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20 N: España, la memoria enterrada

No podíamos dejar pasar la fecha en que falleció el dictador Franco, sin recordar el escándalo de una memoria histórica que sigue enterrada en cunetas y fosas comunes. Utilizamos para ello dos documentos originales de Actualidad.RT.com:

  • El documental España, la memoria enterradaUn extraordinario documental de 50 m. publicado en el verano de 2016.

  • El artículo publicado en el portal en esa misma fecha que  reproducimos a continuación

El 18 de julio de 1936 un golpe de Estado desencadenó la guerra civil española, a la que sucedió la dictadura de Francisco Franco. Décadas después, historiadores y víctimas denuncian que España es el segundo país del mundo con mayor número de desaparecidos y que no existe una política de Estado que afronte las deudas del pasado. Tanto es así que, mientras los familiares piden verdad y reparación, es la justicia argentina la que actualmente investiga los crímenes del franquismo.

80 años después del comienzo de la guerra civil española (18 de julio de 1936), el conflicto que comenzó con una sublevación militar contra la república española y que desembocó en la instauración de la dictadura fascista del general Francisco Franco, a día de hoy aún se intenta identificar y cuantificar las miles de víctimas mortales asesinadas por los militares sublevados durante la guerra y luego durante la represión franquista, puesto que, a diferencia de las víctimas causadas por el bando republicano, estas fueron ignoradas durante los casi 40 años de dictadura.

El relator especial de Naciones Unidas sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Pablo de Greiff, elaboró hace dos años un informe sobre el caso español, en el cual denuncia que “un país como España no puede seguir midiendo la fortaleza de su democracia a partir de su capacidad para silenciar temas como su pasado reciente. Una ausencia de política de Estado que se traduce, por ejemplo, en el hecho de que oficialmente solo hay un censo”, el que se ha utilizado en este mapa de fosas elaborado por el Ministerio de Justicia, con más de 2.000, de las cuales la mitad está en Aragón y Andalucía.

Mapa de la localización geográfica de las fosas comunes de la Guerra Civil EspañolaRT

El fenómeno de “los trece de Priaranza”

A raíz de la exhumación en el año 2000 de una fosa común en la que se localizó a los hoy conocidos como ‘los trece de Priaranza’, en la localidad de Priaranza del Bierzo (provincia de León), comenzó todo el proceso científico de identificación de fosas en España sobre el que escribió el periodista Emilio Silva Barrera en el artículo ‘Mi abuelo también fue un desaparecido’, publicado en el diario ‘La Crónica de León’. Este artículo marcó el principio de un movimiento social que llevó a miles familiares y amigos de desaparecidos durante el conflicto civil a interesarse por el trabajo de búsqueda de fosas comunes en España.

“Yo creo que lo que estaba previsto era que la generación de mi padre se hubiera muerto sin hablar, sin contar lo que sabían”, explica Emilio Silva. “De pronto, cuando en el 2002 hacemos un campo internacional de trabajo y vamos a pedir ayuda a las Naciones Unidas (ONU), esto hizo que muchas familias se interesaran por lo que estábamos haciendo”, lo que provocó una especie de “pequeño ‘Big Bang'”, aclara el periodista y actual presidente de Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

El médico forense Francisco Etxeberria, presidente de la sociedad de ciencias Aranzadi y director del grupo de trabajo constituido para el estudio de los desaparecidos y las fosas comunes de la Guerra Civil, explica que la razón por la que durante tantos años se ha pospuesto la investigación de los crímenes de Franco es porque “a veces algunos aprovechan este argumento de la neutralidad diciendo que no, ‘esto es una cuestión política’, ‘esto es una manipulación’, ‘esto es de otros'”.

Además de esa “neutralidad”, se encuentra también el factor social relacionado con la ruptura del silencio y del miedo a localizar las fosas comunes y las víctimas que en ellas se hallan. Un ejemplo de ello lo relata el historiador Alejandro Rodríguez, quien explica que cuando se empieza a trabajar en la localización de fosas, muchos de los vecinos de la zona no quieren reconocer que están al corriente de su ubicación. “En el momento en el que aparecen esos restos, que se visibiliza esa fosa, viendo que no ocurre absolutamente nada, todo el mundo cuenta lo que ellos conocían”.

114.226 es la única cifra de desaparecidos víctimas del franquismo documentada hasta la fecha en España y es producto de la investigación iniciada por el juez Baltasar Garzón antes de ser expulsado de la Audiencia Nacional. Aunque la cifra ha sido cuestionada por quienes creen que la recopilación de datos por parte de asociaciones, historiadores y ciudadanos no fue precisa, otros destacan que, al margen del número exacto, España es el segundo país del mundo después Camboya con más víctimas de desapariciones forzadas cuyos restos no han sido recuperados ni identificados.

Igualmente, en la posguerra, durante la dictadura franquista, en España se empleó a más de 400.000 presos políticos que, en condiciones extremas, estaban distribuidos en campos de concentración dentro de un sistema de explotación sistemática. Es imposible saber la cantidad de muertos que dejó este sistema tras de sí durante años en sectores como el de la minería o la construcción, pero está claro que el Estado franquista fue el mayor beneficiado, junto a la Iglesia, los terratenientes y empresas privadas que en la actualidad siguen cotizando en la Bolsa española.

4 comentarios

  • olga larrazabal

    Nos sentimos horrorizados cuando las noticias nos hablan de las limpiezas étnicas de los alemanes, turcos, croatas, serbios, indios americanos, cristianos o musulmanes, griegos, armenios etc Pero si es en casa, preferimos no enterarnos, no vaya a ser que nuestro abuelito hubiera estado pistola al cinto colaborando en la lmipieza, o nuestra abuela denunciara a los parientes o vecinos porque quería quedarse con un pedazo de herencia y tuviéramos que aceptar que parte de nuestro bienestar actual se debió a un crimen.

     

  • Antonio Toston De la Calle

    Yo,si hoy hay algo que me penetre como un dardo en el corazón, es la injusticia que sufrieron  aquellos que cayeron bajo el poder de aquel caudillo de España, por la gracia de Dios, después del golpe militar y su consecuencia la Guerra Civil,  pero ya en aquella “paz de los cementerios” de la venganza en la Dictadura, sobre los absolutamente vencidos, mujeres, hombres, jóvenes y viejos fusilados con total impunidad que son ll4.000 desaparecidos en las fosas comunes o cunetas de todos los caminos.Y a eso lo llamaron sus ejecutores, LIMPIEZA, por que lo he leído escrito por esos ejecutores.

     

     

  • Antonio Duato

    Me dicen que hay problemas en poner comentarios y hago una prueba.

    Aprovecho para decir que cuando Baltasar Garzón quiso hacer una causa general sobre los desparecidos, se referían no a víctimas de la guerra ni siquiera en tiempo de guerra. Tampoco sobre los juzgados después de guerra. Se trataba de los represaliados después de la guerra, cuando el gobierno de Franco estaba ya bien estabilizado y que murieron en campos de concentración o sacados de sus casas sin juicio y sin ninguna documentación sobre su sepultura. Y parece que hay más de cien mil casos confirmados. Pero el régimen del PP no permitió que se hiciera justicia y Garzón pagó las consecuencias de su osadía. ¿Eso no puede quedar así! El documental me ha parecido la mejor denuncia.

  • olga larrazabal

    No es una cosa fácil mirarse en el espejo de la historia con realismo y digerir lo que se ve.

    La última vez que anduve por Vizcaya visitando a la familia, un primo al que no conocía y vive en Ibarrangelua, me convidó a una cita que tenía con otro amigo, al que no veía mucho tiempo y necesitaban conversar el motivo de su alejamiento.  El amigo, que era de la familia Oreja, políticos de gran actuación antes  y durante el franquismo, no se explicaba el por qué mi primo rehuía la vida social con él, después de haber sido testigo de su matrimonio  y me preguntaba como nos arreglábamos los chilenos con las heridas del golpe militar.  Mi primo argumentaba que le costaba mucho aceptar que un antepasado del amigo hubiera metido a su abuela en prisión después de la caída del Norte, solamente porque asistía al Batzoki a cantar y bailar, siendo una jovencita quizás recién casada y con niños pequeños causando una herida inmensa en la familia.  No se si después de esto emigraron a USA.  El amigo argumentaba que todo había pasado hace tanto tiempo y el sentía que era injusto romper la amistad por haberse enterado de esta situación un poco de tiempo antes de esta conversa.

    Si tuviera la respuesta a estos sentimientos,y la solución, me darían el Premio Nobel.  Pero creo que tiene mucho que ver con el reconocimiento de lo que pasó, con pedir perdón, y con llorar juntos por lo cabrona que es la existencia.

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