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Lo que está en juego tras lo nuevos hallazgos arqueológicos

VIGILLos martes solíamos dedicarlos en ATRIO a seguir un curso o hacer una reflexión más profunda. Y este es un martes santo, con días por delante para la lectura teológica reposada. Por eso presentamos hoy un extenso artículo de José María Vigil, teólogo representativo de una nueva y valiente teología pluralista de liberación desde nuevos paradigmas, que enfrenta a todas las religiones abrahámicas ante retos insospechados. (A José María se le puede seguir en su sitio en Academia.edu; allí están éste y otros artículos y libros suyos). Fue el artículo de Vigil el que llevó a Eduardo Hoornaert a escribir su  Inminente tsunami a la Biblia. Publicamos antes que nada, en un enlace a PDF, el texto completo de Vigil, que fue publicado el año pasado en portugués (HORIZONTE, 41-42, 2016). En esa versión está el texto completo y con notas. Ojalá muchas personas se atrevan a leer la descripción misma que el autor presenta de los desafiantes descubrimientos de la «nueva arqueología bíblica». Aquí publicamos solo, sin aparato crítico ni bibliografía, las dos últimas partes en las que Vigil saca conclusiones e invita a enfrentar retos. ¿Nos atreveremos? AD.

Esta nueva visión que deriva de la nueva visión arqueológico-bíblica desplaza a otra, la tradicional, sobre la que había muchos valores en juego. Aludamos a ellos aunque sea brevemente.

  • Para Israel (Estado, pueblo de Israel y religión judía)
  • Está en juego en primer lugar la identidad del pueblo de La tradición bíblica, ha consistido en la creencia, tenida por histórica, de que Israel es un pueblo diferente, venido de fuera de Palestina, diferente de los cananeos –el pueblo autóctono–, creado por Dios a partir de la elección de Abraham y la Alianza que selló con él y su descendencia. Israel sería la descendencia biológica de aquellos patriarcas ancestrales, del pueblo judío oprimido en Egipto, que luego del éxodo y de la peregrinación por el desierto, conquistó la tierra de Canaán que Dios había prometido a Abraham. Si los patriarcas son sólo una figuración religiosa, si el pueblo judío no estuvo en Egipto, ni tuvo lugar el éxodo, ni la peregrinación por el desierto… ni por tanto Moisés, ni la Pascua, ni la Alianza del Sinaí… ¿qué queda de la identidad de Israel? ¿Qué es el pueblo de Israel?
  • Está en juego el derecho del pueblo y del Estado de Israel a la tierra que está En el Parlamento de Israel se sigue invocando todavía hoy la Biblia para fundamentar el derecho de Israel a la tierra, apelando además concretamente a la circunscripción de los límites de Israel que en la Biblia aparecen, como límites de la tierra que Dios mismo dio a su pueblo. Si no hubo pueblo israelita venido de fuera de Palestina, si no hubo conquista por la que Dios les entregara esa tierra, si los cananeos no fueron exterminados ni eran un pueblo diferente, ¿qué derechos tiene Israel a la tierra de Palestina, que no tengan otros pueblos que también han morado multisecularmente en ella?
  • Si los relatos bíblicos que contienen esa saga supuestamente histórica del pueblo de Israel, son una creación literaria religiosa, ¿en qué consiste la identidad étnico-cultural del pueblo de Israel? Existe todo un debate al respecto sobre el carácter «inventado» (construido) de la identidad de Israel; la posición emblemática es la de Shlomo SAND, profesor de historia de la Universidad de Tel Aviv.
  • Fuera de Israel, en Occidente, son muchas las entidades para las que Israel juega un papel simbólico. Pensemos por ejemplo, en Estados Unidos, cuya identidad nacional está ligada al Destino Manifiesto de ser un Nuevo Israel, puesto por Dios al servicio de la humanidad, para difundir los valores de la libertad y la democracia, «como ciudad que se alza sobre la colina», luz para los La nueva perspectiva arqueológica sobre la historicidad de sus orígenes, sin duda, aconsejará una reconsideración de esta conciencia identitaria.
  • Para las religiones abrahámicas

Son tres las religiones que se remiten a Abraham y a toda la historia que la Biblia relata sobre él y su descendencia. Todo ese patrimonio religioso escriturístico es puesto en cuestión por la nueva arqueología. Autores muy serios hablan de «invención». Los descubrimientos histórico-arqueológicos obligan a replantearse la historicidad de la Biblia, y como consecuencia, es necesario igualmente un replanteamiento de su significado.

  • Para el cristianismo

Como religión abrahámica, el cristianismo se siente desafiado, en cuanto que debe reconsiderar toda la historiografía bíblica veterotestamentaria sobre la que se apoya, pues se considera heredero sustituto de la promesa hecha en primer lugar a Israel.

Lo que actualmente hemos venido a saber sobre Jesús y sobre los textos y tradiciones fundamentales y fundantes del cristianismo, presenta también una visión radicalmente diferente de la que ha sido su relato oficial durante casi dos mil años. Esta nueva visión histórica de Jesús y de la gestación de los textos cristianos fundacionales, presenta, estructuralmente, el mismo desafío que el nuevo paradigma arqueológico-bíblico presenta al mundo del Antiguo Testamento.

Si es cierta la nueva visión arqueológico-histórica sobre Jesús y sobre la redacción del Nuevo Testamento, entonces todo necesita ser reelaborado, porque el relato tradicional se ha basado en creencias míticas hoy demostradamente inciertas. Si Jesús no quiso fundar una Iglesia, si nunca pensó abandonar el judaísmo, si nunca pensó de sí mismo lo que hasta ahora habíamos pensado que pensó, si mucho de lo que pensábamos que dijo y que hizo no es así como fue… se hace imperativo afrontar esta disonancia cognitiva con la que nos confronta el nuevo paradigma arqueológico-bíblico, y recrear el conjunto; la visión anterior ya no sirve para los hombres y mujeres informados de hoy.

  • Para la antropología y la teología de la religión

Para la visión occidental al menos, a partir de la experiencia de los tres monoteísmos, la religión ha sido clásicamente considerada como dotada de una entidad espiritual que derivaba directamente de unos eventos históricos que constituían una intervención fundadora de Dios en la historia. Desde «siempre» ha pensado así la humanidad, tal vez en la mayor parte de las religiones. Toda religión provenía originalmente de una mano tendida por Dios a la humanidad; y nuestra religiosidad era respuesta a Dios que había intervenido en la historia. Esta intervención era la base sobre la que todo lo demás se apoyaba. Y aun cuando esa intervención quedaba muy lejos en el tiempo, esta misma lejanía la protegía, al hacerla inatacable: nadie podía probar lo contrario, mientras que bastaba la fe para creer en ella.

El nuevo paradigma arqueológico-bíblico cambia esta situación, que había permanecido estable desde tiempos inmemoriales, ancestrales. Hoy, la arqueología sí tiene medios para remontarse hacia atrás y darnos cuenta crítica de aquella supuesta intervención «histórica» de Dios sobre la que se funda cada religión. Sí puede decirnos si aquel relato religioso es o puede ser realmente histórico, o si es construcción humana. Y este cambio de status, obviamente, lo cambia todo, y exige elaborar una nueva autocomprensión de nosotros mismos como adherentes a una religión.

La pregunta es: si hasta ahora, desde siempre, la religión era una respuesta humana al Dios que había salido a nuestro encuentro en la historia real, ¿cómo reentender la religión cuando sabemos por la ciencia (la nueva arqueología entre otras) que la mayor parte de aquella salida de Dios a nuestro encuentro fue una elaboración religiosa, una creencia expresada en unos mitos geniales, una construcción nuestra? ¿Cómo ser religioso asumiendo estos nuevos datos?

 

  • 3. Pistas para reflexionar

Este nuevo paradigma arqueológico-bíblico es  muy reciente, está apenas en su etapa de divulgación. Todavía no ha sido acogido en la reflexión teológica. Su desafío es enorme. Como hemos dicho, obliga a replantearse radicalmente la entidad y el significado de la religión: a esta nueva luz, ser religiosos parece que es otra cosa que lo que estuvimos siempre pensando. Aquí nosotros sólo queremos sugerir/plantear varios caminos de reflexión cuya necesidad y urgencia parecen claras.

  • Estamos ante un nuevo episodio del viejo conflicto fe/ciencia

En su discurso en el acto de erección de la estatua a Galileo en los jardines vaticanos en 1992, dijo Juan Pablo II que el conflicto entre fe y ciencia había terminado. Pero no era cierto: el conflicto había acabado con la astrofísica, pero continúa con otras ciencias: la antropología, la epistemología, la cosmo-biología… están hoy en conflicto con la fe, en cuanto ciencias. Con el abandono del paradigma de la vieja «arqueología bíblica» es la nueva arqueología la que ha entrado también en conflicto con la fe. Es decir, como en el caso de la astrofísica con Galileo, es ahora la nueva arqueología la que aporta una «nueva información», que choca con informaciones hasta ahora incluidas oficialmente en el paquete de nuestra fe. Tomábamos a Abraham, la alianza, los patriarcas, el éxodo, la conquista de la tierra prometida, las promesas a David… como ciertos históricamente, como intervenciones históricas de Dios mismo en las que se apoyaba directa e indubitablemente nuestra fe. Y ahora la nueva arqueología nos dice que las cosas no fueron como pensábamos, que la información sobre la que apoyábamos «nuestra respuesta a la intervención de Dios» no es cierta. Pero no sólo eso: también nos informa de muchos pormenores que nos ayudan a entender qué es lo que realmente pasó, de qué se trataba realmente, si no era sin más una intervención histórica de Dios.

En realidad, no estamos ante nada radicalmente nuevo: se trata de un nuevo episodio, uno más, del casi permanente conflicto fe-ciencia. Conforme ha surgido la ciencia moderna, hace unos pocos siglos, la ampliación que ésta ha ido haciendo del conocimiento ha entrado en zonas que la conciencia humana religiosa había rellenado simplemente como pudo, normalmente con creencias elaboradas por nosotros mismos mediante una epistemología mítica. Casi todos los grandes avances científicos han provocado reajustes que la conciencia religiosa ha tenido que hacer, al estar ésta construida sobre supuestos (míticos, creenciales, acríticos) que las «nuevas informaciones» aportadas por las ciencias, han contradicho. Ahora ha tomado la vez la arqueología, cuando con sus muchos nuevos procedimientos y tecnologías ha adquirido una potencia capaz de «desenterrar la Biblia»… Y tal como en el caso del heliocentrismo la religión tuvo que aceptar el desafío y abandonar su geocentrismo, por más que se sintiera en él como en su propia casa, ahora la religión va a tener que abandonar la visión clásica de «la intervención histórica de Dios que nos pide una respuesta de fe», lo que ha sido hasta ahora la «fórmula dimensional», el ADN de la vivencia religiosa.

La religión necesita una nueva autocomprensión, para un futuro diferente, porque necesita reinventarse. Reinvención que no tendría que generar desconfianza, pues estamos descubriendo con gozo que tanto las religiones agrarias como el acceso mismo a la dimensión espiritual fueron geniales invenciones creativas «emergentes» en el proceso biocultural de nuestra hominización y humanización.

 

  • ¿Una nueva teología de la religión?

Aun a sabiendas de la inexistencia de una definición de religión que sea comúnmente admitida, podríamos asumir provisionalmente que las religiones del libro se han considerado a sí mismas, de alguna manera, como la relación de los seres humanos con Dios, establecida en respuesta a su intervención en la historia, en una serie de acciones y manifestaciones cuyo relato revelado se conserva en la Escritura. Este tipo de religiosidad ha sido vivida con gran conciencia de objetividad y de historicidad, como la realidad más real, sagrada y decisiva. Así ha sido durante milenios. Esta forma de religiosidad encajaba bien en las posibilidades cognitivas y funcionales de nuestra especie: ha funcionado sin dificultades, haciéndonos viables y siendo, con su poderosa fuerza evocadora de sentido, un gran medio de sobrevivencia.

Pero hoy estamos en un momento de transformación evolutiva, causado principalmente –aunque no únicamente– por una ampliación incesante del conocimiento en todas sus campos y dimensiones: científica, crítica, reflexiva, retrospectiva, cósmica… Y uno de sus efectos sorprendentes es el de poner incluso a nuestro alcance el conocimiento del pasado del que provenimos. A partir de un cierto momento de inflexión, ahora, cuanto más avanzamos, más retrocedemos en el tiempo, más recuperamos el pasado de la sociedad, de la religión, de la Tierra y del cosmos incluso. No sólo el pasado de la cultura material, sino también de la cultura también ideológica y espiritual. Hoy tenemos tecnologías capaces de «leer» la documentación histórica que está escrita de mil formas en las rocas, en el suelo, en el subsuelo, en las huellas arqueológicas… pero también en los textos y sus contextos, en las ideas y en su evolución…

Es aquí donde se enmarca el desafío de la nueva «arqueología», que nos golpea con su constatación de que el relato religioso básico de las religiones del libro, que considerábamos básicamente histórico-objetivo, no lo es. Lo realmente histórico es «otro relato», oculto hasta ahora, que nos habla de una gesta de creatividad espiritual de pueblos que, mediante su experiencia religiosa, encontraron fuerzas para sobreponerse a situaciones desesperadas, prácticamente asediados por la muerte, y fueron capaces de dotarse de un nuevo sentido, y de sobrevivir, con el recurso de su propia religiosidad. Apoyada en la seguridad de la intervención histórica de Dios en el pasado y en el futuro por venir, aquellos pueblos o comunidades hicieron de necesidad virtud, y encontraron fuerzas para reinventarse.

Hoy sabemos que esto último es lo realmente histórico, la verdad profunda del relato bíblico. Los relatos religiosos mismos hoy los sabemos no históricos. A estas alturas del desarrollo de la ciencia hemos perdido la capacidad de ingenuidad mítico/histórica. Por efecto del contexto cognitivo-cultural en el que nos movemos, nuestra especie está cambiando, en cuanto que las actuales generaciones se están volviendo incapaces de funcionar con epistemología mítica, ya no pueden «creer» (porque «saben») en intervenciones objetivas de Dios en la historia, ni son capaces de volver a creer en «grandes relatos» totalizantes que unan cielo y tierra, la creación con la escatología… Seguimos necesitando un sentido para la vida, pero ya no somos capaces de echar mano de «grandes relatos» para construirlo. Hoy somos de otra manera. Una religión basada en aquel tipo de instrumentos cognoscitivo-epistemológicos empieza a no sernos ya posible.

La humanidad está atravesando una crisis múltiple, y a ella se añade esta crisis del despojamiento de aquellas seguridades supuestamente objetivas, históricas. Como nuestros antecesores, estamos llamados a sobreponernos y a sobrevivir, a reconstruir nuestras esperanzas y nuestro sentido para vivir, pero ha de ser sobre nuevas bases, mediante otros mecanismos cognoscitivo-epistemológicos.

Hemos de hacer lo mismo que hicieron ellos: vivir, recrear la posibilidad y la potencia de la vida, pero ahora habrá de ser en el nuevo nicho epistemológico al que estamos accediendo. Lo nuestro será también una vivencia espiritual, como la de ellos, pero se jugará en otro campo, con otros interlocutores y contextos. Tal vez es el momento en que nuestra espiritualidad se está viendo forzada a madurar (haciendo también de necesidad virtud) hasta llegar a saber vivir sin «grandes relatos», sin cosmogonías ni mitos fundacionales, sin doctrinas reveladas, sin verdades dogmáticas, o simplemente «sin verdades»… simplemente en conexión con el espíritu y la fuerza de la Vida misma, telúrica y cósmicamente percibida y hecha nuestra.

Cada vez distinguimos más y mejor la vivencia espiritual, frente a las representaciones, mitos, relatos, categorías, gestos, doctrinas y rituales con los que la expresamos. La vivencia espiritual es profundidad humana, vivencia humana profunda. Las representaciones, categorías, relatos, ritos… son simplemente los medios de los que nuestra especie se ha valido en un determinado estadio de su desarrollo para expresar, percibir, sentir, comunicar esa vivencia. La vivencia espiritual es una realidad humana permanente; sus representaciones son aleatorias, contingentes, variables según las coordenadas espacio-temporales y culturales.

No obstante, estamos apenas en el tránsito, en el transcurso de esta transformación. Muchas personas no van a poder entrar por este nuevo camino, pues preferirán continuar instaladas en la religiosidad objetivista. No es fácil cambiar de paradigma religioso; es como volver a nacer, entrar en un mundo diferente. Pero otras muchas personas hace tiempo que se están desligando del viejo paradigma; sienten que aquella forma de ser religiosos ya no les resulta viable; se sienten incómodos en ella y hasta dudan de su legitimidad… Por eso acogen con alivio la noticia del nuevo paradigma no objetivista: se puede ser plenamente humano, espiritual por tanto, con los pies firmemente en el suelo del mundo cognitivo que la ciencia actual nos posibilita. En este sentido, el nuevo paradigma arqueológico bíblico nos ayuda a crecer evolutivamente.

Con ello, este paradigma religioso al que la nueva arqueología nos impulsa converge con el paradigma pos-religional. Ambos reclaman un nuevo modo de habérnoslas con el  tradicional concepto de religión. Es urgente una reconceptuación de la misma, así como una nueva teología de lo religioso y de lo espiritual. Manos a la obra.

 

  • ¿Una nueva teología de la Revelación?

Hoy que la nueva arqueología desafía la historicidad de la Biblia, el pensamiento se nos va, inevitablemente, hacia la necesidad de deconstruir y reconstruir buena parte de la tradicional teología de la revelación…

A pesar de todas las sombras que persisten, hoy sabemos no poco acerca de quiénes han sido los redactores anónimos de muchos de los textos de las Escrituras de las diferentes religiones. Con frecuencia no son las personas a quienes han sido atribuidas. Sin embargo, en la teología tradicional sobre la revelación ha sido común reconocer a Dios no sólo como el inspirador directo de las palabras del texto de los libros santos, sino como quien ha dictado materialmente su contenido. En buena parte de la teología de la revelación Dios mismo ha sido considerado como el «autor» de la Escritura, lo cual ha dado a ésta, a sus textos, a sus palabras, el carácter absoluto propio de lo divino. Atribuir a Dios la autoría de tradiciones, relatos, textos que nosotros mismos hemos creado, ha sido un mecanismo común en la historia de las religiones, que ha servido para absolutizar y preservar fuera de discusión normas, creencias, tradiciones… que la sociedad quería «blindar» frente a cualquier duda. Lo que hoy sabemos por la nueva arqueología nos obliga a lamentar los errores y sufrimientos padecidos por la humanidad a causa del espejismo de la atribución mítica de la Escritura a la autoría de Dios. Y nos pone en la necesidad de un cambio radical de paradigma en este cambio: las Escrituras no son palabra  de  Dios,  sino  palabra  humana  sobre  Dios,  como  ya  sostenía  lúcidamente  Edward Schillebeeckx.

Junto a esto, es inevitable recordar conceptos tradicionales dentro de la teología de la revelación que han estado al uso durante muchos siglos en la Iglesia cristiana: sobre la «inerrancia» de la Escritura, sobre la «unicidad» de la Revelación, sobre la «inspiración divina» de que han gozado los escritores humanos, que han sido «instrumentos en las manos de Dios» para transcribir lo que Dios les dictaba… Resultando finalmente que la misma Escritura venía a ser una «carta de Dios» directamente venida del cielo para los seres humanos…

El nuevo paradigma arqueológico nos invita a deconstruir tanta seguridad y  dogmatismo edificado sobre bases de barro, míticas, hoy puestas al descubierto, para re-evaluar la validez de nuestro patrimonio simbólico, y proceder en adelante con mucha más humildad, pidiendo además perdón a todos los que hemos humillado en el camino por haber pensado de diferente manera.

 

  • Significado para una situación axial y evolutiva: una nueva época…

Siendo un episodio más de la conflictiva relación de la fe con la ciencia, ya hemos dicho que este paradigma de la nueva arqueología y su desafío no representan en realidad algo radicalmente nuevo; hemos vivido esta situación en otras ocasiones. Sin embargo, no se puede negar que tiene un valor emblemático, porque incide en pleno corazón de la fe religiosa, en el relato mismo que creíamos, denunciando su carencia de fundamento histórico objetivo. Hemos estado toda la vida creyendo… a nosotros mismos. Nunca como ahora estamos viendo que las formas religiosas (no la sustancia de la religiosidad misma) son creación nuestra, una genial «invención». El nuevo paradigma arqueológico nos quita la última venda de nuestros ojos y nos invita a reconciliarnos con la verdad desnuda.

Somos la primera generación que se ve en una situación semejante. Durante milenios, las generaciones que nos han precedido han creído estar respondiendo –de tú a tú– a la acción de Dios, que nos habría salido al encuentro en unos concretos acontecimientos históricos. Hasta hace menos de un siglo –y todavía hoy– muchos cristianos han entendido su fe como el asentimiento de confianza a palabras concretas del Jesús histórico, que nos habría informado de que él y el Padre son uno, y de que él había venido a decírnoslo. Todavía hoy, en los sectores conservadores y fundamentalistas, y hasta ayer en el conjunto del cristianismo e incluso de la civilización occidental, hemos estado convencidos de que La Biblia tenía razón y era un relato históricamente indubitable. Somos la primera generación que se ve desafiada a ser religiosa o espiritual sin hacer pie sobre apoyos históricos ilusorios. Este nuevo paradigma nos obliga a inaugurar una época nueva para la fe, o a inaugurar una religiosidad nueva, para esta época en que la nueva arqueología nos despoja de ilusiones históricas.

En su libro A Secular Age, Charles Taylor sugiere que los cambios culturales de los últimos pocos siglos han creado una era de autenticidad. Todos nos vemos empujados a mirar dentro de nosotros mismos y a descubrir quiénes somos y cómo deberíamos vivir en este mundo. Taylor cree que esta situación colectiva ha creado «una nueva era de búsqueda religiosa». Tal vez podemos decir algo semejante respecto al desafío del que estamos tratando: si este paradigma nos desafía a superar la ingenuidad con que estábamos creyendo, sobre la base del relato bíblico, desplazado ahora por «el relato que está detrás del relato bíblico», ello nos obliga a basar nuestra religiosidad en este nuevo relato… Se va a tratar de una nueva religiosidad, porque se basa en un relato nuevo, hasta ahora desconocido.

La demolición de muchas de nuestras certezas históricas relativas a la fe, que la ciencia –la nueva arqueología en este caso– ha llevado a cabo, no es una catástrofe, ni nos aboca a un nihilismo destructor… sino que nos invita a la aceptación de lo real, y nos da una oportunidad de crecimiento, hacia una «calidad humana» (espiritualidad) purificada y más profunda, más allá de los relatos míticos en los que con toda ingenuidad nos hemos apoyado tradicionalmente y que tan bien cumplieron su papel, que parece estar quedando superado. La religión necesita revisarlo casi todo y reinventarse: necesita optar por un futuro diferente, un futuro que no sea mera proyección del presente. Tal vez todo ello sea parte de la nueva «gran transformación» que está en curso, de un segundo «tiempo axial» en el que nos estaríamos adentrando, de una más profunda «humanización de la humanidad», o quién sabe si de una «segunda hominización».

120 comentarios

  • oscar varela

    La Biblia no está amenazada por la Arqueología

    Pablo Richard (24 abril 2017)   

                La exégesis bíblica, especialmente en el último siglo, ha sido positivamente desafiada por nuevos descubrimientos   arqueológicos. Eso no es nada nuevo.  La exégesis bíblica es en sí misma una ciencia que ha demostrado capacidad para asumir críticamente los nuevos descubrimientos y desafíos arqueológicos. Es una aberración valorar la arqueología como una ciencia y reducir la interpretación bíblica a una profesión de fe, y así reducir cualquier posible contradicción entre biblia y arqueología como una contradicción entre ciencia y fe. Estas consideraciones solo muestran ignorancia tanto de la arqueología como de la ciencia bíblica. Arqueología y Exégesis bíblica han sido normalmente dos procesos científicos complementarios. No podemos manipular la arqueología como una amenaza a las ciencias bíblicas (ver José M. Vigil en revista  “Alternativas”, enero – junio 2016, Nicaragua).

                Empecemos con dos casos paradigmáticos (hay muchos mas) para confirmar lo que digo. Se trata de los descubrimientos en Qumran (1948 cerca del Mar muerto) y los descubrimientos en Naghammadi (1945 en el alto Egipto). En ambos lugares se descubrió inmensas bibliotecas de papiros y manuscritos antiguos que estremecieron nuestros conocimientos arqueológicos y bíblicos, pero la ciencia bíblica tuvo la capacidad de descifrar e interpretar  estos documentos.  

               Yo estudié un año (1969-1970) en la “Escuela Bíblica de Jerusalén”, donde tuve como maestro al dominico Alan de Vaux, uno de los más notables arqueólogos, especialmente en el estudio del material descubierto en Qumran. Igualmente, con la Escuela Bíblica, tuvimos durante un mes un seminario arqueológico en la actual Turquía, sobre las culturas milenarias y otras contemporáneas al surgimiento del cristianismo.  Algo parecido la Escuela Bíblica de Jerusalén nos enseñó a trabajar en Siria y Egipto.

    Nuevos espacios abiertos por el Concilio Vaticano II

            El Concilio Vaticano II abrió una puerta en la Iglesia que estaba cerrada por mas de 400 años. La apertura se dio especialmente con la Constitución “Dei Verbum” del 18 de noviembre de 1965. Este documento dio a la ciencia exegética bíblica, especialmente católica, una capacidad hermenéutico que estaba cerrada desde el Concilio de Trento (1545-1563). Este espacio ya abierto se actualizó con un nuevo documento: “Interpretación de la Biblia en la Iglesia”, de la Pontificia Comisión Bíblica del año 2005. Aquí se profundizó en la importancia del método histórico-crítico, los métodos del análisis retórico, narrativo, semiótico y canónico y el recurso de las tradiciones judías de interpretación y de la historia de los efectos del texto. La mayor novedad fue abrir la hermenéutica al uso de las ciencias humanas, de inspiración liberacionista y feminista. Se menciona explícitamente la importancia de la Teología de la Liberación en el movimiento bíblico.

    Movimiento Bíblico Popular

             El Movimiento Bíblico Popular nos ha orientado como y desde donde leer e interpretar la Biblia en las Comunidades Eclesiales de Base. El método es partir del libro de la vida y desde ahí leer e interpretar el libro de la Biblia.

    Cito un texto muy orientador de Carlos Mesters: “¿Por qué la realidad de la vida es tan importante para que la gente pueda entender la Biblia? Es porque la Biblia no es el primer libro que Dios escribió para nosotros, ni el más importante. El primer libro es la naturaleza, creada por la Palabra de Dios; son los hechos, los acontecimientos, la historia, todo lo que existe y sucede en la vida del pueblo; es la realidad que nos envuelve; es la vida que vivimos. Dios quiere comunicarse con nosotros a través del libro de la vida. Por medio de ella Dios nos transmite su mensaje de amor y de justicia. Pero nosotros, hombres y mujeres, con nuestros pecados organizamos el mundo de tal manera y creamos una sociedad tan torcida que ya no es posible darnos cuenta del llamado de Dios encerrado dentro de la vida que vivimos. Por eso Dios escribió un segundo libro: la Biblia.

    Este segundo libro no vino a sustituir al primero. La Biblia no vino a quitarle su lugar a la vida. ¡Todo lo contrario! La Biblia fue escrita para ayudarnos a entender mejor el sentido de la vida y a percibir más claramente la presencia de la Palabra de Dios dentro de nuestra realidad.”  La Biblia no solo nos revela la Palabra de Dios, sino que nos revela Dios se revela.

    San Agustín (354-430 d.C.) expresa lo mismo: “La Biblia, el segundo libro de Dios, fue escrita para ayudarnos a descifrar el mundo, para devolvernos la “mirada de la fe y de la contemplación”, y para “transformar toda la realidad en una gran revelación de Dios”.

    El absolutismo de los “paradigmas”

             José María Vigil  (en la revista “Alternativas” ya aludida) nos cita textos del autor Finkelstein de su libro La Biblia desenterrada. Igualmente se citan textos de Thomas  Sheehan, del prólogo de un libro de J. Van Hagen titulado Rescuing Religion.  Ambas citas escogidas por Vigil (y otras de estos autores y de otros creadores de “paradigmas”), muestran un conocimimiento arqueológico respetable, pero con un gran desconocimiento  hermenéutico de las ciencias bíblicas. La Biblia crea géneros literarios propios, como el uso de mitos, tradiciones y leyendas autónomas. Los primeros 11 capítulos del Génesis, como un ejemplo, son mitos fundantes: ninguna “arqueología” descubrirá realidades históricas en los mitos de la creación, en los mitos de Adán y Eva, Caín y  Abel, el arca de Noé o la torre de Babel. Igualmente ninguna arqueología podrá buscar fundamentos arqueológicos a los relatos bíblicos del Exodo, Moisés y la liberación de los esclavos.  Son relatos literarios históricos, que no podamos negar o afirmar con bases únicamente arqueológicas. Se construyen “paradigmas arqueológicos” que amenazan a las ciencias exegéticas modernas. Los descubrimientos arqueológicos son muy importantes, y debemos conocerlos y tenerlos como referencia, pero crear “paradigmas arqueológicos” como indispensables para interpretar la Biblia, es un fundamentalismo cientista, que manifiesta mucha ignorancia de la exégesis científica moderna de la Biblia.

                En algunas propuestas, con base supuestamente arqueológicas, se interpreta el Nuevo Testamento (designado como “Segundo Testamento”) en una versión marcadamente fundamentalista. Esto no tiene ningún valor científico, si no tomamos como referencia el texto original griego y los diferentes géneros literarios. Solo una exégesis científica es la apropiada para hacer una crítica al fundamentalismo, sin necesidad de “esquemas arqueológicos”.

    Conclusión

             Es muy posible que los nuevos descubrimientos arqueológicos sean reales, pero pierden relevancia si se sistematizan en paradigmas cerrados y fundamentalistas, y aparecen teóricos y científicos, que no son ni arqueólogos ni biblistas, que utilizan la ciencia con fines personalistas para construir teorías amenazantes, que ignoran el trabajo científico de siglos de investigadores en el campo de la ciencia bíblica y arqueológica.

                He escrito este artículo para revalorizar el trabajo de la nueva exégesis científica y liberadora de la Biblia, que nace sobre todo en el Tercer Mundo. Igualmente valorizar el movimiento de lectura popular de la Biblia que hacen nuestras Comunidades Eclesiales de Base. Los que han divulgado los nuevos descubrimientos arqueológicos como un “paradigma”, que amenaza y cuestiona el trabajo bíblico liberador han hecho mucho daño y creado mucha confusión. Ya no se trata de un problema “ciencia-fe”, sino de  una situación de “opresión-liberación”. Fin

  • George R Porta

    Gracias, María Luisa, por tu comentario que hasta  aclara el mío para mi propio beneficio. 

    Por la hora que es, puede que parezca que yo no duermo, pero en realidad, me gusta escribir o estudiar de noche y lo hecho así por muchos años ya. Un rato y regreso a descansar.

    Un signo del progreso hacia la consolidación del cambio de paradigma es precisamente el distanciamiento creciente entre el Jesús que cada uno ve, con el cual siente relacionarse, versus el Cristo que colectivamente se sabe o se conoce, individual o colectivamente y se comenta o predica institucionalmente.

    Un signo visible, sacramental, de la inevitabilidad de este desarrollo, es el miedo con el la jerarquía anticipa el progresivo vaciamiento de las iglesias y que las costumbres cambien, por ejemplo, la subvaloración del sacramento del matrimonio o del de la penitencia o la confirmación por parte de los jóvenes que aprecian mejor o más, sus propios sentimientos recíprocos o mutuos y confían en el amor como aprendizaje con o sin la bendición de los mayores de las familias o los curas y no requieren tanto de la validación desde afuera, lo cual pudiera representar una recuperación del propio locus del control de la personalidad, que en términos de psicología fuera un signo de progreso hacia la humanización personal.

    No se trata necesariamente de relajamiento moral, aunque choque o moleste a quien no puede mirar con esperanza, es decir, con optimismo y confianza el curso de la historia. Ni aunque haya, como en efecto lo hay, relajamiento moral (basta mirar la corrupción institucional).

    Me ayuda mucho imaginar a Moisés y Aaron mirando de lejos la Tierra Prometida pero no en cuanto castigo, sino en cuanto satisfacción por haber conducido al pueblo al lugar que debían conducirlo aunque ellos no puedan participar de la construcción subsiguiente. No es más importante dar el testimonio «perfecto» de la esperanza tanto como «esperar confiadamente» desde la realidad en la que se esté.

  • M.Luisa

    En efecto, George,  el vértigo que producen los cambios de paradigmas muchos lo  amortiguan  mediante esta afluencia  de grupos  carismáticos que,  exceptuando  eso sí los  del  voluntariado solidario,  con  sus exaltaciones no sólo impiden  el tomar conciencia   de que esos cambios son irreversibles  sino que además  ayudan a mantener esa sensación, como dices,  de sentirse cristianos,   cosa  por lo demás tan insuficiente  desde el punto de vista del propio cristianismo. Es precisamente este sólo sentirse cristiano,   a mi modo de ver, y no aspirar a serlo de verdad  lo que   podría decirse  que  ahí es justo donde reside la razón por la cual   estos cambio de paradigma  se hacen inevitables.  Quienes   promueven estos grupos  pueden  hacerlo para fin de bien  pues  las demostraciones como tal  producen unos efectos  que  a simple vista sus promotores    pueden darse  por  satisfechos, sin embargo son incapaces de imaginarse  lo que individualmente  puedan  adoptan  ser  cada cual  fuera del grupo.

    Un cordial saludo

  • George R Porta

    En la misma línea del cambio de paradigma, ocurren cambios más lentos entre cristianos de a pie y no muy preocupados académicamente. Por ejemplo, la tendencia creciente a enrolarse en ayuda voluntaria y solidaria precisamente por sentirse cristiano y no necesariamente tomando parte en un programa organizado religiosamente.

    De la «devoción privada» a la práctica cristiana sobre todo en las comunidades de base y sin ánimos de proselitismo. Todo esto refleja un cambio «práctico» de paradigma en el que el elemento doctrinal o ideológico no es la primera preocupación.

    Un amigo sacerdote católico que trabaja en la administración de la diócesis en la que resido, me contó hace unos días, la sorpresa del arzobispo porque en una reunión con jóvenes estuvo planteado que durante el jubileo de la misericordia no se incluyera en el programa obtener indulgencias por trabajar en servicio de los pobres y en cambio se concedieran indulgencias por visitar Iglesias, etc.

    La discusión terminó en que la mayoría de los asistentes se mostró partidaria de que la práctica del evangelio es no igual, sino más importante que la corrección teológica a la hora de comentarlo. No era un grupo demasiado grande y mi amigo no sabe cuan frecuentemente esto ocurre, pero es un signo alentador.

    En última instancia este es un signo que estos jóvenes o la mayoría de ellos se decanten por Mateo 25, 31-46. Mi amigo desde luego sigue preocupado porque en la parroquia donde es vicario la catequesis es prácticamente nula porque es de las pocas parroquias que no tiene adscrita una escuela aún. 

  • George R Porta

     
    El cambio de paradigma en la exégesis bíblica cristiana, a que se refiere Vigil, ha venido en realidad ocurriendo, por lo menos, desde finales del siglo xvii. Las herejías acerca de Jesús de Nazareth y las narraciones sobre su vida, pasión, muerte, resurrección y ascensión que culminaron en la expulsión de los cristianos de la sinagoga, la puesta por escrito de las tradiciones orales al respecto, la diáspora y la persecución hasta la «imperialización» del Cristianismo, no son ajenas a esta búsqueda de una evidencia material de la «historicidad de Jesucristo».
     
    Un referente frecuentemente utilizado para enmarcar estos períodos es S. E. Porter, The Criteria for Authenticity in Historical-Jesus Research: Previous Discussion and New Proposals, London ; New York : T & T Clark International, 2004. Así, los mismos se pueden enmarcar históricamente del modo siguiente:
     
    1.    Hermann Reimarus (1694-1768) hasta Albert Schweitzer (1875-1965) La Búsqueda del Jesús histórico (1913)
     
    2.    Tras un breve período de aparente calma en el que se destacó Rudolf Bultmann (1906-1953), el tema reapareció con vigor después de la conferencia de Ernst Käsemann (20 de octubre de 1953) «El problema del Jesús histórico», en la Universidad de Marburgo (Käsemann fue alumno de Rudolf Bultmann). El hallazgo de los Rollos del Mar Muerto (1946-1956) marca el final del segundo período de Busca y el trabajo de Marcello Craveri (1914-2002) publicados en 1967, Vida de Jesús, basado en los Rollos del Mar Muerto, argumentó que la mayor parte de las demandas más fuertes, y el énfasis en el poder redentor de la muerte de Cristo en la cruz, podrían ser reelaboraciones de Pablo.
     
    3.    La década de 1980 marca un tercer período moderno de búsqueda. Dos características de este tercer período son:
     
    a.     La influencia de la arqueología.
     
    b.    Carácter interdisciplinario y global de la erudición, que ha visto una afluencia de estudiosos de varias disciplinas de todo el mundo, por ejemplo, eruditos judíos involucrados en la investigación histórica de Jesús.
     
    4.    A esta clasificación de tres períodos no le faltan críticos. Por ejemplo, Antonio Piñero, para muchos el mayor experto en la vida de Jesús y en las fuentes del siglo I d. C profesor filología griega de la Universidad Complutense de Madrid, especializado en lengua y literatura del cristianismo primitivo.
     
     
     
    Las iglesias evangélicas, sobre todo de EE UU, muy influyentes académica y pastoralmente en América, Asia y África, representan un bloque particularmente conservador y en su mayoría defensoras de la interpretación literal de los textos como si fueran exclusivamente históricos y de una cristiandad apocalíptica.
     
    En el ámbito católico, en 1890 fue fundada l’ École Pratique d’Études Bibliques por el dominico Marie-Joseph Lagrange (1855-1938) y en 1920 pasó a llamarse l’École Archéologique Française de Jérusalem. Estas fechas indican claramente que las iglesias de la reforma iniciaron la crítica bíblica antes que la Iglesia Católica, y que la escuela dominica de Jerusalén pudo ser una especie de respuesta a ellas.  
     

  • M.Luisa

    Saldré al ruedo una vez más con el temor de llevarme alguna salida de tono en forma de  ironía inmerecida,   pero no me puedo resistir ante   esta poética fundamental  muy propia de la década de los sesenta  en la que la filosofía  intentaba ir más allá del   existencialismo de Heidegger y de Sartre   que imperó en Europa tras la segunda guerra mundial. Una de estas filosofías fue la de X. Zubiri en su época de madurez.

    Tal vez aprovechando este “sin” contenido del imaginar, sin esto sin aquello sin lo otro sin el más allá etc.,  pueda entenderse  el concepto de “realidad”  entorno al cual desarrolló Zubiri  toda su filosofía. Ni ingenuidad ni idealismo, realidad no es ni formación ni afirmación, es formalidad, algo abierto que se ha de realizar  como  expresa el texto de IMAGINE de ahí que su primer momento de  cognición   no sea la  comprensión  heideggeriana ya que no es posible comprender si antes no ha habido percepción y por tanto como no la hay en la imaginación,  en ella, pues,  sólo cave hablar de impresión.

    Pero de impresión que por ser humana es real.  La función de la inteligencia   que en la historia ha obrado por cuenta propia en la formación de conceptos y de ideas,   logificando  con ello la realidad,  ahora, en cambio, de lo que se trata  es de reificar el logos con el contenido de aquella primera impresión. El sueño de Lennon much@s lo hemos tenido, esto lo hace real, de hecho hace que un sueño sea algo positivo algo realizable,   pero para ello  es imprescindible recuperar, en la estructura cognitiva humana,  aquella primera impresión  de realidad previa al logos predicativo.

    Creo que  ahora con la ayuda de este recuerdo cultural  ilustrativo  no se podrá decir aquello de que Zubiri tuvo su final en Ortega.

  • Santiago

    LA LIBERTAD es intrínseca a la divinidad. ES esta libertad, sin coacción, la que crea, sostiene, desea, conoce y ama TODO el mundo como LIBRE, ya que es esencial a ese mismo mundo. Es por eso que el Universo no puede reducirse a una fórmula matemática y su lógica. La libertad, como el amor, sugieren la posibilidad del riesgo, pero los bienes de la liberatad son mayores y la “luz” mas brillante que en la ausencia del reto de ser libres. Por eso, es mejor la libertad..

    NO implica, pues, el que Dios sea esencialmente libre, confusión alguna. Ésta implica falta de conocimiento pero la LIBERTAD es la capacidad de poder decidir lo que queremos. En la decisión divina no existe confusión alguna. La divinidad está sobre todos nuestros actos y deseos, y ÉSTA puede ejercer la libertad de modo absoluto, o condicionado a nuestra propia libertad.

    El ENREDO se encuentra en el reduccionismo y quietismo de los que no quieren ABRIRSE a la posibilidad de un ente superior al mundo visible, descartando absolutamente y apriorísticamente la existencia de cualquier otra clase de conocimiento fuera del subjetivismo del propio EGO. Por eso, el verdadero fundamentalismo no consiste en apertura, sino en reducción dogmática YA que no puede o no desea acceder a ningún “otro” conocimiento y es por eso que reclama “puro silencio” ante Dios, que es el primer y necesario Misterio que tenemos que enfrentar desde que adquirimos la conciencia de la razón.

    Pero la libertad divina de decisión NO es difícil de adivinar en la presencia diaria del Cosmos y en nuestra continuidad en él, en un Universo donde existe un constante devenir inteligente al máximo, y donde la existencia constituye una improbabilidad.

    Un saludo cordial   Santiago Hernández

  • oscar varela

    Hola!

    El NUEVO PARADIGMA

    La Poética, con certeza anticipatoria, ya lo delineaba en la DÉCADA verdaderamente AXIAL de los años ’60.

    ………..

    IMAGINA  https://www.youtube.com/watch?v=RrID7IBoRZw

    Imagina que no hay Cielo,  es fácil si lo intentas.  Sin infierno bajo nosotros,  encima de nosotros, solo el cielo. 

    Imagina a todo el mundo,
    viviendo el día a día…  Imagina que no hay países,  no es difícil hacerlo.  Nada por lo que matar o morir,  ni tampoco religión.  Imagina a toda el mundo,  viviendo la vida en paz…  Puedes decir que soy un soñador,  pero no soy el único.  Espero que algún día te unas a nosotros,  y el mundo será uno solo.  Imagina que no hay posesiones,  me pregunto si puedes.  Sin necesidad de gula o hambruna,  una hermandad de hombres.  Imagínate a todo el mundo,  compartiendo el mundo…  Puedes decir que soy un soñador,  pero no soy el único.  Espero que algún día te unas a nosotros,  y el mundo será uno solo.

    …………………………..

    Historia del Poema

    La letra de la canción está inspirada en las esperanzas de Lennon depositadas en una paz mundial, si bien el origen de la misma no es del todo claro.

    En 1963 Lennon abría la canción de Los Beatles “I’ll Get You” con el verso: “Imagine I’m in love with you, it’s easy ’cause I know”, que guarda cierto parecido con la estructura de “Imagine”.

    Aun así, parte de la canción podría haber estado influenciada por la poesía de Yoko Ono, en relación a su infancia vivida en Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

    En su libro Grapefruit, de 1964, Yoko escribe: “Imagine a raindrop” e “Imagine the clouds dripping” (que puede traducirse al español como “Imagina una gota de lluvia” e “Imagina las nubes goteando”

    John Lennon declararía acerca del mensaje de la canción “Imagine”:
    No es un mensaje nuevo: “Give Peace a Chance” -no estamos perdiendo la razón, sólo decimos: da una oportunidad a la paz-.

    Con “Imagine” decíamos: “¿Puedes imaginar un mundo sin países ni religiones?” Es el mismo mensaje una y otra vez. Y es positivo.”
    Yoko Ono declararía que el contenido lírico de “Imagine” era “tan sólo lo que John creía -que todos éramos un único país, un mundo, una persona. Queríamos exponer esa idea.” 

  • mª pilar

    ¡Gracias de nuevo Oscar!

    Es un gozo leer a este hombre; serena el espíritu y me reconcilia una vez más, para saber esperar… que algún día, todos estos montajes acabarán, y podremos volver a una lectura serena, profunda, de los pasos del Galileo por este mundo.

    ¡Gracias amigo de todo corazón!

    Es un regalo para mi cansado y solitario corazón; porque muchas personas, siguen prefiriendo la parafernalia, el mito, el ocultamiento del tesoro escondido y  que anida en nuestro interior grabado a fuego.

    ¡Gracias!

    pili-mªpilar

  • oscar varela

    ¿Jesús salva? – Eduardo Hoornaert.

    http://eduardohoornaert.blogspot.cl/2017/04/jesus-salva.html#!/2017/04/jesus-salva.html

    1- Impresiones de Semana Santa

    La impresión de que, a pesar de los esfuerzos hechos, la liturgia, los comentarios, sermones y canciones de Semana Santa todavía se hallan predominantemente centrados en la figura de un Jesús «Salvador», me han provocado esta reflexión.

    No tengo estadísticas al respecto, pero sospecho, que la imagen de Jesús Salvador todavía define grandemente la idea que la mayoría de los cristianos tienen respecto a Jesús de Nazaret. Eso se hace patente en especial durante las celebraciones de Semana Santa: Se enfatiza la figura de un Jesús que sufre y muere para «salvar a la humanidad».

    La impresión es que además de las liturgias de Semana Santa, la liturgia católica en general está impregnada de imágenes relacionadas con el tema de la salvación. Basta echar un vistazo al Misal Romano, principalmente a aquellos textos que el celebrante y los participantes oran y cantan juntos.  Son muy antiguos: el Kyrie Eleison y el «Gloria a Dios en las alturas» vienen de las liturgias ortodoxas del primer milenio de la historia cristiana; el «Credo» deriva del Concilio de Nicea (325) y el «Agnus Dei» refleja la imaginación apocalíptica judía de los tiempos de Jesús.

    2- Mucha “sacralidad” IMPIDE (JODE)

    Envueltos en un aura de sacralidad, se hace difícil someter estos textos a discusión y por eso creo, que muchos de los participantes en la Misa los recitan sin prestar atención a lo que están diciendo. Afirman (solo «litúrgicamente») que la humanidad sea pecadora, que está marcada por algún «pecado original», y por lo tanto necesitada de salvación.

    Igualmente afirman que Jesucristo murió para «redimirnos de nuestros pecados», o sea, que «Jesús salva». ¿No es eso lo que se lee en el Misal, desde el Kyrie Eleison, «Señor ten piedad», pasando por el «Gloria a Dios en las alturas» que dice que Cristo «quita el pecado del mundo»; por el Credo que profesa que Cristo fue «crucificado por nosotros», hasta llegar al Agnus Dei que reza: «cordero de Dios que quitas el pecado del mundo»? Jesús es Redentor (Salvador) del mundo.

    En esta reflexión en parte me he inspirado en la del padre José María Vigil acerca de este tema (véase Internet, Wikipedia), y en parte en textos, que escribí en otras ocasiones.

    3- ¿De dónde viene este modo de pensar?

    * No proviene de un dogma o de un tratado teológico,

    * sino de una narrativa compuesta de elementos bíblicos, mitológicos y jurídicos, que permea el pensamiento cristiano, aunque vagamente, como si fuese por ósmosis.

    4- La NARRATIVA, CUENTO, MITO, LEYENDA …

    Esta narración dice:

    a) Dios ha creado al hombre (Adán), y a su apéndice, la mujer. Ella convence al hombre para que comparta con ella comiendo un fruto prohibido por el Ser Supremo. Este es el «pecado original», un delito abominable e insoportable a los ojos de la Majestad Divina.

    b) No obstante, en su bondad, Dios elabora un segundo plan, que toma en cuenta la pecaminosidad del ser humano. Es el plan de la redención (salvación). Un plan que requiere la venida de Dios al mundo a través de su encarnación en Jesús, con el fin de asumir la humanidad para que pueda tener personalidad legal ante la divina majestad (este es un concepto legal derivado del derecho romano, el cual entró en la tradición cristiana en la edad media, como explico enseguida). Sólo de esta manera se puede pagar por un delito tan abominable como fue el de Adán y Eva.

    c) Es por amor a la humanidad que Dios se hace hombre en la persona de Jesús. La ley de Dios (la reparación de la ofensa hecha a la divina majestad) es la que requiere una reparación tan dolorosa. Si Jesús, como relatan los evangelios, sufre tormentos indescriptibles en su pasión y si finalmente muere, es para reparar un delito de dimensiones infinitas, cometido por la primera pareja y que se trasmite a toda la humanidad por medio de la procreación.

    d) Jesús redime esta humanidad, se convierte en el nuevo «Adán», iniciando una nueva generación, al «pagar» el precio de la reconciliación con Dios ofendido. Así destruye el poder del diablo, que mantiene cautiva a la humanidad. Es nuestro «Salvador».

    5- Fue y es una NARRATIVA “anónima” del MIEDO a Dios todo-poderoso

    Hasta aquí la narrativa. Anónima, sin recibir apoyo ni refutación oficial, de una antigüedad impresionante en la mentalidad de los cristianos, y que principalmente se manifiesta en la liturgia. Como escribí anteriormente, mezcla datos bíblicos, jurídicos (derivados del derecho romano) y mitológicos. Estos últimos elementos son los más importantes, porque el relato mencionado no es comprensible, a menos que sea leído contra un fondo histórico que evoca prácticas religiosas que se pierden en la noche de los tiempos pasados. Textos muy antiguos del Medio Oriente (como la epopeya de Gilgamesh) que favorecen la idea de un miedo indefinido que mina a la humanidad desde tiempos inmemoriales: El miedo a un Dios que puede estallar violentamente en cualquier momento y amenazar con la destrucción del mundo (como el diluvio en la epopeya). Nunca se sabe cómo va a reaccionar este Ser Supremo: Sentado en su trono, sus enemigos bajo sus pies, cetro en la mano derecha, rodeada de cortesanos con sus abanicos y reverencias, en el inmenso palacio que se ha construido en el cielo, con insignias de poder por todos lados (según una imagen de un templo persa), Dios permanece imprevisible. De repente puede estallar de ira contra los pecadores; explosiones que retumban sobre la tierra tomando la forma de diluvios, tempestades, sequía, hambruna, guerra, enfermedad y muerte. La sabiduría ancestral dice que a Dios haya que temérsele.

    6- Miedo, Culpa y … ¡CALLATE LA BOCA!

    Para comunicarse con este poder divino, hay necesidad de la mediación que realizan los funcionarios religiosos. Palabras pronunciadas durante milenios por celebrantes caldeos, asirios, babilonios, persas, griegos, romanos y judíos, han sido transmitidas de generación en generación, en las más diversas lenguas y las más diversas circunstancias, mostrando, en un último análisis, temas presentes y recurrentes en todas las religiones del Medio Oriente: Por un lado «pecado, culpa, falta, condenación, infierno» y por otro «sacrificio, expiación, salvación».

    7- ¡Sacrificio! Eso: Sacrificio y Purificación.

    Por lo tanto, para comprender cómo diversas culturas desarrollan «ritos de purificación» para aplacar la ira divina y «purificar» la humanidad ante Dios, basta un solo gesto: Sacrificar víctimas en sufragio de la tribu, del pueblo o de la nación.

    8- El Arte de VICTIMIZAR

    Durante milenios, la victimización ha sido considerada normal, necesaria para la buena organización de la sociedad. Las propias víctimas (mujeres, esclavos y trabajadores, por ejemplo, en el Imperio Romano) no tienen consciencia de ser víctimas y creen que su situación corresponde a «un orden natural» (así piensa, por ejemplo, Aristóteles). Para remediar cualquier sentimiento de malestar en la sociedad por causa de crímenes o guerras, las civilizaciones, durante milenios, han organizado diversas formas de «expiación de los pecados (ritos)», con la finalidad de purificarse, o sea, de poder respirar de nuevo el aire puro de la inocencia perdida, o sea, de restaurar todo a su lugar sacrificando víctimas (eso es lo que sucede, ahora, en la política brasilera).

    9- Pueblo judío, pero también los otros Pueblos

    Se comprende la participación del judaísmo en estas creencias y de estas prácticas. Hay, por ejemplo, la fiesta de la expiación (Yom Kippur), la cual es todavía celebrada en el presente. En la época de Jesús, en aquella celebración, el sumo sacerdote, de pie ante el «Santo de los Santos», en la parte superior del templo, primero desangraba una cabra y después la arrojaba desde lo alto, proclamando que la pureza de Israel había sido lavada de mancha ante Yahvé.

    El rito del «chivo expiatorio» tiene una antigüedad impresionante entre los seres humanos (ver los libros de René Girard). Los antiguos Aztecas, en México, practicaban algo parecido en sus sangrientos sacrificios humanos en lo alto de las pirámides. ¿No podemos decir lo mismo del sumo sacerdote Caifás cuando, en el sanedrín, concede su voto decisorio a favor de la condena de Jesús, diciendo: «alguno tiene que morir por el pueblo»?

    10- ¿Y los Evangelios?

    También entran en la perspectiva «salvadora». Me voy a ceñir al Evangelio de Marcos.

    a) Éste relata que, por donde vaya Jesús, se forman multitudes. Jesús sin cesar cura, conforta, expulsa demonios. Y la gente no deja de seguirle y realmente aparece como «salvador». En poco tiempo su reputación trasciende la Galilea: «una multitud proveniente, de Galilea, Judea, Jerusalén, Idumea; de más allá del Jordán, en las proximidades de Tiro y Sidón, lo sigue adonde quiera que vaya» (Mc 3, 8).

    b) Las autoridades de Jerusalén envían observadores para que inspeccionen lo que está sucediendo y Jesús tiene que retirarse a la orilla del mar de Galilea.

    c) Pero allí la escena se repite: «muchos le rodean para que toque a los enfermos» (Mc 3, 9). Exhalan olores insoportables, se lanzan a sus pies y suplican: «Tú eres el hijo de Dios». Jesús aborda una barca y cruza el mar de Galilea, para evitar que «la multitud le asfixie» (Mc 3, 9).

    d) Pero es inútil la huida. Por dondequiera que va la gente le reconoce. Vienen de todas partes de la región, acarreando los enfermos en camillas hasta donde Jesús se encuentre. Y en todas partes, pueblos, ciudades, lugares de campo, suplican que se les permita tocar al menos el fleco del manto. Y al contacto son sanados (Mc 6, 55-56).

    11- El ACOSO a JESÚS

    * ¿Cómo reaccionó Jesús ante el acoso?

    * ¿Él acepta el papel de “Salvador de Israel“?

    Pienso que Marcos, apoyado en 40 años de relatos entusiasmados con este Jesús milagroso, curandero —entre la muerte de Jesús y la redacción del Evangelio pasan unos 70 años— exagera la descripción de las multitudes que rodeaban al hombre de Nazaret. Marcos pinta un cuadro que puede dar la impresión de que, efectivamente, un ‘Salvador‘ recorre las aldeas de Galilea.

    12- Leyendo el EVANGELIO

    Una lectura cuidadosa del Evangelio, sin embargo, persuade a afirmar que este éxito espectacular incomoda a Jesús. No sólo porque estas aglomeraciones atraen la atención de las autoridades, sino porque enmascaran aquello que él más desea:

    a) Difundir su mensaje entre la población. Esto queda claro en diversas reacciones de Jesús.

    b) No quería atraer la atención sobre su persona, su intención es guiar a la gente para que presten atención a sus propias vidas.

    c) El alboroto a su alrededor lo incomoda, porque puede distraer de su objetivo.

    d) La publicidad lo disfraza y por eso recomienda a quienes se benefician de lo que él hace (un poseído por el demonio, un discípulo, un enfermo) que observen discreción.

    e) La alegría de Jesús no consiste en ser admirado o ser considerado «salvador del pueblo», sino en comprobar que su esfuerzo se está traduciendo en acciones concretas.

    13- El PROGRAMA de JESÚS

    El programa de Jesús en su esencia, es simple, como se desprende de la lectura del Evangelio de Marcos:

    a) Abrir la casa al visitante incómodo en medio de la noche; perdonar las deudas y los errores del vecino (no siete veces, sino 70 veces siete veces);

    b) no codiciar la mujer de su vecino ni su animal de carga;

    c) no envidiar a nadie, (porque la envidia destruye los lazos de fraternidad); no delatar al vecino;

    d) asistir a las reuniones de la comunidad (la sinagoga) donde se enseña la ley de Moisés sin las distorsiones añadidas por los sacerdotes de Jerusalén;

    e) ver en cualquier persona un hermano, una hermana.

    Este programa, fácil de ser enunciado, es difícil de ejecutar, porque éste se opone diametralmente a la idea de «salvación». El programa de Jesús muestra que una sociedad puede sobrevivir sin apelar o recurrir a un «salvador», sin efectuar sacrificios ni producir víctimas inocentes.

    14- REINADO DE DIOS: interpretaciones (diferentes) de TEÓLOGOS (diferentes)

    El Reino de Dios en las aldeas de Galilea, una experiencia real e histórica, que todavía hoy día recuerda el cristianismo. El genio de Jesús no es sólo detectar el mecanismo sacrificial, sino también es desactivarlo por dondequiera que pasa. El modelo de su experiencia implica no culpar a ninguna otra persona. Esto abre una nueva perspectiva a la humanidad e inaugura un tiempo de fraternidad universal y amor incondicional al prójimo. Muchos teólogos han interpretado e interpretan la vida de Jesús según este paradigma.

    Pero no todos. Apoyados en la idea ancestral de sacrificio que ya antes he bosquejado, algunos teólogos influyentes han propuesto una lectura «sacrificial» del Evangelio de Marcos. Me refiero específicamente al monje teólogo llamado Anselmo, que vivió en el siglo XI y llegó a ser Arzobispo de Canterbury (Inglaterra), entre 1097 y 1100.

    15- ANSELMO, verdaderamente UN CASO “paradigmático”.

    Anselmo escribió un tratado titulado en latín «Cur deus Homo» (¿Por qué un Dios humano?), de una lógica impecable. Anselmo logra la hazaña de interpretar el significado histórico de la vida de Jesús por medio de una sola palabra del capítulo 8 del Evangelio de Marcos, la palabra griega «dei» que significa «es preciso o inevitable». Dada su importancia copio aquí íntegramente el referido texto del Evangelio de Marcos (Mc 8, 30-34):

    «Jesús comenzó a decir que era necesario (en griego «dei») que el Hijo del Hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los letrados, que muera y se levante después de tres días. Lo decía abiertamente. Pedro lo llevó aparte y lo reprendió. Pero Jesús se volvió y, antes de los discípulos, reprendió a Pedro: ¡apártate de mí, Satanás! ¡No tienes el espíritu de las cosas de Dios, sino el de las cosas de los hombres! Y llamando a la multitud a acercarse, les dijo a todos: ¡Si alguien quiere seguirme, debe se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga!».

    16- Palabrita “clave”, pero “griega”

    En la lectura de Anselmo, Jesús acepta el horror de morir en la Cruz, por obediencia a Dios. Al concentrar toda su atención solo en la palabra griega «dei» («es preciso»), nos revela que está efectuando una lectura griega de un texto semítico (porque la Biblia es semita en su modo de pensar y de expresarse). ¿Qué significa esto?

    En su época (el siglo XI), no constituía una novedad leer la Biblia con «ojos griegos» aunque eso fuera tan arriesgado, como los lingüistas de hoy día demuestran con creciente poder persuasivo.

    Sea como fuere, la «lectura griega» caracteriza la manera en la que, en general, la intelectualidad cristiana del primer milenio (los llamados Padres de la Iglesia) interpretó la Biblia. El hecho de que Anselmo, al leer el referido texto del Evangelio de Marcos, vaya directamente al término griego «dei», pasando por encima del contexto (la reacción de Pedro, por ejemplo, así como las otras palabras de Jesús sobre el compromiso y el «espíritu de las cosas de Dios»), demuestra que hizo una lectura griega. (A quien quiera profundizar en estas cuestiones de la lectura, le aconsejo lo que explico acerca del «principio del contexto» en mi libro «En busca de Jesús de Nazaret», Sao Paulo, Ediciones Paulinas, 2016).

    17- El DIOS de Anselmo: INAPELABLE

    Anselmo aterrizó en pleno terreno mitológico griego. Coloca a Jesús ante Zeus (Júpiter), que vive en el Olimpo (más allá de las nubes) y está en el origen de todo lo que sucede en el universo. Cuando Zeus habla, tiembla el universo entero. Él es el Creador, el Patriarca, el Poderoso o Perfecto, el Dueño del Mundo. Su ley es eterna, de lo que dice nunca se retracta, su palabra nunca es desmentida; sus decisiones (palabra definitiva «fatum») nunca son incumplidas. La «Palabra de Dios» nunca se pierde, reduce a obediencia a todo poder inferior, en el cielo y en la tierra; da fundamento a los principios patriarcales del orden, del legalismo y del totalitarismo. Y justifica también el destino trágico de la vida de Jesús.

    18- El JESÚS de Anselmo, como consecuencia

    El Jesús de Anselmo está sujeto a la palabra definitiva de Dios, al «fatum», a la palabra Dios inmutable y definitiva. Si él «debe» sufrir mucho, ser rechazado por las autoridades, ser asesinado y finalmente resucitar, es porque existe la ley inexorable de la Divina Majestad ofendida.

    La lectura efectuada por Anselmo, además de engañosa, es dañina. Le arrebata al evangelio su poder de vida, individualiza el drama entre Dios y el ser humano, o sea, pasa por alto la dimensión social y política de la vida humana. Hay que afirmar con fuerza que la lectura de Mc 8, 30-34 no presupone necesariamente la «irrevocabilidad» de una orden divina. Jesús no se enfrenta a la muerte porque ese sea «su destino», sino porque decide mantener su compromiso con los pobres de la tierra, los desvalidos y olvidados, cueste lo que cueste. De ahí su reacción contra Pedro: «no tienes el espíritu de Dios sino el de los hombres».

    19- El JESÚS de Jesús

    Jesús no acepta modos de pensar basados en victimización. No muere en calidad de víctima inocente, sino como consecuencia de una postura asumida contra los abusos cometidos por las autoridades de su país, tanto judías cuanto romanas. Jesús siente compasión por el pueblo común, que en muchos casos no tiene consciencia de la explotación inmisericorde que sufre por causa de leyes consideradas santas (código Levítico, la Torá), pero que realmente benefician a los «puros» (sacerdotes) y condenan a los «impuros». Con esto, Jesús inaugura una nueva era para la humanidad.

    20- Anselmo va ganando el Primer Tiempo

    Pero la lectura de Anselmo se impuso. Numerosos comentarios y documentos históricos demuestran que la teoría de un Jesús Salvador encontró, amplia resonancia en los medios eclesiásticos de aquella época. Le sirvió como guante a la mano a la política de la Iglesia Católica, que estaba involucrada en propagar actitudes de sumisión y obediencia entre las poblaciones rurales de Europa y, en este sentido, era «promotora de una pastoral de miedo» (miedo al infierno, como describe el historiador francés Jean Delumeau en su libro ya clásico «La Peur en Occident» (Paris, Fayard, 1978; traducción al español «El Miedo en Occidente» Madrid, Taurus, 2012), con la intención de afirmar su poder sobre la sociedad.

    La doctrina de la salvación, defendida por Anselmo, nunca ha sido cuestionada por la jerarquía, por muy dañina que haya sido a la felicidad de incontables generaciones humanas.

    21- ¿Habrá Segundo Tiempo?

    Hoy solo nos queda preguntar: ¿Hay señales de que los medios eclesiásticos se estén recuperando de la ideología de victimización? Sí, el Concilio Vaticano II, por primera vez en siglos, tomó cierta distancia ante la hipótesis de un Jesús redentor acercándose a ella discretamente, sin remarcarlo. Pero el peso de la tradición y la permanencia de ideas del pasado en la mente de las personas han impedido e impiden un posicionamiento más afirmativo.

    De hecho, esta observación acerca del posicionamiento débil de la jerarquía con respecto al evangelio vale para toda la historia del cristianismo. No sin razón.

    22- Si hubiera EMPATE ¿habrá TIEMPO SUPLEMENTARIO?

    Sería ingenuo pensar que un mensaje tan innovador como el de Jesús hubiera sido comprendido y puesto en práctica por todos e inmediatamente. En las personas, ya en los tiempos del Evangelio, los modos ancestrales de pensar y vivir, así como los miedos no menos antiguos, no desaparecen frente a un mensaje desafiante como el de Jesús de Nazaret. Mentalidades transmitidas de generación en generación, como la creencia en la salvación, no desaparecen para siempre en la vida de las personas sin un trabajo intenso y perseverante de concientización.

    23- TÚ ¿qué OPINAS?

    Todo esto nos lleva a preguntar: ¿Se va desvaneciendo, en el pensamiento actual, la imagen de un Jesús Redentor? ¿Está siendo, dicha imagen, reemplazada poco a poco por la imagen de Jesús de Nazaret, el Profeta sin miedo que prefirió afrontar la muerte antes que abandonar a su pueblo? Hago estas preguntas porque tengo la impresión de que la imagen de Jesús el Redentor sigue estando en el centro de las celebraciones de Semana Santa. ¿Qué opinas?

    …………………

  • Isidoro García

    En una posición conciliadora y superadora entre el agnosticismo, el deísmo y el teísmo, está el panenteísmo.

    El supuesto Dios creador incognoscible y “ausente”, es eso: “supuesto”. O sea, cabe la posibilidad teórica de un Universo autocreado, aunque nos resulte incomprensible. Todo lo que se pueda decir del posible “Dios” creador, vale para el también posible Universo autocreado. De ahí que engloba al “agnosticismo”.

    Y si hubiese un Dios creador del Universo, este actuaría en él, solo a través de las Leyes del Universo, leyes que regularían el contínuo proceso evolutivo de todos los elementos del Universo, tanto de su composición material, (materia/energía), como de la “información”, que determina la naturaleza de cada elemento. Esta “actuación” indirecta, engloba al “deísmo”.

    ¿Y el teísmo?. Definía William James la religión, como “la creencia en la existencia de un orden invisible, y en que nuestra felicidad suprema, (nuestra “salvación” en lenguaje religioso),  consiste en saber adaptarnos adecuadamente a ese orden”.  

    Para hacer compatible el teísmo con el panenteísmo, habría que considerar la “revelación” y la “influencia espiritual”, de una forma nueva y moderna.

    La “revelación”, sería una acción del Dios creador a través del despliegue evolutivo del Universo, colocando en nuestra naturaleza humana, (en nuestra mente profunda), unos elementos en los que podemos encontrar la sabiduría y el conocimiento de la realidad, que necesitamos.

    Y para facilitar el descubrimiento y la lectura de esta sabiduría interior oculta en todos nosotros, otros miembros inteligentes del Universo, pueden estar facilitando y estimulando dicha búsqueda interior.

    Ambos elementos, la sabiduría interior, (colocada en nuestros programas mentales arquetípicos innatos), así como la ayuda psicológica de una “trascendencia” inmanente cercana, constituyen, “el orden invisible” de que hablaba William James, que necesitamos conocer primero, y luego adaptarnos a él, para conseguir nuestra “salvación”, (la maduración y autorrealización personal).

  • M.Luisa

    Para no añadir más confusión pues veo  que  al concepto de funcionalidad que ayer introduje  como contrapuesto al de causalidad se  ha aprovechado  para asignarle una interpretación completamente errónea, me veo obligada a desarrollas un poco más la idea del término.

    Ayer decía: si nuestra religiosidad, como dice Vigil, era respuesta a Dios, entonces esta respuesta  es lo que  debe entenderse  como acto vital, es decir un acto que constituye  la respuesta efectiva a algo especifico como es en este caso  la creencia de la  intervención de Dios en la historia.

    Si  en el nuevo paradigma se diluye la creencia  de este intervencionismo divino, entonces con respecto a él,  a este nuevo paradigma,  la acción humana  queda  abierta a lo inespecífico del mundo. Pero ambos  niveles de acción  quedan subsumidos precisamente por la funcionalidad del sistema entero que se establece entre lo biológico y lo psiquico.

    Recuérdese que en muchas ocasiones aquí hemos hablado  de que si bien el animal se encuentra en un medio que controla, el ser humano se encuentra en un mundo que él mismo construye precisamente por su inespecificidad. Sin embargo,  como digo, no ha de entenderse como dos estratos o niveles diferenciados. Simplemente si antes la acción humana se cerraba a la religiosidad ahora es su vida la que está abierta a la espiritualid. Lo espiritual no es algo distinto y opuesto a lo vital, sino la propia vitalidad humana.

  • George R Porta

    Si la noción de divinidad implica ser libre, como conocemos la libertad a fin de atribuírsela, la divinidad necesita ejercerla, para ejercerla tiene que tener una libertad contingente y por lo tanto su estado usual es el de confusión. La libertad le permite escoger a base de discernir.

    Desde luego los teístas radicales y fundamentalistas juegan con todas estas nociones y «marean la perdiz» con argumentos en círculos, por ejemplo, razonando la «verdad» de la fe, evidenciándola con más ´fe´. ¿Enredado, verdad?

  • Santiago

    ES LA LIBERTAD la que rige y dirige todos los paradigmas ya que es la estructura base de la funcionalidad de la divinidad. En libertad Ella existe y también en libertad vinimos a existir mediante una libre decisión de la causa increada

    La respuesta humana se encuentra en este mismo camino que implica una decisión vital por la cual somos nosotros los únicos seres capaces de abrirnos y remontarnos a nuevas dimensiones de conocimiento que nos lleven no solo a la acción y a la contemplación sino a la responsabilidad de ellas y todo lo que esto implica en el problema de la religiosidad cristiana.

    Un saludo cordial.  Santiago Hernández

  • mª pilar

    ¡¡¡Gracias Oscar por el enlace que has compartido!!!

    Ya te dirré.

    pili-mª pilar

  • George R Porta

     
    Papa Francisco, primer pontífice que visita una iglesia valdense:   https://www.youtube.com/watch?v=7ypULlh1GPY
     
    Francisco pide perdón a los Valdenses: http://www.news.va/es/news/pido-perdon-por-las-violencias-cristianas-contra-l
     

  • George R Porta

     
    El Papa Francisco no ha hecho sino ingresar en un linaje muy antiguo en el cristianismo, tirando de una especie de hilo de Ariadna que parece no poder llegar a su origen. Cada vez que la corrupción moral interna o la confusión hermenéutica o doctrinal del cristianismo, o su praxis pastoral hace crisis o languidece, han surgido líderes y movimientos radicales invocando como alternativa la vuelta a los orígenes —esto pudiera decirse de Juan XXIII y del Concilio Vaticano II— más o menos referente a la comunidad ideal de Hechos de los Apóstoles (aunque la descripción de la misma sea cuestionable).  
     
    Francisco «debe» a mucha gente moderna y post-moderna: Gabriel Marcel, Roger de Taizé, Jacques y Raíza Maritain, Rene Voillaume, Jacques Loew, David Turoldo, Petite Sœur Madeleine, L’Abbe Pierre, Suzanne Guillemin hc, a quien Juan XXIII distinguió invitándola personalmente a asistir al aula del Concilio…etc.
     
    Benito de Nursia (480-547) reforma la vida monástica con su «ora et labora». Aunque silenciadas, siempre ha habido mujeres reformadoras tan importantes como Benito, Francisco o Domingo y hasta anteriores a ellos —baste mencionar a Egeria y su peregrinación por el Medio oriente tan importante en el origen y desarrollo de la Liturgia de las Horas— pero eran mujeres. Hildegarda of Bingen, (1098-1179) por citar una, fue proclamada Doctora de la Iglesia Benedicto xvi, aunque costó ponerse de acuerdo para hacerlo. fue tenida por loca y revoltosa política. Alcanzó mucha ciencia y sobresalió en las artes, sacras o no, de tal modo que su saber dificultó su reconocimiento. Brígida de Suecia, Catalina de Siena…son muchas y algunas de proyección socio-política y no solo mística.
     
    No menciono los científicos católicos que se rebelaron contra la ignorancia y la estupidez eclesiástica y lo pagaron caro.
     
    Francisco de Asís (1181-1226) y Domingo Guzmán (1170-1221) añaden diferentes formas misioneras.
     
    Entre Benito (ca. Siglo vi) y Francisco y Domingo (ca. Siglo xiii) hay una gama de movimientos de reforma/reformadores: Cátaros/Albigenses (ca. Siglo xii), Valdenses (ca. Siglo xii), Ian Hus (1369-1415), (Huldrych Zwingli 1484-1531) rebeldes contra la recurrente corrupción eclesiástica y la injusticia social que bendecía.
     
    Martín Lutero (1483-1546), Jean Calvin (1509-1564), se envolvieron en política y por eso no fueron quemados.  
     
    La «heterodoxia» de Francisco va navegando sin que la malignidad de algunos haya logrado eliminarlo. Utilizando la lógica de Teresa de Ávila, esto sugiere que sus astros se han alineado favorablemente en el firmamento.

  • M.Luisa

    Si nuestra religiosidad, como dice Vigil, era respuesta a Dios entonces esta respuesta  es lo que  debe entenderse  como acto vital, es decir un acto que constituye  la respuesta  a la creencia de la  intervención de Dios en la historia. Un acto que respondía a señales objetivas dentro del  esquema de causalidad que ha regido en el viejo paradigma.

    En el nuevo paradigma ya no rige este esquema de “causalidad”… la acción humana plena  se enmarca  dentro del esquema abierto por este nuevo  que es el de “funcionalidad” donde la acción no es una respuesta cerrada a nuestra objetividad ni tan siquiera  una respuesta  sino una acción  reflexiva y realista en  ella misma.

  • Isidoro García

    Se puede contemplar la religiosidad humana de dos maneras distintas, en función del modelo sobre el hombre y sobre la mente que tengamos: la dualidad genética – medio ambiente.

    Hasta ahora, lo que más abundaba era la idea de que el humano, heredaba el cuerpo genéticamente, mientras que la mente la conformaba el aprendizaje social, pues llegábamos a este mundo como una pizarra vacía.

    Pero ese modelo es un poco simple, pues todos los animales heredan genéticamente toda una serie de programas y conocimientos conductuales, que le facilitan mucho la supervivencia y el aprendizaje posterior.

    Estos conocimientos innatos de los animales, tienen una característica curiosa. Por ejemplo, la cría de cualquier animal, no “conoce” el pezón de su madre, sino que instintivamente, lo busca, sabe reconocer un pezón cuando lo ve, y cuando encuentra uno, lo “conoce” ya para siempre.

    Es una forma de saber “arquetípica” en el sentido junguiano y el de Joseph Campbell. Cuando el bebé humano empieza a oír sonidos pronunciados por su madre, (a la que ha identificado por el mismo método del pezón), los atiende curioso, y paulatinamente, aprende las palabras, y las empieza a “conocer”, usando el pre-programa arquetípico de lenguaje que ha heredado, (el “mentales”). Y si oye dos o tres idiomas distintos los aprende todos.

    Pero si es sordo, no aprende a hablar, a pesar de disponer de dicho pre-programa. El aprendizaje se produce con la conjunción de un programa-guía interno, y una enseñanza externa, a través de los sentidos.

    Cabría pensar que la religiosidad, (que es un fenómeno universal de toda época y lugar), sigue el mismo proceso, como cualquier otra obra de la cultura humana. Y con ella todos sus elementos, (mitos fundacionales, ritos, oraciones, códigos éticos, etc.).

    Por ello cabría pensar también, que responden al mismo proceso general de aprendizaje: tenemos un pre-programa innato, codificado en los genes, que se activa o no, en función de los elementos exteriores recibidos culturalmente.

    Estos pre-programas, cuando acceden a la mente consciente, lo hacen en forma simbólica y mitológica. De ahí la gran importancia de los mitos.

    Heinrich Zimmer enseñó a Joseph Campbell que el mito (en lugar de un gurú o guía espiritual) podría servir en el papel de un mentor personal, y sus historias proporcionan un mapa de carreteras psicológico para el encuentro de uno mismo en el laberinto del complejo mundo moderno.

    Zimmer confió más en los significados de los cuentos mitológicos (sus símbolos, metáforas, imágenes, etc.) como fuente para la realización psicológica que sobre el psicoanálisis mismo.

    Un mito es un relato simbolizado que expresa la realidad del Universo y nuestro lugar en él.

    Por eso los mitos, no son una simple creación literaria más, sino que responden a algo que tenemos en las profundidades de nuestra mente. Y por ello, cumplen una función de guía o hilo de Ariadna, para nuestra labor de maduración y autorrealización personal.

    Por eso desmitificar a saco, es como amputarse una pierna para adelgazar cuando se está gordo.

    Y por eso la idea de Thomas Berry de que los nuevos conocimientos científicos se pueden considerar “revelatorios”, tiene un sentido, en cuanto generan en nosotros un nuevo “mito”-plano-cosmovisión, que nos sirve de nueva guía para los nuevos tiempos, y de eso es de lo que trata y persigue toda “revelación” al humano.

  • George R Porta

    Oscar: No pierdas el impulso y traduce.

    Si se admite la existencia de la divinidad no puede haber la division o el dualismo sagrado-profano y si lo hay la divinidad es solo otro ídolo. Como yo no sé de qué hablo cuando recurro a la noción de divinidad, prefiero pensar que solo exista lo sagrado y por eso matar es malo.

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