano puede burlase a mansalva de esta obligación ya que e ello nos jugamos nuestra eternidad, creamos o no en ella.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

    • Carmen

      Atención, pregunta directa.
      De verdad piensa usted que existe el infierno o lo dice porque cree en la doctrina de la iglesia y a día de hoy sigue vigente el infierno?
      En caso de que esté convencido de su existencia, cómo lo imagina?
      Tengo mi infierno particular, ya lo he dicho alguna vez. Deseo que todos y cada uno de nosotros tengamos un instante en el que seamos conscientes del daño que hemos hecho.
      Y usted?
      Un saludo cordial.

      • Santiago

        Todo el mundo tiene “algo” de “infierno” en esta vida ya que esta existencia terrestre está llena de tribulaciones y pesares sin fin. Pero el verdadero infierno consiste en separarse de Dios sin posibilidad de volverlo a encontrar. Yo también pasé por este martirio pero la gracia me arrancó de las garras del mal para, sin ningún mérito mío, conducirme por el camino de la fe.

        Por eso la diferencia consiste que mientras vivimos por aquí en la tierra podemos pedir esa “gracia” y apoyarnos en ella para salir de la situación opresora que causa el mal por si mismo. Podemos pues salir de nuestro infierno con ayuda de la gracia, mientras vivimos en la tierra y transformar nuestra vida ofreciendo nuestros sufrimientos a Dios. La gracia no nos cambia pero “nos ilumina” para acceder al bien que está solamente en seguir al Cristo del Evangelio.

        Creo en el “juicio sobre el amor” porque creo en la Iglesia del Evangelio de Cristo que es la misma en la que todos nacimos y que nos da la gracia de Cristo especialmente en los sacramentos.
        Creo al Cristo que nos dice “el que escucha Mi palabra y CREE al que me envió tiene vida eterna y no incurre en sentencia de condenación, sino que ha pasado de la muerte a la vida” (Juan 5, 24) Por eso existe la posibilidad del rechazo total y definitivo de algunos al amor de Dios y esto sería en sentido negativo pero real “el infierno”.
        Pero el que CREE tiene FE y este es el principio y raíz de lo contrario que es la visión de “la gloria”.

        Pero ninguno de nosotros por aquí, por muchas faltas que tengamos, estamos en esta situación de “infierno” definitivo. Todavía queda en nosotros una puerta abierta al amor y a la verdad. La gracia puede apoyarse en aquéllos para sacarnos de nuestras tinieblas, pues la gracia proviene directamente del amor de Dios. Así le pasó al ladron en la Cruz cuando manifestaba públicamente el arrepentimiento de sus culpas diciéndole al otro crucificado con el: “nosotros lo estamos justamente pues recibimos el pago justo por lo que hicimos” Y a Jesús: “Acuérdate de mí cuando vinieres en la gloria de tu Reino” Y Jesús concediéndole la plenaria indulgencia del perdón en Su Misericordia le dijo aquellas famosas palabras en premio al último esfuerzo de la fe y arrepentimiento del ladrón: “En verdad te digo que HOY estarás conmigo en el Paraíso”

        Un saludo cordial

        Santiago Hernández

      • Carmen

        Cada uno de nosotros tenemos nuestra historia y ya está. No sé menosprecie, usted es libre para tomar sus decisiones.
        Desde hace muchos años estoy convencida de que algo me protege y de alguna manera me indica el camino mejor. Cuando me lo oyen decir ya ni se ríen ni nada, saben que es un convencimiento profundo que tengo. Pero elegir ese camino u otro depende de mí.
        Por lo visto si cree en el infierno tal cual dice la iglesia. Espero que esté equivocado.
        Un abrazo.
        carmen.

      • Santiago

        El no haberme equivocado y estar en lo cierto no afectaría a ninguna de mis amistades por aquí. Estamos todos en una comunión de fe y esperanza hacia la búsqueda de la verdad. En esta esperanza todo vamos a vivir y morir.

        Un saludo cordial

        Santiago Hernández

    • Asun Poudereux

      ¡Quelle horreur!
      ¡Con lo hermoso que es el título del post! ¡Hacia donde vamos!

      Con todos mis respetos, Santiago.

      Donde solo hay Amor no hay ofensa, siempre comprensión, sombras y luces se abrazan.

      El juicio y la condena es una herramienta en el mundo de los humanos, para, por así decir, poner orden en las relaciones, además de marcar bien quién es quien manda, hace y aplica la ley.

      En los Evangelios, es habitual, en sus catequesis a las distintas comunidades a las que van dirigidos, la utilización de escenarios que faciliten la comprensión de Jesús y su mensaje de fondo, no su literalidad.

      Por lo demás muy común en el mundo antiguo, en donde no se tiene intención ni se busca reproducir lo histórico, sino despertar en las personas que escuchan los mismos ecos y resonancias como si Jesús ahí estuviera hablándoles, con ejemplos y escenas desde el mundo que les es conocido y como no, también imaginado.

      El Amor todo lo abraza. ¿Quién puede ahí sentirse indignado, si es que esto puede siquiera plantearse?

      Por lo demás que sencillo y directo lo que comenta, Carmen. ¿Verdad Santiago?

  • Jorge

    Mi pasión Santiago, no es “ganar” las controversias en un diálogo, sino que mis ideas por renovadoras que parezcan estén en coherencia con el Magisterio, la Tradición y las Escrituras de la Iglesia. No quiero cambiar las Escrituras para que digan lo que a mí me gusta, ni quitar ni poner nada de ellas, nada sé de filologías. Lo que me interesa es ajustar su interpretación en el conjunto de las mismas con una clave que lo ilumina todo: la Plenitud, la plenitud de la justicia y del amor, sobre todo.

    Como nada quiero cambiar reconozco las citas que haces del “fuego eterno”, pero entiendo que este fuego eterno es contrario a la plenitud de la justicia y del amor, en consecuencia, también tengo y puedo decir que sí hay infierno eterno, el fuego que nunca se consume. Y esto lo digo porque en él quedarán toda injusticia, toda violencia, toda esclavitud, todo odio y venganza, toda humillación y exclusión, …, y es que una vez juzgadas no regresarán jamás. Pero para ajustarlas a la justicia y al amor en plenitud añado que las acciones malvadas son condenables siempre, pero las personas que cometen tales acciones no siempre son condenables, pues no todo cuanto hacen es malvado, y además siempre tienen la posibilidad de cambiar.

    Porque no quiero posicionarme en contra de la Iglesia, me he leído otra vez con atención los puntos 1033-1037 del Catecismo de la Iglesia (ed.1992) que trata sobre el infierno. Y es verdad que “la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, el fuego eterno, … que consiste en la separación eterna de Dios”(1035). Añade “Dios no predestina a nadie al infierno, para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal) y persistir en él hasta el final” (1037). Y pregunto ¿Cuál es el final? Si Cristo no hubiese resucitado y por tanto tampoco nosotros lo haríamos, el final sería la muerte. Pero con la resurrección la muerte es solo un paso y la vida no concluye en ella. El final entonces sería al culminar la historia cuando la Plenitud sea completamente realizada. Y pregunto ¿quedará alguien que persista en su aversión a Dios, al final en el tiempo de Plenitud?

    Si a esto le añado el enigmático descenso a los infiernos de Jesús entre su muerte y su resurrección, pues me confirma que la resurrección lo cambia todo. Leo en el Catecismo de la Iglesia (634) “Hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva…. Es la última fase de la misión mesiánica de Jesús … extensión de la obra redentora a todos los hombres de todos los tiempos”. Y en la primera carta de Pedro, al final del c.3 habla del descenso a los infiernos, “a predicar a los espíritus encarcelados en otro tiempo incrédulos, …, para pedir a Dios una buena conciencia por medio de la Resurrección de JC”. Es que la resurrección de Cristo lo cambia todo. La resurrección es la victoria completa de Jesús contra el pecado y la muerte. Nadie puede quedar excluido.

  • Jorge

    Es un hecho que la teología católica ha pasado de considerar a la inmensa mayoría de la humanidad condenada a un infierno eterno sin escapatoria, siguiendo a Agustín de Hipona y su terrible pecado original, a vaciar el infierno hasta dejarlo solo en unos pocos recalcitrantes, a los que por su empecinamiento no les alcanza la misericordia de Dios, bajo el paraguas del pecado contra el ES que no tiene perdón. Si al menos esto fuese así habría que abandonar de una vez por todas las predicaciones sobre la condenación eterna pues sólo afectaría a unos pocos.

    Pero yo voy más allá y creo que no estoy solo, en que también esos pocos serán salvados en última instancia. Y para ello no veo ninguna necesidad de anular la libertad humana, sino todo lo contrario empoderarla. Empoderarla para que sean capaces de amar. Es que yo seré muy ciego, pero es que no veo ninguna razón, ni en lo racional ni en lo emocional, para no querer amar ni ser amado y aún menos cuando la plenitud del amor sea plenamente manifestada. Por el contrario, sí entiendo esta posición desde una perspectiva legalista, desde la sumisión y la obediencia a la Ley de Dios, y claro se entiende que haya muchos que no quieran someterse.

    Pero si leemos a Pablo de Tarso vemos su insistencia en que la Ley ha dejado de ser vinculante, sustituida por la Ley del Amor, que nos hace libres. No es la LEY, los MANDAMIENTOS, lo que condiciona y rige la vida de los seguidores de Jesús sino el Mandamiento del amor. Y es que los mandamientos no son la norma legal por la que seremos juzgados, sino por la bienaventuranzas, especificadas en lo de “tuve hambre y me disteis de comer,…” No nos preguntarán si cometimos actos impuros o adulterios, …, sino si atendimos las necesidades de los que sufren, los empobrecidos, los excluidos, … Al atardecer seremos juzgados por el amor.

  • Santiago

    Jorge, sabemos que la vida es un profundo misterio. Solo sabemos “algo” de la realidad que nos trasciende totalmente. Hay algo que está por encima de nosotros que escapa a nuestra total comprensión.

    Jesús quiso revelarnos en lo humano el amor  de  Dios. En el misterio de nuestra libertad Jesús contó con nosotros para que accediéramos al bien y nos alejáramos del mal. De otra manera no hubiera dicho “se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de  ; arrepentíos y crred en el Evangelio”(Mc 1:14)

    Todos somos llamados a creer y a seguir el camino del bien. Sin embargo, no todos vamos a lograrlo. Nos llama Jesus a la inocencia o a la penitencia. Esta  es la enseñanza de Cristo. No hay duda que la muerte de Cristo hubiera estado demás si TODOS hubiéramos ido por el buen camino. Hizo falta un Redentor.

    Jesús se dirigía al pecado como el peor mal de lo que es humano. Requirió nuestra fe y nuestra cooperación. Y aún en Su muerte muchos lo rechazarían y a través de los siglos se ha visto los horrores y estragos que los humanos hemos causado yendo por el camino equivocado del mal.

    Dios quiere que todos nos salvemos. El piensa como Dios. El modeló cada corazón y actúa en el misterio de nuestra libertad. Nos dotó del privilegio del libre albedrío y solo nosotros podemos decirle que SI al bien y a Dios. Dios no fuerza nuestra libertad. Nos salva porque nosotros queremos salvarnos y porque nos aprovechamos de Su gracia y nos valemos de ella. No podemos pensar “a lo Dios” porque es imposible, ni podemos enmendarle sus planes. El siempre nos trasciende y somos responsables ante El.

    No hay duda que El agotará Su misericordia. Ya se desangró por nosotros en el Calvario. La mayoría nos salvaremos en la purificación de nuestros pecados. Sin embargo existirà tadavia quien pueda negarse al amor y combatirá al Espíritu Santo.  de. Dios y sin arrepentimiento será “reo de pecado eterno” (Mc 3:28-29)

    Un abrazo

    Santiago Hernández

  • Jorge

    Santiago, a mí las incoherencias de fe me ponen nervioso y no paro hasta que les puedo encontrar algún sentido. No tengo ni idea de quien fue el primer pensador cristiano que sobrevaloró la hora de la muerte, ni la escuela teológica que acogió y difundió la idea, de tanta repercusión sobre la gente usada con insistencia para atemorizarla. Por supuesto que esta idea les encantó a predicadores varios con sus terribles dramatizaciones del fuego del infierno que no se consume, con la preocupación constante de una confesión lo más próxima posible para ganarse el cielo.

    El juicio dependiente de la muerte es una idea incongruente con la fe, porque si de esa hora depende nuestra suerte en la eternidad, pues es una hora muy mal escogida. Por lo común la gente no muere en sus mejores condiciones físicas ni mentales, sino todo lo contrario. El cuerpo deteriorado sin fuerza ni vigor, con enfermedades o disfunciones graves. Las funciones mentales disminuidas por la vejez, con mucha frecuencia con demencia senil o Alzhéimer, y si aún pervive el juicio pues acongojados por la proximidad de la muerte.

    Si pensamos que no es el cuerpo el que va a ser juzgado sino el “alma” libre de las connotaciones de la vejez, con todas sus facultades mentales o espirituales en plenitud de su vigor porque ha dejado de estar unida al cuerpo, pues entonces no se trata de un juicio sólo referido a la hora de la muerte sino a toda una vida. Y aunque yo me he expresado repetidamente que no tenemos tal alma, sino que creo que resucitaremos con nuestro cuerpo biológico tal como somos, añado que seremos reparados y recuperaremos toda la fuerza y vigor. Por tanto, estamos espiritualistas y los que no lo somos en una posición semejante. El juicio necesariamente tiene que hacerse en la plenitud de nuestro vigor y fortaleza mental, y según yo creo también física. En definitiva, la hora de la muerte carece de importancia, es toda una vida la que va a ser juzgada. La muerte es solo un paso hacia la Plenitud.

    Y es un juicio que rebosa amor. Sería una incongruencia que se fuese culpable de enfermedades psiquiátricas. Lo digo porque la mayoría que juzgamos malvados lo son a causa de psicopatías varias, la falta de empatía por tener unas neuronas espejo escasas y que se activan muy raramente, el maquiavelismo de los manipuladores, el desprecio a los demás de los encantadores narcisistas, …, y yo quiero suponer que previamente al juicio éstos que padecen enfermedades psiquiátricas sean previamente curados de ellas, para poder tener un juicio justo. Si excluimos a los que padecen enfermedad no quedaría sino sólo un puñado de seres humanos que estando completamente sanos han decidido ir contra el amor y contra Dios, no un ídolo de Dios, sino contra Dios mismo. Pues bien, incluso a éstos también Dios los quiere y son hijos de Dios.

    Y si Dios los quiere, ¡qué no hará para atraerlos hacia sí! Un buen padre y una buena madre que quieren a sus hijos casi por encima de su propia vida, resulta que tienen un hijo que es rematadamente malo, culpable de fechorías con problemas continuos con la justicia. Supongamos que sabiendo el problema se han puesto a estudiar psicología y psiquiatría para ayudarle y que hubiesen conseguido una excelente preparación. Estoy seguro que emplearán toda su sabiduría y triquiñuelas posibles para recuperar a su hijo díscolo, y verlo feliz. Los especialistas consiguen éxitos formidables con personas desechas, no doblegando su voluntad, no coartando su libertad y menos anulándola, sino por el contrario empoderando sus vidas para reconducirla. Si esto es humano y conseguimos éxitos ¿qué le impedirá a Dios conseguirlo para todos? ¿qué razones o motivaciones humanas podrían ser de tanto peso que puedan oponerse a Dios, cuando ya los secretos no puedan ser ocultados y la verdad del amor esté plenamente manifiesta?
    Pensar que alguien pueda escoger la soledad y el aislamiento de un infierno sin Dios, es pensar que Dios lo ha abandonado, o lo que es lo mismo que Dios lo ha dejado de amar ¿es acaso esto posible?

    • Carmen

      Pero un padre normal tampoco enviaría a su hijo a esa muerte, para perdonar las ofensas que los seres humanos le hemos hecho.
      Es que no logro entenderles. Pero me encanta esta conversación.
      Perdón si me meto por enmedio, es que estoy fascinada

      • Jorge

        Carmen me gusta que te encante y fascine esta conversación. Claro que no sé los motivos, pero supongo que estás en oposición al infierno, porque lo has dicho más de una vez. Así que me imagino que estás esperando que saque toda mi artillería argumental en su contra. Espero hacerlo bien y si puedes y quieres échame una mano.

        Lo de Dios-Padre que entrega a su Hijo a la muerte, es para mí un error de interpretación de los escritos de Pablo de Tarso, y hay que rehacerla a la luz del conjunto del NT. Por que si estamos hablando del amor y la justicia estaríamos hablando en contradicción total, si afirmamos una acción como esa, la de un Padre cruel, vengativo e injusto, que envía a su Hijo a la muerte para la remisión del pecado. Esta se encuadra bien en la teología de la justicia humana del premio/castigo, que es contraria a la justicia divina del amor.

      • Carmen

        Estoy fascinada porque por primera vez puedo entrar en una cabeza de conceptos teológicos totalmente de acuerdo con la postura oficial de la iglesia. Santiago tiene una cabeza estupenda,y además no sé cuantísimos siglos de teología le avalan.
        Pero no acaba de creer que esté convencido personalmente de lo que dice. Es imposible. Porque sus razonamientos son impecables.

        Tú lo estás haciendo muy bien. No necesitas ayuda. Por otra parte no te la puedo dar. Sé poco de estas cosas, aunque me están entrando ganas de volver a leer los evangelios, canónicos, por supuesto.
        Siempre me ha gustado discutir, en el mejor sentido de la palabra. Y esta discusión me tiene atrapada.
        No. No creo que exista el infierno. Además, diría que es uno de las ideas últimas que se incorporaron al judaísmo. Es más, diría que en tiempos de Jesús el infierno no era eterno, era de temporada. Tendría gracia que en nombre del Amor , se hiciera eterno.
        Pero no me hagas demasiado caso. Son cosas que leo de aquí y de allá. No soy de citas. Si me gusta una idea la incorporó a mi esquema de pensamiento y ya está.
        Pero claro, ahí está Santiago…cita a todos los citables que le interesa. Y encima con toda la teología oficial de la iglesia apoyándole. Pero, fíjate, no creo que él personalmente crea en el infierno.
        Suerte.
        Un abrazo
        carmen.

  • Carmen

    Ay, ay, ay…

    En fin.

    Vale.

  • Santiago

    Para aclarar el sentido, en el cuarto párrafo de mi comentario de abajo comenzando desde arriba, hacia más de la mitad del párrafo, debe decir:

    “Si a pesar de todo no queremos, entonces no es Dios misericordioso….el culpable…. sino la responsabilidad está solamente en nosotros”

    Gracias. Vale.  SH

  • Santiago

    Jorge, yo nunca he tenido tampoco esa “imagen” del castigo eterno encima de mi cabeza..Jamás he excluído a nadie en relación a su vida privada, ya se ajuste a la moral o no, ni tampoco si los considero culpables o inocentes. Y como indigno seguidor de Jesús solamente ha estado presente en mi el poder mostrar a los demás la alegría que proporciona la fe en El. En mis clases de apologética religiosa colegial siempre distinguíamos entre la persona digna de respeto y de amor, y el mal moral que se identificaba con el pecado.

    Es reprobable en verdad que en muchas catequesis se haya querido enfatizar más el miedo que el amor. Mi experiencia ha sido, en este sentido, más positiva que negativa. Y estuvo lejos de mi enseñanza y de mi fe un Dios vengativo y cruel, porque siempre encontré en cada momento de mi vida Su misericordia en grados extraordinarios.

    Coincido que el Evangelio trata de explicar el mensaje de Jesucristo de manera esquemática. Y por supuesto Dios “no impide” a los “malvados” su acceso al Amor, no excluye a nadie. Por el contrario, Dios ofrece su amistad sobrenatural a TODOS los seres humanos como un don gratuito y lo hace libremente.

    Somos nosotros, los humanos, los que podemos excluirnos e impedirnos aceptar de hecho este Amor y podemos negarnos. Cristo nos muestra en su Evangelio este ofrecimiento que le llevó voluntariamente hasta morir en la Cruz por amor para rescatarnos del pecado, del mal. El rechazo de Su amor empieza por nosotros pues Dios nos da el tiempo de nuestra vida para prepararnos “con amor” para la otra vida que es la verdadera, la eterna y nos da abundantes gracias capaces de actuar en nuestra libertad para que accedamos al bien. Si, a pesar de todo, no queremos, entonces NO es Dios misericordioso, sino la responsabilidad está solamente en nosotros. No es justo que Dios nos salve en contra nuestra, por decidirnos a ir en contra de Su voluntad, a sabiendas. Si no fuéramos responsables de nuestros actos, no pudiéramos ser libres de decidir, pero lo somos, luego nuestros actos libres son imputables en circunstancias normales.

    Por eso existe una relación de esta vida con la “otra”, y existe el mal moral que es el peor desastre de la humanidad y para su rescate ha venido Cristo desvelándonos la plenitud de Su amor, para que participáramos voluntariamente en nuestra salvacion. De otra manera no hubiera sido necesaria la Redención que fue hecha en la libertad del ser humano y no en robots carentes de decidir su destino final.

    Por eso, Dios “que te creo sin ti, no te va a salvar sin ti” dice Agustín de Hipona, que conoció por experiencia la magnitud del pecado y sus consecuencias. No pertenece a la sabiduría y al amor  de  Dios salvar a los que en esta vida destruyeron totalmente el sentido de la verdad y del amor, y se hundieron irremisiblemente cometiendo toda clase de crímenes sin nombre, abusando del amor  de  Dios y de sus hermanos, y murieron sin arrepentimiento alguno, sabiendo el mal y sus consecuencias, burlándose y retando al mismo Dios. No es porque Dios los condene, sino porque ellos mismos lo han querido. Sin duda, nosotros no somos los jueces, no podemos juzgar. Sin embargo, Jesús nos previene para que nos apartemos del mal. Es cierto que la mayoría de los seres humanos no llegará a este extremo pero el misterio de nuestra libertad y el del mismo Dios hace posible lo excepcional.

    “La justicia  de  Dios rebosa amor” como tú dices y por eso tu y yo partiremos de este mundo en la certeza de la Misericordia y por nuestra intención recta. Pidamos que todos participen de esta fe y de esta esperanza.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

     

  • Jorge

    Santiago, yo no sé amar con la espada de Damocles encima, con el castigo y un infierno eterno de separación y exclusión en perspectiva para todos los culpables de injusticia, de comportamiento e intención malvada, aquellos que se divierten haciendo daño a los demás, … Es que también éstos son mis hermanos. También éstos son hijos de Dios, y el Padre con angustia y dolor sale cada día al balcón esperando su regreso. Y si alguno regresa les monta una fiesta, sin exigirles nada, ningún pago o castigo por sus fechorías, le basta con que regresen. Esta es para mí la mejor imagen de Dios, de un Dios todo amor preocupado e implicado en “todos” sus hijos sin excluir a nadie.

    Claro esta imagen no interesa a los que toman la vida como un valle de lágrimas, como un tiempo de prueba con la perspectiva de un juicio implacable, en el cual me premiarán por mi esfuerzo y castigarán para siempre a los culpables, incluso solamente por no haber aceptado la fe. La imagen de Dios sentado en un trono de justicia separando los buenos hacia el Paraíso y los malos hacia el Infierno para siempre es demasiado terrena e infantil, está demasiado pegada a los reyes de la tierra, al poder humano, diferente y opuesto al de Dios. Es una imagen usada hasta la saciedad para causar terror, y a la gente aterrorizada es más fácil de tenerla sometida y dominada. Y esta imagen es verdad que aparece en los Evangelios, pero convendrás conmigo, porque lo has dicho muchas veces, que toda interpretación de las Escrituras tiene que hacerse en el conjunto de la misma y no por escenas aisladas. Pues bien es evidente que la imagen de Dios-Hijo, Jesús, sentado en el trono de juez implacable, contradice la lectura en clave del Amor y de la Plenitud, que no admite exclusiones.

    La imagen de Jesús como juez supremo, hay que separarla del poder humano, de la justicia humana, y hacer de ella rebosante de Amor y Plenitud, y nada de inspirar terror ni siquiera temor. No hay nada, absolutamente nada que temer de Jesús. Por tanto, esta imagen del juicio final terrible poniendo el acento en el temor deducido de la dramatización de la escena, se queda con lo superficial incluso girándola contra el amor por una justicia humana de la retribución (culpa/castigo, acción buena/premio), que no es la justicia de Dios. La justicia de Dios rebosa amor, y por tanto lo contrario al amor queda excluido de la Plenitud para siempre y digo bien para siempre. Y por ello la imagen de Dios separando las personas contrarias al amor de los que aman lo dramatiza el Evangelio con una imagen clara y patente. Pero es error interpretarla como que las personas concretas malvadas tengan impedido su acceso al amor y separadas de Dios para siempre. Es que Dios mismo no aguantaría esa separación ni yo tampoco.

  • Santiago

    Queridos amigos, no debemos temer sino amar..

    Afortunadamente nosotros, “por gracia” no estamos ni vamos por el camino del odio..y de la venganza..y del crimen..mucho menos de la impenitencia final..,Ninguno de nosotros ha llegado a borrar de el o ella todo sentido de “verdad” y toda huella de “amor”..ninguno de nosotros ha hecho todavía una decisión ùltima que nos aparte definitivamente del amor  de  Dios. Por tanto ¿por qué vamos a temer? Porque solo los que renuncian al bien contundentemente y persistentemente son los que no podrán  “entrar” en el Reino,

    Por otro lado, Jorge, no se puede reinventar el Evangelio. Las palabras de Cristo fueron oídas públicamente por miles de personas y transmitidas por testigos que murieron por defenderlas. No son obra de “monstruos” o “narcotraficantes” o “asesinos” sin entrañas sino que los evangelistas recogieron fidedignamente el pensamiento y los “dichos” esenciales del Maestro del Amor, que fue y es Cristo.La doctrina de Cristo no puede acomodarse a la comodidad de la mentalidad actual del mundo que vive una fantasía hedonística que trata de suprimir toda idea de “culpa” y de “penitencia”, y sobre todo trata de infiltrar la idea de que Dios  prâcticamente ha dejado de existir y por supuesto no existe justicia eterna sino solo “tolerancia” y que tampoco  existe “nada” después de la muerte, menos la idea del pago por las injusticias y horrendos  crímenes que actualmente se cometen mundialmente, empezando por los más vulnerables e indefensos, sin ningún remordimiento, ni sentido de culpa por parte de los que los cometen. Además la justicia “humana” parece favorecer más a los culpables que a sus victimas.

    Pero en Dios existen la Justicia junto con la Misericordia y las dos no son antagónicas sino complementarias pues justicia sin misericordia se puede convertir en crueldad. Y Misericordia sin justicia puede degenerar en debilidad e injusticia. De eso se trata del juicio ante el juez perfecto y sobre el amor.

    Por otro lado, Jorge, yo no condeno a nadie, solo transcribo y comento citas y cuando yo hablo de la decisión final que sigue siendo, por supuesto, una hipótesis digo que esa hora y ese paso sigue siendo misteriosao. A esa hora probablemente se nos dará una última oportunidad para salvarnos pero solo Dios puede juzgarnos en el conjunto de toda nuestra vida pues solo así se juntarían la misericordia con el juicio. Cualquier ejemplo que pongamos ahora que vivimos en el tiempo sería inexacto porque ya habremos entrado en aquella hora final en una “nueva dimensiión” que no es posible que comprendamos ahora que estamos viviendo el “tiempo terrestre”. La medida del amor de  Dios será justa y misericordiosa a la vez y no dejará nada al garete.Todo será tomado en cuenta.

    Por ahora, amigos, permanezcamos en paz, y sigamos tratando de amar. Puesto que la caridad, según la Escritura, nos conduce al bien eterno que es nuestro objeto final y único. Como decía el gran ex-pecador y Obispo de Hipona: “ama, y haz lo que quieras”. El infierno será el reverso de la medalla. Pero nuestro amor ha de ser semejante al  de  Dios, verdadero y efectivo.

    Un saludo cordial y gracias por vuestra consideración y vuestra amabilidad

    Santiago Hernández

    • Carmen

      Querido amigo Santiago:
      No le conozco,no sé a qué se dedica, pero por lo que leo en atrio sabe mucho de los evangelios. Creo que usted sencillamente defiende una postura muy de acuerdo con la ortodoxia de la iglesia. Está en su pleno derecho.
      Pero sucede que otros pensamos de otra forma, pero fuera de la teología oficial de la iglesia. Luego para ella tiene usted toda la razón. Y en mi caso, no vea,ni soy teóloga ni nada parecido, sencillamente pienso y como me permiten escribir…
      Si me acepta una opinión,no me va lo del juicio final por la misma razón que no me va nada lo del sacrificio en la cruz. Primero echamos sobre Jesús la responsabilidad de todos nuestros errores para aplacar a un extraño dios , a mi juicio de oveja, vengativo.
      Y no contentos con eso, pensamos que todo aquel que haga daño, ya vendrá ese mismo dios al final para poner a cada uno en su sitio, y al que le toque el infierno, se siente,se lo habrá ganado a pulso .
      Creo que individualmente somos responsables de lo que hacemos y colectivamente también.
      Si no construimos entre todos un mundo más justo es responsabilidad de todos y de nada servirá un castigo al final de los tiempos.
      Nos equivocamos continuamente, pero creo que Darwin está en lo cierto. Estamos evolucionando muy deprisa, pero como especie, necesitamos mucho más tiempo. Estoy segura de que lentamente iremos mejorando.
      A algunos de nos recrimina que no veamos la divinidad de Jesús. Modestamente, creo que otros no aceptan su humanidad y que como humano, vivió en una época determinada e inmerso en una cultura determinada. Por aquel entonces ,sabe usted mucho mejor que yo, que flotaba en el aire la idea de que el fin de los tiempos estaba próximo. También sabe que Jesús era discípulo de Juan Bautista. Nada extraño me parece que de vez en cuando perdiera la paciencia y dijera: os vais a enterar. Lo comprendo perfectamente porque soy de ese tipo de personas que pierde la paciencia con facilidad. Pero esas cosas que de vez en cuando decía, si es que las dijo, para mí no modifica su visión de que la vida tiene que estar regida por el amor y la comprensión.
      En mi cabeza no cabe el infierno. Pero no solamente para mí, sino para nadie, porque, francamente, no sé qué ganaría un dios con eso. Vengarse eternamente? Pues vaya…
      A mi que no me metan en esto. No deseo venganza. Solamente deseo paz eterna en mi estrella rosa.
      Un saludo cordial.

  • Jorge

    En la parábola del rico Epulón se han fijado para su interpretación tradicional y malintencionada en supuestos datos referentes al infierno, con el fin de atemorizar a los incautos, sin tener en cuenta que sólo es una dramatización de la escena. Que lo importante está en que Dios escoge a Lázaro, mientras que Epulón tiene muy difícil su entrada en el Reino, al igual que los ricos. Claro esto no interesa a una Iglesia rica y poderosa, le interesa mucho más el infierno. Y sobre todo su final, no hacen caso a los profetas, le pide entonces que Dios envíe a uno del otro mundo y la respuesta es que incluso si un muerto resucitase, en referencia directa a Jesús, tampoco le harán caso, como así ha sucedido.

  • Jorge

    Santiago, en este modo de hablar que tienes y que es también el de gran parte de la Iglesia, en el que el amor y la misericordia están ausentes, embebidos en el castigo y la venganza de un Dios INFINITAMENTE cruel, que aterroriza con toda lógica por ejemplo aquí a Carmen, NO ES el lenguaje de Jesús. Es el lenguaje del poder, de hombres “varones” teólogos célibes que no han tenido ni mujer ni hijos, con un corazón más duro que una roca. En mi opinión Jesús no habla de ese modo, no habla de cortarnos las manos, sacarnos los ojos, emascularnos para hacernos eunucos, …, si el sexo, los ojos o las manos …, nos hacen caer en el pecado. Menos mal que la Iglesia oficial no promueve esos excesos. Pero es verdad que se queda a menudo con lo literal de un escenario de las parábolas por una lectura segada e interesada.

    Te propongo una versión de la parábola del rico Epulón, que tanto citas, para poner el acento en un infierno eterno. Sustituyo al rico Epulón por mi mujer (que siendo una excelente mujer que me entregó su vida, con la que compartí un amor de los buenos durante 45 años), supongamos que en su interior (que desconozco en toda su profundidad, porque nunca lo alcanzamos del todo), al llegar la hora de su muerte se cargara de odio contra Dios y lo maldijese con toda conciencia precisamente por hacerla pasar por el trance de su muerte, o bien, por causas no determinables pero culpables. Si la hora de la muerte fuese tan trascendental como dices sin duda en tu versión se condenaría en el infierno.

    Añado a la versión otro supuesto: que yo tuviese una buena muerte, arrepentido de todo mal entregando mi vida a Dios, vamos que me salvaría. Entonces como en la parábola del rico Epulón veo a mi mujer en el infierno junto a muchos otros que he querido en mi vida. ¿Qué haría? ¿Aceptaría sin más el castigo infinito de Dios cayendo sobre ellos? Ni hablar. Caería sin duda en la desesperación y le pediría a Dios con llanto inconsolable que la sacara y les sacara a todos de allí.  Y si Dios no se apiadara de ellos ¿dónde quedaría la plenitud del amor? ¿No se transformaría mi amor hacia Dios en odio, porque sabiendo que pude hacerlo no lo hace porque no quiere?

    Esta interpretación de las Escrituras es malvada, de gente sin corazón, de “varones” vengativos, sin mujer ni hijos, obsesionados por el castigo a los malvados, porque ellos se creen de los buenos y merecen el premio por sus esfuerzos, o que la misericordia de Dios es solo para ellos, a los otros que les den, …, sin nada de amor.

  • Carmen

    Sé que soy como la tontica del grupo. Pero no me importa, no sé nada de teología y creo que no viene mal una opinión de una persona del rebaño.

    Que sepan que me han asustado muchísimo con todo esto del infierno y del purgatorio. Pensaba que ya no existían. Además , el otro día al Papa se le escapó que eso del infierno…ya veríamos.

    Y que sepan que si existe ,me voy de cabeza y me asusta la idea

    Y que sepan que veremos a ver quién se libra, porque como el juicio sea duro, no voy a ser la única, porque eso de decir señor, señor, no se vale.

    Y que sepan que si eso es así y me doy cuenta de que alguien al que quiero de verdad está en el infierno y yo me he escapado, pedirē el traslado porque no me apetecerå nada estar en el cielo.

    Y que sepan que ese dios me aterroriza y que no quiero saber nada de él. Porque los seres humanos, humanos somos, y no creo que ninguno nos merezcamos semejante castigo.

    Ven? Al infierno de cabeza que me voy.

    Un atemorizado saludo.

    • Santiago

      No hay que temer, yo repito. La mayoría de nosotros tenemos la capacidad de amar..Y sobre lo que nos queda de esa disposición anímica Dios puede salvarnos. Todavía estamos aquí y podemos impetrar y merecer y seguir la Palabra de Jesus aunque sea imperfectamente. A Dios le basta nuestra intención de corazón para darnos la gracia. El no la niega a los sinceros y a los de buena voluntad. Me consta que Ud es buena persona y ama entrañablemente. Sigamos discerniendo el camino correcto del Evangelio.

      Un saludo cordial

      Santiago Hernández

  • Santiago

    Jorge, “el llanto y el rechinar de dientes” en los “recalcitrantes” no es una señal de arrepentimiento o por haber expiado o pagado por sus culpas sino de tristeza, miedo y desesperacíón etc al saber y comprobar que su impenitencia y soberbia le han conducido hasta tan triste y “eterno”  estado.

    Por eso en Lucas: “Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando veáis a Abraham, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas del reino De Dios, pero vosotros echados fuera” (Lc 13:28)

    Y en Mateo: “Entonces el rey dijo a los sirvientes: Atadle de pies y manos y arrojarles a las tinieblas de allá fuera; allí será el llanto y el crujir de dientes” (Mt 22:13)

    Porque más vale entrar manco en la vida que no con las 2 manos irte a la Gehenna, “al fuego inextinguible donde “su gusano no muere y su fuego no se extingue” (Isaías 63,24) (Marcos 9, 42)

    La Iglesia se basa en el Evangelio cuando habla de la eternidad de las penas del infierno. No hay duda de que la idea de que la misericordia  de  Dios sea capaz de salvar a todos es asequible a todos los seres humanos de “buena voluntad”.

    Sin embargo, esta vida terrestre se relaciona con la eterna. Y toda nuestra existencia está en juego a la hora de la muerte ya que Dios nos da intelecto y voluntad para decidir, y nos da “la gracia suficiente” al menos para salvarnos. Por tanto, Dios es justo dándonos la oportunidad durante nuestra vida para hacer el bien.

    A la hora de la muerte, en el mismo instante donde se cruzaría la línea que separa la vida de la muerte, según Boros, todavía podríamos hacer una última decisión, “la decisión final” Esto ya pertenece al misterio. Pero allí veremos las cosas con la gracia de  Dios con claridad absoluta y sabremos dónde estarâ nuestro destino. Como dice Ratzinger algunos no hay duda que pasaran inmediatamente a la gloria, la mayoría tendremos que purificarnos en el amor al que no hemos correspondido totalmente habiéndonos comprometido muchas veces con el egoismo y con lo incorrecto. Otros habrán destruido totalmente la verdad en ellos y todo es una mentira, y odiando habrán matado toda posibilidad de amor y ya han rechazado para siempre toda posibilidad de arrepentimiento.

    Por eso el endurecimiento de estos menos, es debido a un fenómeno psicológico natural para esta persona que muere impenitente. El/ella ya ha rechazado a Dios de antemano muriendo sabiendo que no quiere arrepentirse. Por tanto, por más que quiere, Dios no consigue salvarlo porque esa persona misma es la que quiso su endurecimiento “a pesar” de la gracia y por ser un espíritu libre. El ser humano en este caso se proyecta a sí mismo sobre el Universo y por el mal y el pecado había querido ser “el centro del universo” mientras que en su estado de condenación se ve NO como el  centro  sino, al contrario, aislado y solitario en su terrible egoísmo. Es imposible para ellos, desgraciadamente, el arrepentimiento después de haber recibido “tantas gracias” aún en la muerte y haberlas desehechado una a una.

    Pero sigue en pie lo que aprendí en el colegio. Nadie se encuentra en ese estado “sin su culpa”. Por eso, allí se juntan la misericordia con la justicia divina. El mal no puede persistir ante Dios ni tampoco el haber malgastado toda oportunidad de amar y por tanto de salvarse. Dios dará a todos más de lo que merecemos sin destruir nuestro privilegio de la libertad. En ella quedaremos fijos para siempre..

    Un saludo Jorge. Muy interesante lo que escribes.

    Santiago Hernanández

     

  • Jorge

    El enigmático pecado contra el Espíritu Santo que citas de las Escrituras, del cual dice Jesús que no tiene perdón, a diferencia de todos los demás, hace referencia a los recalcitrantes. A aquellos que tienen plena conciencia de haber elegido el mal por el mal, llenos de odio y soberbia. Que saben exactamente con certeza qué es el amor y la justicia, conocen el contenido de la Plenitud, conocen a Dios, pero se revuelven contra él porque pretenden ser más fuertes que Dios y hacen el mal porque están seguros de hacerle daño a Dios con lo que hacen. Ni quieren convertirse ni se arrepienten de nada, y están satisfechos, orgullosamente satisfechos de su actitud beligerante contra Dios. ¿Cómo van a ser perdonados si no quieren? Quizás podrían ser perdonados si no fuesen contra Dios, sino contra un ídolo de Dios falso contra el que luchan, y entonces sí serían perdonados porque no saben lo que hacen. Pero este no es el caso. En el pecado contra el Espíritu Santo se trata de los que sí saben lo que hacen, y están orgullosos de hacerlo.

    Aún así, mientras persistan no puede alcanzarles el perdón. ¿Pero podrán seguir indefinidamente en su actitud contraria a Dios? Creo que no pues, ¿acaso el orgullo del ser humano es más fuerte que el poder de Dios? Les llegará el día en que empiecen a dudar de su fortaleza y luego reconocerán su error. Entonces será el llanto y el crujir de dientes para ellos, pues hasta entonces no han derramado una sola lágrima, al haber caído en la cuenta que también a ellos en lugar del rechazo también se les ama.

  • Jorge

    Yo no digo Santiago que el mal y los malvados entrarán en la Plenitud del Reino, ni siquiera por la misericordia de Dios, porque ésta no es un disimulo como si el mal no tuviese importancia. El mal no es compatible con la Plenitud. Seremos juzgados y severamente, por Jesús, porque es él el juez, el modelo del juicio, el modelo de justicia y amor. La misericordia de Dios no exime del juicio. La inmensa mayoría de la humanidad quedará a las puertas de la Plenitud y no podrán entrar hasta que se hayan convertido al bien, se hayan arrepentido y reparado sus pecados. Y esto no sería posible sin el perdón y la redención realizada por Jesús en su muerte y resurrección.

    La diferencia con lo que tú expresas, siguiendo la tradición de la Iglesia, y mi forma de ver las cosas, es que se piensa la redención de modo elitista sólo para unos cuantos y no universal para todos. Pero pensarla de modo elitista y no universal tiene serios problemas pues la hacen incompatible con el amor. Si los condenados en el juicio son separados para siempre en un infierno eterno, ¿dónde queda la plenitud del amor si algunos de nuestros seres queridos son apartados de los “salvados”? ¿acaso sigue el dolor y un dolor inconsolable para siempre en la Plenitud del Reino? Y por otro lado ¿acaso estamos jugando a la ruleta rusa en el juego caprichoso de Dios que elige sólo a unos cuantos? Lo compatible con el amor es que haya una antesala del Reino, no un infierno para siempre sino más bien un purgatorio temporal, un tiempo de reconciliación y de perdón entre todos guiados por el amor.

    Si Jesús se muestra tan radicalmente exigente, en las condiciones para entrar en el Reino, es porque está empeñado en formar un círculo íntimo en el cual se manifieste la Plenitud del Reino sin fisuras, aquí en la historia. Y son esas mismas condiciones tan radicalmente exigentes las que abren las puertas del Reino de Plenitud. Y hay que entrar por ellas. Sin embargo, unos entran en ellas desde ya, otros más tarde, la gran mayoría tras la muerte en el tiempo de reconciliación (purgatorio) y algunos recalcitrantes tardarán mucho en adquirir las condiciones necesarias, pero al fin creo que Dios es más fuerte que cualquier resistencia que podamos oponerle. El mal no puede persistir ante Dios.

  • Santiago

    NO, “no todo el que me dice: Señor, Señor entrará en el Reino de los cielos; mas el que hace la voluntad de mi Padre, que está en cielos, èste entrará en el Reino de los cielos” (Mt 7, 21)

    Esto quiere decir que aunque “todos somos llamados” a ese Reino de Cristo, de hecho, NO todos podrán entrar y Jesús nos da la razón: los que no hacen la voluntad de Su Padre. Porque la voluntad del Padre es que hagamos el bien. El bien que El nos impulsa interiormente a realizar y el bien que está escrito en el Decálogo y que Jesús vino a confirmar y a darle su verdadero sentido, y a perfeccionar (Mt 5, 17-48)

    Por eso toda la vida de Cristo fue una lucha contra el mal y una proclamación del perdón para los que, arrepentidos, se convierten a El, que es la única verdad.Y así Cristo perdona los pecados antes de curar al paralitico, le dice al joven rico que es necesario “guardar los mandamientos” para entrar en su Reino, amenaza a las ciudades impenitentes,  habla de las malas obras de los fariseos, de la hipocresía, de la avaricia, de la cizaña que es el mal que será destruído al final, de que no todos se salvan porque “muchos tratarán” pero no podrán si no se convierten al bien (La 16,  19-31)

    Jesus fustiga duramente a los que a sabiendas “escandalizan”, condena al rico epulon por su indiferencia, menciona el castigo de los fariseos, dice a sus Apóstoles que no todos “estáis limpios” de pecado, habla del pecado “contra el Espíritu Santo que son los que “viendo la verdad” no quieren acepatarla y seguirla que son los impenitentes finales. Jesus habla de un juicio final sobre el amor (Mt 25, 31-46)

    Para Jesús la salvación está en los que creen en El y en Su Palabra, y la ponen en práctica. Los que honestamente tratan de evitar el mal, se arrepienten y le siguen a El que es la verdad y el bien Absoluto. No hay relatividad en el Evangelio puesto que el bien está perfectamente y plenamente definido en Jesus de Nazaret, modelo PERFECTO para toda la humanidad.

    Saludos cordiales

    Santiago Hernanándex

  • Jorge

    La puerta estrecha de salvación sólo para unos cuantos de la que habla Jesús, para mí no se refiere a la humanidad, sino al círculo próximo a Jesús, el de sus seguidores. Y a este grupo levadura de la humanidad, sal y luz del mundo, sí que es muy difícil entrar. Son los luchadores por la Causa de Jesús, la Causa de la Justicia, los que están siempre disponibles a ayudar a los demás en donde haga falta, sobre todo a los pobres y necesitados, los excluidos y humillados, … Estos son los que han entrado por la puerta estrecha, los que han recibido gracia sobre gracia, pues llevan el sello de una energía o fuerza especial que se les nota en todo cuanto hacen, llenos de calidez humana. Y actúan de este modo a veces tan extraordinario porque según dicen no saben o no pueden hacer las cosas de otro modo. Tienen un corazón de carne y no de piedra, que se les rompería si no actuasen de la forma en la que lo hacen.

    Y la pertenencia a este grupo no depende del bautismo, de ser miembro activo o no de la Iglesia, de la religión, cultura, ideología, posición filosófica ante la vida, …, sino de la coherencia en el comportamiento con respecto a la empatía de su corazón ante el que pasa necesidad. Y si la razón de la Iglesia es el seguimiento a Jesús, la expansión de la Causa de Jesús en el mundo, debería facilitarles las cosas y promoverla. De hecho lo hace, pero arrastra tras de sí tanta hojarasca podrida que impide a la mayoría el percibirlo. Está muy centrada en otras cosas que son marginales a la Causa de Jesús y demasiadas veces contrarias al mismo. A muchos luchadores por la justicia la Iglesia les dificulta las cosas, a otros les es indiferente o bien ajena, en particular los de cultura no cristiana. Y esto carece de importancia.

    Sin embargo, a pesar de todo, la Iglesia puede ser un medio eficaz de seguimiento a Jesús. Muchos en la Iglesia tienen un corazón más duro que una piedra, otros no tanto pero no han logrado coherencia entre su comportamiento y la empatía de su corazón. Algunos vemos la puerta estrecha delante de nuestras narices, pero no nos atrevemos a traspasarla. Hay algo que nos lo impide. Y por esto pienso que no somos nosotros por nuestro esfuerzo quienes tenemos que lograr traspasarla (pelagianismo), sino que ese paso depende de la gracia de Dios, de cuando Jesús quiera si alguna vez lo quiere así, pertenecer al círculo íntimo de sus seguidores. Y como depende de él pues no hay razón para culpabilizarnos. Aunque nos pensemos que no pertenecemos a ese círculo, tenemos que seguir practicando los medios que tenemos a nuestro alcance, la oración, los sacramentos, …, sin huidas, sin negar a Jesús, sino al contrario ponernos en sus manos. Él sabrá lo que quiere de nosotros y colocarnos en el lugar que quiera, cuando y como quiera, y quizás estemos ya en él aunque no lo percibamos así.

    La salvación no es sólo para el grupo o círculo íntimo de Jesús, ni menos aún para los bautizados, o para los activos en la Iglesia, …, la salvación es para toda la humanidad sin exclusiones. El círculo íntimo de Jesús, el que se entra por una estrecha puerta, sólo es el fermento, la levadura, sal y luz para toda la humanidad que es el objetivo de la salvación.

  • Jorge

    Para mi el contenido de Dios-Trascendente es incompatible con un Dios jugando el escondite con nosotros, creando un mundo separado de él, al cual nos arroja en la oscuridad, desconocimiento y despiste con respecto a su presencia, burlándose de nuestro desconcierto con unas cuantas pistas o signos de difícil interpretación, y con ellas exigirnos la fe para salvarnos. Si Dios quisiera salvarnos de verdad se nos mostraría y manifestaría de forma contundente sin apelación posible. Se nos dice que la manifestación de Dios está velada a causa del respeto de Dios a nuestra libertad de opción por la fe, pero esto es una contradicción en sí misma, puesto que la opción por la fe como condición de salvación la pondría Dios. Pero entonces ¿este Dios, qué quiere? ¿salvarnos o condenarnos? ¿Acaso solo quiere salvar a unos cuantos amigos, a los que han optado por la fe y ni siquiera a todos, y abandonar al resto? ¿A qué está jugando? Y la resurrección de Jesús también juega al escondite, el resucitado sólo se presenta a unos cuántos, ¿Por qué? ¿Por qué razón no se presentó al menos ante todo el pueblo de Israel claramente? ¿A qué juega? Todo este planteamiento resulta incomprensible, ¿no será que todo el planteamiento está equivocado?

    Es que para mí si la resurrección de Jesús fuese la apertura de la puerta a la trascendencia sería inapelable, imposible de eludir, y no un signo más y velado, solo accesible para la fe de unos pocos. ¿Sigue aquí Dios jugando con nosotros al escondite? ¿Se divierte a nuestra costa?

    Mi planteamiento es radicalmente diferente. Dios-Trascendente no ha jugado nunca al escondite con nosotros. No nos ha dejando en nosotros una huella velada, ni tampoco algunas pistas de su presencia en el mundo. Dios-Trascendente no ha entreabierto nunca la puesta de acceso, con destellos de luz de cuando en cuando, que solo ven algunos, unos pocos. Ni la resurrección de Jesús significa la puerta angosta de acceso a la trascendencia, solo para unos cuantos. El acceso a Dios-Trascendente si es que algún día se abre lo será para toda la humanidad sin exclusiones de ningún tipo, y nada de velos sino claramente manifiesta. Esto que tradicionalmente se ha colocado en el tiempo escatológico al final y culminación de la historia, por una vez estoy de acuerdo con un planteamiento tradicional. Con lo que no estoy de acuerdo es con el intervalo del tiempo histórico hasta el escatológico. Y en este intervalo NO hay ninguna manifestación de la Trascendencia de ningún tipo, ni en signos escondidos, ni en huellas divinas, ni en velos, ni en juegos de ocultación, …, lo que hay es la manifestación clara y evidente para todos de la Plenitud Humana, ¡¡¡HUMANA!!! De un mundo nuevo humano, donde reine la justicia, la paz, la libertad, la fraternidad, …, el amor, mundo que construiremos entre todos.

    La Plenitud es para todos y de todos, ¡¡¡TODOS!!! No solo los que tienen fe también los que no la tienen, los buenos y los malvados, los luchadores por la justicia y los que se oponen o son indiferentes, … No hay Plenitud si faltan algunos. Pregunten a las madres de sus hijos en las cáceles culpables de crímenes horrendos si estarían de acuerdo con Dios si encima se les excluye de la Plenitud. Hasta Hitler, Stalin, …, y el mismísimo demonio si fuese de carne humana entraría en ella. Y es que la misericordia no es tan solo para unos cuantos.

    Y Jesús es la manifestación clara y completa de la Plenitud Humana, sin velos sin signos escondidos, que la oculten. Y la resurrección de Jesús con su cuerpo biológico, significa que la muerte es vencida en la Plenitud. Y desde la Plenitud ¡Humana! futura, y no desde la Trascendencia de Dios, se presenta tras ella y aquí sí sólo a unos cuantos, pues la Plenitud hay que construirla entre todos.

  • Santiago

    No es lo mismo la co-sustancialidad de las divinas Personas y su necesaria intertependencia, y la presencia inmanente del Creador en el Cosmos porque las Personas son de la misma naturaleza divina pero nosotros en el Cosmos no somos de la “misma naturaleza divina” sino que somos humanos y co-partícipes “por adopción” y “gracia” de la vida divina trinitaria. Por eso a pesar de la “presencia” cósmica  de   Dios, El no necesitó “crear” para seguir existiendo o venir a existir, ni depende de su Creación ya que ésta fue hecha en un acto libérrimo de la voluntad  de  Dios en el infinito de Su amor.

    Por otro lado, como dice Pablo “vana es nuestra fe” si la Resurrección fuera falsa. La fe  de  la Iglesia tiene su base y plena realización en la Resurrección ya que el principal objetivo de Cristo fue liberarnos del “aguijón” derrotista que implica la muerte y rescatarnos del mal y “propiciarnos” el acceso a Su misma vida “plena” de felicidad eterna, NO efímera. Nada de esto hubiera pasado si Cristo,  no hubiera resucitado. Por eso dice Boff que la Resurrección “es la completa realización de todas las incontables virtualidades presentes en el ser humano” y que se encuentran en su PLENITUD en Cristo. Es la perfección de nuestra humanidad transformada en, y por, el Espíritu. Porque “solo lo infinito sacia nuestra sed de infinito. Solo una vida que es eterna hace descansar el deseo”. SÓLO un hecho “real” de una radical y nueva calidad pudo iniciar la predicación Apostólica que no puede ser explicada como especulación inventiva o como una mera experiencia mística. La predicación sobre la Resurrección de Cristo sería impensable a menos que la unanimidad de los testigos hubieran experimentado un “encuentro” verdadero. Tal es el caso de los Once y de Pablo, el Apóstol de los Gentiles.

    Por eso NO se trata del retorno de Cristo a su vida biológica, no es un fantasma de un muerto, no se trata de un simple misticismo, sino que la Resurrección de Cristo es una nueva dimensión de la existencia humana en la divina.Por eso puede clasificarse como de “un nuevo orden”, como un “salto” evolutivo que nos abre a todos nosotros un espacio hacia “la unión con Dios”

    La Resurrección ocurre en un momento de la historia que se abre y la trasciende totalmente. Ella abarca el pasado pero se encuentra en el Jesús Resucitado presente ahora y que seguirá con nosotros en el futuro. Por eso es algo “nuevo” y distinto que implica una cualidad diferente

    Jesús quiso revelárselos en la historia “de esta manera” a través de la fe de sus discípulos, personas humanas como nosotros. Pero Jesús es “la verdad” y es esta verdad la que ha persistido desde la predicación de los Apóstoles hasta nuestro siglo XXI, esta Verdad es también Vida porque Jesus ha “Resucitado” en verdad para no morir jamás.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernândez

     

     

  • Santiago

    Sin embargo, panenteísmo no puede entenderse como que Dios está obligado a existir con – y en- su Creación puesto que Dios es absolutamente libre y no depende de ningún otro ser o circunstancia para existir…Podría haber creado el Universo eterno, sin embargo estará siempre por encima de su creación eterna y El es su fundamento. La inmanencia divina no implica identificación de esencia sino que deriva de la misma trascendencia de Dios porque estamos “en” Dios por su voluntad  y en ella se fundamenta el Universo y Dios está “en” nosotros por su gracia santificante de manera constante…

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

  • Pensando en el concepto de panenteísmo que explica el teólogo Leonardo Boff es maravilloso la religión que tenían nuestros abuelos los Inkas: Ellos practicaban el panenteísmo; es decir, rendían culto o convivían amorosamente con todos los seres terrestres y celestes. Empesando por el astro rey el sol a quien llamaban padre “Taita Inti”, continuaban con la luna a la que llamaban “Mam quilla, y Etc.  Y en la tierra rendía culto a los seres circundantes: a los cerros tutelares de sus pueblos los llamaba “apus”, a sus lagunas y al mar “Mama Qocha”, etc, etc. Que les parece amigos. Es una lástima que hasta el momento no haya un estudio seri, completo y profundo de la cultura Inka. Por ejemplo el idioma de los inkas el quechua es muy similar en su morfosintaxis a los idiomas clásicos de la antiguedad Griego Y Latin.

  • Jorge

    No me gusta relegar la resurrección de Jesús al nivel trascendente, al ámbito divino, lo cual nos impide el acceso a él, pues las experiencias de lo trascendente son como poco discutibles y más desde mi posición materialista-cientista, un mundo sin milagros, sin lo sobrenatural, sin espíritus, ni almas, ni soplos ni energías divinas, … Peor aún me parece hablar de la resurrección de Jesús como metáfora o mito. ¿Por qué? Pues porque relegar la resurrección a la experiencia espiritual de unos cuantos, a metáfora o mito, …, no tiene la fuerza suficiente para fundamentar en ella la divinidad de Jesús. Su fuerza para mí radica en que se trata de un hecho histórico y físico, vamos registrable en una cámara y reproducible en un proyector como un hecho cualquiera. Claro que allí no existían cámaras, ni hubo un testigo directo en el sepulcro para ver lo que allí ocurrió.

    Si decimos que la resurrección ha vencido la muerte, una nueva vida “creada” de nuevo en un digamos “cuerpo espiritual” en la imaginación de Pablo, esto no significa vencer la muerte. Vencer la muerte significa para mí que los seres humanos logren ser inmortales, y que la vida humana de los que hayan muerto retornen a su vida biológica tal cual eran, con todas sus características personales. Es que ¿Qué significa eso de cuerpo espiritual? ¿Qué contenido tiene? ¿Acaso me apetecería convertirme en una especie de espectro o fantasma de mí mismo?

    Se dice que estamos dotados de un alma espiritual que sobrevive a la muerte. Pero esto trae conflictos con respecto a la ciencia. Se insinúa por algunos que no es creada por Dios en el momento de la fecundación, sino en la primera inspiración cosa que habría que suponer que las almas están en el aire, el pneuma, pero esto es claramente anti-científico. ¿Quizás en la fecundación? Entonces habrá que imaginar a Dios pendiente de cada una de las fecundaciones humanas. Pregunto: ¿también Dios estará pendiente por si acaso de los blastómeros se separan en gemelos monocigóticos para crear dos o tres o cuatro almas según su número? ¿también tienen alma las graves anomalías genéticas que abortan? ¿Pero qué clase de Dios es éste?

    Aunque la resurrección de Jesús no es la sanación de la muerte de Lázaro, esto no significa que su resurrección no sea el volver a la vida biológica humana y entonces apelar al ámbito espiritual o trascendente. La diferencia entre Lázaro y Jesús es que Lázaro sigue el curso de su vida en el mismo tiempo en el que había vivido. Jesús por el contrario no se incorpora a su tiempo, sino que se instala en el tiempo futuro de Plenitud, un tiempo en el que ya no hay muerte, pues ya ha sido vencida al igual que el mal, que es lo propio de la Plenitud Humana. Y por nuestra resurrección al igual que la de Jesús quedaremos instalados en el tiempo de Plenitud, no en continuidad con la vida que tenemos ahora, sino que saltaremos al futuro tal y como somos.

  • Carmen

    He vuelto a leer la entrevista después de leer vuestros comentarios. Reconozco que esa impulsividad mía de decir lo que me pasa por la cabeza… pues siempre me ha traído problemas. En fin. Siento haber dicho que este señor no me gusta nada, hay cosas que se deben pensar y no se deben decir y menos escribir. Lo siento.

    Pues es que no veo novedad en lo que dice. El tema de la resurrección me ha preocupado desde siempre y he pensado y leído alguna cosa.

    El jaleo del final donde todo lo mezcla y no he entendido bien, es que me suena a todo aquello de la cristosfera de T.de Chardin, que por cierto pago cara su osadía de defender la teoría de la evolución. Ahora no trae problemas citarla.  Por eso es que no me suena nada de lo que dice a nuevo. Pero a lo mejor si lo es.

    Pensaré antes de escribir, a ver si lo consigo en esta vida. No sé yo…

    Un saludo cordial

  • Isidoro García

    Quiero reincidir en el artículo-entrevista de Boff de ayer, sobre el significado del fenómeno-mito de la Resurrección de Jesús.

    Boff, tiene una visión evolucionaria muy moderna y actual de la humanidad, inserta en un proceso evolutivo hacia algo muy distinto y mucho mejor.

    Y en este sentido, la Resurrección se ve de una manera muy diferente. Con un hombre estático, con una naturaleza humana plenamente cristalizada y fija, dentro de un Cosmos, reducido prácticamente a los confines de la Tierra, y con las estrellas el cielo, como “lucecitas” que están ahí como de adorno en un Belén, la Resurrección de Jesús, es un milagro más, como la conversión de agua en vino, o la curación de un paralítico.

    En este sentido, la Resurrección de Jesús, sin testigos, sin presencia clara del resucitado en medio de todo el mundo, con una narración del milagro tan elusiva y evanescente, tiene tantos claroscuros, que parece poco arroz para tanto pollo.

    Es un “milagro” tan flojamente realizado y/o narrado, que no me extraña que Pablo tuviera que echar toda la carne en el asador, y casi fundamentar el cristianismo en él, pues evidentemente era el punto más débil de la predicación.

    (Como curiosidad, observad, como otro de los “milagros” más esotéricos y sobrenaturales narrados en los evangelios: la Transfiguración, con el contacto con unas “figuras angelicales”, en la cima de un monte, ante tres testigos cualificados, prácticamente, no se tiene en cuenta, y ni se predica).

    Hasta hora, la “Resurrección” era eso.

    Pero hoy, ya sabemos que el hombre no es algo estático, sino que es un proyecto dinámico, inmerso en un proceso evolutivo, que hace que aparte de ligeras modificaciones corporales, la organización interna de la mente humana, (su software), sea hoy muy distinta de la del humano de hace doscientos mil años, y que previsiblemente, esa evolución se está incrementando aceleradamente, y no sabemos muy bien lo que vamos a ser dentro de mil años, sin ir más lejos.

    Entonces, ahora el significado del mito-fenómeno de la Resurrección, (independientemente de la naturaleza real del caso de Jesús, que en el fondo no deja de ser anecdótico), es un anuncio-anticipación-muestra del futuro de la humanidad plena, cuando se aplique en ella plenamente la cosmogénesis general. Como muy bien dice Boff.

    Este tema de la Resurrección es un ejemplo más, de que a la luz de la ciencia nueva, hay que reentender la experiencia y la predicación jesuánica. Y en ese sentido, el Reino de Dios, no será simplemente una sociedad más justa en plan político-socioeconómico. Es mucho más.

    No es solo una utopía política, sino una utopía existencial, basada en la ciencia-tecnología por una parte, y en el devenir dinámico del Universo. Por eso los cristianos deberíamos tener una visión mucho más rica, amplia y ambiciosa, que la de los humanistas laicos, que ven más a corto plazo.

    Esta utopía se fundamentará en la culminación de un cambio-metamorfosis de la naturaleza humana, producida por los efectos autopoyéticos de la tecnología y por nuestros conocimientos, en nuestra organización neuronal, acelerados en un fututo posiblemente por la psicotrónica.

    Y como efecto de esa auténtica metamorfosis revolucionaria, haremos una sociedad en la que la inmortalidad, será solo la guinda del pastel. Y ya sabemos que el pastel es algo mucho más que una simple guinda.

  • Luis Troyano

    La Resurrección no puede ser identificada con la reanimación de un cadáver como el de Lázaro que, finalmente, acabó muriendo. La resurrección es la irrupción del “novissimus Adam” de San Pablo (1Cor 15,45). Es decir, es la completa realización de todas las incontables virtualidades presentes en el ser humano. Si es un proyecto infinito, la Resurrección representa el momento en que estas virtualidades llegan a su plena floración.”

    A ver si no nos perdemos en el bosque de palabras de L. Boff.

    Parece que ni el, Boff, mantiene ya que Jesús, un hombre. Murió y resucito. O de lo contrario no entiendo nada.

    No se puede pasar de puntillas sobre determinados importantes postulados mantenidos por siglos bajo amenaza de hoguera. Hay que decir fuerte y claro que la muerte y resurrección mágica de Jesús, es una alegoría o metáfora. Y entonces la religión cristiana comenzará a tener aceptación en el mundo de la razón.

    Por otra parte, respecto a lo que el autor llama Resurrección, yo lo veo así: tenemos una sed de saborear la divinidad innata en cada uno de nosotros. Se busca esta divinidad de mil maneras, unas acertadas y las otras erróneas. Se busca a Dios hasta en el dinero, en el sexo, en el deporte, en los viajes etc. etc. etc.
    Buscamos llenar un vacío existencial que solo lo puede llenar el reconocer la divinidad que llevamos en nuestro mismo interior. “La contemplación de Dios”. Pero a Dios lo contemplamos solo un poco mas nítidamente, si elevamos un peldaño el centro de gravedad de nuestra consciencia. El ego nos tiene en una casa. Trascender el ego hacia una consciencia mas amplia, significa abrir la puerta hacia el exterior, aunque la casa siga.
    Esto se puede asimilar a una muerte y una resurrección. Muerte a la vida conflictiva del ego, y resurrección al nivel de consciencia ampliada de la armonía.

    Pero ni mucho menos con transcender el ego “agotamos a Dios”. Tenemos delante dicen que hasta nueve dimensiones o mas. Y entonces ni tendremos cuerpo y solo seremos luz. Entonces realmente es cuando llegamos a la casa de Dios.

    Si trascendemos el ego, trascendemos la dualidad de la tercera dimensión e ingresamos en la cuarta y quinta dimensión. Y como digo quedan mas dimensiones por explorar. Aunque con trascender la dualidad simplemente, nos convertimos en “suprema dicha y supremo conocimiento”.

    Estamos “condenados” todos a buscar a Dios. Está en nuestro ADN esto. Cuanto antes abandonemos el perseguir en dinero y volvamos a nuestro interior serenando nuestra mente. Antes dejaremos de sufrir. De lo contrario tendremos Reencarnación. No resurrección.

    (Os dejo un enlace que habla de como avanzar espiritualmente.)

    Hablan las mujeres de los sacerdotes

     

  • Antonio Toston De la Calle

    Si pienso que la vida ha llegado a mi, es en el momento que mis pulmones han recibido ese aliento primigenio fuera del océano pacífico de las aguas maternas. Y mi individualidad ocurre cuando ya han cortado el cordón umbilical que me unía a la vida de mi madre. Hasta ese momento-tiempo no era mi tiempo. He entrado en el tiempo de un reloj que marca ya las horas de mi vida.Vivo porque respiro. Se ponen en marcha todos los órganos de mi cuerpo, en mi propia vida. no Hay, como  diría Bergson el “elan vital”, que está conmigo mientras vivo. Cuando llegue al final de esa vida, es decir cuando haya salido de mi el último aliento, con él se va la vida, ese “elan vital” . El polvo al polvo, la tierra a la tierra. Pero ese hálito sale desde dentro y no muere. Pienso. ¿De donde proviene ese hálito y permanece en el espacio y en el tiempo?.¿A donde va.

    Hay un autor ruso que escribió una novela que se titulaba “El pesador de almas”, donde pretendían encontrar la diferencia de peso de un moribundo, al morir, y cuando ya estaba muerto”Ivan Turguienev Sergievich. Hace muchos años que la leí. No me acuerdo como acabó la cosa. Yo no pienso que haya nada que pueda observarse y que el alma tenga que pesar porque el peso es algo material, y forzosamente puede decirse que estamos todavía con plazo y plaza.

    Por otra parte todos vemos que en el aire circulan ondas de emisiones de radio y televisión, pero que si no tuviéramos receptores, no las oiríamos ni las veríamos. ¿Es posible que algún día tengamos receptores mentales o espirituales que vayan mas allá del tiempo y el espacio o es necesario, forzosamente que morir?.

  • Carmen

    Lo siento, , lo he mandado sin querer.

    O crees en la resurrección, o no crees, o dudas. Entendiéndola como el paso a otra forma de vida.

    Al menos eso me parece. Claro que los cristianos por definición deberíamos de creer en ella.

    Es que no sé si soy cristiana. A lo mejor no lo soy. Pues fíjense ustedes si voy a tener claro lo de la resurrección…

    Un saludo cordial.

  • Carmen

    Pues sí. Un artículo estupendo, pero no demasiado novedoso. Esto de está diciendo hace bastantes años. Y para mi seguimos igual. O crees en la resurrección, o no crees

  • Gonzalo Haya

    Destaco dos aspecto de este sobrio e inteligente comentario sobre la resurrección. Boff no limita la plenitud de la resurrección a la vida biológica actual (como la explican algunos) y ofrece una sugerente presentación del pan-en-teísmo. Revaloricemos el mito como fuente y expresión del conocimiento.

    • M.Luisa

      Es que “Todo –en- Dios” tal expresión no excluye lo físico de ese Todo, por tanto lo biológico no sólo no limita el sentido de plenitud en la explicación sobre la resurrección, sino que es el imprescindible impulso para que sin reducir aquella a mera intelectualidad hacerla realmente efectiva en la experiencia de cada cual.

  • Isidoro García

    Magnífico artículo del Boff monje-teólogo, que muchas veces se pierde y dispersa en los meandros del Boff sociólogo, el Boff político y el Boff ecologista, tan grato a otros que le dan afecto, y aplauden, jalean e invitan a saraos y convenciones en buenos hoteles. (El demonio no existe, la carne es propia de todos los humanos, pero el mundo… hace estragos en todos nosotros).

     

    Un primer comentario. La frase que se ha utilizado en la entradilla, “El mito no inventa el hecho, le da una forma que podamos comprender”,  se comprende mejor, si utilizamos el significado antiguo de inventar, como “descubrir” algo oculto, no como sacar algo nuevo, innovar. (De ahí, lo de la “invención” de la santa Cruz).

    Yo ya llevo mucho tiempo diciendo que los modernos, hemos desmitificado demasiado, y que hay que remitificar de nuevo, aunque eso sí, de una forma correcta. Y un mito correcto, como indica Boff, es el que ayuda a comprender la realidad, el que va por el buen camino.

    Como muy bien apunta Boff, el concepto de resurrección, “no pertenece al mundo del bios, de la vida biológica que siempre termina en la muerte”, no tiene ningún sentido en el Campo de la Vida natural. Pero es que ya no estamos en ese campo, sino que estamos entrando en el tercer Campo, el de la Inteligencia. (El primero es el de la materia inanimada).

    En el campo de la Vida, cuando algo muere, se ha acabado, Pero nosotros, cando se nos estropea un electrodoméstico, no lo tiramos sin más, sino que llamamos a un técnico “que sabe”, y lo arreglamos.

    Dice Boff, con no mucha fe en la tecnología del futuro, que la resurrección de Jesús, “no es un hecho histórico susceptible de ser detectado por una cámara o por la televisión”. Eso con la tecnología que quizás tengamos nosotros en no más de mil años, quizás no sea verdad.

    El que no tengamos una grabación del momento, no quiere decir que no exista, o que pueda existir. Recuerdo una novela de ciencia-historia-ficción, “En directo desde el Gólgota”, en la que algunos “extraños”, estaban cerca de Jesús, en esa época, y curiosamente, uno de ellos era casualmente el dueño del sepulcro, José de Arimatea. (Arimatea, en griego: Arimatháia o Harimatháia, significa “la doble altura” o “lugar alto [altura]”) –  

     

    Como dice Boff, hay que reconstruir los relatos, para reencontrar el significado que hemos perdido con el paso del tiempo. Decía T. S. Elliot, que “solo aquel que se arriesga a ir demasiado lejos es capaz de descubrir hasta donde puede uno llegar”. Y también que “no cesaremos de explorar, y al final de nuestra exploración llegaremos al lugar donde comenzamos. Y conoceremos ese lugar por primera vez”.

    El grave problema del materialismo a ultranza, (como nuevo mito moderno adoptado), es que se nos olvida que no sabemos aún muchas cosas, y actuamos como si ya lo supiéramos todo. “Solo es verdad lo que se ve en los microscopios y los telescopios, (y lo que no se ve, no existe)”. 

    Y cuando hablamos de lo que no conocemos, creyendo que lo sabemos todo, nos salimos de nuestra zona de “sabiduría”, y podemos acabar diciendo cualquier cosa, como la graciosa greguería de Ramón Gómez de la Serna: “Si no las vigilasen los astrónomos, las estrellas variarían de sitio todos los días”. Ramón lo decía de broma, pero nosotros muchas veces pensamos cosas parecidas, y nos quedamos tan panchos.

     

     

     

  • Carmen

    Es que reconozco que a mí este señor , es que no me gusta nada. Uf. Tiene como una arrogancia en lo que escribe. Parece que está en posesión de la verdad absoluta. Ni una sombra de duda.  Demasiado para mi cabeza sencilla que no entiende casi nada.

    Además, a veces parece que ha descubierto la pólvora.

    En fin.

    Un saludo cordial.

     

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