Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

7181 Artículos. - 109444 Comentarios.

 Patriotismo, nacionalismo, federalismo, pactismo y soberanía nacional

Isorna

En el día del trascendental comité federal PSOE

¿Quién no ha leído u oído hablar estos días de “patriotismo”, “nacionalismo”, “soberanía nacional”, “federalismo” o “pactos”? El editorial de EL PAÍS del viernes 22 de enero de 2016, que lleva el significativo y admonitorio título de “Rajoy no debe, Sánchez no puede” concluye haciendo un canto (¡asómbrense!) a la necesaria confluencia del Partido Popular y del PSOE, para que, según el editorial, Pedro Sánchez pueda hacer factible y alcanzar “uno de sus objetivos más repetidos, el de la España federal“.

¿”La España Federal”? ¿Dónde nos situamos; en el siglo XXI o en el siglo XIX? Yo vuelvo al XIX, a los tiempos previos a la Primera República, pero con la vista puesta en esta España actual que tantos tics, idearios y confrontaciones y problemas parece heredar de aquella. Me sitúo en la segunda mitad de la década de 1870, y allí veo que también entonces eran actualidad el “patriotismo”, el “nacionalismo”, la “soberanía nacional”, el “federalismo” y los “pactos”. Dejemos la palabra a algunas voces de esa generación del Sexenio. Quizá nos ayuden a comprender sus problemas e ideales desde los nuestros y quizá también a aprender de sus valoraciones, aciertos y errores. Para ello propongo al lector algunos textos significativos que espero resulten de su interés.

 EL PATRIOTISMO

El 2 de mayo de 1870 la Sección Madrileña de la Internacional editó un manifiesto, alusivo a la conmemoración del levantamiento “patriótico” del pueblo español contra los franceses. Reproducimos el texto que L. Gómez Llorente inserta en su libro “Aproximación a la historia del socialismo español” (páginas 50 y 51), que dice así:

El patriotismo es una idea que tiende a separar los pueblos entre sí y a mantener constantemente vivo el odio entre los hombres que, siendo hermanos, les hacen creer los tiranos y explotadores que no lo son, porque se interpone entre ellos el profundo lecho de un rio o las elevadas cumbres de una cordillera de montañas.

¡La patria! La patria del obrero es el taller; el taller de los hijos del trabajo es el mundo entero. Cuando la tierra yacía bajo la dura planta de la barbarie y de la ignorancia, la idea de la patria era el astro esplendoroso que iluminaba de cuando en cuando aquella larga noche de espesísimas tinieblas. Pero hoy los tiempos de las ideas internacionales la patria no tiene objeto alguno.

El patriotismo ha cumplido su misión. // Todos los habitantes de este planeta, que gira en el espacio infinito en unión de un número inconmensurable de mundos, son hermanos. Todas las ideas que se opongan a la libertad, igualdad y fraternidad entre los hombres son injustas. El patriotismo se opone a la fraternidad de los pueblos, el patriotismo es injusto

 NACIONALISMO Y FEDERALISMO

Francisco Pi y Margall, en “Las Nacionalidades(NOTA 1), después de rechazar que el vínculo o las fronteras de las naciones pueda ser la raza, la lengua o la Historia y otros, argumenta:

“¿A qué pues empeñarnos en reconstruir las naciones por ninguno de los criterios que he examinado y combatido? ¿Qué conviene más: que acuartelemos, por decirlo así las razas, o las mezclemos y confundamos? ¿Que separemos a los hombres por las lenguas que hablan, o los unamos y por este medio enriquezcamos todos los idiomas? ¿Que dividamos a los pueblos por las leyes que rijan o los agrupemos y por los conflictos que de la diversidad surjan hagamos sentir la necesidad de un solo derecho? ¿Que nos acostumbremos a ver en las cordilleras, los, martes y los ríos muros inseparables o no veamos en ellos sino accidentes de la Naturaleza, sin influjo alguno en la distribución de nuestro linaje? ¿Que disgreguemos al fin a los hombres por la religión que profesen, medio el más a propósito para que se establezca y afirme en todas partes la intolerancia, o hacinemos a los sectarios de todos los dogmas para que, mutuamente, se respeten y comprendan que la moral tiene su más firme asiento en la conciencia?

Derribar y no levantar vallas debe ser el fin de la política. Tengo para mí que aún siendo aplicables a la formación de las naciones algunos de los criterios de que me hice cargo, debería rechazársele como por él hubiésemos de separar más a los pueblos. Por grandes que hoy fuese nuestros afanes no habríamos de conseguir que el hombre tomase la Humanidad por familia y la tierra por patria; abstengámonos, por lo menos , de hacer nada que contraríe la realización de ese bello ideal de la vida. Agrandemos en los espíritus la noción de la patria, ya que no podemos generalizarla; enseñemos a nuestros semejantes a vivir con hombres de otras razas y aún de otros colores, no solo en relación de comercio, sino también en comunidad de ideas y de sentimientos.

El medio es conocido. Como en Suiza y los Estados Unidos de América se han acercado y son miembros vivos de una misma República hombres y pueblos de distintas razas, lenguas y leyes, se pueden acercar y ser miembros de un mismo cuerpo social otros pueblos y otras naciones. Se resuelven así todos los problemas que he planteado y no es difícil llegar a la formación de un poder europeo. (…) ” (páginas 85 y 86)

Concluye Francisco Pi y Margall su texto “Las Nacionalidades”( pág. 301) , con esta consideración:

Uno tiende siempre a subordinar a los demás, y como si lo alcanza es por la fuerza, pierde con facilidad el cetro que le permitió empuñar un día lo ruidoso de sus victorias. Demuestran los sucesos una vez más que necesitamos cambiar de sistema y adoptar un principio que, por su propia virtualidad, reconstituya sin esfuerzo desde el municipio hasta la misma Europa. // Este principio es para mí el de la federación, el único que puede reunir en un todo orgánico nuestro linaje.”

 PACTISMO

Es el mismo Pi y Margall el que hace ver la importancia del “pactismo” más allá de la sola e insuficiente idea de “autonomía”. En el “Apéndice Quinto”, anexo a “Las Nacionalidades” bajo el título “El Pacto”, comienza diciendo:

Después de la segunda edición de este libro surgió entre los federales una disidencia sobre la cual tengo por indispensable escribir algunas palabras. Sostenían unos como principios fundamentales de la federación la autonomía y el pacto, y otros no más que la autonomía. (…) No se ha concebido nunca alianza sin pacto, y la federación no es más que una alianza general y permanente. (…) que se alíen, que se confederen, lo hacen siempre por pactos. (…) Sólo en virtud de pactos podemos obtener los unos de los otros el cambio de servicios de productos. (…) Sólo por pactos se agrupan legítimamente las familias y se fundan los pueblos. (…) Yerran los que ponen por encima del pacto la autoridad y el derecho.(…) // Ni es tampoco cierto que sean las naciones obra de la naturaleza. Se unen pueblos e diferente raza y diferente lengua y se dividen los de una misma lengua y una misma raza. Viven juntos pueblos que se rigen por diversas leyes; y separados, pueblos que obedecen a unos mismos Códigos (…)// El verdadero lazo jurídico de las naciones, hay que desengañarse, está en el pacto. (…) Fuera del pacto se puede ser descentralizador, no federal; y de ahí que cada día me afirme más y más en el pacto. ”

 LA SOBERANÍA NACIONAL

Ángel Duarte en referencia a unos textos de Roque Barcia de 1870, que cita dice:

<< Frente a la soberanía de la nación, lo que el republicanismo federal debe procurar es “la soberanía de la humanidad, la soberanía de la criatura, la soberanía del ser, la soberanía de todos” .// Porque al fin y al cabo:

“Qué me importa a mí que la nación sea soberana si el verdugo me da garrote? Qué me importa a mí que la nación viva en la gloria, cuando yo vivo en el infierno? Que me importa a mí que la nación sea libre, cuando yo llevo en mi corazón el dolor inmenso del esclavo” >> (NOTA 2)

 NOTAS

NOTA 1 Francisco Pi y Margall, “Las Nacionalidades“. Manejo una edición sin datar, probablemente de 1936, pues el prólogo, firmado por su hijo, Joaquín, está fechado el 14 de marzo de 1936. La edición original de “Las Nacionalidades” lleva una breve Introducción de Francisco Pi y Margall fechada en Madrid el 14 de Noviembre de 1876. En la edición que manejo se añaden seis “apéndices” al texto, con los siguientes contenidos: 1) Constitución del Imperio Alemán de 16 de abril de 1871; 2) Constitución de los Estados Unidos de América; 3) Leyes fundamentales del Imperio Austríaco 4) Constitución de la República federal de Suiza; 5) El pacto; 6) Programa del Partido federal. Este “Programa del Partido federal”, fue redactado por Pi de forma condensada para mejor difusión de su pensamiento.

NOTA 2. Ángel Duarte, “El Republicanismo” Ediciones Cátedra. Madrid 2013, página105. Las citas que hace de Roque Barcia las toma del “Anuario Republicano Federal, 1870,89-93” (El subrayado de frases y negrita en todos los textos es mío)

 

5 comentarios

  • Román Díaz Ayala

    Los nacionalismos jugaron un papel preponderante en la formación de un nuevo sistema de libertades con el que inauguramos la democracia de 1978. Durante muchísimos años hemos empleado la expresión “nacionalismos democráticos”. Es una perversión actual, una de las muchas con los que hemos estado corrompiendo el lenguaje político, la identificación del problema autonómico con las fuerzas o partidos nacionalistas.

    los nacionalismos que cristalizaron ” en España” entre los años 1880 y 1914 fueron un elemento dinámico para la configuración de la España civil (nuestra sociedad civil que mostró su madurez con el consenso de 1978)

    No  tiene sostén muy fuerte la nueva versión reintroducida por Podemos-Pablo Iglesias en su propuesta programática de Vistalegre (2.013) de que el  Estado Autonómico, y contra el cual luchó ETA con la violencia, es el régimen continuista del franquismo. Las cosas evolucionaron de forma distinta e inesperada después de la muerte del dictador, pues nos dimos una monarquía parlamentaria con la fundamentación jurídica de una Constitución democrática. Los años setenta nos trajeron una profunda crisis económica y un mar  de incertidumbres. Cierto que una élite reformista procedente del franquismo inició el proceso, pero con el empuje desde abajo de la oposición democrática en medio de una amplia movilización social, socialmente más fuerte que el actual movimiento de los indignados y más comprometida, pues se tenía en frente la represión de las fuerzas de orden.

    El Presidente Suárez invitó a Josep Tarradellas, President de la Generalitat en el exilio, y ya en Madrid discutió personalmente con Suárez la cuestión catalana y al día siguiente con el Rey, eran los días 27 y 28 de junio de 1977. La Generalita quedó restablecida el 30 de septiembre. El President Tarradella hizo su entrada triunfal en Barcelona el 23 de octubre después de haber realizado unas visitas de cortesía al Rey, al Presidente Suárez, y a las Cortes. Desgraciadamente la cuestión Navarra dificultó muy mucho establecer el Consejo General Vasco cuya presidencia recayó en el socialista Rubial por la ausencia del lehendakari Leizaola.

     

  • ELOY

     
    Hola Honorio. Gracias por tu comentario.
     
    Pienso que tienes razón en que desde el primer momento hubo fuerzas involucionistas (y quizá también mucha inercia de comportamientos pasados) que intentaron difuminar el potencial de participación, de ilusión, y de gestión cercana y eficacia que encerraba las Autonomías. También fuerzas que desde el llamado “nacionalismo” periférico (de izquierda o derecha) quisieron desde el primer momento descalificarlas.  
     
    Quisiera aprovechar esta oportunidad de contestarte, para ampliar algo más las referencias al libro de Pablo Fusi “La Patria Lejana. El nacionalismo en el siglo XX”, que considero que es interesante leer, estese de acuerdo o no con la totalidad de sus consideraciones y conclusiones, en todo caso siempre bien documentadas.      
     
    Pero antes debo corregir la última frase de mi comentario anterior. Dije allí. al final, haciendo cita de Pablo Fusi (pág. 15):
     
     “(…) En definitiva, entre 1880 y 1814 el nacionalismo cristalizó como  principal factor de la desestabilización política europea e internacional. (…)” . Evidentemente la segunda fecha es 1914, debiendo quedar así la cita: 
     
    “En definitiva, entre 1880 y 1914 el nacionalismo cristalizó como  principal factor de la desestabilización política europea e internacional. (…)”
     
    Y sigo citando a Pablo Fusi, ahora en sus consideraciones finales ( página 349):
     
    <<Además desde principios del siglo XX, el nacionalismo irrumpió definitivamente en Asia y África. En Europa, pero también en determinados países latinoamericanos  y en Japón, fue asumiendo formas agresivas e intolerantes , identificándose con ideas de grandeza nacional , expansionismo militar y superioridad racial (…) y con políticas autoritarias, populistas y antiliberales, hasta culminar  en lo que he llamado la fascistización del nacionalismo, ejemplificada por los casos de Alemania , Italia y Japón (en España : Ledesma Ramos, Falange, nacionalismo militar) , pero que impregnó también a los nacionalismos de de base étnico-lingüística, como el nacionalismo croata, a algunos nacionalismos árabes , y, en África, al nacionalismo blanco “afrikáner” surgido en Sudáfrica en los años 30. El nacionalismo de la ultra derecha amenazaba en 1939 la libertad del mundo.>> 
     
    Y concluye Juan Pablo Fusi su libro (pág. 350)  con estas palabras:
     
    << Cuando terminaba el siglo XX, la cuestión nacional , que se pensaba que desaparecería en una Europa cada vez más “europeísta” e integrada, volvió, pues, a generar, como señalaba el historiador francés François Furet, fanatismo y masacres. Acton dejó ya dicho (…) que la “nacionalidad” no aspiraba ni a la libertad ni a la prosperidad, sino que, si le era necesario, no dudaba en sacrificar ambas a las necesidades imperativas de la construcción nacional>>
     

  • h.cadarso

    “Vivimos el Estado autonómico desde 1978”. Yo quizá definiría esta etapa histórica 1978-2016 como un furioso y empecinado empeño de las fuerzas involucionistas y de los tardofranquistas por volver a la España “UNA, GRANDE Y LIBRE” que quiso el Generalísimo… El mapa autonómico está congelado desde hace mucho tiempo, a lo mejor nació ya muerto, diseñado por las aspiraciones de la banca española y sus imposiciones al Estado. Somos una colonia del capitalismo financiero europeo y mundial, somos un colectivo de esclavos de la Banca española.

  • ELOY

     
    Gracias Román por tu enjundioso comentario.
     
    Es verdad lo que afirmas de que por circunstancias y propia evolución de los conceptos que expresan las voces de patria, nacionalismo, pacto etc.  no representan lo mismo en el siglo XIX que actualmente.  Ha evolucionado la realidad circundante y ha evolucionado el contenido de esas palabras igual que las personas evolucionamos en el transcurrir de los años.
     
    Pero ahí queda su nacimiento y su importancia en determinados momentos históricos;  por eso al utilizarlas hoy y ver como agitan pasiones y de una u otra forma se hacen presentes en nuestro lenguaje y en nuestra historia actual (en nuestra vida) me parecía a mí que resultaría útil rememorar algunos testimonios de su presencia ( y en algunos casos su propio nacimiento) en la segunda mitad del siglo XIX.
     
    Porque es importante señalar que no se trata de meros conceptos abstractos o académicos, sino que involucran creencias y formas de ver la vida que conllevan comportamientos prácticos con consecuencias no siempre favorables para la comunidad humana y que no pocas veces derivan en sangrientos acontecimientos e incluso guerras.  
     
    El tema desborda, como comprenderás, el espacio disponible. El solo tema del “nacionalismo”, es de gran complejidad, como recuerda el catedrático de Historia Contemporánea Juan Pablo Fusi en la Introducción a su libro “La Patria Lejana. El Nacionalismo en el siglo XX ( Santillana, Madrid 2003. 387 páginas), “El nacionalismo no es un problema: es una realidad histórica (…) los conceptos de nación y nacionalidad son, entre los grandes temas de la historia,, los que encierran mayor complejidad y mayor dificultad (…)”
     
    Señala este autor, no obstante , en el Capítulo I, que en 1794, “ni siquiera existía la palabra nacionalismo. “Nacionalista” en inglés, empezó a usarse hacía 1850 y el término “nacionalismo”, en francés, solo se generalizó en la última década del siglo XIX.  (…) // El nacionalismo en suma, se fue convirtiendo de forma lenta pero evidente en el principal sentimiento de cohesión de los países y sociedades europeas y en el principio ultimo de la legitimidad del orden político.. (…)  // “(…) En definitiva, entre 1880 y 1814 el nacionalismo cristalizó como  principal factor de la desestabilización política europea e internacional.
     
    De momento lo dejo aquí. Gracias de nuevo.
     

  • Román Díaz Ayala

    Tales conceptos como los que dan título a este trabajo  son difíciles de comparar con los del siglo XIX a no ser tras los parámetros de la historiografía, o sea, haciendo abstracción de nuestras actuales inquietudes y preocupaciones con abandono de nuestra responsabilidad “histórica” de decidir, porque estamos inmersos en la política. Vivimos uno de estos momentos extraordinarios cuando se nos exige el ejercicio de pensar ante la concurrencia de la toma de decisiones, algunas cifradas en las urnas,  otras en la elección de alternativas, dentro del debate y la presión ejercida por los medios de comunicación en sí mismos ( como protagonistas y actores políticos) y las fuerzas presentes en el Parlamento.

    Media entre el siglo XIX y este XXI la novedad histórica de la “sociedad civil” que cristalizó de forma definitiva en España desde 1978 y que tucvo su preámbulo constructivo en el período republicano de los años 30 del siglo pasado abortado por una guerra civil y una dictadura..

    Aunque haya fracasado la revolución democrática tras una experiencia de seis años (1868-1874) trajo consigo con vocación de permanencia y de forma primordial la extensión de la ciudadanía a todos y cada uno de los españoles, que con su universalidad y extensión al voto femenino más adelante, fue entonces un principio materializado en el sufragio universal. Desde entonces entendimos que el concepto de soberania debía residir en el pueblo.

    La figura de Federico Pi y Margall, atractiva a más no poder, perteneceinte al grupo de los demócrtas de cátedra y por su catalanidad. Se pensó España de una manera novedosa en la contemplación de su pluralidad, por lo que la tarea emprendida consistía en una nueva racionalización del Estado mediante la desentralización. Fracasó su intento de establecer una república federal “de arriba a abajo”, pues los obstáculos se presentaron dentro del republicanismo. Los radicales eran “unitarios”, es decir “unionistas pues había mucho centralista y conservador dentro del partido radical. También estaban los federales intransigentes luchando por implantar inmediatamente la  república federal “de abajo a arriba” sin esperar las constituyentes, con el surgimiento de los cantones. Resulta inocuo considerar que el federalismo fuese una propuesta de solución a un reto nacionalista, porque Pi y Margall no se enfrentaba a nacionalismo alguno.

    Pi i Margall entendió que la república tendría fuertes bases con una España descentralizada y plural frente a quienes cultivaban el concepto de “nación” haciendo de ello una entelequia que descansaba sobre quien la dirigía.

    No debemos pensar sobre estas cuestiones en función del tiempo electoral, sino del tiempo político. Vivimos el Estado autonómico desde 1978, lo cual quiere decir que en su momento hemos superado modelos del pasado basados en el autoritarismo, con su política uniformizadora y excluyente. Haay quienes consideran que España, la España autonómica ya es un  sistema federal, pero incompleto, pero firmemente asentado y susceptible de reforma. de Ahí la reforma federal.

    Tal reforma tendría como primer objetivo  aceptar el desafío  de encontrar acomodo a las diferentes naciones que integran el Estado Español, como proponía Joan Romero en su “España inacabada”

    A la generación del 98, le siguió la del 14, y tendremos que referirnos a Ortega y a Azaña. Pero supongo que Eloy tendrá la paciencia de seguir ilustrándonos.

Deja un comentario