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En España se desprecia demasiado a Dios

 Esto es muy elemental. No sé si bastante ingenuo. Pero es lo que se me ocurre esta mañana. Si nos sirve, por lo menos, para darnos cuenta de lo poco que nos importa (según parece) lo que dice y representa el Evangelio. Está visto que los políticos no arreglan esto. Si es que nos queda algo de creencias o cosa parecida…, ¿el Evangelio va a servir alguna vez para algo?

En este país, tradicionalmente tan cristiano, en el que nos enorgullecemos (y con razón) de nuestras catedrales, nuestros monumentos religiosos, nuestra enorme riqueza artística, las tradiciones cristianas que han impregnado nuestra historia y nuestra cultura, etc, etc, en este país – digo – no habíamos visto tanto desprecio a Dios, a Jesucristo y a “lo divino” en general, como el que estamos viendo y viviendo en este tiempo convulso que tanto nos desconcierta.

¿Por qué digo esto? ¿No estoy escupiendo una exageración demasiado seria, tajante y grave, que ni es verdad, ni viene a cuento, ahora precisamente y cuando tantas cosas desagradables tenemos que oír y soportar?

Vamos a ver: si es que lo de Dios y lo de Cristo nos importa, porque somos cristianos, empezaremos – digo yo – por aceptar y creer lo que dicen los Santos Evangelios. Pues bien, en los cuatro Evangelios, se insiste en que Jesús pronunció repetidas veces esta sentencia: “Quien os escucha a vosotros, me escucha a mí; quien os rechaza a vosotros, me rechaza a mí; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado” (Lc 10, 16; Mt 10, 40; Mc 9, 37; Mt 18, 5; Lc 9, 48; Jn 13, 20).

Lo decisivo aquí es caer en la cuenta de que, en última instancia, lo que se viene a decir en estos relatos evangélicos, es que Dios se ha identificado con cada ser humano. Aquí y en esto radica la originalidad del cristianismo. De tal manera que, cuando el Evangelio relata lo del juicio final, la sentencia definitiva (de premio o castigo) no se dictará por lo que le hicimos o dejamos de hacerle a Dios, sino por nuestro comportamiento precisamente con los más desgraciados o despreciables de este mundo: “Era extranjero y no me acogiste…, estaba en la cárcel y no fuiste a visitarme” (Mt 25, 43).

¿Será posible que un día tengamos que oír: “Fui catalán, gallego o andaluz, y me insultaste?”. Me da pena y vergüenza tener que sacar aquí esto ahora. Pero es que, si me lo callo, me siento cómplice del desprecio a Dios, que se respira, con frecuencia, en cada conversación, en cada grupo que se reúne, en la intimidad de muchos corazones (me sospecho). Y si no tomamos esto en serio, ¿de qué nos sirve el cristianismo? ¿para qué queremos la Iglesia? ¿para ver si los obispos nos ayudan a salir del lío de odios, insultos y desprecios en que nos hemos metido? ¡Ya está bien, por favor! ¿es que va a tener más importancia lo que ha dicho Piqué o lo que acaba de afirmar Alfonso Guerra, que lo que dijo Jesús, el Señor?

36 comentarios

  • Santiago

    Gracias amigos Isidoro y Román por vuestros oportunos y apropiados comentarios. Pasado este fin de semana tendré más tiempo de contestaros con calma.

    Con un afectuoso saludo de

    Santiago Hernández

  • George R Porta

     
    Del artículo: «Vamos a ver: si es que lo de Dios y lo de Cristo nos importa, porque somos cristianos, empezaremos – digo yo – por aceptar y creer lo que dicen los Santos Evangelios… … “Quien os escucha a vosotros, me escucha a mí; quien os rechaza a vosotros, me rechaza a mí; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado” (Lc 10, 16; Mt 10, 40; Mc 9, 37; Mt 18, 5; Lc 9, 48; Jn 13, 20).»
     
     
     
    Es cierto, hay que comenzar por aceptar y creer lo que dicen los Evangelios, que no fueron escritos auténticamente por Jesús sino por quienes los redactaron posiblemente múltiples veces; grupos de escritores y redactores y, por lo tanto, algunos de estos documentos pueden ser, si no todos, resultado del consenso entre ellos; sin negar ni minimizar la nefasta historia de manuscritos y copias de sus manuscritos a menudo con la mayor incuria.
     
     
     
    Está por saber qué hubiera dicho Jesús si se hubiese enterado de los rollos del Evangelio de Lucas: El salto de Juan en el vientre de Isabel cuando María habló, el problema del pesebre, la estrella que seguían los magos, los magos mismos, la matanza de Herodes, la discusión que se le atribuye cuando era un adolescente con los ancianos del templo. Todo eso lo dice Lucas, no lo dicen los demás, y sin embargo goza de la misma credibilidad que el resto a los ojos del magisterio católico.
     
     
     
    Además, estos «escritores sagrados» hicieron su trabajo partiendo de repeticiones orales de homilías y comentarios que fueron concebidos con propósito específico que no era, en primer lugar, el de guardar absoluta fidelidad a las palabras de Jesús —esa hubiese sido una preocupación moderna imposible en una época en que la retórica podía equivaler a historia— sino el del proselitismo, el de convencer a sus audiencias a que siguiesen lo que ellos entendieron que Jesús había dicho.
     
     
     
    Todo esto hay que mirarlo en el contexto que trasmiten los evangelios mismos: Hasta el último momento muestran a un Jesús preocupado con la efectividad de su propio magisterio porque sus seguidores más cercanos resistían renunciar a la idea del mesías político.
     
     
     
    En suma, no parece que se trate de creer sin más, sino de creer lo mejor que se pueda y lo más que se pueda pero el creyente debe poder tener un espacio —uno de los apóstoles exigió evidencia material de la resurrección (Tomás llamado Dídimo) y otros ambicionaban posiciones de poder en un reino que no era de este mundo—  el mismo espacio que concedió Jesús a sus seguidores más cercanos, según estos mismos evangelios, para que crecieran en la fidelidad a él y hacerlo preguntando, dudando y al fin creyendo lo que creían entender no lo que escuchaban a Jesús decir.
     
     
     
    Todo esto sin tener en cuenta los escándalos de corrupción que han minado hasta casi destruirla la credibilidad de los sucesores de los apóstoles y de los cristianos en general durante más de dos milenios, porque no son los curas los únicos corruptos: Los laicos poderosos y los más pobres todos hemos dejado siempre mucho que desear por la mala calidad de nuestro testimonio.

  • Román Díaz Ayala

    A mi también me gustaría hacer mi pequeña contribución a los comentarios de Santiago al igual que acaba de hacer Isidoro, y si no he intervenido antes es porque quienes somos de piñón fijo en lugar de enriquecer el diálogo solemos contribuir mucho a incrementar la ceremonia de la confusión.

    Santiago principió afirmando que la base del cristianismo es el amor lo cual le ubicó en un plano diferente a lo que antes y después se ha venido comentando sobre el catolicismo español, incluyendo el mío, muy condicionado por los comportamientos de sectores de la Iglesia española de fuera de Cataluña y la  catalana ante la ofensiva independentista.

    Según nos situemos como creyente en Jesús o simple creyente cultural le damos una diferente valoración al amor, ya sea como una gracia “redentora” que produce en nosotros la filiación divina, o más bien una virtud, o valor social que enriquece nuestra cultura, un simple hecho cultural.

    El amor-gracia, es un don y un fruto que se da en una relación personal de los individuos con Dios, y que produce el Espíritu Santo sin tener en cuenta nuestro hecho cultural, nuestras ideologías, ni el momento histórico. Está bien traído por Santiago que en España han existido muchos momentos de gracia, y muchos testimonios personales de la presencia de Dios. Es la sal que viene sazonando el alimento. Es la gracia que rectifica el rumbo de la humanidad, dentro de los avatares históricos tras el impulso creador de Dios.

    Ahora también se puede dar, y es nuestro compromiso que seamos sensibles al soplo del Espíritu, para vernos libres de la guerra civil de los espíritus que estamos sufriendo.

    Hay personas que sólo ven violencia y la catalogan como tal si ven derramamiento de sangre, pero España está sufriendo violencia, la que mata el espíritu, la que ciega las mentes para  valorar la realidad, la que comprime el corazón hasta sólo ver adversarios y enemigos en defensa de sentimientos-ideas.

    Como personas cristianas estamos obligados a abandonar esa violencia, por motivos religiosos, emanen o nó del Evangelio, pero como sociedad civil no podemos hacer tampoco dejación del valor social de la tolerancia, que se basa en principios de justicia secular, de los derechos adquiridos y practicados ya desde hace cuatro décadas.

    • Santiago

      Roman, agradezco tu comentario. Tú pudiste relacionar mejor las partes de mi pensamiento que quedaron sin aparente relación en lo que escribí.En efecto, quise destacar que la diversidad regional española no impide su unidad, centrándolo todo en el poder del amor agapé que según Pablo es el vínculo de la unidad y la mayor, y más importante, de todas las virtudes teologales.

      Siempre me admiré, al vivir en España, de su historia, rica en valores, en cultura, en fortaleza y sacrificio. Es una historia inmersa e inseparable del cristianismo apostólico cuando consideramos que ya en el año 259 de nuestra era, en el Anfiteatro de Tarragona fueron martirizados su obispo Fructoso y sus diáconos Eulogio y Augurio y que poco después en el 305 sufría también el tormento por la fe cristiana Vicente de Huesca. Y que “Tarraco” fue durante la época romana la capital de casi toda Hospania. ¿Como vamos a separar la historia de España de la historia d e la Iglesia? Esta tierra ES y será siempre tierra de mártires, de santos, y de nobles corazones. Tierra de grandes hazañas y de grandes batallas. Tierra capaz de volcarse totalmente en el mundo por querer darle toda su riqueza.

      Por eso, yo soy más optimista, como hijo de la Madre Patria. Es que EL MUNDO ENTERO está viviendo una crisis multiple de fe, de esperanza y de caridad. Todos queremos la PAZ. Tanto en Cataluña, como en el resto de España, como el mundo. Solo la PAZ puede traer bienestar y respeto. En el retorno a los valores del Evangelio en toda su pureza es como obtendremos de nuevo el orden material y espiritual que nos conducirá a una vida mejor donde podamos desarrollarnos en libertad. Solo así volveremos al camino del progreso que nos llevará, si duda, a la felicidad a la que todos estamos llamados.

      Un saludo cordial

      Santiago Hernández

  • Isidoro García

    Amigo Santiago: Aunque no lo necesitas, pues aquí estamos entre amigos, y tú te bastas bien solito, y porque lo considero de justicia, quiero decirte que estoy contigo, aunque a lo peor, lo consideres una compañía envenenada.

    La realidad, es que una y otra vez se pone de manifiesto para el hombre moderno y sin prejuicios previos, que el mensaje de Jesús, que se puede desprender de los relatos de unos escritores del siglo I, es muy confuso, y como es lógico, están sesgadas en apoyo de unas interpretaciones personales previas de los testigos.

    Se niegue o no, desde el inicio los acompañantes de Jesús, no lo entendían o lo entendían mal. Y las apariciones post muerte de Jesús, como todas las apariciones de todos los tiempos, sabemos que todos las entienden como algo que les confirma sus ideas previas.

    De ahí la dispersión y variación de cada uno. Decía la psiquiatra junguiana, Marie Louise von Franz, que las personas entendemos, asimilamos, prejuzgamos y juzgamos en función a nuestra “ecuación personal”. Y que cada persona acepta, interpreta, correlaciona y asimila lo que está afín con su “ecuación personal”.

    Y eso nos produce unos sesgos individuales, prácticamente insalvables. Es verdad que de cuando en cuando surgen individuos excepcionales, con una lucidez extraordinaria, y una clarividencia casi mágica: los grandes maestros, el más grande de los cuales, podría ser Jesús, pero cuyo camino, (debido a las circunstancias históricas tan negativas para la transcripción exacta de su mensaje), hay que descubrir trabajosamente.

    Sobre Jesús y sobre la realidad cósmica, en realidad casi no sabemos nada, y por ello cada uno tiene libertad y autonomía para buscar su propio camino, que necesariamente debe ir de la mano de la ciencia moderna.

    Y ¿cómo encontramos ese camino?. Quizás tenga la respuesta el libro de Job: “Pregunta a las bestias y te instruirán, a las aves y te informarán, a los reptiles y te darán lecciones”.

    José María Vigil, señala “la revolución espiritual que la ciencia está provocando en nosotros. Todas las religiones de la tierra están hoy día en un mundo diferente del que consta en sus Escrituras y en sus fuentes espirituales.

            Los creyentes despiertos, experimentan el contraste flagrante entre la visión actual del mundo, y la que arrastran todavía los rituales, los textos, las teologías y doctrinas de las religiones. 

           Lo que más está haciéndonos cambiar como humanidad es el nuevo relato cosmológico (the new story), tan potente, que está produciendo en nosotros un cambio múltiple de (las) imágenes (de nuestro imaginario)”.

    Este nuevo relato cósmico, que nos aporta la nueva ciencia y que nos resitúa en el Universo, es la fuente primaria del sentido que buscamos, según Diarmuid O’ Murchu: “La forma más segura y confiable de conectar con el Misterio en el que vivimos y nos desarrollamos es acoger el relato mismo de nuestra historia cósmica. El relato mismo es nuestra fuente primaria de sentido”.

    Y Vigil lo complementa: “El nuevo relato cosmológico nos dice sobre todo, que no se trata de un cosmos, sino de una cosmogénesis, una historia llena de sorpresas, una explosión de dinamismos y potencialidades, de dimensiones profundas desconocidas, de dinamismos ocultos que tejen por dentro una inter-relación total, de “emergencias”, de imprevisibles saltos cualitativos hacia adelante y hacia arriba…”. 

    Para Thomas Berry, la revolución científica contemporánea tiene valor “revelatorio”, o sea que es la nueva revelación que Teilhard anunciaba, para revitalizar el cristianismo en los últimos tiempos.

    La idea de Thomas Berry de considerar los nuevos conocimientos adquiridos por la revolución científica contemporánea como una nueva revelación, y complemento por tanto de la revelación cristiana, es en sí revolucionaria.

    Porque sería el complemento ideal, la llave mágica, a través de la cual, deberíamos reinterpretar y complementar, una revelación histórica de Jesús, que por motivos de tiempo y lugar, (hablaba necesariamente para hombres de su época), nos ha llegado a nosotros totalmente contaminada, por la ciencia y la filosofía de los cinco primeros siglos de historia cristiana, en los que cristalizó, la interpretación de Jesús, que nos ha llegado hasta nuestros días.

    Estos nuevos conocimientos que la ciencia nos aporta, además de un conocimiento más perfecto de la realidad, quizás nos permiten la activación y comprensión de los programas de sabiduría, de los que nuestra dotación genética ha provisto a nuestra naturaleza, y que venían expresados en un lenguaje simbólico que los nuevos conocimientos logran descifrar.

    Por ello quizás acierta Dan Brown, cuando apuntaba que

    “a veces, la revelación divina simplemente significa conseguir que tu cerebro oiga lo que tu corazón ya sabe”. 

     

    La otra alternativa, la del seguimiento obediente a la doctrina tradicional de una Iglesia, yo creo que responde psicológicamente, a los fortísimos efectos en mucha personas del arquetipo de la mente tribal, sobre el pensamiento individual y autoreflexivo.

    Eso hace que a muchas personas inteligentes, les sea imposible concederse la mínima libertad de pensamiento, que se aparte de la ortodoxia marcada por su “tribu” cultural, al igual que les pasa a muchos otros pertenecientes a una comunidad ideológica, que para ellos representa la cultura de su “tribu”.

    La Iglesia de Jesús, que para mí, es la Comunidad oculta de los creyentes en que Jesús es el “Señor”, (el “Humano Superior”, -aunque cada uno creamos diferentes cosas y de diferente manera), es una buena madre. Y una buena madre, da a cada uno de sus hijos lo que más precisa y lo que más le gusta.

    A los que precisan sobre todo de seguridad, les ofrece unas organizaciones muy regladas y organizadas, y a los que precisan, libertad para investigar y recorrer su camino, les ofrece esa libertad.

    Cada vez creo más que el misterioso “pecado contra el Espíritu Santo”, es querer monopolizar a Jesús para su comunidad ideológica, como por ejemplo está pasando con los sacerdotes y obispos independentistas catalanes, y los paralelos nacionalistas españoles.

    • Santiago

      Sin duda Isidoro cada persona puede interpretar cualquier tópico como le parezca. Sin embargo, la verdad de Cristo ha sido “dada”, nos ha sido revelada por El mismo. Si, Jesus habló en su tiempo y “para todos los tiempos” ya que Su mensaje era el medio ordinario para la salvación del mundo de la destrucción que produce el MAL, específicamente el mal moral voluntario y consentido de nosotros, los seres humanos.
      Por tanto, si Cristo nació y vivió en “un momento” de la historia, El específicamente quiso usar el material y los medios humanos “de entonces” para darnos este importante mensaje.
      Por eso sus discípulos más cercanos recogieron sus palabras, dichos y hechos “a la manera rabínica” extrayendo lo esencial de la doctrina, lo importante, lo que pertenece a la FE esencial para que “en todos los tiempos” pudiéramos ACCEDER a la VERDAD necesaria para avanzar con seguridad por el camino del BIEN hacia la vida eterna que EL mismo NOS prometió. Las dudas de los discípulos, NO fueron resueltas por ellos, sino por el mismo Jesus que aseguró una y otra vez NO tener miedo y CREER en Su PALABRA.
      La invención del cristianismo por aquel grupo de simples ciudadanos judíos no solo ES una improbabilidad, sino una IMPOSIBILIDAD. El análisis interno y externo de los TEXTOS a pesar de las diferencias de estilo está a favor del Nuevo Testamento. Ningún documento histórico de la antigüedad puede compararse a la veracidad y genuinidad de ellos. El cristianismo se basa entre otras cosas en hechos “contra la cultura y el establishment” de la època. A ningún judío se le hubiera ocurrido ni por asomo proclamarse verdadero Hijo De Dios, ni “dar a comer su carne, ni a beber su sangre”…ni a sus discípulos y ener la osadía de hablar y poner todo esto por escrito.Sin embargo, EL testimonio de los discípulos ES unánime y fue sellado para siempre con la sangre del martirio de todos ellos.

      Hubo un desarrollo de la semilla de la FE plantada por Cristo. Las confusiones siempre han conducido a aclarar esta misma FE en el consenso De la Iglesia encargada de preservarla hasta el FIN de los tiempos. El milagro es que a pesar de la maldad y desafueros de nosotros, miembros de la Igesia, la misma FE del primer siglo en la identidad de Jesus de Nazaret pueda ser encontrada y abrazada por los que se deciden a creer en Jesus y su Iglesia, que es la misma,unida en la comunión de los fieles a través de todos los siglos.
      La nueva cosmología no debe invalidar la dinámica que nos legó la FE en Jesucristo, mientras creamos que El nos habló y todavía nos habla a través del ministerio De la Iglesia como D José María bien cita en su artículo:
      “Quien a vosotros oye, a Mi me oye”

      Un saludo afectuoso y cordial

      Santiago Hernandex

    • Santiago

      Isidoro, se me olvidó aclarar que esta frase evangélica que cité al final de mi comentario y que transcribe primero D José María: “Quien a vosotros oye a Mi me oye”, en su verdadero contexto original, la dirigió Jesus a sus discípulos PARA la predicación de Su palabra que se iba a efectuar fundamentalmente después de Su Ascensión puesto que El “envió” a sus discípulos y los comisionó para la misión de “enseñar a todas las gentes” lo que El mismo les había ordenado.
      Por tanto, esta frase se refiere solamente a la predicación del Evangelio, o sea, cuando los miembros que componen el colegio magisterial d e la Iglesia intentan oficialmente explicar la Revelación de Jesus de manera auténtica.
      Porque cuando los miembros del clero magisterial hablan o escriben de temas que se apartan de esta Revelación de Cristo entonces se sitúan FUERA del mantato de Jesús que concierne exclusivamente la predicación de Su Palabra en la interpretación del consenso d e la Iglesia. Es solo entonces cuando siguen el mandato apostólico.
      En todos los demás casos, el clero solo habla, no “en nombre de Cristo” sino en el sentido exclusivo de una opinión personal.

      Vale. SH

  • George R Porta

     
    Del artículo: «En este país, tradicionalmente tan cristiano, en el que nos enorgullecemos (y con razón) de nuestras catedrales, nuestros monumentos religiosos… … no habíamos visto tanto desprecio a Dios, a Jesucristo y a “lo divino” en general… …que tanto nos desconcierta».
     
    1.    El autor reconoce evidencia de cristianismo en los edificios, la estatuaria, el arte, la cultura embebida de tradiciones. Parece olvidar la contrapartida de ello: Las rejas que secuestran los altares, la ausencia de bancos para el pueblo en contraste con las riquísimas tallas de los coros para canónigos. ¿Puede ser realmente cristiano un espacio litúrgico tan contradictorio?
     
    2.    ¿Cómo olvidar al cura de pueblo embrutecido en su aislamiento, con el solo consuelo de su barragana, a menudo alcoholizado, oficiando en edificios litúrgicos cuya belleza mayor, aunque a menudo mucho mejor, es la de la piedra desnuda y la madera apenas labrada tan familiar a la pobreza o miseria labriega?
     
    España no era ajena a este divorcio generalizado de una iglesia jerárquica comprometida con el lado errado de la historia e ignorante de la trágica situación del pueblo alienado de ella que se puede todavía apreciar en el resto del mundo. Si no era así en España y en todas partes ¿Cómo explicar la iniciativa del cura obrero en 1944? ¿Por qué vio necesario Juan xxiii en 1961 «abrir las ventanas» de la Iglesia? ¿Para qué sintió Juan Pablo ii la urgencia de cerrarlas? ¿Por qué se han abiertos recientemente los museos vaticanos a los «sin techo»? ¿Cómo surgió el secretismo sobre los escándalos clericales? ¿Cómo ha llegado el Morcillo a su piso en la calle de Bailén (Madrid)?
     
    El desprecio actual de lo divino pudiera ser, paradójicamente, un signo profético, esperanzador. Pudiera marcar un cambio de enfoque: Dejar de buscar a una divinidad tan evasiva y oculta entre los celajes o el barro de los ídolos para reconocerla, quizás, en los necesitados y en la solidaridad que merecen.
     
    La religión institucionalizada se ha deshumanizado y ha perdido al Mundo, aunque quizás sea más apropiado decir solo lo tuvo nominalmente, en aquel divorcio que la Teología de la Liberación trató de corregir pero fue asfixiada. 

  • ana rodrigo

     
    Opino que las lecciones morales o éticas que se pueden deducir de los escritos evangélicos se utilizan como la plastilina, que cada cual las adapta a su interés y conveniencia (o prescinde de ellas), al igual que hacen/hacemos con las ideologías políticas. No hay nada más que mirar el mapa de los cristianismos existentes fuera y dentro de la Iglesia católica, o la acomodación que se ha hecho de citas evangélicas a lo largo de la historia de los últimos 2000 años, como para ver la elasticidad y lo que dan de sí los escritos neotestamentarios: dogmas, herejías, códigos morales de lo más variado, etc. etc.
     
    Sin olvidar que antes de Jesús la humanidad ya había conseguido distintos grados de desarrollo de valores humanos en las diferentes sociedades, no sólo en Israel.
     
    Por eso es importante utilizar el paradigma religioso-social de cada momento teniendo como referencia el desarrollo de la conciencia colectiva conseguido en lo que a valores universales se refiere: ecologismo, el respeto, la paz, la no violencia, los derechos humanos….
     
    Respecto al cristianismo en España, ya sabemos que se sigue utilizando como una pelota de pin pon, que “sirve igual para un roto que para un descosido”, y no digamos si lo aplican a la política, como fue, por ejemplo, Franco o lo es el abad de Montserrat.
     

  • Gonzalo Haya

    Creo que el mensaje de Jesús se corresponde con el mensaje más limpio y desinteresado de la conciencia; y podemos proponerlo como mensaje de Jesús o de la conciencia (o como queramos llamarla), porque lo que a él le importaba es que calara ese mensaje y no su figura de mensajero (lo del dedo y la luna). Lo lamentable es que hacemos poco caso tanto a Jesús como a los ideales humanos; sin embargo a lo largo de la Historia, y muy poco a poco, esos ideales van ganando terreno, vamos humanizándonos.

    • Rodrigo Olvera

      Hola Gonzalo

      Me gusta y concuerdo con ésto que dices: “…lo que a él le importaba es que calara ese mensaje y no su figura de mensajero”. Hace décadas algunas amistades y yo teníamos una conversación sobre cual de los pasajes de los evangelios era el más “olvidado” o abiertamente “negado” por los diversos cristianismos. Yo afirmaba que era aquello de “Quien crea en mí hará las mismas cosas que yo, y aún mayores”, con énfasis en el “aún mayores”. Esta simple frase desmonta todo el discurso de que Jesús fuera “la plenitud”, al menos en la mente de quien escribió esa línea.

      Creo que aún en los sectores progresistas o renovadores de los diversos cristianismos resulta una “herejía” pensar que Jesús no sea el ser humano más evolucionado de la historia, que Jesús mismo (como cualquier ser humano) sea sujeto de ser superado por el simple trascurso del desarrollo de la humanidad en el tiempo.

      Te mando un abrazo

      • mª pilar

        Me uno totalmente al pensamiento de los dos, todo ser humano, si así lo decide… puede llegar a la plenitud y realizar lo que Él hizo… y más… Solo se necesita ¡¡¡querer!!!
        Un abrazo entrañable.
        pili-mª pilar

      • oscar varela

        OK!
        La Plenitud es la de cada cual; la de él y su circunstancia.
        -“Bebe del Pozo, y deja el lugar al Otro”-

      • George R Porta

        ¡Hola Rodrigo!
        Deseo y espero que los terremotos cesen por un tiempo aunque ahora amenaza la violencia del huracán, que deseo sea leve en sus efectos o que se vaya si es posible.

        Escribiste: «Yo afirmaba que era aquello de “Quien crea en mí hará las mismas cosas que yo, y aún mayores”, con énfasis en el “aún mayores”. Esta simple frase desmonta todo el discurso de que Jesús fuera “la plenitud”, al menos en la mente de quien escribió esa línea.»

        Soy de los que sin reclamar crédito de experto, sino refiriéndome solo a mi comprensión, las narraciones solo contienen atribuciones a Jesús por tercera persona, los escritores y redactores de las mismas, y con intenciones persuasivas o pastorales según parece, lo cual quiere decir que no esté excluida la significancia histórica aunque sea anecdótica, pero tampoco es el propósito central de estos testimonio tan maltratados a lo largo de los siglos de tradición cristiana.

        Me alegra que hayas hecho la salvedad final porque, si la interpreto bien, esa afirmación atribuida a Jesús muy bien que pudo ser solo una interpretación compartida o añadida.

        Deteniéndose en ella o aislándola parece bueno que Jesús no quisiera posicionarse en el centro, pero el cuarto evangelio apunta, de conjunto, en la dirección opuesta que no deja lugar a la posibilidad de superar a Jesús en su decir y hacer según ha sido narrado. No imagino qué hubiese ocurrido en la historia del cristianismo si alguien, con suficiente autoridad, hubiese podido justificar con esta expectativa que mencionas la absurda reclamación de infalibilidad papal (Pastor Æternus, julio 1870), o la posterior declaración de que solo se encuentra salvación en el seno y la comunión católica (Dominus Jesus, agosto 2009).

    • George R Porta

      Me parece entrever una contradicción, Gonzalo, en la afirmación siguiente: «Lo lamentable es que hacemos poco caso tanto a Jesús como a los ideales humanos; sin embargo, a lo largo de la Historia, y muy poco a poco, esos ideales van ganando terreno, vamos humanizándonos.»

      Es cierto que hagamos «poco caso tanto a Jesús como a los ideales humanos»; escribes, «sin embargo»; «a lo largo de la Historia» ‘es decir, «lo que los humanos hacemos, lo que ocurre») y concluyes que «vamos humanizándonos» lo cual indica progreso una visión optimista de la Historia.

      Uno pudiera concluir que según tu afirmación de esa paradoja la humanización creciente ocurra sin necesidad de hacer caso o independientemente de desoír a Jesús (es decir a las enseñanzas y al ejemplo de vida que le atribuyen los evangelios y la tradición). Si eso es cierto, ¿cuál puede ser la causa de la mayor humanización?

      Quizás yo estoy ciego, però lo que veo en el Mundo, no solo lo que se dice, sino lo que muestran las cifras y la información que no cesa de ser divulgada es que la pobreza aumente (cualitativa y demográficamente) en relación directa a la concentración de la riqueza en los menos; que el miedo es in factor predominante en la incidencia del individualismo versus la solidaridad, prácticamente en todas partes de la Tierra; que la destrucción ecológica es muy probablemente más la obra del descuido humano que ninguna otra cosa; que los derechos humanos no son universales más que en teoría y por consiguiente que la opresión se expande y crece.

      ¿Cómo compaginar ésto con una mayor humanización, excepto en el antiguo sentido peyorativo que oponía lo humano a lo divino, el cuerpo al espíritu, lo material a lo spiritual, en una manifiesta tendencia dualista que ya no parece compatible con la percepción, mucho más real de la realidad como diversidad en la unidad, pero unitaria al fin y a la postre?

      No pretendo dar una lección a quien es especialista en el Jesús evangélico, más bien trato de entender cómo se puede conciliar la idea de volver la espalda a Jesús (se entiende a las enseñanzas que se le atribuyen, sea su decir sea su hacer y éste como enseñanza él mismo) con un progreso en la humanización. Tal parece que la causal de una mayor humanización (si este término no es peyorativo) sea un tercer elemento ajeno a la voluntad y al quehacer humano; una hipótesis que no te atribuyo pero que no me parece posible esquivar cuando leo tu afirmación.

      ¿Quién puede estar envuelto en la mayor humanización además del ser humano? Si hay que recurrir al apriori metafísico de la existencia divina, no se puede dejar de ver entonces la impotencia o el fallo de una divinidad que otorgó a la criatura (a la misma creatura a la que le imprimió su propia imagen) una autonomía o libertad que ella misma no necesita y que se está volviendo una maldición.

      • Isidoro García

        ¿Y no será, que esa mayor humanización, que yo también creo, y de la que hay datos históricos empíricos, se produce por una evolución de la conciencia humana, a pesar de que Olga, lo negaba en otro hilo?. Jean Gebser, escribió un libro muy interesante sobre ello.
        Dicha evolución de la conciencia, podría ser fruto de la emergencia de nuevos programas conductuales, (mejoramiento del inconsciente colectivo), debido a complejos procesos emergentes, (Kauffman y Prigogine), resultado de interacción de los nuevos programas neuronales que produce cada nueva tecnología que aprendemos y utilizamos.

  • Santiago

    No existe mucha duda de que la base del cristianismo es el amor, entendido como centrífugo, que ES el que sin reducirlo a un mero sentimiento “natural” que nos agrada, intenta, salir de nosotros mismos y volcarse en Dios y en nuestros hermanos.

    Amor verdadero el que busca la felicidad del prójimo, el que llega al extremo del sacrificio al dar la vida por los demás. Es así como describe Jesus de Nazaret el amor y Juan nos dice que Jesus amó a sus discípulos “hasta el extremo” aceptando voluntariamente la muerte en la Cruz, ya que El pudo escapar del tormento con solo un compromiso autoritario.

    Cristo Dios no solo  se “identificó con cada ser humano” como dice José M. Castillo ya que adumió para siempre nuestra naturaleza en la Encarnación, sino que se “identificó” particularmente con nuestro sufrimiento al querer vivir y morir como nosotros. El es pues el modelo perfecto de lo que significa vivir. El ejemplo a seguir para todos los que lo aceptan y para los que creen en El.

    El hecho que muchos cristianos no “se parezcan a El” en ningún momento disminuye el valor y la eficacia de su sacrificio puesto que otros muchos siguen y han seguido Su ejemplo a través de la historia que cambió y se dividió en “otra era” con solamente el nacimiento del Dios encarnado.

    El cristianismo si cambió la civilización. La Iglesia no solamente cambió las costumbres de la Roma pagana imperial, sino que a su caída fue la Iglesia la que restauró y avanzó la civilización. Los monasterios se convirtieron en centros de arte, religión, cultura teórica y práctica,etc salvando la civilización. Se fundaron los primeros hospitales para la carodad pública que fue obra  d e   la Iglesia.Fue Ella la que facilitó el Renacimiento Carolingio que avanzó la educación y las artes. Bajo el auspicio  d e   la Iglesia se creo la Universidad, promoviendo la ciencia, la filosofía y las artes.

    El dominico Francisco de Vitoria fue el padre del Derecho Internacional que son la base de “los derechos humanos”.Los principios de la economías se apoyaron en trabajos de teólogos católicos como Luis De Molina y Juan de Lugo. Los jesuitas de siglos pasados avanzaron la ciencias, especialmente en las universidafes y en la astronomía etc etc

    España ha sido tierra de santos. Lleva en su historia la semilla del Evangelio. Esta crisis cesará, sin duda. Su historia es larga.

    Saludos cordiales

    Santisgo Hernández

     

    • Antonio Duato

      Este camino de la apologética, Santiago, conduce a la crítica más acerba al cristianismo y a la Iglesia. No sigas por ahí, que produces la reacción contraria a la que intentas. En los asuntos terrestres hay que entrar a ras de suelo, aunque uno reciba inspiración personal de lo divino. ¿Te acuerdas de Dag Hammarskjöld? Fue negociador incansable hasta dar su vida por la paz. Después (35 años después de muerto se publicó su diario íntimo Marcas en el camino) se supo que era un místico cristiano por dentro. Pero en ninguna intervención pública empleó siquiera el nombre de Dios o de Jesús.

      • Santiago

        Gracias Antonio por tu interés al incluirme en el diálogo. Creo entender tu mensaje y lo tomo en cuenta tratando de evitar en lo posible disturbar a los que discrepan. No es esa mi intención.
        Por lo demás, he de confesar que en mi opinión este ùltimo comentario mío es el “menos” apologético en relación a los precedentes.Por el y en el quise seguir a D José María ya que esta vez coincidía con el en lo de que “Dios se ha identificado con cada ser humano”. Solo que yo lo amplié un poco más.

        Respeto y admiro mucho la persona de Dag Hagmmarskjōld. Sentí mucho su dramática muerte en aquel accidente aéreo. Su estilo y forma de expresión sin duda hizo mucho bien y fue apropiado para el,en su tiempo. Los caminos, sin embargo, para la expresión de nuestra fe no son los mismos para todos los que se deciden a manifestarla, ni producen siempre los mismos efectos en los receptores.

        Por otro lado, en mi propia y pacifica defensa, he de decir que TODOS somos “apologistas” de nuestra propia ideología, en menor o mayor grado. Todos somos testigos de ello por aquí. Los AUTORES cristianos de los primeros siglos, incluyendo Las Memorias y las Cartas Apostólicas, fueron apologéticas. La Iglesia fue atacada desde el comienzo y ellos defendieron con argumentos una VERDAD por la que ellos vivían y morían.

        Claro que la parte negativa de la apologética es cuando tratamos de JUSTIFICAR posturas cristianas erróneos. Pero yo creo que la Iglesia necesita, hoy más que nunca, como sociedad dual visible de testimonios veraces y sinceros para situarse en el mundo actual carente de valores estables y predicar a Jesús cuya Palabra trasciende y nos ha trascendido hasta este caótico mundo en que tu y yo vivimos y que este rabino sigue siendo actual y tan controversial hoy como en el siglo I

        Disculpa porque quería ser breve y me extendi demasiado. Admiro y agradezco anticipadamente tu paciencia al leerme y permitir que exprese con libertad mi opinión. Y en esto van incluídos todos los que me leen, ya estén de acuerdo o no con lo que trato de decir, aunque no siempre acierte en el empeño

        Un saludo cordial

        Santiago Hernández

  • olga larrazabal

    Hola Don José María: en eso de las creencias religiosas y los dioses y El Dios, me estoy percatando de que estamos mucho más cerca de lo que nos damos cuenta de aquellos que con cierta condescendencia llamamos paganos, sean griegos o romanos, por buscar los más renombrados. Este Dios omnipotente que sabe todo lo que hacemos y que es infinitamente de todo, no nos cabe en la cabeza y menos de cuerpo entero en nuestros cuerpos. La mayoría de las personas estamos más cerca de Marte, de Venus o de Júpiter y Saturno en sus encarnaciones mentales, en sus gustos y actitudes que del Dios, aquel con mayúscula. Si no mire usted como Saturno, el padre de las Constituciones consigue que Júpiter eche unas tronadas y mande a su hijo Marte a hacerse cargo de los asuntos enojosos por allá por Cataluña.

    El Cristianismo es el ejemplo del humanismo concebido por ese simpático y brillante predicador itinerante hace algunos años.  Pero sus seguidores nominales se comportan  como sus dioses, que es lo que les sale realmente del corazón.  Por supuesto que cuando caen en aflicción se acuerdan de Jesús, el dios de los que miran desde la cuneta, el Dios de los vencidos que los acunará cuando el agua les llegue al cuello. Pero de ahí a tener un cuerpo que reaccione humanísticamente ante la amenaza, ni en sueños.

    Así no más es la cosa. ¿ Que el cristianismo no ganó la batalla? En 2000 años no se modifica ni la conciencia ni los circuitos cerebrales. Pero supongo que hay q’echarle pa’lante no más.

    • Antonio Duato

      ¡Magnífico, Olga! Dices mucho con pocas palabras e imágenes brillantes. Me ha encantado lo de que Saturno consigue de Júpiter tonante que envíe a Marte para resolver lo de Cataluña. Aún funcionamos así. Y estoy contigo en que la apuesta por el humanismo y la vida debe ser sin necesidad de apelar al primo de Zumasol. Aunque presentemos a este como predicador galileo. No me contradigo con la invitación editorial a la mística. Allí, en lo profundo de una consciencia aplastada por lo real, puede uno vivir la relación con su Jesús y su Dios, sin necesidad de sacar esa referencia al debate público. ¡Lo que importa es que nos animemos mutuamente a tirar siempre p’alante!

      • oga larrazabal

        Hola Antonio: Debería yo agregar que Júpiter, el Rey del Olimpo, tenía otros ayudantes además del socorrido Marte, para resolver sus conflictos, siendo estos Mercurio, Venus y también Atenea y Hera, y otros semidioses y héroes incluyendo al sanador centauro Quirón siempre compasivo.
        El diálogo inteligente y las comunicaciones, especialidad de Mercurio, la seducción de Venus, la inteligencia en materias políticas de Atenea, y el sentido de familia de Hera, todo esto en conjunto supera a los aportes que Marte puede hacer sobre los conflictos y la frialdad moralista de Saturno y sus estructuras. Y permite que Júpiter siga reinando.
        La mitología de los dioses no es despreciable y sirve para analizar que condimento falta cuando se arma un lío, entre seres humanos o dentro de un ser humano, incluso entre humanos y dioses.
        Saludos,

    • mª pilar

      Como siempre ¡¡¡Espléndida tu mirada!!!
      Un abrazo compartido y entrañable.
      pili

  • Javier Pelaez

    Acabo de oír lo nuevo de Piqué y el hombre ha recuperado un poco la cordura.

  • Javier Pelaez

    Lo de Alfonso Guerra es básicamente de un abuelete que chochea.En cuanto a Piqué no he seguido mucho lo que ha dicho y la verdad el chico muchas luces no tiene.Lo suyo es más del pie que de la cabeza,aunque de cabeza tb va bien,pero para golpear .

  • oscar varela

    Hola!
    Olguita (economista) me alerta que Cataluña y España
    Parecieran NO TENER LAS CUENTAS “CLARAS” (COMPENSADAS)
    (más que de Asuntos “divinos”)
    ¿Será un caso de “tanguito imprescindible”?
    https://www.youtube.com/watch?v=fl11qOvA7mY
    Qué vachaché
    Piantá de aquí, no vuelvas en tu vida.
    Ya me tenés bien requeteamurada.
    No puedo más pasarla sin comida
    ni oírte así, decir tanta pavada.
    ¿No te das cuenta que sos un engrupido?
    ¿Te creés que al mundo lo vas a arreglar vos?
    ¡Si aquí, ni Dios rescata lo perdido!
    ¿Qué querés vos? ¡Hacé el favor!.

    Lo que hace falta es empacar mucha moneda,
    vender el alma, rifar el corazón,
    tirar la poca decencia que te queda…
    Plata, plata, plata y plata otra vez…
    Así es posible que morfés todos los días,
    tengas amigos, casa, nombre…y lo que quieras vos.
    El verdadero amor se ahogó en la sopa:
    la panza es reina y el dinero Dios.

    ¿Pero no ves, gilito embanderado,
    que la razón la tiene el de más guita?
    ¿Que la honradez la venden al contado
    y a la moral la dan por moneditas?
    ¿Que no hay ninguna verdad que se resista
    frente a dos pesos moneda nacional?
    Vos resultás, -haciendo el moralista-,
    un disfrazao…sin carnaval…

    ¡Tirate al río! ¡No embromés con tu conciencia!
    Sos un secante que no hace reír.
    Dame puchero, guardá la decencia…
    ¡Plata, plata y plata! ¡Yo quiero vivir!
    ¿Qué culpa tengo si has piyao la vida en serio?
    Pasás de otario, morfás aire y no tenés colchón…
    ¿Qué vachaché? Hoy ya murió el criterio!
    Vale Jesús lo mismo que el ladrón…

  • oscar varela

    Hola!

    Me inclino por el Comentario de George.

    Sólo en su apecto “teo-religioso”.

    Y lo resumo en el vocablo “chocheo”,

    comprensible, en su doble faz de Étnica y Oficio (cureril).

    A unos 10.000 km de distancia: ¿tan equivocado estaré?

  • George R Porta

    El autor escribe: «Lo decisivo aquí es caer en la cuenta de que, en última instancia, lo que se viene a decir en estos relatos evangélicos, es que Dios se ha identificado con cada ser humano. Aquí y en esto radica la originalidad del cristianismo. De tal manera que, cuando el Evangelio relata lo del juicio final, la sentencia definitiva (de premio o castigo) no se dictará por lo que le hicimos o dejamos de hacerle a Dios, sino por nuestro comportamiento precisamente con los más desgraciados o despreciables de este mundo: “Era extranjero y no me acogiste…, estaba en la cárcel y no fuiste a visitarme” (Mt 25, 43).»

    Quizás la introducción tiene razón al considerar este artículo ingenuo. Más problemático, personalmente hablando, me parece que el autor se obligue a escribirlo solo desde la óptica del teólogo católico, sacerdote. Admiro profundamente el pensamiento del Prof. Castillo y agradezco a la redacción de Atrio que lo haya publicado. No obstante, me atrevo a recordar al apreciado Dr. Castillo que no tiene que vestir siempre la casulla cuando escribe.

    Me parece, además, que su interpretación de la atribución de los relatos evangélicos a Jesús de Nazareth no necesariamente lleva a concluir que «Dios se ha identificado con cada ser humano» (sic, énfasis mío).

    Como personalmente no puedo comprender la noción de «dios» o de «divino» tampoco me convence una antropología en la que el ser humano pueda ser imagen de eso que no comprendo y que no puedo dejar de ver como un préstamo de la misma cuando era solo pagana.

    Me parece muy trágico que + de dos mil años después de tanta carne chamuscada y sangre derramada, las religiones cristianas todavía constituyan, paradójicamente, la mayor distorsión organizada del modo de pensar y obrar que parece haber tenido Jesús de Nazareth.

    En el caso de Cataluña y España, es cierto que se puede pensar en que los etnocentrismos a nivel regional o a niveles más amplios y los populismos demagógicos constituyan formas corporativas de opresión cuando son convertidos en instrumentos tendenciosos de una gestión política que se dice deseosa de crear la convivencia en la paz y el bien común.

    Aunque desde afuera y de lejos, sigo pensando que España pudiera existir territorialmente íntegra en la diversidad de sus naciones sin el corsé pro imperial que parece haberle impuesto la ambición de los Muy Católicos y sus sucesores. Sigue siendo muy reveladora la conversación con la prensa después de la reciente visita de Rajoy a Trump: «Dios los crea y el Diablo los junta», como va el refrán. 

  • Román Díaz Ayala

    Querido José María:

    Estamos envueltos una vez más en la “guerra de los espíritus”, una constante muy española, y ya se sabe, que a Dios lo hemos cosificado hace muchísimo tiempo, algo de esa cosificación también se desprende de la interpretación “tan evangélica” de las palabras de Jesús que se citan en este trabajo.

    • Román Díaz Ayala

      Comoquiera que el uso de un vocablo, si no va acompañado de una explicación puede pasar desapercibido para el lector. Yo he afirmado que a Dios no se le ha despreciado ni poco ni mucho, sino que en España secularmente se le ha cosificado.
      La cosa principió entonces cuando finalizaba el siglo XV y se tomó la decisión unilateral de quienes serían españoles y quienes no, por razón de una creencia y la pertenencia a una sola y única casta; la de los cristianos.
      Configuramos nuestra identidad definitoria para diferenciarnos frente al moro y nuestra identidad nacional para dar unidad a lo que antes se llamaba separadamente Galicia, León, Navarra, Aragón y Cataluña que eran entidades propias en siglos pasados y que habían empezado a tener una vida paralela y conjunta bajo ese común apelativo de cristianos frente al musulmán.
      Desde entonces, con el inicio del siglo XVI hemos vivido con la tensión constante entre la unidad y la uniformidad. La Constitución de 1978 resolvía esa tensión considerando que ser gallego, vasco o catalán son formas nacionales de ser españoles, y que ya la religión única del Estado no sería nunca más una señal de identidad.

  • carlos

    Y es que mientras no se conciba a  cada Ser Humano como Dios vivo y “expandido” en toda la creación, como que “todos somos lo mismo”, si no hay conciencia de esto, estamos ante letra muerta.

    tendremos mas doble actitud, doble moral, hipocresía y sólo postura, nada de vivencia.

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